Categoría: Luis Tovar

  • Fórmula 1: ¿Contención o represión?

    Fórmula 1: ¿Contención o represión?

    La escalada de manifestaciones de “algunos” de los trabajadores del Poder Judicial alcanzó el pasado fin de semana, a uno de los eventos deportivos más importantes de la Ciudad de México, el Gran Premio de la F1; justa internacional que, conforme pasan los años, proyectan a la capital mexicana entre las entidades más modernas del orbe y como uno de los principales destinos turísticos a nivel mundial. Por esa razón, poco extraña que los manifestantes hayan elegido precisamente dicho evento por la cobertura internacional y porque, cualquier exceso o abuso de las fuerzas del orden trascendería más allá de los medios locales.

    El intento de llamar la atención es completamente válido, aunque en realidad algo falló al final pues la idea de provocar un zafarrancho o algo por el estilo se fue debilitando cuando la policía capitalina encapsuló a una parte de los manifestantes que al final poco pudieron hacer más allá de las consignas acostumbradas. A ello hay que sumar que sí, entre otras cosas, los manifestantes anhelaban recibir algún tipo de respaldo de los asistentes al evento, esto no sólo no apareció, sino por el contrario, muchos expresaban su rechazo a la protesta pues le ponía un prietito en el arroz al evento que esperan con ansias desde meses antes.

    Pero esta experiencia puede arrojar varios elementos a analizar; primero: ciertamente las manifestaciones (insisto) de “algunos” de los trabajadores del poder judicial suben y bajan de tono, y, aunque generan cierto caos y en ocasiones violencia hacia otras personas así como a inmuebles, en realidad no han alcanzado las expresiones de violencia que se dan en otros casos, por esa razón, la idea de “contener” a un grupo, incluso la de aislar a individuos, parece ser la manera más correcta para evitar conatos mayores. Segundo: Dentro y fuera de manifestaciones de este tipo oscilan diferentes intereses que van más allá de la propia protesta, en el caso del Poder Judicial están más que claros cuáles son, pero en una movilización de esas características, resulta esencial colocar un muro humano de contención que limite la confrontación entre ciudadanos. Tercero: no falta quien, ya sea intencionalmente o al calor de los acontecimientos se exceda a la hora de manifestarse, en casos como esos, cuidadosamente se debe dar un trato especial que, sin violar ningún derecho humano, mucho menos el de la libertad de manifestación y de expresión, establezca sanciones adecuadas. No es justo por ningún motivo que un policía reprima a quien ejerce su derecho a manifestarse, como tampoco lo es que un elemento de la policía sea agredido cobardemente por una multitud. Los derechos son para todas y para todos.

    Respecto a la actuación de la policía, leí una columna en el periódico “la jornada” donde el autor señala que “las protestas que cada día son más y cada vez tienen menos sentido social se han multiplicado”. Difiero en esta ocasión del maestro Miguel Ángel Velázquez, porque no creo que sean más las protestas que tienen menos sentido social, menos en un país donde apenas en el sexenio pasado ha habido avances. Los pendientes siguen siendo muchos y en distintos rubros, sin que eso signifique que no haya manifestaciones (como la del poder judicial) que no hace otra cosa que defender privilegios y que para nada le interesan los derechos. Quienes deberían de manifestarse son los miles de ciudadanos que se han visto afectados en muchas ocasiones por la falta de justicia.

    Diría que la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación no debería de confundirse, contención no es represión, pero en realidad no hay “confusión” alguna, la mentira y la exageración de señalar que existió un uso de la fuerza del Estado contra los manifestantes, o la patraña del incremento de la violencia institucional es ya parte de la cantaleta reiterada que pronto terminará. Pueden acudir a los organismos internacionales que consideren necesarios, solo que algo convenientemente no comprenden con aquello de la soberanía: es el pueblo quien determinó acabar con este modelo de poder judicial, no una persona, no un partido político. Ya pasó la reforma y, a como se ven las cosas, seguirán sin entenderlo.

  • ¿Por qué Chiapas?

    ¿Por qué Chiapas?

    La violencia en Chiapas que ha arreciado en los últimos años parece haber escalado a un punto inimaginable que exige una respuesta tan inmediata como contundente por parte del actual gobierno. No es solo el grave asesinato del Padre y defensor de derechos humanos Marcelo Pérez, sino todo el clima que prevalece en la región por ser punto clave en la ruta migratoria, el trasiego de personas y drogas, la marginación, etc. Hoy hace falta poner un alto desde el gobierno y hacer frente a la delincuencia con acciones integrales que permitan transitar hacia una realidad donde impere la seguridad. Tiene razón la doctora Sheinbaum al manifestar que no debe caerse en el terreno de la especulación, pero al mismo tiempo, está la obligación por parte del gobierno de realizar las investigaciones sin que se deje espacio a la duda para identificar exactamente dónde están las causas (las verdaderas causas), qué actores están involucrados y qué intereses realmente se mueven en el Estado del sureste. 

    Y es que atender el clima de violencia en Chiapas es un imperativo por los alcances que esta ha tenido en todos los sectores; uno de ellos ha sido por ejemplo el sector campesino; bases militantes de organizaciones campesinas históricas han quedado a merced de la delincuencia y sin posibilidad de salir de las comunidades. Anteriormente líderes campesinos iban y venían de municipio en municipio y ahora ni siquiera es seguro caminar por las calles de San Cristóbal de las Casas, ya de Comitán, Tenejapa, Bochil, Pijijiapan, ya ni hablamos. De dos años hacia acá, no ha existido posibilidad alguna de visitar a las bases y los proyectos de carácter productivo que se obtuvieron a partir de la lucha organizada de cientos de compañeros quedaron en el abandono.

    Pero ¿Por qué Chiapas? ¿Por qué el paraíso se convirtió en infierno? Como mencionábamos al principio: hay que observar las causas, pero esas mismas causas tienen sus propias causas, algo así como “la causa de la causa” que obedece a todo un contexto político y social que no pertenece en sí a este tiempo, viene de muchos años atrás, (incluso mucho más atrás que la irrupción del EZLN) con la prevalescencia de dos aspectos clave: política y dinero. Dinero para hacer política, política para hacer dinero y entre ambos, nada mejor que la violencia para completar la ecuación. Chiapas, con la pobreza, sobre explotación de recursos naturales, con el corporativismo y uso clientelar de programas sociales, terminó siendo el espacio geográfico perfecto para que la delincuencia, con miles de manos, pero sin cabeza, se estableciera en todo el Estado. 

    Anhelo (como muchos) la paz y confío en que este gobierno puede lograrlo, para el caso chiapaneco, del que siempre he señalado como el ombligo del mundo, me parece que la respuesta está en regresar al principio paso a paso, no mediante programas emergentes y plagados de buenas intenciones, sino irse a todas las comunidades con una política integral de paz a crear eso precisamente, comunidades que recuperen su territorio, que se recurra incluso a su ancestralidad por más utópico o cursi que pueda sonar. De lo contrario, seguiremos lamentando nuevos decesos sin que el tejido social pueda reconstruirse jamás. Menuda tarea tiene el gobierno que entrará y ojalá esté a la altura, ya el tiempo lo dirá.

    Una postdata obligada: Murió el ídolo de Etchohuaquila, el gran Toro Valenzuela que marcó a toda una generación e inspiró a muchos de los amantes del rey de los deportes. No resta más que agradecerle a Don Fernando.

  • UN MILLÓN DE VIVIENDAS, MILLONES DE SUEÑOS

    UN MILLÓN DE VIVIENDAS, MILLONES DE SUEÑOS

    En la conferencia matutina presidencial del pasado lunes, Edna Vega Rangel, titular de la SEDATU presentó uno de los programas prioritarios del gobierno federal relacionado con la vivienda elaborado a partir de un amplio diagnóstico comenzado desde el sexenio pasado. Nos referimos al Programa de Vivienda y Regularización que tiene un objetivo claro: abatir el rezago habitacional que ha sido consecuencia de las políticas neoliberales.

    Un millón de viviendas nuevas es el objetivo para hacer justicia a mujeres jefas de familia, jóvenes, adultos mayores e indígenas principalmente, y eso, por donde quiera que se mire, muestra el compromiso de la presidenta de la república hacia estos sectores. Es un excelente programa cuyos alcances van más allá dado que no solo se contempla la construcción de vivienda, sino que además se considera la aplicación de 450 mil mejoramientos, ampliaciones, escrituraciones, etc. esto aunado a otros factores que significarán un beneficio durante la ejecución del programa pues la creación de empleos directos se calcula en 6.1 millones, mientras que los empleos indirectos alcanzarán aproximadamente los 9.2 millones. 

    Pero la construcción de la vivienda en un país como el nuestro debe dejar ya de darse sin ton ni son; si bien es urgente atender el tema de la vivienda como una de las principales necesidades de la población, al mismo tiempo está obligado el gobierno a poner en orden a las empresas inmobiliarias que han sacado provecho de esta necesidad violando todo principio ético a partir de construir espacios extremadamente reducidos, carentes de servicios y en muchas ocasiones en sitios sin la infraestructura urbana mínima requerida. Las muestras de rapacidad de estas empresas y el contubernio con instituciones crediticias están por todos lados y vaya que, con la complacencia de algunos gobiernos, hicieron su agosto afectando la economía de los trabajadores. Por miles se cuentan los casos en que un trabajador, que a duras penas accede a un crédito, solo le alcanza para obtener una vivienda en lugares periurbanos, muchas veces edificadas en suelos con vocación agrícola y que, por su ubicación, terminan por convertirse en el mejor de los casos en un sitio solo para dormir. En el peor de los casos, el mismo trabajador que consiguió el crédito, opta por abandonar la vivienda para pagar renta en algún sitio más cercano a sus labores cotidianas. Por eso resulta alarmante y paradójico que existan en nuestro país más de 6.15 millones de viviendas deshabitadas como arrojaron las estadísticas de la Encuesta Nacional de Vivienda 2020 cuando la necesidad de vivienda va en aumento. 

    En este punto radica la importancia del programa que impulsa el presente gobierno, puesto que trata de atender la necesidad a partir de una visión integral que involucra a diversos sectores y que opta por establecer las reglas que permitan garantizar la habitabilidad a través de componentes clave. Es un acierto porque de apegarse al espíritu del programa, se irá construyendo espacios familiares prósperos tendientes al bienestar que ha sido una de las principales banderas de este gobierno.

    También es un acierto que encabece este programa Edna Vega Rangel porque conoce de fondo la problemática desde hace muchos años, no reduce su labor al diagnóstico, asume de manera directa la supervisión para evaluar los avances y sobre todo para garantizar los resultados. Por otra parte, el equipo que conforma la SEDATU ha entendido perfectamente que en la optimización de los recursos se encuentra la clave para construir más viviendas dignas, sostenibles y sustentables que dejen en claro que la satisfacción de la demanda, puede concretarse con la reorientación de la política pública si se somete al interés general poniéndolo por encima del interés de las inmobiliarias. 

    Un millón de viviendas demuestra que lo que para unos significa demagogia, para otros no es otra cosa más que justicia, así que habrá todo un sexenio para demostrar que 36 millones de mexicanos estaban en lo correcto cuando emitieron su voto.

  • Claudia Sheinbaum, un buen comienzo

    Claudia Sheinbaum, un buen comienzo

    Por supuesto que los primeros días de gobierno de Claudia Sheinbaum pueden calificarse como un buen comienzo, mucho ánimo por doquier y lleno de esperanza de que la presidenta va lograr construir el segundo piso de la transformación que ofreció durante su campaña. Claro que no se trata de echar campanas al vuelo o de pensar que una golondrina hace verano, menos cuando en realidad, el verano político de este país ya está plagado de golondrinas que comenzaron hace seis años.

    Es evidente que lo primero que se exige a la hora de evaluar cualquier acción de gobierno son los resultados, pero en este caso el comienzo de la administración va configurando claramente el rumbo que se habrá de seguir en varios rubos; entre ellos destacan por lo menos dos, como la estrategia de seguridad y el papel que jugarán las mujeres en esta nueva etapa a partir de la creación de la secretaría de la mujer. El primer caso corresponde al clamor de todas y todos, especialmente en entidades que ya no sienten lo duro sino lo tupido. Sí, Guanajuato es uno de ellos, Guerrero sin duda y otros más que lamentablemente cubren de luto al país, pero jamás debiera de adjudicarse a una sola entidad o a quien gobierne, pero sí, como está por demás comprobado, se debe adjudicar a las causas porque es largo ya el proceso de descomposición que tiene su origen en varios factores. 

    Por esa razón, hoy se toma con un anhelo enorme que al frente del combate a la inseguridad se coloque a García Harfuch como cabeza de un equipo y como orquestador de una estrategia que la Dr. Claudia Sheinbaum tiene perfectamente diseñada. Sabe que la labor es primordial y que debe atenderse de manera integral, acompañando la justicia social con la lucha frontal y decidida contra los grupos criminales. Digamos entonces que sí se hace necesario un viraje para que las fuerzas del orden y garantes de la seguridad amplíen los mecanismos de pacificación empleados hasta el momento. Si esta condición logra avanzar como lo calcula la presidenta del país, seguramente se verán resultados en los próximos días y a esa tarea hay que sumarse todos los que participan del acontecer político. Puede quienes tengan temor de que esto avance porque negar que hay autoridades estatales o municipales coludidas o sometidas a los grupos delincuenciales sería ingenuo, por lo tanto, puede que en una de esas algunas cabezas sientan peligro sin importar de donde sean o a que filiación partidista respondan.

    Por cierto, en eso de las causas de la inseguridad también hay que ver que el sector más afectado es el de las mujeres, recordemos que muchos de los casos de violencia provienen desde las propias familias. Esto nuevamente deja claro que son las causas lo que se debe combatir y la creación de la secretaría que encabezará Citlali Hernández Mora, va a ser determinante dado que se acabará con los resquicios de simulación que permean en muchos lugares donde la igualdad, la equidad y el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia, no era más que un discurso como en los tiempos de Peña Nieto. La ex secretaria general de MORENA no solo es leal al movimiento, consta a muchos que es leal al movimiento de emancipación de las mujeres y que su conducción traerá consigo los resultados que exigirá Claudia Sheinbaum, otra de las principales promotoras del feminismo y de la libertad de las mujeres en todas sus acepciones. 

    Es un buen comienzo, tanto que las voces opositoras empiezan a enmudecer ante la realidad que les representa el hecho de que una mujer conduzca este país. Apenas van nueve días de gobierno y el pulso político diario le empieza a dar la razón a quien dirige hoy nuestro país.

  • DÍA NACIONAL DE LA INDUSTRIA ELÉCTRICA

    DÍA NACIONAL DE LA INDUSTRIA ELÉCTRICA

    Para comprender la trascendencia de la CFE en México desde su creación hasta la actualidad, obligadamente requiere conocer sus antecedentes: primero, el asentamiento de las compañías británicas a finales del siglo XIX que abastecían el servicio eléctrico, posteriormente la consolidación y expansión de estas durante el porfiriato, su resistencia frente al nacionalismo económico en la revolución y en la post revolución, así como la permanencia y predominio británico que tuvo su fin hasta el “Callismo” y, finalmente la nacionalización el 27 de septiembre de 1960 por decreto de Adolfo López Mateos. 

    Desde su creación y proceso evolutivo, el espíritu de la CFE siempre se fue sujetando a la idea de contrarrestar los efectos de la monopolización y la concentración a manos del capital extranjero gracias a la implementación de una serie de reformas. Por ejemplo, el Código Nacional Eléctrico de 1926 expedido por Plutarco Elías Calles y las subsiguientes reformas impulsadas por Abelardo L. Rodríguez que significaron un avance en la regulación del suministro de energía eléctrica. Otro ejemplo, en 1939 bajo la conducción del General Lázaro Cárdenas, comenzó el proceso de nacionalizar la generación y el suministro de energía eléctrica gracias a la expedición de la Ley de Impuesto sobre el Consumo de Energía Eléctrica y la Ley de la Industria Eléctrica que antecederían al decreto de López Mateos. A partir de ese entonces, la CFE contó con herramientas necesarias para cumplir con su objeto, además de que instauró una serie de mecanismos para el aprovechamiento de los recursos naturales. Tomando como inspiración el nacionalismo económico, este marco destacaba por el enfoque social y por la justicia distributiva que hacía gala de una visión progresista.

    El propósito fundamental de la CFE, después de la vergonzosa etapa neoliberal, se mantiene vigente a pesar del atraco del que fue objeto desde hace décadas y que sólo pudo detenerse a partir de los preceptos de la Cuarta Transformación impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Ese propósito, el de organizar y dirigir un sistema nacional de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, en pocas palabras, significa el beneficio de los intereses generales y no de unos cuantos. Aunque habrá de recordar que dicho propósito tuvo que enfrentarse al afán privatizador de las reformas estructurales de Peña Nieto con la complicidad de quienes firmaron el pacto por México y que trataron a toda costa de sostenerse mediante premisas falsas como la falta de recursos económicos. Como ha sido documentado, intentaron colocar a la CFE en crisis, al igual que a PEMEX, con la firme intención de acudir a la inversión extranjera como si experimentáramos una versión “neoporfirista” que garantizara, no solo el acceso al capital extranjero, sino el predominio de estos.

    Pero no hay mal que dure cien años, ni pueblo que lo aguante. A partir de 2018 se logró frenar el desmantelamiento de la CFE y retomar su espíritu de competitividad, además de que se privilegió su enfoque social, mismo que ha destacado en el transcurso de la presente administración. Contrario a los gobiernos del PRI y el PAN, la CFE privilegia la austeridad, combate la corrupción y desmiente día a día la versión decimonónica de que esta empresa del Estado, carece de la tecnología necesaria y del personal capacitado para cumplir con su objeto, de hecho, a partir del próximo primero de octubre, estará al frente una mujer, la Ingeniera Emilia Calleja Alor formada en la propia empresa que destaca por su trayectoria y que sin duda, culminará el rescate de la empresa para defender nuestra soberanía energética. 

    De ahí que resulte por demás interesante y digno de reconocer una iniciativa planteada por la luchadora social y Diputada Federal Guerrerense Marycarmen Cabrera Lagunas quien busca que se declare el día 27 de septiembre de cada año como “Día Nacional de la Industria Eléctrica” Dicha iniciativa es todo un acierto por su objetivo de destacar, promover y, sobre todo, con el ánimo de generar conciencia entre la sociedad mexicana respecto a la importancia de la Comisión Federal de Electricidad como empresa productiva del Estado, su papel trascendental en los sucesos históricos, su enfoque social, justo y humanista, así como parte fundamental de nuestra soberanía energética. Bien por la diputada.

  • ¡HASTA PRONTO!

    ¡HASTA PRONTO!

    El fin de este sexenio no pudo tener mejor marco que el grito de independencia por el 214 aniversario de nuestra justa independiente, con un López Obrador aclamado hasta el cansancio por decenas de miles de personas que nos dimos cita en la plancha del zócalo capitalino. AMLO cierra un ciclo y con él también se cierra el ciclo de muchos luchadores sociales que vieron materializadas sus esperanzas y anhelos de tener un país distinto en el que se demostrara que lo único que se necesitaba en este país era voluntad política y temple de acero para no sucumbir ante los poderosos. Eso hizo López Obrador, demostrar que era posible desafiar a las élites si se contaba con el respaldo del pueblo; el mismo respaldo que se hizo latente este domingo en el que la banda, con mucha nostalgia y con muestras de gratitud, despedía al hombre que, quieran o no (ya sean seguidores o adversarios), transformó la actividad política del país dando un giro radical que le significó lo altos niveles de aprobación, al mismo tiempo que desenmascaró ante la opinión pública a los farsantes que gobernaron la nación desde hace décadas.

    Andrés pasa desde inicios de su sexenio a ocupar un lugar significativo en la historia, pero no se despide solo, con él también se despiden otros personajes (la mayoría de ellos anónimos) que llevan años luchando por la democracia desde distintos ámbitos como el movimiento indígena, campesino, ambiental, cultural, etc. Camaradas que salían a las calles sin afán de ocupar un cargo público o ganar reconocimientos, sino comprometidos con las causas. Esos compañeros sin duda, también vieron con este gobierno la culminación de su lucha pues por fin quedaron asentadas las bases de lo que buscaban transformar y, al igual que AMLO, hoy pueden sentir satisfacción porque su lucha no fue en vano. Por supuesto que no quiere decir que dejen de haber pendientes y menos en un país que era atracado cada sexenio, ya que siguen existiendo deudas y no son pocas, solo que ahora, gracias a este gobierno, gracias a Andrés, el camino para resolverlas tiende a alejarse de la mancha de la corrupción, de la insolencia y de la indiferencia. 

    Como a muchos mexicanos me llena de nostalgia despedir al compañero Andrés, al Licenciado, al líder, al luchador social, al amigo que plagado de contradicciones (sin que estas puedan leerse en sentido peyorativo), se aferró a una lucha que vale la pena documentar como fenómeno social por la trascendencia que tuvo más allá de nuestras fronteras. Pero también me llena de nostalgia al recordar a muchas compañeras y compañeros de una lista tan larga como interminable que fueron parte del movimiento y que su ausencia física no les permite celebrar estos momentos.

    Creo que así es como se debe entender lo que se vive como momento histórico, no es la figura de un solo hombre, sino el movimiento en sí lo que debe analizarse pues hasta el día de hoy en las calles, es la gente la que se expresa muy a pesar del menosprecio de una minoría, esa misma gente que le otorgó al tabasqueño el poder de dirigir sus destinos. Así que el agradecimiento efectivamente es a Andrés y a 65 millones de mexicanos que ahí están, tan dispuestos a seguir respaldando al movimiento como preparados para exigir rectitud a los responsables de esta nueva etapa.

    Hasta pronto Andrés, es hora de descansar placenteramente y disfrutar la lluvia y el sol, la familia y los bellos atardeceres del sureste con un pozol y sin duda preguntarle como Pellicer al trópico ¿para qué te dio las manos llenas de color? Hasta pronto hermanos, amigos de lucha también, sepan que nadie se olvidó de ustedes, se les reconoce con un lindo y combativo recuerdo. A ustedes y a Andrés Manuel López Obrador nos resta decirles con mucho orgullo ¡gracias! pues de cara a la historia cumplieron, vaya que cumplieron.

    ¡Es un honor estar con Obrador!

  • ¡FUERA MÁSCARAS!

    ¡FUERA MÁSCARAS!

    “Me gustaría ahora que van a hacer manifestaciones que marchen ellos, los ministros, que defiendan sus privilegios, fuera máscaras, además sirve que les da el sol”. Así se refirió Andrés Manuel López Obrador en octubre del año pasado cuando los trabajadores del Poder Judicial de la Federación anunciaban paros en contra de la extinción de fideicomisos; ahora, en el marco de la discusión de la reforma judicial, aquellas palabras de AMLO fueron muy tomadas en serio por la ministra Norma Piña que decidió salir a las calles a marchar en protesta por la reforma.

    Y qué bueno que las máscaras se despojaran (aunque a la fuerza) gracias al respaldo de una innegable mayoría de la población que exige la reforma al poder judicial, aunque con ello, acompañada de su derecho indiscutible a expresarse en las calles, la ministra Piña vaya dejando trozos de dignidad por el Paseo de la Reforma. Qué bueno y qué irónico resulta observar que se marche por la misma vía nombrada en honor a las reformas propuestas por Benito Juárez que cambiaron sustancialmente la manera de hacer política y que se convierten en uno de los sucesos históricos más importantes de la nación.

    Pero en eso de quitarse la máscara la ministra se vuela la barda, no una, sino dos veces: La primera cuando sale a sumarse a las manifestaciones en San Lázaro en contra de la reforma pues esa acción más la larga cadena de “tuits” bastante ridículos, terminan por evidenciar que sólo defiende exactamente lo que se critica por la mayoría, nada más que la corrupción y los privilegios bastante documentados hasta el momento. Dos publicaciones en particular llaman la atención, el primero a pocas horas de haberse aprobada la reforma Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno y el segundo: Nuestra historia no se puede definir a partir de la narrativa fácil de que todos los problemas de Seguridad y Justicia en el país son culpa de los jueces, quienes así lo crean no conocen México. Se vuela la barda de plano, pues lejos de aceptar que el momento histórico le exige tomar la batuta y construir una nueva imagen del poder judicial desde su propia responsabilidad, opta por abonar a la cerrazón que la coloca en representación de ese sector político rechazado por la sociedad aliado históricamente a jueces y magistrados corruptos. Al final, pobre destino enfrentará la ministra pues tenía frente a sí la oportunidad de ponerse al frente de la reforma para perfeccionarla y decidió dar la espalda a la exigencia popular. La segunda: ¿Invitar a AMLO a dialogar frente a frente? ¡Carajo! Quiere decir entonces que a la fecha, ya con la aprobación sigue sin entender que el presidente, con todo y su investidura, sólo fue el portavoz de la gente que ha sido maltratada por la injusticia desde hace muchos años. 

    Pero en fin, como dijimos anteriormente, no había paro que valga, la reforma iba y fue, y hoy es una realidad, no, no es un regalo para AMLO como dicen las opiniones reduccionistas, al contrario, se convierte hoy en el primer paso hacia una nueva era donde se podrá vigilar de cerca la actuación de los impartidores de justicia.

    Con Sheinbaum a punto de erigirse como la primera presidenta de este país, con la reforma al poder judicial hecha realidad y con la expectativa del comienzo de un país más próspero y justo para todas y todos, nos vemos el 15 de septiembre a despedir a Andrés y decirle: gracias por todo enalteciendo el grito que nos acompañó desde el año 2 mil: “Es un honor estar con Obrador”

    ¡TODOS AL ZÓCALO!

  • UNAM: Una facultad de derecho que pasó a ser de derecha

    UNAM: Una facultad de derecho que pasó a ser de derecha

    Durante la huelga de 1999 en la UNAM, me resultaba totalmente incomprensible la actitud de algunos profesores universitarios, no así la de compañeros estudiantes que se oponían a la huelga, total, al fin y al cabo, como quiera que sea, eran compañeros con un punto de vista diferente al que respetuosamente le proferíamos un sonoro ¡estás re pendejo! Pero si se trataba de un profesor emanado de nuestra casa de estudios y que por la edad probablemente habían sido herederos de los procesos de huelga anteriores como el 68 del CNH o el 87 del CEU en contra del “Plan Carpizo” pues me parecía insultante, un absurdo que molestaba ya que sentía, como hasta hoy, la influencia de las palabras del Ingeniero Heberto Castillo: 

    “Mientras más tiene la gente que dar, más hay que exigirle, porque la gente preparada, inteligente, es la que más obligación tiene. Yo le exijo de manera muy distinta a una persona de alto nivel intelectual y posibilidades de sobrevivencia, que a un obrero o a un campesino. Es más perdonable que un hombre sin recursos falle –porque puede justificarse– a que falle el que lo tiene todo.” 

    Así que, tomando como base estas sabias palabras del inge, cuando personajes como Ignacio Burgoa Orihuela de la facultad de derecha, perdón, de Derecho, presentó las denuncias contra el CGH por la toma de las instalaciones, no encontraba mejor manera de describirlo si no se acompañaba de un insulto pues siendo un ilustre jurista, más rectitud y congruencia habría de exigirle.

    Las demandas de esos procesos a los que hago alusión, siempre fueron justas y sin duda marcaron un antes y un después, no sólo en lo que sería el futuro de la universidad, sino incluso para la democracia en sí, pero ahora pareciera estar de cabeza, todo un tiempo de híbridos. ¿Cómo comprender que ahora salgan a manifestarse los estudiantes en contra de una reforma que precisamente trata en el espíritu de erradicar la podredumbre de un poder que sólo ha beneficiado a unos cuantos? Primero comenzaríamos por reconocer el derecho (quizá siendo universitarios) hasta la rebelde obligación de manifestarse; pero la cuestión es más allá, pues con un sondeo rápido entre los manifestantes, pareciera indicar que desconocen en su totalidad lo que es y representa la reforma. Es decir, los estudiantes que salen y se manifiestan en contra de la reforma, sólo atinan a replicar la verborrea de la derecha pero carecen de argumentos sólidos para indicar qué la haría perfectible o de detallar a fondo exactamente contra qué es la resistencia. Cosa por demás lamentable cuando, al menos en 1999 que me tocó vivir, las discusiones en las asambleas del CGH giraban en torno a lo que era el derecho a la universidad pública gratuita para todas y todos; se discutía el fondo del plan Barnés, las motivaciones y los alcances, pero se discutía, se analizaba, más no se replicaba sin ton ni son.

    Entonces hoy el problema no es que se manifiesten como ya se dijo, el problema es que el debate no se centra en lo sustancial de la reforma y termina reflejando el proceso de descomposición y la derechización que se afianza en la máxima casa de estudios, especialmente en la facultad de derecho. Por eso resulta lamentable, incluso contradictorio, que jóvenes que hoy se forman para ser abogados, expresen su rechazo a una reforma que en el fondo no es más que un acto de justicia para todos los que no han podido acceder a ella por carecer de recursos y vaya que se trata de casos que se cuentan por miles.

    La facultad de Derecho pasó a ser la facultad de derecha desde hace varios años y los responsables ahí están encarnados en figuras docentes (con excepciones) que por cierto, también se han beneficiado de la burocratización en la UNAM. Son los que gozan y prefieren el privilegio de las vacas sagradas por encima de la cátedra. Los que para nada les interesa la práctica docente en sí como una de las más nobles labores de la humanidad, sino mantenerse en un status quo que sugiere galardones y uno que otro beneficio económico. Quizá sea hora de también limpiar a la UNAM y no para limitar el derecho a manifestarse, sino para que, quienes lo hagan, exponga las ideas y no la narrativa falsa que caracteriza la manifestación reciente. Qué se expongan las opiniones desde la pluralidad, sólo así triunfará la verdad en la universidad.

  • No hay paro que valga… la reforma ¡Va!

    No hay paro que valga… la reforma ¡Va!

    Si quedaba alguna duda respecto a la desesperación del poder judicial por echar abajo la famosa reforma, esta ha sido despejada por dos sucesos clave: las declaraciones o intromisión del Bank of America y el llamado a paro general indefinido por parte del poder judicial.

    El primer caso, que a nadie sorprende, es la presión que buscan generar desde el exterior a partir del argumento decimonónico de la desestabilización. Algo similar a lo que sucedió entre las décadas de los 50 y 80´s donde el vecino del norte impulsaba los golpes de Estado en países latinoamericanos para frenar el avance de las transformaciones políticas y sociales emanadas desde los pueblos. Hoy, una de las caras más atroces del imperialismo, se entromete en la reforma judicial tratando de desvirtuar los verdaderos objetivos de la reforma que no son otra cosa que transparentar y eficientar el actuar de los juzgadores que hasta el momento dejan más dudas que certezas a la hora de impartir la justicia. 

    El segundo suceso, el llamado al paro, no es otra cosa más que el grito desesperado de quiénes se rehúsan a la exigencia general de transformar de fondo al poder judicial, exigencia que quedó demostrada en las urnas durante el proceso electoral.

    Sin embargo, en este punto hay que dejar en claro varios aspectos. Empezando porque los convocantes alinean el discurso de manera perfecta con el discurso de la derecha u oposición de este país. Es decir, no existe argumentación de fondo que deje en claro si realmente existen elementos que hagan suponer si la reforma puede tener consecuencias negativas al momento de impartir justicia o si la reforma per se, significa un atentado contra la clase trabajadora de ese poder independientemente del tipo de contratación. Al igual que el desgastado y para nada creíble discurso opositor, la narrativa no pasa de la descalificación y las falacias que rebasan la ficción.

    A esto hay que sumar lo que no admiten los convocantes: su discurso no alcanza a hacer eco en la ciudadanía porque precisamente es esta la que exige la reforma. Y no, para nada pretenden estas líneas sumarse de manera simplona al discurso (aunque basado en la razón) de que el pueblo votó por el Plan C, sino de dejar claro que no hay por ningún lado empatía hacia los paristas pues para la opinión pública, el poder judicial es mal visto por todos lados. Pero ¿cómo habría de manifestar el pueblo un respaldo a los paristas cuando la justicia ha sido una de las principales carencias de este país? Por lo tanto, de nada sirve convocar a un paro cuando si algo se tiene claro es que la discusión de fondo está en la posibilidad de democratizar y transparentar el poder judicial que sólo ha estado hasta el momento al servicio de los poderosos.

    La reforma es un hecho histórico porque de una u otra forma se traducirá en beneficios a corto plazo tanto para la democracia como para el pueblo en general. Puede, como toda reforma, ser perfectible si a esta no se le cambia el espíritu, por eso, sin soslayar en el derecho de cualquiera a manifestarse, lo cierto es que no hay paro que valga, la reforma va y no hay vuelta atrás. Aprobarla es el mayor acto de justicia que se puede hacer para todos aquellos que han sido lastimados por el poder judicial.

    La oposición extrema a la reforma ha agotado todas sus instancias, entre ellas la súplica de intervencionismo imperial, pero, con el respaldo popular se saldrá avante hasta de las presiones económicas. Así que, aquellos traidores que cabildean por los pasillos del Bank of America les resta regresar a casa con las manos vacías y ojalá estén preparados para enfrentar una nueva realidad en materia judicial en este país.

  • López Obrador y la justicia ambiental

    López Obrador y la justicia ambiental

    Desde hace varios años en el ámbito internacional, los acuerdos y resoluciones tendientes a garantizar el derecho de todas y todos a un medio ambiente limpio y sostenible se han incrementado considerablemente. Sin embargo, en México como en muchos otros países, la adhesión a dichos acuerdos comúnmente se hacían bajo dos lógicas: la de establecer políticas públicas “al ahí se va” mediante programas poco eficaces y costosos que a la postre se convertían en letra muerta y, por otro lado, imperaba la lógica de mantener con plena vigencia los beneficios de las empresas y organismos que en el hecho solapaban la contaminación y contribuían al deterioro del medio ambiente gracias al cobijo eterno del manto de la corrupción.

    Y sí, con argumentos sólidos y evidencias irrefutables, para muchos verdaderos ambientalistas (casualmente los mismos de siempre), ningún programa resultaba eficaz cuando menos hasta el gobierno de Peña Nieto, pues estos carecían de indicadores que establecieran parámetros mínimos para determinar su conveniencia y si habrían de continuar o no.

    Teniendo este antecedente, para 2018 la apuesta de muchos movimientos pseudoambientalistas muy alineados al oficialismo recién derrotado, se basaba en describir a AMLO como un gobernante insensible ante la grave crisis ambiental a nivel internacional y auguraban un escenario desolador para el medio ambiente en lo que sería su sexenio. Pero ¿Qué esperar de estos colectivos si siempre se caracterizaron por recibir cuantiosos recursos de gobierno para realizar programas vinculados al medio ambiente? Estos (por todos conocidos) aparecieron desde el gobierno de Vicente Fox como una herramienta más para desviar recursos bajo la bandera ambientalista, igual como sucedía con el movimiento campesino, pero, como dice el clásico: con sus honrosas excepciones. Así que si uno echa un vistazo por encimita a las actividades en general, fácilmente encontraremos que las declaraciones en contra de AMLO les llevan más tiempo que sus acciones a favor del medio ambiente. 

    Por eso atinó AMLO al señalar la hipocresía con la que se manifestaban los voceros de dichos movimientos que mucho se preocupaban por los recortes presupuestales como si en el derroche de recursos acostumbrado se encontrara la varita mágica que resolvería el tema ambiental, especialmente el cambio climático.

    Hacían falta hechos y hoy se puede constatar que vinieron con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Para muestra un botón de más de 14 mil hectáreas establecidas en el Lago de Texcoco que hoy da muestra del cumplimiento de su objetivo a simple vista. Es decir, más allá de los estudios, análisis e investigaciones, una sola mirada a la zona, deja constancia plena de que la justicia social y la justicia ambiental se hicieron realidad en ese espacio emblemático de México y exige uno de los más amplios reconocimientos al tabasqueño.

    El lago de Texcoco ha sido el hábitat de flora y fauna exepcionales, con una cultura lacustre mística que preservan sus habitantes; espacio indiscutible de aves residentes y refugio de especies migratorias que engrandecen aún más su valor biocultural que dieron nombre e identidad a una nación. En pocas palabras, un lago que, por donde se observe, es el alma del valle de Anáhuac.

    Precisamente esta concepción del lago de Texcoco, la identidad con la tierra y el conocimiento histórico se convirtieron en el genuino signo ambientalista de este gobierno para hacer frente al cambio climático, al mismo tiempo que se le rinde homenaje a nuestra cultura y a nuestros ancestros. Suena fácil en este 2024 señalar 6 años de acciones que fueron antecedidas de sexenios de abandono y olvido donde la naturaleza les valió madre, pero vaya que significó sin duda todo un desafío para llevarlo a cabo y contrarrestar el daño del que, por cierto, muchos ambientalistas ni voltearon a ver. Pero el desafío tuvo enfrente acciones concretas impulsadas por este gobierno a través de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, de ahí que resulte necesario reconocer la conducción de López Obrador, pero también la ejecución de un servidor público comprometido y con verdadera vocación de servicio, identificado con el proyecto real de la Cuarta Transformación y con una de sus causas más nobles que pocos, muy pocos enaltecen y que es la ambiental. Nos referimos en efecto al Maestro Adán Peña, cuya labor deja claro que la justicia social va de la mano de la justicia ambiental cuando se trata de alcanzar el bienestar para todas y todos.