Emilio Zebadúa, el genio detrás de la cortina, no es otro que el ex Oficial Mayor de Sedesol y Sedatu, y el artífice de la famosa Estafa Maestra, un “esquema” tan bien pensado que logró desviar más de 5 mil millones de pesos. Un verdadero campeón de la “creatividad” financiera.
Nacido en 1961, este economista y abogado chiapaneco ha sabido escalar en la vida pública, no por sus méritos, sino por su talento para los escándalos de corrupción. Inició su carrera en el —entonces llamado— IFE, y de ahí, cual cohete sin control, brincó de cargo en cargo, aterrizando en las secretarías de Desarrollo Social y Agrario, que de “desarrollo” y “agrario” no tuvieron nada.
La Estafa Maestra: La obra cumbre de un artista de la “gestión”
Durante su gestión en la Sedesol y la Sedatu, Zebadúa se puso el disfraz de “operador principal” para la Estafa Maestra, un numerito de circo en el que contrataban a universidades y empresas fantasma. El truco consistía en desaparecer miles de millones de pesos, que —según él mismo— sirvieron para financiar campañas del PRI y para pagarle las deudas a su entonces jefa, Rosario Robles, y hasta al mismísimo Enrique Peña Nieto.
Su habilidad fue tal, que en 2020 se transformó en testigo colaborador de la FGR. O sea, pasó de villano a soplón, y todo para que no lo metieran al bote.
El Despacho Mágico: ¡69 millones de pesos por un changarro!
Después de su “exitosa” carrera en el servicio público, este genio de las finanzas adquirió el despacho “Zebadúa, Murguía y Luna Ramos Abogados” por la módica cantidad de 69 millones de pesos. Parece que con el sueldo de servidor público se puede comprar hasta un despacho en Polanco. Desde ese “honorable” bufete ha operado una red de tráfico de influencias, robándole a empresarios como Arturo Millet, alias el “mafioso de Yucatán”, y José Manuel Suárez Díaz, el “junior del caucho”. Vaya, que de mafioso a mafioso se entienden.
A pesar de todo, la FGR solicitó en agosto de 2025 que se le impute por enriquecimiento ilícito.
Emilio Zebadúa es personaje clave en uno de los mayores escándalos de corrupción en la historia reciente de México. Su transición de funcionario público a operador de redes de impunidad refleja la persistencia de estructuras de poder que operan al margen de la ley.
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