El narcotraficante asegura que las Medidas Administrativas Especiales lo tienen al borde de un infarto y la locura.
Joaquín “El Chapo” Guzmán, exlíder del Cártel de Sinaloa, relató en cartas inéditas, obtenidas por Milenio, el calvario que vive en la prisión de máxima seguridad ADMAX de Florence, Colorado, donde está cumpliendo cadena perpetua. El narcotraficante denuncia estar sometido a aislamiento extremo, tortura psicológica y negligencia médica, que según él, podrían provocarle un infarto.
En ocho cartas fechadas entre 2023 y 2024, Guzmán Loera detalla cómo las Medidas Administrativas Especiales (SAMs) restringen su vida al máximo: acceso limitado a ejercicio, prohibición de contacto social, pocas horas fuera de la celda y vigilancia constante con cámaras de visión nocturna. Además, describe que un flujo de aire caliente liberando un gas irritante lo despierta varias veces por la noche, lo que ha afectado su presión sanguínea, causando dolor de cabeza y ansiedad.
El capo mexicano asegura que su aislamiento le ha provocado depresión, pérdida de memoria y problemas físicos. También explica que su alimentación es insuficiente y que el agua que recibe está en malas condiciones. Incluso, ha denunciado acoso y burlas por parte del personal penitenciario, como el uso de uniformes ridículos durante visitas de su abogada.

El Chapo también señala que su contacto familiar es casi nulo: sólo puede comunicarse con sus hijas gemelas y una hermana un par de veces al año. RDe igual manera relata que ni siquiera pudo despedirse de su madre, fallecida en 2023, debido a restricciones de visa y comunicación.
Pese a su notoriedad internacional, Guzmán Loera afirma que la prisión lo somete a un trato inhumano y desproporcionado, comparándolo con torturas históricas, y denuncia que los gobiernos mexicano y estadounidense han convertido su caso en un proceso político mediático.
Con un futuro incierto, El Chapo busca que la justicia estadounidense revise sus condiciones de encarcelamiento y le permita al menos acceso a apoyo psicológico y médico, mientras permanece aislado en la Unidad H de ADMAX, enfrentando soledad, dolor y la amenaza constante de un infarto.
