Categoría: Pablo Ocampo

  • La lucha por la salud

    La lucha por la salud

    Durante la 75 Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en Ginebra, Suiza, el subsecretario Hugo López-Gatell Ramírez fungió como representante de México ante la OMS, y manifestó en su discurso la velada responsabilidad del sistema neoliberal en la repercusión para la precariedad de la salud a nivel internacional, al centrarse en los intereses comerciales por encima de la sanidad, y por originar estragos sociales al incrementar la desigualdad económica en los estados miembro de la OMS, así como de todo el mundo. 

    En dicha reunión, puso en tela de juicio el paradigma centrado en la creencia de que la inversión privada es mejor y más eficiente en su labor que la pública, manteniendo a los organismos gubernamentales al margen de la contribución para la salud, gestionando solamente las regulaciones para el sector privado.

    Expuso además que se han vivido cuatro décadas de desigualdad en los estados miembro, teniendo como consecuencias la incertidumbre laboral, una explotación y degradación de los ecosistemas, la falta de alimentos para las poblaciones y la pérdida de culturas locales, además del decremento en la salud poblacional.

    También comentó que la pandemia originada por el virus SARS-CoV-2 dejó al descubierto puntos a tomar en cuenta que este mismo sistema neoliberal generó en su práctica, como estilos de vida sedentarios, responsables del incremento en el desarrollo de enfermedades crónicas, mismas que exacerbaron la gravedad de la enfermedad por Covid; trabajar para disminuir las brechas de desigualdades sociales y económicas que contribuyan a conformar comunidades resistentes a emergencias sanitarias, y la creación de sistemas públicos de salud con capacidad de cobertura universal y gratuita que contribuyan al bienestar social.

    A su vez, los gobiernos deben crear factores que aporten en la movilidad y empoderamiento de las comunidades así como las capacidades para que estas puedan afrontar mejor futuras emergencias sanitarias.

    El doctor López-Gatell reconoció la necesidad de denunciar y enfrentar a empresas multinacionales productoras de alimentos y bebidas procesadas, que se sabe influyen en el desarrollo de enfermedades crónicas que generan pandemias (obesidad, diabetes, hipertensión), así como la creación de sistemas de agroalimentación que sean justos.

    En su discurso el subsecretario de salud de México hizo un llamado a combatir a compañías que atentan contra la lactancia materna, abogando a publicidad engañosa, dirigida a países pobres;  reforzar la lucha contra la adicción al tabaco y alcohol, industria que incrementa esfuerzos para reclutar a menores de edad con productos atractivos a ellos como vapeadores y cigarrillos electrónicos; también abogó por crear una salud integral, pues mencionó que las enfermedades transmisibles entre animales y humanos surge a consecuencia de la desaparición de ecosistemas silvestres. 

    Hizo un llamado además a fortalecer la atención en el área de la salud mental, a través de la eliminación de estigmas sociales y la discriminación a quienes padecen de una enfermedad de esta naturaleza, mediante inclusión, derechos humanos y la atención primaria a la salud.

    Sin lugar a dudas se han hecho esfuerzos sobrehumanos para contrarrestar en escasos 3 años lo que se dejó de hacer durante 4 décadas. La lucha contra los poderes de facto que se anidaron bajo las faldas del poder político y que se alimentaron desde él, a expensas de los más necesitados, fue origen de la larga lista de nuevas enfermedades que aquejaron -y siguen aquejando-, a la población mundial.

    Sabemos que la lucha contra empresas productoras de chatarra será grande, pero nos encontramos ante la necesidad de salvaguardar la salud de las generaciones de mexicanos que nos sucederán, para al menos, entregarles un país más equitativo, con oportunidades de trabajo digno, manteniendo un modelo de alimentación basado en una labor de campo eficaz y eficiente, que genere la materia prima para todo un país.

    El reto parece titánico, pero desde el cambio de visión de un gobierno comprometido con la gente, en lugar de los altos intereses económicos del sistema neoliberal, por primera vez parece una meta alcanzable.

  • La insoportable levedad de hacer Tiktoks

    La insoportable levedad de hacer Tiktoks

    Desde que comenzó la epidemia de COVID-19, causante de la pérdida de incontables y valiosas vidas humanas a nivel mundial, tanto gobierno como sociedad han reconocido día a día, al personal de salud por su incansable labor para ayudar a quienes se han visto contagiados con el virus SARS-CoV-2.

    Incluso en 2021, el gobierno entregó premios a integrantes del sector salud en el marco de la atención a esta enfermedad, postulados por dependencias y pacientes. En redes sociales llegó a surgir quien comenzara una iniciativa para llevar mariachi afuera de los hospitales, con resultados dudosos. Se les reconoció desde entonces y aún ahora, también se les agradece su dedicación.

    No obstante, esta pandemia dejó al descubierto también, un problema que había permanecido latente y que hoy es tema central por su urgencia. En México, como en muchos países del mundo, existe un déficit de profesionales de la salud con respecto a la población nacional. De un total de 230 médicos por cada 100 mil habitantes que se recomienda a nivel internacional, antes de la pandemia había solo 119 y al día de hoy la cifra decreció a 107.2 por cada 100 mil personas, de acuerdo a datos expuestos por el secretario de salud Jorge Alcocer. De los motivos y razones importantes para que este personal desista de llegar a zonas de difícil acceso o de bajos recursos, destacan la inseguridad prevalente en algunos estados; sin embargo, el secretario también adujo a la falta de interés de los médicos por estar en lugares remotos del país.

    Con todo lo anterior y ante una necesidad real por cubrir dichas vacantes, se optó por recurrir a especialistas cubanos, quienes ya en 2020 fueron necesitados para realizar su labor en la Ciudad de México. Entonces como ahora, se alzaron voces desde la oposición para protestar por su llegada, las más soeces para argumentar que se estaba apoyando así, a la “dictadura cubana” (https://aristeguinoticias.com/2009/mexico/julen-rementeria-denuncia-que-contratacion-de-medicos-cubanos-costo-255-millones-de-pesos/). Ante los hechos, este pasado lunes, una doctora llamada Ana Ceci, personalidad en el mundo de las redes sociales, aprovechó su proyección en ellas para rebatir al presidente López Obrador, su intención de contratar a médicos de la isla con la publicación de un video, argumentando que tiene “muchos amigos que quieren regresar a sus ciudades, a sus provincias, a ejercer, ¿dónde están las plazas?” [sic]. Después de que el comentario de la doctora se reprodujera de manera viral, publicó una segunda grabación donde manifiesta que a partir de su discurso, “surge muchísima controversia, muchísimo odio a los médicos y muchísimo odio a su persona”. [sic]

    Las palabras expresadas por la galena, solo reflejan el desconocimiento de una realidad que viven cientos de comunidades indígenas, ubicadas en zonas de difícil acceso, ante la carencia de personal médico que han padecido por años. De igual manera, también refleja su escasa sensibilidad social y el nulo acercamiento con la gente más pobre, lo mismo que se puede decir de la oposición que hoy se “cuelga” de sus palabras, para exigir que se contraten a médicos mexicanos en lugar de cubanos, olvidando (tal vez de manera intencional) que esta carencia surgió bajo el manto de la desatención y el desmantelamiento del sector salud, ocurrido en los gobiernos de PRI y PAN, según palabras del subsecretario de salud Hugo López-Gatell. (https://youtu.be/TIpkrge0qV0).

    Ahora que se desató el debate por la llegada del grupo de facultativos caribeños, ¿la mencionada médico y sus amigos se preguntarán si esta deficiencia y subsecuente crisis de salud se podía evitar, si la oposición hubiera hecho un mejor trabajo?, ¿se da cuenta que sus palabras ahondan en el discurso de discriminación, xenofobia y clasismo, promovido por el PAN? ¿Tendrá 200 mil amigos para cubrir todas las plazas que hacen falta en México en el campo de la medicina?

    Es completamente equivocado pensar que el pueblo de México odia a quienes han considerado héroes durante toda la pandemia; resulta increíble creer que a políticos de la derecha mexicana, de súbito, les nazca amor por los profesionistas que ellos han hecho menos. Parece curioso que personajes como la protagonista de dichos videos, se deslinden reiteradamente de partidos políticos, a pesar de que se ha descubierto que sus conocidos, amigos y/o pariente (en este caso), son o han sido parte del problema en lugar de ser parte de la solución. Al final, los hechos dejarán ver quien habla con argumentos y quien lo hace por interés y conveniencia.

  • Los que se creen de la moronga azul

    Los que se creen de la moronga azul

    Hace unas semanas, durante su ya tradicional conferencia mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo referencia a esta expresión, después de que un grupo de comunicadores y pensadores de oposición convocaran a una marcha para pedir no votar en la revocación de mandato, planeada para el pasado 3 de abril, la cual contó con una participación reducida de simpatizantes. En dicho acto de comunicación a la ciudadanía, el mandatario expresó que, si bien no es un grupo representativo de toda la sociedad mexicana, los seguidores de dichos personajes de derecha, sí se sienten identificados con los ideales que estos representan. Pero, ¿cuáles son? Aquí unos ejemplos:

    Sin duda, anhelan pertenecer a ese 1% de la población en México dueña de medios de trabajo, cuyos ingresos suman más de la mitad del poder adquisitivo del resto de todos los mexicanos. Algunos de ellos tienen la posibilidad de estudiar en las mejores universidades del país y tal vez del mundo -con becas de por medio- y a pesar de ello, cometen faltas de ortografía, usan frases incongruentes y sus reclamos carecen de lógica. Se burlan si no hablas inglés, pero no son capaces de articular un buen discurso en español o una pancarta que sea inteligible.

    Su fuerte no es el amor a México. De hecho, en algunos casos, sus raíces no tienen nada que ver con lo mexicano y se jactan de ello y lo que aman de vivir aquí es poder explotar, tanto recursos como mano de obra, para incrementar el dinero en sus arcas. Algunos ni siquiera conocen bien el himno nacional.

    Su fuerte no es ayudar al que menos tiene. Durante años se aliaron a la clase política para obtener ganancias al margen de la ley y mantener una pobreza sistémica, que tuvo como consecuencia que generaciones completas de connacionales no tuvieran la posibilidad de salir adelante mediante estudios o trabajo bien remunerado.

    Su fuerte es tergiversar, dividir, provocar encono entre la gente, repitiendo lo que dicen los medios de comunicación. Les molestan los que menos tienen, pero sin ellos, sus negocios se vendrían abajo, sus casas permanecerían sucias y sus autos en las cocheras. Los prefieren pobres, sumisos e incultos porque de no ser así, ¿a quién van a mandar? Su fuerte es hacer creer que, por nuestras posibles diferencias, somos enemigos.

    Desde luego, no todos son así. Están quienes son buenos ciudadanos, buenos patrones, aquellos que contribuyen al crecimiento del país y al empoderamiento del trabajador, los que se hartaron de la corrupción. Los hay quienes han pensado más allá del discurso de discriminación y odio presente en televisión y radio, patrocinados por el mencionado 1%. Lo cierto es que, para el resto de la sociedad mexicana, el hartazgo que encaminó el cambio en el rumbo político del país, tiene más que ver con un enfoque de acción del gobierno que llegue hasta los que más necesitan.

    El pueblo en general no ve como algo malo tener más de lo que ya se tiene, siempre que esto no signifique oprimir al necesitado. Nadie quiere apoderarse del fruto del trabajo del otro, mientras dicho fruto se haya obtenido de manera digna. La gente quiere que existan más fuentes de empleo, después de todo, son indispensables para que la economía fluya, siga su curso, pero también quieren condiciones de trabajo justas, un sueldo aceptable y un trato decente con su patrón, que vaya más allá del clasismo y racismo. Entender lo contrario, lo que ideólogos, pseudo intelectuales, políticos y comunicadores en la oposición pregonan, es el principio real de la polarización, porque detrás de ellos tienen a seguidores que fanatizan, a los que exacerban el odio, haciéndoles creer que la inmensidad del pueblo busca quitarles todos sus privilegios. Nada más lejano a la realidad.

    Mientras ese grupúsculo de seguidores de la oposición permanezca cegado por la cólera que sus propios líderes les generan, seguirán saliendo a las calles a marchar sin saber muy bien porqué, continuarán haciendo ridículos en redes sociales y lamentablemente, vendrán más ataques a personajes de izquierda. Después de todo, esa es la función real que buscan de ellos, quienes manejan las riendas económicas y políticas de la oposición: cegarlos de ira para defender sus intereses, mientras les hacen creer que son los de la moronga azul.

  • La dignidad recobrada

    La dignidad recobrada

    Desde que en México se luchó para convertir un virreinato en nación, hace aproximadamente 200 años, se han sufrido distintas vicisitudes que llevaron a su población a padecer adversidades; sin embargo, si volteamos a ver los hechos que sentaron las bases de la que sería la independencia de la corona española, podemos rescatar algo que ha sido constante en la construcción de nuestro país: el carácter y la tenacidad de nuestro pueblo.

    Es sabido que durante centenas de años, hemos soportado saqueos, invasiones o traiciones de gobernantes que se suponía debían velar por los intereses de sus representados. Tan solo con hacer un recuento de los últimos 50 años, la constante ha sido tener gobiernos opresores, asesinos y entreguistas; basta recordar la matanza de estudiantes en el año 68 a manos de militares, bajo el mando de Gustavo Díaz Ordaz o más recientemente, la desaparición de normalistas en Guerrero durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, teniendo lugar entre ellas, la gran crisis que dejó el gobierno de Carlos Salinas, la depreciación que tuvo la moneda mexicana al extremo de perder tres ceros y el debilitamiento de paraestatales de manos de Felipe Calderón para favorecer a particulares, como lo fue el caso de las empresas mineras.

    La poco honrosa reputación que dejaron gobernantes y partidos que hoy conforman la nada digna oposición política, parecían eternas en un país donde crecían las arcas de los amigos y compadres de gobernadores y presidentes, mientras los bolsillos de la gente de a pie estaban cada vez más vacíos; saqueados. Pese al recuento de las adversidades, en un mar de corrupción y complicidad, el temple del pueblo le ha permitido sobreponerse a las tempestades; la fe de que las cosas pueden cambiar, lo llevaron a pensar en alternativas, la última de ellas ocurrida en las elecciones federales de 2018. El pueblo, entonces, legitimó con su voto un gobierno distinto, enfocado hacía los más necesitados, hacia los olvidados del sistema que gobiernos anteriores se negaron a ver, hacia un dirigente que planteó “primero los pobres” y lo ha cumplido a cabalidad.

    Pareciera estar por demás hacer el recuento de logros de la llamada 4a. Transformación de la vida pública del país, como la ha denominado el Presidente Andrés Manuel López Obrador, pero independientemente de haber negociado con empresarios un aumento de sueldo que en sexenios anteriores parecía imposible, de concretar la pensión universal para adultos mayores que ya gozan poco más de 9 millones de mexicanos y la extraordinaria labor para atender y vacunar a la población mexicana frente a una pandemia que tomó a todos los gobiernos y economías por sorpresa, tal vez el mayor logró de este gobierno sea el devolver al pueblo el poder, un poder que jamás debió perder desde un principio y anhelamos no volver a entregar: el poder de decidir qué gobierno queremos, cuándo y bajo qué condiciones, el poder de controlar a quiénes queremos para que hagan valer la ley, sin romperla.

    Los ejemplos más reciente sobre el tema son el apoyo de poco más de 16 millones de personas para rechazar la revocación de mandato hacia el presidente, a pesar de los obstáculos creados para la misma por el propio INE (https://www.sinembargo.mx/04-03-2022/4136821) y las muestras de rechazo a diputados de PRI, PAN y PRD, después de que votaran en contra de un proyecto de reforma en materia energética, que suponía beneficios para toda la población -primero para los pobres-, y que en su lugar, al no alcanzar mayoría calificada, dejó la puerta abierta para que las compañías privadas extranjeras se sigan beneficiando de las leyes a modo que dejó impuestas el gobierno de Peña Nieto. En el último caso, los legisladores en cuestión se alzaron en festejos y burlas contra sus pares morenistas, del presidente y hasta de la gente (https://www.sinembargo.mx/17-04-2022/4164962), pero olvidan que en 2022 y 2023, se celebrarán elecciones para gobernador en 8 estados, entre ellos 2 bastiones priístas: Hidalgo y Estado de México, que viven un hartazgo popular debido a las precarias condiciones en materia de seguridad y empleo y que pueden perder la hegemonía tricolor.

    A falta de poco más de 2 años para que termine el ejercicio del presidente López Obrador, aún nos falta ver qué otras obras se puedan concretar, ver que se establezcan más gobiernos de izquierda que abran los brazos a la gente en lugar de dar la espalda y que el pueblo consolide ese poder para elegir a representantes que sean dignos, manteniendo la observancia en sus actos. La época de obedecer sin cuestionar, de mantener virreinatos, de dejarse intimidar ante un mal gobernante ha pasado y gracias a la 4a transformación y al presidente, podemos sentirnos dignos de un gobierno cercano, de un gobierno para todos. ¡Por el bien de México, primero los pobres!