El impuesto a los refrescos: Una medida urgente para evitar el colapso del sistema de salud

Por Laura Hernández

Durante éstos últimos días se ha estado hablando mucho sobre los nuevos impuestos que pagaremos los mexicanos a partir del primero de enero de 2026. En ésta columna me referiré al que considero el más importante por el impacto directo que tendrá sobre la salud de todas y todos nosotros e indirectamente sobre el sistema de salud y explico porqué.

Entendamos primero el problema: 

Los refrescos son un factor importante en el desarrollo del sobrepeso y obesidad.

México es el país que más consume refrescos en el mundo y las consecuencias se ven reflejadas en el sistema de salud y en el presupuesto público.

Más del 70% de personas en el país dice que toman bebidas azucaradas (incluyendo a niñas y niños). En México, el consumo de refrescos por persona es de hasta 166 litros por año (Ensanut, 2023).

41,000 muertes anuales en nuestro país son consecuencia de enfermedades derivadas del sobrepeso y la obesidad como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, enfermedades del corazón, dislipidemias, enfermedades vasculares cerebrales, distintos tipos de cáncer entre otras, y en gran medida el consumo de refrescos es responsable de que eso suceda. 

Hablando sólo de diabetes, cada año en el país mueren 100 mil personas por esta enfermedad y es la segunda causa de muerte sólo por debajo de las enfermedades del corazón.

En el contexto de países de la OCDE, México aparece en el segundo lugar en prevalencia de obesidad en adultos después de Estados Unidos.

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2018-19) reveló que para México la prevalencia de obesidad (índice de masa corporal ≥ 30) en adultos fue alrededor del 36.1 %. 

En cuanto sobrepeso y obesidad infantil a nivel mundial algunos estudios sitúan a México como primer lugar o muy cercano al primero en prevalencia de sobrepeso/obesidad infantil y lo más alarmante es que éste problema que inicia en la infancia empeora conforme va avanzando la edad:

6.7% de la población menor a 5 de años padece obesidad o sobrepeso.

34.2% de la población escolar de 6 a 11 años ya tienen sobrepeso y obesidad.

38.1% de la población de 12 a 19 años tienen sobrepeso y obesidad.

76.2% de la población adulta de 20 años en adelante padece sobrepeso y obesidad (Ensanut ,2023).

¿Qué impacto tienen en el sistema de salud las enfermedades asociadas al sobrepeso y la obesidad?

La diabetes, la hipertensión arterial y sus complicaciones como son la insuficiencia renal, enfermedades cardiacas, infartos y embolias cerebrales y otras enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad como el cáncer en conjunto están colapsando a nuestro sistema de salud ya de por sí insuficiente para la demanda de atención de estas enfermedades. Además, no se nos olvide que fue desmantelado durante los gobiernos neoliberales, lo cual agrava más la situación.

El IMSS gasta al año aproximadamente 450 mil millones de pesos en la salud de los mexicanos que atiende. De esos, más de 110 mil millones de pesos se destinan sólo a la atención de diabetes, hipertensión y falla renal. Es decir el 20% del presupuesto de salud sólo para 3 enfermedades.

El IMSS y el ISSSTE destinan cada año más de 40 mil millones de pesos del presupuesto público para atender a personas con diabetes. 

Además el costo anual de atención de padecimientos como la hipertensión arterial y la insuficiencia renal en ambas instituciones supera los 90 mil millones al año.

La argumentación del gobierno federal para aumentar el impuesto a los refrescos señala que este tipo de bebidas son la principal fuente de azúcares añadidos en la población mexicana y tiene efectos negativos en la salud para padecer enfermedades crónicas no transmisibles como las que ya he mencionado.

Para sorpresa de muchos, la mayoría de los mexicanos respaldan al gobierno federal de aumentar los impuestos a los refrescos. Este dato se obtiene de las conclusiones de dos encuestas diferentes realizadas entre septiembre y octubre de 2025 (Enkoll y Consultora Dinamia).

La encuestadora Enkoll publica el pasado viernes 5 septiembre de 2025 los resultados de su encuesta, y menciona que el 99% de las personas entrevistadas reconoció que el consumo de refrescos causa graves daños a la salud.

Por su parte de acuerdo a los resultados publicados el 13 de octubre de 2025 por Consultora Dinamia para la Organización Alianza por la Salud Alimentaria, el 97% de los encuestados acepta que los refrescos hacen daño a la salud.

Estos resultados reflejan un enorme grado de conciencia de la población y por consiguiente el respaldo a la iniciativa del gobierno de incrementar el impuesto a estas bebidas.

La encuestadora Enkoll menciona que el 54% de los entrevistados dice estar de acuerdo con el incremento del impuesto a los refrescos. Por su parte la Consultora Dinamia publica que un 56% de las personas encuestadas se manifestó conforme con el incremento del impuesto a las bebidas azucaradas que finalmente ya fué aprobado el miércoles 15 de octubre del 2025 en la Cámara de diputados y pasará ahora a la Cámara de Senadores.

En cuanto al hábito de consumo de estas bebidas, los resultados también son muy preocupantes: consultora Dinamia refiere que el 40% de los encuestados reconoció que consume refresco por lo menos una vez al día. De éstos un 13% asume que toma 2 o más refrescos al día y 27% consume por lo menos un refresco cada día.

El 3% dijo consumir entre 4 y 6 refrescos por semana. El 22% consume refrescos entre 1 y 3 veces por semana. En suma éstos resultados nos indican que al menos un 65% de la población consumen refrescos en mayor o menor medida, lo cual evidencia la gravedad del problema, lo que justifica la motivación del gobierno federal para aumentar el impuesto a estas bebidas y que cuenta con la aprobación de la gente.

De acuerdo a los resultados de la Encuesta Nacional de Salud Alimentaria, el 89% de las personas considera que en México sí vivimos una emergencia de salud por la obesidad y la diabetes.

En medio de toda esta polémica por el impuesto a los refrescos se llevó a cabo una reunión con representantes de la Secretaría de Salud y representantes de esta industria y se llegó a varios acuerdos.

¿Cómo quedó aprobada la propuesta? 

El impuesto por litro a bebidas saborizadas aumentará de $1.64 aplicable 2025 a $3.08 para 2026 (aumento de 1.43 pesos)

Las presentaciones de 600ml aumentarán $1.00. 

La iniciativa también incluye cobrar impuestos a los refrescos light o de dieta. 

En las bebidas que no tienen azúcar en vez de subir de 0 a $3 pesos como se había planteado en la propuesta original, sólo van a subir de 0 a $1.50. 

A cambio Coca Cola-Femsa, se compromete a reformular sus productos para que las presentaciones de la coca cola y otros refrescos con azúcar contengan 33% menos de azúcar que lo que tienen hoy. 

También se comprometieron a que habrá una diferencia en el precio de la coca cola SIN azúcar y la coca cola CON azúcar y de cualquier otro refresco en su presentación light para reducir los índices de obesidad y diabetes en la gente que los siga tomando ya que actualmente el precio del refresco sin azúcar o light es casi igual a la presentación con azúcar. Es decir, ni siquiera se favorece que se consuman más las bebidas con poca azúcar.

Los representantes de la industria refresquera también accedieron a que ya no haya publicidad de estos productos con niños y adolescentes y a que la publicidad de sus productos sea de las bebidas que no tienen azúcar y dejarán de promocionar las bebidas de 3 litros (esas presentaciones jumbo que sólo de verlas me causan repulsión).

Por su parte el gobierno federal se mantendrá vigilante y se reservará el derecho de tomar medidas coercitivas en caso de incumplimiento.

No es casualidad que además de las refresqueras, medios tradicionales como tv azteca y varios políticos del PRIAN están en contra del impuesto. Dicen que esto provocará el cierre de tienditas y pérdida de empleos además de que según ellos éste impuesto no abona a fomentar la salud.

Como sabemos a éstos no les importa en absoluto la salud de las y los mexicanos. Lo único que defienden son los intereses económicos de las grandes corporaciones y cobran sus “mochadas” por cabildear a favor de estas empresas.

Un dato que pocos conocen es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sí recomienda subir el impuesto a los refrescos para desincentivar su consumo. 

Dicha organización recomienda que por lo menos el 20% del costo de un refresco sea asociado a impuestos. En México estamos por debajo del 5% y con este nuevo impuesto nos acercaremos al 10%.

En una entrevista reciente de “Los Periodistas” al subsecretario de Salud Eduardo Clark García mencionó que “el aumento del impuesto a los refrescos se tenía que hacer porque si no se revierten las curvas de diabetes, hipertensión y sobrepeso el sistema de salud colapsará en 5, 10 o 15 años”. 

Explicó que los resultados reales de estas políticas de disminución del consumo de azúcar se van a ver reflejados hasta en 10 a 15 años, pero con este impuesto generado a los refrescos se obtendrán 40 mil millones de pesos extra que se destinarán a terapia de sustitución renal (hemodiálisis y diálisis peritoneal ambulatoria) y en adquirir medicamentos más innovadores en materia de reducción de peso y con ello se dará atención inmediata para las consecuencias pero también representa una inversión para la prevención de estas enfermedades.

Conclusiones: Nuestro país enfrenta una crisis de salud que requiere de tomar decisiones determinantes para salvaguardar los intereses del pueblo de México. El aumento a este impuesto es el más grande en once años y probablemente no sea el último de acuerdo a los planteamientos mencionados.

No obstante, aunado a la importancia de aumentar el impuesto a los refrescos se requieren políticas públicas para lograr cambios en los patrones de alimentación de la sociedad mexicana para evitar que sucumbamos a estas ofertas tan variadas de bebidas saborizadas que inundan el mercado. Promover la educación para la salud desde la educación básica, privilegiar la ingesta de agua simple, fomentar actividad física y disminuir tanto como sea posible el consumo de refrescos jugos y néctares.

El escenario en materia de salud en nuestro país es muy preocupante y tenemos que actuar. Aún hay mucho por hacer, y muchos hábitos que debemos cambiar si queremos tener una buena calidad de vida para nuestro presente y futuro por venir.

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