Con el 54.5% de los votos, el senador y exalcalde de Tarija se impuso en segunda vuelta frente a Jorge “Tuto” Quiroga. Promete un modelo de “capitalismo para todos” y reconciliación nacional ante la peor crisis económica en 40 años.
El senador Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), se convirtió en el nuevo presidente de Bolivia tras ganar la segunda vuelta electoral con el 54.5% de los votos, frente al 45% obtenido por el exmandatario Jorge “Tuto” Quiroga, según resultados preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE) con más del 97% de las actas procesadas.
A sus 58 años, el exalcalde de Tarija e hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), logró captar el voto moderado y desencantado con el Movimiento al Socialismo (MAS), partido que gobernó durante casi 20 años bajo los liderazgos de Evo Morales y Luis Arce. El triunfo marca el fin del ciclo político del socialismo boliviano y abre paso a una etapa de “centroderecha pro empresarial”.
Paz asumirá el cargo el 8 de noviembre, con la promesa de impulsar un modelo de “capitalismo para todos”, basado en la descentralización, impuestos bajos y disciplina fiscal, pero con continuidad en el gasto social. Su compañero de fórmula, Edman Lara, llamó a la unidad y reconciliación nacional, destacando que “es tiempo de hermanarnos, se acabaron los colores políticos”.

El nuevo gobierno enfrenta un panorama complejo: inflación superior al 20%, escasez de combustible y fuga de divisas que han deteriorado el poder adquisitivo. Paz aseguró que sus primeras acciones estarán enfocadas en garantizar el abasto de gasolina y diésel, estabilizar los precios básicos y combatir la corrupción.
Pese a la ventaja clara, el expresidente Quiroga reconoció su derrota y felicitó a Paz, aunque algunos de sus seguidores denunciaron presuntas irregularidades. El Tribunal Electoral advirtió que los resultados son preliminares, pero “irreversibles”.
Líderes internacionales, entre ellos Javier Milei, José Raúl Mulino y la OEA, felicitaron al nuevo mandatario. Paz llega al poder con el reto de recuperar la estabilidad económica y reconstruir los puentes políticos y sociales de una Bolivia profundamente dividida.