Un ataque armado interrumpió la paz dominical en una iglesia mormona de Michigan. La rápida reacción policial evitó más tragedias.
Un domingo que parecía tranquilo se convirtió en pesadilla para los feligreses de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Grand Blanc, Michigan. Un hombre armado irrumpió en medio del servicio religioso y abrió fuego contra los presentes, sembrando el pánico. La policía llegó pronto y logró abatir al atacante, pero el daño ya estaba hecho.
El tiroteo dejó varias víctimas y el edificio de la iglesia terminó envuelto en llamas. Las autoridades pidieron a la población que se mantuvieran alejados del lugar, ya que era una escena activa con presencia de los servicios de emergencia. Por el momento, no se ha dado a conocer el número exacto de heridos ni su estado de salud.
“Mi corazón está con cada familia afectada”, compartió Gretchen Whitmer, gobernadora de Michigan, en un mensaje dirigido a la comunidad. La noticia también generó reacciones de funcionarios federales, quienes enviaron equipos especializados para investigar lo ocurrido.
El ataque tuvo lugar justo un día después del fallecimiento de Russell M. Nelson, quien lideró la iglesia mormona durante varios años. Este hecho conmocionó aún más a los creyentes de la región, quienes afrontan una doble pérdida.
Grand Blanc es una comunidad pequeña que raramente enfrenta hechos de violencia. Ahora, sus habitantes buscan respuestas y apoyo para superar este episodio tan doloroso. La policía continúa trabajando para esclarecer los motivos detrás del ataque, mientras las familias intentan encontrar consuelo y fortaleza en medio del dolor.
