Categoría: Manuel Pedrero

Opinión de Manuel Pedrero

  • “Ni tengo visa, ni quiero tenerla”, afirma Manuel Pedrero

    “Ni tengo visa, ni quiero tenerla”, afirma Manuel Pedrero

    El periodista y director de Los Reporteros MX desmiente rumores sobre supuesta cancelación de su visa estadounidense, reafirmando su independencia frente a cualquier gobierno.

    Manuel Pedrero, director general de Los Reporteros MX, rompió el silencio ante los recientes rumores que circulaban sobre una posible sanción del gobierno de Estados Unidos que implicaría la cancelación de su visa. “No tengo visa ni quiero tenerla, no me interesa visitar Estados Unidos”, aseguró Pedrero en un comunicado difundido este viernes.

    El periodista enfatizó que México es “el mejor país del mundo” y que su Constitución le garantiza la libertad de expresión y de prensa. “Si quisiera ser censurado, trabajaría para Estados Unidos”, agregó, destacando que jamás aceptará “línea de ningún gobierno, ni mexicano ni extranjero”. Pedrero reafirmó su compromiso con el periodismo independiente y con “hacer comunicación al servicio de la nación”.

    El tema surgió tras noticias falsas que indicaron que la Casa Blanca habría puesto en la mira a varios youtubers y periodistas críticos, incluyendo a Pedrero, con el argumento de medidas contra comentarios considerados sensibles desde la perspectiva estadounidense. Estas acciones se enmarcan en la política de Christopher Landau, ex embajador de EUA en México, quien se autodenominó “el quita visas” tras controversias relacionadas con cancelaciones de visas a mexicanos por opiniones o actividades políticas.

    Pedrero, sin embargo, aclaró que estos rumores no le afectan y reafirmó que su labor periodística no depende de visas ni sanciones extranjeras. En su mensaje, recordó la frase del expresidente Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”, subrayando que el respeto a México y a su soberanía es fundamental para cualquier gobierno extranjero.

    El periodista concluyó reiterando que seguirá trabajando con independencia total, sin líneas ni censuras, en un momento en que la discusión sobre libertad de expresión y presiones extranjeras gana relevancia en medios y redes sociales.

  • Debate vs. necedad

    Debate vs. necedad

    Por Manuel Pedrero

    A esta hora estoy seguro de que usted ya conoce la historia: una estudiante universitaria increpó a Gerardo Fernández Noroña.

    Hace unos días, durante el foro de la Escuela de Formación por la Paz y la Democracia en el Senado, una joven llamada Victoria Montes de Oca Castañeda, oriunda de Metepec, acusó, sin pruebas, a Noroña de haberle dicho a Lilly Téllez que “se callara y se fuera a lavar los trastes”.

    Noroña, como era de esperarse, le pidió a la joven que citara la fuente, pero Victoria, que carecía de argumentos sólidos, solo atinó a balbucir: “salió en todas las noticias”. Dos días después, Victoria difundió un comunicado en el que afirmó que su intervención buscaba ser crítica, no confrontativa.

    Lo cierto es que Noroña le respondió a Victoria con una afirmación contundente: “La crítica siempre es bienvenida. El problema es que mentiste. Sigues sin demostrarlo y no podrás hacerlo”.

    Pero vayamos a fondo con el análisis:

    Esta estudiante pretendía demostrar la supuesta incongruencia de Noroña con dos falacias:

    1) Un acto misógino que nunca existió.

    2) Una austeridad republicana que exclusivamente aplica al manejo de recursos públicos, no privados.

    No se puede negar que la joven lucía entusiasmada, pero tampoco podemos negar que había profundas deficiencias en su argumentación.

    Y aquí debemos ser muy seamos tajantes:

    La joven, al confrontar a Noroña, no solo buscaba un debate, sino esencialmente una plataforma para su propia visibilidad. Este intercambio, donde la carencia de argumentos fue la moneda de uso corriente, forma parte de esa perniciosa cultura de la confrontación performativa, donde el valor no reside en la solidez del argumento, sino en el impacto mediático del acto.

    Por otro lado, no debemos perder de vista que la estudiante se declara simpatizante del Partido Verde, lo que no solo la posiciona políticamente, sino que también la inscribe abiertamente en una filiación ideológica.

    Y yo me pregunto: ¿Victoria quería realmente debatir? ¿Intercambiar ideas y expresar puntos de vista de manera civilizada y considerada? No, lamentablemente.

    Esta confrontación demuestra, de entrada, una enorme diferencia en la forma de argumentar.

    Mientras Noroña exigió una fuente verificable (que es un estándar periodístico y académico tradicional), la joven decidió apoyarse en la viralidad y la percepción (un estándar que es frecuente en la cultura de internet).

    Le ofrezco unas cifras:

    Un análisis de comentarios en redes sociales mostró una división de opiniones del 60% a favor de Noroña (destacando la falta de argumentos de la joven) y un 40% a favor de la estudiante (aplaudiendo su “valentía” para confrontar al político).

    Pero déjeme decirle, para no ir más lejos, que este no fue un simple incidente, sino un ejemplo clarísimo de la posverdad, donde las emociones y las creencias personales tienen más peso que los hechos objetivos.

  • Kenia y la traición de Morena

    Kenia y la traición de Morena

    A continuación quiero leerles unas frases. Ahí les van: “Dicen que Claudia Sheinbaum es una corcholata, yo diría que más bien es una fichita”.Otra frase: “El narco es pueblo, dice AMLO… eso dice el presidente, mientras les llaman narco presidente a AMLO y narco candidata a Claudia. Urge que se vayan”.Otra: “La señora Sheinbaum debe pedir licencia y dejar de dañar a los capitalinos”.Otra más: “La señora Sheinbaum insiste en irse en una campaña ilegal por todo el país”.“Señores embajadores, les pido de la manera más atenta que no mientan como AMLO ni como la corcholata”.Otra: “Es la primera vez en la historia que tenemos a una mujer como presidenta como para permitir que un machista le diga quiénes van a ser sus colaboradores”.Y la última: “Sin duda lo que más impera en el gobierno encabezado por la señora Sheinbaum es la corrupción”.

    Esas son palabras que han salido de la boca de la diputada plurinominal del PRIAN Kenia López Rabadán. No estaría hablando de alguien tan despreciable de no ser por el hecho de que ahora no solo es diputada plurinominal con fuero, sino que también es la presidenta de la Cámara de Diputados y, a su vez, representante del Congreso de la Unión por todo un año. A diferencia de lo ocurrido hace una semana con Alejandro Moreno, que generó indignación por las acciones de los priistas, aquí la indignación no es causada por algo que haya hecho Kenia o el PAN, sino por algo que generó, acordó y pactó Morena. Concretamente Ricardo Monreal Ávila, el eterno Judas que tiene los labios secos de tanto besar mejillas.

    La conducta pusilánime de Kenia López la pone a la altura de su partido: una caterva de racistas y clasistas incompetentes que se la pasan hablando de democracia, pero no pueden ganar una sola elección y jamás llegarían a ocupar puestos como los que hoy ostentan de no ser por las plurinominales. Su componente conservador la ha llevado a participar en los peores espacios del debate público; no por nada tiene una silla garantizada en la mesa de Atypical TV ni fue gratuito que fuese la vocera oficial de la campaña presidencial de la candidata del PAN, Xóchitl Gálvez. No hay nada en su historial político que acredite una razón de peso para nombrarla representante de los mexicanos en el Poder Legislativo. Sin embargo, ya lo es.

    Su preparación es nula y su conocimiento ínfimo, como lo demostró en un debate con el entonces diputado Hamlet Almaguer al asegurar que le era imposible leer un texto de 250 páginas en dos días. No tiene talante democrático: es una censuradora profesional, y puedo confirmarlo por experiencia propia cuando la congresista decidió bloquearme de sus redes sociales, violando mi derecho constitucional de acceso a la información. La demandé y gané el proceso; tuvo que desbloquearme de X —antes Twitter— y ahora debe leer mis comentarios en cualquier red social. Es intolerante a la crítica. Ya ni hablemos de su capacidad para el debate político: gritar no es un argumento, romper tímpanos no es un argumento, repetir un guion no es un argumento, no dejar hablar tampoco es un argumento. Y sin embargo, esos son los recursos que ha utilizado la señora Rabadán en el Senado y ahora en la Cámara de Diputados.

    Pero incluso si dejamos todo eso de lado, si ignoráramos el fracaso político que es Kenia López Rabadán —como lo fueron sus “Contra mañaneras” de las que ya nadie se acuerda—, incluso olvidando todo eso, hay algo imperdonable que no es digno de alguien que porta la investidura de senador, y mucho menos de alguien que presidirá el Congreso mexicano: las frases que citaba al principio de este texto. Nadie que acusa con la ligereza de una pluma a una presidenta de ser narcotraficante debería representar a los mexicanos. Kenia será ese caso. ¿Quién lo permitió? ¿Quién lo acordó? Ricardo Monreal.

    Por ley es cierto que la presidencia de la Cámara de Diputados tiene que ser rotativa; es decir, Morena no puede controlar los tres años la mesa directiva. La ley establece que en cada uno de los tres años de la legislatura deberá cambiar la presidencia según la votación obtenida por los partidos: el primer lugar la ocupa el primer año, el segundo lugar el segundo año y así sucesivamente. Al PAN le tocaba la presidencia, sí, pero a Morena le correspondía decidir qué panista iba a encabezar la mesa. No estaba obligado a elegir entre los cuatro perfiles que propuso el PAN —que, francamente, eran todos nauseabundos—. Si entre Margarita Zavala y Germán Martínez había que elegir, mejor desaparezcan el Congreso. Morena no tenía que escoger entre los candidatos del PAN; podía designar a cualquier panista del pleno y nombrarlo presidente o presidenta. Sin embargo, por la operatividad política de un capricho, el dedo de Monreal apuntó a Kenia López Rabadán.

    La ley estipula que los representantes de los poderes de la Unión, como a partir de hoy lo es Kenia, tienen que ser invitados a los eventos oficiales de la federación. Es decir, en teoría, en los próximos eventos la presidenta Sheinbaum tendrá que compartir escena, pódium y fotografías con la persona que la insultó, calumnió y difamó, gracias al zacatecano que promete reiteradamente su retiro.

    Y aún hay más. Ya ni hablemos de cómo Monreal defendió a su amigo Alejandro Moreno para que pudiera hablar en San Lázaro; ese es otro “pescadito” pendiente. En los hechos hubo traición. Todos los diputados de Morena que votaron para que Kenia López Rabadán fuese la presidenta de la Cámara de Diputados traicionaron a sus electores. Solo hubo cuatro que votaron en contra: a ellos, mis felicitaciones.

    No podemos decepcionarnos de Alito porque conocemos a Alito. No podemos decepcionarnos de Kenia porque conocemos a Kenia. Incluso no podemos decepcionarnos de Monreal porque conocemos a Monreal. De lo que sí podemos decepcionarnos es de que estas cosas sigan ocurriendo… y nadie parezca interesado en detenerlas.

  • Castiguen a los Chayoteros

    Castiguen a los Chayoteros

    ¿Quién paga la campaña negra contra Fernández Noroña? Se pregunta la presidenta Claudia Sheinbaum hoy en Palacio Nacional, tras los acontecimientos criminales ocurridos en el Senado hace un par de días. La pregunta no es menor y, a ser franco, la presidenta Sheinbaum se queda corta al mencionar únicamente una campaña en redes sociales con decenas de miles de bots y trolls para generar tendencias en Twitter. Porque, a pesar de ser cierto, es aún más grotesca la embestida que desde la radio y la televisión se lanza contra Noroña y, por ende, contra la 4T.

    La cobertura de medios y periodistas sobre la agresión que cometió Alito Moreno contra Fernández Noroña debería guardarse y exponerse en las escuelas y academias de periodismo en México. Esto con el fin de que los estudiantes aprendan con exactitud lo que un periodista no debe hacer: no debe ser mentiroso como Azucena Uresti; no debe minimizar los hechos como Ciro Gómez Leyva; no debe festejarlos como Joaquín López-Dóriga; no debe burlarse como José Cárdenas; y, finalmente, no debe alentarlos como cualquier integrante de TV Azteca. Es imposible no sentir furia ante la oferta informativa que existe en México. Ahora sí que: tan pocos chayoteros para tanto pueblo. Y sí, sé que ustedes pensarán que tenemos las redes sociales, y es cierto. Bueno, esta misma videocolumna o columna la estará leyendo en el portal de Los Reporteros MX o escuchando en YouTube, ya que mi voz no se puede encontrar en medios tradicionales. Probablemente también piense que aquellos que son desinformados son la minoría, lo cual también es cierto. No se necesita mucho talento o inteligencia para hacer un ejercicio aritmético: a pesar del apocalipsis de país que venden los medios, la presidenta Claudia Sheinbaum llegará a su primer informe de gobierno con un 70% de aprobación. Si 7 de cada 10 mexicanos aprueban a Sheinbaum, es claro que 7 de cada 10 no creen ni confían en los medios y periodistas que todos los días intentan lanzar tierra al proyecto de la científica.

    Sin embargo, me temo que en este punto no se trata de porcentajes. El ejemplo perfecto lo tenemos con Alejandro Moreno Cárdenas. Verá usted: en la Cámara de Senadores hay 128 personas que la integran. De esas 128, 13 son priistas; la semana pasada eran 14. Es decir, con el paso del tiempo son menos. Y no solo eso: hace 50 años el PRI representaba el 100% de esos senadores; hace 25 años eran más de la mitad. Hoy apenas representan el 10%. Dimensionemos, por favor: 1 de cada 10. Por primera vez en 96 años, el PRI no tendrá representación en la Mesa Directiva del Senado. ¿Cree usted que Alito Moreno desconoce estos datos? Claro que los conoce. Claro que sabe que es una minoría al borde de la extinción. Sabe a la perfección que su existencia y la de otras 12 personas representan apenas un 10%. Y, aun sabiéndolo, de manera premeditada y planeada decidió atacar al presidente del Congreso, Gerardo Fernández Noroña.

    Aquí viene la parte espeluznante: ese diminuto personaje, representante del 10%, tuvo al 98% de los medios y periodistas a su favor, defendiéndolo, apoyándolo y haciéndole preguntas e entrevistas a modo. En cambio, el representante del partido en el poder, el que refleja al 70% de la población, tuvo a ese 98% de medios y periodistas —ojo— no criticándolo, sino destruyéndolo y pulverizándolo.

    Es curioso cómo inicia y termina esta semana. Fue el lunes pasado cuando la periodista Sabina Berman decidió abrir el debate con un tema que generó mucha controversia, pues sostuvo que la prensa necesitaba reglas del juego claras. Reglas que establecieran un orden para aquellos periodistas y medios que mintieran y que, en caso de hacerlo, fueran castigados. La propia Berman nunca dijo con qué se les tenía que castigar —si con multas o con cárcel—. Lo único que sé es que, si en México hubiera una ley que castigara a periodistas mentirosos y calumniadores, con lo ocurrido esta semana, mañana nadie estaría dando noticias en la radio o en la televisión.

    Para mí, el adversario —como simpatizante de la izquierda— no es el PRI o el PAN, que se encuentran en situación de mortandad y en condiciones paupérrimas. Para mí, el adversario de los mexicanos son los medios, son los chayoteros, son aquellos que todos los días mienten con impunidad y violan nuestros derechos: nuestro derecho de acceso a la información. La violencia llama a la violencia, y quienes la minimizan la respaldan; quienes la ironizan la respaldan; quienes la festejan la respaldan.

    “¿Quién paga la campaña?”, pregunta la presidenta Sheinbaum. Solo quien la paga y ella pueden saberlo. ¿Cuál es el límite de la tolerancia? ¿Cuál es la frontera del pragmatismo? ¿Qué tenía que pasarle a Noroña para que Alejandro Moreno fuese arrestado? Solo lo sabremos hasta que suceda. Y, por el bien de todos, ojalá ni usted ni nadie lo descubra hoy ni nunca.

    PD: Hoy publicamos que ganamos una demanda contra la senadora Cecilia Guadiana, pues a la morenista se le ocurrió que era buena idea demandar a un periodista. La libertad de expresión ganó, y eso es lo que importa.

    Nos leemos mañana.

  • ALITO MORENO DESAFORADO YA

    Alito Moreno es un delincuente, es una de esas situaciones donde la realidad supera a la ficción. Tal vez por eso Dalí siempre se resistió a vivir en México, porque en ningún otro lugar del mundo alguien que debería estar portando uniforme carcelario portaría el fuero como lo pasea hoy Alejandro Moreno Cárdenas. No entraré en detalles de lo que todos vimos: una vergonzosa y criminal escena en el Senado de la República, protagonizada por los priistas. Recuerde usted bien los siguientes nombres, pues se trata de golpeadores y asaltantes que usted podría encontrarse en la calle: Alejandro Moreno Cárdenas, presidente nacional del PRI; Eduardo Gutiérrez Mancilla, diputado federal del PRI plurinominal de Chiapas; Alonso Erubiel Lorenzo, diputado federal del PRI plurinominal de Tabasco. Ah, por cierto, por si a alguien se le olvidaba, Alito también es plurinominal.

    Es decir, los porros y criminales que asaltaron en el Senado ni siquiera tienen un escaño o curul ahí por decisión de la gente, son la herencia maldita del sistema electoral con la herramienta grotesca de los plurinominales. Si la reforma electoral de AMLO hubiera pasado cuando se propuso, ni siquiera hubieran tenido oportunidad de hacer lo que hicieron hoy. Pero todavía mejor: si se hubiera aplicado la ley sin miedo, tampoco hubiera sucedido.

    Pocas veces se ha podido acreditar y documentar una conducta criminal y pusilánime de manera constante y pública como la de Alejandro Moreno Cárdenas. No es posible que Morena y las fiscalías ignoren hechos ineludibles como su mansión valuada en 300 millones de pesos en Campeche, en una de las zonas más exclusivas de todo el estado. Simplemente su salario de servidor público no coincide con sus lujos, ni con los autos deportivos McLaren con los que se paseaba. ¿Ya se nos olvidó cómo sobornaba a diputados locales por 300 mil pesos? ¿Alguien recuerda el desvío de más de 83 millones de pesos del erario de Campeche? ¿O qué me dicen de su relación con la prensa, dejándonos joyas como aquella de: “A los periodistas no hay que matarlos a balazos, a los periodistas hay que matarlos de hambre, papá”? ¿Tal vez se acuerden de cómo confesó que Cinépolis le dio 35 millones de pesos para financiar al PRI? Y así podría seguir por horas, porque no hay un solo elemento en la biografía política de Alejandro Moreno que sea honorable. Este hombre es tan corrupto que hasta los priistas lo ven como una abominación. Ya ni hablar de la patética narrativa política que ha querido insertar en el debate público: habla de dictaduras cuando es el único dirigente a nivel nacional que hizo chicanadas con la ley para reelegirse hasta 2032; habla de narco-gobierno o de corrupción cuando en este momento hay más gobernadores del PRI en prisión que en activo. Este no es un hombre roto, es un mafioso, líder de una pandilla que toda la sociedad conoce: la Presidencia lo conoce, sus aliados lo conocen, las fiscalías lo conocen. Entonces, ¿por qué? ¿Por qué en nombre de Dios sigue en libertad?

    Un hecho es que una de las varias víctimas del asalto de Alito Moreno, Gerardo Fernández Noroña, presentará una denuncia penal contra el líder del PRI por atacarlo frente a los ojos de millones de mexicanos. Esta denuncia la llevará la Fiscalía General de la República y, si la FGR lo considera pertinente en sus investigaciones, entonces solicitarán el desafuero del campechano para procesarlo por violento. ¿Por qué se tuvo que llegar a este punto? Con tantas evidencias y pruebas es un insulto que este hombre no esté en prisión, pero más aún, Morena y sus aliados no pueden cuadrar un proceso de juicio político, aun teniendo mayoría calificada.

    Y este problema no es nuevo. Lo dijimos aquí: no desaforar a Lilly Téllez solo enviará el mensaje al resto de opositores de que el cielo es el límite. En México, tú como oposición puedes pedir la invasión de un gobierno extranjero y no te pasará nada. Ahora sabemos que también puedes golpear y asaltar al senador presidente, y el destino es el mismo. A Morena le sigue preocupando que, de aplicar la ley, sus opositores se victimicen, y de seguir con ese camino lo único que sucederá será que escenas como las que vimos hoy no solo se repitan, sino también se recrudezcan.

    El priista ya prometió seguir siendo inflexible. Es decir, la amenaza ya está dada. Ser Alejandro Moreno es un crimen, pero tener el poder y la responsabilidad de castigar a quienes rompen la ley y no hacerlo, también los hace criminales, o por lo menos cómplices. Hoy Alito se irá a dormir tranquilo, pues ese blindaje jurídico del fuero, que solo sirve a los corruptos como él, lo protege. Cada día en libertad de Moreno Cárdenas es un día perdido para Morena y, francamente, para México también. Mi solidaridad con Fernández Noroña y con Emiliano, camarógrafo herido, a quien le deseo una pronta recuperación.

    PD: Solo basta la voluntad de un presidente o presidenta para que las cosas sucedan. Iremos a Palacio a buscar respuestas. Nos leemos mañana.

  • Los políticos que sobornó “El Mayo” Zambada

    Los políticos que sobornó “El Mayo” Zambada

    Es oficial: Ismael “El Mayo” Zambada se ha declarado culpable de 14 cargos relacionados con el narcotráfico en Estados Unidos. El gobierno estadounidense quería su cabeza con la pena de muerte y, a cambio de una declaración, Zambada consiguió oxígeno para alargar su vida. Tras el juicio y sentencia de Joaquín “El Chapo” Guzmán, han sido 14 los narcotraficantes que decidieron pactar con el gobierno estadounidense. Sin embargo, el caso de Zambada es único, no solo por tratarse del narco que se creía intocable —que pensaba morir en libertad e impunidad—, sino por la pieza de ajedrez en la que se convirtió para los gobiernos de México y Estados Unidos.

    Zambada fue secuestrado por Estados Unidos con ayuda de los hijos de Guzmán. La sustracción ilegal del narcotraficante marcó un antes y un después en la relación bilateral. Cabe resaltar que el secuestro no sucedió bajo la administración de Trump, sino en la de Biden. Da igual si la Casa Blanca está pintada de azul o de rojo: Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses.

    ¿Por qué Estados Unidos no ofrece información a México sobre El Mayo Zambada? Porque, ante los ojos de nuestros vecinos, México cometió una ofensa imperdonable: detener y expulsar a los agentes de la DEA que se paseaban en nuestro país como “Juan por su casa”. Fue el PRI quien les abrió la puerta, y el gran problema de las potencias es que, una vez que entran, ya no quieren salir.¿Quién le apostó a la soberanía y autodeterminación para combatir el narcotráfico? Andrés Manuel López Obrador. La DEA y el gobierno estadounidense guardan un enorme recelo hacia el tabasqueño por su política antiintervencionista. De hecho, expulsar a los agentes de la DEA ni siquiera fue la mayor ofensa, sino exhibir en la mañanera el expediente contra el Gral. Salvador Cienfuegos. Washington aseguraba que contenía pruebas contundentes para encarcelarlo; al mostrarlo, López Obrador los humilló, pues no había una sola evidencia sólida. Desde entonces juraron que algún día se la cobrarían a AMLO, y ese día llegó con el secuestro de Zambada.

    En su declaración de culpabilidad, Zambada afirmó que incursionó en el narcotráfico en 1969, con apenas 19 años de edad. Reconoció ser fundador del Cártel de Sinaloa y haber traficado más de un millón de kilogramos de cocaína en el mundo. Pero lo más relevante fue su confesión de haber sobornado y corrompido a policías, militares y políticos mexicanos para operar con impunidad.

    Para Estados Unidos, aquello se presentó como si hubieran descubierto el “hilo negro”. Para los mexicanos, no fue más que la confirmación de lo sabido: siempre hemos estado gobernados por políticos aliados al crimen. La gran omisión fue no revelar nombres. Sin identidades, su confesión solo alimenta la narrativa estadounidense del “narco-Estado” sin señalar a los responsables.

    Ahora bien, si Zambada asegura que sobornó durante 30 años a políticos y militares, y considerando que su arresto ocurrió en 2024, basta retroceder tres décadas. Aunque resulta inverosímil que sus sobornos a gran escala empezaran en 1994, supongamos que así fue:

    Carlos Salinas de Gortari (1988–1994): más de un periodista y narcotraficante han evidenciado los nexos de Raúl Salinas, el “hermano incómodo”, con el crimen organizado. Bajo Salinas, el neoliberalismo se consolidó… y el narcotráfico también. ¿Se tocó al Cártel de Sinaloa? No.

    Ernesto Zedillo (1994–2000): las grabaciones del Gral. Gutiérrez Rebollo exhibieron que la esposa de Zedillo, Nilda Patricia Velasco, tenía vínculos con el Cártel de Colima. Presidencia no solo colaboraba con el narco, era el narco. ¿Se tocó al Cártel de Sinaloa? No.

    Vicente Fox (2000–2006): bajo su mandato se fugó El Chapo Guzmán, socio de Zambada. El Cártel de Sinaloa se fortaleció como nunca. ¿Se les combatió? No: fueron aliados.

    Felipe Calderón (2006–2012): el juicio de Genaro García Luna en Nueva York dejó en claro la complicidad del gobierno federal con el Cártel de Sinaloa.

    Enrique Peña Nieto (2012–2018): capturó a Guzmán solo para que se fugara de nuevo. Finalmente lo entregó a Trump como “gesto de buena voluntad”. ¿Se tocó a Sinaloa? No, siguió operando.

    Andrés Manuel López Obrador (2018–2024): con él sí hubo un choque frontal. El “Culiacanazo” de 2019 fue la prueba. Después, en 2023, la captura de Ovidio Guzmán intensificó la guerra interna entre las facciones de Zambada y los Chapitos.

    En resumen: de los 30 años de sobornos que reconoce Zambada, 24 corresponden a gobiernos del PRI y del PAN, y solo 6 a Morena. Pero sin nombres, todo queda en especulación. Su abogado, Frank Pérez, declaró que “la información del Mayo se queda con el Mayo”.

    Posdata: Estados Unidos y Zambada pactaron un pago de 15 mil millones de dólares (unos 270 mil millones de pesos), casi todo el presupuesto anual del Estado de México. Ese dinero debería corresponderle a México, pues aquí quedaron la sangre y el dolor. Al final, es un asunto de colores: México puso el rojo y Estados Unidos se lleva el verde.

  • ¿Quién le escribe los guiones a Lilly Téllez?

    ¿Quién le escribe los guiones a Lilly Téllez?

    ¿Saben cuál era —y sigue siendo— el día favorito de la derecha, de la oposición y de los medios de comunicación para mentir? Los viernes. Pero no a cualquier hora, no señor. ¿Qué tal si sueltan la mentira a las 7 de la mañana, corriendo el peligro de ser desmentidos por la presidenta Sheinbaum en la mañanera, en tiempo real? Bastante peligroso para la vida útil de un bulo.

    Si usted desea atacar al gobierno de la 4T y al partido en el poder, tiene que hacerlo justo como lo hacen en la actualidad: suelte la mentira en viernes por la noche, deje que se difunda todo el sábado y, para el domingo, ya será una “verdad” consolidada. No hay mañaneras esos días que puedan neutralizar la infodemia. No por nada el propio López Obrador llegó a barajar la idea de realizar conferencias de prensa los fines de semana para detener el flujo de mentiras.

    Es triste pensar que el pueblo de México necesite de estas mañaneras para enterarse de quiénes mienten. En un país civilizado existen medios de comunicación y periodistas con estándares de ética; pero como en México eso no existe, no solo no podemos esperar desmentidos, sino todo lo contrario: la nómina de TV Azteca, MVS y Fórmula son las herramientas del PRIAN para dar eco a esas noticias. Como diría su infame referente periodístico Raymundo Riva Palacio: “La verdad ya es irrelevante”.

    El bulo del fin de semana

    ¿Cuál fue la mentira de este fin de semana? Que Lilly Téllez será desaforada por órdenes de la presidenta Claudia Sheinbaum y, no solo eso, que el crimen organizado la busca para eliminarla.

    Para sorpresa de algunos, esta falsedad no la inventó Téllez, sino Simón Levy, un personaje de redes sociales que él mismo ha confesado padecer problemas de salud mental. En un tuit mencionó que el CJNG iba a ir por Lilly Téllez “porque así lo quería la 4T”. Una irresponsabilidad que no solo mancha con estiércol el debate público, sino que además pone en peligro al propio Levy por hacerse pasar como vocero de una organización criminal extremadamente peligrosa.

    A pesar de lo grotescamente irresponsable de la declaración, Lilly Téllez y TV Azteca —es decir, Ricardo Salinas Pliego— decidieron adoptarla para iniciar la narrativa. Ojo: no en México, donde ya casi nadie les cree. Si les creyeran, Lilly Téllez habría ganado su elección (y la perdió). Si les creyeran, TV Azteca sería un medio poderoso (y acaba de revelarse su caída abismal en rating). Esta narrativa de “perseguida política por una dictadura” ya no se vende a los mexicanos, sino a los estadounidenses.

    Pero no a cualquiera: al gringo de a pie le importa poco lo que grite Lilly Téllez en Fox News, de la misma manera que le da igual lo que diga María Corina Machado en el mismo canal. Para el PRIAN vendepatrias no es importante que esas entrevistas se vean en todas las oficinas de Estados Unidos, sino en una sola: la Oficina Oval de la Casa Blanca, donde despacha un hombre con la misma madurez mental que la senadora panista.

    La entrevista teatral

    Al momento de escribir estas líneas, se viraliza una nueva entrevista que Lilly Téllez otorgó a Fox News. A diferencia de las anteriores, esta considero que tiene características claras de teatro político.

    1. Conductora parcial. Téllez le da la entrevista a Rachel Campos, presentadora de Fox News y esposa del secretario de Transporte de Donald Trump. El sesgo está confirmado: Téllez no fue cuestionada por una periodista, sino por una propagandista de Trump.
    2. En inglés. A diferencia de las dos entrevistas previas, realizadas en español, esta se desarrolló en su totalidad en inglés. Campos y Téllez conversaron en el idioma nativo de la televisora y, sobre todo, de Trump. Reitero: esta entrevista fue un filete servido en bandeja de plata para el huésped de la Casa Blanca.
    3. La gran mentira. Téllez sube el tono y declara —en inglés— que teme por su vida porque la presidenta de México la ha amenazado con un proceso de desafuero. Eso es absolutamente falso. Para desaforar a un congresista en México se requiere un proceso de juicio político: primero discutido y aprobado en comisiones, y luego en el pleno. Morena y sus voceros han reiterado que no pretenden desaforarla porque eso la victimizaría (como si no lo estuviera haciendo ya). Hasta hoy, no existe ningún punto de acuerdo en el Congreso para iniciar un proceso de esa naturaleza. Por lo tanto, Téllez miente.
    4. El guion. Durante toda la entrevista, especialmente en la parte donde dice temer por su vida y sentirse amenazada por Sheinbaum, Téllez lee un texto, un guion preparado con preguntas pactadas. No es raro: a eso se ha dedicado toda su vida, a leer lo que otros le escriben. La pregunta es: ¿Quién le escribe los guiones a Lilly Téllez?

    ¿Quién le dicta el libreto?

    ¿Será su jefe Ricardo Salinas Pliego, furioso tras perder otro juicio fiscal con Elektra por casi 5 mil millones de pesos?
    ¿Será su otro jefe, Jorge Romero Herrera, quien ya a través del PAN lanzó un comunicado apoyando el “derecho de libertad de expresión” de Lilly Téllez para pedir la intervención de Estados Unidos?
    ¿Será la línea del embajador-espía Ron Johnson?
    ¿O, de plano, fue la misma Rachel Campos quien le dio las respuestas que debía leer al aire?

    La pregunta más importante es: ¿importa? ¿Importa saber que una lectora de teleprompters sabe leer guiones? ¿O importa más saber qué va a hacer el gobierno mexicano al respecto?

    Apenas ayer lo advertimos: si la 4T no procede con el desafuero de Lilly Téllez por miedo al “qué dirán”, su estrategia habrá fracasado. Téllez se victimiza ante el Tío Sam y pide a Estados Unidos morder esa manzana llamada México que no prueba desde hace 180 años.

    Seguridad nacional

    El coordinador de los priistas en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira, llamó a Lilly Téllez a moderarse, pues según su criterio no está bien tentar a potencias extranjeras para intervenir en México. Es decir, ni en la oposición la ven como alguien cuerda.

    La culpa no fue de Maximiliano, sino de Miramón, que lo invitó a ser emperador. Desaforar a Lilly Téllez es un tema de seguridad nacional. No desaforarla es un signo de debilidad.

    PD: Si un congresista demócrata pidiera un lunes la intervención de Rusia en Estados Unidos, ¿seguiría siendo senador el martes?

    Nos leemos mañana.

  • El Pueblo exige el desafuero de Lilly Téllez

    El Pueblo exige el desafuero de Lilly Téllez

    No les voy a mentir: cuando Lilly Téllez anunció que abandonaría la bancada de Morena en el Senado de la República para unirse a las filas del PAN, mi primer pensamiento fue: “AMLO, eres un genio, hiciste como que Lilly se peleó con la 4T para infiltrarla en el PAN”.

    Claro que lo pensé porque la estridencia y el histrionismo de la sonorense eran tan desproporcionados que me parecía imposible que fuese real. Que alguien así viviera permanentemente con ese estilo —y peor aún, que hiciera política de esa forma— me resultaba surreal. Obviamente, la tesis de que Téllez era una doble espía se me cayó rápidamente. Aun así, algún mérito debe tener la senadora para seguir siéndolo. No es muy querida por sus compañeros de bancada, ni en esta legislatura ni en la anterior, pero ¿a quién no le sirve de vez en cuando un “buscapleitos”? Alguien que pueda generar polémica barata para arrebatar la narrativa oficial, aunque sea con escándalos y comportamientos dignos de los programas de televisión de donde proviene esta senadora.

    La vida de Téllez, tanto pública como privada, se resume en una palabra: montaje. A mi parecer, incluso Carlos Loret de Mola palidece al lado de Lilly Téllez. Porque, claro, es ruin hacer un montaje televisivo junto a un narcotraficante como Genaro García Luna, listo para ejercer tortura en vivo y a todo color para encerrar a un hombre en prisión por 20 años; pero no es tan ruin como sentarse al lado del cadáver de una niña para lavarle la cara a un gobernador que eventualmente se convertiría en presidente. Ya ni hablar del montaje donde fingió un atentado afuera de las instalaciones de TV Azteca solo para golpear al líder de las izquierdas en ese momento: Cuauhtémoc Cárdenas.

    Una vida de montajes cierra con otro. El montaje del momento ahora es una puesta en escena donde nuestra antagonista disfrazada de protagonista estelariza el papel de patriota. Pues, en busca de las barbas de Maximiliano de Habsburgo, encontró en Fox News su hogar (televisora favorita y chayoteada por el gobierno de derecha de Donald Trump). Ahí el micrófono se abre con la misma irresponsabilidad con la que se abriría en Atypical TV, además de que ambos medios de comunicación cuentan con los mismos estándares de ética. Tal vez por eso la comodidad de la senadora en asistir a esos foros.

    En las pantallas gringas, Lilly Téllez —siendo senadora de México— invita e incita al gobierno de Trump a invadir suelo mexicano con la intervención del ejército estadounidense. Ella, en redes sociales, se defiende afirmando que no dijo lo que dijo y que, en todo caso, no está pidiendo invasión, sino “ayuda”. Me parece una declaración de lo más tierna, porque estoy totalmente seguro de que fue lo mismo que pensó Juan Nepomuceno Almonte junto al grupo de conservadores cuando visitaron a Maximiliano en el Palacio de Miramar. Seguramente, ante el reclamo de los mexicanos a su regreso, alguno dijo: “¿Cómo creen que es invasión? Solo queremos su ayuda”.

    Si Lilly Téllez hubiera hecho lo que hace hoy, pero en 1863, el último lugar que habría visitado sería el Cerro de las Campanas en Querétaro. Sin embargo, hoy, en pleno siglo XXI, hay formas más elegantes de castigar a alguien frente a la historia.

    Primero: ¿Está cometiendo algún delito Lilly Téllez? La respuesta es sí: viola el artículo 123 del Código Penal Federal, en su punto 7.

    Segundo: ¿Puede ser castigada por romper la ley? En este momento no, porque cuenta con fuero, un blindaje jurídico inventado por los priistas para que los legisladores no puedan ser investigados o juzgados.

    Tercero: ¿Se le puede retirar el fuero a Lilly Téllez? Sí, mediante un proceso de juicio político y/o desafuero.

    Cuarto: ¿Morena, que tiene mayoría calificada, procederá con el desafuero? No, porque según ellos eso la victimizaría y le daría la razón a la oposición, que insiste en que la 4T es una dictadura.

    Aquí es donde me enojo por lo siguiente: si la van a llamar traidora a la patria, ¿por qué no la juzgan por traición a la patria? ¿Cuál es el punto de llamar “ladrón” a alguien si no se le juzga por ladrón? ¿Para qué tenemos leyes entonces?

    Y así ocurre con otros casos: Alito Moreno, Jorge Romero y muchos más. La 4T se ha encargado (y eso es lo correcto) de señalar los complejos esquemas de corrupción que han inventado para hacerse ricos, para robar. Pero ¿de qué sirve exhibir si no se va a castigar?

    Le tengo dos malas noticias a la 4T:

    1. De nada les servirá no desaforar a Lilly Téllez si el cálculo político es que no los llamen dictadores, porque ya lo hacen y lo seguirán haciendo.

    2. Más importante: el pueblo lo exige. Para cuando escribo esto, más de 270 mil mexicanos han firmado una petición en Change.org para desaforar a Lilly Téllez. Son más los mexicanos que piden el desafuero que los afiliados al PAN. No es una decisión ilegítima y mucho menos ilegal. Morena tiene que mandar obedeciendo; tiene que priorizar lo que pide la gente en vez de estar pensando en el “qué dirán”.

    Cierro con una frase que dijo el escritor Ramiro Padilla el pasado viernes en Sin Máscaras: “Si Lilly Téllez se quiere victimizar, que lo haga, pero no con el dinero de nuestros impuestos. México merece una mejor clase política y, si no la depuran ellos, nosotros lo haremos”.

    PD: Les contaré uno de esos secretos que no digo en el noticiero. Un amigo que trabajaba en SDP Noticias me relató cómo fue que Lilly Téllez aceptó ser senadora de Morena. Resulta que Lilly estaba grabando una de sus columnas para ese medio, cuando de repente se detuvo la grabación porque empezó a sonar su celular. Era Ricardo Salinas Pliego quien la llamaba. A continuación, la conversación:

    Salinas Pliego: Lilly, hablé con AMLO, te van a hacer candidata a senadora de la República por Morena.

    Lilly Téllez: Ay, don Ricardo, me da mucha pena, pero usted sabe que no me gusta la política. Es más, yo no coincido con López Obrador ni creo en su proyecto, no puedo hacerlo.

    Salinas Pliego: Entiendo, Lilly, yo tendré que buscar otra persona… y tú tendrás que buscar otro trabajo.

    Nos leemos pronto.

  • Huevones, rateros y pendejos

    Huevones, rateros y pendejos

    “Ni huevones, ni rateros ni pendejos” exclamó la aún senadora panista Xóchitl Gálvez en el Ángel de la Independencia frente a unas mil personas aproximadamente; a su lado, se encontraban los tres dirigentes de los principales partidos políticos opositores, Marko Cortés del PAN, Alejandro Moreno del PRI y Jesús Zambrano del PRD, curioso y trágico, ya que cada uno representa por lo menos una las tres definiciones que Xóchitl lanzó para referirse al proyecto de la Cuarta Transformación.

    Lo que parece una ocurrencia más dentro de la interminable lista de disparates de la señora Gálvez, en esta ocasión creo que se trata más de eso, de fondo hay un plagio y una antítesis.

    El dogma que el presidente López Obrador ha creado para personalizar su movimiento se ha fundado en tres principios: No mentir, no robar y no traicionar. Simple pero efectivo a la hora de llevar su discurso en la guerra narrativa; nadie podría estar en contra de tales principios en el debate público, justo como nadie podría estar a favor de que en el gobierno se encuentren funcionarios “huevones”, “rateros” y “pendejos”.

    Este nuevo fraseo de Xóchitl Gálvez ha llegado para permanecer por lo menos un rato en su discurso político, es la lengua larga que caracterizaba a Fox combinada con el cinismo de Calderón, un panismo disfrazado de izquierda que repudiarán todos los seguidores de la ultraderecha mexicana; para muestra un botón, y he ahí Gilberto Lozano, que califica de falsaria a Xóchitl y espera un milagro encarnado en un 3er candidato. En fin.

  • Una tumba panista

    Una tumba panista

    El portal “En Un 2 x 3 Tamaulipas” reveló que el exgobernador panista del estado, Francisco Cabeza de Vaca adquirió un terreno en el Ejido La Retama, que presuntamente estaría repleto de fosas clandestinas y campos de exterminios, donde se habrían depositado restos humanos. 

    Sí, el mismo hombre alguna vez acusado por delitos como asociación delictuosa, narcotráfico, lavado de dinero, (entre otros) esta bajo el ojo del huracán tras este descubrimiento.

    La directora del portal es Martha Olivia López, destacada periodista de Tamaulipas que reveló esta investigación a partir de dos fuentes: La primera es que el colectivo “Amor por nuestros desaparecidos”, asegura que sus estudios de búsqueda de restos humanos dieron positivo en el Ejido donde adquirió su terreno Cabeza de Vaca; hay un concepto llamado “Cocinas Clandestinas”, son usados para referirse a los espacios destinados a desaparecer a la víctimas del crimen organizado. 

    La segunda fuente es la UIF, que a través de declaraciones e informes que rindió en su momento el extitular Santiago Nieto, ayudó a conocer sobre un esquema de empresas fantasma ligadas al exgobernador panista, de manera que lograba que Cabeza de Vaca adquiriera los terrenos sin que en simple apariencia se viera relacionado.

    Esta investigación causó el enojo de Cabeza de Vaca en la red social X, antes conocida como Twitter, pues ahí escribió que se trataba de una mentira y que adicionalmente se reservaba el derecho de demandar a Olivia López por su nota informativa.

    En entrevista para Sin Máscaras, la periodista afirmó que personas relacionadas con Cabeza de Vaca se le acercaron para presionarla y luego eventualmente forzarla a publicar un derecho de réplica; sin embargo, estos terceros no lo hicieron a través de las vías institucionales, impidiendo a Martha Olivia proceder como la ley lo indica. 

    Cabeza de Vaca ignoró que la información provenía del gobierno federal, no del medio tamaulipeco, haciendo vacía su acusación. Piensa que todavía es gobernador y puede amedrentar; se equivoca, se refugia en un país el cual ya lo tiene registrado con trayectoria criminal; se refugia en el aislamiento jurisdiccional del país que intento gobernar, ése es el héroe opositor que hoy escribe la estrategia de seguridad del proyecto de nación del PRIAN en caso de que ganen en el 2024, una tumba panista.