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  • Bustos, Adler y Santuario: Lacayos de Javier Negre en La Derecha Diario

    Bustos, Adler y Santuario: Lacayos de Javier Negre en La Derecha Diario

    Se les acusa de ser meros “lacayos” del periodista ultraderechista español Javier Negre, dedicados al “golpeteo bajo” en lugar de al análisis serio. Destaca el activismo ruidoso y la grosería de Adler, la ideología radical de Bustos Thames y la ambición política de Santurio. 

    Qué fácil se les hace a ciertos personajes pasear su mediocridad con aires de sabelotodos. 

    Resulta que en el rincón más polvoriento del ecosistema digital, conocido como La Derecha Diario, se ha consolidado un grupo de periodistas “críticos” y “apegados a la verdad”, pero que de originales no tienen nada. 

    Hablamos de Juan Pablo Bustos Thames, Daniel Adler (el autodenominado “Gordo Dan”), y Santiago Santurio, tres figuras que más que escribir columnas o notas informativas, parecen operar como la brigada de utilería del verdadero jefe de la función: el mismísimo influencer ultra español, Javier Negre

    Es decir, son los lacayos con libreta, los monaguillos con megáfono de la cruzada libertaria.

    Bustos Thames, Santurio y Adler no son pensadores; son meros repetidores de un libreto preestablecido. Sus escritos, lejos de ofrecer análisis profundos, son poco más que gritos destemplados envueltos en la bandera del “combate cultural”. 

    En lugar de proponer ideas, se dedican a la gimnasia del golpeteo bajo, la descalificación y el linchamiento digital, práctica que, no sorprende, aprendieron a la perfección de su mentor peninsular. 

    Bustos Thames, con su perfil casi anónimo, parece el más aplicado de los tres, escribiendo sin descanso sobre el dogma liberal y negando cualquier atisbo de complejidad social que no encaje en su ideología de derecha radical. No investiga, recita.

    En 2018 fue detenido tras ser señalado como presunto integrante de una red dedicada a robar y vender información reservada de la AFIP. La Policía Federal allanó el estudio jurídico y el domicilio de Bustos en busca de soportes electrónicos y documentación vinculada al caso, quedando incomunicado tras los procedimientos.

    Luego está el fenómeno Daniel Adler, personaje conocido por su activismo ruidoso en redes y su participación en eventos como “La Misa del stream Carajo”, no solo genera polémica sino que parece vivir de ella. 

    Su modus operandi es tan sutil como un martillazo: la burla homofóbica y el insulto como argumento principal. Si la ultraderecha argentina tuviera un jingle, probablemente lo cantaría entre un improperio y una arenga. Es la prueba viva de que la “libertad” que pregonan se reduce, en la práctica, a la libertad para ser grosero. Su rol no es informar, es arengar al bajo instinto.

    Adler, conocido como “Gordo Hitman”, se presenta en redes y en canales de streaming como un especialista en seguridad y contraterrorismo con un pasado heroico en las fuerzas especiales israelíes, pero su biografía oficial está llena de inconsistencias: no hay registros de sus supuestas condecoraciones, misiones o cargos, y su trayectoria real se acerca más a la de un coach financiero devenido prestamista que administra empresas sin sustento comprobable. 

    Finalmente, encontramos a Santiago Santurio, quien utiliza La Derecha Diario no solo como plataforma de opinión, sino como pista de despegue para su carrera política dentro del espacio de La Libertad Avanza. 

    Santurio es la cara más visible de esta operación: el joven político ambicioso que, en lugar de debatir ideas serias, se alinea al circo mediático. Su principal escándalo no son los sobres con dinero, sino los sobres de lealtad incondicional que reparte a la dirigencia del partido, asegurando su lugar en la foto, aunque el costo sea el rigor intelectual y la decencia periodística. 

    El escándalo de los sobresueldos en el Ministerio de Capital Humano comprometió a Javier Milei a través del diputado Santiago Santurio, un dirigente cercano al Presidente cuya proyección había crecido tras la salida de Oscar Zago del bloque libertario. 

    Santurio, referente conservador y aliado de Martín Menem, fue señalado dentro de La Libertad Avanza por su presunto involucramiento en contratos irregulares con la OEI y por haber intentado posicionarse para reemplazar a Pettovello desde Educación, mientras mantenía vínculos con estructuras políticas y policiales cuestionadas por realizar inteligencia sobre vecinos en San Miguel. 

    Todo ello amplificó el malestar y las sospechas dentro y fuera del oficialismo.

    Son estos tres, en el fondo, los que validan el chiste: que en La Derecha Diario, el único periodismo que importa es el que aplaude a sus jefes, sean estos españoles o locales. Son el coro griego del odio y la poca sustancia.

  • Javier Negre y Fernando Cerimedo, los Minions de la ultraderecha

    Javier Negre y Fernando Cerimedo, los Minions de la ultraderecha

    Por Ricardo Sevilla

    Fernando Cerimedo y Javier Negre son los nuevos propagandistas de la ultraderecha. Sin apoyados mediática y financieramente por Ricardo Salinas Pliego.

    Ellos quisieran tener un rol protagónico en la cruzada ultraderechista. Pero, lamentablemente para ellos, no es así. Su función es maniobrable. Es decir: son intercambiables y, si se requiere, sacrificables.

    Aunque su motivación puede ser ideológica, también reciben, por ello, jugosos estímulos económicos: contratos de consultoría, monetización de canales, acceso a círculos de poder, etcétera.

    Pero vale la pena hacer un análisis sobre quiénes son estos personajes.

    Fernando Cerimedo es consultor político y especialista en redes/marketing digital. Y eso posibilita que sea un operador digital clave. De hecho, es el responsable de la difusión táctica de mensajes y la viralización de contenidos de campaña/desinformación.

    Cerimedo es tristemente recordado en la prensa argentina y brasileña por su supuesta participación en la difusión de “fake news” y campañas de desinformación masiva en el contexto de las elecciones brasileñas de 2022 y la investigación sobre el intento de golpe de estado a Lula da Silva.

    No es anecdótico que su empresa, Agencia La Marea, haya sido vinculada a campañas de ultraderecha en la región, incluyendo la de Javier Milei en Argentina.

    Por su parte, Javier Negre es lo que se conoce como “peón” en el ecosistema mediático; este personaje utiliza su plataforma para legitimar y amplificar narrativas polarizadoras, que, dicho sea de paso, le ha granjeado una reputación de falta de rigor periodístico.

    Negre es fundador del canal de YouTube “Estado de Alarma”. No debe olvidársenos que tiene antecedentes penales. Y es que fue condenado por el Tribunal Supremo español por intromisión ilegítima en el honor y la intimidad al inventar una entrevista a una víctima de violencia de género cuando trabajaba en El Mundo.

    Sin importarle un comino la ética periodística, Negre ha evolucionado a líder de un medio digital que promueve narrativas de ultraderecha, enfocado en la crítica al gobierno español y la promoción de figuras como Santiago Abascal (Vox) y Javier Milei.

    Esa historia ya se había vivido antes con el consultor de origen español Antonio Solá, artífice, en 2006, de la guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador.

    Solá es tristemente famoso por la frase “López Obrador es un peligro para México”, que fue el lema central de la guerra sucia, una campaña de desprestigio basada en inocularle a la población miedo contra el candidato.

    Ahora bien, el rol de los consultores como Cerimedo, Negre y Solá se ha transformado. Ya no solo se limitan a crear lemas de campaña, sino que gestionan la infraestructura digital para la fabricación y difusión masiva de narrativas políticas a través de redes sociales y plataformas como YouTube/Telegram, a menudo evitando los filtros y regulaciones de los medios de comunicación convencionales.

    De hecho, la aparición de canales como el de Negre ejemplifica la creación de medios de nicho hiperpartidistas que operan con un modelo económico basado en la polarización (clics, donaciones) y que actúan como caja de resonancia para las agendas políticas de sus patrocinadores, sustituyendo al periodismo por el activismo propagandístico.

    Es importante destacar que estos personajes no operan en un vacío nacional. Su trabajo es un síntoma de redes políticas y financieras que unen a figuras y partidos de ultraderecha en el mundo hispano (España, Argentina, Brasil, México, etc.), compartiendo tácticas, narrativas (anticomunismo, lucha contra la ideología de género, libertad extrema) y, desde luego, financiamiento millonario.

    También hay que decir que ellos no son más que personajes anecdóticos en toda esta estructura.

    En la cúspide de la estructura se encuentran los actores del poder fáctico (grandes empresarios, lobbies económicos y políticos de alto nivel) que buscan mantener o adquirir poder e influencia para proteger sus intereses económicos y políticos.

    Los operadores como Negre y Cerimedo cumplen la función de ejecutores tácticos. Su valor reside en su capacidad para generar el clima social y emocional necesario (miedo, polarización, ira) para que las agendas de los “jefes” avancen.

    El ecosistema mediático de ultraderecha, en realidad, es una secta con fines de lucro.