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  • Pese a años de alertas, el mundo acelera hacia un calentamiento irreversible

    Pese a años de alertas, el mundo acelera hacia un calentamiento irreversible

    Las emisiones globales de CO₂ volverán a romper récord en 2025, alertan científicos, dejando al mundo a solo “cuatro años” de agotar el margen para frenar el calentamiento por debajo de 1.5 °C. 

    El panorama climático global encendió una nueva alarma: las emisiones de CO₂ provenientes de combustibles fósiles alcanzarán un nuevo récord en 2025, reveló el más reciente Global Carbon Budget, difundido en plena COP30 en Brasil. El informe advierte que mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 °C, la meta clave del Acuerdo de París se está volviendo prácticamente inalcanzable.

    De acuerdo con el estudio, la quema de petróleo, gas y carbón llevó este año las emisiones a 38 mil 100 millones de toneladas de CO₂, y el próximo año aumentarán otro 1.1 %, impulsadas por una demanda energética que las renovables aún no pueden cubrir. Para los científicos, el margen para frenar el calentamiento se reduce aceleradamente: solo quedan 170 mil millones de toneladas de “presupuesto” antes de superar el umbral de 1.5 °C, equivalente a apenas cuatro años al ritmo actual.

    La advertencia llega mientras la COP30 avanza bajo un ambiente sombrío por la falta de avances reales. Expertos señalan que, pese a que 2025 apunta a ser uno de los años más cálidos registrados, los compromisos globales siguen lejos de responder a la urgencia climática. Estados Unidos y la Unión Europea incluso registraron incrementos recientes en sus emisiones, empujados por mayores consumos de calefacción y cambios en los precios de la energía.

    El reporte también arroja diferencias regionales, como las emisiones de China que se estabilizaron gracias al empuje de las renovables, mientras India mostró un crecimiento más moderado por la llegada temprana del monzón. En contraste, la reducción de la deforestación en Sudamérica ayudó a disminuir las emisiones provenientes del uso del suelo, uno de los pocos indicadores con avance positivo.

    Aunque 35 países lograron disminuir sus emisiones sin frenar su crecimiento económico, el balance global sigue siendo insuficiente. Investigadores coinciden en que la transición energética avanza, pero no al ritmo necesario para evitar que la próxima década quede marcada por un calentamiento irreversible.

  • Europa promete limpiar su aire, pero reserva su derecho a comprar contaminación

    Europa promete limpiar su aire, pero reserva su derecho a comprar contaminación

    Tras una maratónica negociación de casi 24 horas, la Unión Europea acordó reducir 90% sus emisiones para 2040, aunque con una polémica cláusula que permitirá “comprar” hasta un 10% de contaminación. El pacto, celebrado como ambicioso, también deja ver la flexibilidad que exigieron países como Italia para no comprometer su competitividad.

    Tras casi un día completo de negociaciones, los países de la Unión Europea alcanzaron un acuerdo histórico y polémico para reducir en 90% las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) para 2040, con respecto a los niveles de 1990. Sin embargo, el pacto incluye una cláusula que permitirá a los Estados comprar créditos internacionales para emitir hasta un 10% más, siempre que inviertan en proyectos de mitigación ambiental fuera del bloque.

    El nuevo marco, aprobado pese a la resistencia de Italia y el rechazo de Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia, fue celebrado por la Comisión Europea como una muestra de “liderazgo y ambición” climática rumbo a la próxima COP30, que se realizará en Belém, Brasil. No obstante, diplomáticos y expertos advierten que la flexibilidad acordada podría reducir el objetivo real de recorte hasta un 80%.

    El esquema, conocido como formato “5%+5%”, permite que los países utilicen el primer 5% de flexibilidad directamente, mientras el segundo está sujeto a una cláusula de revisión basada en la evolución tecnológica y las condiciones económicas. En la práctica, esto significa que un Estado podrá emitir más CO₂ si financia iniciativas ecológicas como reforestación o energías renovables, en un mecanismo que muchos califican como “comprar el derecho a contaminar”.

    La ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, defendió el acuerdo asegurando que el objetivo del 90% “sigue siendo vinculante”, aunque reconoció que la cláusula permite ajustar metas nacionales “en pro de la competitividad europea”. Fuentes diplomáticas señalaron que Italia presionó para incluir estas flexibilidades, buscando proteger su industria frente a los costos de la transición verde.

    El texto final, que aún debe ser ratificado por el Parlamento Europeo, contó con el apoyo de 12 países que se mostraron “muy unidos” en torno al liderazgo climático, entre ellos España, Suecia, Países Bajos, Alemania y Finlandia. Pese a las críticas, Bruselas considera que este acuerdo consolida a la Unión Europea como la región más avanzada en materia de acción climática, aunque el costo ambiental de su flexibilidad aún está por verse.