Categoría: Pablo Ocampo

  • Irma Hernández y las consecuencias de una violencia heredada

    Irma Hernández y las consecuencias de una violencia heredada

    En días pasados se dio a conocer la desaparición y muerte de Irma Hernández, maestra jubilada del estado de Veracruz, quien también se dedicaba a conducir un taxi como medio de subsistencia. El hecho cobró relevancia nacional porque apareció un video dónde, rodeada por un grupo de hombres encapuchados y armados, fue obligada a declarar las consecuencias para los demás choferes que se resistieran a pagar “la cuota” a los grupos criminales. Lo que levantó ámpula y dolió a quienes seguían la noticia fue que, después se diera a conocer que se había encontrado el cuerpo de la docente.

    Este caso podría pasar como uno más de los tantos que han ocurrido en México en las últimas décadas de no ser porque deja como evidencia que, a pesar de los esfuerzos por terminar con estos actos barbáricos en el país, el camino que queda por recorrer todavía es mucho, si se considera el descaro de los integrantes del narco para actuar con semejante libertad. No es que la violencia que llevó al homicidio de la Maestra Irma Hernández haya surgido en este sexenio o en el pasado sino que, a pesar de todos los trabajos en seguridad que se han realizado, no sólo en Veracruz sino en el resto del país, la violencia todavía es una constante en la vida diaria de los mexicanos. Después de todo, a los grupos delictivos que se formaron en los mandatos federales del PAN, después se sumaron otros que se volvieron igualmente poderosos en el sexenio de Enrique Peña Nieto y han sabido sobrevivir a bala y sangre, a través de los distintos gobiernos. Son esos mismos grupos, los que el día de hoy mantienen la zozobra en estados clave de la República como son Sinaloa, Sonora, Guerrero, Guanajuato o  el mismo Veracruz.

    Las autoridades estatales, sean de Morena o de otros partidos, incluidos los de oposición, no pueden lavarse las manos y pretender que las víctimas de los cárteles, sólo fallezcan como resultado de fallas orgánicas, como en el caso de la maestra; la realidad es que son resultados de una violencia que, si bien es heredada, todavía parece estar fuera de control. Ante el paso del tiempo, ante los planes de seguridad puestos en marcha, se debe erradicar también la impunidad con la que integrantes de los cárteles actúan y se sienten con todo el derecho de cobrar piso a vendedores establecidos o cuotas impuestas a transportistas o comisiones a productores del campo, bajo el visto bueno de policías y autoridades municipales y estatales coludidas, para llevar a cabo estos fines.

    Si hoy en día existe voluntad política para erradicar la violencia y otras lacras que afectan a la sociedad, las estrategias, planes y programas, deben mostrar sus resultados con el mismo bombo y platillo con que estos proyectos son anunciados, se deben sentir sus efectos entre la gente de a pie sin que se anuncie en televisión, para crear una nueva experiencia de vida a esta y nuevas generaciones de mexicanos y  poner fin a estos cánceres de la vida nacional.

    Poco a poco y sin alcanzar los objetivos anunciados, echar la culpa a los tiempos de antes, generará más encono del que pueda aliviar y, se siente entre la gente que no queda mucho para que ese momento llegue.

  • La hipocresía disfrazada de barullo

    La hipocresía disfrazada de barullo

    Se votó a favor de reformar la ley de telecomunicaciones preexistente que regía, entre otras cosas, lo que medios de comunicación podían “informar”. Desde luego y para no perder la costumbre, la oposición hizo un circo del tema. En la cámara de diputados, legisladores del PRI llevaron un ataúd con la leyenda “murió la libertad”, acompañada de los escudos de Morena y PT.

    Durante años, del lado de la oposición se acostumbraron a crear escándalos porque a través de estos, los medios a su servicio armaban noticias falsas, aquellas que no solo convalidaban una mentira dicha desde el poder de aquel entonces, sino que se valían del morbo de la gente, para especular con notas que carecían de sustento. Quién no recuerda el caso del chupacabras, supuesto monstruo qué acechó el ganado de la gente en los años 90’s del siglo pasado y que fue utilizado para encubrir, entre otras cosas, la mala política pública existente durante el sexenio de Carlos Salinas, como el error de diciembre.

    Además del anterior, tenemos también el caso de la niña Frida Sofía, supuesta víctima durante el terremoto del año 2017, en una escuela de la Ciudad de México, que los conductores de Televisa Carlos Loret y Denise Maerker, así como Danielle Dithurbide, emplearon para captar la atención de la gente en las transmisiones de dicha emisora y que, a la postre, resultaría en un infame engaño del que los tres conductores se lavaron las manos. El más reciente de los inmensos ejemplos de calumnia y manipulación corrió a cargo de Javier Alatorre, conductor de Tv Azteca quien, en contra del buen juicio y de sus televidentes, pidió no hicieran caso de las recomendaciones que el gobierno federal hacía, para preservar el bienestar de la población mexicana, al llevar la contraria al entonces subsecretario de salud pública, Hugo López-Gatell Ramírez.

    Si de algo podemos estar seguros, como televidentes, lectores o radioescuchas es que, hasta antes del inicio del sexenio pasado, la “libertad de expresión” era un pretexto que tenían los dueños de los medios alineados al régimen prianista, para manipular información a conveniencia, no existía una preocupación real por las consecuencias que las mentiras expresadas en noticieros fuera a causar en los respectivos consumidores de medios. De hecho, el precedente más claro de la ley que ahora se echa abajo, nació en el sexenio de Vicente Fox y que en su momento se le apodó “ley Televisa” porque, se rumoró, los borradores que contenían los puntos que la conformaban, habían salido de las oficinas de dicha empresa.

    Vale la pena mencionar que dicha ley pasó en la cámara de diputados en cuestión de minutos, sin apenas abstenciones. Eran los tiempos en que el gobierno contaba con las mayorías necesarias para hacer a placer cualquier tipo de cambios constitucionales que dueños del dinero quisiesen; eran tiempos en que los gobernantes se ponían de rodillas ante los poderes fácticos.

    No por nada, de aquella época, la televisora antes mencionada impondría en 2012 al futuro presidente de la República, un digno representante de su mediocre estilo de hacer televisión: el heredero del poder político del Estado de México y entonces gobernador de dicha entidad, Enrique Peña Nieto, quien saldría victorioso en la contienda federal y que, de la mano de “la gaviota” Angélica Rivera, actriz protagonista de éxitos de telenovela, impondría un reinado de persecución, violencia, autoritarismo y corrupción, que desencadenaron en el hartazgo de la gente. Eran otros tiempos.

    Por eso no debe extrañarnos que los actores políticos y mediáticos que ahora se rasgan las vestiduras ante la entrada en vigor de esta ley, sean precisamente quienes en su momento se beneficiaron de otras tantas que en el papel hacían ver atractivas para la defensa de la gente, pero que en la práctica, representaban una afrenta a ella y beneficio para sus hacedores. 

    A estas alturas, el gobierno de los Estados Unidos, del que los opositores mexicanos son devotos admiradores, se parece más a ese gobierno dictatorial, vengativo, espía, racista y clasista del que se quejan. Como comentamos en una columna con anterioridad, es el gobierno que mejor los representa.

  • La commedia è finita (La comedia ha terminado)

    La commedia è finita (La comedia ha terminado)

    Todo parecía marchar bien en el Imperio. Dominaban el planeta a su antojo, las noticias eran válidas sólo si ellos las aprobaban, las guerras eran necesarias para defender al “mundo libre” de los tiranos de oriente e invadían países para llevarles democracia y libertad. Su reino parecía no tener fin, justo como en sus películas de acción, pero su historia dista mucho de ser una epopeya contra el mal.

    Cuando culminó la 2a guerra mundial en 1945, tal vez no fueron capaces de visualizar, al menos no para los años inmediatos sino para las décadas posteriores, el impacto que tendría a nivel global, el dar la libertad de toma de decisiones a su antojo, como la que pusieron en bandeja, al Estado de Israel. A su vez, y debido a las consecuencias de destruir una gran parte de un país como Japón y aniquilar a cientos de miles como parte de dicha guerra, los Estados Unidos supusieron que su dominio del mundo no tendría un final. ¿Quién les iba decir que la caída de su reino vendría de la mano de su propia gente, de su presidente, el más popular, el más “caucásico”, el más parecido a ellos?

    Con las redadas contra migrantes en el vecino país del norte, se echa por tierra el ideal de libertad y puritanismo de la política exterior que durante años han aparentado políticos norteamericanos para mantener su imagen impoluta, gracias a las decisiones irrisorias y demenciales de su dirigente, tal vez el más racista y clasista o cuando menos, el que no tiene empacho en mostrarse como tal, frente a todo el mundo. Para él, presentarse en dichas condiciones es un símbolo de autoridad, de hombría, de ser “todopoderoso”; ante el resto de países, es volver a repetir la historia que desencadenó en la última guerra mundial.

    Hoy, en los albores de una nueva afrenta global, a raíz del conflicto bélico entre Israel e Irán, un Israel desbordado en soberbia y deseo de dominio y sometimiento de los más débiles, justo como su mentor, y con el deseo en este lado del planeta, de “aniquilar” a inmigrantes, a quienes tienen un tono de piel más oscuro y hablan distinto, a quienes los más intolerantes les dicen “speak english” y miran con desprecio, a quienes solo sirven para recolectar en el campo, trabajo que ningún estadounidense quiere hacer, hoy valdría la pena preguntarnos si fue un acierto global el ser tan complacientes.

    Ante estas condiciones de precariedad social y moral, resulta doblemente importante el ser testigos de las protestas que se han organizado en ciudades como Los Ángeles, Chicago o Nueva York, esta vez con hijos de esos migrantes mexicanos que salieron de su país en busca de mejores oportunidades de vida, esos hijos que a su vez ahora son ciudadanos norteamericanos bajo la legalidad de la Constitución de aquel país y que se sienten en completa razón de protestar por esa vida digna de un sueño americano, no sólo para ellos, sino para quienes les precedieron.

    Hoy, esos hijos de migrantes son los estudiantes de la high school, graduados de Yale o Columbia, NYU o Harvard, son sus actuales abogados, economistas, físicos o astronautas. Portan a su vez, orgullosos sus títulos, universitarios o de puestos laborales en las grandes empresas y conglomerados internacionales, lo mismo que defienden con orgullo su color de piel y sus raíces, heredadas de sus padres, quienes vieron pasar toda su vida en cocinas de restaurantes o campos de cultivo, o como trabajadores de empresas, todos ellos con la obra de la persecución de la migra, hoy conocida como ICE.

    Hoy, la afrenta pública, no es solo contra migrantes mexicanos, o salvadoreños, o guatemaltecos, u hondureños, sino con ciudadanos norteamericanos, quienes ponen en jaque y confrontan a un país dirigido por un hijo de migrantes, que ha olvidado su historia. Hoy el compromiso mundial es no repetir la historia, mi vida en el holocausto más grande en la historia del hombre ocurrido el siglo pasado, es evitar que el más grande, fanfarrón y poderoso destruya al más chico, abandonado a su suerte, por conveniencia políticas, como ocurrió hace más de medio siglo.

  • Las horas después

    Las horas después

    Cuando en enero de 1995, el entonces presidente Ernesto Zedillo decidió jubilar a ministros que le estorbaban en el poder judicial, muy pocos medios de los que hoy cuestionan, se burlan o desaprueban la reciente elección acontecida el pasado domingo 1 de junio, levantaron la voz en signo de protesta. Solo las voces que se encontraban de verdad agraviadas o veían en lo que ocurría un atentado para la justicia y el Estado de derecho, fueron quienes se inconformaron ante tal aberración.

    Hoy, 30 años después de tal ofensa para México y gracias a qué en el sexenio del presidente López Obrador se dieron los cambios necesarios que permitieron llevar adelante la reforma judicial que hoy conocemos como ley y que permitió que se dieran estos comicios, podemos decir, que por primera vez la historia y el camino a seguir de la nación, se dan gracias a la voluntad del pueblo.

    A diferencia de algunos grupúsculos de derecha, que alegan una baja participación para elegir a distintos representantes dentro del poder judicial, el hecho de qué en números totales, la votación fuera más grande que las preferencias de la gente por el PAN, PRI o Movimiento Ciudadano, en los pasados comicios federales de 2024, confirma el anhelo de la gente por vivir una verdadera experiencia de justicia, para dejar atrás las puestas en escena que realizaban los medios, de la que se jactaban los políticos, pero que nunca terminaba por llegar al grueso de la gente.

    Por supuesto, no faltaron los ilusos dentro de la otrora poderosa facción conservadora del país, que pidieron al presidente estadounidense Donald Trump apoyo para echar abajo la elección clamando, según ellos, una falta de justicia, cuando él mismo se quejó hace varios años de la corrupción existente en el actual sistema judicial mexicano poco antes, por cierto, de su visita a nuestro país, como candidato a presidente de los Estados Unidos, en la que ninguneó, como pocas veces se había visto, al que era el entonces poderoso (dentro de las fronteras mexicanas), presidente Enrique Peña Nieto.

    Que el proceso es perfectible de cara a los que están por venir, eso debería ser indudable, pues ninguna elección está exenta de depurar errores o de actualizar sus estándares. Prueba de lo anterior es, por ejemplo, el hecho de qué en México aún no se cuenta con un sistema de votación electrónico seguro y eficaz, como el que sí existe en Venezuela y junto con esto se podrá pensar en distintas maneras o tiempos para elegir a los siguientes representantes, pero en términos generales, y aún con los cuestionables “acordeones” de los que hasta el presidente López Obrador se valió, quienes participamos del evento con nuestro sufragio, fuimos conscientes de la necesidad existente de justicia real y no simulaciones, como nos tenían acostumbrados.

    Ahora, los integrantes de la derecha de México, que tiene como estandarte la mentira y la calumnia, exasperados, atacan rabiosos a los líderes de la izquierda y a los nuevos integrantes que conforman el poder judicial. Prueba de ello son las incontables afrentas iniciadas en redes sociales cargadas de racismo contra Hugo Aguilar Ortiz, quien se perfila para ser ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, lo mismo que ocurrió cuando hace 168 años, otro oaxaqueño, Benito Juárez, ostentó el mismo cargo. La historia parece repetirse.

    Sin embargo, es importante tener en cuenta que en México no existe oposición, sino retazos de frentes conservadores que tiene cada uno distintos objetivos, todos sí, coincidentes en cuanto a la corrupción con que se entretejen las ideas que los conforman, pero con cada uno en la búsqueda de encumbrar a personajes que no siempre se tragan unos a otros (ahí tenemos a Javier Lozano y los pleitos de lavadero que protagonizó con Marko Cortés, por ejemplo) y el hecho de que ellos ya no voten en las elecciones porque o bien sus candidatos ya no son votados, son perseguidos por las autoridades o ya no se pueden robar elecciones de manera masiva, podría considerarse un triunfo para la incipiente y real democracia que nació a nivel nacional en 2018.

    Estamos viviendo historia, como hace más de siglo y medio, y si no soltamos la rienda como pueblo empoderado que somos, nuestros conocidos y seres queridos, que cayeron luchando por un México mejor, no habrán muerto en vano.

    Por ellos y nosotros. Por todos.

  • ¿Cuál es el límite?

    ¿Cuál es el límite?

    Continúa el debate en Morena en torno a los cuestionables movimientos políticos que han ocurrido, que terminan por encumbrar a personajes que hasta hace poco tiempo, pertenecían a la oposición y que, además de haber combatido de manera férrea al gobierno y a sus representantes en el poder, son también acreedores de una dudosa reputación.

    Si ya de por sí al interior del gobierno federal, han existido movimientos que son raros, por decir lo menos, como en el que se vio envuelto hace una semanas, Mario Delgado, secretario de Educación Pública, ahora vuelve a ser tema de conversación, como si fuera lugar común, el nombramiento de Adrián Rubalcava, al frente del metro de la Ciudad de México. Para mostrar que no es un punto menor, incluso la presidenta tuvo que dar su posicionamiento, que no estuvo exento de polémica.

    Y es que, pareciera que después de la salida del presidente tabasqueño, a todo el mundo se le olvidó que él fue el primero en fomentar la crítica, no sólo externa, sino además, de los propios partidarios y afines al movimiento que él creó y en cambio, de su camino hacia el poder solo se recuerda, de manera parcial, el extracto de su último texto publicado en el que habla sobre las alianzas y adiciones de personajes políticos externos para apoyar un movimiento. Como ya he mencionado en otras columnas, parece una jugada ventajosa y poco honesta, el hecho de incluir en un discurso, el ejemplo antes mencionado y dejar de lado el contexto bajo el cual el presidente desarrolla su narrativa y que lo lleva a contar la anécdota.

    Todo ello ha generado inconformidad en un sector de la población que apoya al gobierno federal, argumentando de manera simplista la tibieza de quienes critican los cuestionables actos. ¿De verdad estamos en un momento en el que no se puede cuestionar bajo ningún pretexto los actos que emanen de los representantes políticos  de izquierda? Bajo la pregunta anterior, parece que algunos electores que favorecieron con su sufragio a quienes actualmente gobiernan y tienen el poder a nivel nacional, de repente ya no saben nada cuando critican las decisiones al interior del gobierno federal.

    Quienes llaman tibios o traidores a los que hacen uso del juicio ante las decisiones emitidas desde Morena o el gobierno, ¿le dan la razón al PRI y al PAN, cuando afirman que el pueblo es ignorante y que por ello, por ejemplo, no se debería elegir de manera popular a jueces el próximo 1 de junio?

    Si de aprovechar las frases célebres del expresidente se trata, podemos recordar que él hacía mención al tigre, de manera simbólica, al referirse al pueblo de México, poseedor de un gran poder pero que, durante muchos años se encontró dormido y que, finalmente, después de incontables agravios, una gran corrupción y violencia que lo aquejó, se encuentra ahora despierto. ¿Ha pensado la dirigencia del partido guinda que ese tigre que ahora está consciente, lo está también contra quienes quieran pasarse de listos, que se encuentren en su propio bando? ¿De qué manera van a lidiar con ese tigre si quienes deberían tenerlo contento, son quienes con sus decisiones lo vuelven a ofender?

    Por otra parte, es importante que la gente que votó en 2018 por la alternancia en el poder y el año pasado por la continuidad de la misma con el plan C, sea consciente que, en el pasado, por haberse quedado callada (en su mayoría), la población sufrió las consecuencias de las lacras de la política, que fueron paradigmas en los gobiernos del PRIAN, tal como mencionó el ex mandatario de Macuspana en una de sus conferencias mañaneras.

    A final de cuentas, la crítica no es porque se dude de las capacidades de los cuestionables políticos de reciente ungimiento y purificación, de desarrollar sus labores en un puesto en específico, sino por los antecedentes de quienes además apenas hace semanas o meses, eran férreos miembros de la oposición y golpeadores del proyecto de izquierda y de la presidenta Claudia Sheinbaum.

    ¿Ahora es en Morena donde se hacen tratos en lo “oscurito”? Si la visión ha cambiado y los grandes ofensores de la oposición ahora son aceptados en el bando oficialista, ¿cúanto falta para considerar a Felipe Calderón o a Enrique Peña Nieto, como futuros presidentes del partido o cuando menos personajes clave del mismo o de un gobierno de izquierda?

    ¿Cuál es el límite?

  • Oposición de mentiritas

    Oposición de mentiritas

    No termina de asombrar que los líderes de la oposición política mexicana, tengan puesta su confianza en analistas y opinólogos que no han demostrado otra cosa que no sea el haber fracasado de manera rotunda para diezmar las fuerzas de la cuarta transformación mexicana, encabezada por el expresidente López Obrador y el movimiento político que fundó del cual surge el partido en el poder.

    Si bien, la derecha ha mantenido algunos cotos y han dado sorpresa en algunos puntos del país, estos han sido ejemplos demasiado pequeños, para que indiquen un cambio en el timón, como el que significó la llegada de la izquierda al gobierno en la mayoría de los estados y el país.

    Es por eso que sorprende que al tener tan baja aceptación entre los ciudadanos, quienes mueven los hilos en el PRIAN, sean tan necios para retener en sus filas a figuras tan ridículas y con tan poca credibilidad como Carlos Loret o Brozo, quienes desde el extranjero mantienen un ataque constante basado en mentiras en un canal digital auspiciado con recursos públicos, desviados bajo el mandato de Silvano Aureoles, que debieron utilizarse para mejorar las condiciones de sus gobernados.

    El par de payasos que trabaja en Latinus, viven en el espejismo de la catástrofe, desde su residencia en Estados Unidos. Entre ellos se creen todo lo que dicen como si fuera verdad y es también de esa manera como intentan convencer a los más “despistados”. Ninguna de las maldiciones vividas bajo los gobiernos del PRI o el PAN les afectaron y sin embargo, consideran que lo peor que le ha pasado a los mexicanos, es vivir bajo un gobierno que vela porque se haga lo que se dejó de realizar en los gobiernos a los que sirvieron.

    El último vaudeville interpretado por este par en donde hablan acerca del Rancho Izaguirre, da cuenta de lo bajo que la oposición puede caer. Si utilizaron con anterioridad catástrofes naturales o accidentes, incluso algunos en los que se sospechó fueron provocados, no sorprende que esta vez intenten, como han hecho en muchas ocasiones, manipular conciencias para sus propios intereses. Es así como se le ve al discípulo de López-Dóriga, caminando sobre sus mentiras, como cuando dio testimonio de un parte bélico, mientras un viejo tanque despejaba su cañón, en sus tiempos de corresponsal de guerra. La mentira ha sido su vida y el desprestigio su herencia.

    Los “hermanos” (Loret y Brozo) hablan de la sistematización de las matanzas, de las vidas humanas perdidas; vidas humanas como las que forman parte de los daños colaterales de la guerra de Calderón contra el crimen organizado o como las de Israel Vallarta y Florence Cassez, quienes el narcotraficante García Luna, con quien colaboró Loret, se vieron afectadas, como parte de un montaje en el que participó el conductor, para incriminar a la pareja, de ser parte de una banda de secuestradores. En ese momento al conductor le importaron poco las vidas humanas; el show debía continuar.

    Como esa, cuántas representaciones existieron, validadas por la televisión, para que casos como el del Rancho Izaguirre, no solo vieran la luz, sino la continuidad de sus funciones en sexenios prianistas porque, vale la pena recordar, estos lugares se crearon y tuvieron auge en esos años. Mientras tanto, al regresar al sketch de comedia, los sonidos guturales del payaso vestido de crítico, servían para dar validez y reconocimiento a las palabras del conductor devenido en payaso. Son la ficción que supera a la realidad. Ellos dos se dan el lujo, incluso, de dar consejos cual si fueran personas con congruencia, dignas de confianza.

    Loretito se quedó mentalmente en su zona de guerra ficticia, en la que fue necesario mentir, armar un montaje, crear un espectáculo para dar a conocer la nota a su modo; sin embargo, no es distinto de los demás opinólogos, adictos al chayote y damnificados del gobierno de izquierda o a los políticos que por más que vistan ropas de diseñador, no se les quita lo corrientes; a todos ellos que se reunen en sus programas para darse apapachos, cofraternizar y quedarse a vivir en su burbuja, les sobra cinismo y les falta honorabilidad.

    Por lo tanto, no sorprende que utilicen cualquier ocasión que sea apenas digna de ser subida a redes, como la del encuentro entre presidente de la cámara del Senado, Gerardo Fernández Noroña y el hijo de Felipe Calderón, para explotarla a su antojo en un afán de conseguir vistas y seguidores, que a su vez les permita generar dinero, el único Dios al que le rezan.

    De este lado, nos queda la labor de ser críticos de “nuestros” políticos y alzar la voz ante injusticias; si hay algo por hacer con lo que ocurre en la acera de enfrente es analizar su historia y encontrar los porqués de la caída, por ejemplo, del otrora poderoso partido de izquierda, el PRD. De este lado el trabajo serio y dar la cara a la gente o afrontar las consecuencias; de aquel, el espectáculo de bufones.

  • Buitres de la tragedia

    Buitres de la tragedia

    El fin de semana pasado se llevó a cabo en el zócalo de la Ciudad de México una jornada de protesta denominada “Luto nacional por Teuchitlán”, en la que, como su nombre lo indicaba, se rendía un homenaje para las víctimas del que se le llama “centro de exterminio” localizado en Jalisco. Colectivos de activistas y familiares de todo el país se reunieron para reclamar justicia y la localización de sus seres queridos, así como contar con la atención de la presidenta.

    El movimiento refleja la indignación y el dolor que ha dejado en gran parte del pueblo de México, este problema que se acrecentó desde 2006 a la fecha. De manera desafortunada, como era de esperarse y con suma hipocresía, de inmediato en redes sociales, salió a relucir el nombre del presidente López Obrador y de la propia mandataria Sheinbaum, en el medio de una nueva ola de ataques, de manera concreta en Twitter, ahora X, de la derecha mexicana mezquina y miserable, politizando un acto para aprovechar su cobertura en los medios.

    Desde luego que nadie niega la existencia de esta realidad en el país y que los desaparecidos son verídicos, pero estos no forman parte de una problemática reciente. Se sabe que desde el sexenio del presidente Calderón, aumentó la ola de casos de personas de las que se desconoce hasta la fecha su paradero; de hecho, fue bien sabido que por aquellos tiempos y después en los años inmediatos, bajo el gobierno de Enrique Peña Nieto, cuando a una persona desaparecía, era casi un hecho que esta se le diera por muerta, ante la indolencia real de todo el aparato del estado, quienes poco ayudaban en la búsqueda de estas, sin contar con que, los familiares de víctimas que tenían la valentía de cuestionar al poder de los mandatarios federales antes mencionados, como marca las noticias de entonces, tenían casi seguro las horas contadas. ¿Lo recuerda? Fue la época en la que el pueblo perdió la esperanza en que sus autoridades pudieran ayudarles ante su exigencia de justicia. Como nos enteraríamos más tarde, las redes de complicidad con el crimen organizado, por parte de funcionarios de alto rango, sería demostrada, dando respuesta al porqué de que las súplicas de los cientos de miles de dolientes al interior de las fronteras mexicanas, jamás fueran escuchadas. De verdad, ¿nadie lo recuerda?

    Por eso es que, ahora resulta inverosímil que, figuras de la derecha que tienen las manos embarradas en actos ilícitos, levanten la voz para acompañar a las miles que exigen una solución a este y otros tantos temas tan sensibles para las personas que hemos tenido que experimentar la desaparición y después el descubrimiento de un familiar muerto a manos de criminales.

    Por ahí salía Javier Lozano, unido a los inconformes del fin de semana, funcionario de Felipe Calderón, el llamado “carnicero de Michoacán”, en honor a su fallida estrategia de seguridad, para culpar a este gobierno, de nuevo politizando un acto civil, quien además ha hablado del supuesto fracaso del plan para la contención de la violencia en el sexenio del presidente López Obrador. Es vergonzoso dar cuenta de cómo responsables de que existieran desaparecidos, impunidad, violencia y corrupción, tengan la osadía de mofarse de los “abrazos, no balazos” del gobierno del tabasqueño, como si la pesadilla en la que nos sumieron  PRI Y PAN como país solo la hubiéramos imaginado, como un trance impuesto por un mentalista sádico que trata de convencernos, de repente, que todo aquello nunca existió. La estrategia para combatir las raíces de la violencia fracasó a los ojos de esos críticos mediocres, porque no se frenó el auto sin control que representaba México de los 100 a 0 kilómetros, con todo lo que ello significaría. Justo como el patrón de Lozano Alarcón pretendió hacer, con las patas.

    El caso del “campo de concentración” en Teuchitlán, Jalisco, los jóvenes reclutados por el narco para convertirse en asesinos por encargo, son el resultado de malos gobiernos estatales que, aliados con el narco se enriquecieron a expensas de la seguridad y bienestar de su pueblo. Desde hace un tiempo, además, se le exigió al presidente López Obrador y ahora a la doctora Claudia Sheinbaum que sean ellos quienes castiguen a criminales y responsables de violencia en el país, que asuman las funciones del Poder Judicial, un poder judicial que también está, para no variar, plagado de corrupción, que ralentiza procesos legales y deja libres a narcos y asesinos, como pretendía hacer con los 29 extraditados recientemente a Estados Unidos, país del que su Secretario de Estado confirmó lo anterior dicho.

    Es más que indispensable que en nuestra actualidad, el combate a la delincuencia, en cualquiera de sus niveles, tenga resultados tangibles, por las miles de víctimas y sus familiares y que las complicidades entre autoridades estatales e incluso federales con los verdugos que deberían castigar, sea cortada de tajo, que las fiscalias locales y nacional, cumplan su función de llevar a la justicia al que lo merezca y se saneen, en el proceso, por el bien de quienes claman por justicia; pero, también es importante que al Poder Judicial lleguen esos cambios que se plantearon en la reforma al mismo y que ahora es ley.

    Es indignante politizar, como lo hicieron los rijosos conservadores, un acto de tan profunda expresión humana, pero después de todo, ellos hayan sido los menos afectados y, por el contrario, quienes más beneficios obtuvieron de que todo el país se convirtiera en caos.

    De este lado preferimos que lo que se haga sea por las víctimas que somos todos, por sus familiares que somos todos, por los dolientes que somos todos y por México que sí, somos todos.

  • Títeres y bufones

    Títeres y bufones

    El pasado 28 de febrero se suscitó una acalorada discusión entre Volodymyr Zelensky y Donald Trump, en la visita del primero a la Casa Blanca. Como era de esperarse, dicho intercambio se hizo mundialmente famoso en cuestión de minutos. Se sabe, después del intenso confrontamiento, que Trump exigía la firma de un acuerdo en el que el presidente de Ucrania, cediera los recursos de su país a la nación estadounidense. J. D. Vance, vicepresidente norteamericano, se confrontó con el mandatario europeo y le reprochó su negativa de terminar con el conflicto armado que Ucrania mantiene con Rusia, así como el apoyo que en su momento dio Zelensky a Joe Biden Y Kamala Harris, mientras se encontraban en campaña rumbo a las eleciones presidenciales. Así como su subalterno, Trump recordó que si la guerra entre los dos países del viejo continente se había mantenido hasta ese momento, era gracias al apoyo que habían dado los militares estadounidenses, bajo una inversión (según palabras del propio presidente norteamericano) de 350 mil millones de dólares.

    De esta manera se revelaba lo que desde un comienzo había sido visible para el mundo, un Zelensky que, mientras sirvió a los intereses del país americano, este le «apoyó», fue hecho famoso y puesto como mártir a los ojos del mundo; ahora, con el cambio de rumbo bajo el mandato del presidente republicano, en realidad, queda como títere, usado al servicio del país estadunidense. Esto no es nada nuevo, es Estados Unidos, siendo Estados Unidos, cobrando “favores” que hace, como siempre lo ha hecho. Esto también hubiera ocurrido bajo la administración Biden, seguramente con menos alboroto. La diferencia en esta ocasión fue el espectáculo, pensado para las cámaras y micrófonos en la oficina oval, gracias a la adicción al morbo del habitante de la casa blanca.

    En un momento del confrontamiento, a Zelensky se le preguntó con intención de burla (y de manera por demás estúpida), si poseía un traje el cual pudiera vestir para la ocasión; lo cierto es que, teniendo dicha prenda o no, llegó vestido a una confrontación para la que no estaba preparado, siendo tratado como peón de una guerra que no imaginó tener.

    Este capítulo de diplomacia internacional deja ver que en política, como mencionaba Andrés Manuel López Obrador, no hay amigos. El error del presidente ucraniano fue, creer que la ayuda que le era brindada era “gratis”, sin compromiso. Trump demostró su carácter autoritario, dictatorial, pero no traidor, ya que desde su campaña fue claro en la manera en que pretendía gobernar. Para eso lo eligieron los ciudadanos norteamericanos. La grotesca muestra de poder que empleó el mandatario estadunidense es producto de la dependencia que los países en todo el orbe, han dejado que se origine e incremente. En México, no fue distinto y si recordamos, hasta hace algunos años de este nuevo milenio, se nos hacía creer que éramos amigos, más que aliados, cuando en realidad siempre fuimos “el patio trasero”, en palabras del extinto Aguilar Zinser, lugar que la oposición mexicana estuvo gustosa de mantener cuanto pudieron y que con gusto sostendrían si pudieran tener el mando del país. Son el ejemplo, en nuestros tiempos, de querer ser un virreinato.

    La implementación de los aranceles prometidos por Donald Trump, en flagrante ruptura del T-MEC, en un capítulo más del intento de implantar un nuevo imperialismo, sin fachadas, subyugante y agresivo según haga falta, es la oportunidad ideal para que el mandatario gringo sea percibido magnánimo, omnipotente, objeto de la idolatría de sus votantes, justo como le gusta.

    Es ahora que vale la pena preguntarse hacia dónde va el mundo cuando vemos las claras intenciones del gobierno de Trump, de seguir una agenda  propia, alejada de sus socios mundiales. Si, por ejemplo, Estados Unidos se retira de la OTAN, ¿los países de Europa cambiarán su postura de sumisión hacia los deseos del gigante norteamericano, de agrandar su imperio, basado en el uso de las Fuerzas Armadas? ¿Qué significaría eso para el mundo cuando los propios países de Europa mantienen todavía, aunque encubierta, una visión semi colonial, hacia los países pobres, como los africanos? ¿Estarían dispuestos a cambiar su visión con respecto a estos y olvidarse del oro, coltán y cobalto que poseen y evitar con ello la esclavitud moderna y masacres que derivan de su sobre explotación? La verdad es que resulta difícil de imaginar.

    • @Pablo_OcampoEsc
  • Usted disculpe

    Usted disculpe

    No, no es que odien a los inmigrantes, sino que están protegiéndose de los enemigos, aunque estos construyan sus casas edificios o autopistas a cambio de poco dinero (para aquellos estándares, los de otro país), sin servicio de seguridad y protegiéndose de que la migra, el I.C.E., los arreste para después ser deportados. No es que sean racistas o que quieran revivir el fascismo como método de política interna, sino que buscan purificar la raza, seleccionando a los más güeros, a los más altos, a los de ojos más claros y que el blanco en la bandera con barras y estrellas, sea cada vez más blanco. Tan hitleriano sin ser hitleriano porque se enoja X.

    No es que quieran hacer menos a los latinos, es que ellos son más y mejores (al menos se sienten así), porque los apellidos Smith, Jackson, Williams, los llevan los héroes en sus películas de acción, capaces de salvar a todo el planeta en 150 minutos de los villanos de apellidos Castillo, Paredes o Mendoza, quienes por cierto, son los más grandes capos a nivel mundial, pues mueven el polvo blanco como si fueran chicles, afuera de las fronteras del país gringo, aunque una vez dentro de este nadie sabe quiénes son los mandamases. Antes tenía a Capone, de origen italiano, ¿y ahora?

    No, no es que quieran estafarnos, es que quieren cuidar de nuestro dinero, hacerlo productivo, ver que crezca y que sea un ingreso confiable a través de su crecimiento en monedas virtuales, que de preferencia llegue a sus cuentas, sin importar si beneficia a quienes lo invierten. Luego, la suspicacias, los desacuerdos, las quejas y los comentarios mal intencionados los tienen que acallar los pobres medios de comunicación que buscan ser fieles a la verdad como lo han hecho siempre, aunque ello significara defender al más rico de las quejas del más pobre y desprotegido trabajador y de clase obrera porque para ellos mentir no es un negocio, ¿verdad?

    Los mal pensados somos nosotros, cómo se nos ocurre exigir un trato justo, humano y honesto en pleno siglo 21; primero están los asuntos que competen al imperialismo blanco, a las oligarquías, a no perder el renombre de potencia en el norte del continente o a recuperarlo en el sur de este (si alguna vez lo fue), por todos los medios posibles, incluida la apuesta libertaria, siempre y cuando tenga adeptos con la disposición de dejarse estafar, sin que se le llame estafa, porque ellos son inteligentes y no caerían en ninguna y para lo cual están dispuestos a justificar a su estafador, a quien le llaman presidente.

    Así es como de norte a sur en el continente y de un extremo a otro en el planeta, los políticos conservadores, en el poder o fuera de éste, esgrimen argumentos a su favor, con el uso de comentócratas y analistas a sueldo en medios de comunicación, para convencer a una parte de la masa que se asume más culta, más perfecta, más poderosa, más refinada; para quienes el resto, nosotros, sólo valemos el trabajo que hacemos, mientras lo hagamos de rodillas o agachados y pidiendo disculpas por no agradecer que los más poderosos económica y políticamente se vean tan bien en las portadas de los medios, como muestra de superioridad y estatus. Esa es la libertad libertaria para unos, eso es la MAGA para otros.

    Al final del día, los conservadores, son iguales.

    @Pablo_OcampoEsc

  • Retórica para idiotas

    Retórica para idiotas

    La retórica es el arte de usar las palabras para persuadir, conmover o deleitar a un público. Según Platón, es un elemento parecido a la “cosmética” que está pensado para complacer a las audiencias ignorantes, fundada más en lo verosímil que en lo verdadero, vinculada a la demagogia. Algunos elementos que influyen para dar más fortaleza al discurso pueden ser: belleza, prestigio, dinero. Dentro del mismo, existe la falacia, que quiere decir: mentir al utilizar un argumento que parece válido pero que, en el mejor de los casos, resulta ilusorio.

    El expositor dice lo que la gente quiere escuchar, de la manera en que lo entiendan mejor, utilizando palabras o frases que adulen a su receptor para hacerle creer que sus intenciones coinciden con las de ellos. Es así como Donald Trump llegaba a sus mítines, con la mirada fija y apuntando con el dedo índice hacia alguien en la audiencia, su primer contacto, para hacerles creer que los tiene en cuenta. Siempre para “hacer creer”.

    Cargado del aura de celebridad que se construyó con años de participar en la farándula de su país, la más frívola de todo el planeta; supo aprovechar sus virtudes como showman y las direccionó hacia su campaña para la presidencia de los Estados Unidos, en lo que fue su primer período al frente del país del norte.

    Y tal como hizo en aquella ocasión, lo hace ahora. Trump emplea el odio, el miedo, la indignación, entre otros elementos, para arraigar en sus seguidores, la idea de qué Estados Unidos tiene que ser salvado, recuperado de invasores y en el proceso definió a los migrantes como criminales y utilizó el rencor hacia la gente distinta a ellos y de manera velada, la superioridad basada en la raza y el color de piel, tal cual se hacía en Alemania hace 85 años.

    Pero la diferencia es que nos encontramos en un momento distinto de la historia. Lo que llevamos de este siglo XXI, ha sido definido por las innovaciones tecnológicas que permiten al hombre, entre otras cosas, mantenerse comunicado e informado de lo que ocurre en todo el mundo, con apenas unos movimientos de los dedos de las manos y un dispositivo con acceso a Internet. ¿Cómo es posible entonces que una gran parte de la población del país más rico y poderoso del mundo, donde esa tecnología, sinónimo del orgullo yanki, con acceso a infinitas fuentes de información y con recursos económicos muy superiores, en comparación con diversas poblaciones de otros países, sea tan crédula? No se trata de carencia de presupuesto o de acceso a las fuentes de la información sino, por el contrario, pareciera ser producto de la volubilidad e indiferencia ante la realidad que les rodea.

    De manera básica, mucha gente se conformó con la comodidad de vivir en el primer mundo, se tragó la diatriba de sus políticos de su poderío y de qué los demás países les envidiaban sus por avances y economía, por su liderazgo y hasta por sus modelos y estrellas de cine y por eso debían protegerse. Esta gente nada hizo para descubrir si la faramalla que montaban era real o no y se volvió recelosa, obstinada, y en algunos casos y con la complicidad de medios y redes sociales, generaron odio hacia el extranjero con apariencia distinta a ellos. Al rechazar el adquirir información de lo que ocurre dentro y fuera de sus fronteras, al negarse a investigar y evaluar a sus propios políticos, y al no entender quienes controlan los hilos de su propia sociedad, propiciaron su aislamiento. Se hicieron cortos de entendimiento.

    Luego, su convicción es hacer lo que esté a su alcance para prolongar su desconocimiento de todo, perpetuando su obnubilación, porque cree imposible que sus políticos mientan ¿y cómo iba a ser?, si ellos siempre hablan de valores y después enaltecen su país y su condición de poder, pero miran con malos ojos a todo el que no abuse de las sesiones de bronceado para disimular la piel pálida.

    Así se crea la falsa idea de vivir amenazado porque se es demasiado bueno, demasiado blanco y exitoso y no por ser el bully y acosador del mundo, el que invade países y mata con guerras, el que finge complots en su contra y arma campañas de publicidad, para justificar ataques a los países que llama “amigos”, el que hace hasta lo imposible para adueñarse de los recursos ajenos y el que criminaliza al migrante pero que tiene sentado en el escritorio de la oficina oval a un transgresor de la ley.

    Así se persuade al poco inteligente.