Categoría: Luis Piña

  • 30 días que redefinen a la capital

    30 días que redefinen a la capital

    Si bien hoy podríamos estar hablando de temas que influyen en la vida nacional e internacional, como el hecho de que un senador de la República (Marko Cortés) esté llamando abiertamente a la intervención extranjera, o reflexionando sobre la relación que tendrá el próximo mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, con nuestra presidenta, Claudia Sheinbaum, creo que es igualmente importante resaltar lo que se está haciendo en la Ciudad de México. 

    Desde que tengo memoria, la izquierda siempre ha gobernado esta ciudad, salvo durante el nefasto gobierno de Miguel Ángel Mancera. Sin embargo, la capital de este país ha estado en manos de tres candidatos presidenciales: Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador y, recientemente, Claudia Sheinbaum, quien ha sido la más influyente en los últimos años. De estos tres, dos sufrieron fraudes electorales, y las huellas de su lucha por la justicia siguen presentes en el alma política de la ciudad. 

    La Ciudad de México no sería lo que es sin esos grandes líderes que la han gobernado. Ellos han dejado las bases de lo que hoy nos gobierna a nivel federal. No obstante, es necesario reconocer que ninguna administración ha trabajado tanto como la que actualmente lidera Clara Brugada. 

    En tan solo un mes de gobierno, la capital ya empieza a notar el cambio de timón producido el 5 de octubre. De hecho, llamarla “la Capital de la Transformación” no parece descabellado. 

    En 30 días, la gobernadora morenista tuvo que enfrentar un desastre natural que atendió de manera inmediata. A tan solo un día de asumir el control de la ciudad, una lluvia atípica inundó gran parte de la zona sur: Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta. Este diluvio amenazó tres festividades importantes: la Feria del Mole en Milpa Alta, las celebraciones por el Día de Muertos, que afectaron los sembradíos de cempasúchil en Xochimilco, y la tradicional cena navideña, cuyos ingredientes se cultivan en Tláhuac. 

    La respuesta del gobierno de Clara Brugada fue rápida y eficiente. Según la alcaldesa de Tláhuac, Berenice Hernández, en tres días se resolvió lo que se estimaba tomaría 30, logrando así salvar las tres festividades. 

    En solo un mes, se redujo en mil el número de delitos, gracias a los gabinetes diarios que lidera la Jefa de Gobierno. De hecho, los incidentes más sonados en los medios (el asesinato de una mujer en Viaducto y el atentado contra la diputada local Diana Sánchez Barrios) fueron resueltos en dos semanas, con la captura de los presuntos responsables. 

    Otro problema histórico que ha aquejado a la Ciudad de México es el suministro de agua. Por ello, Clara Brugada implementó un trabajo coordinado con el Gobierno Federal y los gobiernos de Hidalgo, Estado de México y Morelos, dando inicio al primer Gabinete de Agua. Este gabinete tiene como objetivo mejorar el suministro de agua en la zona metropolitana y recuperar los cuerpos hídricos. Además, se trabaja en conjunto con estos estados para crear una policía metropolitana que reduzca la incidencia delictiva, al tiempo que se protege el bosque de agua de la tala ilegal.

    Se ha implementado una nueva manera de gobernar, más cercana a la ciudadanía, a través de audiencias semanales donde la mandataria escucha, cada martes, las necesidades y quejas de los habitantes de la ciudad. Además, todos los jueves, Clara Brugada y su gabinete visitan diferentes colonias a través del programa Casa por Casa, para recoger directamente los problemas más urgentes de cada zona. Gracias a estos programas, más de 10,000 personas han sido atendidas en lo que va del mes. 

    Se ha reformado el Código Fiscal y se aprobó el regreso de la licencia permanente. Ya han comenzado la reparación de más de 16,000 baches en las 16 alcaldías, y se lanzó el Programa Público de Cuidados, para revalorar y distribuir de manera más equitativa las tareas de cuidado. Además, ya se han entregado becas universitarias y, en las próximas semanas, se pondrá en marcha el programa “Desde la Cuna”, que apoyará a los niños en sus primeros mil días de vida con una beca, para mejorar su desarrollo y reducir las carencias de las familias más vulnerables.

    Y por si fuera poco, a poco más de un año de que la Ciudad de México sea sede de partidos del Mundial de Fútbol 2026, ya se ha instalado el comité organizador para este evento internacional. Este proyecto incluye un ambicioso plan de sustentabilidad y movilidad, que permitirá a los asistentes llegar en su mayoría mediante transporte público y opciones sostenibles.

    La Ciudad de México se está transformando, y Clara Brugada está liderando ese cambio con una eficiencia y cercanía con los ciudadanos que se siente en cada rincón de la capital. En solo un mes, ha demostrado que no solo es capaz de hacer frente a los desafíos del momento, sino que también tiene la visión y el coraje necesarios para seguir transformando la ciudad en la metrópoli que todos queremos. Este es solo el comienzo de un cambio profundo, una transformación real y tangible, que seguramente marcará un antes y un después en la historia de la capital. 

    Es hora de poner los focos donde realmente está sucediendo la transformación, porque lo que está pasando en la Ciudad de México es un ejemplo de gobernanza que, más allá de los discursos, se está construyendo con hechos. 

  • El peso de la historia cayó sobre la Suprema Corte

    El peso de la historia cayó sobre la Suprema Corte

    ¿Alguna vez han escuchado hablar de “el peso de la historia”? Este concepto hace alusión a la influencia de hechos, decisiones y acontecimientos que, aunque ya ocurrieron, siguen dejando una huella significativa en la sociedad, las instituciones o la cultura de un país.

    El mejor ejemplo de esto fue lo ocurrido ayer, 5 de noviembre, un evento que marca un parteaguas en la política y la justicia mexicana, luego de que los ministros afines a intereses de poder no pudieran frenar la reforma del Poder Judicial.

    La ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, lo expresó con claridad: “Sea cual sea la decisión que se tome hoy, se estará hablando en los libros de historia de nuestro país”. A pesar de los intentos anticonstitucionales, el peso de la historia es tan grande que ni todo el dinero logra comprar una sentencia a conveniencia.

    Parecía que la SCJN tenía los ocho votos suficientes para echar atrás una reforma constitucional (de manera ilegal), pero ante los ojos y oídos de propios y extraños, el ministro Alberto Pérez Dayán dejó claro que no acompañaría la propuesta, pues la Corte jamás podría declarar inconstitucional a la Constitución.

    Ante esto, y el evidente enojo de siete ministros, la presidenta Piña discutió si seis votos eran suficientes, argumentando que la reforma, ya vigente, establece que con seis votos se puede declarar la inconstitucionalidad de una ley. Es decir, estaban dispuestos a jugar con las reglas que no les gustan, pero que les convienen, para invalidar esas mismas reglas.

    Afortunadamente, tampoco lograron imponer su voluntad, y ante la impotencia, prefirieron terminar la sesión.

    Las cosas fuera del recinto judicial se tornaron bastante agresivas, pues el grupo de trabajadores que buscan mantener sus privilegios acusaron a Dayán de ser traidor e incluso agresor sexual, una acusación grave que, de ser cierta, los convierte en cómplices por encubrirlo cuando les convenía. Esta situación no solo es inmoral, sino ilegal.

    Sin embargo, sus amenazas subieron de tono al advertir que tomarán la justicia en sus propias manos, asegurando que todo aquel que esté a favor de la reforma judicial “la pagará”.

    Estas amenazas podrían desestimarse, entendiendo que están perdiendo privilegios que ni el Presidente de la República tiene. Pero cuando figuras como el presidente del PAN, el senador Marco Cortés, sugieren la posibilidad de un golpe de Estado militar y llaman a un levantamiento de la sociedad civil, estas amenazas se tornan peligrosamente serias.

    La historia se encargará de juzgar a quienes hoy amenazan el estado de derecho, pues la verdadera justicia no responde a intereses de unos cuantos. No podemos permitir que el odio y el miedo nublen la razón; México ha llegado demasiado lejos como para volver atrás. La Constitución no es un juguete político, y los intereses particulares jamás deberían estar por encima de la voluntad de un pueblo decidido a seguir avanzando hacia un país más justo y democrático.

  • La nueva cara del fascismo en México

    La nueva cara del fascismo en México

    En las últimas semanas, luego de que el segundo piso de la 4T lograra consolidarse con distintas reformas que privilegian la democracia y el bienestar de las y los ciudadanos, ha salido a relucir un adjetivo que se usa para describir a quienes buscan mantener sus privilegios, aunque no logren hilar ideas claras: “facho”. Así se les ha llamado, pero, ¿qué significa realmente este término?

    “Facho” es un adjetivo derivado del fascismo, una ideología política autoritaria que surgió en Europa en la primera mitad del siglo XX, principalmente en Italia con Benito Mussolini y en Alemania con el nazismo de Adolf Hitler. El fascismo se caracteriza por su rechazo al liberalismo, al socialismo y, en general, a cualquier forma de pluralismo político. Para el fascismo, lo que piensan las mayorías no importa, porque se cree que solo las élites tienen la razón; como la historia nos ha mostrado, quienes se adhieren a esta ideología son capaces de agredir y hasta matar con tal de mantener sus privilegios.

    En México, este fenómeno ha encontrado eco en ciertos sectores de la política y el poder. Algunos jueces del Poder Judicial, por ejemplo, se resisten a perder sus beneficios, incluso cuando esta postura afecta a miles de personas. El reciente paro en el Poder Judicial, promovida por un grupo que defiende privilegios, es una clara muestra de este conflicto de intereses. Esta postura, que en el fondo desprecia el bien común, parece tener como único objetivo proteger los intereses de una minoría.

    Pero quizá la mejor expresión del fascismo en nuestra política se encuentra en personajes como Lilly Téllez y Alejandro Moreno. Ambos políticos han mostrado un desprecio evidente hacia quienes no comparten su visión y no dudan en agredir o descalificar a sus opositores. Esta semana, en el contexto de la reforma de supremacía constitucional, Moreno subió a la tribuna del Senado para intimidar al presidente de la Cámara, Gerardo Fernández Noroña, en un acto que muchos vieron como un intento de imponer su voluntad a través de la confrontación.

    Este tipo de actitudes no se limita a episodios individuales, sino que refleja una ideología que rechaza el diálogo y busca imponerse por la fuerza. Lo más preocupante es que, tras este incidente, algunos voceros del conservadurismo y ahora también del fascismo mediático, difundieron las imágenes una y otra vez, elevando a Moreno a la categoría de “salvador de la patria”. Incluso le crearon una campaña de imagen, proyectándolo como una figura heroica cuando, en realidad, representa los mismos intereses que han mantenido al país en la desigualdad y la injusticia.

    No podemos dejar de lado que el resurgimiento de estas actitudes fascistas es también un intento por frenar el avance de los cambios impulsados por la 4T. Los sectores que se sienten amenazados por las reformas buscan convencer a la ciudadanía de que sus intereses particulares son los intereses de todos, cuando en realidad solo responden a una minoría que se ha beneficiado históricamente del poder y los recursos públicos.

    La estrategia es clara: mantener sus privilegios a toda costa, recurriendo a discursos de odio, miedo y polarización para desviar la atención del verdadero propósito de las reformas. Estos líderes han aprendido a manipular la opinión pública y a presentarse como víctimas de una supuesta tiranía, cuando, en realidad, buscan perpetuar un sistema injusto.

    En tiempos de cambio, es fundamental que la ciudadanía se mantenga alerta y no caiga en la trampa de quienes defienden sus propios intereses disfrazándolos de “libertad” o “patriotismo”. Solo así podremos avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde los privilegios de unos pocos no se impongan sobre los derechos de las mayorías.

  • Poder Judicial jugando a las mañaneras

    Poder Judicial jugando a las mañaneras

    Si bien la información es un derecho constitucional de las y los mexicanos, hasta 2018 ese derecho estaba cooptado. La opinión pública se encontraba manipulada por una élite que controlaba el poder.

    No fue hasta la llegada de Andrés Manuel López Obrador que su ejercicio diario de “Las Mañaneras” hizo valer de manera real ese derecho. En estas conferencias existe un diálogo circular que ha permitido, incluso, a la oposición preguntar abiertamente al mandatario en turno.

    Este ejercicio, que la presidenta Claudia Sheinbaum continúa, ha permitido que la población se entere del actuar de sus autoridades, sea a favor o incluso en contra del oficialismo.

    Pero, ¿qué pasa si los poderosos quieren volver a hacerse del control de la información? Pues parece que no basta solo con hablar frente a los medios de comunicación. Jueces y magistrados del Poder Judicial intentaron lo mismo con la finalidad de ganar la opinión pública e, incluso, volver a manipular a la población. Sin embargo, no bastó más que una sola conferencia matutina organizada por ellos para darse cuenta de que la población ya está informada y es capaz de cuestionarles.

    Durante su primera conferencia, el magistrado Juan José Olivera quiso tomar la batuta, pero no mostraron más que su clasismo e ignorancia, donde solo manipularon la información para intentar mantener sus millonarios privilegios.

    Si bien el trabajo de los jueces es interpretar, argumentar y convencer, esto solo se puede lograr cuando genuinamente sabes que la razón te ampara. Pero hasta Juan José Olivera reconoció la posición de la presidenta Sheinbaum, y llegó a preguntar si de verdad los reporteros no tenían familiares trabajando con ellos, queriendo minimizar el hecho de que el 46% de quienes laboran en el Poder Judicial son familiares.

    Este tipo de acciones de parte de jueces y magistrados no solo reflejan el nerviosismo ante la pérdida de sus privilegios, sino también una desconexión con la realidad que vive el país. Intentar ganar la opinión pública con argumentos vacíos es subestimar la capacidad crítica de la ciudadanía, que está cada vez más informada y menos manipulable.

    El uso de los medios de comunicación como arma política por parte de ciertos actores del Poder Judicial pone en evidencia un profundo temor a la transparencia. Prefieren encubrir sus lujos en lugar de justificar su actuación con hechos y resultados que hablen por sí mismos.

    A diferencia de otros tiempos, hoy la gente tiene acceso a diversas fuentes de información y no se conforma con narrativas oficiales o fabricadas. Las redes sociales y las nuevas formas de comunicación permiten un flujo de información mucho más horizontal, en el que las mentiras y los intentos de manipulación pueden ser expuestos rápidamente.

    La población mexicana ha despertado políticamente y se ha vuelto mucho más crítica ante los poderes fácticos. El intento del Poder Judicial de controlar el discurso público demuestra que la época de manipulación mediática ya no es viable. El reto para los jueces y magistrados no está en ocultar sus privilegios, sino en adaptarse a una ciudadanía que exige transparencia, justicia y coherencia. Si no lo hacen, perderán aún más la confianza de una población que no se deja engañar tan fácilmente.

  • García Luna: crimen y corrupción, narco y poder, una alianza letal

    García Luna: crimen y corrupción, narco y poder, una alianza letal

    La sentencia de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública en México, es un recordatorio contundente de los profundos daños que la corrupción ha infligido en nuestro país. Lejos de ser un caso aislado, su vínculo con el narcotráfico refleja un entramado en el que las instituciones responsables de garantizar la seguridad se ven infiltradas por intereses criminales. La complicidad entre las autoridades y el crimen organizado debilita el estado de derecho y deja a la ciudadanía en un estado constante de vulnerabilidad.

    La guerra contra el narcotráfico, iniciada en 2006, se ha traducido en un ciclo de violencia que, más de una década después, parece no tener fin. El enfoque punitivo, basado en la militarización de las calles, ha provocado miles de muertos, desapariciones y un clima de terror en amplias regiones del país. A pesar de estos costos, los resultados han sido escasos, y la violencia persiste. La condena de García Luna pone en evidencia que el problema no se resuelve con más fuerza, sino atendiendo las causas estructurales de la violencia.

    La corrupción, en este contexto, actúa como un motor que alimenta tanto la impunidad como el crecimiento del narcotráfico. Cuando quienes deberían combatir el crimen están al servicio de los criminales, el sistema se desmorona. En lugar de estrategias que privilegien la represión, es fundamental atacar de raíz la corrupción dentro de las instituciones de seguridad y justicia. Sin esta depuración, cualquier esfuerzo será insuficiente.

    Es necesario un enfoque de seguridad que considere las causas profundas que llevan a miles de jóvenes a integrarse en las filas del narcotráfico. La falta de oportunidades, la desigualdad y la exclusión social son factores que han sido ignorados durante años. No se puede pedir a una juventud marginada que elija otro camino cuando el Estado no les ofrece alternativas viables.

    La violencia no se combate solo con balas. Es indispensable que el gobierno invierta en programas de desarrollo social, educación y empleo, sobre todo en las regiones más afectadas por el narcotráfico. Estos esfuerzos, aunque tardarán en mostrar resultados, son los únicos que pueden garantizar una paz duradera. Por ello la importancia de programas sociales que implementó el ex Presidente Andrés Manuel López Obrador y que Claudia Sheinbaum continúa como: Jóvenes Construyendo el Futuro, La Beca Benito Juárez, instituciones como el IMSS Bienestar, entre otros. 

    La guerra contra el narcotráfico iniciada por el fraude electoral de 2006, con Felipe Calderón, también tuvo un impacto devastador en los derechos humanos. Las violaciones cometidas por las fuerzas armadas debido a las ordenes de García Luna y Felipe Calderón, como ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y tortura, han sido documentadas una y otra vez por organizaciones nacionales e internacionales. 

    El caso García Luna también nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad de los políticos y funcionarios que impulsaron o defendieron esta estrategia fallida. La lucha contra el narcotráfico no puede ser usada como pretexto para justificar el abuso de poder y la corrupción.

    En definitiva, la seguridad debe entenderse como un concepto mucho más amplio que la simple reducción de la violencia. Implica construir un Estado de derecho sólido, donde la justicia sea accesible para todos y no esté sujeta a los intereses del poder económico o criminal, por ello la importancia de la Reforma Judicial, la cual garantizar condiciones dignas de vida para la población, cerrando las brechas de desigualdad que alimentan el ciclo de violencia y privilegia un estado de derecho y una justicia pronta y expedita.

    La sentencia de García Luna marca un precedente importante, pero no es suficiente. Debe ser el punto de partida para una transformación real en la política de seguridad, donde la justicia, la honestidad y la atención a las causas estructurales del narcotráfico sean el eje central de cualquier estrategia, como la planteada por la Dra. Claudia Sheinbaum y su secretario de seguridad Omar García Harfuch. Sin ello, seguiremos atrapados en un ciclo de violencia y corrupción que solo beneficia a unos cuantos, a costa de millones de vidas.

    También hay que reconocer el esfuerzo que en la Ciudad de México se hace para prevenir la violencia y romper con las desigualdades, la propuesta que la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, implementó con su plan para erradicar la pobreza en la capital, permitirá que el centro político, cultural y económico del país se convierta en un territorio libre de violencia.

  • Crítica vacía, propuestas ausentes: la derecha estancada

    Crítica vacía, propuestas ausentes: la derecha estancada

    Si bien han transcurrido más de tres meses desde las elecciones nacionales, quienes se oponen al régimen de la Cuarta Transformación siguen anclados en ese momento. La resistencia a aceptar los resultados y el nuevo rumbo político del país refleja una falta de visión y de propuestas concretas por parte de la oposición.

    Hace más de una semana que el presidente Andrés Manuel López Obrador abandonó Palacio Nacional, pero el discurso de los medios afines a la derecha sigue estancado en su figura. En lugar de enfocarse en la nueva administración o en los retos que enfrenta el país, persisten en atacar al expresidente como si aún estuviera en el cargo.

    Hace unos días, el vocero de la derecha, Ciro Gómez Leyva, afirmó que AMLO nunca pisaría Estados Unidos por temor a ser detenido. Sin embargo, ignora que el expresidente no tiene interés en abandonar el país, demostrando, como siempre, su desconexión con la realidad y su tendencia a construir narrativas vacías.

    A diferencia de la mayoría de exmandatarios, Andrés Manuel López Obrador no se exilió en otro país. Su principal carta de presentación es el respaldo popular que ha cultivado durante su gestión. Basta con observar cómo el pueblo lo recibió en su trayecto al recinto legislativo o cómo sus vecinos de Tlalpan le agradecieron por todo lo que hizo. AMLO no necesita irse, porque su legado y trabajo lo respaldan en cualquier rincón de México.

    En el mismo programa, se sumó el líder del Cártel Inmobiliario en Benito Juárez, el exalcalde y excandidato a la Jefatura de Gobierno, Santiago Taboada. Con su comportamiento arrogante, resumió por qué la oposición no funciona: está más preocupada por defender sus privilegios que por ofrecer una alternativa viable al país.

    El panista aseguraba que “la oposición está para criticar, levantar la voz y no dejar que el régimen haga nada”, y con esto sentenció su estrategia: decir no por el simple hecho de oponerse. ¿En serio creen que esa es la fórmula para ganarse a la población? ¿Cuándo fue que la crítica vacía se convirtió en el único argumento de la derecha?

    Una verdadera oposición no solo critica, sino que también propone. Una oposición fuerte analiza los errores del gobierno, plantea soluciones y construye consensos con la ciudadanía. No se trata de bloquear por bloquear, sino de aprovechar los desaciertos del régimen para presentar un camino alternativo que represente los intereses de la mayoría.

    La razón por la cual la oposición en México está perdida es clara: no tienen un proyecto de nación. No escuchan a la gente, no buscan acuerdos y, lo que es peor, actúan solo para proteger sus propios intereses. Es en esa desconexión donde han fracasado, y seguirán fracasando si no cambian su enfoque.

    El futuro de México no está en el estancamiento ideológico ni en el enfrentamiento constante. Está en las propuestas, en las soluciones, y en la construcción de un diálogo genuino que incluya a todos los sectores del país. Sin ese cambio, la oposición solo será un eco lejano de un pasado que el pueblo ya ha dejado atrás.

  • Brugada y el ejemplo de cómo reaccionar

    Brugada y el ejemplo de cómo reaccionar

    Saber responder ante las adversidades debería ser un requisito indispensable para cualquier persona que aspire a un puesto de gobierno en cualquier parte del mundo. La ineptitud de los gobernantes a menudo se mide por su incapacidad para entender y actuar ante diversas crisis.

    En 1985, el gobierno de Miguel de la Madrid se destacó por su ineficacia ante el devastador terremoto del 19 de septiembre, al igual que el regente capitalino Alfonso Corona del Rosal, de quien pocos recuerdan y muchos ni siquiera conocen. Afortunadamente, los gobiernos de Morena han demostrado saber cómo actuar ante diversas tragedias. Sin embargo, Clara Brugada ha emergido como la gobernante con la mejor respuesta a las adversidades.

    Nadie podría imaginar que, a un día de asumir el gobierno de la Ciudad de México, una lluvia atípica inundaría las alcaldías de Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac. Clara Brugada se encontraba despidiéndose de sus vecinos cuando esta tormenta dejó estragos en la zona sur de la capital. Las afectaciones no solo se limitaron a las inundaciones; los cultivos de flores como el cempasúchil se vieron amenazados, mientras que la feria del mole en Milpa Alta quedó bajo el agua, y en Tláhuac, la producción de romeritos, un platillo típico de la temporada decembrina, se encontraba en duda.

    Solo cuatro horas fueron necesarias para que todo el gabinete del Gobierno de la Ciudad de México se movilizara y atendiera la inundación. Aunque este tiempo podría parecer una eternidad en tales circunstancias, las condiciones climáticas, los accesos limitados a las áreas afectadas y la magnitud de la maquinaria necesaria para salvaguardar a la población hicieron que esta reacción fuera rápida y adecuada.

    El trabajo de Clara Brugada no solo la perfila como una gran gobernante por su atención inmediata a la tragedia, sino también por sus esfuerzos posteriores. Sin restarle importancia a la emergencia, la Jefa de Gobierno anunció una descentralización del gobierno capitalino, asegurando que todas las alcaldías deben contar con la maquinaria que actualmente solo está disponible en el centro de la ciudad. Cada alcaldía recibirá una representación del Gobierno de la Ciudad de México, equipada para atender cualquier desastre en menos de 30 minutos.

    Este cataclismo pluvial dejó en una situación precaria a los productores de la capital. No obstante, al día siguiente de la tragedia, Clara Brugada entregó a los productores de flores en Xochimilco un kit que les permitirá proteger sus cultivos de plagas, rescatando así la producción de cempasúchil, flor tradicional de la festividad de Día de Muertos, que se celebra en dos semanas. Además, a los productores de romeritos, que sufrieron la pérdida del 85% de su producción debido a la inundación que afectó más de 72 hectáreas de cultivo en Mixquic, la Jefa de Gobierno prometió que la zona sería rehabilitada en no más de ocho días, así como la entrega de semillas que el Gobierno de la Ciudad de México proporcionaría a los ejidatarios.

    Brugada también ha destacado por la creación de una de las mesas de trabajo más significativas: el Gabinete de Agua. Este órgano, en el que participan los tres niveles de gobierno y estados aledaños como el Estado de México, Hidalgo y Morelos, busca abordar el problema del abasto del líquido vital en la zona metropolitana. Clara Brugada aseguró que, en un plazo de 18 años, este problema quedará resuelto, lo que indica una prioridad en los resultados por encima de la personalización de los programas, algo poco común en los políticos de nuestra era.

    Sin embargo, los retos no terminan aquí. La verdadera prueba para Clara Brugada será mantener esta dinámica de respuesta y planificación a largo plazo. Las crisis son inevitables, pero la capacidad de un gobierno para anticiparse y mitigar sus efectos es lo que realmente define su legado. En este sentido, la colaboración entre el gobierno y la ciudadanía será crucial. Fomentar una cultura de prevención y preparación permitirá que la comunidad no solo reaccione, sino que se fortalezca ante futuras adversidades.

    Clara Brugada tiene la oportunidad de cimentar un modelo de gobernanza que no solo responda a las crisis, sino que también promueva un desarrollo sostenible y equitativo. Un liderazgo comprometido con el bienestar de la comunidad y la protección del medio ambiente será fundamental para enfrentar los desafíos del futuro. Si logra implementar estas estrategias, su administración no solo será recordada por su capacidad de respuesta ante la adversidad, sino también por construir un legado duradero que beneficie a las generaciones venideras.

  • La Guerrera que abrió el camino presidencial: Hasta siempre Ifigenia

    La Guerrera que abrió el camino presidencial: Hasta siempre Ifigenia

    Dentro de las preguntas existenciales sobre por qué estamos vivos, siempre se ha dicho que cada vida tiene una razón de ser, aunque a veces entenderlo sea complicado. Hace una semana, Claudia Sheinbaum asumía la presidencia de la república, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar ese cargo; sin embargo, ese logro no habría sido posible sin la lucha incansable de miles de mujeres como Ifigenia Martínez, una mujer excepcional que falleció habiendo sido testigo del fruto de sus esfuerzos.

    Ifigenia, a lo largo de su vida, encarnó la lucha por la democracia, la equidad y el avance de las mujeres en la política. Fue pionera en la defensa de los derechos de las mujeres, no solo desde las trincheras del activismo, sino también desde los espacios institucionales que fueron históricamente vedados para las mujeres. La llegada de Sheinbaum al poder no es más que un paso en el camino que mujeres como Ifigenia comenzaron a trazar desde hace décadas.

    El primero de octubre de 2024, Ifigenia Martínez estuvo presente junto a dos figuras clave en la historia reciente de México: Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum. La emoción y alegría que irradiaba era imposible de ignorar. La vida le dio el privilegio de ser testigo de un momento que, en muchos sentidos, ella misma ayudó a construir con su lucha por una nación más justa e igualitaria.

    Ifigenia enfrentó obstáculos, resistencias y descalificaciones a lo largo de su trayectoria, pero jamás claudicó. Como una verdadera guerrera, quiso estar presente en ese hecho histórico, consciente de que sus esfuerzos habían dado fruto en una generación que recoge el estandarte de su lucha. Su perseverancia es un recordatorio de que cada avance que hoy celebramos tiene detrás a muchas mujeres que, como ella, no dejaron que las adversidades las detuvieran.

    La relevancia de Ifigenia Martínez en este momento no puede ser subestimada. Su trabajo incansable abrió puertas para que otras mujeres pudieran soñar con posiciones de poder, desde un espacio que ella misma ayudó a conquistar. Si hoy México tiene a su primera presidenta, es en gran parte gracias a su legado, a su firmeza y visión de un país en el que las mujeres tienen un rol protagónico en la toma de decisiones.

    La historia de Ifigenia nos recuerda que el cambio es gradual y que las grandes transformaciones no ocurren de un día para otro. Cada paso hacia la equidad es resultado del sacrificio y la constancia de quienes, como ella, no temen soñar con un futuro diferente. En Claudia Sheinbaum, encontramos no solo a la primera presidenta de México, sino el reflejo de esa larga lucha por la igualdad.

    El fallecimiento de Ifigenia poco después de ver a Sheinbaum asumir el poder es un cierre simbólico de una etapa, pero también es el inicio de otra. Su legado sigue vivo en cada mujer que hoy aspira a cambiar su realidad, a alzar la voz y a ocupar el espacio que históricamente les fue negado. Ifigenia Martínez nos deja con la certeza de que su lucha continúa en cada una de nosotras.

  • Un nuevo rumbo: México feminista, colectivo, empoderado y transformador

    Un nuevo rumbo: México feminista, colectivo, empoderado y transformador

    Inicia una nueva etapa en México, una donde se rompe la idea de que las mujeres no pueden asumir cargos relevantes en nuestro país.

    Este 1 de octubre, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo asumió el liderazgo del Poder Ejecutivo de la Nación, ocupando el cargo más importante de México, de la mano del que ya es catalogado como uno de los mejores presidentes de nuestra historia.

    Claudia llega al poder para continuar el camino que se inició desde 2018. No porque AMLO así lo haya indicado o porque no tenga la capacidad de innovar, sino porque en la izquierda mexicana no existen amos. Existe un colectivo que ha trabajado unido para devolver el poder al pueblo.

    Es por ello que Claudia continuará con el proyecto de nación que millones de mexicanas y mexicanos han construido, pero lo hará a su manera. Esa será la distinción de su gestión: un enfoque propio que no renuncia a las raíces de este movimiento, pero que abre paso a una visión diferente, más inclusiva y plural.

    Nuestra primera Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha insistido en varias ocasiones en que continuará con este proyecto, pero con una marcada perspectiva de género. No es que AMLO no haya abordado estos temas, pero su experiencia como hombre, y desde su lugar de privilegio, lo limitaba a comprender algunas de las realidades que las mujeres enfrentan día a día. Sheinbaum, con su enfoque, promete una agenda que visibiliza las luchas que aún permanecen.

    Uno de los pilares fundamentales de su gobierno será el empoderamiento de las mujeres. Para Claudia, este no es un tema secundario, sino central. Combatir la violencia económica que sufren millones de mujeres es esencial para garantizar una verdadera igualdad. Por eso, sus propuestas se enfocan en crear oportunidades y apoyo económico, especialmente para mujeres mayores de 60 años, indígenas artesanas y para las madres que crían solas a sus hijos, buscando romper los ciclos de pobreza que afectan desproporcionadamente a las mujeres.

    Asimismo, Sheinbaum ha puesto sobre la mesa una reforma electoral que promete reconfigurar la estructura del poder en México. En un intento por retomar el espíritu de la Revolución Mexicana, busca eliminar la posibilidad de reelección en el poder legislativo y en las alcaldías, así como prohibir que familiares directos sucedan a los funcionarios salientes. Esta medida busca impedir la perpetuación de dinastías políticas y garantizar una rotación auténtica de poder.

    La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia no solo marca un cambio en términos de género, sino también una profundización del proyecto de transformación. Es una oportunidad para que México dé un paso más hacia la justicia social, la igualdad y la representación. En sus manos está la responsabilidad de demostrar que el liderazgo femenino puede ser no solo igual, sino superior, en la medida en que rompe con las viejas estructuras patriarcales.

    Su éxito no solo dependerá de la continuidad del proyecto de nación que ella hereda, sino de su capacidad para adaptarlo a las nuevas realidades del país, demostrando que un México gobernado por mujeres puede ser un México más justo y más equitativo para todas y todos.

  • De la desilusión al orgullo: hasta siempre AMLO

    De la desilusión al orgullo: hasta siempre AMLO

    Mucho se ha hablado de lo que el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha logrado durante su mandato en nuestro país: la disminución de la pobreza, las obras con sentido social como el Tren Maya, el Tren Transístmico y los distintos aeropuertos; las pensiones universales a adultos mayores; la disminución de la inseguridad; la estabilidad económica; el aumento en la inversión, etc. No obstante, pocos entienden que el principal logro de su gobierno fue regresarle a las y los mexicanos su orgullo de haber nacido en esta tierra milenaria.

    Con la llegada de los gobiernos neoliberales, la principal bandera del poder económico fue la venta de las empresas y los recursos nacionales, argumentando que en México existía un retraso tecnológico que impedía erradicar la pobreza. Poco a poco, los grandes significados nacionales, así como nuestra moneda, fueron perdiendo valor. A través de técnicas de comunicación como la teoría hipodérmica, las grandes potencias implantaron un chip “malinchista”, donde lo mejor se encontraba fuera de nuestro país, principalmente en Estados Unidos o Europa.

    El mexicano siempre se representó, irónicamente, como un flojo y borracho que necesitaba de potencias extranjeras para poder administrar sus recursos. Basta ver los comerciales y argumentos que se usaron para vender los ferrocarriles, los bancos, la electricidad y permitir la inversión privada en el sector petrolero. Durante ese periodo neoliberal, la pobreza respiró muy cerca de las nucas de todas y todos los mexicanos; incluso aumentó drásticamente la migración a otros países, principalmente a Estados Unidos. Pueblos enteros dejaron de trabajar la tierra porque su principal sueño era irse a la tierra del vecino del norte.

    Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador y el planteamiento del humanismo mexicano, poco a poco regresó el patriotismo a nuestro país. Incluso nuestros compatriotas migrantes, por primera vez, se sintieron orgullosos de gritar a los cuatro vientos que eran mexicanos.

    El humanismo mexicano se relaciona con el orgullo de ser mexicanos en varios aspectos. Primero, al centrarse en el bienestar de la población, se busca reforzar la dignidad y el valor de cada persona, lo que contribuye a una identidad nacional más fuerte. Cuando se priorizan los derechos y necesidades de todos, se genera un sentido de pertenencia y orgullo por formar parte de una sociedad que se preocupa por sus ciudadanos.

    Además, al promover valores como la solidaridad y la empatía, se fomenta una cultura de respeto y apoyo mutuo, lo que enriquece la identidad nacional. Esto crea un ambiente donde las personas se sienten orgullosas de su país por la forma en que trata a sus habitantes, especialmente a los más vulnerables. Finalmente, al rescatar y valorar las tradiciones y la historia mexicana en este marco humanista, se refuerza el sentido de orgullo nacional, ya que las personas ven en su cultura y su historia un motivo para sentirse orgullosas de ser quienes son. En resumen, el humanismo mexicano y el orgullo nacional se complementan al enfocarse en el bienestar, la dignidad y la identidad de la población.

    En gran medida, el humanismo mexicano pone en el centro el orgullo de ser mexicanos y la conexión entre el gobierno y sus habitantes, porque ‘el pueblo pone y el pueblo quita’ y ‘solo el pueblo puede salvar al pueblo’. Hoy, 30 de septiembre, es el último día que Andrés Manuel López Obrador será nuestro Presidente. Sin duda, se le extrañará muchísimo, pero sentó las bases para el desarrollo humanitario y la recuperación del orgullo que muchos habían perdido. No queda más que decirle: ¡GRACIAS Y HASTA SIEMPRE, PRESIDENTE!