Una balacera la mañana de este jueves en la alcaldía Cuauhtémoc vislumbró un panorama preocupante donde la extorsión y los robos están a la orden del día mientras su alcaldesa, Alessandra Rojo de la Vega, prefiere hacer tiktoks mostrando como, supuestamente, arregla baches.
La mañana de este jueves, la colonia Juárez no despertó con el aroma del café de especialidad, sino con el olor a pólvora.
Un operativo “quirúrgico” de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) para capturar a presuntos extorsionadores en la calle Río Ebro terminó en una balacera que dejó un policía herido y cuatro detenidos.
El mensaje es claro: en la Cuauhtémoc, los criminales ya no solo cobran piso, ahora también disparan.
Mientras tanto, desde la oficina de la alcaldía se insiste en la narrativa de “limpiar el desastre heredado”, pero los datos duros no se editan como videos de 30 segundos.

De enero a octubre de este año, la Cuauhtémoc registró 614 delitos de alto impacto por cada 100 mil habitantes, la cifra más alta de toda la capital, muy por encima del promedio de la Ciudad de México, que ronda los 274, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
A ello se suman las denuncias recientes de locatarios del Mercado 2 de Abril, en la colonia Guerrero, quienes acusan cobros de piso de hasta 30 mil pesos de entrada, pagos mensuales de 5 mil y hasta un “aguinaldo” criminal de 15 mil pesos.
Una economía paralela que florece mientras la autoridad posa para la cámara.
Rojo de la Vega ha sido señalada por priorizar su branding personal sobre una estrategia de seguridad real, territorial y permanente. Y la balacera de este jueves vuelve a evidenciar lo que ya se percibe a simple vista: a los delincuentes no les intimidan los discursos motivacionales ni los TikToks bien iluminados.
La ciudadanía de Cuauhtémoc reclama una alcaldesa que camine la calle y enfrente al crimen, no una que la use como escenografía para sus redes sociales.
















