Categoría: Emmanuel Soriano Flores

  • Sin diversificación e industria propia, no hay desarrollo ni dignidad

    Sin diversificación e industria propia, no hay desarrollo ni dignidad

    El neoliberalismo es un fracaso en muchos sentidos: convierte a los gobiernos fuertes en débiles para que los de siempre abusen de los de siempre, segrega a las sociedades y promueve los peores valores del individualismo sobre el colectivo; genera desigualdades que, a posteriori, se convierten en violencia y resentimiento, destruye y sustituye la industria propia a cambio productos supuestos productos más baratos y dependencia de ello, y uno de sus pecados más importantes es el aperturismo ramplón y entreguista hacia Estados Unidos con el cuento de más comercio y PIB. No funcionó, aunque algunos crean que sí porque se inflaron números macro para beneficiar a los mismos, no a las grandes mayorías.

    No hay que ser un gran teórico del comercio internacional o un genio de las finanzas para darse cuenta que es importante diversificar opciones de exportación e importación en caso que llegue un presidente loco e impredecible, como Trump que nos amenaza con aranceles que destrozarían la economía. Más del 85% del comercio exterior de México depende de Estados Unidos con balance favorable para ellos, aunque el argumento proteccionista actual diga lo contrario.

    Tampoco hay que ser un gran visionario o estadista para saber que, antes de entregar tu país a los que solo quieren expoliarlo a través de la sobre explotación de materia prima y mano de obra barata, es mejor tener industria propia y desarrollada para no depender del resto. Lo dijo el presidente López Obrador y es fácil de entender: es mejor fabricar tu propio jugo de naranja y no vender naranjas para comprar después el jugo, en el caso concreto de la refinería de Dos Bocas, pero aplica para muchas industrias y procesos; también, es mejor comprar tu casa (desarrollar tu industria, generar tu conocimiento y formar a tus ciudadanos) que rentar y tener que dejarla cuando el arrendador te la pide o te quedas sin trabajo (o sea el modelo neoliberal y el aperturismo antes mencionado).

    No es casualidad que los formados en Harvard y otras universidades norteamericanas impusieran ese modelo en México (Salinas de Gortari, Zedillo, Fox y Calderón): nos estaban preparando para la dependencia y explotación. Antes, invadían con armas y bombas; luego fue más fácil educar a los supuestos líderes para no gastar ni una bala y que los gobernantes mexicanos fueran lacayos al servicio de Washington. El resultado fue que el comercio mexicano le apostó todo al peor imperio de la historia y no tenemos industria con qué defendernos en plena crisis arancelaria. La oportunidad de revertir un poco las cosas fue la elección del 2006, pero ante el fraude electoral se consolidó, todavía más, lo que ahora parece casi irreversible.

    También es cierto que Estados Unidos te obliga a jugar con sus reglas y el margen es poco, y si no juegas su juego como Cuba, Venezuela, Irán, Corea del Norte, etc., te bloquea y expulsa del tablero; si juegas, debes perder siempre para que estén contentos con su riqueza y poder, aunque vivas permanentemente en el subdesarrollo, como casi toda Latinoamérica; pero cuidado si se te ocurre ganar, porque entonces eres una amenaza para la democracia y el mundo basado en reglas, como China en la actualidad, y en ese sentido, ojalá triunfe en su guerra comercial contra Estados Unidos, y que México aprenda la lección de cómo diversificarse, tener industrias propias, y más importante que todo, tener dignidad y trabajar por y para el pueblo.

  • Durmiendo con el enemigo

    Durmiendo con el enemigo

    Unos audios estremecieron recientemente la política colombiana. El ex primer canciller del gobierno del presidente Gustavo Petro, Álvaro Leyva, fue descubierto por los servicios de inteligencia colombianos diciendo mensajes como “hay que sacar a este tipo”, en alusión al mismo presidente que lo asignó en el cargo; buscando la colaboración de grupos armados e incluso recurriendo, como no podía ser de otra manera, a Marco Rubio, el secretario de Estado de Estados Unidos.

    En México, tenemos que aprender la lección y purgar las cúpulas de poder que rodean a la presidenta Sheinbaum. No solo es cuidarla de quien quiere usurpar su puesto o ambiciona mamar del grifo del presupuesto público, es purgar y eliminar cualquier intentona golpista o atisbo de implosión interna.

    Casualmente, en México tenemos en la figura de Marcelo Ebrard a un canciller que, en otro momento, dijo que no se subordinaría a la presidenta, y eso está lejos de ser un intento de defenestrarla, claro está, pero no podemos ser ingenuos y pensar que las agencias estadounidenses, que históricamente han apoyado golpes de Estado y desestabilización en todo el mundo para imponer gobiernos títeres, no han hecho esfuerzo alguno por favorecer el regreso de gobiernos neoliberales débiles y dóciles como los anteriores a los de la 4T.

    El ataque puede venir a través de empresarios, sobre todo traficantes de influencias como Salinas Pliego u otros que, con tal de evadir impuestos y derrocar a un gobierno que los ha puesto a raya, sería capaz de financiar cualquier intentona golpista desde cualquier trinchera política o legal. También, el ataque puede venir desde montajes a la Loret de Mola, en donde se trate de mostrar ingobernabilidad en el país y la necesaria intervención del ejército estadounidense y otras agencias que tomen control momentáneo para después poner algún títere.

    Toda esta estrategia siempre estará coordinada con los medios de comunicación y sus patrocinadores que, en el caso de México y de la mayoría de “Democracias” en el mundo, son propiedad de los mismos oligarcas que odian gobiernos populares; pero también en colusión con grupos delincuenciales y armados como cárteles de la droga y otros financiados y promovidos desde la DEA y la CIA.

    La conclusión de esto es que entre más se afianza la soberanía, más se busca la no dependencia económica y más se busca diversificar opciones de comercio y relaciones internacionales, Estados Unidos hará más esfuerzos por volver a controlar la política en México, no de forma obvia porque no es posible debido al gran respaldo popular de la 4T, ni tampoco financiando a una oposición moribunda, sino, tal vez, intentando infiltrar y comprar a enemigos clave en las altas cúpulas, como pasó con el presidente de Colombia, Gustavo Petro.

  • Economía real

    Economía real

    Según el último reporte del Banco Mundial, México ha sido el país que más ha sacado de la pobreza a personas, con un total de 11 millones, pero estos números contrastan con las predicciones pesimistas del mismo organismo que dicen que la economía no crecerá mucho en los próximos años.

    El sicariato mediático de la derecha se ufana de decir que México tiene grandes problemas económicos porque los inversores no han decidido sacar la chequera, entonces, ¿la economía depende de que un puñado de personas decida firmar cheques y hacer transferencias, o más bien del trabajo de las personas y de procurar una justa distribución de la riqueza?

    En la economía neoliberal, nos han hecho pensar que inflar los numeritos o tener equilibrio fiscal es lo más importante, que rematar los bienes nacionales para que los empresarios se enriquezcan es lo mejor, que el pobre es pobre porque no le echa ganas, que lo que importa es la creación de muchos empleos aunque tengan sueldos de miseria, y que un Estado mínimo es lo mejor que le puede pasar a un país, sin embargo, se puede cuestionar con evidencia este falso discurso.

    Ya lo decía Stiglitz, premio nobel de economía: si un rico entra en un restaurante, el Producto Interno Bruto Per Cápita aumentará significativamente, pero eso no quiere decir que todas las personas de ese restaurante sean más ricas, simplemente que la riqueza promedio se dividió entre pocas personas, y lo mismo pasa con la supuesta inversión, especialmente con capital especulativo no productivo. Es lo que está pasando, por ejemplo, en Argentina con el vende humo de Milei, que presume de déficit 0 o recuperación de la economía argentina, pero lo único que está pasando realmente es que hay cierta bonanza económica porque se han vendido bienes públicos y se ha hecho un gran recorte social para salud, educación y en general para el funcionamiento correcto del Estado, además de que se les permite a los especuladores aprovecharse del tipo de cambio con los movimientos tan bruscos de la moneda, es decir, no hay más empresas, no hay más empleo, no hay más bienestar; de hecho, lo contrario, pero los numeritos macro alegran a las élites a pesar de lo difícil que lo está pasando la población.

    Es cierto que la macro dice algo, pero no refleja toda la realidad y a veces esconde una verdad contrastante. Cuando vemos números macro tan grandes y desproporcionados como los de Estados Unidos, la lógica sería pensar que sus empresas son tantas y tan productivas que así generan bienes y servicios, pero más bien ocurre lo contrario: ciudades enteras despobladas y un presidente que amenaza con aranceles a aquellas que no produzcan en su país porque no hay empleos. Evidentemente son una potencia económica, ¿pero realmente tanto como sus supuestos números?

    Empresas como Apple o Envidia dicen valer y producir bienes y servicios de forma trillonaria, pero luego viene una tecnología china que lo supera claramente y supuestamente vale mucho menos en el mercado, entonces, ¿cómo se inflaron esos números? ¿Quién decide cuánto vale una economía o una moneda respecto al dólar?, ¿es el trabajo y la productividad o un montón de instrumentos de la economía financiera que, básicamente, es papel sobre el que se toman decisiones para imponer una voluntad al resto? ¿Las bombas y ejército con el que Estados Unidos amedrenta y somete al resto son un valor que se añade a sus productos?

    Hay muchas variables que componen la economía real, pero el llamado es a no permitir que un discurso meramente economicista domine el espectro político porque se estaría incurriendo en el error de que los numeritos lo son todo. El objetivo más importante es no permitir que personas vivan en exclusión, en pobreza, en miseria, que la paz sea fruto de la justicia y no imposición de la fuerza, y para pensar así hay que tener presente siempre el mantra obradorista: por el bien de todos, primero los pobres.

  • ¿Quiénes son los enemigos?

    ¿Quiénes son los enemigos?

    No toda izquierda es verdadera izquierda, y, de hecho, parece que hay una izquierda muy extraviada en sus conceptos más fundamentales. Defender la naturaleza y cuidar los recursos está bien, pero caer en el ecologismo que provoca la pérdida de competitividad de una economía no lo está; defender a las mujeres víctimas de violencia está bien, pero caer en el falso feminismo que radicaliza y clama por un inexistente patriarcado no lo está; defender la tolerancia para personas con preferencias sexuales está bien, pero hacer pensar que los valores de la familia tradicional son anticuados y de derechas no lo está; priorizar la visión de soberanía energética y alimentaria está bien; pero caer en falsos y exacerbados patrioterismos o divisionismos como país no lo está; extender la mano a quien lo necesita, al migrante, al pobre, y al enfermo está bien; pero lucrar con esas banderas para un beneficio personal no lo está; apoyar a la cuarta transformación como proyecto de éxito para México está bien; pero solapar todo lo que hace Morena y los herederos del obradorismo no lo está; recordar la historia para no repetirla está bien, pero no repudiar el imperialismo o sus formas más atroces de conquista como un genocidio no lo está. Entonces, ¿quiénes o qué son los verdaderos enemigos y contra qué debemos unirnos como izquierda?

    El primer gran enemigo de la verdadera izquierda es el liberalismo o neoliberalismo en su interpretación más moderna. Es falso que el mercado se regula solo, es falso que el objetivo de las empresas sea el bienestar social, y es falso que sin la intermediación del Estado una sociedad será más próspera o que, en pocas palabras los fuertes no se aprovechen del resto para su propio beneficio. Incluso en los países occidentales más avanzados donde claman por una supuesta libertad para el empresario, siempre hay mecanismos para impedir que la voluntad de este último se imponga sobre las grandes mayorías, y en México, a principios de los 80, nos quisieron hacer creer que la solución para todo era la privatización porque los empresarios son más eficientes en la administración de organizaciones, cuando toda la evidencia científica empírica ha mostrado que servicios tan importantes como la salud, la educación o el transporte suelen empeorar cuando pasan a manos de particulares.

    El segundo gran enemigo es el capitalismo en su concepción e interpretación anglosajona, aquel que ha logrado deshumanizar a las personas por dinero, diluir conceptos culturales tan importantes como la familia y la comunidad, destruir economías locales en beneficio de las grandes empresas extranjeras, poner y controlar políticos que se supone que deberían estar al servicio de las grandes mayorías, entregar recursos naturales y permitir la contaminación y sobre explotación de la naturaleza, empeorar la calidad de vida de las personas a pesar del desarrollo tecnológico y los grandes avances científicos, pervertir elementos tan básicos como el ocio, el descanso o la recreación, y priorizar el crecimiento del capital por encima de todas las cosas, incluso de las personas.

    El tercer gran enemigo es, a nivel macro, el imperialismo gringo y su derivación más perversa: el sionismo. El supuesto país de las libertades y la democracia es, en realidad, el causante de las mayores desgracias, invasiones, hambre, perversión, destrucción y muertes en el mundo. Nada ni nadie ha hecho tanto daño como la clase política estadounidense y su máquina de guerra distribuida a lo largo y ancho de todos los 5 continentes, y los demonios que la controlan están, principalmente, en Israel y tienen como propósito último culminar el genocidio que tiene lugar en Gaza para, después, seguir agrediendo y conquistando territorios y recursos en el Medio Oriente, de tal manera que puedan cercar a sus grandes adversarios geopolíticos: Rusia y China.

    La derecha ha utilizado estrategias para dividir a la clase trabajadora y hacernos perder foco sobre los verdaderos enemigos. Es importante dar la lucha no solo a nivel de derechos o políticas públicas, sino a nivel cultural y de conceptos, y no permitir que los propagandistas y sicarios a sueldos de las oligarquías impongan la verdad que le interesa a sus dueños.

  • Los glow ups, el neoliberalismo y Byung Chul Han

    Los glow ups, el neoliberalismo y Byung Chul Han

    Según el pensador coreano Byung Chul Han, una de las consecuencias sociales del neoliberalismo son los llamados glows up, que son los cambios que nos vende la industria como necesarios para mejorar nuestra calidad de vida, e incluye cambios físicos, estéticos o de estilo de vida para “mejorar”. El glow up se vende como un producto (dietas, cirugías, cursos de productividad), reforzando la lógica de que el valor personal depende de la capacidad de transformarse y consumir. Por cierto, dichas mejoras son promovidos como proyectos de autosuperación y siempre implican dinero y consumo de la industria alimentaria y cosmética, como no podría ser de otra manera en el capitalismo ramplón en el que vivimos. Bajo el neoliberalismo, esta idea se convierte en una obligación social: ya no basta con ser, sino que hay optimizarse constantemente para ser “exitoso”, atractivo o relevante.

    Han criticado cómo el neoliberalismo nos convierte en “emprendedores de nosotros mismos”, donde la automejora se vive como una presión internalizada (ya no hay un jefe externo que nos obligue, sino nosotros mismos). Nos sentimos mal y culpables cuando nos relajamos fuera de los lugares y tiempos establecidos como correctos: las vacaciones, las pausas laborales puntuales y el descanso de casa. El resto del tiempo está prohibido no ser productivo de alguna manera ya no en lo económico, sino en lo personal, y eso degenera inexorablemente en trastornos psicológicos.

    Debido a las exigencias del día a día de un trabajador que vive enajenado y esclavizado para enriquecer al capitalista, aunado a los glows up que impone esta sociedad neoliberal, se puede concluir que vivimos en una sociedad del cansancio y agotamiento, es decir, un sistema que reemplaza la represión clásica (leyes externas) por la autoexigencia positiva. El mantra neoliberal nos hace creer que todo es posible a través de la meritocracia, ocultando que el fracaso se atribuye al individuo (no al sistema). Un glow up fallido se vive como culpa personal. La obsesión por mejorar lleva al burnout (síndrome del quemado), ya que nunca es suficiente. Las redes sociales amplifican esto al mostrar glow ups irreales que generan comparación patológica.

    Estamos inmersos en sociedades tóxicas de consumo y todo lo que se salga del estándar es visto como raro, diferente o extravagante. Vivimos en la dictadura de la positividad y la felicidad, donde ser exitoso es obligatorio, y escapar de la comparación es difícil por no decir imposible, generando sentimientos de frustración, impotencia e infelicidad crónicos.

    Lo normal y fácil es sobrellevar las cosas hasta el agotamiento o recurrir a las drogas (legales o ilegales) para la distracción y minimización del dolor y la miseria. La psicología clásica ofrece soluciones simples al alcance de todos para esta intoxicación, pero su puesta en práctica implica un proceso de reflexión profunda y plena disposición al cual es difícil de llegar en una sociedad en la que siempre se está ocupado y el tiempo libre es limitado.

    Han ofrece como alternativas la quietud y el arte, la vulnerabilidad y aspirar a pensar más en la comunidad y no tanto en el individuo. Estas ideas son similares a las que el filósofo alemán Schopenhauer describió en su libro “El mundo como voluntad y representación, cuya propuesta central para evitar la miseria y el dolor de vivir se basaba en la anulación de la voluntad y el deseo, y el disfrute del arte, la música y la naturaleza.

  • ¿Nos arrastrará Estados Unidos a su decadencia?

    ¿Nos arrastrará Estados Unidos a su decadencia?

    Trump apuesta por un reseteo mundial de la economía donde se comience desde cero en cuanto a la deuda y poderío del dólar se refiere, pero claro, en ese hipotético punto de partida, Estados Unidos partiría con ventaja tecnológica y militar que le permitiría volver a imponer sus condiciones al resto y trataría de evitar cometer los errores del pasado: confiar en la globalización subordinada de los países del tercer mundo y pensar que podrán desestabilizar políticamente otras regiones del mundo para evitar su desarrollo. El modelo les habría funcionado indefinidamente si países como China no hubieran sido capaces de crear, al día de hoy, mejores condiciones de vida para la población; y también si la globalización les hubiera garantizado estar siempre al frene de la cadena de valor empresarial, como lo mencionó el mismo vicepresidente de Estados Unidos JD Vance.

    Diversos líderes alrededor del mundo (Putin el más importante e ellos) han denunciado los riesgos de la emisión infinita de dólares y las burbujas especulativas que siempre acaban afectando a la clase trabajadora de los países occidentales, pero, a pesar de ello, Estados Unidos siguió y siguió abusando del modelo pensando que nunca sería sobrepasado en términos tecnológicos y de innovación, y se equivocó. Hoy tienen una deuda que supera con creces su PIB, y la forma de intentar solucionarlo no es pagando, como dignamente haría un deudor que se porta decentemente y honra su palabra; su apuesta es por romper la máquina que guarda las cuentas, no importando que se cargue la gobernanza global.

    El mundo se da cuenta de ello y la mayoría de países se deshacen de sus dólares lo más rápido posible y empiezan a acumular oro. México tiene una oportunidad importantísima con la planta y el litio porque, al ser el principal productor del mundo del primero y tener una de las reservas más importantes del segundo, puede desarrollar su economía y exportaciones en materias primas de alto valor, además su potente músculo industrial.

    ¿Logrará Trump el reseteo que se propone en la magnitud necesaria para conseguir los objetivos que se propone? No lo hará si, a pesar de los aranceles, se crean alianzas estratégicas que protejan parte del sistema comercial y financiero actual, y eso ya está ocurriendo. La alianza estratégica más importante a nivel global es la de Rusia con China, pero, recientemente, los tigres asiáticos (China, Corea del Sur y Japón) se han propuesto evitar los aranceles de Washington y comerciar entre ellos, lo que es un logro histórico e impensable en la geopolítica reciente. Es decir, Estados Unidos intentará matar el sistema que él mismo creo para beneficiarse y aprovecharse del resto, pero tal vez no lo logre porque los demás se organizan para que así sea y, hoy por hoy, juntos son más fuertes que el imperio norteamericano.

    ¿En dónde queda México en esta incertidumbre global? En un escenario altamente volátil por la gran dependencia comercial con Estados Unidos. La inversión necesaria para el desarrollo no se dará sino hasta que haya condiciones ideales, pero después de la tormenta, vendrá la calma y entonces será el momento de dar ese salto hacia adelante, y con mentalidad nacionalista y patriota, se debe apostar por un desarrollo sustentable e inclusivo, evitando caer otra vez en la trampa del aperturismo ramplón que nos llevó a caer en donde estamos el día de hoy.

  • La integración de América del Norte es la clave y Trump lo sabe

    La integración de América del Norte es la clave y Trump lo sabe

    Con los aranceles que Trump castigó a diferentes economías del mundo en el mal llamado “día de la liberación”, quedó demostrado que el concepto de Norteamérica, del que habló López Obrador en su visión geopolítica para competir con China, lo comparte también el presidente norteamericano.

    Se esperaba que México y Canadá se vieran afectados por los aranceles anunciados más allá del discurso xenófobo, pero no fue así. La lista de aranceles incluyó países tan obvios como ridículos, pero el T-MEC no se tocó. La integración de cadenas productivas a lo largo de Norteamérica es lo que sostiene productivas, competitivas y sanas a las 3 economías e ir contra esto sería meterse un tiro en el pie, aunque discursivamente es claro que Trump no podía defenderlo. Esto son buenas noticias para México de cara a mantener su modelo exportador, pero, de cara al futuro, queda claro que la sustitución de importaciones y la reindustrialización es la respuesta, siempre lo ha sido.

    Los promotores del modelo aperturista neoliberal deberán hacerse cargo de su promoción y discurso aun y cuando hoy quieran salvar su pellejo diciendo que el NAFTA fue benéfico. No lo fue a pesar del mejoramiento de ciertos indicadores macroeconómicos. El modelo de integración de Norteamérica se basó en sueldos baratos y explotación de recursos de países del tercer mundo en beneficio de los del primero.

    La prospectiva de México tiene que basarse en protección de sectores estratégicos como la energía y la agricultura, recuperación y nacionalización de la banca, la minería y la inversión en tecnología propia. No es un camino fácil ni rápido, pero es el único que nos garantiza no volver a depender de un país que, hoy por hoy, no es más un socio confiable.

    El modelo globalizador neoliberal agoniza, y es lógico. Lo vendieron como la solución para los problemas del mundo, cuando realmente fue una forma de control y explotación de las grandes economías hacia las pequeñas que funcionó al principio, pero que al final se les fue de las manos cuando éstas últimas, especialmente China e India, han logrado no solo generar su propia innovación y competir de tú a tú, sino generar un importante superávit comercial.

    No se trata de ideologías o radicalismos, se trata de entender que en un mundo cambiante y complejo como el que vivimos, depender lo menos de los demás, especialmente de Estados Unidos, es lo conveniente.

    América del norte es el barco en el que tenemos que navegar nos guste o no, y contrario a lo que dicen los neoliberales sobre que AMLO y Sheinbaum se contradicen al defender este modelo, lo cierto es que una vez que el Salinismo decidió embarcarnos en este viaje a través del océano del aperturismo salvaje, pedir que paren la tormenta no es defender el viaje en sí, sino evitar que el barco se hunda y naufraguemos como economía.

  • Europa humillada, México en riesgo

    Europa humillada, México en riesgo

    Después de que Trump acabara la guerra con una llamada telefónica a Putin, Europa y Ucrania se confirman como los grandes perdedores y no habrá propaganda que disfrace esto. Rusia se apropia del territorio invadido e impide que Ucrania entre a la OTAN, Estados Unidos “se cobra” el favor de financiar el armamento con 500 billones de dólares en tierras raras y otros recursos estratégicos de Ucrania; y Europa va a pagar la reconstrucción sumado a los miles de millones de euros que se invirtieron en guerra y que no llegaron a hospitales y escuelas europeas.

    ¿Pero por qué Trump arriesga el prestigio bélico de Estados Unidos y aceptar que no puede ganar una guerra proxy contra Rusia a pesar de tener el apoyo de sus esbirros de la OTAN?

    Trump está pensando concentrar y usar sus recursos estratégicos porque presiente dos cosas, la primera; una inminente derrota económica y tecnológica ante China que llevará al desgaste máximo y ruptura de la democracia liberal como forma dominante de gobierno en Occidente, lo que ocasionará caos e inestabilidad en las principales potencias occidentales; y segundo, que es mejor controlar plenamente su zona geográfica de influencia en un mundo multipolar y no querer controlar todo el mundo con sus más de 800 bases militares distribuidas en los 5 continentes, además de que la creada de la divisa BRICS y un modelo alternativo al SWIFT es inminente.

    La idea de Trump es lo que en estrategia militar se llama repliegue táctico, que significa un pequeño retroceso en sus intenciones imperialistas globales para organizarse y fortalecerse en una zona geográfica menor y, con el tiempo, intentar volverá a dominar y atacar al que desafíe su poder. No le interesa tener frentes abiertos en Ucrania, Siria, Gaza, Sudán o el Congo. Su base militar llamada Israel en Medio Oriente es todo lo que necesita para hacer presión geopolítica a sus socios petroleros de la región.

    ¿Cuál es el problema de el repliegue táctico de Estados Unidos? Que probablemente los soldados que no vayan a los lugares antes mencionados en Europa, Medio Oriente y África, puedan desplegarse en Groenlandia, Canadá, parte de Sudamérica y, específicamente, en México. A Trump y a Estados Unidos le conviene un gran despliegue militar en nuestro país porque cumpliría grandes objetivos estratégicos. El primero de ellos, mostrar que tiene suficiente poderío militar para acabar con el problema de los cárteles y la migración, y que su retirada de Ucrania fue una decisión táctica y no una derrota militar como tal. El segundo, enfocarse en asegurar el suministro de petróleo de Venezuela, lo que implica un posible derrocamiento de Maduro para, de una vez por todas, poner un gobierno títere.

    El tercero, asegurarse el control total de Groenlandia y sus incontables recursos minerales estratégicos. Y finalmente, arrodillar a Canadá tal como lo hizo con Europa para asegurarse gobernabilidad y estabilidad de ambos lados de su frontera.

    La soberanía mexicana será puesta a prueba, y esperemos salir lo mejor librados posibles.

  • El oligofrénico de la Casa Blanca no acabará bien

    El oligofrénico de la Casa Blanca no acabará bien

    Trump piensa que reventar la gobernanza global e intimidar a todos es la mejor estrategia para conseguir sus objetivos. No lo es. El mundo se está dando cuenta que Estados Unidos ya no es un socio confiable, que es mejor vender, o, al menos, diversificar las monedas de reserva en bancos centrales. Por eso es que el oro ha alcanzado niveles históricos. Nadie se fía ya de la política al estilo matón barriobajero y muchos se están deshaciendo del papel moneda.

    Lo paradójico y divertido es que el gobierno gringo se ha gastado, durante muchos años, miles de millones de dólares en propaganda contra el comunismo, el socialismo, China, Rusia y los no alineados a Occidente; y en muy pocos meses de locura Trumpiana, hasta el más despistado y despolitizado se da cuenta que Estados Unidos salva al mundo en las películas, pero en la vida real hay que salvarse de Estados Unidos; que Putin es más sensato y mucho mejor líder que Trump, y que la nueva formación económica con orientación socialista que dirige con éxito el partido comunista de China es, de lejos, la mejor opción desarrollista, evidenciando las grandes y graves fallas del capitalismo anglosajón.

    La última declaración nauseabunda de Trump fue con relación a Gaza. Dijo que Estados Unidos tomará control del territorio bombardeado y, sobre los cadáveres de niños, mujeres y civiles inocentes, construirá un desarrollo inmobiliario tipo Riviera para satisfacer a sus amos, los judeo masónicos que controlan el mundo a través de empresas de capital como Blackrock, Vanguard, State Street y Berkshire. No conforme con ello, quiere imponer a Jordania y Egipto el que reciban a casi dos millones de palestinos, como si de ganado animal se tratara.

    Como una muestra más de su arrogancia colonial, sigue insistiendo en que Groenlandia servirá como suministro energético y de recursos para Estados Unidos, que Ucrania será su reservorio de granos y tierras raras, que tomará posesión del Control de Panamá para favorecer su comercio y bloquear a China, que Canadá debería ser un estado más de su país y, finalmente, decidió cambiarle el nombre al Golfo de México, que siempre será Golfo de México.

    Esta historia ya la hemos visto antes. Alguien que quiso pasar por encima de los demás, que quiso imponer una supremacía, que quiso eliminar a sus enemigos de la forma más cruel, que quiso eliminar cualquier rastro de humanidad hacia los débiles o los desposeídos, que quiso culpar a otros de los problemas, que eran tan cínico como cruel en su discurso, y que acabó humillado. Y es que Trump encarna perfectamente el espíritu fascista e imperialista del anticristo alemán de apellido Hitler.

    Intimida a todos con aranceles, que por cierto, la mayoría de estadounidenses ignora que esos impuestos los paga el consumidor, no los vendedores. Gobierna por decretos con el pretexto de la seguridad nacional, pasando por encima de las instituciones y destruyendo acuerdos y tratados históricos. Declara abiertamente que atacará a Irán en específico y a cualquiera que se oponga a sus designios, pero como buen cobarde, prefiere el “diálogo” con Rusia y China.

    Trump representa todo lo que está mal en la política y en el mundo, y la prospectiva geopolítica indica que acabará mal. Tal vez no humillado como los gringos humillaron a Gadafi o a Hussein, pero la historia lo pondrá en su lugar, como lo peor que ha existido en política, y los estadounidenses se avergonzarán -la mayoría- como los alemanes se avergüenzan de Hitler.

    La innovación china, el poderío militar ruso, la resistencia latinoamericana y la lucha digna en el medio oriente son los puntos de partida para derrotar al Trumpismo, solo falta que Europa recobre un poco la dignidad y plante cara al “socio” que le ha puesto el pie en el cuello y debilitado a cambio de una falsa seguridad. Por su parte, México debe seguir plantando cara con dignidad y esperar con paciencia a que Trump y su discurso de odio se devore a sí mismo.

  • USAID: sicarios mediáticos a sueldo

    USAID: sicarios mediáticos a sueldo

    Hace un par de años, el presidente López Obrador denunció injerencismo de la USAID y acusó inacción de la embajada de Estados Unidos en México. Concretamente, mostró recibos de transferencias a medios golpistas como Latinus de Madrazo y Loret de Mola; y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, de Claudio X. También, se sabía ya que el turismo de guerra en Ucrania que hizo la informante de la CIA y odiadora a tiempo completo de la 4T, Denisse Dresser, había sido pagado por una organización adscrita a la USAID. En México, afortunadamente ya teníamos un poco de idea de qué era la USAID y a qué intereses servía, pero no todo el mundo.

    El escándalo sale cuando el gerente de recortes presupuestales del gobierno estadounidense, Elon Musk, decide abrir la caja de pandora de la USAID y se da cuenta que había corrupción y opacidad al estilo de un gobierno tercermundista. Es de tal magnitud el desfalco y perversas las intenciones en una supuesta organización de ayuda humanitaria que, en vez de desaparecerla, que sería lo obvio, deciden delegar provisionalmente al halcón Marco Rubio su gestión para decidir qué hacer al respecto antes de que explote la bomba mediática y dañe más a un ya desprestigiado gobierno gringo.

    La USAID y su dinero sucio hacían pensar que representaban el periodismo libre e independiente. Nada más lejos de la realidad. La USAID sigue siendo una de las formas de presión de organismos supranacionales que impidieron la llegada de gobiernos populares y colocar títeres neoliberales al estilo Milei o Noboa, dóciles al imperio y destructores de lo público.

    La USAID, en países occidentales, opera al margen de congresos y gobiernos democrática y legítimamente electos, y su supuesta labor humanitaria era realmente un caballo de troya para que servicios de inteligencia en colaboración con determinadas ONGs como la Open Society de Soros haga atrocidades de diverso tipo. Desde experimentos humanos y hasta tráfico de migrantes, la USAID financió cualquier barbaridad en países del tercer mundo con el pretexto del periodismo libre y la ayuda humanitaria.

    El partido demócrata de Estados Unidos promovió su agenda a través de la USAID. El feminismo ramplón, la ideología de género llevada al extremo y el globalismo destructor de sociedades son los claros y grandes ejemplos de ingeniería social en países Occidentales, y cuyo objetivo real siempre fue favorecer al capital, poniendo al centro de las agendas de izquierda estos temas y relegando a un segundo plano los derechos de los trabajadores, la defensa de la soberanía nacional y el valor de la familia como base de cualquier sociedad. También sirvió para presionar a países africanos para que aplicaran sanciones contra Rusia a cambio de supuesta ayuda humanitaria y, sobre todo, para blanquear a la OTAN en sus intenciones expansionistas, cuya real intención era rodear a Rusia para someterla. Otro uso no menos perverso fue blanquear cantidades ingentes de dinero de actividades ilícitas porque quién iba a dudar de una ONG y el buenondismo de la progresía mediática y sus sicarios que nunca iban a investigar a sus propios financiadores.

    La lección debe ser aprendida: no se debe permitir nunca más que organismos como la USAID, con la careta de ayuda humanitaria o periodismo independiente entre a operar a Estados soberanos, y si lo hacen porque Estados Unidos lo impone, siempre se debe denunciar cuáles son sus intenciones e informar a la sociedad permanentemente, como lo hizo el presidente López Obrador. Es la única vacuna para el injerencismo disfrazado de periodismo.