A un año de la última mañanera de Andrés Manuel López Obrador

Hace un año, Andrés Manuel López Obrador cerró con broche de oro sus famosas “mañaneras” tras seis años de conferencias diarias. Entre balances de su gobierno, elogios a Claudia Sheinbaum y momentos emotivos, el presidente saliente se despidió del micrófono que marcó su estilo de gobernar y dejó una huella única en la política mexicana.

Hace un año, el 30 de septiembre de 2024, el ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador dio por concluido uno de los rituales más singulares de la vida política mexicana: sus conferencias matutinas, apodada por los habitantes como “la mañanera”. 

Aquella mañana de lunes, en el Salón Tesorería de Palacio Nacional, el mandatario saliente se despidió de la prensa y de la nación con lo que fue su última “mañanera” después de seis años de informar y rendir cuentas al pueblo de manera casi ininterrumpida.

Durante su sexenio, AMLO ofreció más de mil conferencias, con un promedio de dos horas y media de duración, que se convirtieron en el espacio central de comunicación de su gobierno. Entre cifras, discursos y confrontaciones, las mañaneras marcaron un estilo de gobernar que privilegió la cercanía directa con el pueblo, y que al mismo tiempo fue criticado por la oposición como un ejercicio de propaganda y populismo.

En esa última reunión, López Obrador agradeció a su sucesora, Claudia Sheinbaum, a quien reconoció como “una mujer excepcional, humanista, llena de amor y humildad”, y destacó la transición de poder como una de las más respetuosas y estables en la historia reciente del país. Reiteró que se marchaba “muy contento” de poder entregar la banda presidencial a la primera mujer en encabezar el Ejecutivo mexicano.

El mandatario aprovechó la ocasión para presentar los logros de su sexenio: destacó la creación de empleos, la inversión federal en los jóvenes y, sobre todo, la reducción de la pobreza. “Calculamos nueve millones quinientas mil personas durante nuestro sexenio… y lo mismo, se redujo la desigualdad”, afirmó. El Coneval confirmó una disminución en los niveles de pobreza, aunque analistas matizaron los resultados, señalando retrocesos en el acceso a la salud.

No faltó la referencia a la emergencia en Acapulco, que en aquel entonces había sido  golpeado por la tormenta tropical John. AMLO informó sobre la entrega de apoyos inmediatos y la visita que realizaría la presidenta electa a la zona afectada, mensaje que resaltaba la continuidad y coordinación en medio de la transición.

López Obrador también recordó sobre uno de sus ejes discursivos más recurrentes: la austeridad republicana. “La felicidad no es acumular bienes materiales… el poder también es humildad”, expresó, subrayando que la reducción de la corrupción y el gasto austero habían sido pilares de su gobierno.

La última mañanera no estuvo exenta de momentos emotivos: un video conmemorativo repasó su trayectoria, se sorteó un reloj entre los reporteros y, fiel a su palabra, el presidente posó para la foto final con todos los asistentes. Así cerró el ciclo de un ejercicio de comunicación que, para bien o para mal, dejó huella en la vida pública del país.

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