El secretario de Estado de EUA, Marco Rubio, declaró desde Israel que la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina (UNRWA) “no puede tener un papel en la Gaza del futuro”, al considerarla “una filial de Hamás”. Con ello, el Gobierno de Donald Trump se alinea con la narrativa de Tel Aviv, que busca desacreditar al principal organismo humanitario de la Franja. La Corte Internacional de Justicia desmintió tales acusaciones y exhortó a Israel a permitir que la UNRWA atienda las necesidades básicas de la población gazatí.
Durante una rueda de prensa en el sur de Israel, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, afirmó que la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA) no tendrá participación alguna en la administración futura de Gaza, al calificarla como “una filial de Hamás”.
La declaración, realizada en el Centro de Coordinación Israel-EUA —establecido para supervisar el alto al fuego en la Franja—, marca un nuevo respaldo de Washington a la campaña israelí contra el organismo internacional, que durante los últimos dos años ha sido el principal actor humanitario en el enclave devastado por la ofensiva militar.
Rubio subrayó que su Gobierno está dispuesto a cooperar con otras ramas de la ONU, como el Programa Mundial de Alimentos, pero no con la UNRWA. “Se ha convertido en una extensión de Hamás”, aseguró, reforzando la postura de Israel, que acusa al personal de la agencia de mantener vínculos con el grupo armado palestino.
Sin embargo, la Corte Internacional de Justicia rechazó recientemente esas alegaciones, al no encontrar pruebas de infiltración por parte de Hamás y exhortó a Israel a permitir que la agencia garantice el acceso a alimentos, agua y medicinas para más de dos millones de palestinos atrapados en Gaza.
La visita de Rubio ocurre en un contexto de tensión política y militar. Washington intenta mantener el frágil alto al fuego, mientras el Gobierno de Benjamín Netanyahu impulsa nuevas medidas controvertidas, como la votación preliminar en la Knéset para anexar Cisjordania.
Rubio, acompañado por decenas de oficiales israelíes, intentó mantener un tono conciliador: “No hay nadie que quiera volver a los ataques. Eso sucedería solo si la tregua se rompe, y no estamos en ese escenario”, afirmó.
El domingo pasado, una ofensiva relámpago del Ejército israelí sobre Rafah dejó más de 30 muertos, tras un presunto ataque de milicianos de Hamás que mató a dos soldados. El episodio fue interpretado como el mayor desafío al cese de hostilidades desde que entró en vigor el alto al fuego.


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