El gobierno de Puebla ejecutará la rehabilitación de más de 20 vialidades prioritarias en la capital. En particular, la reconstrucción de la 24 Sur favorecerá a más de un millón de habitantes.
“En un año hemos gestionado en Pemex lo que equivale a dos sexenios para Puebla” aseguró el gobernador Alejandro Armenta, durante el banderazo de inicio de rehabilitación de la calle 24 Sur en la capital poblana.
Dicha rehabilitación es un trabajo de pavimentación “inédito”, destacó Armenta, lo que afirma el objetivo de que Puebla sea una de las ciudades con mayor pavimento en todo el país, al trabajar en conjunto con la presidenta Claudia Sheinbaum.
Participamos en el banderazo de inicio de la rehabilitación de la calle 24 Sur, equivalente a la intervención de 233 calles de 50 metros. 🏳️🛣️✨
De igual manera, el mandatario estatal anunció 22 vialidades más, que reconstruirán con recursos donados por Petróleos Mexicanos y con la maquinaria adquirida por su administración.
Sobre el inicio de trabajos de la 24 Sur, el secretario de Infraestructura, José Manuel Contreras de los Santos, informó que la obra equivale a 233 calles de 50 metros, es decir 11.62 kilómetros.
Mario García, un ciudadano que circula diariamente por la 24 Sur, mencionó que el reencarpetamiento de la vialidad ya era necesaria, ya que toda la arteria está en muy mal estado, por lo que agradeció el esfuerzo del gobernador por reconstruir las calles dañadas.
Durante la cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea (UE), líderes de la región pidieron un alto al uso de la fuerza y un respeto irrestricto por el derecho internacional.
La cumbre entre la Celac y la UE concluyó con un firme llamado a condenar el uso de la fuerza en violación de las normas internacionales. Este pronunciamiento surge en un contexto de creciente tensión con Estados Unidos, especialmente por los ataques aéreos a embarcaciones en el Caribe y el Pacífico.
Los líderes debatieron durante más de 12 horas. A pesar de las diferencias, lograron un acuerdo. En el punto ocho de su declaración, expresaron: “Reiteramos nuestra oposición al uso de la fuerza y a cualquier acción que no sea conforme con el derecho internacional y la Carta de Naciones Unidas”.
La declaración final, que cuenta con 52 puntos, se centra mayormente en la defensa de los derechos humanos, la autodeterminación de los pueblos y el respeto entre naciones. No obstante, países como Argentina y Paraguay decidieron desasociarse de varios puntos. Por su parte, Venezuela no respaldó en su totalidad el documento.
El tema de los ataques de Estados Unidos prevaleció en las conversaciones. Sin embargo, no hubo un consenso suficiente para incluirlo en el texto final. Esto se debe a que las resoluciones en la Celac requieren aprobación unánime.
Los presidentes Gustavo Petro de Colombia y Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil enfatizaron la importancia de un pronunciamiento colectivo en rechazo a las acciones norteamericanas. Lula, incluso, comentó previamente que esperaba que se abordara la problemática de los pescadores afectados por los bombardeos.
Petro destacó que en la declaración se resalta la importancia de la unidad y el respeto entre los pueblos. También mencionó que la autodeterminación y el diálogo son esenciales frente a los desafíos del capitalismo que amenazan la democracia.
La declaración fue presentada por Gustavo Petro, Antonio Costa, presidente del Consejo Europeo, y Kaja Kallas, vicepresidenta de la Comisión Europea. Kallas recordó que el uso de la fuerza solo se justifica en defensa propia o por mandato del Consejo de Seguridad de la ONU.
Por su parte, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, reafirmó el apoyo de España a América Latina y el Caribe, aunque se mantuvo al margen de las discusiones. La cumbre culminó en un ambiente de incertidumbre. A pesar de la falta de un pronunciamiento explícito contra EUA, Gustavo Petro la consideró un éxito. Sin embargo, él mismo denunció intentos de sabotaje por parte del secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio. La jornada culminó con la esperanza de construir puentes de diálogo en un panorama regional cada vez más complejo.
La refinería de Dos Bocas alcanzó en septiembre su mayor producción desde su inauguración, con un salto del 87.5%, lo que la consolida como pieza clave de la estrategia energética de Pemex.
Un nuevo récord de producción en la refinería: en el mes de septiembre, la planta alcanzó los 192 mil barriles diarios de combustibles, un incremento del 87.5% respecto a agosto, con datos de Petróleos Mexicanos (Pemex). Este avance representa el uso del 56.4% de su capacidad total. El repunte provino del aumento en la elaboración de gasolinas 84 mil barriles diarios y diésel 80 mil barriles, lo que permitió que Dos Bocas aportará casi una quinta parte de la producción nacional.
La Refinería Olmeca, ubicada en Dos Bocas, Tabasco, se consolidó como uno de los megaproyectos más importantes de México tras obtener el galardón de bronce otorgado por la Asociación Internacional de Gestión de Proyectos (IPMA), durante la 24ª edición de los Premios a la Excelencia en Proyectos celebrada en Berlín, Alemania. El reconocimiento la coloca entre las obras de infraestructura más destacadas a nivel mundial.
El director general de Pemex, Víctor Rodríguez Padilla, señaló que, aunque la capacidad total de la refinería es de 340 mil barriles diarios, el objetivo operativo se mantendrá en 320 mil. Con estos resultados, Dos Bocas, proyecto impulsado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador para alcanzar la autosuficiencia energética, reafirma su papel como motor del desarrollo industrial en el sureste y pieza clave en la estrategia energética del país.
La presidenta Claudia Sheinbaum celebró el premio, destacando que Dos Bocas alcanzó el tercer lugar global pese a los intentos de desprestigio de los sectores conservadores. Por su parte, la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, quien encabezó la construcción de la refinería como titular de la Secretaría de Energía, subrayó que se trata de un logro histórico para la ingeniería mexicana, al demostrar la capacidad del país para ejecutar proyectos estratégicos con estándares internacionales de excelencia.
El espurio de Felipe Calderón atacó al nuevo sistema judicial de México. Sus críticas ignoran el legado de violencia e impunidad que dejó su propia gestión.
Felipe Calderón acusó al gobierno de instaurar un “maximato autocrático” en un foro con otros exmandatarios y criticó la elección popular de jueces y magistrados.
El usurpador de Calderón afirmó que el Poder Judicial era el único contrapeso real y que los nuevos jueces fueron elegidos por el partido en el poder. También mencionó reportes de irregularidades en la elección y señaló que los “acordeones” con nombres influyeron en el voto de las personas.
Además, el “comandante Borolas” defendió la estrategia de seguridad de su gobierno, al haber realizado una ofensiva militar contra el crimen organizado. Esa decisión sumió al país en una de las etapas más violentas de su historia. Miles de familias mexicanas vivieron directamente los estragos de su ofensiva.
Sin embargo, Calderón aseguró que su administración logró expulsar a las organizaciones delictivas, afirmación que contrasta con la realidad actual: hoy los grupos criminales controlan territorios y extorsionan a la ciudadanía con mayor poder.
Finalmente, lamentó que sus sucesores abandonaran su política de seguridad y propuso recomponer las instituciones del Estado. No obstante, no reconoció que muchas de las crisis actuales tuvieron su origen en su propio sexenio. No hay duda de que la violencia que hoy sufren los mexicanos se recrudeció bajo su mandato.
La televisora del evasor fiscal, Ricardo Salinas Pliego, deberá presentar pruebas o negociar antes del 12 de noviembre en Nueva York para definir su defensa por el incumplimiento de más de 580 millones de dólares, mientras el juez rechaza maniobras legales paralelas en México.
El proceso penal contra TV Azteca en la Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York avanza hacia instancias definitivas por el incumplimiento de pago de más de 580 millones de dólares a varios acreedores, representados por The Bank of New York Mellon. El juez Paul G. Gardephe estableció como fecha límite el miércoles 12 de noviembre para que las partes definan la evidencia con la que buscarán sustentar sus posiciones en un juicio o lleguen a acuerdos alternos.
La Corte también ordenó a TV Azteca informar si presentará mociones relacionadas con arbitraje u otras salidas antes de la fecha límite. Además, el juez rechazó diversas solicitudes de la televisora para mantener un litigio paralelo en México y para establecer una fianza en caso de que la resolución le generara daños económicos “injustificados”.
El caso se remonta a septiembre de 2022, cuando los acreedores demandaron a TV Azteca y sus filiales por el incumplimiento de obligaciones de deuda. Desde entonces, la televisora ha intentado retrasar el proceso mediante demandas en la Ciudad de México, argumentando que la pandemia impedía cumplir sus compromisos financieros, estrategia que hasta ahora no prosperó.
Previas audiencias confirmaron que los intentos de la firma Greenberg Traurig, P.A., abogados de la televisora, por revertir órdenes de desistirse de los juicios mexicanos, fueron rechazados. El juez enfatizó que permitir la continuidad de los litigios en México generaría demoras, gastos adicionales y riesgos de fallos inconsistentes entre jurisdicciones.
Este proceso en Nueva York es independiente de otros juicios federales en Estados Unidos y de litigios fiscales que TV Azteca enfrenta en México, consolidando la presión sobre la televisora y su administración financiera.
El gobierno estadounidense destruyó dos barcos vinculados al narcotráfico en el Océano Pacífico oriental, lo que intensifica su campaña militar marítima y dispara críticas sobre la legalidad de las operaciones.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, informó que las fuerzas armadas destruyeron este domingo dos presuntas embarcaciones de narcotráfico en aguas internacionales del Pacífico, resultando en la muerte de seis personas a bordo. Según Hegseth, se trataba de barcos “conocidos por nuestra inteligencia” que transportaban estupefacientes y transitaban por una ruta de tráfico ilícito.
Esta operación marca un nuevo capítulo dentro de una serie de más de una docena de ataques estadounidenses, tanto en el Caribe como en el Pacífico, que han dejado decenas de muertos desde septiembre. El envío masivo de buques de guerra y submarinos a la región refuerza el carácter militar de la estrategia.
Yesterday, at the direction of President Trump, two lethal kinetic strikes were conducted on two vessels operated by Designated Terrorist Organizations.
These vessels were known by our intelligence to be associated with illicit narcotics smuggling, were carrying narcotics, and… pic.twitter.com/ocUoGzwwDO
Sin embargo, la administración norteamericana no ha presentado pruebas públicas que vinculen directamente los barcos atacados con cárteles reconocidos o demuestren que las personas a bordo eran miembros de organizaciones delictivas. Esta falta de transparencia ha generado alertas desde organismos internacionales, los cuales califican los ataques como posibles ejecuciones extrajudiciales.
El gobierno de Nicolás Maduro, desde Venezuela, ha denunciado los bombardeos como agresiones ilegales y violación de la soberanía nacional, una acusación que Washington minimizó mientras recalca que actúa en defensa propia frente al narcotráfico transnacional.
En medio de este escenario, el ritmo y el volumen de las operaciones navales reflejan una escalada militar sin precedentes de EUA en aguas latinoamericanas, acompañada de crecientes interrogantes sobre los marcos legales y los impactos humanitarios de dicha estrategia.
En 2021, una investigación de Ricardo Sevilla para RegeneraciónMx reveló cómo la UNAM y el Gobierno de la Ciudad de México destinaron casi 30 millones de pesos a la exposición Carne y Arena, dirigida por Alejandro González Iñárritu. Los nombres de Enrique Graue y Jorge Volpi destacaron por su papel en la asignación de estos recursos, generando cuestionamientos sobre ética, transparencia y prioridades institucionales.
En diciembre de 2021, se dio a conocer que Miguel Ángel Mancera, entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de México, y Enrique Graue, rector de la UNAM, autorizaron pagos millonarios a Alejandro González Iñárritu, quien además recibió el grado de Doctor honoris causa por parte de la máxima casa de estudios. La cifra total se aproximó a los 28 millones 527 mil pesos, de los cuales un millón de dólares se destinó directamente a Iñárritu, y más de 10 millones de pesos adicionales se usaron en construcción, operación, logística, promoción y otros gastos asociados.
Una excolaboradora de la UNAM recordó que “fue el propio Graue quien ordenó a Jorge Volpi que, con dinero de nuestra máxima casa de estudios, le llenaran los bolsillos al Negro Iñárritu”. Volpi, titular de la Coordinación de Difusión Cultural, ejecutó estas instrucciones con la ayuda de Ricardo Raphael de la Madrid, director del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, “supervisando” los detalles de la exposición, aunque sin acudir personalmente al recinto.
El convenio CC-013-2017, firmado entre Volpi y Raphael de la Madrid, especificaba que la UNAM y la CDMX aportarían fondos “para actividades que desarrollen estrategias de promoción turística en la Ciudad de México”. Sin embargo, críticos y trabajadores del Centro Cultural señalaron que la exposición tuvo escasa afluencia de público durante sus 285 días de exhibición, cuestionando la eficacia de la inversión y la prioridad de destinar recursos públicos a un proyecto con valor cultural dudoso.
Carne y Arena, periodista que documentó los costos, precisó que una parte de los 500 mil dólares adicionales se pagó a Nicolas Scabini, director de arte y proveedor autorizado por Iñárritu, mientras que la UNAM asumió otros pagos por obras, construcción y operación. En paralelo, se gastaron 145 mil pesos en elementos promocionales, incluyendo más de 106 mil pesos para la página web oficial y 70 mil pesos para horas extra del personal.
La instalación fue considerada la más cara en la historia de la UNAM, superando exposiciones previas de artistas reconocidos como Anish Kapoor y Yayoi Kusama. Irmgard Emmelhainz, ensayista y crítica cultural, señaló que “el problema con la instalación de González Iñárritu es que las experiencias y sensaciones carecen de valor de revelación; su fuerza reside en una estéril (y sensacionalista) puesta en escena que pierde fuerza en lo efímero de la sensación del espectador”.
El manejo de los recursos por parte de Graue y Volpi dejó un legado de cuestionamientos: el gasto millonario, la opacidad en la asignación de fondos y la priorización de proyectos de alto costo frente a necesidades académicas y culturales más relevantes evidenciaron un patrón de decisiones que muchos consideraron arbitrarias y poco responsables.
Su comparecencia ante la justicia se retrasa otra vez, mientras familiares y socios del Cártel de Sinaloa ya enfrentan cargos en tribunales estadounidenses.
La audiencia presencial de Joaquín Guzmán López, hijo del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, programada para este jueves, fue pospuesta nuevamente. La juez Sharon Johnson Coleman, del Tribunal de Distrito del Norte de Illinois, reprogramó la cita para el lunes 1 de diciembre, informó la oficina del tribunal.
Este cambio se suma a una serie de aplazamientos previos: originalmente estaba prevista para el 15 de julio, luego se movió al 15 de septiembre, y posteriormente al 13 de noviembre, todos con el acuerdo de ambas partes involucradas, de acuerdo con documentos oficiales citados por EFE.
Mientras el “Chapito” retrasa su comparecencia ante el gran jurado, otros miembros de su familia ya enfrentaron la justicia estadounidense. En julio pasado, Ovidio Guzmán López, conocido como “El Ratón”, se declaró culpable de cuatro cargos relacionados con narcotráfico en un tribunal de Chicago, como parte de un acuerdo con las autoridades.
El historial familiar también incluye a su padre, Joaquín “El Chapo” Guzmán, condenado en enero de 2025 en Brooklyn por liderar una organización criminal dedicada al narcotráfico, con 26 violaciones relacionadas con drogas y conspiración para homicidio, además de cargos por lavado de dinero y uso de armas.
Otro peso pesado del Cártel de Sinaloa, Ismael ‘El Mayo’ Zambada, se declaró culpable en agosto de cargos de narcotráfico, lavado de dinero y uso de armas en tribunales de Nueva York. La declaración siguió a su llegada a Estados Unidos en julio de 2024, en un vuelo privado acompañado de Joaquín Guzmán López, presuntamente parte de un acuerdo con la Fiscalía que aún no se esclarece.
México ha demostrado que el fútbol no solo pertenece a la cancha, también vive en las calles, en las plazas, y en el espíritu de su gente. En 1970 y 1986 el país fue el corazón del deporte: organizó la Copa Mundial de la FIFA y convirtió la pasión por el balón en una expresión de identidad nacional.
El México de 1970: la ilusión de un país que miraba al futuro
Corría el año 1970 y México vivía un momento de transformación de la mano de Gustavo Díaz Ordaz. El eco del movimiento estudiantil del 68 aún resonaba, pero el país buscaba mostrarse al mundo como una nación moderna, capaz de organizar un evento de talla global. Las calles de la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y León se llenaron de colores, banderas y turistas, en los mercados se escuchaban conversaciones sobre Pelé, Beckenbauer y Jairzinho, mientras los vendedores colgaban posters de selecciones e innovaban repartiendo estampitas del álbum Panini, el cual era editado a color por por primera ocasión.
El país se mostraba optimista y con fe en el progreso. La televisión a color llegaba a los hogares, y con ella, el Mundial se convirtió en un espectáculo compartido por millones. El Estadio Azteca se erigía como símbolo de grandeza: un coloso donde se viviría “el partido del siglo”, Italia contra Alemania, y donde Brasil levantaría su tercera copa con Pelé despidiéndose como un rey.
Los mexicanos no solo fueron anfitriones, fueron testigos de un momento histórico que les enseñó que, aunque el país aún enfrentaba desigualdades, también podía brillar ante el mundo. Fue un mundial de ilusión, de modernidad y de orgullo nacional.
1986: cuando el fútbol devolvió la esperanza tras el desastre
Dieciséis años después, México volvió a vestirse de anfitrión, pero esta vez el contexto era distinto: del país aún lloraba la tragedia del terremoto de 1985, que dejó miles de muertos y una ciudad herida. Los escombros seguían visibles en algunos barrios de la capital y la economía apenas se recuperaba, sin embargo, cuando la FIFA anunció que México sería nuevamente sede tras la renuncia de Colombia algo cambió en el ánimo colectivo.
El Mundial de 1986 se convirtió en una inyección de esperanza, ya que en los meses previos a la inauguración los mexicanos demostraron una vez más su capacidad para levantarse. Voluntarios, trabajadores y aficionados pusieron manos a la obra para que los estadios estuvieran listos: el Azteca, símbolo de resistencia y orgullo, fue restaurado con rapidez.
En las calles, se respiraba una mezcla de nostalgia y alegría. Los niños jugaban descalzos gritando “¡Maradona!” en las banquetas, los puestos vendían banderas improvisadas, y los radios sonaban con jingles mundialistas que anunciaban la llegada de una nueva fiesta.
Cuando el balón rodó, el país entero se olvidó, aunque fuera por un mes, del dolor reciente. México vio brillar a Diego Armando Maradona con su “gol del siglo” y su famosa “mano de Dios”. En los televisores los mexicanos gritaban con la misma emoción el gol de Manuel Negrete, esa chilena perfecta que quedó grabada en la memoria colectiva.
Pocos saben que la mítica camiseta azul que Maradona usó ante Inglaterra en el Mundial de 1986 nació en el corazón de Tepito. La selección argentina, sin su uniforme alternativo, improvisó de último momento: el utilero Rubén Moschella consiguió en una tienda del barrio capitalino un lote de camisetas pirata, adaptadas a mano por trabajadoras del Club América, quienes cosieron escudos y números plateados de fútbol americano. Aquella prenda improvisada con ingenio mexicano alcanzaría la gloria junto a su dueño, y décadas después sería subastada por más de nueve millones de dólares.
A pesar del sismo, de la crisis y de las dificultades, el Mundial de 1986 fue un canto a la vida: fue la confirmación de que México podía renacer entre ruinas y convertir la tragedia en fiesta.
Dos mundiales, una misma esencia
El mundial de 1970 fue el del progreso; el de 1986, el de la resiliencia. Ambos demostraron que el pueblo mexicano vive el fútbol no solo como un deporte, sino como una forma de identidad y unión.
En 1970, México se abrió al mundo con optimismo; en 1986, le enseñó al mundo cómo se vuelve a sonreír después del dolor. Ambos torneros forjaron una relación inseparable entre el país y el balón; entre la historia y la esperanza.
Hoy, de cara al Mundial de 2026, México vuelve a prepararse para recibir al mundo. Sin embargo, en el ambiente no se percibe ilusión, no hay euforia, las calles no vibran de emoción. El país ha sido golpeado por la violencia y la apatía de los gobernantes y se percibe desinterés, como si los mexicanos ya no estuvieran dispuestos a tapar el sol con un dedo.
Los tiempos han cambiado, pero una cosa sigue igual: cuando el balón ruede, México volverá a convertir cada partido en una fiesta y el mundial en un reflejo de su espíritu indomable.
Una investigación del medio Subjetivo, liderada por el comunicador Máximo Allende, exhibió la terrible discrepancia entre el discurso público y las acciones empresariales del conglomerado Grupo Salinas, propiedad del magnate Ricardo Salinas Pliego.
El hallazgo principal de Subjetivo se centra en el beneficio millonario que la corporación habría obtenido del programa social Jóvenes Construyendo el Futuro (JCF), al mismo tiempo que sus principales voceros mediáticos lo critican abiertamente.
Se estima que, entre 2019 y 2024, Grupo Salinas se habría beneficiado con más de 4 mil becas del programa JCF.
Este supuesto beneficio habría reportado a Grupo Salinas un ingreso económico estimado de entre 150 y 238 millones de pesos (monto derivado de la suma de los apoyos mensuales que el gobierno federal transfiere a los becarios, a cambio de que estos realicen la capacitación en las empresas).
Cabe destacar que Jóvenes Construyendo el Futuro (JCF) es un programa del Gobierno de México destinado a jóvenes de 18 a 29 años que no estudian ni trabajan, brindándoles capacitación laboral con un apoyo económico.
La investigación de Máximo Allende exhibe la existencia de una serie de incongruencias y contradicciones en el mensaje de Grupo Salinas, particularmente a través del presentador de noticias Javier Alatorre, quien, a pesar de presumir que se manda solo, ha emitido críticas y denostaciones públicas contra el programa JCF, catalogándolo como ineficiente o clientelar, siguiendo la línea editorial de su jefe, Ricardo Salinas Pliego.
Ahora bien, desde una perspectiva sociológica, la acción de Grupo Salinas se revela como un ejemplo de pragmatismo capitalista extremo.
Máximo Allende, a través de este trabajo, exhibe cómo la voz de Alatorre, lejos de la independencia que tanto presume, se comporta en realidad como un instrumento corporativo del deudor fiscal Ricardo Salinas Pliego.