Categoría: León Fernando Alvarado

  • Los aciertos, los hechos y un adiós

    Los aciertos, los hechos y un adiós

    Los aciertos políticos y económicos del presidente Andrés Manuel López Obrador ya forman parte de un constructo social del que difícilmente dará marcha atrás la sociedad mexicana.

    Relegado al papel de espectador mudo y maniatado ante el bochornoso espectáculo del saqueo que las burguesías empresariales y políticas llevaron a cabo en el país durante los treinta años de oscuridad neoliberal, hoy el pueblo es consciente de su papel protagónico en la sociedad y sabe que pasó de ser un decorado a convertirse en un factor determinante mediante el ejercicio del único poder a su alcance: el voto.

    Con prudencia, el presidente ha previsto el momento en que ya no estará al frente del Ejecutivo y no inicia ni obras materiales ni reformas legales que podrían quedar inconclusas antes del término de su mandato. Fiel a su palabra y contra lo que suponen sus malquerientes políticos, deja a otros, a los que vengan, la responsabilidad de continuar con la transformación de México. 

    Más allá de un aeropuerto internacional, dos refinerías, un parque fotovoltaico y un tren que rescatará del olvido al sureste, habrá cambios menos visibles pero quizá por eso más profundos y duraderos. Habrá una revolución de las conciencias. Lo ha dicho el propio presidente: “Por eso hablo de la revolución de las conciencias, eso es lo más importante de todo y en ese sentido México está a la vanguardia en el mundo. El pueblo de México es de los más politizados del mundo y esto se ha logrado en los últimos tiempos”. (Revolución de las conciencias coloca a México a la vanguardia, afirma presidente AMLO  https://www.capital21.cdmx.gob.mx/noticias/?p=29798#:~:text=Noticias).

    Esa politización -que no polarización, como conviene al discurso de la reacción fascista y aun de la iglesia católica (cfr. Bernardo Barranco V.: Los obispos defienden al INE y confrontan a AMLO, https://www.jornada.com.mx/2022/11/09/opinion/020a2pol) ha penetrado en la conciencia del pueblo y éste sabe que en efecto es él quien gobierna a través de un gobierno federal que lo representa y que no son los medios voraces, ni la oligarquía rapaz, ni los periodistas facciosos, ni los intelectuales arrodillados, ni esa pomposa colección de membretes llamada “sociedad civil” con matrera elegancia, los que deciden el destino del país el día de hoy. 

    Un ejemplo de que estos “democráticos” farsantes no tienen al pueblo de su lado, que no cuentan con él, es el hecho de que ofrecen el pago de 100 pesos a quienes acompañen a los oligarcas que encabezarán la marcha del 26 de febrero en defensa de los insultantes salarios pagados a los 400 visires del califato de Córdova en el INE (Al menos 400 funcionarios del INE ganan más que el Presidente: Pablo Gómez  https://www.jornada.com.mx/notas/2023/02/09/politica/al-menos-400-funcionarios-del-ine-ganan-mas-que-el-presidente-pablo-gomez/ ). Allá ellos si van a defender a quienes los timan con la patraña de la defensa del voto. 

    López Obrador se retirará a su rancho en Palenque y se olvidará de la política, como lo ha afirmado una y otra vez. Ese retiro, su voluntaria ausencia del escenario nacional será uno de sus mayores logros políticos porque obligará a quienes lo sucedan a mostrar su verdadero talante y a explorar nuevas estrategias y diferentes métodos para hacer política.

    Existe la esperanza de que Morena se convierta en el instrumento político de las masas para que éstas alcancen sus objetivos, pero se ve difícil. No se vislumbra solidez organizativa o ideológica en Morena: las opiniones y los esfuerzos de tres o cuatro “moneros” (El Fisgón, Hernández, Rapé) más dos o tres periodistas (Pedro Miguel y… y…) no construyen un aparato ideológico por más que su destacada labor sea plausible. 

    Titubeos, en cambio, le sobran a Morena. ¿Dónde está su postura respecto a los coqueteos con la derecha fascista de Ricardo Monreal, ecuánime y reflexivo maestro universitario, pródigo escritor de libros que nadie sino él mismo compra por miles con nuestros impuestos para obsequiarlos a sus seguidores? ¿Dónde está el partido respondiendo a los ataques diarios a la figura del presidente más allá de la propaganda televisiva que muestra a un sonriente Mario Delgado vistiendo una guayabera guinda y hablando maravillas de la 4T? 

    ¿Qué hizo el partido para promocionar la inauguración del parque fotovoltaico en Puerto Peñasco, el más grande de América Latina, ante el silencio de los medios, que no consideraron noticia de primera plana esa inauguración? Y sobre el decreto de la nacionalización del litio, ¿qué dijo? ¿Qué medidas está tomando para que no lo sorprendan de nuevo vividores como Germán Martínez o Lily Téllez, que una vez en el Senado de la República se alzaron con el puesto y se lo llevaron puesto a su casa?

    La ausencia de López Obrador será la prueba que defina cuánto se ha aprendido de esta experiencia de seis años de hacer historia.

  • No saben ser oposición

    No saben ser oposición

    La estridencia de la derecha panista en medios de comunicación y en plataformas electrónicas es el disfraz perfecto para ocultar que dicho partido carece de base social y cercanía con las demandas y los intereses populares.

    Sí, esa derecha llegó a la Presidencia de la República en 2000 y 2006, con Fox y Calderón, respectivamente, pero eso podría deberse a razones que distan de parecerse a una identificación con el pueblo, con la gente.

    Aventuremos algunas. Una: había necesidad de un recambio de personajes del sistema para que todo siguiera igual pero bajo una distinta envoltura. Otra: era urgente darle una pincelada de democracia al sistema autoritario para hacer creer a los cándidos que la primavera electoral había llegado al país al prestarle al PAN la estafeta presidencial. La última: el cansancio de los electores frente a la corrupción priista y la esperanza de experimentar con un partido diferente al PRI.

    Pero en ningún caso puede hablarse de una militancia activa y una difusión de la plataforma electoral panista entre la gente. Hoy mismo, el número de militantes del PAN en los estados que gobierna (Aguascalientes, Chihuahua, Guanajuato, Querétaro y Yucatán) suman apenas 63 mil de acuerdo con los datos que aporta su Registro Nacional de Militantes (https://www.rnm.mx/padron).

    Los intereses del pueblo nunca han entrado en los cálculos panistas. Nunca se vio a la derecha apoyando a los obreros en demandas de aumento salarial. Nunca, tampoco, acompañaron ninguna marcha de movimientos urbanos populares o de organizaciones campesinas.

    La derecha no sabe lo que es ser pueblo, ser del pueblo. Lo suyo es la clase media timorata, el pequeño propietario de un negocio donde evade impuestos porque considera que es un abuso del gobierno y donde explota a tres o cuatro trabajadores sin darles prestaciones sociales, y si no le gusta que se vaya pero yo al Seguro Social no lo afilio.

    Lo suyo es, también, la conjugación de temores arcaicos tan propios de la clase media: nos van a quitar nuestras casas y nuestros coches y nos van a cerrar nuestros negocios. Descuiden, aspiracionistas, las casas, los autos y los negocios ya se los quitó el neoliberalismo con la crisis de diciembre de 1994.

    Ese distanciamiento obliga por necesidad a la derecha a actuar de manera obtusa, como la reunión de juramentados en la oscuridad de la noche a la manera de El Yunque o la creación de un enjambre de marbetes comerciales para denominar entelequias del tipo Va por México o México Colectivo. “Agrupaciones” que esconden la ausencia de apoyo popular bajo el eufemismo “sociedad civil”, donde no aparecen campesinos ni trabajadores y son evidentes muestras del clasismo y el racismo de quienes dicen hablar por la sociedad entera.

    Sin programa de acción, la derecha aloja en lenguaje a buena parte de su metodología política. Hoy es “el señor López” o simplemente “López” el despectivo con el que intentan minimizar la figura del presidente López Obrador. Ayer utilizaron “Jolopo” para referirse a José López Portillo. En su inhabilidad ideológica, las siglas deben ser un mensaje cifrado: FRENAA (Frente Nacional Anti-AMLO) porque frena la dictadura; en los años sesenta fue el MURO (Movimiento Universitario de Renovadora Orientación) porque era un muro anticomunista; GUIA (Guardia Unificadora Ibero Americana) porque era una guía. Y lo dicen con una seriedad que resultaría conmovedora si antes no fueran patéticas sus limitaciones ideológicas.

    “No saben ser oposición”, les dijo el presidente Andrés Manuel  López Obrador en su conferencia de prensa del 10 de enero. Y no, no saben. Lejos de señalar posibles errores en la conducción política, social o económica del país, insisten en imponer cansadas narrativas para su autoconsumo. Militarización del país. Proyectos faraónicos destinados al fracaso. Rieles oxidados en el Tren Maya. Extinción de la vida silvestre. Patrañas que sólo tienen eco en los inmundos pasquines a su servicio.

    El pueblo raso, el que anda a pie bajo el sol, el que se traslada en camión, el que “trabaja de trueno aunque sea para otros la llovida” –como dice la canción de Jorge Cafrune-, ve una redistribución de la riqueza en las pensiones a adultos mayores o en las becas a estudiantes o en cualquiera de los otros programas sociales de la 4T. Y si las aguas del Mar Caribe cambian de color con la construcción del Tren Maya, pues santo y muy bueno porque ellos cobrarán la pensión que les ayudará con su día a día.

    No saben ser oposición y por eso sólo les queda el recurso del odio, la mentira y la calumnia. Pero, a juzgar por la aceptación popular al régimen de la 4T que lo ubica con el 68% de aprobación según la última referencia de Morning Consult Political Intelligence, correspondiente a la semana del 26 al 31 de enero de 2023 (https://morningconsult.com/global-leader-approval/), no parece que su estrategia de odio los esté llevando muy lejos. Les falta pueblo.

  • Intelectuales de prepago

    Intelectuales de prepago

    Cuatro años de gobierno de la 4T han bastado para construir una reconfiguración del país que se concentra en lo económico pero pasa por lo moral, lo ideológico y lo intelectual. Donde los neoliberales aposentaron verdades que parecían sólidas y consistentes hoy sólo quedan restos humeantes que evidencian el teatro guiñol sobre el que se fincó el saqueo al país.

    Una de esas mentiras, por ejemplo, decía que la pobre recaudación fiscal radicaba en que franeleros, recogedores de PET, taqueros y otros subempleados que encontraban refugio en la economía informal se daban vida de consejeros del INE porque no pagaban impuestos. Hoy sabemos que no era así, que quien hoy es un ministro de la SCJN condonó, él solito, 390 mil millones de pesos a grandes empresas. Con favores como esos, cualquier recaudación por fuerza resulta raquítica.

    Se decía que el fraude del huachicol estaba en manos de siniestros pobladores que amparados en las sombras de la noche ‘picaban’ los tubos de Pemex para extraer el combustible que luego vendían en bidones a la orilla de las carreteras. Tampoco era así: había gasolineras que tenían años de no comprar un litro de gasolina a Pemex.

    La corrupción a todos los sectores fue abundante. Sobre la prensa, desde siempre amordazada con billetes, ni siquiera vale la pena el comentario. Pero sí lo ameritaría el caso de los científicos mexicanos que fueron incapaces de dos cosas: generar una patente y renunciar a los fideicomisos. Dijo María Elena Álvarez-Buylla, directora del Conacyt, que el pago de “cuotas a los despachos, a los bancos, nóminas ha implicado más de 500 millones de pesos. Esto es sorprendente porque en 2017 y 2018, Conacyt no asignó un solo peso para ciencia básica”. (Detallan millonarios desvíos y corrupción a través de fideicomisos en Conacyt  https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/10/21/detallan-millonarios-desvios-y-corrupcion-a-traves-de-fideicomisos-en-conacyt-7417.html ).

    En fin, apenas un botón de muestra de lo que la 4T puso en claro, permitiendo que las sospechas de uno siempre tan mal pensado se convirtieran en evidencias del saqueo inmisericorde al que sometió al país la avidez neoliberal. No tiene caso extenderse en el recuento de delitos que son de dominio público. 

    En esta reconfiguración hay sectores que se han exhibido a sí mismos de manera tan ostensible que ya perdieron cualquier posibilidad de recuperación. Es el caso de los intelectuales.

    Un ejemplo. La revista Proceso llegó al punto de no retorno porque ningún medio permanece indemne después de publicar un artículo de la dentista Laurie Ann Ximénez-Fyvie, a la sazón presunta experta en COVID-19 y acérrima crítica del doctor Hugo López-Gatell. Asimismo, no hay regreso posible a la sensatez luego de la Operación Berlín porque cuando se practica es que todo está perdido (‘Krauze operó contra AMLO’. Testimonio sobre la insidia  https://aristeguinoticias.com/1703/mexico/krauze-opero-contra-amlo-testimonio-sobre-la-insidia/ ).

    El Ogro Filantrópico temido por Octavio Paz sedujo a los intelectuales, que fueron agasajados con privilegios, premios, derecho de picaporte al despacho del príncipe para susurrarle al oído sus necesidades financieras liquidadas con un inmediato cheque (“Presidente, nuestras finanzas andan mal”, decía Aguilar Camín a Salinas de Gortari  https://contralinea.com.mx/uncategorized/presidente-nuestras-finanzas-andan-mal-decia-aguilar-camin-a-salinas-de-gortari/), becas, agregadurías culturales en embajadas, publicaciones, viajes y año sabático tras año sabático (Guillrtmo Sheridan, el académico de la UNAM que no da clases  https://polemon.mx/guillermo-sheridan-el-academico-de-la-unam-que-no-da-clases/), aceitaron su codicia y en el resbalón mandaron al demonio a su inteligencia. Hoy se sabe que los intelectuales tienen un precio, que es justamente el que no les quiso cubrir la 4T.

    ¿No vieron el saqueo? No. ¿Sus fuentes confidenciales no les avisaron que el gobierno era en realidad una agencia de ventas de los bienes públicos? No. ¿No les pareció criticable iniciar una guerra para obtener la legitimidad que no se había ganado en las urnas? No. Ciegos, sordos y mudos, ¿para qué sirven?

    Se perdió una generación, pero ¿es una pérdida para la vida intelectual del país? Difícil, porque las inteligencias tarifadas valen entre poco y nada. En adelante, su obras, sus libros, sus novelas, sus análisis, sus ensayos serán vistos con escepticismo porque sabremos que esos productos serán resultado del entumecimiento intelectual y estarán enrarecidos por el interés monetario. Sabremos que si la 4T los apoyara económicamente se modificarían sus amargas observaciones de hoy.

    No es fácil decirlo, pero más vale así. Nadie necesita intelectuales de prepago.

  • Los de abajo

    Los de abajo

    Excepto hablar de cara al pueblo e interesarse por la solución de sus necesidades, la oposición ha hecho de todo por desacreditar la labor de la 4T. Sembrado de noticias falsas que terminan desmigajadas al poco tiempo.

    Trinquetes legaloides para ganar más que el presidente. Mecanos a cargo de panistas para demostrar la corrupción del hijo del presidente. Para la oposición, lo que sea vicioso y despreciable es válido para obtener en los medios y en las redes lo que no obtiene en la realidad.

    En este elenco de fracasos guarda un notable primer lugar la famélica marcha con el exagerado argumento de que “el INE no se toca”. Pero sí, el INE y cualquier otra institución del Estado mexicano sí se toca si así conviene a los intereses de la mayoría y ésta aprueba los cambios.

    En reciente conferencia matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador refirió de pasada al Artículo 39 constitucional como el fundamento para realizar los cambios políticos que el pueblo considere necesarios. Dicho Artículo dice textualmente: La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

    Ajá. ¿Con que todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste? ¿Así es que el pueblo tiene (…) el inalienable derecho de alterar o modificar su forma de gobierno? Entonces, ¿cuál es el problema para tocar al INE o a cualquier otra institución y hasta el régimen político si así lo decide el pueblo? Cierto es que no soy jurista para interpretar la Constitución, pero también es cierto que no se necesita serlo para invocarla. Basta con que sea ciudadano con goce de sus derechos políticos. Ese Artículo, por cierto, fue inscrito en los carteles propagandísticos del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) en su primera participación electoral, en 1985. Amparado en la letra constitucional, el pueblo podía hasta cambiar a una sociedad socialista si así lo determinara.

    Es en el pueblo, entonces, donde reside el poder que se expresa, sí, a través de las instituciones (Artículo 41.- El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión (…). Pero no son éstas, ni los desmayados partidos políticos de oposición, ni las cúpulas empresariales camufladas de activistas sociales, ni los deplorables medios de comunicación que padecemos, los que tienen el poder.

    Puede que a algunos les duela considerar que el obrero, el campesino, el empleado, el profesor, el habitante de colonias populares trepadas en los cerros o de unidades del Infonavit, el taquero, el taxista, el franelero, el ama de casa, el jornalero, la voceadora, el vendedor de tamales, la enfermera, el comprador de chatarra, el recogedor de PET y los muchos que faltan en este recuento de pueblo de a pie que sostiene al país son los verdaderos dueños del poder.

    Que durante décadas se le haya humillado, saqueado, engañado por los bobalicones de los noticieros, bocabajeado, insultado, pata-rajeado, naquizado, ninizado o indianizado, no le quita nada al poder que se encuentra inscrito en la Constitución y que desde luego debería ampliarse todavía más, como aspira a hacerlo la 4T mediante el impulso a la participación popular en consultas y encuestas.

    La astucia política del presidente López Obrador logró que su Plan A, presentado como Plan B para darles a los opositores la sensación de haber ganado el debate y haber obtenido una menguada victoria, demostró que las instituciones no están por encima de la gente y que éstas se encuentran al servicio del pueblo, y no al revés.

    Y bueno, luego de tanto innecesario revuelo y reflexiones que sólo escondían insidia a cargo de un inspirado senador, vino a resultar que el INE sí se toca. No es revancha, como dicen los consejeros. Es que –hasta las encuestas del propio INE lo evidencian- así lo quiere la gente.

  • Politización en un México despierto

    Politización en un México despierto

    Desde su fundación en 1929 con Plutarco Elías Calles y hasta el año 2018 en que llegó la 4T, el sistema político mexicano fue pródigo en trucos y maromas con los cuales trató de despolitizar al pueblo para evitar que éste tomara parte en la solución de los asuntos públicos. Citemos algunos.

    Las elecciones fraudulentas. Los sindicatos incorporados al PRI. Las comunidades agrarias, siempre en el abandono, organizadas para votar pero no para producir. Los pueblos originarios arrumbados en sus lejanías. El control de la prensa, la televisión y la radio al servicio del poder: “Nosotros somos soldados del presidente de la República”, dijo alguna vez Emilio Azcárraga Milmo. Y fórmense o váyanse.

    Sigue el recuento “para los más jóvenes”, como cita el clásico. La compra de votos mediante el cínico reparto de tinacos y despensas de frijol con gorgojo. Los monederos Monex que pasaron frente a las narices de los consejeros electorales sin que éstos se las olieran. Y ya que estamos en eso, la creación de organismos “autónomos” para darle una manita de barniz democrático al autoritarismo saqueador.

    Aciagos y malignamente creativos como son los mapaches priistas hoy paladines en la defensa del INE, mientras se embolsaban el presupuesto público se dieron tiempo para enriquecer los vocablos de la picaresca electoral.

    Que la Operación Tamal, donde después de un suculento desayuno con tamales se invitaba al votante a entregar su voto. Que el Ratón Loco, donde el ratón votante no encontraba su casilla y andaba como loco hasta que se retiraba a su casa, frustrado y sin votar. Que las asombrosas casillas zapato en las que la oposición no obtenía un solo voto a su favor. Que las urnas embarazadas, aquellas que la noche antes de las elecciones daban su mal paso y comparecían a la jornada electoral con el producto de su desliz en su interior. Que los tacos de votos donde cien o doscientas boletas enrolladas pasaban sin problema por la estrecha rendija de la urna gracias a los alquimistas del PRI.

    Y si al final ni con todo eso se desanimaba la gente todavía quedaba el recurso de la masacre, con pena y todo. Como la del 2 de Enero de 1946 en León, donde el PRI, llamado entonces PRM, obtuvo 58 votos a favor de su candidato contra 22,173 del candidato opositor. Ese brote de ciudadanía ameritaba un escarmiento ejemplar a la población para evitar que se repitiera. Y se le dio, vaya que sí: 27 muertos y 60 heridos, según el recuento de Alfonso Trueba recogido por Orlando Ortiz en su antología La violencia en México (Editorial Diógenes, 1978).El recuento de represiones sería extensísimo. A los ferrocarrileros en 1959, que les costó once años de cárcel a Demetrio Vallejo y a Valentín Campa, líderes del movimiento.

    A los maestros encabezados por Othón Salazar en 1958. A los médicos en 1965. A los estudiantes el 2 de Octubre de 1968. Inagotable recuento del reguero de sangre y represión sobre el que se fincó el sistema político priista.

    La idea era maniatar al pueblo para que no participara en política o entendiera que si lo hacía era por su cuenta y riesgo, y elevar el nivel de riesgo hasta que fuera el de su libertad o incluso de su vida. La política era asunto de políticos y los demás ¡a callar!

    Sucesivas reformas electorales fueron apenas válvulas utilizadas para desahogar la presión social y fingir que cambiaban las cosas y el sistema se democratizaba. Hasta que llegó el cambio verdadero con la 4T en la Presidencia.El presidente López Obrador, contrario a lo que hicieron sus antecesores, ha alentado la intervención de la gente en los asuntos públicos, como tiene que ser.

    Ha impulsado consultas incluso estando en desacuerdo con alguna de ellas, como la del juicio a ex presidentes. Esas consultas han sido un ejercicio novedoso para un pueblo que apenas debuta en las prácticas democráticas y, aun a pesar del sabotaje que ha corrido por cuenta del INE, ha permitido la intervención de la verdadera sociedad. La del pueblo liso y llano que no se oculta detrás de los carnavalescos nombres de o-ene-gé o sociedad civil. A este resurgimiento popular es al que los opositores llaman polarización de la sociedad. ¡Caray!

    Como que se esperaba más de los analistas de derecha. Tal vez un poco de comprensión del fenómeno para que pudieran implementar estrategias pertinentes que les permitieran obtener una aprobación social de la cual carecen a todas luces. Olvidarse de los epítetos calificativos para pasar a los sustantivos descriptivos.El pueblo de México siempre ha querido intervenir en el manejo de los asuntos públicos, como someramente se ha mostrado hasta aquí. El mérito de la 4T es haber desazolvado los canales obstruidos por los anteriores gobiernos para ampliar el cauce democrático. Y aquí estamos. Al fin despiertos.

  • Las otras polarizaciones

    Las otras polarizaciones

    La oposición de derecha ha sido fértil y terca en la promoción de discursos hipócritas cuya única finalidad es la de obstaculizar el avance de las políticas sociales de la 4T.

    Que si la alianza de gobernadores con insinuaciones separatistas de la Federación. Que si el súbito brote epidémico de ecología entre la comunidad artística que se impuso la tarea de selvar del Tren Maya a los jaguares. Que si las bombas tremebundas ocultas entre los Guacamaya Leaks que han petardeado feamente. Que si la marcha en defensa de la democracia y los sueldos de los sultanes del INE encabezada por los más connotados mapaches electorales. Que si los majestuosos académicos exhibiéndose en paños menores intelectuales y chancletas morales para insultar al presidente.

    Narrativas infladas a las que se les sale el aire y terminan en el suelo, pisoteadas y añadiendo más descrédito a sus promotores. Entre estos discursos se encuentra el de la polarización.

    Esta polarización se refiere exclusivamente a la que deriva de los polos políticos, donde en uno de ellos se encuentra la aprobación de más del 70% de los ciudadanos al presidente López Obrador –como lo demostró la marcha de este domingo 27 de noviembre- y en el otro, triste, desparpajado y sin rumbo, se encuentra la oposición. Pero no alude a las polarizaciones económicas, culturales o raciales que se practican en nuestra sociedad.

    Hay polarización económica cuando la dependienta de una zapatería en un centro comercial recibe un salario de $5,300 pesos mensuales y está encargada de vender zapatillas Bally de $71,000 pesos: más de un año de trabajo le costaría a ella comprar uno solo de los pares que vende. 

    A la oposición nunca le interesó abordar y mucho menos disminuir esa polarización. Recuérdese  que la política económica obligaba a sujetar los salarios para controlar la inflación, hasta que la 4T demostró que eso era una mentira.

    Hay polarización cultural cuando los detentadores oficiosos de la cultura suponen que sus ambiciones económicas deben ser sufragadas por el presupuesto público e incluso se indignan si el Estado rechaza hacerlo. 

    Un ejemplo es el berrinche de los cineastas por que no se les quiso apoyar con los gastos de su fiesta particular para la entrega de los Arieles. Como si tuvieran cara de exigir después de presentar mazacotes al estilo de No manches, Frida. ¿Y a quién en Los Mochis, en Topolobampo, en Tarimoro o en Rincón de Romos le importa esa película? 

    Polarización del racismo que viene desde las castas en la época de la invasión española. Del mestizo al cambujo. Del zambayo al no-te-entiendo. Del lobo al calpamulato. Brusca crónica de castas que sólo revela el desprecio al distinto, al que es pobre, y que se repite hoy cuando se lanzan descalificaciones como “pata rajada” o “acarreados”. El delito de ser pobre y ser moreno.

    Esas polarizaciones “no se tocan” ni se mencionan en medios ni son tema en debates porque así conviene a los ex propietarios del presupuesto público. 

    Pero son también las polarizaciones económica, social y cultural que la 4T sí toca. Aumenta el salario mínimo. Privilegia los programas sociales no como un recurso para hacerse de clientela electoral sino para redistribuir la riqueza. Antepone el lema de que la paz es fruto de la justicia (social, económica, cultural). 

    Toca esas polarizaciones para abreviar las brechas que separan a los que todo tienen de sobra de los que apenas tienen para vivir. Y eso el pueblo lo reconoce. Y se presenta a la plaza pública a refrendar ese reconocimiento. Que lo diga si no la asistencia a la marcha del domingo 27 de noviembre.

  • 200 casas diarias

    200 casas diarias

    En la conferencia mañanera del pasado 26 de julio, el presidente Andrés Manuel López Obrador recordó: “(…) cuando se venía una campaña, yo recomendaba: Vayan a ver a la gente, entréguenle un volante, pónganse sus tenis, un sombrero, su morral y sus volantes, y vayan casa por casa: soy fulano de tal y aspiro a esto, y hay que cambiar este régimen corrupto, y aquí te dejo este volante. Y a la otra casa, y a la otra casa. Y me acuerdo que les decía yo: 150, 200 casas diarias.” (Conferencia de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador del 26 de julio de 2022  https://www.gob.mx/insabi/articulos/conferencia-de-prensa-del-presidente-andres-manuel-lopez-obrador-del-26-de-julio-de-2022-309626 ).

    AMLO no se refirió, desde luego, a los muy hipócritas baños de pueblo donde los candidatos oficiales eran cubiertos de confeti y serpentinas mientras caminaban algunas cuadras estropeadas con pasacalles y carteles que mostraban un monstruoso rostro sonriente, rodeados de lambisconesy guaruras.

    Se refirió a conocer al pueblo. Conocerlo, ser uno más entre ellos pero no como las encopetadas que en temporada navideña obsequian cobijas a los indigentes para aparecer muy risueñas en el periódico dándoselas de Grandes Señoras Altruistas. Alguien lo dijo ya: primero los hacen pobres y luego no se cansan de ayudarlos.

    Convendría a la derecha comodona, la que practica intensa militancia en las redes, tomar en cuenta la experiencia de AMLO y salir a la calle por esas 200 casas diarias para enterarse de las preocupaciones urgentes del pueblo.

    Se enterarían, por ejemplo, que en León “el 80 por ciento de la población trabajadora gana cinco mil pesos o menos mensuales, lo cual se relaciona directamente con el índice de pobreza”, de acuerdo con el estudio Radiografía de la pobreza en León, presentado por la académica Viridiana Ríos (Ganan 5 mil pesos o menos el 80% de las familias en León  https://www.milenio.com/estados/promedian-8-de-10-familias-ingresos-5-mil-pesos-al-mes).

    Conocerían de viva voz cómo se sobrevive con 5 mil pesos mensuales que comparados con el promedio nacional de cotización al IMSS de $473.90 pesos son prácticamente una burla (SE REGISTRÓ UN SALARIO PROMEDIO DE $473.9.  https://www.imss.gob.mx/prensa/archivo/202205/219). 

    Sobrevivir día a día, asegurar la alimentación, dar escolaridad a los hijos, son temas que no entran en el horizonte intelectual de la derecha porque va contra sus intereses de clase. Los panistas nunca les pedirán a los empresarios explotadores que los apoyan y simpatizan con ellos que aumenten los salarios a los trabajadores. ¿O sí?

    Los temas de la derecha no tienen que ver con los asuntos del pueblo. Lo verdaderamente suyo es marchar en defensa de los privilegios de la burocracia rapaz que medra a sus anchas en el INE. Veámoslo de esta manera para hacer una estimación de la injusticia: Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE, sólo necesita 5 horas de trabajo de un día para ganar lo que gana toda una familia en un mes, incluyendo remesas enviadas por familiares desde EUA: $234,519 pesos de salario mensual de Córdova / 30 días = $7,817 pesos diarios / 8 horas de trabajo = $977 pesos la hora x 5 = $4,885 pesos. O decir que Córdova gana al mes 47 veces la cantidad que recibe el 80% de la población. De ese tamaño la ceguera derechista.

    También son temas atractivos para la derecha defender los atracos de empresas como Iberdrola, o salvaguardar los intereses de los defraudadores fiscales asustando al público con el fantasmón del “terrorismo fiscal”. Que sea menos… y que paguen más.

    El presidente les dio el remedio y el trapito para romper su aislamiento social y que los conozca el pueblo. 200 casas diarias. Desde luego que no lo harán porque se maltratan sus zapatos Bally, que cuestan modestos $29,779.00 pesos, y persistirán en su alejamiento del pueblo. Allá ellos.

    P.D. Por cierto, a los políticos de Morena les convendría recoger el consejo presidencial, porque tampoco son muy cercanos al pueblo que digamos. Y ganas de acercársele no se les ven muchas.

    Ejemplo. La Casa de Atención Ciudadana de la senadora guanajuatense Antares Vázquez se ubica en una zona fifí de León. Pero ese no es el problema, porque uno agarra el camión ruta 14 o ruta 54 y como quiera llega. El problema es que la casa está cerrada a piedra y lodo. Adentro hay empleados de la senadora, lo que no hay es gente esperando ser atendida. A la senadora, por lo demás, no se le ve escuchando personalmente a la población a la cual representa.

    ¿Tiene muchas actividades legislativas? Que las cumpla y que se dé tiempo de atender a la gente, de visitarla para enterarse de sus problemas. Es difícil creer que Vázquez tenga más trabajo que el presidente y a éste, en cambio, se le ve cada fin de semana supervisando obras o inaugurando carreteras para aparecer fresco como una lechuga en la mañanera del lunes.

    Visitar 200 casa diarias, aunque no estén en campaña. Porque AMLO se va a retirar y Morena dejará de contar con la avalancha obradorista a su favor. Ese empuje sólo dará para un sexenio más. Pero ¿y luego?

  • La urgente información emergente

    La urgente información emergente

    Su negocio más logrado ha sido siempre el silencio. Paradoja mexicana: la información se cobra más cara en tanto menos informe. Cojera nacional: no veo, no oigo, no informo. Infamia familiar: poner en la mesa el pan comprado al costo de la dignidad.

    En los tiempos de gloria del PRI -los más oscuros para la sociedad mexicana- el 7 de junio, Día de la Libertad de Prensa, era la oportunidad anual para doblar el testuz ante el presidente en turno. Como si los dueños de medios dijeran: “No somos nada, o sólo somos lo que su buena merced decida que seamos, una mancha en la ropa, un pelo en la sopa, un violín desafinado, un tronco torcido, un perro en el Periférico, una mota de polvo, nada”.

    Eso, que fueran nada. Por lo común, el presidente decidía que periódicos y periodistas fueran lo que resultara del cruce de una marioneta con un bufón. La sumisión tasada. La profesión humillada. El decoro sobajado. La decencia ultrajada. La pluma acallada. La prensa vendida. Ah no, para buenos tiempos, los del PRI antes del naufragio.

    Ya en el pleno derroche neoliberal, los 52 mil millones de pesos de Peña Nieto (Festín de medios con publicidad oficial: Peña les dio 52 mil milloneshttps://contralinea.com.mx/interno/semana/festin-de-medios-con-publicidad-oficial-pena-les-dio-52-mil-millones/ ), los 38 mil millones de Calderón (Publicidad de Calderón costó 38 mil milloneshttps://contralinea.com.mx/medios/publicidad-de-calderon-costo-38-mil-millones/ ) y los 16 mil millones de Fox (Desenfrenado gasto oficial en publicidadhttps://www.eleconomista.com.mx/opinion/Desenfrenado-gasto-oficial-en-publicidad-20130629-0001.html ) compraron un silencio que bajita la mano nos costó 100 mil millones de pesos. 

    Pongámoslo así: es como si en cada butaca del Estadio Azteca (87,523 localidades), se hubiera dejado un saco con 1 millón 100 mil pesos destinados a la prensa. O así: que en cada butaca se hubieran acomodado 110 fajillas de billetes de 100 pesos. Son muchas fajillas, pero también fue mucha la desvergüenza.

    Nómina gorda pagada en lo oscurito. Caudal de corrupción disfrazada de nota informativa. Entumecimiento del sistema límbico. Los agudos comentaristas, los acuciosos investigadores, los tenaces defensores de la democracia, los inclementes reporteros que hoy acosan al presidente, las revistas “independientes” que hoy anuncian tremebundas catástrofes en su portada, nada vieron. 

    Nada de la concesión de medio país a empresas extranjeras. Del robo de la Presidencia por Felipe el Breve en 2006. Del derrame financiero a la campaña peñista de 2012. Del drenaje de recursos del Conacyt a empresas privadas. Del Fobaproa. Del “huachicol” con el que andaban los autos en todo el país. El sobrecito amarillo que los hacía reír también les nublaba la vista.

    En la coyuntura del arribo de la 4T al gobierno se comenzó a ver a esos medios anquilosados como lo que eran: dinosaurios del pleistoceno atrapados en el lodazal periodístico del que ya no saldrán y en donde agonizarán un rato más hasta que encuentren su destino. 

    Modorros por décadas de privilegios financieros no vieron venir el desastre y no supieron, no han sabido y todavía no saben cómo superar el rechazo público. Con su proverbial caradura, cuando les cierran el noticiero por falta de anunciantes acusan al presidente de ejercer la censura: un paso más de que da el gliptodonte para acabar de hundirse en el charco de brea del que no saldrá.

    Su agonía trajo buenas noticias. Emergió un grupo de informadores verdaderamente independientes que aun con sus limitaciones financieras, técnicas y quizá hasta personales hacen la cobertura informática del cambio que se percibe en el país. Se trata de proyectos que abrieron opciones para las audiencias y de audiencias que encontraron opciones en esos proyectos.

    La crítica parasitaria grita que estos periodistas están financiados por el régimen. Pero, ¿qué van a saber de honestidad si no tienen más perspectiva para juzgar que su propia experiencia, donde ellos sólo son los pajecitos de los poderosos?

    Su acusación es falsa. Los recursos provienen del público que los escucha. En muchos casos, los colaboradores de esas páginas participan por el sólo gusto de manifestar su opinión y no reciben pago a cambio. Habrá algún periodista que ceda a la tentación del dinero porque los santos están en el santoral y no en la vida diaria. Pero esa no será la suerte de todos.

    Hay que mencionar algunos de esos nombres. Son Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela, en Los Periodistas, y en Sin Embargo. Vicente Serrano y Toño Ruiz en Sin Censura. Zeltzin Juárez, Hans Salazar, Amir Ibrahim y Manuel Pedrero, en Los Reporteros Mx. Erick Gutiérrez y Gateau 2008 en Sin Línea Mx. Los Chamucos: El Fisgón, Hernández y Rapé. Más una lista nutrida –aunque incompleta- de periodistas, reporteros, medios y comentaristas: Meme Yamel, Jorge Gómez Naredo, Revolución 3.0, Revista Polemón, Malthus Gamba, Juncal Solano, etcétera, a los que deben sumarse los valiosos equipos editoriales y los colaboradores de esas páginas.

    Cuando un servidor público le insinuó a un ama de casa que le debía una gratificación por el trámite, ésta, despectiva, le respondió: “Ay, eso ya ni se usa”. Pasó de moda la dádiva. Así de lejana se ve la corrupción a sólo cuatro años de iniciada la 4T. Así de triste, solitario y final se ve el periodismo servil.

  • Hacer historia

    Hacer historia

    Durante el neoliberalismo, historia era lo que pasaba sin el pueblo (reforma eléctrica para beneficio de extranjeros), a pesar del pueblo (“ni los veo ni los oigo”), o contra el pueblo (matanzas en Acteal y Aguas Blancas, despido de 44 mil electricistas de Luz y Fuerza del Centro).

    John Womack, el historiador del zapatismo, refiriéndose a las causas de la Revolución pero como si hubiera escrito apenas ayer sobre el México neoliberal, señaló: “A todo lo ancho de México, los hombres de empresa pensaron que no podrían mantener su nivel de ganancia o el vigor de la nación sin efectuar cambios fundamentales en el país1

    Y sacando las castañas del fuego con la mano del gato, -o para decirlo en un español decantado: utilizando como sus empleados a los presidentes prianistas- esos hombres de empresa se dieron a la tarea de ilusionar a México con la incumplida oferta de colocarlo en el primer mundo, en un embeleso que duró treinta y seis años.

    Sólo que antes había que tender un manto que oscureciera las verdaderas intenciones de intensificar la empresarial rapiña para que no nos diéramos cuenta de lo que en verdad sucedía.

    Así, por órdenes superiores los legisladores modificaron las leyes para entregar el país a las empresas extranjeras dentro de la legalidad. Todavía tuvieron el buen humor de llamar “Pacto por México” a lo que no era sino otro ejemplo de la voracidad empresarial.

    Así, los comentaristas periodísticos con doctorados en extranjía se convirtieron en jornaleros intelectuales que pusieron bajo tarifa sus opiniones. Los diarios y las radios no les fueron a la zaga y también cotizaron sus planas, sus portadas, sus horarios, su interesado silencio merecedor de bonificaciones como la eliminación del 12.5 por ciento del tiempo oficial de transmisión al que tenía derecho el Estado.

    Así, se crearon infinidad de “organismos autónomos” integrados por ciudadanos presuntamente impolutos, seres probos extraterrenales ajenos a bajas pasiones, próceres del servicio público que no pensaban en el dinero. Para que no prestaran oídos a engaños, se les cubrió de sueldos, viajes y privilegios que por su cuenta nunca hubieran alcanzado. Ejemplo de esto es el califato de Córdova, también conocido como Instituto Nacional Electoral (INE).

    Así, los intelectuales al mando y sus obedientes comparsas, debidamente aceitados con becas, exigieron medios para dedicarse a la creación de su obra sin sobresaltos económicos. Podrían editar revistas emocionantes para vendérselas al gobierno. Podrían publicar artículos equis y ganar, editar la recopilación de esos artículos en un libro y ganar, presentarse en ferias del libro con su recopilación y ganar, concursar para una beca con su libro y ganar, engrosar su currículum académico con el libro y ganar, convertirse en agregados culturales gracias al libro y ganar.

    Todos ellos –más científicos del Conacyt, profesores universitarios, políticos metidos a vendedores de medicamentos-, corrompidos hasta la médula, mentirosos hasta la vileza, incorregibles hasta la desvergüenza, serviles hasta el descrédito, pintaron la imagen de un México que sólo existía en sus abultados sueldos y ganancias, un México al que sólo le faltaba un detalle para ser ideal: la participación del pueblo.

    De ese pueblo eternamente olvidado, convenientemente marginado, incansablemente saqueado, abusivamente soslayado, vilmente engañado, mañosamente defraudado. El pueblo al cual el presidente López Obrador ha llamado a “hacer historia”.

    Para hacerla no es indispensable ser héroe ni arrojarse al precipicio envuelto en la Bandera. Es el heroísmo diario de vivir con honestidad el que se necesita para cambiar a México. Vivir como aconseja Silvio, en “La necedad de asumir al enemigo / La necedad de vivir sin tener precio” 2. 

    Consumar el heroísmo de ya no creer en los bandoleros que con su carita de forajidos negando ante el juez su participación en el asalto a la diligencia, publican sus falsas noticias sin el menor recato. Para eso se necesita al pueblo. Bertolt Brecht escribió: “El joven Alejandro conquistó la India. / ¿Él solo? 3”. No, por supuesto. Es el pueblo el que hace la historia cuando se da cuenta de que es el protagonista de los cambios. El pueblo que trabaja y al que tanto se le debe es el que contra viento y marea está haciendo la historia. Haciendo, por fin, su propia historia. 

    • 1 John Womack. Zapata y la Revolución Mexicana. Siglo XXI Editores, México, 2006.
    • 2 Silvio Rodríguez. El necio.  https://www.youtube.com/watch?v=bKr8guhNA1I 
    • 3 Bertolt Brecht. Preguntas de un obrero que lee, en Juan Brom, Para comprender la historia, Editorial Nuestro Tiempo, México, 1981.
  • Enseñar el cobre (La inteligencia arrodillada)

    Enseñar el cobre (La inteligencia arrodillada)

    Tristes guerras
    si no es amor la empresa.
    Tristes. Tristes.

    Miguel Hernández (1910-1942)

    Eran las vacas sagradas de la cultura. Tenían la última palabra en los asuntos de su incumbencia, que eran todos, los demás, los otros y los por venir. Alfabetizaban a los indios remisos a través de sus revistas. Los ponían en contacto con las mentes más sutiles del planeta. Para que nadie se quedara sin su dosis de alta cultura, se las vendían al gobierno. Ocho mil revistas mensuales para 7,413 bibliotecas1. Más revistas que bibliotecas. ¿Y qué, si con las revistas sobrantes se podían hacer cucuruchos para despachar piloncillo?

    La realidad los despertó de su privilegiado ensueño de hacer negocios con el gobierno. Pero despertaron modorros de aquel hechizo. Con los ojos pegados por las chinguiñas no vieron a los treinta millones que votaron contra el sistema que los había colmado de honores, y franquicias, y centavos, muchos centavos. Contra el sistema que los encumbró. Al que le cobraron hasta la risa. Al que su agudísimo talento nunca le vio rastros de corrupción. Ni ligas con el narco. Ni dispendios ni robos ni vicios ni masacres ni violencia. Nada. No vieron nada.

    Despierto contra la 4T, el rebaño sagrado se entregó a la tarea de firmar desplegados periodísticos que sirvieron para que las señoras se los pusieran a las jaulas de los pájaros para recoger el alpiste. Creó una coalición partidaria contra natura donde los enemigos de siempre se volvieron amigos letales y terminaron desmoronándose. Fue el cerebro detrás del trono del señor X sin cerebro. El rebaño sagrado.

    Arrastró su ya cuestionado prestigio. Demostró que mirarse el ombligo era el pasatiempo en que se deleitaba. Se rebajó al insulto. El rebaño sagrado que mostró el cobre cuando se agostaron los pastizales del presupuesto. Cuando se le cerró la llave por donde fluían los dineros. Cuando, del brazo y por la calle, fue motivo de risitas. Ah, el rebaño sagrado.

    Vivió la complicidad con el poder y cuando se fueron los que estaban se vio en la orfandad. De nada le sirve hoy la utilización miserable que hizo antes de su inteligencia. De sus doctorados. De sus libros publicados no como resultado de reflexiones sino para engrosar el currículum que pone a la venta. Talento vendido como se comercian las hortalizas en las pizarras del mercado. Su genialidad etiquetada. Su arte liquidado con una nota de remisión.

    Amargo el caso de un escritor que en la contraportada de su primer libro (1979) anuncia: “(…) milité y deserté en – del Partido Revolucionario de los Trabajadores”. Los trotskistas de la IV Internacional. Lo dedica a Rosario Ibarra. Usa estos versos a manera de epígrafe: “Nada de salvador supremo / ni dios, ni amo, ni tribuno”, que es La Internacional escrita por Eugenio Pottier. El himno de los trabajadores del mundo para “tomar el cielo por asalto”, como propuso la Comuna de París en 1871.

    Pasa el tiempo, llega 1996 y la publicación de otro libro. Otra dedicatoria. La que dice: “Este libro pudo escribirse (…) con la ayuda incondicional del realeño Jesús Murillo Karam”. Cruzar el Aqueronte que va de Rosario Ibarra a Murillo Karam en cuestión de dedicatorias. Al final, cada quien puede hacer chongos zamoranos con su ideología si lo desea, pero queda para siempre rehén de sus palabras.

    El enojo contra la 4T es porque llegó a deshacer las complacencias. Carecen de proyecto político. Su guerra por la recuperación de beneficios personales no es una guerra a la que todos estemos llamados. Lo suyo tan mezquino, si se antepone al beneficio de la mayoría social, importa un comino. Así es que volverán los desplegados. Los epítetos descalificadores, como llamar Mesías Tropical a quien hace política para todos. Enseñarán cada vez más el cobre. Pero aquellas épocas doradas, como las golondrinas de Bécquer, ¡esas… no volverán!