Kilmar Ábrego García, un migrante salvadoreño de 30 años, fue liberado el 22 de agosto de un centro de detención en Tennessee. Su deportación a El Salvador en marzo generó controversia.

Ábrego fue deportado el 15 de marzo, a pesar de que un tribunal de inmigración le había otorgado protección en 2019. Su caso atrajo atención porque no había pruebas de su vinculación con la pandilla MS-13.
Antes de su deportación, Ábrego vivía en Maryland con su esposa e hijos. Tras ser devuelto a Estados Unidos en junio, enfrentó cargos por transportar migrantes indocumentados.
Sus abogados contrataron una empresa de seguridad privada para llevarlo de regreso a Maryland. Una vez allí, deberá presentarse ante un oficial de supervisión.
A pesar de su liberación, Ábrego podría enfrentar nuevos problemas. Los funcionarios de inmigración podrían detenerlo nuevamente e iniciar un proceso de deportación hacia México o Sudán del Sur.
Su caso recibió atención porque la administración Trump tardó en reconocer el error administrativo en su deportación. La jueza federal Waverly Crenshaw, que supervisa su caso, ha instado a desestimar los cargos en su contra.
El camino de Ábrego sigue siendo incierto, pero su historia resalta la complejidad de los problemas migratorios en Estados Unidos. (Con información de Reuters).
