Categoría: René González

  • Que la Cuarta Transformación llegue a Nuevo León

    Que la Cuarta Transformación llegue a Nuevo León

    La Cuarta Transformación debe llegar a Nuevo León en los planos de los gobiernos estatal y municipales. El maravilloso, pujante, emprendedor y trabajador pueblo regio merece más. La mayor parte de los municipios que conforman la Zona Metropolitana de Monterrey parecen haberse quedados atrapados en el tiempo, con largas filas de personas esperando a veces horas un camión para llevarlos al trabajo, sin para buses al desamparo del extremoso calor; además los camiones de transporte público en su mayoría carecen de aire acondicionado y mantenimiento mínimo. Es inimaginable que una megalópolis conformada por 13 municipios solo cuente con solo 3 líneas de Metro. Un joven estudiante que vive en Apodaca o en Guadalupe en el mejor de los casos invierte dos horas de ida y dos de vuelta para llegar a Ciudad Universitaria.

    Con el Monterrey boyante e industrializado que se enclava en algunas colonias de la Zona Metropolitana, contrasta un cinturón de desigualdades cada vez mayores en los municipios que lo rodean, caracterizados por la ausencia de servicios básicos como iluminación y mantenimiento de calles y banquetas, sin transporte público limpio y seguro, y desde hace dos años con crisis cada vez más recurrentes y graves de acceso de agua para consumo humano. Las proyecciones estiman que de los 5.7 millones de habitantes que el Censo del INEGI contabilizó en un 92% en los 13 municipios de la Zona Metropolitana de Monterrey, en 2030 -de continuar la inercia actual- podría llegarse hasta los 10 millones de habitantes en el área.

    El abandono de los regímenes neoliberales al pueblo de Nuevo León ha sido una constante, hayan llegado al poder por las desprestigiadas siglas del PRI, PAN, MC o supuestos “independientes”, coloquialmente se le conoce como el MCPRIAN. Un ejemplo, el Hospital Universitario, que es una noble institución que atiende a los más vulnerables, por las maniobras de los gobiernos estatales recibe el mismo presupuesto que en 2010, pero atiende el doble de pacientes que hace 13 años, un gran porcentaje de ellos que tienen que desplazarse desde la periferia para recibir atención, pues además ha habido oídos sordos para los planes de crear subsedes del hospital en las regiones de la ZMM.

    En Nuevo León residen los sectores del poder económico -que abierta o soterradamente-, han financiado el golpismo contra el presidente Andrés Manuel López Obrador y la Transformación de México que encabeza, pero este laboratorio de la politiquería -que ha desplegado grupos como FRENAAA-, se ha topado con una realidad cada vez más evidente, que el pueblo de Nuevo León ha constatado; que es el gobierno federal de AMLO quien realmente está a la disposición de servir para aliviar crisis como la del agua. Las obras de la presa Libertad, del acueducto de El Cuchillo II, y los fondos para incrementar dos líneas del Metro dan muestra de ello, además del aumento del presupuesto federal integral para Nuevo León en 2023.

    La política de Bienestar que se aplica en el plano federal y que bajo un enfoque de derechos sociales beneficia a adultos mayores, estudiantes de bachillerato, personas con discapacidad, jóvenes que construyen su futuro, niños en situación de vulnerabilidad, por mencionar algunas líneas de acción, significan un faro de esperanza para un pueblo muy golpeado por gobiernos locales y municipales paralizados por la corrupción y la simulación. Por ello el contraste es nítido, ante un MCPRIAN cada vez más ensimismado en las disputas encarnizadas entre sus facciones y que se olvida de atender los problemas de la gente, el movimiento transformador que se identifica en el obradorismo representa un camino del todo nuevo.

    El Plan C que ha sugerido el presidente López Obrador es una necesidad vital para el renacimiento del otro Nuevo León, “la mitad del pueblo no va a poder dormir tranquila mientras la otra mitad tenga hambre” como solía decir Lula da Silva, es necesario ganar la presidencia, pero también las mayorías legislativas en el Senado, la Cámara de Diputados y el Congreso local, así como los ayuntamientos; para reorientar y transparentar el presupuesto público y ponerlo al servicio del pueblo. Que la Pensión Universal para Personas con Discapacidad sea universal en Nuevo León como los es ya en 23 estados del país, que el programa Mi Beca para Empezar que apoya económicamente a los niños de preescolar, primaria y secundaria como un derecho asociado a la educación también se aplique en Nuevo León, que haya suficientes líneas de metro y nuevas universidades gratuitas y de calidad; que se garantice el derecho al agua antes que otros intereses; entre otros anhelos que parecerían una utopía pero que ya se implementan en otras latitudes del país. Es un imperativo ético organizarnos, no vivimos en una isla ajena a los vientos de cambio. Que la Cuarta Transformación llegue a Nuevo León.

  • Siempre el Che

    Siempre el Che

    Ernesto “Che” Guevara es uno de los muertos incómodos para los oligarcas de América y del mundo entero que le siguen temiendo aun cuando el comandante ya trascendió el plano terrenal. El rostro retratado por Alberto Korda del joven guerrillero eterno, es el icono por excelencia de la utopía, -aquella estrella en el cielo que hace caminar a todo ser rebelde contra cualquier tipo de injusticia-.

    La mirada del “Che” Guevara buscando el horizonte simboliza la idea de un mundo mejor, la esperanza de los explotados y los desposeídos por transformar la realidad adversa; por ello la médula de los inconformes tiene en el heroico Comandante de origen argentino un santo laico, y las posibilidades de la revolución desde abajo -que en el caso del pueblo cubano se llevaron a buen puerto-, son un poderoso mensaje a las nuevas generaciones, mensaje que las elites de todas las latitudes quisieran enterrar.

    No es casualidad que en la víspera del aniversario luctuoso de Ernesto Guevara de la Serna este 9 de octubre, el alcalde Jorge Morán de la localidad de Chalchuapa, El Salvador, ordenó retirar un monumento de Ernesto “Che” Guevara, ubicado en las cercanías del sitio arqueológico El Tazumal, en la región donde había sido construido por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) durante su gestión. El alcalde que cometió este atentado contra la memoria histórica, es integrante de la fuerza política del presidente salvadoreño Nayib Bukele. Con actos reprobables como tirar un monumento y negar la sabiduría popular, desde las viejas elites de poder y los alfiles de la defensa del status quo, se reavivan las acusaciones de “violento” y “comunista” contra el Dr. Guevara, sin advertir el contexto y los verdaderos alcances de quienes no tuvieron otro camino más que recurrir a la revolución para terminar con el dolor, el despojo y el sometimiento cruel de pueblos devastados por el capitalismo voraz.

    El mejor periodista del siglo XX, Ryszard Kapuściński en una respuesta memorable sobre la validez o no de la opción por lucha armada en América Latina, pone en contexto la actitud que inspiró el ejemplo de este médico que devino en guerrero eterno, para generaciones sucesivas de jóvenes revolucionarios: 

    Este principio de honestidad moral es un rasgo característico de la izquierda latinoamericana. También es causa de sus frecuentes derrotas en la política y en la lucha. Pero hay que intentar entender su situación. Todo joven latinoamericano crece rodeado de un mundo corrupto. Es el mundo de una política hecha por y para el dinero, de la demagogia desenfrenada, del asesinato y el terror policial, de una plutocracia implacable y derrochadora, de una burguesía ávida de todo, de explotadores cínicos, de arribistas vacuos y depravados, de muchachas empujadas a cambiar fácilmente de hombre. El joven revolucionario rechaza ese mundo, desea destruirlo, y antes de que sea capaz de hacerlo, quiere contraponerle un mundo diferente, puro y honrado, quiere contraponerle a sí mismo.”

    Este 9 de octubre se cumplen 56 años de la emboscada al Che en las orillas del río Ñancahuazú, su detención en la quebrada del Yuro y su ejecución en un salón de escuela de La Higuera, de dónde postrado data su última fotografía. Ernesto Guevara cayó en su última campaña mientras intentaba organizar un nuevo foco insurreccional para la liberación de los campesinos, los indígenas y los pobres de Bolivia; desde entonces se sabe que el día que mataron al Che siempre lloverá, y una estela de infinita tristeza cruza las calles y patios de América Latina como recuerdo de esa mala hora para la gente humilde y trabajadora desde la Tierra del Fuego hasta el río Bravo.

    Pero si su muerte fue un duro golpe auspiciado por la CIA estadounidense y operado por el régimen dictatorial de general Rene Barrientos, su legado permanece en las lecciones que él mismo encarnó sobre el Hombre Nuevo -que prefirió seguir luchando en el Congo y en Bolivia antes que derretirse en las mieles del poder temporal y de los cargos públicos-, pues el “Che” Guevara hizo de su propia existencia una fuente de la que abrevan todos aquellos que sueñan y luchan por mundos mejores, dónde más allá de logros individuales, subiste el ideal de la utopía colectiva que es la justicia para los humillados y condenados de la tierra por el afán de lucro y poder. Siempre el Che.

  • Rockdrigo, historia de la no historia

    Rockdrigo, historia de la no historia

    En la tradición contracultural mexicana Rockdrigo González es un sacerdote, que sigue pontificando creatividad, desparpajo e irreverencia a través de sus letras y música. Cada 19 de septiembre el recuerdo trágico de los sismos, nos trae como una ola de mar que regresa cada año al mismo y exacto lugar, el recuerdo también trágico del cantautor que fue sepultado y paradojicamente catapultado por los escombros del destino. 

    En una idea más amplia el propio Rockdrigo bautizó a la aldea de personajes, urbanohistorias y canciones con alma de poesía, como “la historia de la no historia”, erigida desde la periferia de los gustos establecidos por la parafernalia consumista que domesticó al rock con afanes industriales y mercantiles, y no sólo desde afuera de esos círculos, sino desde abajo, al ras de los caminos del subterráneo del México profundo y verdadero.

    Por eso Rockdrigo no es un músico, sino también un cronista y un ideólogo historicista, cuya obra contenida apenas en unas cuantas cintas magneticas que persisten más allá de las banalidades del tiempo, y que con el paso de los años y las modas no solo no se olvida sino que regresa con nuevos y mayores epicentros, pues cada rola del profeta del nopal parecería una brecha por la cual nos pide -desde la memoria- seguir trazando nuevos caminos musicales.

    La historia de la no historia, “de los pueblos sin sentido” versa Rockdrigo, es precisamente esa historia olvidada, cotidiana, muy incomoda para el poder, alumbrada por personajes como la ama de casa un poco triste, el perro en el periférico o el asalariado. Por ello quizá dentro de sus presentaciones en su corta y vigorosa existencia, el músico se le recuerda por tocar en cárceles habitadas por el placer del asalto chido.

    No está nada mal que sea costumbre o lugar común hablar de Rockdrigo en el contexto del doloroso 19 de septiembre, pues lejos de morir en el plano físico, el compositor tamaulipeco parece haber sido parido por esa vieja ciudad de hierro que lo cautivó y que lo hizo suyo para situarlo en la estela de la inmortalidad, y no es casualidad que la víctima más presente, y, un símbolo de las miles de víctimas del desastre natural combinado con la negligencia gubernamental, sea un chavo bien chilango, que llego de “fueras” y que con una guitarra de palo fue componiendo una ciudadela de historias e himnos mientras caían al bolsillo algunas monedas de transeúntes y asiduos a bares semi clandestinos de la añorada década de los ochenta.

    Rockdrigo no se propuso convertirse en una leyenda, un mito urbano (era más bien moto decían), en un santo laico de músicos callejeros de metros, troles o los temibles microbuses, sino fue la mismísima Coatlicue quien lo elevó al altar de las conexiones con el universo creador, nuestro Jim Morrison no murió de congestiones alcohólicas con champán o wihsky, sino de un pasón de cemento. Rockdrigo no se propuso ser una estatua de bronce en el Metro Balderas, pero quizá con una sonrisa sardonica mire desde el infierno que incendia, las miles de personas que no lo voltean a ver cuando transitan como autómatas del trabajo al hogar, y del hogar al trabajo, pues, no tienen tiempo de cambiar su vida. 

    Que le dice Rockdrigo a los más chavos, llanamente que hay otros caminos culturales ajenos a los establecidos por el status quo, y que vienen a contradecir los intereses mercantiles que han masificado y estandarizado la música para rebajar la alegría de crear y el sueño de inspirar a la estulticia de las letras del Reguetón, y no lo expresa desde la moralidad barata, sino desde la misma vida en la calle.

    Que maravilloso que Rockdrigo no suene en la radio comercial ni en la televisión convencional, que subsista primero desde el casete que roló de mano en mano, como la humedad filtrándose desde los puestos del Chopo callejero y ahora hasta en el Spotify. 

    Hoy Rockdrigo es el abuelo, el tío, el padre, el manto glorioso y protector de quienes ejercen su libertad de pensamiento, desde la música huapango- blues- rock, es el cimiento de quienes no sacrifican sus principios e ideales en aras del egoísmo y el individualismo trepador. 

    “Esta es una historia/ Como un piso remonsado/ Como un viento inconsciente…”

  • Salvador Allende en la memoria del obradorismo

    Salvador Allende en la memoria del obradorismo

    “Compañero Salvador /Allende el niño/ 
    Allende el hombre / Tú regresaras en cada nombre…” 

    Disculpen que hable a título personal pero evoco una canción interpretada por algún irreverente trovador de los años ochenta en el Jardín Borda de Cuernavaca, cuya letra fue afamada por Oscar Chávez en 1975; letra que sintetizaba los sentimientos de nuestra generación participe de los movimientos sociales del cambio de siglo, y que en los años más tardíos del milenio padecía la desolación de estar “tan lejos de Dios y tan cerca del Imperio”.

    Descubrir que en un país del sur de la Patria más grande latinoamericana, existió en Nuestra América un presidente socialista al pie de la cordillera de los Andes, que había llegado al poder por la vía electoral y pacífica, significó una luz infinita ante la pesadumbre de estar condenados a la vecindad con el gobierno más capitalista, intervencionista e imperialista del mundo, más cuando la caída del Muro de Berlín supuso falsamente “el fin de la historia”, y la preponderancia de un mundo unipolar en plena década de los noventas.

    Pero ahí estaban las gafas rotas de Salvador Allende, tiradas y quebradizas tras el asalto militar solapado por la CIA al Palacio de la Moneda, donde el 11 de septiembre de 1974 perdió la vida el legítimo Presidente del pueblo hermano chileno. Esas gafas que son los lentes de otra mirada del mundo, de otras posibilidades para acabar con la terrible explotación del hombre por el hombre, esas gafas y el rostro de ternura y a su vez de firmeza que presidían potentes discursos para llamar a la liberación de los pueblos, la emancipación de los trabajadores por ellos mismos y el compromiso de los estudiantes con los menos favorecidos.

    Entonces con su muerte en manos de la mezquindad de los oligarcas locales, y la ruindad de los invasores norteamericanos, por la congruencia de ideales y acciones en su existir hasta el final, Salvador Allende se ha convertido en un símbolo para todo el continente, un verdadero faro de esperanza, trascendiendo la muerte desde todos los actos de su vida como médico cirujano, diputado, senador, ministro y  militante de la  izquierda socialista chilena.

    Las banderas rojinegras con el rostro de Allende y sus características gafas, el nombre de decenas, quizá cientos de colectivos estudiantiles, comunidades de base, organizaciones sociales, frentes de trabajadores y otros espacios de lucha popular y colectiva, condujeron a convertir la figura de este Salvador chileno en un sinónimo de resistencia y sed de justicia para las mejores causas de la izquierda en América Latina.

    La vía democrática al socialismo fue la utopía inaugurada por ese gigante llamado Allende. Su caminar político le implicó militar desde que era estudiante universitario en contra de la dictadura del militar Carlos Ibáñez del Campo. Más tarde, como joven trabajador de la salud que superaba la pérdida de su padre, participó fundando el Partido Socialista de Chile en 1933.

    La política de alianzas entre las organizaciones de izquierda lo lleva a presidir el Frente Popular, al que se integran los socialistas; llegando a desempeñar su primer cargo de elección popular como diputado en 1937, escaño que dejó en 1939 para integrarse como ministro de salud en la presidencia de Pedro Aguirre Cerda. Pero los conflictos al interior del Frente Popular y luego dentro de su propio partido, lo llevaron a convencerse de la necesidad de una política de alianza con el Partido Comunista. 

    Siendo senador desde 1945, emprende su primera campaña por la presidencia de Chile en 1952 en la que consigue un magro 5.45% de la votación. Pero su constante participación en la vida pública lo llevaron a repetir esa candidatura en 1958 y 1964, avanzando en porcentajes y convenciéndose más de la necesidad de aglutinar a las fuerzas de izquierda bajo un proyecto común, que no negara sus particularidades.

    En 1969 los partidos Socialista y Comunista convocan a conformar la Unión Popular (UP) sumando a 4 partidos más de todas las tendencias de izquierda. Sorteando dificultades dentro de su propia organización logra ser nominado a su cuarta elección donde tampoco figuraba como el favorito, pero lograba superar por menos de 2 puntos porcentuales al candidato de la derecha. Siendo un resultado tan apretado, su designación es votada por el pleno de Congreso quien lo elige por mayoría de votos.

    Este intricado camino para alcanzar la presidencia en noviembre de 1970 no puede perderse de vista, cuando en nuestro presente presenciamos que las nuevas fuerzas de derecha de todo el continente siguen apelando al miedo de las clases más despolitizadas para descalificar cualquier alternativa al orden dominante impuesto para beneficio de las minorías económicas y sus sequitos que les lavan la cara.

    Y es urgente volver a afirmar que Allende nunca rompió la institucionalidad democrática en los 1000 días que ejerció legítimamente la Presidencia de Chile, siendo ratificado su proyecto por el pueblo en las elecciones intermedias de marzo de 1973 cuando alcanzó el 43.5% de los votos en la cámara, que lo brindaron de los intentos de la derecha por destituirlo.

    La opción que tomaron sus detractores fue echar a andar el golpe militar bajo auspicio de la CIA que se concretó con el bombardeo a la sede de gobierno el 11 de septiembre de 1973. La fecha que quedó marcada con sangre en la memoria del pueblo chileno dio la pauta a una dictadura militar de 17 años que fue justificada por las fuerzas tradicionales de derecha, las oligarquías económicas y los medios de comunicación quienes ayer como ahora, justifican los crímenes perpetrados en una supuesta intransigencia de Allende.

    Hoy la felonía se repite cuando se pretende culpar a las víctimas de las dictaduras. La vieja y nueva derecha latinoamericana acude al negacionismo para evitar que se castiguen a los torturadores y ejecutores de una política de exterminio contra los opositores políticos; o pretende relativizar sus crímenes en una supuesta polarización de la sociedad que ellos mismos administran. 

    Nuestro deber no solo es mantener la esperanza en tiempos oscuros, sino más aún difícil, mantener la brújula de la memoria y el sacrificio de los caídos que no presenciaron el futuro que seguimos construyendo.  

  • Chile en el corazón

    Chile en el corazón

    El país más austral del continente americano por mucho tiempo fue un gran desconocido para la mayoría de los mexicanos. Un Pablo Neruda que como diplomático conoció y amó nuestro país durante los años de la Segunda Guerra Mundial, evocada en sus memorias la extrañeza que aquí producía el nombre indígena de Chile, por las connotaciones culturales de la palabra en estas latitudes de Mesoamérica. 

    Pero el nombre de estas tierras remotas remite a los orígenes indígenas de uno de los extremos donde el Wallpapu de los mapuches se tocaba con el Tawantisuyu de quechuas y aymaras. A inicios del siglo XIX, Chile fue una más de las repúblicas americanas en que se fraccionaron los virreinatos y capitanías coloniales, convirtiéndose en territorios en disputa para las nuevas hegemonías, primero inglesa y luego norteamericana.  

    A fines de la revolución mexicana, una de las intelectuales chilenas más ilustres, la escritora y pedagoga Gabriela Mistral, tienen la oportunidad de colaborar por invitación de José Vasconcelos, en el diseño de la nueva política educativa que cumplió los ideales de justicia social plasmados en el artículo 3 de la Constitución mexicana. Sus aportes en educación indígena y su postura de vanguardia en torno a la educación de la mujer siguen teniendo presencia en una verdadera educación pública que logró masificarse en el México del siglo XX.

    Una influencia igual de profunda en el campo cultural de los años 40 y 50, fue la que el mismo Neruda ejerció sobre los intelectuales mexicanos en plena disputa contra el fascismo e inicios de la campaña anticomunista en América Latina. Porque desde los años de la utopía cardenista, nuestro país se convirtió en el destino natural para todos los perseguidos políticos y exiliados del mundo. Y fueron las continuas tragedias sociales las que terminaron de acercar nuestras distantes geografías en un proyecto común de liberación para los pueblos del continente.    

    Al triunfo de la Unidad Popular en Chile en 1970, el proyecto encabezado por el doctor Salvador Allende Gossem en su cuarta candidatura presidencial, supo conjuntar a todas las fuerzas políticas de izquierda encabezadas por los partidos socialistas y comunistas chilenos. En medio de efervescencia de los movimientos armados revolucionarios en todo el continente, en Chile se ensayó una opción democrática para instaurar una sociedad socialista por la vía de las urnas. 

    A fines de noviembre de 1972, el presidente chileno visitaba México siendo recibido por multitudes en la capital que lo vitorearon como legítimo representante de las luchas de liberación en América; pero fueron sus fuertes palabras, en un memorable discurso en la Universidad de Guadalajara, donde exhortó a la juventud mexicana a cumplir su papel histórico poniéndose del lado de los sectores populares, la huella que quedó en la conciencia de los estudiantes que ahí lo escucharon.   

    Por eso, la noticia del golpe de Estado ejecutado por el ejército chileno como conclusión de la campaña continua de desestabilización social y económica auspiciado por la CIA, y ejecutado por la oligarquía chilena a menos de un año de esta visita, dejó una fuerte impresión en la conciencia de los mexicanos, que valoraron la eterna dignidad de nunca renunciar a la presidencia y enfrentar la muerte antes que ser sometido por un ejército traidor.

    Uno de esos estudiantes fue el joven Andrés Manuel López Obrador, que, desde la Casa del Estudiante Tabasqueño en la colonia Guerrero de la capital, participó en la redacción de un manifiesto condenado el golpe de Estado que cegaba la vida de un presidente legítimo, marcando el inició de una de las dictaduras más sangrientas por el número de ejecutados y desaparecidos políticos. 

    Ese sacrificio marcó la subjetividad de todas las generaciones de mexicanos que fueron conviviendo con los cientos de exiliados chilenos que lograron escapar del régimen criminal sostenido por Augusto Pinochet. Ellos se hicieron uno con la sociedad mexicana en los espacios donde se integraron y no dejaron de denunciar desde nuestro país los crímenes de la dictadura. Y México como en otros tiempos, con su gobierno, pero sobre todo en su población, supo mantener una digna postura de solidaridad con los perseguidos rompiendo relaciones con el gobierno golpista.  

    Este fue el doloroso parto de la cercana relación que muchos mexicanos, tal como sucede con nuestro presidente, hoy sentimos con el dolido pueblo chileno. AMLO visitando Chile en el 50 aniversario del golpe, hace un homenaje no solo al sacrificio de un enorme dirigente sino a todos los chilenos que poco a poco van dando los pasos que Allende anunció para cuando vuelva el tiempo que se abran las grandes alamedas por donde no dejan de pasar los pueblos libres. 

  • 5° Informe. Transformación en marcha  con AMLO

    5° Informe. Transformación en marcha  con AMLO

    Por el bien de todos, primero los pobres. Hoy día 12 millones de adultos mayores reciben la Pensión Universal que es, gracias a la obra colectiva del pueblo organizado: un derecho social universal y constitucional. Andrés Manuel López Obrador representa el fenómeno político más conmovedor e importante del México contemporáneo y su gestión ha marcado el despertar del siglo XXI, precisamente por la reconstrucción del Estado Democrático de Bienestar.

    La economía nacional está creciendo, el peso mexicano es la moneda que más se ha fortalecido en el mundo con relación al dólar, no se trata de un milagro, sino muestra una de las diversas implicaciones positivas de tener un dirigente del país anclado a la izquierda, la honestidad y el amor al Pueblo. El combate a la corrupción ha dado frutos económicos, pues “no faltaba dinero, sino sobraban saqueadores”.

    Gobernar con honestidad ha tenido logros muy concretos, el dinero que antes se iba por el caño de la corrupción, o que beneficiaba a pequeñas elites del capitalismo de compadres, que no pagaban impuestos y que hacían negocios redondos al amparo del poder, hoy -sin aumentar o establecer nuevos impuestos- ha permitido que 12 millones de estudiantes de familias pobres, tengan becas desde preescolar hasta posgrado; también ha servido para la entrega de presupuesto de manera directa a sociedades de madres y padres de familia para el mantenimiento de 132 mil escuelas públicas, del programa La Escuela es Nuestra, o para la creación y operación de 200 nuevas universidades del sistema Benito Juárez, ubicadas en regiones marginadas de 31 estados, con mil 393 maestros y maestras y 62 mil 775 alumnos; por poner solo algunos ejemplos de las evidencias de que otro camino sí ha sido factible.

    Este 1° de septiembre el presidente Andrés Manuel López Obrador ha entregado desde Campeche su 5° Informe de Gobierno, ataviado de sonrisas por las misiones cumplidas y poniendo plazos fijos a la tareas por concluir, como el tren bautizado como “El Insurgente” de Toluca a Ciudad de México, o el Tren Maya que conectará 1554 kilómetros de cultura, gastronomía, y bellezas naturales del México profundo del sureste en este mismo diciembre de 2023. No hay automplacencia, sino rendición de cuentas y el reconocimiento a las mujeres y hombres libres que han sostenido la transformación en marcha. 

    Lejos de las parafernalias de los tiempos del presidencialismo del rancio PRI, el Informe se presentó desde una sobria pero cálida ceremonia en Campeche, donde se refrendó a propios y extraños que “entre todos y desde abajo, hemos logrado reducir la pobreza y la desigualdad, algo que no ocurría en México desde hacía décadas. Tanto la información dada a conocer por el INEGI, como la del CONEVAL coinciden en que de 2018 a 2022 la reducción de la tasa de pobreza fue de 5.6 por ciento, al pasar de 41.9 a 36.3, esa fue la reducción en pobreza…”

    En los años del neoliberalismo, las ceremonias del “Informe” eran conocidas como el Día del Presidente, la adulación de los medios convencionales no conocía límites, a la orden del señor presidente se alineaban en cadena nacional, la escenografía no mostraba las realidades del país, y el triunfalismo era recubierto con miles de militares con traje y casquete corto que tomaban la ciudad y el centro histórico para que los aplaudidores de la intelectualidad orgánica y el corporativismo acarreado presentaran sus loas. 

    Los tiempos han cambiado, es ahora el pueblo organizado el que dé voz y voz, y constatando la realidad de los cambios que han llegado hasta la mesa de cada hogar, los que defienden y difunden el proyecto de Transformación ante la desinformación y la manipulación de los medios convencionales que ahora son virulentos críticones (lo cual están en su derecho), no obstante que antes callaban como momias los verdaderos excesos y abusos de las elites de poder. 

    En el contexto político de cierre de un ciclo, donde nuestro dirigente está a punto de entregar el bastón del movimiento, cobra aún mayor sentido el Informe presentado, pues el umbral es alto, quizá por ello, las palabras de cierre de su mensaje han sido:

    “Seguiremos caminando hacia los sublimes ideales de la democracia, la democracia verdadera, la justicia, la igualdad, la libertad, la fraternidad y la soberanía. Nada de corrupción, nada extravagancias, nada, cero, nada de autoritarismo, nada de clasismo, nada de racismo, nada de discriminación.”

  • AMLO, Salvador Allende y septiembre

    AMLO, Salvador Allende y septiembre

    El próximo 15 de septiembre viviremos un punto de inflexión entre la nostalgia por las vivencias recorridas desde la emergencia del movimiento obradorista en los años noventa y la apertura de un nuevo camino de posibilidades para la histórica Cuarta Transformación, que es el signo de nuestro tiempo.

    Septiembre está marcado por una agenda de simbolismos profundos en México y América Latina. Cobran relevancia en nuestros días las lecciones de aquel 11 de septiembre de 1973 en Chile, donde hace 50 años fue derrocado perdiendo la vida el presidente Salvador Allende, -precursor de una revolución pacífica que en aquel país también había llegado por la vía electoral-, y que fue tan incómoda por su perspectiva popular (Allende nacionalizó el cobre como un recurso natural a favor de la Nación), para el imperialismo yanqui y la oligarquía local que tuvo como desenlace una interrupción violenta fraguada por militares traidores a su pueblo, para posteriormente imponer la Dictadura de Augusto Pinochet.

    Previamente la derecha impulsada por el intervencionismo estadounidense había construido las condiciones para el golpe de Estado: ante la amenaza del “comunismo” se verificó el calentamiento de calles por mujeres de clases altas que pedían la toma del poder por el ejército, también, usaron a transportistas para generar un paro nacional que implicó desabasto de productos básicos, y detonar la reacción anidada en las universidades que se desplegó contra la reforma educativa de Allende, a través de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica que llamó a defender “la libertad educacional” contra el “instrumento de concientización política del marxismo”, lo que enfrentó a los jóvenes contra otros jóvenes de las juventudes socialistas que apoyaban el nuevo proyecto denominado “Educación Nacional Unificada”. Todo ello sirvió para que clases altas y medias altas solaparan el temerario Golpe, ante la incipiente organización popular que no logró contener la avalancha de ataques desatada en diversos frentes, y presentados tramposamente por los medios de comunicación de la época como una “cruzada contra el comunismo”.

    En México, los días de septiembre han sido emblemáticos desde aquel Grito libertario que dio paso a la insurgencia encabeza por Miguel Hidalgo el 15 de septiembre de 1810; que logró -tras extensos años de levantamientos y revueltas-, la emancipación de la Corona Española y el consecuente nacimiento de una Nación Independiente. Ha escrito Paco Taibo: “No se trató de una asonada, de un golpe militar, una conjura palaciega. En los orígenes, el movimiento independiente fue una terrible y cruenta guerra social, que abrió la puerta a una devastadora guerra, la revolución que duró once años.”

    El 15 de septiembre de 2010, en el Bicentenario de la gesta de Miguel Hidalgo y también de otro Allende (Ignacio), en la mística Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, la ciudad gemela de Tenochtitlan, en el contexto de los tiempos oscuros del sangriento calderonismo, Andrés Manuel López Obrador advirtio: “Venimos a recordar que no fueron los acaudalados los que siguieron a Hidalgo y a Morelos en su rebelión contra la tiranía. Fueron los pobres, los desposeídos, los indígenas y los peones acasillados… El pueblo tomó conciencia y supo que era más fuerte que quienes se creían amos y señores, que podía liberarse y derrotar a quienes lo oprimían”.

    En la esperanzadora época en que las élites corruptas han sido desalojadas del gobierno federal, y se han atrincherado cada vez más con mayor cinismo en el poder judicial, los días de septiembre nos convocan a tener altura de miras, preservar la unidad del movimiento, y resguardar la perspectiva obradorista que ha logrado tener una visión no inmediatista, sino histórica, enfocando los alcances hacia los siguientes diez o veinte años, porque el mundo es un pañuelo y la memoria -sino la cultivamos- se vuelve muy escasa.

    Andrés Manuel López Obrador estará presente en Chile el 11 de septiembre de 2023, en uno de los contados viajes que realizará al exterior del país durante su gestión presidencial, estará ahí para honrar al hombre que perdió la vida por amor a su Patria ante una oligarquía cobarde y entreguista, y que antes de partir aquel aciago 11 de septiembre sentenció: “Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.

    Nosotros estaremos con AMLO el 15 de septiembre en el Zócalo de México, la gran alameda del porvenir, entonces, habrá que mirar más allá del 2024, lograr la hazaña de la unidad popular por la profundización de la Transformación radical a favor de los pobres y desprotegidos; con la sabiduría de un movimiento que ha logrado remontar siempre a traidores y ambiciosos vulgares, pues las lecciones de Salvador Allende, de los pueblos hermanos en lucha contra oligarquías corrompidas, nos han mostrado que el único faro de luz es la concientización y organización auténtica del pueblo.

  • El Che Guevara y el fútbol

    El Che Guevara y el fútbol

    Ernesto Guevara fue un revolucionario internacional. Guerrillero, médico, político, escritor, militante y viajero nacido en Argentina el 14 de junio de 1928, asesinado el 9 de octubre en Bolivia; pero con pasaporte de ciudadano infinito de América Latina.

    Ha dicho Paco Taibo, autor de una de sus biografías monumentales: “el mítico guerrillero tenía prisa por vivir. Siempre estuvo probándose a sí mismo, llevándose al límite, pero no porque buscara la muerte, sino porque quería ver hasta dónde podía llegar”. A pesar de tener asma, el Che buscó también ejercitar el deporte y mantener siempre la condición física que fuera coherente con su vitalidad rebelde.

    El abuelo rojo de los movimientos de izquierda también se probó en el fútbol. 

    En su triunfal paso por Colombia la leyenda del Real Madrid Alfredo Di Stéfano mejor conocido como La Saeta Rubia conoció a un joven llamado todavía simplemente Ernesto Guevara. El futbolista y el joven aventurero -que recorría en aquellos años en una motoneta el cono sur- compartieron unos mates y La Saeta lo invitó a la cancha para verlo en su club “el Millonarios” tras lograr una gran empatía. 

    Después de debutar en River Plate, Di Stéfano jugó entre 1949 y 1953 con el Club de Fútbol Millonarios de Bogotá, Colombia. A la postre tanto Guevara como Di Stéfano nacieron en Argentina, pero se convirtieron en leyendas universales; pero en ese 1952 los contagió el amor a la pelota de futbol. 

    A mediados del siglo XX el futbol ya era una religión en Colombia, en sus diversos ecosistemas siempre había una canchita. No se diga en la natal Argentina del Che, que además de su moto traía ese bagaje en sus charlas cotidianas. 

    Cuando Guevara viajaba por Chile, Perú y Ecuador, posteriormente tomo una desviación no planeada en balsa para cruzar el Amazonas y completar más de once mil kilómetros para llegar a la ciudad de Leticia, en la punta extrema de Colombia. Tenía veinticuatro años y era estudiante de Medicina; recorría los países hermanos con el objetivo de conocer empíricamente las culturas y formas de vida, en momentos de tranquilidad se daba oportunidad de jugar futbol, en la posición de portero que era la más factible debido a su asma.

    Aquel periplo lo realizó Ernesto Guevara con Alberto Granado, quien era un jugador habilidoso y ofensivo. Por venir de la tierra pampera, aunado a su habilidad real para el juego, y su jerga futbolera, ambos lograron recibir dinero para subsistir gracias al fútbol; en Leticia el equipo patrocinado por una fábrica les pagó un poco de dinero por participar en su oncena. Sobre estas historias contó el Che en su diario del viaje. 

    Ya en Bogotá, una de sus prioridades fue conocer a algunos de sus famosos compatriotas futbolistas, hombres que tenían historias que contar sobre la rebelión contra el sistema. Como buenos hinchas del futbol y soñadores de la vida, el Che y Granados se esmeraron en encontrarlos.

    “El 8 de julio, gracias a un contacto y después a otro, se reunieron con Alfredo di Stéfano, que tenía veinticinco años, en el restaurante Embajadores. Le contaron algunas de sus aventuras, y él les contó las suyas. Y, como eran jóvenes compatriotas argentinos lejos de casa, se permitieron cierta nostalgia. ‘Conversamos sobre fútbol, medicina y, como tópico final, de las sierras de Córdoba’, escribió Granado. Di Stéfano tenía un regalo para aliviar la añoranza de sus visitantes, un poco de mate argentino con el que reconfortarse antes de la siguiente etapa de su viaje. También les dio entradas para el partido del Millonarios del día siguiente en el histórico Campín”.

    (Hawkey, 2017).

    Alfredo Di Stéfano se convirtió años después en uno de los máximos jugadores del Real Madrid, sino es que su más grande leyenda del siglo XX; consiguió ganar 8 Campeonatos de Liga de España, 5 Copas de Europa consecutivas, y dos Balones de Oro. Paradójicamente La Saeta padeció un secuestro el 26 de agosto de 1963 por un grupo guerrillero denominado Fuerza de Liberación Nacional de Venezuela (FLNV) en Caracas, Venezuela, pero se dice que fue tratado bien, degustó su menú preferido y charló sobre el Che Guevara con sus captores.

    El Che aún pervive en la historia universal de los disidentes, y también en el fútbol argentino. En Córdoba, Argentina, existe el Club Social, Atlético y Deportivo Ernesto Che Guevara; una entidad deportiva que dignifica la memoria del guerrillero; el homenaje consiste en llevar su nombre y en “promover la integración, para fomentar la solidaridad entre los chicos desde la alegría de jugar al fútbol”, según han dicho sus directivos, pues este club futbolero y guevarista “entra en los barrios donde no cualquiera camina para ayudar a los más jóvenes a escapar de las drogas y el alcohol”.

    *Para mi hija Janis

  • La cruzada contra los libros de texto gratuitos

    La cruzada contra los libros de texto gratuitos

    A menos de un mes del inicio del próximo ciclo escolar 2023-2024 estamos siendo testigos de una nueva arremetida mediática para descalificar el contenido de los libros de texto gratuito correspondientes al nivel básico del Sistema Educativo Nacional. Para dimensionar uno de los logros más tangibles de la Revolución Mexicana, desde 1960 se reparte año con año en todos los rincones del país los materiales de apoyo para maestros y los diferentes libros para niños y adolescentes que tan solo en un año han llegado a sumar 180 millones de ejemplares entregados.

    En esta nueva cruzada confluyen no solamente las viejas organizaciones de la derecha mexicana más recalcitrantes como ha sido la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), que surgió explícitamente el siglo pasado para oponerse al proyecto de educación pública plasmada en el artículo 3° constitucional. Desde entonces, todo lo que les parezca herético a sus integrantes, alejado de sus propios valores conservadores es motivo de condena que los ha llevado a la quema pública de libros como a la que vuelven a convocar.

    Ahora han sumado a su estrategia de guerra judicial por medio de amparos, a los grupos económicos y académicos que por décadas usufructuaron el presupuesto público para elaborar e imprimir los materiales escolares sin ningún escrutinio de la sociedad. Porque desde el establecimiento de un gobierno del pueblo, estos poderosísimos grupos editoriales, más los grupos de intereses creados con el membrete de “sociedad civil” han sacado a sus personeros para descalificar el diseño y los contenidos desde las primeras versiones que se elaboraron de estos materiales, tratando de encontrar el mínimo yerro.

    El más reciente capítulo de esta embestida contra el derecho a la educación de millones de niñas y niños mexicanos, viene desde la segunda televisora privada, en el mismo momento en que el Gobierno de México, reitera que no se le condonarán todos los millones de pesos de impuestos que adeuda a la hacienda pública.  Aunque sea motivo de burla la amenaza teatral de Javier Alatorre sobre la inoculación en los niños del “virus comunista” por medio de los libros de texto, es necesario comprender el fondo de la disputa política que solo resolverá un pueblo de México cada día más politizado.

    Las pobres definiciones que se extienden por las redes sociales, como contenido de memes y chistes repiten que “Capitalismo es comprar cosas” y “Comunismo es cuando no quieres trabajar”. 

    Pero son precisamente estas absurdas simplificaciones las que permiten la manipulación de amplios sectores de clase media que han sido adoctrinados por los medios de comunicación. Burdas sentencias que suman y corresponden con los planes y programas de estudio de todos los niveles que promueven los principios neoliberales bajo el disfraz de la ciencia, la excelencia y la competitividad.

    Lo que el nuevo modelo educativo mexicano promueve es la lucha contra el mito neoliberal que niega la existencia de la sociedad, para pensar exclusivamente en los individuos. Bajo esa ideología que sirve para legitimar la desregulación del mercado, cada persona es responsable exclusiva de su prosperidad, y por lo tanto de su infortunio. 

    Ningún Estado u organización colectiva tiene razón de ser cuando uno asume los principios de la autoayuda o la superación personal como filosofía que lo impulsan a competir con sus semejantes. Cuando los derechos se convierten en mercancías, se legitima la ideología del más fuerte o el más capaz, y se termina por asumir a amplios sectores de la población como desechables. Eso son los verdaderos valores que defienden tanto políticos conservadores, tecnócratas y opinadores de ocasión. 

    Porque los verdaderos educadores, de cualquier signo ideológico, saben que la educación siempre es una actividad política, no politiquería, en tanto ayuda a concretar los modelos de sociedad que todos los días entran en disputa. 

    El bienestar de niñas y niños no puede pensarse separado de una sociedad plenamente democrática, ni asumirse como la renuncia de la propia cultura que nos ha permitido subsistir como civilización. 

  • Salinas de Gortari, y los gestores del odio

    Salinas de Gortari, y los gestores del odio

    La enésima campaña de propaganda negra emprendida por los mismos opositores moralmente derrotados, ha escalado en su apuesta por provocar zozobra entre la población mexicana. Hacer referencia a un magnicidio en nuestro país, es invocar los tiempos oscuros en que las candidaturas presidenciales y las disputas entre los grupos de poder se resolvían a balazos.

    Eran los tiempos de la decadencia salinista. Pero el colmo del cinismo es pretender, por fin tomar revancha de la condena social que existe sobre el salinismo por la sospecha del crimen de su propio candidato, invocando la misma figura de Luis Donaldo Colosio.

    No puede ser casualidad que se trate de los abiertos personeros y empleados del mismísimo Carlos Salinas de Gortari quienes iniciaron esta nueva campaña de provocación en contra de la Cuarta Transformación, vociferando histriónicamente en los medios convencionales de desinformación una condena anticipada al Presidente de México, tan solo especulando sobre un hipotético crimen, que omiten mencionar, del cual solo ellos se beneficiarían. Porque el necesario debate político que requiere una sociedad democrática está siendo envenenado por estos defensores del régimen oligárquico que, ante la ausencia de argumentos, solo alcanzan a transmitir su rencor por haber perdido sus privilegios. Pero no olvidemos que ellos son tan solo la cara visible de los grupos de poder económico que fueron desterrados del saqueo del presupuesto público que sostuvieron por décadas, bajo la ilusión del bipartidismo.

    Frente a la derrota histórica de su proyecto de acumulación basado en privatizaciones y exenciones fiscales. Solo les queda recurrir a fomentar el odio, y crear escenarios de desestabilización política siguiendo los viejos y nuevos manuales de la CIA para provocar golpes de Estado.

    En este escenario no es una exageración del Presidente cuando los llama perversos o fascistas, porque son plenamente conscientes de los demonios que están invocando, a partir de manipular el miedo y los prejuicios de los sectores conservadores de nuestra sociedad.

    México no merece esta criminal oposición. En el pueblo organizado existe la sabiduría pertinente para mantener la cabeza fría y el corazón caliente. El movimiento obradorista ha sido, es y será pacífico. Nuestra hoja de ruta es la no violencia. El amor al Pueblo y al prójimo que es la esencia de nuestra forma de hacer política se sobrepondrá al odio que quiere volver a sembrar el innombrable.