Etiqueta: Claudio Ochoa Huerta

  • Anatomía de una mentira la fabricación del amparo falso contra los hijos de AMLO

    Anatomía de una mentira la fabricación del amparo falso contra los hijos de AMLO

    Por César Gutiérrez Priego

    La información sobre los supuestos amparos, presentados en dos estados diferentes a favor de los hijos del expresidente Andrés Manuel López Obrador, difundida por LatinUS, fue una mentira.

    Pero también un montaje

    Varias cosas deben quedarnos claras desde el comienzo. Y una de ellas es que la naturaleza de la información (manipulada desde un medio de comunicación) carecía de fundamentos legales.

    Me explico: un amparo, en la legislación mexicana, puede ser presentado por un tercero en nombre de un detenido, sin que este último tenga que estar presente.

    Eso es cierto

    Sin embargo, no es posible presentar el mismo amparo en dos jurisdicciones federales distintas de forma simultánea, ya que la ley establece un principio de competencia territorial.

    Eso por un lado. Pero, por otra parte, el supuesto abogado, señalado como el promotor de estos amparos, salió a desmentir categóricamente haberlos presentado.

    ¿Cuál era el objetivo dé LatinUS y del supuesto reportero, Claudio Ochoa Huerta? Manchar la imagen de los hijos de AMLO, pero especialmente del expresidente López Obrador.

    Seamos claros: la meta no era iniciar un proceso judicial exitoso. El objetivo de Claudio Ochoa Huerta y LatinUS era generar la percepción de que existía un conflicto legal y que los hijos del expresidente estaban en apuros.

    A través de este expediente fantasma buscaban manchar la reputación de la familia presidencial y del propio López Obrador. Este es un claro caso de lawfare, donde el sistema de justicia se usa como un instrumento de ataque político, no de impartición de justicia.

    Y ojo con esto, porque un amparo en dos estados no es un error, es un montaje.

  • Los peones de Loret

    Los peones de Loret

    ¿Quién es Claudio Ochoa Huerta?

    Por Ricardo Sevilla

    El oscuro pasado de sus ghostwriters

    La pluma de sus reporteros es un arma, no una herramienta para el periodismo.

    Carlos Loret de Mola no escribe ni redacta, ni investiga. El conductor estelar de LatinUs, el negocio priísta de Roberto Madrazo, no es periodista. Desde hace años, el presentador yucateco decidió contratar a un grupo de personajes que hacen las “investigaciones” por él.

    Loret de Mola es incapaz de sumergirse en una investigación periodística. El exconductor de Televisa no tiene tiempo para eso. El hijo de Rafael Loret de Mola se dedica a hacer relaciones públicas.

    Loret, nos revela una fuente que trabaja con el empleado de Federico Madrazo Rojas y Alexis Nickin Gaxiola (hijo y yerno de Roberto Madrazo, respectivamente) “nunca se ha preocupado por arrastrar la pluma ni hacer reportajes”.

    Detrás de las “develaciones” que ha hecho Loret en LatinUs se encuentra un equipo de reporteros, donde sobresale el nombre de Raúl Olmos, un veterano emanado de las filas de la revista Proceso. Sin embargo, hay un par de reporteros más jóvenes que, con una fidelidad y una lealtad que roza el fanatismo, se dedican a golpear los blancos que Loret y sus empleadores les indican.
    Los nombres de estos reporteros que alquilan su pluma son: Mario Gutiérrez Vega y Claudio Ochoa Huerta.

    El primero es un productor y guionista cinematográfico, oriundo de Irapuato, Guanajuato. Durante un par de décadas fue el ghostwriter de cabecera de Loret de Mola.

    No obstante, luego de que se dio a conocer que Gutiérrez Vega era quien preparaba los dardos pestíferos contra los enemigos de Loret, el columnista de El Universal decidió “congelarlo” y pasarle la batuta a Claudio Ochoa Huerta, un joven michoacano que egresó de la Universidad Anáhuac, una escuela fundada por Los Legionarios de Cristo, un grupo católico que, durante décadas, protagonizó múltiples casos de abuso sexual contra niños.

    Pero Ochoa Huerta tiene como peor atributo que miente con todos los dientes.

    Ayer, por ejemplo, él fue quien difundió la tendenciosa nota del supuesto amparo que, al final, resultó otro montaje de Loret de Mola y su alumno Claudio Ochoa Huerta.

    La falta de rigor periodístico de este esquema quedó al descubierto desde el momento en que presentaron un documento sin firma ni validez jurídica.

    Tanto Olmos, como Gutiérrez Vega y Ochoa Huerta saben muy bien que Loret de Mola no es periodista, sino, en el peor de los casos, un administrador de reportajes maniqueos y de guerras de odio que alquila sus servicios al mejor postor. Y todo mundo sabe que los mejores postores, los que compran plumas y conciencias, suelen ser los más corruptos.