El condado de Cameron, Texas, autorizó a la compañía aeroespacial SpaceX, de Elon Musk, la construcción de una nueva planta de combustibles para cohetes en Boca Chica, a pesar de la oposición de ambientalistas y denuncias de sobornos a funcionarios locales y federales. La instalación producirá oxígeno líquido y nitrógeno, sustancias esenciales para los despegues de la nave Starship, y reducirá el transporte de combustible desde otras zonas de Texas.
De acuerdo con información recopilada por Milenio, la votación del Tribunal de Comisionados concluyó con tres votos a favor y uno en contra, mientras un comisionado estuvo ausente. Los críticos alertan que la planta industrializa un ecosistema único, el cual es hogar de tortugas marinas, aves migratorias y ocelotes, y a su vez aumenta los riesgos de incendios y explosiones, tras incidentes similares recientes en instalaciones cercanas al río Bravo.

El proyecto ha generado polémica por supuestos sobornos de alrededor de 25 millones de dólares en donaciones y cabildeo destinados a políticos texanos para facilitar permisos y apoyos, según investigaciones de universidades estadounidenses. Aun así, SpaceX continúa consolidando su presencia con la primera ciudad privada concebida alrededor de un puerto espacial, conocida como Starbase City.
SpaceX anunció que este domingo 24 de agosto realizará el décimo vuelo de prueba de su Starship desde Boca Chica. Mientras tanto, la zona se transforma en epicentro de la industria espacial privada, combinando innovación tecnológica con desafíos ambientales.
Expertos y colectivos alertan que la expansión de la compañía sobre este territorio afecta dunas, humedales y biodiversidad compartida entre México y Estados Unidos. Las autoridades ambientales de ambos países supervisan la actividad, pero los riesgos para la zona continúan siendo un tema de debate.
Deja un comentario