Categoría: Marco Rojo

  • Hacia una universidad no neoliberal

    Hacia una universidad no neoliberal

    La universidad juega un papel fundamental en la gestión del conocimiento. El conocimiento pasa por distintas fases de un mismo ciclo, primero se genera, luego se difunde y finalmente se aplica. La universidad es pieza clave y tiene el desafío de mantener un balance en la dinámica de este ciclo del conocimiento sin descuidar ninguna de sus fases. Es en la universidad en donde se lleva a cabo gran parte de la labor de investigación científica y tecnológica de un país. La universidad genera nuevo conocimiento y cuestiona el ya existente con miras a mejorarlo. Económicamente, la universidad contribuye al producto de una nación, entre otras cosas, por el conocimiento que aporta, de ahí la importancia de impulsar a las universidades en su labor científica, académica y social. La universidad se presenta como respuesta a muchas de las interrogantes y encrucijadas que se presentan a nivel mundial en materia de desarrollo y bienestar.

    Es muy importante que las universidades mejoren en la forma en que crean conocimiento y lo dan a  conocer a la sociedad, es decir, mejorar en la forma en que el conocimiento que se genera en sus aulas, laboratorios y centros de investigación llega a la comunidad que los envuelve, y no me refiero sólo a los pares investigadores o colegas científicos de distintas disciplinas, no me refiero únicamente a la difusión de sus resultados de investigación entre pares, de una forma horizontal, sino a una divulgación de este conocimiento también de forma vertical, que trascienda las fronteras del tecnicismo y de la jerga disciplinar y que permita llegar a una mayor cantidad de población, a las masas de la sociedad, que le llegue al pueblo de una forma simple y cotidiana.

    Un reto al que se enfrentan las universidades es el de encontrar los canales de comunicación y de transmisión efectiva de este conocimiento y cumplir con su compromiso social. En ocasiones, quizás por una falta de orientación y rumbo (tal como ha ocurrido en el periodo neoliberal), las propias universidades son víctimas de la trampa del conocimiento y de forma arrogante separan la ciencia de la sociedad olvidando con ello que, desde su naturaleza, el conocimiento es social, parte de la sociedad y llega a la sociedad, es decir, es la sociedad el principio y el fin del propio conocimiento. 

    La labor de la universidad en la generación de conocimiento es ardua y permanente. Son abundantes los recursos que se necesitan para que la labor de las universidades se lleve a cabo de manera efectiva al interior de una sociedad. Cumplir a plenitud con estos objetivos requiere de talento y de libertad entre sus dirigentes y sus autoridades (todo lo contrario de lo que ocurre en la UNAM), talento para diseñar estrategias que los lleven al éxito de su plan institucional y libertad para no caer en intereses de grupos de poder que privilegien los intereses supremos de la ciencia y de la generación de recursos humanos de alta calidad. Para ello se requiere tener conciencia del importante papel que juega la universidad como punta de lanza del desarrollo, no sólo al interior de la misma, entre sus agremiados, sino fuera de esta, es decir, entre la misma sociedad, entre el pueblo raso, el ciudadano común. Es mediante una visión abierta a la sociedad en la que se puede incentivar la mejora continua, la transparencia y la rendición de cuentas. Es en el cumplimiento de sus objetivos fundamentales y en la presentación de sus resultados medibles y palpables en donde en términos reales la sociedad puede evaluar el papel de la universidad y juzgar su éxito o su fracaso (si medimos con esta vara sabremos que muchas de las universidades del centro del país y del interior de la república han fracasado en su intento por hacerse llamar la “máxima casa de estudios”).

    Es muy importante que la universidad no neoliberal se evalúe a sí misma desde una posición de honestidad y que en contraste con los resultados de sus pares, ya sea a nivel local, regional, o incluso nacional e internacional, se ubique en la posición que le corresponde en materia de generación de nuevo conocimiento y desde ahí, tome medidas para una mejora continua, mejora que en ocasiones demanda decisiones radicales en la forma de operar y de gestionar sus recursos, es decir, es desde el reconocimiento de las posibles falencias desde donde se puede mejorar de forma real y verdadera, sin simulaciones. En ocasiones las propias universidades llevan a cabo malas prácticas y de forma coludida y en contubernio con las agencias certificadoras hacen como que “cumplen a plenitud” con los “estándares”, en donde se preocupan más por “pasar” la evaluación que por cumplir en términos reales con las necesidades básicas que requieren sus docentes para la investigación, o con las necesidades de infraestructura o de material de trabajo que requieren sus alumnos para brindarles un espacio digno de enseñanza y aprendizaje.  

    La universidad no neoliberal requiere tener como prioridad brindar a sus estudiantes un espacio libre de corrupción y ser un referente ético. Si en una universidad se llevan a cabo actos de corrupción, la universidad pierde con ello la calidad moral de brindar a sus estudiantes una educación honesta con principios y valores, se requiere enseñar con el ejemplo. Los mismos estudiantes son autocríticos y se dan cuenta, ellos pueden distinguir la hipocresía de sus autoridades y la falta de congruencia entre los resultados de las certificadoras y su realidad educativa, esto provoca en los propios estudiantes una baja autoestima y una falta de credibilidad en la gestión de sus directores de facultad, coordinadores o jefes de departamento. Frente a estas malas prácticas, más allá de aliarse, las autoridades se separan de la comunidad universitaria hasta conformar una élite. Es muy recurrente encontrar que tanto en universidades públicas como en universidades privadas lleguen autoridades que más allá de fortalecer los principios universitarios, se dediquen a cometer delitos que le cuestan en su prestigio a toda la comunidad universitaria, estudiantes y egresados, por ejemplo, autoridades que cometen delitos de enriquecimiento ilícito, desvío de recursos, lavado de dinero, tráfico de influencias, nepotismo, influyentísimo, corrupción, entre otros (véase como ejemplo la lista de universidades que aparecen en “La Estafa Maestra”). 

    En ocasiones, las mismas universidades supuestamente “certificadas en calidad educativa” son las mismas que presentan bajos salarios para su personal, contrataciones temporales y condiciones laborales injustas e indignas, aulas de clase deterioradas, falta de insumos básicos (copias, impresiones, plumones, proyectores, etc.), bibliotecas desactualizadas, profesores poco preparados, falta de mobiliario, carencia de personal de limpieza, insumos de higiene y sanitarios, falta de seguridad en el plantel, necesidades de infraestructura tecnológica (equipos de cómputo, softwares, acceso a revistas especializadas y otros recursos electrónicos), falta de revistas científicas y de divulgación propias de la universidad por facultad y disciplina, ausencia de espacios de recreación y de formación continua, falta de cubículos docentes y espacios para el asesoramiento y la regularización de estudiantes, así como la carencia de personal para identificar el talento universitario o para tratar alumnos con necesidades educativas especiales o para atender estudiantes que padecen racismo, clasismo, discriminación, o que son víctimas de violencia o son excluidos por su idioma o por su dialecto, o por su cultura, religión o tono de piel, entre otros.

    El concepto de “calidad de la educación” a nivel universitario requiere ser replanteado. Por ejemplo, un estudiante de calidad requiere un docente de calidad, es decir, un docente que sea mediador entre el conocimiento que genera y el conocimiento que le brinda a su alumnado, de ahí la importancia de que los docentes se involucren en actividades de investigación científica y que su formación alcance los mayores niveles de estudio posible, para este propósito la universidad requiere brindar todas las condiciones al docente para una mejor formación, una formación continua de aprendizaje, de un aprendizaje y formación profunda de su disciplina, no meramente una “capacitación” técnica o instruccional (como con cursos básicos de manejo de office o cursos de manejo de estrés en el aula de clases), no, sino de un conocimiento serio y formal, con la didáctica y la andragogía que demanda la enseñanza y el aprendizaje de su propia disciplina, es aquí donde se privilegia, además de la creación del conocimiento, su difusión, la habilidad del docente de difundir entre sus colegas los resultados de su investigación y de tomar retroalimentación para su perfeccionamiento e impartir su disciplina entre sus estudiantes con nuevas y mejores formas de enseñanza. 

    El docente universitario de una universidad no neoliberal requiere desarrollar la habilidad de crear nuevo conocimiento, de difundirlo y de divulgarlo. No cabe la idea de que, por un lado, en una localidad se cuente con una “universidad de calidad” si únicamente se limita a la formación de recursos humanos y a la publicación de investigaciones en revistas indexadas y que, por otro lado, la sociedad que envuelve a ese centro de estudios viva en condiciones de miseria, o en pobreza extrema, o que la mayor parte de la población sea víctima de una concentración del ingreso desmedida. La universidad no neoliberal no puede ser espectadora de las injusticias sociales, de contemplar la marginación y exclusión de la población más vulnerable, por el contrario, requiere tener una visión incluyente y tener la convicción de ayudar a los demás con los recursos con los que cuenta, más allá de una responsabilidad social, tiene un compromiso de apoyar el alcance de los objetivos de desarrollo y mejorar la calidad de vida de las personas en el corto, mediano y largo plazo. Es en este punto que después de generar conocimiento y difundirlo, busque alternativas para su aplicación, para “aterrizar” o “descodificar” todo lo que se encuentra en la teoría al terreno de lo real, no contemplar sino incidir en la realidad para tener un impacto profundo y favorable en la sociedad. 

    Al día de hoy, lamentablemente las propias universidades suelen ser parte en muchas ocasiones de una trama privatizadora y no socializadora de conocimientos, sobre todo cuando obedecen a intereses de una cúpula ya sea universitaria, sindical, política o empresarial. Una universidad no neoliberal requiere establecer vínculos “hacia afuera” pero privilegiando la autonomía universitaria y permitiendo expandir el impacto que esta pueda tener en la calidad de vida de su población. Atender cada una de las partes del ciclo de conocimiento requiere de una supervisión por parte de las autoridades de la universidad, sobre todo de personal con liderazgo y visión a futuro (como dice nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, pensar en la siguiente generación no en la siguiente elección), dado que los procesos de desarrollo requieren de tiempo para su maduración. No resulta conveniente para los planes de desarrollo universitario el cambio de autoridades que obedezcan a vulgares intereses políticos o de alguna planilla en el poder, cuando eso ocurre, es síntoma de que la universidad se encuentra cooptada por intereses que sobrepasan el interés universitario de la propia comunidad (Véase el caso de la UdeG). 

    No se puede hablar de calidad en la educación si no se cuenta con personal honesto, sino se establecen lazos con la sociedad que permitan resarcir los graves problemas nacionales. En ocasiones los docentes universitarios se suelen limitar en su campo de acción, es decir, se limitan a dar clase para cumplir con su horario, o a publicar en una revista para atender las evaluaciones a su producción científica, descuidando el impacto social que su conocimiento puede llegar a tener en los grandes problemas del país. Estas limitaciones suelen justificarse dentro del claustro de profesores por distintas razones, incluso adjudicándolas a su propia “formación”, lo cierto es que no encuentran la manera de “descodificar” ese conocimiento teórico para llevarlo a un terreno empírico de mayor impacto (como dice AMLO, tienen que “subirle el nivel”), este tipo de docentes requieren de una mayor orientación y apoyo en sus actividades académicas para brindarles alternativas a su labor docente y que esta no sea limitativa a solo un plano profesor-alumno, por el contrario, que el docente se presente como un agente de cambio junto con el propio estudiante. 

    Está ampliamente documentado la crisis en el aprendizaje que nos ha traído esta pandemia, hoy más que nunca requerimos de los docentes universitarios fuera del aula de clases (más territorio y menos escritorio), hoy más que nunca requerimos de universidades de puertas abiertas, empáticas con los problemas graves de la humanidad, hay toda una agenda pendiente con la desigualdad económica que se vive a niveles globales y con el resarcimiento al daño que le hemos hecho al medio ambiente. La pandemia del Covid-19 ha dejado estragos en la población más vulnerable, las universidades requieren resaltar su lado humano y con ello su labor humanitaria, en ocasiones cometemos el error de dejarle esta labor a disciplinas como el trabajo social o a las humanidades, por el contrario, tenemos que apoyarlas y tomar estas como disciplinas transversales para que podamos llevar el conocimiento a un trabajo de campo. No podemos volver a cometer el error de seguir separando la ciencia de la sociedad, ni tampoco de excluir a la sociedad de los beneficios de la ciencia. 

    Hasta el momento la universidad que no cumple con el ciclo de conocimiento propuesto, requiere entonces reestructurar la forma en que gestiona sus recursos, en otras palabras, si el saldo de los resultados a nivel social es negativo, entonces requiere replantear su forma de operar y de manejar los recursos con los que cuenta. Hacer una mejor revisión de los insumos y resultados obtenidos le permitirá cambiar de estrategia, requerirá también de una oficina que guarde vinculación con la atención de las demandas sociales de la ciudadanía. Un esquema de incentivos al personal docente apoyaría esta labor social, estamos hablando de incentivos económicos que apoyen también la economía familiar del profesorado, amén de revisar sus propios términos de contratación y terminar de una vez por todas con las condiciones indignas, de explotación y tercerización que padece el personal docente contratado por asignatura o por tiempo definido de forma temporal y con esa incertidumbre de saber que esta un ciclo escolar pero el próximo quizás ya no. 

    La universidad no neoliberal puede contar con un área especializada y que se dedique exclusivamente en monitorear y medir el impacto que esta tiene en el bienestar y en el desarrollo de la localidad, de la misma manera puede llevar a cabo el monitoreo de la contribución que esta realiza al alcance de los objetivos de desarrollo a escala local, nacional e internacional. Por ejemplo, de los grandes problemas que demandan atención inmediata puede tener el registro de cómo es que la universidad apoya al logro de garantizar el cumplimiento de los derechos fundamentales; o monitorear de qué forma la universidad impacta en darle cumplimiento a una mayor justicia social, o a reducir la corrupción y combatir la impunidad; o bien apoyar a la población vulnerable, a mejorar la democracia, o mejorar el análisis de información y distinguir las noticias falsas, etc., en términos generales, se trata de apoyar a la humanización de la sociedad que tanta falta hace.

    Finalmente, hoy la universidad tiene la oportunidad de despojarse de una vez por todas del ropaje neoliberal y migrar hacia una universidad no neoliberal, de retomar el ciclo del conocimiento y de generar esta sinergia que permita resarcir los graves problemas que enfrenta la humanidad. Debe dejar viejos paradigmas y empezar a pensar y pensarse en su papel humanista de ahora en adelante, vislumbrar un futuro más prometedor donde ésta sea el centro y motor del desarrollo, mirarse a sí misma y ponerse como meta, por ejemplo, que no debiera haber pobreza donde haya una universidad, no debiera haber desigualdad donde hay una universidad, la universidad no neoliberal requiere adoptar todos estos problemas y hacerlos propios y atenderlos con humildad, honestidad, valor y vocación, características que distinguen a un humanista. Se va requerir de cambios y de replantear sus contenidos curriculares, pero esto es así, cambios continuos y revolucionarios, nos lo demanda la realidad. No hay cabida para la pasividad, ya no basta con únicamente “dar clase”, eso quedo en el pasado, la universidad no neoliberal requiere ser transformadora y de aquí en adelante ser punta de lanza de la justicia social y pilar fundamental del bienestar. 

  • ¿Cómo llegamos al neoliberalismo?

    ¿Cómo llegamos al neoliberalismo?

    Al neoliberalismo llegamos por dos vías, primero por un proceso histórico social en México que se alinea a la experiencia internacional, es decir, el neoliberalismo no es privativo de México, sino que se ha experimentado en otras latitudes y se ha implementado, quizás con modalidades diferentes y con resultados diferentes, pero no es privativo de la realidad mexicana, sino que es un pensamiento que ha tenido sus experimentos en todo el mundo. Por otro lado, como segunda vía, decir que llegamos al neoliberalismo por la enseñanza del mismo, es decir, el neoliberalismo visto como un modelo social, económico y político que se implanta en un país y que busca resultados por medio de ciertas políticas, también fue impulsado por la educación, por medio de la enseñanza en las universidades y en otros centros de estudio que le dieron sustento y “validez” a este modelo y que justificaban su continuidad. En la ciencia económica, el enfoque que le da sustento y justificación al modelo neoliberal es el enfoque neoclásico. 

    Al ingresar a la universidad, por ahí del año 2001, era común que entre nuestros docentes y compañeros nos llamaran “hijos de la crisis”, un término que ahora lo entiendo y que era un tanto despectivo, ya que suponía que habríamos nacido a principios de los años ochenta y que éramos de esa generación que llegamos con la gran crisis en México de 1982 y de la cual se tuvieron grandes rezagos económicos insuperables. Para esta generación de economistas en México como en otras partes del mundo, su educación giró en relación al aprendizaje de la economía desde los ojos del enfoque neoclásico, es decir, un enfoque en el que impera una visión individualista y egoísta, poco realista y que exalta la supuesta racionalidad del individuo. Tristemente este enfoque se sigue enseñando en las aulas de las universidades, se siguen produciendo libros de economía con esa visión y se sigue derramando esta ideología que hace ver al individuo como un ente aislado, un hombre-burbuja, fuera de este mundo (ej. el libro Principios de Economía del profesor Mankiw). 

    En los años ochenta, el enfoque neoclásico era el enfoque predilecto en la enseñanza de la economía por parte de profesores que regularmente procedían del extranjero o que habían realizado sus estudios en el extranjero (con dinero público auspiciado por CONACYT), particularmente en Estados Unidos. Muchos de estos profesores fueron instruidos en universidades como Harvard, Yale, MIT, Chicago, entre otras, y se insertaron en universidades públicas o privadas, incluso muchos de estos ocuparon cargos públicos o puestos importantes en el sector privado o en organismos internacionales. Recuerdo que algunos profesores, en comparativa con nuestra “generación perdida”, comentaban que ellos ya tenían un “buen empleo” mucho antes de graduarse, en efecto, muchos de ellos trabajaron en Banco de México, NAFINSA, Hacienda o la Secretaría de Economía. Con un vasto conocimiento, pero con una línea de pensamiento determinada, comenzaron a instruir a sus estudiantes pasando esta visión neoclásica de una generación a otra. 

    Al llegar a las universidades, empezaron a separarse en grupos que hasta el día de hoy persisten en las universidades, aquellos profesores siguen aprendiendo y enseñando la economía neoclásica que viene de Adam Smith y que se impulsa con las aportaciones de otros economistas como Milton Friedman y muchos otros que le dieron continuidad y que han sido incluso galardonados con el nobel como el difunto Gary Becker, entre otros. En contra parte, otros grupos de profesores, no siempre bien vistos por los del enfoque imperante, eran identificados con otras corrientes de pensamiento como el keynesianismo, el marxismo, el pensamiento cepalino, el enfoque estructuralista, etc., muchas veces relegados con la justificación infundada de que estas corrientes habían “fracasado”. 

    El enfoque neoclásico trataba de aplastar a los demás enfoques argumentando que, por ejemplo, no tenían el nivel de “sofisticación matemática” para realizar un “estudio profundo” de la economía, que no podían “modelarlo” y que quedaban por tanto solo en argumentos. Sin embargo, esta pelea entre el enfoque neoclásico y otros enfoques como, por ejemplo, el enfoque marxista, iba más allá de una diferencia de gustos. Un claro ejemplo es que la economía marxista supone la existencia de clases sociales, cosa que el enfoque neoclásico no lo puede concebir dado que parte de que el individuo vive en un mundo aislado, sin clases sociales y por lo tanto sin conflicto por un excedente económico, esta supuesta “armonía” en la economía neoclásica se sustenta por el individualismo y todo aquello que perturbe este mundo ideal no obedece a una la lucha por la justicia entre dos clases sociales sino por “fallas” en el mercado que con el paso del tiempo se “ajustan”.

    De esta manera, se empezaron a enterrar a grandes autores que no se alineaban al enfoque neoclásico, ya sea relegándolos y colocándolo en los programas de estudio como optativas, o mofándose y minimizando sus aportaciones. No en pocas ocasiones, pensar distinto al enfoque neoclásico te valía una mala nota por el simple hecho de no estar alineado, es decir, estar bajo esta ideología neoclásica en muchas ocasiones hacía que se perdiera la objetividad en las evaluaciones, sin dejar espacio a la pluralidad o a la diversidad de pensamientos. Muchos profesores han dado la batalla y con dignidad han permanecido vigentes y coherentes con su formación y con su enseñanza de enfoques alternativos al enfoque neoclásico, hasta el día de hoy no han sido tentados por este veneno y se han convertido en críticos y han alzado la voz a pesar de la falta de espacios o al enorme presupuesto que se destina a los voceros del enfoque neoclásico que en la mayoría de las ocasiones va respaldado por las investigaciones y el financiamiento de organismos como la OCDE, el Banco Mundial, el BID, etc.

    También nos olvidamos de Keynes y para sepultarlo no en pocas ocasiones el post-keynesianismo y el neo-keynesianismo hacían de vez en vez una re-lectura maquillándolo cada vez más del enfoque neoclásico, claro, sin violar sus “fundamentos” o por lo menos eso decían sus fundadores. La ciencia económica cayó en un letargo matemático, olvidándose de la economía real y sobresaltando la economía ficticia. Este vacío intelectual y académico se profundizo al poner la educación al servicio de las “necesidades” del mercado laboral, de tal suerte que, con cierto rezago, los programas de estudio cada vez más se ajustaban a lo que demandarán los futuros empleadores, reduciendo así la ciencia económica a una simple disciplina funcional en donde únicamente se buscaba enseñar y aprender sólo aquello que “deja dinero”, y renunciando así a ciertas cualidades inherentes al economista como son su capacidad de análisis y de reflexión.

    El enfoque neoclásico de la ciencia económica privilegia en su sentido teórico la satisfacción del individuo, lo ve como simple consumidor de mercancías, mientras que al empresario lo reduce a un vulgar buscador de ganancias económicas. Es de esta manera en que se va estableciendo la idea de que un “país próspero” es aquel que produce, por lo tanto lo que interesa es producir y producir, para que haya más y más mercancías y que las empresas vendan y vendan, esa era la lógica de la llamada “economía de mercado”, es decir, aquella que ve a las personas como simples productores y consumidores. En una economía de mercado no se habla de inseguridad o de corrupción, tampoco se cuestiona si el consumidor tiene los suficientes ingresos para comprar, si compra lo justo o si le alcanza para vivir con lo que gana, no se cuestiona ni los salarios, ni su distribución o concentración, ni tampoco si hay diferencias por cuestiones de género, tampoco existe el Estado, es decir, no se discute sobre el nivel de bienestar de la población, es simple y llanamente una visión simplista del consumo y de la producción, del impulso al crecimiento económico a toda costa. 

    Bajo esta visión es que se empieza a poner en el centro de la discusión los determinantes del crecimiento económico, es decir, no importa nada más, lo que importa es crecer, no importa la pobreza o temas fundamentales como el desarrollo o el bienestar, para el enfoque neoclásico lo más importante es el crecimiento económico, esto se enseña en las facultades de todo el mundo, desplaza a otras áreas de la ciencia económica y todo lo que haga crecer a una economía es importante, dejando de lado incluso los temas éticos de la producción y comercialización, o discutir sobre los tipos de bienes o de servicios que se ofrecen en la economía y que pueden ser dañinos (ej. la comida chatarra), evidentemente bajo esta visión no se discute la salud, no existen las adicciones ni la salud pública solo existe la elección de las personas de forma “libre” y “autónoma” y todo lo que vaya en contra de esta “libertad” es autoritarismo, es socialismo, es comunismo, es dictadura. Es de esta manera en que se empieza a ajustar la vida económica real con la teoría, con lo que se enseña teóricamente en las aulas de clase universitarias.

    En la economía neoclásica se privilegia el crecimiento económico como algo imperante para toda nación y esto se ve reflejado en la producción de libros de macroeconomía que tienen la teoría del crecimiento económico como eje fundamental de todo su contenido. En estos libros se justifica que para el desarrollo o para erradicar la pobreza se requiere del crecimiento como antesala y toda la propaganda académica e intelectual se encauza en resaltar las aportaciones de los “grandes economistas” de renombre que tenían como propósito develar el “misterio” del crecimiento económico. El carácter social de la ciencia económica se perdió en el camino, los economistas se enfocaron más en el “estudio” que en la realización de acciones concretas para erradicar problemas tan graves como la desigualdad, la pobreza y la corrupción. Actualmente, el fracaso al combate de los graves problemas del mundo lo comparten tanto los economistas neoclásicos como los principales organismos internacionales. Este fracaso se sintetiza muy bien en las palabras de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador: “Progreso sin justicia, es retroceso”.

    De acuerdo con los neoclásicos y los neoliberales se suponía que el “éxito económico” lo traería el comercio internacional y la apertura económica (esto impulsado por la Organización Mundial del Comercio, OMC) y no fue así; o que se requería de una mayor financiarización y apoyos económicos por medio de la deuda (esto promovido por el Fondo Monetario Internacional, FMI) y tampoco funcionó; más recientemente se apelaba a que el crecimiento económico dependería de la innovación, el emprendimiento, la productividad, la eficiencia y la competitividad [impulsado principalmente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Foro Económico Mundial (FEM) y el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID)] y tampoco resulto, jamás llegó ni la abundancia ni el progreso, por el contrario, se acentuó la concentración de la riqueza y la desigualdad económica y social. Las políticas neoliberales fracasaron al igual que los argumentos cientificistas del enfoque neoclásico que se enseñaban y se enseñan todavía en las aulas universitarias.  

    Finalmente, hoy sabemos que el enfoque neoclásico y el enfoque neoliberal se fusionaron, hoy se pueden ver como dos mellizos que nacieron uno en la cuna de la academia y otro en la cuna de los organismos internacionales. Esta trama se puede ver en dos actos: 1) La política neoliberal paso de la política internacional a los organismos internacionales, y 2) de los organismos internacionales a la academia. Esta última sirvió para adiestrar graduados basados en un enfoque individualista que privilegiara el interés propio por sobre el interés social, en un mundo abstracto donde no existe la familia ni la sociedad y en donde impera la satisfacción, la búsqueda de la ganancia y el beneficio personal. 

    La economía como ciencia perdió su esencia y se alió a una matemática fría y sin escrúpulos, se privilegió la sofisticación de los modelos de una economía ficticia en relación al análisis de los grandes problemas sustanciales de una economía real. El enfoque neoclásico le brindó al enfoque neoliberal las herramientas técnicas y el respaldo “científico” que se requiere para llevar a cabo políticas económicas en favor de quienes detentan el poder a nivel global. El enfoque neoclásico y el enfoque neoliberal permearon tanto las universidades como los gobiernos, con dogmas y sofismas que les hicieron perder seriedad y respeto. La mayor parte de las principales universidades en el mundo padecieron este síndrome neoliberal y neoclásico y todavía no se curan de esta ideología. Por esta razón, muchas de las grandes facultades y centros de conocimiento han dejado de ser plurales en su pensamiento resaltando con ello su conservadurismo. 

    En naciones donde se ha implementado el modelo neoliberal, los gobiernos han quedado simplemente al servicio del poder, como simples administradores de los recursos públicos para intereses privados. A manera de ejemplo, es así como un egresado adiestrado en el enfoque neoclásico (ej. graduado de Harvard) se colocaba en una posición estratégica a nivel de gobierno (ej. Secretario de Hacienda o Gobernador del Banco Central) para implementar políticas neoliberales en favor de las grandes corporaciones (ej. No pagar impuestos o evadir el pago de utilidades). Las universidades del primer mundo se han dedicado a formar cuadros impregnados con la ideología neoclásica para después ser colocados en los puestos clave de cada gobierno (primeros ministros y jefes de estado) y hacer efectivas las distintas políticas neoliberales. En estos personajes el éxito se mide por el acaparamiento de las funciones del gobierno y el desmantelamiento institucional del Estado hasta reducirlo a únicamente oficinas burocráticas al servicio del poder económico y empresarial, sea este extranjero o nacional. 

    La devolución de impuestos, la entrega de concesiones, permisos, predios, etc., la privatización de sectores estratégicos y el adecuar a modo las leyes para hacer legal las malas prácticas económicas y políticas, son algunos de los ejemplos habituales llevados a cabo por esta élite del poder público y privado. Esa élite dorada reduce el presupuesto del gobierno al mínimo para el pago del personal operativo hasta convertirlo en poco eficaz y altamente burocrático, distribuyendo el resto al otorgamiento de dadivas para el pago de favores y la realización de actos corruptos más lucrativos y de mayor calado. Es de esta manera en que se avanza de forma putrefacta en la captación desde el poder ejecutivo a miembros del poder judicial y del poder legislativo en un país. En la actualidad es difícil distinguir al corrupto entre una comunidad de banqueros, empresarios, políticos o magistrados, en ocasiones todos ellos están coludidos y se apoyan mutuamente, establecen lasos entre sí, heredando e intercambiando sus posiciones de una generación a otra. 

    Para la sociedad, estos personajes neoliberales son deleznables, sin autoridad moral, se les reprocha su falta de ética, su ausencia de principios y de valores. A pesar de que se les rechaza y se les señala, no tienen mayor problema ya que los medios de comunicación, que son aliados a este poder putrefacto, se encargan de elaborar campañas mediáticas para enaltecer su respetabilidad. Al final del día, cuando se ven acorralados, suelen huir al exterior como diplomáticos, embajadores o regresar a su alma mater a ocupar alguna posición académica o cátedra en alguna facultad, o bien, beneficiarse del “fuero” al dirigir algún “centro internacional de investigación”, eso también pasa a nivel nacional, como por ejemplo en la UNAM que se ha convertido en una cueva de ladrones. Políticos de mayor descaro, pero con esta visión neoclásica y neoliberal, en un acto servil, pasan a formar parte de los consejos de administración de empresas transnacionales o del consejo de asesores de las grandes corporaciones que se vieron beneficiadas en su administración. 

    La historia no termina ahí, finalmente si hay impunidad los señores neoliberales siguen libres y en muchas ocasiones se quedan vigilantes de alguna “oportunidad” en el poder para regresar por sus fueros y darle vida a esa economía de muerte o necroeconomía que ha sido el modelo neoliberal, se pueden alejar del poder, pero dejan a su familia a cargo. Es muy importante tomar conciencia de que ambos enfoques, el neoclásico y el neoliberal, son dos caras de una misma moneda, el conservadurismo. El conservadurismo tiene una cara política y otra cara intelectual y se nutren una a la otra, ambas se justifican y se teorizan, se analizan una a la otra, se retroalimentan. Esta dualidad es la que se tiene que combatir, mucho del conservadurismo en México se encuentra no solo en la sociedad ni en los curules del senado o de la asamblea legislativa sino en las cátedras universitarias, el conservadurismo también se enseña y pulula en las aulas de clase.

    Por último, decir que el conservadurismo como forma de pensamiento se nutre de una educación neoclásica y de una forma neoliberal antiética de hacer política en la práctica. Es momento de erradicar de una vez por todas las dos raíces del neoliberalismo, una que obedece a la educación y otra que obedece a la política. El neoliberalismo normaliza la injusticia y el enfoque neoclásico normaliza el individualismo. Hoy, el presidente Andrés Manuel López Obrador nos ha dado una alternativa, de virar de una economía de muerte basada en el modelo neoliberal a una economía de vida bajo un modelo económico distinto, humano, ético y con visión social. Es sobre la base del Humanismo Mexicano que nos ha dado la oportunidad de sentar las bases para sustituir el enfoque neoclásico por el enfoque que brinda la Economía Moral y remplazar el modelo económico neoliberal por un modelo económico humanista basado en el Humanismo Mexicano.

  • ¿Qué es el Obradorismo y por qué es tan importante?

    ¿Qué es el Obradorismo y por qué es tan importante?

    Los líderes de todas las naciones se han abocado en discutir la salida de la guerra y la crisis sanitaria y económica que ha dejado el COVID-19. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) junto con otros organismos ha venido monitoreando la crisis sanitaria que se ha derivado en una crisis política, económica y social de distintos órdenes. Las cifras de los informes muestran que esta crisis ha sido la peor de los últimos ciento veinte años, no sólo en su profundidad en materia de la caída del PIB Mundial, sino en su impacto y alcance. No ha sido así con otras crisis previas, la crisis del COVID-19 y la inflación ocasionada por la guerra entre Rusia y Ucrania se ha generalizado en todos los países del mundo afectando con mayor fuerza a países de bajos ingresos. 

    No olvidemos que la crisis sanitaria desaceleró la dinámica económica en mayor medida en los sectores terciario y secundario, no así para el sector primario que ha sido fundamental para tener el alimento suficiente para la larga etapa de confinamiento que ha tenido la humanidad, en países que privatizaron su sector primario, les ha costado más sortear la inflación dado que han perdido su soberanía alimentaria. En algunas partes del mundo la crisis sanitaria trajo consigo también una crisis social y política, particularmente por la pérdida de credibilidad por el mal manejo de la crisis por parte de sus dirigentes.

    A pesar de enfrentar un miedo latente al contagio, muchas personas no se pudieron resguardar y salieron en busca de un empleo que le suministrara los ingresos suficientes para hacer sostenible su condición, muchos de ellos murieron. Sin duda, para esta parte de la población más vulnerable los apoyos sociales del gobierno fueron de vital importancia. Esta tragedia de la pandemia saco a la luz las deficiencias del sector público de salud tanto en países desarrollados como en países en desarrollo, particularmente en México, se develaron con mayor crudeza las carencias en la cantidad de personal, en los insumos médicos y en la infraestructura para atender a la población contagiada, se manifestaron los resquicios que dejo el neoliberalismo de nuestro sistema de salud. 

    Actualmente hay una parte de la población mundial que aún no está vacunada (principalmente del continente africano). Algunas naciones consideradas “democráticas” optaron por el toque de queda y la represión para controlar la concentración de poblaciones que no guardaron las medidas mínimas de seguridad sanitaria, se resintieron los sentimientos tiranos de muchos de los dirigentes a los que la población les pago con una absoluta desaprobación y repudio. La desigualdad económica y social se profundizó aún más, se sumaron nuevos ricos a la lista de Forbes y los grandes ricos mantuvieron o incrementaron su riqueza, en México esta brecha se ha venido ensanchando en todo lo que va del periodo neoliberal, situación que ha colocado a nuestro país entre los más desiguales a nivel internacional. La historia no fue la misma para los pobres del mundo, estos se hicieron más numerosos y han padecido con mayor fuerza la crisis económica y la inflación, la franja de pobreza extrema se ha ampliado aún más, los pobres se hicieron más pobres, una ecuación que se ha entendido claramente en México y que se ha podido resolver con un mayor fortalecimiento al estado de bienestar y a un mayor impulso a los programas de corte social.

    Recordemos que con la pandemia se tuvo pérdida de empleo y caída del producto interno bruto, además se le sumaron las restricciones comerciales, el cese a los vuelos nacionales e internacionales, se vino abajo el comercio mundial y el turismo afectando a las familias dependientes de la derrama económica de esta actividad. Hoy en México se ve clara esta recuperación, no solo en el incremento del flujo de turistas a México sino en la derrama económica que es aún mayor que en cifras previas a la pandemia. El presidente Andrés Manuel López Obrador se ha enfocado en la implementación de una mayor y mejor infraestructura para impulsar el turismo como uno de los motores del crecimiento de nuestra economía, ya sea con el nuevo aeropuerto AIFA o con la magna obra del Tren Maya, en cada una de estas obras, así como en los distintos destinos turísticos se ha encargado de brindar seguridad con la presencia de la guardia nacional. 

    En pandemia, el cese al comercio impactó en la logística de suministro de insumos y en la cadena de valor de las principales industrias, sin embargo, para el caso de México se recuperaron rápidamente y los flujos comerciales, particularmente con Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, se restablecieron y se fortalecieron estos vínculos. México es valorado a nivel mundial y esto se ve reflejado en las relaciones comerciales justas y dignas, en los tratados establecidos con otros países con diplomacia y con respeto. Son innumerables las muestras de cariño de toda la gente que ama a México a nivel mundial que inundan todas las redes sociales, se aprecia su cultura, sus tradiciones, su comida, su pueblo. Es de subrayar que dentro de las muestras de cariño y apoyo para con nuestro país resalta el que ha brindado la comunidad migrante y el flujo de remesas que envían nuestros paisanos a México, jamás había visto esa estrecha relación entre quienes tuvieron que dejar el país y un presidente de la república, antes les iban a boicotear sus reuniones en el extranjero a los presidentes neoliberales, ahora, es muy común ver al presidente AMLO tomándose fotos o llevándole mariachis y flores a su balcón.

    A nivel mundial la producción de bienes no esenciales se redujo y se vio afectada la industria cultural y de bienes o servicios de lujo. Con la prohibición de reuniones masivas por miedo al contagio, las artes escénicas, el cine, el teatro, los museos, los zoológicos, las zonas arqueológicas, las áreas verdes protegidas y los lugares patrimonio de la humanidad cerraron sus puertas al público, dando paso a un uso extensivo de plataformas tecnológicas, aplicaciones y redes sociales para una comunicación que no implicara el contacto humano. En México, estas restricciones se superaron rápidamente y se han realizado eventos masivos con pleno respeto a las medidas sanitarias y con saldo blanco, el pueblo de México ha sido muy respetuoso y responsable, basta ver el concierto de los Tigres del Norte o del Grupo Firme en la plancha del zócalo de la Ciudad de México, una muestra más de que el Gobierno de la CDMX que preside la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum se encuentra en estrecha colaboración y apegada a los principios de la cuarta transformación impulsada por el Gobierno de México. 

    A pesar de que en el mundo hubo de forma muy mezquina el acaparamiento de las vacunas y se dejaron fuera a los países más pobres generando una mayor tensión y conflicto, en México, el presidente AMLO se esforzó por tener el abasto suficiente de vacunas y la cobertura de la población en su totalidad, con refuerzos en la vacuna en tiempo y forma y su aplicación en comunidades desfavorecidas y vulnerables. Además de hacer donaciones de vacunas a otros países, en México se cumplió de manera efectiva con el programa de vacunación, se comenzaron a vacunar a los más vulnerables, privilegiando la gente adulta y las personas con padecimientos crónicos, personal médico, docentes, entre otros. Sin duda la campaña de vacunación fue de las más exitosas del mundo, con una clara coordinación entre las distintas autoridades sanitarias y con un franco apoyo al sector salud.

    Pocos son los medios de comunicación que hablaban del éxito de la campaña de vacunación y del importante papel del secretario de salud y del Dr. Hugo López-Gatell, por el contrario, gran parte de estos medios lanzaron noticias falsas e infundieron una mayor incertidumbre y miedo en la población. En su mayoría, periódicos, noticieros, programas de radio, etc., se han puesto del lado del conservadurismo, basta ver la vasta gama de publicaciones y libros que han realizado hasta el momento los intelectuales orgánicos catalogando como un desastre/fracaso al gobierno del presidente AMLO, nada más ajeno a la realidad si uno ve con detalle los datos macroeconómicos. Actualmente el país se presenta en el concierto internacional como una nación que refleja estabilidad y confianza para las inversiones del capital extranjero y nacional, que refleja fortaleza económica que se sustenta en empleo, remesas y el tipo de cambio que no por nada la firma de Bloomberg ha catalogado al peso mexicano como el “súper peso”. Sin duda la línea editorial es muy clara, mentir, calumniar, infundir miedo a la gente y crear un total desconcierto en la población.

    No hay día en que, en un noticiero, casi en su totalidad, no se aborde violencia, inseguridad, y que miserablemente lucre con el dolor de la gente. Resaltan cualquier desgracia que desemboca en una demanda social legitima, pero lo hacen de una forma indigna, manipulando el dolor de las personas por simples intereses económicos o publicitarios y no por un interés genuino de la búsqueda de la verdad o del apoyo sincero a la comunidad o a la gente. Esta situación de decadencia en los medios no es privativa de México, se vive en todo el mundo de una forma muy interesante y se resalta más aún cuando se transita de un gobierno neoliberal o conservador a un gobierno social progresista o realmente democrático y liberal. El giro de América Latina a gobiernos de izquierda, sin lugar a dudas, pone en jaque a la élite de poder de los medios de comunicación develando sus intereses perversos y su forma deshonesta y poco objetiva con que realizan su labor. De ahí la importancia de las redes sociales, las “benditas redes sociales” de las que habla el presidente AMLO que han servido para realizar un contrapeso y contrarrestar este manejo de la información de una forma más imparcial. En ausencia de medios de comunicación con credibilidad, se explica el hecho de que se incremente de forma exponencial medios de comunicación alternativos y el uso de redes sociales en distintas plataformas. 

    Vivimos tiempos interesantes nos dice nuestro presidente AMLO, uno de los presidentes mejor evaluados a nivel mundial, con mejores índices de aprobación por su gente, por su pueblo que tanto lo apoya. Los pronósticos del presidente se han cumplido pese a los escenarios desoladores del FMI o el empeño de las calificadoras de someter la soberanía del estado a sus intereses. La recuperación económica en México reflejo una curva de tipo “V” de la misma manera que en países desarrollados y economías avanzadas, esto no ocurrió en todos los países, muchos de estos países se endeudaron sobremanera con organismos internacionales y su recuperación es más lenta o de tipo “L” como en el caso de los países emergentes, economías en desarrollo y países de ingreso bajo. De verdad tenemos un presidente de lujo que nos ha llevado a buen puerto y desafiando aguas turbulentas, AMLO es un líder, un referente mundial, un estadista, un gobernante respetable, honesto y que ha merecido por ello el respeto de los gobernantes de otras potencias en el mundo, nuestro presidente ya tiene un lugar en la historia y lo hace valer cada día y en cada una de sus decisiones y acciones los 365 días del año, este presidente no descansa, si no está en la Ciudad de México está en el interior de la república, no anda de gira por Asia o Europa, como lo hacían los otros, él esta con su gente, al pendiente de los asuntos internos del país desde tempranito, a primera hora.  

    Es frente a este escenario apreciable lector que los legos y estudiosos se preguntan ¿qué es el obradorismo y por qué es tan importante?, en otras palabras, cómo es que podemos definir al obradorismo y cuáles son las áreas que se pueden resaltar y que lo hacen distinto de gobiernos anteriores. Pues bien, el obradorismo se presenta como una alternativa de gobierno al enfoque neoliberal, eso es lo primero que hay que entender. Lo segundo es que en México el obradorismo rompe con las inercias de gobiernos previos no solo haciendo un cambio de gobierno, sino que es el primer gobierno de izquierda en el país, electo democráticamente por el pueblo de México y eso le otorga una cualidad extraordinaria y es que además de que es un gobierno legítimo, es un gobierno que es aprobado por la mayoría y que cuenta con el respaldo del pueblo, es decir, es legítimo, soberano y democrático. 

    El tercer punto es que el obradorismo representa un cambio de partido, un cambio de gobierno y un cambio de régimen, es esa propiedad tripartita que le da validez, garantía y pertinencia. Un cambio de partido que el mismo presidente López Obrador funda, con sus principios genuinos que lo conforman y lo guían y lo han guiado en su lucha civil pacífica. Un cambio de gobierno que el mismo presidente busco en más de una ocasión por la vía legitima aguantando la desfachatez del fraude por parte de la derecha conservadora en México. Un cambio de régimen que busca remover las estructuras de poder, quitando privilegios a la cúpula, combatiendo la corrupción y reinstaurando un estado de bienestar que vela por los más pobres, los más desfavorecidos en México, los olvidaos, los excluidos, los que eran invisibles o repudiados por gobiernos anteriores, son estos mismos, esta población a la que le arrebataron la garantía de sus derechos fundamentales, es esa gente a los que AMLO apoya y son estos mismos los que le alimentan el alma al presidente con muestras humildes de cariño y apoyo incondicional, es su base y su fuerza.

    Un cuarto punto que es muy importante es que el obradorismo le ha regresado la dignidad y la soberanía al país. El obradorismo es un régimen de gobierno que ha luchado de frente contra el sector privado que había privatizado lo que le pertenecía al estado y que se le arrebató al pueblo, ha luchado contra intereses económicos nacionales y extranjeros, defendiendo recursos naturales, recuperando tierras, reclamando la soberanía energética, arrebatándole sectores estratégicos a las empresas extranjeras que estaban estrangulando a la población en México. Una forma de visualizarlo es el costo de los energéticos, la luz, la gasolina, etc., la población se veía perjudicada por este manejo irresponsable del sector privado que manipulaba los precios a costa del poder adquisitivo de las familias mexicanas. 

    Un quinto punto es que el obradorismo combate la corrupción y apoya la disminución de la desigualdad basándose en principios éticos de justicia y de honestidad. El obradorismo en este sentido lucha contra las pequeñas y magnas injusticias que ha vivido el pueblo de México y que no son de estos tiempos, sino que datan de cientos de años y que se han ido instaurando hasta normalizarse. Dado que el obradorismo se basa en un régimen de gobierno moral y con principios éticos, el obradosirmo lucha contra las lacras que caracteriza a los gobiernos neoliberales, es decir, lucha contra el conservadurismo, contra el clasismo y contra el racismo.

    El obradorismo es importante dado que vela por una mejor gobernanza global y un mayor fortalecimiento de la democracia en el mundo. El obradorismo coloca como prioridad la atención a los pobres y a los más desfavorecidos, esto llevado a una escala internacional permite sanar las heridas que el modelo neoliberal ha dejado con su estela de corrupción y de desigualdad en todo el mundo. El obradorismo no es una ideología, sino una filosofía de vida para quienes pretenden hacer una carrera política en el gobierno, específicamente para servidores públicos que privilegian en su actuar el combate a la corrupción con base en la ética y en la honestidad. 

    El obradorismo se basa en la Economía Moral y en la nueva ética en la administración pública, pero también toma como regla la demostración de los logros en términos reales, sin manipuleo de cifras falsas o el uso de medios de comunicación para el maquillaje de datos, por el contrario, en el gobierno del presidente AMLO se ha reducido drásticamente el rubro de publicidad, se maneja el propuesto público de forma sana y limpia, transparente y se emplea la mañanera para una retroalimentación entre los medios y el gobierno, además de que apoya con ello una mayor alfabetización política del pueblo, lo informa para que se involucre en las decisiones clave del país, lo que antes se tomaba como acuerdos en lo “oscurito”, ahora no es así, ahora se habla de ello como si la mañanera fuera una plaza pública, pero ahora con un mayor alcance y con un mayor impacto a favor de la gente. En la mañanera se ofrecen datos duros, se desmiente a los farsantes “especialistas”, se desmiente a los intelectuales mercenarios y tendenciosos, la información que se maneja en este espacio tiene respaldo empírico y obedece a la máxima del gobierno: “Hechos no palabras”.

    Finalmente, apreciable lector, decirle que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha argumentado que no puede haber paz sin justicia. En México hay estabilidad macroeconómica, tipo de cambio estable, mejora en los salarios, la inflación está controlada, hay una mayor recaudación fiscal y finanzas sanas, hay una mayor captación de remesas y de inversión extranjera directa (IED), se ha impulsado la inversión pública productiva y la infraestructura basada en mega proyectos, se han implementado apoyos económicos directos tanto a adultos mayores como a la gente pobre, mejorando con ello sus niveles de consumo y dinamizando con ello también el mercado interno. Pese a la crisis económica, México tiene pronósticos de crecimiento favorables, en todo momento el presidente de México siempre ha resaltado la importancia de erradicar la pobreza y la desigualdad y de combatir la corrupción en todas sus dimensiones por ser uno de los principales males de la humanidad. AMLO apoya el respeto a la soberanía de los pueblos y considera que en la actualidad hay condiciones internacionales inmejorables para llevar a cabo esta integración fraterna entre los pueblos hermanos del continente americano. Esta propuesta parte de un punto de vista social progresista y busca fortalecer la posición de la región frente al crecimiento comercial de Asia, evitando con ello un futuro enfrentamiento entre potencias mundiales, posiblemente entre Estados Unidos y China o Rusia. 

    El obradorismo se basa en una filosofía de vida del adecuado actuar de los servidores públicos, de servir al pueblo y no a intereses privados, así como de administrar los recursos del pueblo con rectitud y transparencia. El obradorismo coloca al gobierno al servicio del pueblo, este modelo se puede llevar a cabo en otras latitudes del continente que también padecen el modelo neoliberal (que se caracteriza por mantener al gobierno al servicio de las grandes corporaciones) y que requiere ser desechado y mirar hacia los valores y fundamentos morales que se encuentran en las culturas y tradiciones originarias de cada pueblo.

    Es importante señalar que AMLO es en esencia humanista y al presidir el Consejo de Seguridad de la ONU, propuso un Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar con el objetivo de garantizar el derecho a una vida digna a 700 millones de personas que viven con menos de dos dólares diarios, este plan buscaría ser financiado por aportaciones de las personas y compañías más ricas del mundo, así como de los países integrantes del G-20. También resulta importante decir que elaboro una propuesta que presento en la ONU para el cese a la guerra mediante la integración de un comité de tres países neutrales que permitieran establecer una tregua en el corto plazo para apertura un espacio de negociación que nos llevara a la paz mundial. Recientemente el presidente AMLO rechazó asistir a la Cumbre de las Américas como protesta de la exclusión de algunos países latinoamericanos por parte de Estados Unidos y se proclamó en contra de estas medidas imperialistas y separatistas que van en contra de la integración de todos los pueblos del continente. Sin duda, tenemos un lujo de presidente que pasará a la historia junto con su legado, el obradorismo.