Categoría: Rocío Sanoja

  • Rosa Icela Rodríguez presenta 10 cambios sociales clave durante la transformación impulsada por el gobierno de López Obrador

    Rosa Icela Rodríguez presenta 10 cambios sociales clave durante la transformación impulsada por el gobierno de López Obrador

    Durante la conferencia matutina, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, presentó su último informe en el cual destacó los diez cambios más importantes que ha experimentado la sociedad mexicana durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Según Rodríguez, estas transformaciones son el resultado de las políticas de seguridad y bienestar social impulsadas a lo largo del sexenio.

    Uno de los puntos más relevantes es la relación entre la disminución de delitos y la reducción de la pobreza. Entre 2018 y 2022, en 27 entidades del país, se observó una reducción simultánea en la tasa de víctimas de delitos y en el porcentaje de pobreza. De manera particular, estados como Tlaxcala y el Estado de México experimentaron un aumento en la pobreza, pero vieron disminuir los delitos. En contraste, en entidades como Coahuila, Yucatán y Nuevo León, la pobreza disminuyó mientras que los delitos aumentaron. Importante resaltar que en ninguna entidad se registró un aumento tanto en pobreza como en la prevalencia delictiva.

    Otro de los avances destacados fue la disminución en el número de hogares víctimas de robo y extorsión. En el primer semestre de 2024, este tipo de crímenes cayó un 12.7% en comparación con el mismo periodo de 2018. Asimismo, la percepción de inseguridad entre la población también mostró una mejoría significativa: en diciembre de 2018, el 73.7% de los ciudadanos se sentían inseguros viviendo en sus ciudades, pero para junio de 2024 ese porcentaje se redujo a 59.4%.

    Además, Rodríguez subrayó el cambio en la percepción de las condiciones de seguridad a nivel nacional. Mientras que en 2018, el 68.3% de la población adulta pensaba que la delincuencia empeoraría, para 2024 esa cifra negativa bajó a 50.5%.

    Un aspecto clave en la transformación fue el papel de la Guardia Nacional, que actualmente es reconocida por 9 de cada 10 adultos, y el 74% de la población considera efectivo su desempeño. Asimismo, entre 2019 y 2023, la tasa de actos de corrupción a nivel nacional se redujo en 16.6%, reflejando una mayor confianza en las instituciones.

    La confianza de la población en el Gobierno de México también fue un tema central del informe. En 2023, el 59.1% de los mexicanos confiaban en su gobierno, un aumento significativo en comparación con el 25.5% registrado en 2017. Esta confianza también se reflejó en la percepción internacional, ya que según la OCDE, en 2023 el 54% de los mexicanos tenía una confianza alta o moderadamente alta en su gobierno, situando a México por encima del promedio de confianza de la OCDE, que es del 39%.

    Por último, la secretaria Rosa Icela Rodríguez destacó la confianza de la población en el presidente López Obrador, con un 53.5% de la población otorgándole el más alto nivel de confianza. Este reconocimiento subraya el impacto de las políticas implementadas durante el gobierno en curso y la transformación que han provocado en la sociedad.

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  • ¿Hay relevo?

    ¿Hay relevo?

    No han sido pocas las ocasiones en que nos ha tocado presenciar los arrebatos carnales entre prestigiosos representantes populares de la actual transformación y deleznables enemigos del pueblo, desde un abrazo cariñoso del que nos percatamos mientras miramos el canal del Congreso, hasta una boda digna de monarcas a la que nuestros correligionarios convidan a la más pestilente realeza opositora.

    Incluso se forman uniones entre representantes de las más opuestas ideologías. Se casan y brindan una romántica boda en otro país con todos los gastos pagados para los más altos funcionarios del actual gabinete, así como para productores teatrales nivel mascabrothers.

    Nos ha tocado ver a los más queridos encargados del marketing político actual y a jóvenes representantes de la transformación, en bodas de cuestionables políticos/comentócratas de Televisa.

    Durante las décadas en que hemos seguido la trayectoria política del presidente Andrés Manuel López Obrador, jamás lo vimos en ninguna portada de la revista Hola, Quién o Caras, y mucho menos mezclándose entre los engominados asistentes a una boda de la élite.

    En el universo que conforma este movimiento de transformación nacional, hay todo tipo de opiniones sobre este tema, los hay muy “open mind” que consideran que cada quien, mientras cumpla con su chamba tiene derecho a convivir amistosamente con quien le plazca. Existimos otros de opiniones mas estrictas, quienes consideramos que ese tipo de “trivialidades” pueden llegar a tener consecuencias de diferentes magnitudes.

    ¿Cómo es posible que un servidor público cuya función consiste en llevar a cabo las acciones que concretan el bienestar de la gente según los principios ideológicos de nuestro movimiento, pueda entrelazar sus sentimientos con alguien no solo opuesto en valores y principios, sino que además su carrera política se basa en ejecutar acciones diametralmente opuestas?

    La consecuencia más leve de esto es que se ganan el repudio de la militancia que cree en la consistencia ideológica, como es mi caso. Quizás pudieran llegar a tener una llamada de atención del ejecutivo, o en el peor de los casos la pérdida definitiva de su puesto de alto nivel, que estaría justificada. ¿Cómo podemos confiar en un funcionario políticamente incongruente, que no aplica las mínimas normas morales en sus propias relaciones interpersonales? ¿Nos puede representar alguien que saliendo del congreso se guarda la ideología en su portafolios como si fuera una faceta de su empleo y no una parte integral de quien es como persona?

    Después de los excelentes prospectos para la continuidad del proyecto en el 2024, ¿hay relevo?

  • Gobiernos neoliberales: Cuna de la violencia en México

    Gobiernos neoliberales: Cuna de la violencia en México

    Todo el calderonato fue el periodo más sangriento de la historia reciente en Mexico. Baso esta opinión en mi experiencia cuando viví en el Fraccionamiento Costa Azul, en Acapulco, Guerrero de 2009 a 2010. Durante este fragmento de la guerra declarada por Felipe Calderón para legitimarse mi familia y yo experimentamos la crudeza de esta guerra que los medios tradicionales no contaron.

    Escuchar una balacera, a veces corta y otras, interminable, era un evento cotidiano. Era vivir en un estado de alerta constante, y aprender a distinguir entre el sonido de una balacera y el de los también frecuentes fuegos artificiales de los eventos religiosos o sociales de la zona.

    Era común ver cuerpos ensangrentados cubiertos por sábanas blancas, enterarse de la muerte de personas que recién había conocido, y que pasaron a formar parte de las cifras de los daños colaterales de la guerra contra el narco. Resultaba increíble ver las marcas de las balas en la pared de la escuela de mis hijas, tras un violento ataque al ministerio público cercano. Era inaudito firmar la circular de autorización para que nuestros hijos participaran en simulacros de balacera para aprender a guarecerse bajo un pupitre, como parte del programa “Escuela Segura”.

    Pero aún más terrorífico resultaba ser detenida para que registraran mi vehículo en un retén solitario rumbo a Pie de la Cuesta, acompañada únicamente por mis hijas y otra compañera de su escuela, y que un policía federal encapuchado y armado exigiera su identificación a mi hija de tan solo 12 años. No voy a olvidar la voz de mi hija pidiéndome que no me peleara con los policías porque si lo hacía, nos iban a matar.

    Los compañeros más privilegiados de la escuela a la que asistían mis hijas emigraron a McAllen y a otras ciudades en Texas. Otros regresamos a la Ciudad de México o al Estado de México, donde el panorama tampoco era favorecedor, pero quizás lo violento de la guerra se difuminaba en la vastedad.

    A nivel nacional, los secuestros, desapariciones, y asesinatos de periodistas, no se detenían, al contrario, este genocidio iba en aumento. Eran los tiempos del H1N1 y de la peor tragedia de la historia de Mexico, la de la Guardería ABC.

    Después vino el sexenio de Peña, y la degradación continuó. Sería interminable enumerar cada tragedia acaecida y que enlutó a cientos de miles de familias a lo largo y ancho del país.

    Todo lo cuento en este espacio me vino a la memoria al presenciar la actual guerra mediática/golpe blando contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Misteriosamente una gran parte de la población considera que nunca habíamos vivido tiempos peores en materia de inseguridad, y se preguntan angustiados en redes sociales, ¿En qué país estamos viviendo?, y yo me pregunto, en qué país estuvieron viviendo los detractores de las medidas que actualmente está tomando el gobierno federal en el combate a la terrible crisis que estamos atravesando y que comenzó hace más de veinte años. Y no, no son competencias de en cuál periodo se sufrió más, pues sería caer en la misma politiquería de los detractores del actual gobierno.

    En mi humilde opinión, lo que estamos padeciendo actualmente como sociedad es el fruto de la putrefacción alcanzada durante los gobiernos neoliberales. Por lo menos con la llegada de un gobierno legítimo tenemos la posibilidad de conocer la verdad sobre los sucesos que están dañando a la sociedad, y sobre todo, tenemos esperanza de que termine este largo y oscuro periodo de impunidad que tanto daño ha hecho a nuestro México.