Categoría: León Fernando Alvarado

  • El caníbal reflexivo

    El caníbal reflexivo

    En fechas recientes, el canal de YouTube llamado Chamuco Media transmitió un programa titulado “El canibalismo de la izquierda”, una conversación entre el “monero” Rafael Barajas, mejor conocido como El Fisgón, y el periodista Pedro Miguel.

    Ambos son figuras públicas destacadas de la 4T y por eso se habría esperado un nivel de exposición de argumentos que no evidenciara de manera tan cruda la fragilidad de la piel de quienes se creen y se sienten representantes en la tierra de la transformación, de la cual ellos se asumen como exégetas autorizados, o al menos de los pocos que comprenden a cabalidad los laberintos del proceso y por tanto están llamados a poner los puntos sobre las íes. 

    Ni hablar, qué se le va a hacer si no les queda de otra más que catequizar a la masa de indios remisos que apoyan a la 4T sin comprenderla.

    De entrada, el título del programa no abona al diálogo entre posiciones discordantes. Que una crítica o un punto de vista diferente se considere parte de un festín “canibalesco” confiere a quien lo emite la calidad de “caníbal”, un antropófago cuyo perverso propósito es socavar por dentro a la 4T y convertirla -sólo para utilizar los términos dialécticos que proponen los ponentes- en una “cena de negros” que beneficie a la derecha.

    De paso, en los términos y las metáforas utilizados en esta forma de diálogo, Barajas y Miguel equivalen a los exploradores blancos, vestidos con sus shorts color caqui y su sarakof, quienes contemplan desde afuera el aberrante banquete de los salvajes sobre quienes debe derramarse la civilización que atesoran los nuevos colonizadores. Cuánta modestia cabe en apenas dos personas.

    Para justificar la penosa inclusión en la 4T de personajes como Cuauhtémoc Blanco o Sergio Meyer y cuantos se le parezcan, los expositores refieren que la izquierda buscó alianzas “desde 1979”, afirmó Pedro Miguel. Que la izquierda buscó alianzas es cierto, pero alianzas con organizaciones de izquierda y no con los Yunes y sus similares y conexos. Para ventilar la memoria, recordemos que el PSUM (Partido Socialista Unificado de México) se formó con el PCM (Partido Comunista Mexicano), el PPM (Partido del Pueblo Mexicano), el PSR (Partido Socialista Revolucionario), el MAUS (Movimiento de Acción y Unidad Socialista) y el MAP (Movimiento de Acción Popular). Como sucede en todo lo  humano, aparecieron los oportunistas de siempre, pero ese no es el tema.

    Se dijo también que Morena recurre a personajes de dudosa procedencia porque carece de cuadros propios para ocupar puestos decisivos. Y en esto también tienen razón Barajas y Miguel. Desde luego, no es lógico suponer que el millón 574 mil 971 personas reportadas por el INEGI como empleados federales en 2023 fueran militantes o ni siquiera simpatizantes de Morena.

    Pero que de entre los 2.3 millones de afiliados a Morena el partido no tenga más remedio que echar mano de Óscar Cantón Zetina, antes priista y hoy senador morenista, no habla bien de Morena. Para más señas del personaje citado, su biografía informa que era diputado priista por Tabasco en la LVI Legislatura federal, de 1994 a 1997, cuando los legisladores priistas aprobaron el Fobaproa, que fue la forma que encontraron para convertir en deuda pública lo que había sido despilfarro privado de los banqueros. Con qué cara… con qué cara.

    Para el llamado Fisgón, todo el que lanza una crítica es un bot. Y eso sí que no es cierto. El periodista Luis Guillermo Hernández publicó que el sueldo percibido por Renata Turrent, directora de Canal 11, es superior al de la presidenta Claudia Sheinbaum. Quizá Hernández se equivoque en su información, pero de eso a descalificarlo y negarle derecho de réplica a lo dicho de él por el llamado Fisgón debiera haber un trecho largo. Por cierto, Hernández no es ningún bot oculto detrás de complots contra la 4T sino un periodista ampliamente conocido.

    El llamado Fisgón atribuye las críticas al resentimiento ocasionado por no haber alcanzado hueso en Morena, aunque sea una modesta regiduría municipal. Y también se equivoca. No todos los que votamos por Morena lo hicimos pensando en abultar la cuenta bancaria o para darnos una vida de sultanes. Sólo que junto con el voto no entregamos la conciencia. 

    López Obrador insistió repetidamente en que “no se pueden dejar trozos de dignidad en el camino”. Entre otros más, algunos componentes de esa dignidad irrenunciable son el ejercicio de la crítica y la libre expresión de las ideas, sin que eso reduzca a la condición de caníbal a quien las expresa. 

  • Delirios tremendos de la derecha

    Delirios tremendos de la derecha

    Algo hay de las películas de espías en blanco y negro en las infantiles creencias derechistas de que la gente de izquierda debe sufrir en la vida, que les están negados el placer y el bienestar de la comodidad, o que la austeridad debe condenarlos a un cuarto oscuro y frío donde masquen con resentimiento y crueldad sus alimentos y sus rencores en espera del día en que tomaran venganza. 

    ¿De dónde sacará la derecha fascista la idea de que el senador Gerardo Fernández Noroña debe viajar con todas las penalidades posibles a participar en un encuentro de parlamentarios a Europa? ¿Por qué la inocente fotografía del senador Noroña viajando en avión es tema de pregunta en la conferencia del pueblo de la presidenta Sheinbaum? ¿Por qué se agita el avispero derechista y les sonsaca comentarios obtusos a periodistas presuntamente bien informados? 

    Más allá del encono, la ira y el ánimo de desquite contra Noroña, se encuentra la idea pueril de que un régimen que ha hecho suya la bandera de la austeridad se encuentra la concepción derechista de que los apoyadores de la 4T deben vivir en pobreza franciscana, alimentarse con raíces y agua, y calzar huaraches con suela de llanta. Las noticias que nos proporciona la realidad nos informan de que no es así.

    Las políticas públicas de la Cuarta Transformación han demostrado que el propósito fundamental del cambio no es que todos seamos pobres, sino que los pobres lo sean cada vez menos para que se viva con un cierto decoro y dignidad.

    Al menos, eso es lo que demuestran las cifras que proporciona el Coneval, las cuales afirman que entre 2018 y 2022 dejaron de ser pobres 6.4 millones de personas. O las de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) que afirman que 3.2 millones de trabajadores salieron de la pobreza laboral. O los datos de que al cierre de enero de 2025 el salario base de cotización en el Seguro Social es de $617.60 pesos diarios, o $18,528.00 mensuales. O que durante todo el sexenio de López Obrador 9.5 millones de personas salieron de la pobreza.

    Por desgracia, alimentadas por los mercenarios de la comunicación que ejercen su rapiña en los grandes medios, en las mentes afiebradas de la atemorizada clase media subsiste el rumor de que les van a despojar sus casas, que les van a quitar sus pensiones, que a más tardar ayer nos convertiremos en Cuba, de que viene el coco y se los comerá. Como si sus casas valieran tanto la pena. 

    Personajes delirantes de los medios de comunicación corporativa alimentan esos miedos y propagan mentiras a diestra y siniestra. Claudia es gobernada por López. Claudia y López obedecen las órdenes del narco. Claudia llamó “carroñeras” a las madres buscadoras. Noroña es un insensible. El país es un desastre económico. Verdadero rosario de disparates que consumen sabrosamente quienes en las pasadas elecciones presidenciales votaron por la candidata del Prian, hermana de la secuestradora condenada a 89 años de prisión. Delirium tremens ocasionado por la abstinencia de contratos para construir aeropuertos fallidos o del presupuesto público para comprar yates. Y qué le vamos a hacer, señor. 

    La gente alucinada por la realidad, los clasistas que viven mordiéndose las uñas esperando el día en que nosotros los pobres les quitemos sus humildes viviendas mediante triquiñuelas, los feligreses de los medios de comunicación derechista hace tiempo mandaron al desván el concepto de pensamiento crítico para permitir que Walt Disney tomara el control de sus creencias. Con su PAN se lo coman.

  • La fiesta de las prerrogativas

    La fiesta de las prerrogativas

    Unos trabajan de trueno 
    y es para otros la llovida

    Atahualpa Yupanqui: Coplas del payador perseguido 

    El partido Morena recibirá este año casi 2,500 millones de pesos del presupuesto federal para el financiamiento de sus actividades, los que sumados a las prerrogativas estatales sumarán la colosal bolsa de 4,000 millones de pesos. Los demás partidos no se quedarán atrás y algo sobrará para ellos: unos 4,800 millones de pesos, centavos más centavos menos. Minucias, pues. (Partidos recibirán 7,354 millones de pesos en 2025; Morena, el más beneficiado https://politica.expansion.mx/elecciones/2024/08/22/partidos-recibiran-7-354-mdp-presupuesto-2025)

    Por cierto, contrario a las propuestas de AMLO sobre regresar a la Tesorería de la Federación parte del cuantioso botín partidario, en esta ocasión Morena considera que necesita el cien por ciento de sus prerrogativas y no devolverá ni un clavo, porque como dijo la Doña María Félix: lo cáido, cáido. (Ricos, y bien acomodados. Más de 2 mil millones en 2025. Y Morena no devolverá ni un peso, como pedía AMLO  https://www.sinembargo.mx/4614948/mas-de-2-mil-millones-en-2025-asi-y-morena-no-devolvera-ni-un-peso-como-pedia-amlo/ ).

    Parte de ese descomunal y obsceno presupuesto será invertido en comprar tablets con internet y vehículos adecuados para llevar a cabo la ambiciosa campaña de afiliar a diez millones de personas a las filas morenistas, quienes “podrán integrarse a estructuras de promoción y defensa electoral en 2026”, según informa el portal regladetercios.mx (Morena lanza campaña de afiliación con meta de 10 millones, diciembre 3, 2024). Sigue la cita: “En la primera mitad de 2026, Morena formará estructuras de defensa del voto con las personas afiliadas, mientras que en la segunda mitad del año se enfocará a la promoción y movilización electoral”.

    De lo anterior se desprende una conclusión perogrullesca: Morena está trabajando para ganar elecciones y conservar en el poder. Santo y muy bueno, porque la conquista y el mantenimiento del poder es el objetivo de todo partido político.

    Morena no se plantea motivar el desarrollo político, cultural o ideológico de sus afiliados, ni desarrollar cuadros ni cosa que se le parezca.

    En otras palabras, quiere afiliados que desempeñen la honrosa labor de peones en el tablero del ajedrez político, ya que los puestos directivos -según llevamos visto hasta hoy- están reservados a personajes de cuestionable catadura moral, a seres rapaces que apuestan a caballo ganador para ir a la segura en política. ¿Nombres? Para qué, si los de estos rapaces están en boca de todos.

    Habrá afiliados y afiliados, porque todos somos iguales pero hay unos más iguales que otros. Con unos la mismísima Luisa María Alcalde, presidenta de Morena, irá maternalmente hasta sus oficinas a entregarles su credencial en propia mano. Otros de esos más iguales privilegiados, conseguirán foto con Noroña y Adán Augusto sonrientes. A los de hasta mero abajo, a la peonada que se la parte bien y bonito bajo el sol, le llegará su credencial a un módulo para que pasen a recogerla en un tiempito que tengan. Hay que ser de los mismos, pero no tanto. 

    Así, ocupado el partido en afiliar a quienes en el fondo sólo serán morralla política y se les utilizará como carne de cañón para que cuiden que en las casillas no les roben votos a los morenistas de hasta mero arriba, Morena no tiene tiempo de organizar al pueblo para que éste apoye los certeros y atinados esfuerzos de la presidenta Claudia Sheinbaum para defender la soberanía del país frente a las demenciales agresiones verbales norteamericanas.

    La presidenta, que es inteligente y sobria en política, ha enfrentado con éxito el torrencial de disparates trumpistas, pero no se vería mal que su propio partido le echara una mano con algo más que oradores pronunciando discursos en las cámaras de senadores y de diputados y defendiéndose de las bravatas de pulquería que les lanzan desde la oposición.

    Sorprende observar que la presidenta Claudia sí tiene tiempo los fines de semana para hacer trabajo intensivo de territorio, pero no así los infiltrados: están cargados de trabajo imaginando cómo levantar el dedo aprobatorio pero de manera que parezca que están trabajando. ¡Ya parece que se van a ensuciar los mocasines afiliando raza políticamente ignorante! Nomás eso les faltaba a nuestros próceres.

    Es un hecho que Morena no está presente en las calles, ni en los medios, ni en ninguna parte donde pueda ser visto, estimado y evaluado por el pueblo porque no es temporada electoral. Pero la gente no necesita partidos electoreros que se olviden de sus responsabilidades políticas y se la pasen afilándose las uñas para cuando regrese la temporada de cosecha de candidaturas.

    La movilización de las opiniones de respaldo a las acciones de la presidenta Sheinbaum no se gestan ni con mucho al interior del partido Morena dada su irrelevancia política, sino en los espacios de los periodistas independientes, sean páginas web y canales de YouTube, Instagram, o cualquiera otra plataforma tecnológica. Quienes realmente dan la pelea en los medios ante el silencio de momia del partido Morena son los groseramente llamados “youtuberos” por la derecha. Buenos, malos, regulares, con recursos o sin ellos, son estos periodistas los que generan información que contrarresta eficazmente a los medios corporativos.

    Hasta donde vamos y vemos, Claudia seguirá sola en su empeño por mantener a salvo la soberanía nacional, y los periodistas independientes continuarán solos y contentos en su trabajo, apoyados por los escuchas que los aprueban.

    Ajenos a estos trabajos, los nuevos afiliados morenistas se capacitarán para defender los votos que mantengan en su curul o en su escaño a esos pecadores arrepentidos que encontraron en Morena el camino de su redención política. Pero como que gastarse 2,500 millones de pesos en eso es mucho dinero para mantener los privilegios de quienes vieron la luz morenista. Otra izquierda, la de antes, hizo más con menos. Con mucho menos.     

  • Vecinos siempre; socios a veces; amigos nunca

    Vecinos siempre; socios a veces; amigos nunca

    Entre México y los Estados Unidos, el desierto.

    Sebastián Lerdo de Tejada

    Como si se tratara de un castigo de los dioses a México por haberle concedido un territorio con tupidos bosques, lluviosas selvas, extensos litorales e inagotables yacimientos de minerales, metales preciosos y energéticos, en un arrepentimiento de última hora esos dioses le pusieron como vecino al país más pendenciero, intervencionista, discriminador, esclavista, abusivo y adicto que haya conocido la Historia: los Estados Unidos de América.

    La historia de nuestras relaciones con el país que en su nombre lleva inscrito el sello del pillaje al que son tan propensos porque ellos no son todo el continente americano sino sólo una parte, es una relación casi inagotable de agresiones.

    Éstas incluyen despojos territoriales (1848 y 1853), invasiones (1914 y 1916), su intervención en el golpe de Estado instigado por el embajador Henry Lane Wilson en contra del presidente Madero con el que Victoriano Huerta se hizo con el poder (1913) y tantas otras que sería penoso y cansado enumerar, siendo el robo de cerca de dos millones trescientos mil kilómetros cuadrados, equivalente a las superficies de España, Francia, Alemania, Italia, reino Unido, Portugal, Suiza, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Hungría y Croacia juntas, como penalización de guerra y por las que México recibió la irrisoria cantidad de quince millones de dólares ( https://www.cndh.org.mx/noticia/se-firma-el-tratado-de-guadalupe-hidalgo), la más recordada de ellas.

    Por desgracia, los afanes estadounidenses por apoderarse de nuestras riquezas han encontrado a un buen número de vendepatrias dispuestos a allanarles el camino hacia los ferrocarriles, el petróleo, las minas y los recursos naturales del país. El nefasto y nutrido catálogo de traidores comprende nombres de Antonio López de Santa Anna a Ernesto Zedillo Ponce León, de Lorenzo de Zavala a Enrique Peña Nieto, sin olvidar el aporte de te todos los presidentes priistas de Miguel Alemán en adelante más la modesta, torpe e inolvidable contribución de los panistas Fox y Calderón.  

    Pero a veces ha necesitado de nosotros ese vecino desmesurado. En 1942, con los Estados Unidos en guerra y por tanto con escasez de trabajadores en el sector agrícola, se instituyó el Programa Bracero (1942-1964), el cual consistió en un conjunto de medidas legales que hicieron posible que 4,5 millones de mexicanos trabajaran en labores agrícolas en los Estados Unidos (https://conomipedia.com/definiciones/programa-bracero.html). Relevados de los trabajos del campo, los estadounidenses pudieron ir en santa paz y con tranquilidad de conciencia a descargar sus bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki.

    El vecino arbitrario, de la mano del entreguista presidente Salinas, también nos ocupó como socios para el Tratado de Libre Comercio (TLC), firmado el 1992 y que fue la sentencia de muerte para el campo mexicano, la industria del juguete y la producción de calzado, entre otras actividades que pasaron a mejor vida. Se acabaron los sembradíos de sorgo y maíz a la orilla de la carretera, se cerraron las fábricas de calzado en León. 

    Y así fue como, según sus cuentas, ingresamos al primer mundo y para verificarlo están los números: entre 2008 y 2018 el número absoluto de personas en pobreza pasó de 49.5 a 52.4 millones  (https://www.bbvaresearch.com/publicaciones/ /mexico-evolucion-de-la-pobreza-y-distribucion-del-ingreso/).  

    Como premio a nuestra docilidad el imperio consideró acertado ampliarnos la oportunidad de servirle mediante la firma del T-MEC. Sólo que, ojo, a la hora de la firma el imperio ya no estaba tratando con los despreciables negociadores peñistas sino con la política nacionalista y defensora de la soberanía nacional de Andrés Manuel López Obrador, lo cual impidió que se consumara la entrega de recursos naturales a los Estados Unidos.

    Hoy, el Agente Naranja que despacha en la Casa Blanca estima que los 8,200 millones de almas que arrastramos nuestras penas en este planeta -blancos, negros, amarillos, bien tostados o apenas sancochaditos de piel- somos sus enemigos personales y que ya estuvo bueno de que vivamos parasitaria y confortablemente a expensas de la gente hacendosa y sufriente que habita en Estados Unidos, pero que su mayor enemigo, el más insoportable, es el vecino que vive en su frontera sur.

    Si desapareciéramos, nos llevaríamos con nosotros nuestras cochinas drogas que envenenan el alma pura de los adictos estadounidenses y pronto se verían sus parques llenos de niños y niñas riendo y jugando, sanos, felices, trenzando collarcitos de tréboles de la suerte y libres de adicciones.

    Si no estuviéramos, Calica podría continuar impunemente con la extracción y comercialización de piedra caliza y con la destrucción del paraíso, o las empresas petroleras podrían acceder libremente al llamado oro negro. O al litio. O al Golfo de México. O a la península de Baja California. O a lo que se le antojara.

    Eso y más pasaría si nos fuéramos de aquí, pero como no nos vamos a ir tenemos que ir analizando si la asociación con Estados Unidos es conveniente. Sobre este asunto, para tranquilidad del 80% de los mexicanos, tiene la palabra la presidenta Claudia Sheinbaum. Es la persona indicada en el momento adecuado.

  • Una “séptima” para los partidos

    Una “séptima” para los partidos

    “Cada grupo de A.A. debe mantenerse 
    completamente a sí mismo, 
    negándose a recibir contribuciones de afuera.”

    Séptima Tradición de Alcohólicos Anónimos

    Cuando en el barrio o en la fábrica un grupo de muchachos se asocia para formar un equipo de futbol, los integrantes pagan sus uniformes y sus balones y cooperan para el arbitraje y el transporte a cancha ajena. Cuando los clubes de ciclistas del Estado de México deciden iniciar su peregrinación anual al santuario de San Juan de los Lagos, ellos mismos pagan los gastos que se originan por refacciones, viáticos y transporte. Los grupos anónimos (alcohólicos, neuróticos, comedores, narcóticos) se exigen a sí mismos ser autosuficientes y en un alarde de autonomía económica ni siquiera aceptan el caso de que algún miembro pudiente solvente él solo los gastos del grupo porque la responsabilidad financiera es de todos.

    Dicho de otra forma, todas las asociaciones de individuos que se reúnen en torno a un motivo sufragan sus propios gastos… excepto los partidos políticos. A éstos hay que ayudarlos, beneficiarlos y sostenerlos con prótesis provistas por el Estado. Y no son endebles ni desdeñables esos apoyos, porque en el 2024 los partidos se alzaron con la bonita suma de $10,444 millones de pesos, divididos en $6,609 millones para gastos ordinarios y $3,304 para gastos de campaña, más otros rubros (https://www.dof.gob.mx/nota_detalle_popup.php?codigo=5708928 DOF – Diario Oficial de la Federación).

    Cierto, entre el equipo de futbol del barrio, el club ciclista de la comunidad o el grupo de AA de la colonia y un partido político media una distancia enorme porque sus tareas, propósitos y alcances son obviamente distintos, pero el fondo de la situación es la misma: quienes se asocian para formar un grupo están obligados y son responsables de sufragar los gastos generados por su actividad, porque para eso son individuos libres y conscientes que deciden participar en alguna actividad pública. Todos lo entienden así, excepción hecha de los partidos políticos.

    Antes, la izquierda lo entendía. Por ejemplo, el PMT (Partido Mexicano de los Trabajadores), partido sin registro electoral y por tanto sin acceso a las prerrogativas, nunca limitó su labor entre la gente. Había que pagar la renta del local, el recibo de luz, los materiales para elaborar el engrudo con el que se pegaban los carteles en los postes, las brochas, el equipo de sonido, el micrófono, la bocina Radson, el “diablito” para transportar cajas, las sillas, el escritorio, el pizarrón, los anaqueles para los libros, la impresión de volantes y proclamas, el transporte al DF para asistir a las asambleas nacionales. Eso sí, nunca había para café. 

    Al financiamiento de la labor del partido contribuían caricaturistas que simpatizaban con el partido, como Naranjo y Rius, quienes donaban alguno de sus trabajos para ilustrar los bonos de cooperación que enviaba el comité nacional a los comités estatales para que se vendieran y se hicieran de recursos. La responsabilidad del sostenimiento del partido recaía en los propios militantes, como debe ser.

    Pero el PMT era un partido político y no una mera agencia de colocaciones como son ahora los partidos, incluyendo a Morena. Para decirlo sin rodeos, Morena es hoy la principal agencia de colocaciones políticas porque de pocos de sus diputados y senadores podría decirse que tienen otra ideología diferente a la de no vivir despegado de la ubre presupuestal.

    De este modo, los partidos políticos equivalen al aviso de ocasión de los periódicos, donde las empresas publican las oportunidades de conseguir un empleo. ¿Alguien cree, con sinceridad y desde lo profundo de su corazón, que en el PT, el Verde Ecologista, el PRI, o el PAN, o en el partido que sea, hay militantes que defiendan una ideología particular? 

    Se asegura que de no haber financiamiento público a los partidos, éstos se verían infiltrados por recursos provenientes de las dos delincuencias que agobian a México: la organizada y la empresarial. Entonces, para que los partidos no agarren dinero de los malos que se lo den los buenos y que los ciudadanos se organicen y vean cómo le hacen pero a los partidos se les entregan sus 10,444 millones de pesos, o no hay democracia.

    Ojalá que la próxima reforma electoral contemple, además de la eliminación de diputados y senadores plurinominales, que resultan los primeros puestos asaltados por los vividores que medran en las gerencias partidarias, la disminución drástica de las prerrogativas económicas a los partidos. 

    Cuando en los grupos anónimos se acerca la fecha de vencimiento de la renta del local o del recibo de luz y no se han acabalado recursos suficientes, se sugiere a los asistentes “una séptima extraordinaria”, que hagan un esfuerzo y rasquen en sus bolsillos para completar el gasto. Qué novedoso resultaría que se pidiera a los militantes de Morena, del PT, del Verde, del PAN o del PRI que aportaran “una séptima extraordinaria” para el pago de la renta del local donde se reúnen. Bueno, si tuvieran un local y si se reunieran en fechas donde no hay repartición de huesos políticos. Uno, incrédulo siempre, hasta llegaría a creer que sí son partidos políticos.

  • Sillas vacías

    Sillas vacías

    Cuatro encuestas publicadas recientemente señalan que la aprobación popular al trabajo de la presidenta Claudia Sheinbaum al frente del Poder Ejecutivo ronda índices de 80%. Dicho de otra forma, ocho de cada diez mexicanos creemos que la presidente conduce al país correctamente y sólo dos de esos diez rechazan las evidencias de esta labor. 

    Pensado sólo como ejercicio, si ese índice se tradujera mecánicamente en votos, Morena –porque Claudia representa a Morena y sólo por circunstancias de la política fue candidata del PT y del PVEM- obtendría 240 de las 300 diputaciones que habrá una vez aprobada la futura y necesaria reforma electoral, y 51 de los 64 escaños en la Cámara de Senadores. El ejercicio, por supuesto, tiene sus aristas porque para empezar no todos los candidatos morenistas serían Claudia Sheinbaum, pero de ese tamaño sería el descalabro para la oposición.

    Los números de las encuestas pueden leerse de dos maneras. Una, que hombres y mujeres de todos los estratos sociales y de todas las edades, con grados de educación diferentes, con distintas ocupaciones, ven de manera positiva las tareas emprendidas por la presidenta, lo cual echa por tierra el fatigado argumento opositor de que la entrega de programas sociales es sólo para asegurar una base de apoyo a Sheinbaum. 

    La segunda lectura indicaría que a pesar de los gritos y estridencias de los que se alimenta la oposición, poca o ninguna mella consiguen en el ánimo de la gente. A pesar de que los medios de comunicación masiva a su disposición le sirven para magnificar sus aberrantes despropósitos, como el de sugerir la intervención de Estados Unidos en asuntos de la competencia exclusiva de México, o declaraciones por lo menos imprudentes y clasistas, como llamar “golfos del bienestar” a los jóvenes que reciben una beca para continuar sus estudios, la oposición ha sido incapaz de articular un programa que atraiga las simpatías de la gente.

    Así, se van quedando cada vez más solos los periodistas que hacen del periodismo la inmundicia que todos conocemos, los académicos que se vuelven púgiles para golpear no con argumentos sino con rencores, los políticos de la derecha que saben que esta es su última oportunidad para alzarse con los fondos públicos. El retrato más cruel pero certero de esa soledad y de ese desamparo en el que van quedando es la del Poder Judicial de la Federación y las sillas vacías que colmaron una de sus recientes reuniones.

    En su soledad, los opositores hablan con las piedras del campo para contarles que el país hundido en la catástrofe económica, aunque el INEGI señal, en su comunicado de septiembre de 2024, que la Población Económicamente Activa (PEA) sumaba entonces 61 millones de personas, de las cuales se hallaban ocupadas  59.3 millones, o el 97.3% de dicho total, y estaban desocupadas 1.6 millones, o el 2.7%.

    Fantasmales casi, hablándole al auditorio de sillas vacías ilustrado por los supremos jueces de la nación, periodistas y opinadores y académicos y políticos quieren convencer al pueblo de que el país se halla en la ruina económica, cuando el promedio de cotización diario al IMSS es de $581.57 pesos, o $17,447.10 pesos mensuales. Con esas cifras, al menos en nuestro país, es difícil convencer del desastre a las mayorías.

    Pero ni así abandonan las élites su empeño de propalar mentiras. No saben, no pueden, no quieren intentar otro camino, el de la organización popular, por ejemplo. Pero, ¿cuándo, desde su fundación, el PAN se propuso organizar a las masas para la toma del poder si sus bases eran los pequeños comerciantes, la pequeña clase media, pequeña en sus alcances ideológicos y espirituales? O el PRI, ¿cuándo intentó una organización que no fuera la manipulación forzosa de obreros y campesinos, sujetos a los corruptos sindicatos y ligas agrarias donde la única divisa era votar por el PRI?

    En la orfandad, no les queda otra opción más que ponerse en las manos de los López Dóriga, los Ciro, los Alazraki, los Brozo, y el conjunto de chayoteros que hacen lo que pueden, pero se ve que no pueden mucho porque sus múltiples y constantes marrullerías no alcanzan a opacar la labor de la presidenta Sheinbaum.

    En un arranque lírico, se diría junto con el poeta Bécquer: “¡Dios mío, qué solos / se quedan los muertos!”. Los muertos políticos a los que sólo dos de cada diez mexicanos les aplauden y los vitorean. Qué solos, pues.

  • Morena en sus Cuarteles de Invierno

    Morena en sus Cuarteles de Invierno

    “(el partido) no puede aspirar a ser un partido de la sociedad si no logra representar, en concreto y específico, sus intereses”.

    Comunicado de los diputados Heberto Castillo, Arnaldo Córdova y otros, del 8 de diciembre de 1991.

    Los recientes acontecimientos políticos protagonizados por morenistas (Layda Sansores, Adán Augusto López, Ricardo Monreal) han conseguido que los atónitos espectadores transitemos del pasmo a la sospecha, de la confianza al recelo y de la esperanza a la indignación. Da la impresión de que Morena pasa de instrumento para la lucha democrática de la sociedad a madriguera de intereses personales con olor a futurismo.

    Una aspiración de los partidos políticos de izquierda fue siempre la de acompañar al pueblo en sus demandas. Por lo menos, esa fue la intención de los partidos de izquierda auténtica como el Partido Comunista Mexicano (PCM), el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) o el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), más otras organizaciones de izquierda que no llegaron a las Cámaras pero siempre fueron consecuentes con sus planteamientos. 

    Este recuento de la izquierda ignora deliberadamente al PRD, que nació como una amalgama de corrientes de izquierda, transitó como una fábrica de candidaturas, y acabó como un esperpento cuando Claudio X. le cortó los hilos que lo sostenían y decidió que ya había perdido su utilidad.

    Los partidos de izquierda, más allá de sus disputas y enconos ideológicos, acompañaron las luchas populares, a veces encabezándolas, a veces participando de manera tangencial. Huelgas obreras, demandas campesinas, movimientos urbanos y populares encontraron en la izquierda una postura solidaria y respetuosa de sus liderazgos naturales, poniendo a su servicio los alcances políticos de sus partidos, los que hayan sido.

    Así, la izquierda se solidarizó con huelguistas y les acercó los apoyos económicos modestos que más parecían faltarles a ellos que a los obreros en paro. Estuvo en los desfiles del 1º. de Mayo volanteando y boteando, estuvo en 1982 en el Frente Nacional en Defensa del Salario, contra la Austeridad y la Carestía (FNDSCAC) y junto con sindicatos y organizaciones campesinas y del movimiento urbano llenó el Zócalo de la CDMX por primera vez desde 1968, apoyó a los trabajadores de la refresquera Pascual, hoy constituida como Sociedad Cooperativa de Trabajadores de Pascual. 

    Pero eso, parece, ya pasó de moda o por lo menos no lo contempla Morena en su proyecto, que tiene la suficiente capacidad operativa para obtener treinta millones de votos pero ninguna fuerza para proponer un punto de vista público. Palabras más palabras menos, dijo la dirigencia del partido: no nos metemos con las decisiones de Layda para que Layda no se meta con las de nosotros. Ah, bueno.

    Para ejemplificar, bordemos un poco en la especulación y supongamos que en una ciudad del país los transportistas, respaldados sin reservas por el gobierno municipal panista, aumentan el costo del pasaje del transporte urbano de 13 pesos a 14.50 pesos.

    Supongamos que esa ciudad es la segunda del país con más personas pobres en números relativos, según el Coneval, con unas 800 mil personas en situación de pobreza, lo que constituye el 45.8% del total de pobladores de esa ciudad. Supongamos, por último y para más señas, que esa ciudad es León, Guanajuato, cuna del sinarquismo, granero de votos para el PAN, residencia de El Yunque y una de las ya escasas plazas fuertes panistas en la república.

    En este caso ejemplar, ¿podría Morena movilizar siquiera unas doscientas personas que protestaran contra el aumento? No, no puede. A lo mejor porque ningún morenista en León utiliza camión para transportarse y no le afecta el costo, o bien el partido está totalmente desarticulado, o prefiere pasar de incógnito cuando no es época electoral y no hay candidaturas a la vista.

    Lo que sí hubo fueron cien ciudadanos protestando contra el alza (Protestan por el incremento en el precio del pasaje en transporte público de León, nota de Jorge Hernández en el portal Zona Franca del 14 de diciembre). Así, que “estudiantes y ciudadanos” se las arreglen como puedan y protesten lo que quieran: los morenistas no moverán un dedo sino hasta el próximo proceso electoral, cuando se reanude la rebatiña por los puestos y los recursos porque por el momento ya está repartido lo que había para repartir. Y mientras llega la próxima temporada de elecciones, Morena hace mutis y se recluye en sus cuarteles de invierno.

    Quizá sea esa ausencia del partido en la vida cotidiana de las personas la que ocasiona que las conferencias de la presidenta Claudia Sheinbaum se conviertan en un rosario de ínfimas querellas relatadas por los reporteros asistentes, una ventanilla de reclamos, una barandilla municipal desde donde la doctora se entera que a un matrimonio de adultos mayores de San José de los Tejocotes no les está llegando su pensión, que en San Pedro de las Columbas hay una casa donde tienen un perro amarrado en la azotea, que en Cerro de los Melquiades no tienen agua en los sanitarios del kínder, o no está pasando el carretón de la basura, o los despachadores del gas exigen propina a efecto de surtir el combustible, o para cuándo tiene agendada la doctora su visita a Puerta de San Germán, donde los pobladores le compartirán sus pendientes.

    Es un relato de minucias irrelevantes para el resto del país, aunque acongojantes para quienes dependen de que les llegue su pensión y desde luego son importantes. En el ideal, si el partido existiera en la vida diaria de los pobladores podría ayudar a tramitar la solución de esos problemas. A la población en general le interesaría más un cuadro de Morena gestionando soluciones que ese mismo cuadro presumiendo, orgulloso, haber cursado satisfactoriamente el curso “Masculinidades Anti-Hegemónicas” –casi un esoterismo para el pueblo curtido al sol- impartido por el Instituto Nacional de Formación Política de Morena. 

    Por décadas, la izquierda vivió el conflicto entre participar o no en elecciones porque estas validaban al régimen autoritario priista y favorecían la consolidación de dicho régimen al asumirlo como democrático. Partidos “electoreros”, se les llamó desde la izquierda radical a quienes aceptaron la convocatoria a las urnas como método de organización de las demandas populares. Hoy la izquierda está en el poder y convendría recordar que no son las figuras públicas las que le dan fuerza al pueblo sino el pueblo el que le da fuerza a las figuras públicas. Layda, Adán y Monreal son daños pasajeros, porque lo único que permanece es el pueblo.   

  • El Topo

    El Topo

    Topo

    m. Persona que se infiltra en una organización y actúa al servicio de otros.

    Diccionario del Estudiante. Real Academia Española

    Si es cierto que “de los arrepentidos se vale Dios para lograr sus fines” como afirma con agudeza la sabiduría popular, ¿podría ser cierto también que de los perjuros se está valiendo Morena para lograr los suyos, que son continuar con la transformación del país y alcanzar la justicia económica, política y social que siempre se ha negado?

    En la riesgosa política, curva y dañina como una cimitarra turca, que practica alegremente Morena de acoger en sus filas a personajes que no son más que restos carcomidos de los naufragios en que van desapareciendo los partidos de oposición.

    Pragmatismo político puro que ya tuvo una probadita de lo desafortunado que es en las personas del ex panista y ex calderonista Germán Martínez Cázares o la senadora panista María Lily del Carmen Téllez, quienes sólo por su irrelevancia política y su incapacidad operativa no causaron daños considerables a la política de la Cuarta Transformación.

    Los casos de tránsfugas suman hasta formar legión. Por ejemplo, Ignacio Mier, gobernador de Puebla por Morena y antes, en su época priista, firmante del robo llamado Fobaproa que hemos pagado y pagaremos todavía por décadas. A ellos se suman la senadora ex priista Cynthia López Castro o el ex panista senador Ricardo Sheffield, para no mencionar los tristemente célebres casos de Ricardo Monreal o Adán Augusto López.

    Sobresale en esta política riesgosa la actuación del ex panista senador de Morena Javier Corral Jurado, que con su voto en contra de la desaparición de los organismos supuestamente autónomos metió en un brete a toda una concepción política de la 4T, la que sólo pudo conseguir la mayoría absoluta para la reforma constitucional gracias a los votos del ex panista Miguel Ángel Yunes y de la ex priista Cynthia López. Así de tristes andan las cosas.

    Para justificar su atraco ideológico, el senador Corral argumentó que era “fiel a sus convicciones”, quizá las mismas “convicciones” que se hallaban modorras cuando Corral aceptó la senaduría plurinominal por Morena, puesto que si algo se encuentra claramente en la política morenista es la decisión de desaparecer los onerosos e inútiles organismos autónomos.

    ¿O no se deduce esto del conocido pronunciamiento hecho por López Obrador el 5 de septiembre de 2006, en pleno Zócalo, cuando dijo “al diablo con sus instituciones” luego de que el Tribunal Federal Electoral declarara el triunfo del espurio como presidente de México?

    Había que reformar al sistema desde la raíz y eso debió haberlo entendido el senador Corral al aceptar el obsequio de la senaduría por Morena. Porque Corral, un político con más de cuarenta años de militancia en el PAN, no es un advenedizo ni un principiante sino un viejo lobo que ha sabido cómo caer en blandito para escapar a las acusaciones –falsas, inventadas o ciertas- de la gobernadora de Chihuahua Maru Campos, su ex correligionaria que lo sucedió en la gubernatura del estado.

    Como sea, hay que comprender durante sus cuarenta años como militante panista Javier Corral aceptó la política de saqueo ejecutada por el Prian durante el periodo neoliberal, como fueron la venta de activos públicos a empresas privadas, la rampante corrupción que caracterizó al periodo, el progresivo empobrecimiento de las mayorías, la entrega de la soberanía nacional a los Estados Unidos, la participación de policías y políticos en el narcotráfico, y en fin todo lo que hicieron panistas y priistas en perjuicio de la nación. Como dice el refranerito ilustrado: “el que calla, otorga”. Y Corral calló.

    Hay quienes suponen que la aceptación de Corral a una senaduría por Morena es parte de su estrategia para obtener seis años de inmunidad legislativa para escabullirse de las acusaciones enderezadas en su contra, lo que no es sino el clásico chutar el bote para adelante y esperar a que el tiempo enfríe los ánimos hoy caldeados.

    Allá el ex gobernador y ex militante panista Javier Corral con sus maromas ideológicas; acá, los atónitos que contemplamos boquiabiertos las cabriolas corralistas disfrazadas de fidelidad y lealtad a su pensamiento político… panista, ni más faltaba. Lo triste del caso es que Corral no es el único de los “topos” que socavan desde adentro y profundamente la credibilidad y la decencia de Morena como resultado de su política de brazos abiertos a los Sergio Mayer, los Rommel Pacheco, y tantos y tantos por quienes no votamos pero que hoy disfrutan las mieles del poder al explotar la publicidad de su nombre. Sea por Dios.

  • La costosa mayoría

    La costosa mayoría

    Cuando la senadora plurinominal panista María Lilly del Carmen Téllez García, mejor conocida como Lilly Téllez, abandonó las filas de Morena para unirse al PAN, le llovió una serie de justificadas críticas por su conducta. Se dijo que había traicionado la confianza de AMLO en su postulación al Senado; que con su decisión defraudaba a quienes habían votado no por ella sino por el Movimiento que la había hecho conseguir un puesto al cual nunca hubiera llegado por méritos propios puesto que carecía de trayectoria política por más que fuera conocida como reportera de televisión.

    Y era cierto. Pero hay que reconocerle a la senadora Téllez que no se traicionó a sí misma porque su ideología es claramente reaccionaria, clasista y racista y está en contra de propuestas básicas de Morena, como son el derecho a la suspensión del embarazo y al matrimonio entre personas del mismo sexo.

    Al menos, tuvo la gallardía de bajarse de una opción ganadora (Morena) para pasarse a una notoriamente perdedora (el PAN) pero con la que se identifica mejor y que además le permite mostrar orgullosamente su analfabetismo político así como exhibir en público muchas de las bajezas que anidan en su cabeza, como llamar “Changoleón” al presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña. Al final quedó entre los suyos, como debió ser desde el principio.

    En contraste con Téllez, no parece que sea el caso de la senadora ex priísta Cynthia López Castro, quien apenas hace pocos días decidió cambiar de chaqueta, dejar que el PRI acabe de hundirse solo bajo el mando de Alejandro Moreno, y salvar el pellejo político al subirse al barco ganador que avanza con velas desplegadas y viento en popa que es la 4T.

    Escribió la senadora López en X: ”Después de una profunda reflexión he decidido sumarme al proyecto que encabeza la primera mujer Presidenta de México en quien confío y me motiva para trabajar por una sola causa: México. Agradezco a la Presidenta de Morena su recepción y respaldo. Lista para seguir trabajando por México”.

    ¡Milagro! ¡Milagro! ¡Que se grite a los cuatro vientos que la luz de la 4T ha iluminado a otra persona política! La iluminó, sí, pero sólo “después de una profunda reflexión” que uno imagina angustiosa y cerebral, un “me quedo no me quedo” lleno de congojas e incertidumbres, luego de la cual determinó que México todavía requería de sus servicios y que Morena podía funcionar el espacio idóneo para seguir dando muestras del acendrado patriotismo que la caracterizó como priista. Alabado sea, pues.

    Por cierto, la aplanadora política llamada Cuarta Transformación repitió en la persona de la senadora López el milagro que había obrado antes con ex panistas como Ricardo Sheffield, en este momento grisáceo senador morenista, y Alma Alcaraz, “aguerrida ex diputada del Partido Acción Nacional” (Milenio Guanajuato, 11.11.2023), desaparecida ex candidata a gobernadora de Guanajuato por Morena en las recientes elecciones. Ah, los vergonzosos desfiguros a los que se atreve el corazón cuando ve cercana la posibilidad de continuar en la nómina de gobierno.

    Ya en el colmo de la sorpresa, Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena, responde al adulón mensaje de la senadora López Castro con otro que no le queda a la zaga en zalamerías y le dice: “Bienvenida senadora @cynthialopezc1 a @PartidoMorenaMx. Seguros estamos que nos ayudarás con tu experiencia en la construcción del segundo piso de la Cuarta Transformación. Felicidades por tu valiente decisión”.

    Me pregunto si la presidenta Alcalde publicará en la plataforma X un mensaje de bienvenida y una fotografía con a cada uno de los nuevos afiliados a Morena, como lo hizo con la senadora ex priista.Si es así, le van a sudar los dedos porque la meta de su campaña “Súmate a Morena” es llegar a diez millones de afiliados (Busca Morena diez millones de afiliados para defender proyecto que inició AMLO: Luisa Alcalde, Diario Portal 27/20/2024), ocho millones más de los que ya cuenta.

    Si no tiene contemplado enviar en X antes Twitter esos ocho millones de mensajes y publicar su foto con cada uno de los nuevos afiliados, significará que hay militantes de primera, de segunda, de tercera y quizá hasta de cuarta. Unos militantes brillantes, prestigiosos y ex priistas, que ayudarán “con su experiencia” en la elevada tarea de la construcción del segundo piso de la Cuarta Transformación, y otros que servirán nomás para la modesta tarea de repartir el periódico Regeneración en los mercados públicos.

    Porque da la impresión de que en Morena sí hay que ser iguales, pero que es benéfico que haya unos más iguales que otros. El nuevo voto afianza la mayoría morenista en el Senado, aunque el precio sea alto y aunque contradiga al humanismo mexicano de AMLO, quien propuso repetidamente que hay que avanzar en la transformación del país pero sin dejar trozos de dignidad en el camino.

  • El Pueblo… ¡a escena!

    El Pueblo… ¡a escena!

    La política neoliberal que privilegió sin pudor ni recato a unos cuantos beneficiarios, tuvo como consecuencia obligada la emergencia en la escena pública del amplísimo sector social –llamémosle “pueblo” para abreviar- marginado y empobrecido por esa política. 

    Ya no nos quedaba de otra si todavía queríamos seguir teniendo algo a lo cual  de llamar “nuestro país”, convertido por el neoliberalismo en una agencia de ventas.

    La estructura era clara. Arriba se encontraban los rentistas multimillonarios en dólares que se alzaron con el botín de las empresas públicas sacadas a esa especie de remate en tercera almoneda comenzado por Carlos Salinas y continuado por Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto.

    En el festín de los corruptos, a quienes por benevolencia se les llama “empresarios” sin serlo cabalmente porque nunca han emprendido o iniciado nada que valga la pena más allá de explotar los privilegios que le daba su cercanía con el poder, se caían algunas migajas del inmundo banquete y estas iban a dar a las sedientas manos de periodistas, medios de comunicación, intelectuales orgánicos, académicos, jueces y magistrados casi en su totalidad, integrantes de organismos autónomos y autoridades universitarias, a fin de que cerraran la boca como parte de su contribución al desastre.

    En esas condiciones, soslayado en sus necesidades y empujado a una situación de pobreza extrema y de violencia coordinada desde el poder con la colaboración decidida y entusiasta del ilegítimo presidente Felipe Calderón, el pueblo despertó y a través de los votos realizó la revolución pacífica que urgía al país para que reorientara el rumbo antes de que cayera al abismo al que lo conducía la desvergonzada élite que asaltaba en México al amparo de la ley.

    Fue el adiós de las élites a sus privilegios. Se acabaron las condonaciones de impuestos que llegaron a sumar cientos de miles de millones de pesos; se terminaron los salarios bajos con los que la clase trabajadora socorría a la voracidad empresarial; concluyeron los negocios –como el de las medicinas vendidas a instituciones públicas- fraguados al calor del contubernio entre los “empresarios” y los políticos prianistas que detentaron el poder. 

    Hoy, el último de sus baluartes, la ciudadela construida por el Poder Judicial de la Federación desde donde ésta los mimaba cariñosamente y los veía con esa mirada de arrobo y embeleso que sólo se le puede dirigir a un costal de lona con un millón de dólares en su interior y les obsequiaba amparos como si fueran estampitas de primera comunión, está nada menos que al caer.

    Cualquiera que observe honradamente este panorama sabe que ya no hay marcha atrás. La politización del pueblo y su empoderamiento ideológico hacen imposible el retroceso, y menos aún si al frente de la transformación de la vida pública, social y económica del país se encuentra una presidenta sin titubeos ni quebrantos ideológicos, como Claudia Sheinbaum. Ni por dónde.

    La derecha, trastornada como siempre pero hoy viviendo en el delirio que acompaña a la agonía, considera que el pueblo renunciará tranquilamente a las alzas salariales, a los programas sociales y a la visibilidad pública de su existencia para que regrese el régimen de corrupción convertido en modelo de vida por los regímenes prianistas y para que los recursos de todos vuelvan a manos de sus patrones y titiriteros, que son aquellos que saquearon al país.

    Por eso, no les queda otro recurso que ponerle el pie a quien va avanzando para que tropiece. Sí se escucha, pero ya muy quedito, el desesperado lamento de medios y comunicadores, de partidos políticos nacionales y de embajadores norteamericanos. 

    Van abandonando la escena pública los mexicanos a favor de la corrupción no porque sea su voluntad sino porque se redujo su margen de maniobra en una sociedad que se renueva, y quién sabe si dentro de tres años todavía existan los periódicos donde hoy publican sus desconsuelos. Más temprano que tarde, a la mayor brevedad posible, dejaremos de oír a los corruptísimos organismos autónomos creados para vigilar que el despojo de los bienes públicos se diera en orden. Se harán nada los apellidos Aguayo, Crespo, Casar, Curzio, Castañeda, Camín, Krauze, pero la torpeza de su apoyo a la candidata Xóchitl los acompañará para siempre. Se escucharán menos los poquitos que creyeron que el país era suyo nomás porque ellos decían y porque su misión divina era robarlos fingiendo que los gobernaban. Enhorabuena.