Etiqueta: Lawfare

  • Denuncia Evo Morales ser víctima de una guerra jurídica implementada por sus opositores

    Denuncia Evo Morales ser víctima de una guerra jurídica implementada por sus opositores

    La Fiscalía de Bolivia ordenó la detención de Evo Morales, ex presidente del país andino, asegura que se trata de una persecución política implementada por el presidente boliviano en el exilio, Luis Arce. A Evo se le acusa de presuntamente abusar de una menor cuando ejercía el poder.

    Evo Morales no planea entregarse a las autoridades, según informó su abogado Nelson Cox, y permanecerá resguardado por sus partidarios en la región del Trópico de Cochabamba, lugar que considera su fortín político.

    Denuncio al mundo que soy víctima de una brutal Guerra Jurídica (lawfare) ejecutada por el Gobierno de Luis Arce que se comprometió a entregarme como trofeo de guerra a EEUU”, denunció Evo en su cuenta de la red social X.

    Además de las acusaciones formales en su contra, Evo Morales enfrenta una medida excepcional de prisión preventiva durante seis meses en una cárcel pública, solicitada por el Ministerio Público de su país.

    El ex presidente Evo, de 65 años de edad, niega las acusaciones en su contra y también se niega a desistir de participar en las elecciones del año 2025, a pesar de que un fallo judicial lo inhabilitó para ser candidato.

    El caso

    Los padres de una menor, en ese entonces de 14 años de edad, la inscribieron en la “guardia juvenil” de Evo “con la única finalidad de escalar políticamente y obtener beneficios… a cambio de su hija menor”, dicen los documentos del caso legal.

    Los hechos habrían ocurrido en el año 2015 y para el 2016, el entonces presidente de Bolivia habría tenido una hija con la presunta víctima.

    Aunque Evo evita hablar del caso directamente, di ha declarado que: “El Gobierno tiene un ejército de fiscales, jueces, policías y militares que no solo buscan eliminarme política y moralmente, sino físicamente”.

  • Lawfare o golpe blando (II)

    Lawfare o golpe blando (II)

    “… Para cambiar la correlación de fuerzas ha entrado en escena el lawfare o guerra judicial, un  mecanismo  aparentemente democrático y ajustado a derecho, por el que socavar el poder, la imagen y las posibilidades de reelección de los  líderes de la izquierda. Poco se habla del origen del lawfare como una estrategia de carácter militar, encuadrada en una guerra de amplio espectro…”.


    El lawfare: Golpes de Estado en nombre de la ley. Arantxa Tirado. Ediciones Akal. Pp. 256

    La guerra jurídica o lawfare se despliega a través del uso ilegítimo del derecho interno de cada país o del derecho internacional. Como lo hemos podido constatar en el caso de mandatarios o figuras representantes del progresismo o la izquierda latinoamericanos a los que se les ha dado un golpe blando. Los casos más recientes son los de la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández, y del presidente del Perú, Pedro Castillo, en los que el mecanismo de golpe se basa en detectar “delitos” o comportamientos sobre los que haya “unanimidad de repudio”, y que además hayan despertado indignación entre la ciudadanía (las acusaciones se basan supuestos casos en corrupción, robo o fraude).

    Para desactivar a un líder político basta con imputarle alguno de esos delitos y su prestigio terminará diluido entre medios y páginas de la derecha mediática y las narrativas opositoras que se encargarán de que el repudio sea lo suficientemente “alarmante” para llamar la atención de sectores de la población afines a la derecha y/o entre otros grupos populares en los que se siembra la duda acerca de la honestidad del dirigente político. 

    En un sistema judicial honesto se requeriría de una sentencia de los tribunales basada en la judicialización transparente y apegada a derecho. Sin embargo, esto no ocurre en los casos en los que se ha tenido el propósito de quitar de en medio a gobiernos no afines a los intereses conservadores. Ha habido casos como el más reciente de Lula da Silva en Brasil quien estuvo preso más de 500 días por un delito de corrupción que no cometió, tiempo muy conveniente para que impedirle participar en el proceso en el que Jair Bolsonaro fue electo presidente.

    El sistema judicial representa el sector más conservador del estado, no solo en nuestros países sino más allá del continente. Recordemos que las democracias liberales están sustentadas en principios esenciales como la defensa de la propiedad privada y el establecimiento de libertades individuales, entre otros, cuyo fundamento jurídico es pieza clave en la conservación de los estados liberales. El poder judicial es en sí mismo conservador y las reformas que pretendan modificar sus estructuras para “liberalizarlo” no resultan de gran calado ante las múltiples resistencias que desde su interior se producen. 

    Sin embargo, las coyunturas en las que se recurre a la guerra jurídica se complejizan cuando hay otras variables que se incluyen. Los mecanismos con los que se bombardea a una figura politica o dirigente social son múltiples y complementarios, de ahí que haya autores que se refieran a la guerra híbrida. La articulación efectiva de todos esos elementos conducirá o no a un exitoso golpe blando. Recomiendo la serie documental que con ese nombre dirigió Daniel Marmolejo1

    Como lo señala Arantxa Tirado, en El lawfare: Golpes de Estado en nombre de la ley, el inicio del proceso legal, la campaña de culpabilización en medios, el despliegue de testimonios acusatorios ad hoc, la preparación ante la opinión pública de supuestas pruebas, todo ello puede generar ya una sentencia -sea o no cierto el delito cometido- y, por tanto, la desactivación del oponente político

    Cuando esto no es suficiente, siempre se puede recurrir a los vericuetos de un sistema judicial corrupto o, al menos, permeable a un cierto nivel de corrupción: una elección del juez adecuado una prisión preventiva sin necesidad de sentencia, una adecuada elección de pruebas, la eliminación de otras, etcétera. 

    De hecho, la propia politóloga española Arantxa Tirado, en el texto de su autoría citado en el epígrafe, incluye al lawfare como un elemento de la guerra híbrida, definiéndola como “… el uso añadido de actividades informativas, ciberinformáticas, diplomáticas y financieras que complementan las acciones de la guerra tradicional. De este modo el lawfare se camufla como legalidad cuando es solo un arma de guerra más…”.

    La izquierda latinoamericana tiene ante sí un gran reto frente al fortalecimiento de la derecha cuya experiencia en la aplicación de la nueva guerra contrainsurgente, basada en las estrategias de guerra híbrida, entre cuyas tácticas bélicas se encuentran el lawfare y el golpe blando, corre vertiginosamente ante el creciente número de gobiernos latinoamericanos cuyos objetivos están confrontados con las élites nacionales e internacionales. 

    ¿Qué requieren los gobiernos de izquierda, nacionalistas o progresistas para asegurarse de que la derecha y la ultraderecha no les enderecen juicios que lleven a la cárcel a sus líderes o les obliguen a dejar el gobierno? ¿Cómo enfrentar al brazo mediático que coadyuva en esa tarea, sin que se invoque la violación de las sacrosantas libertades de expresión y de prensa ante la defensa gubernamental de su causa?  Por lo pronto, más allá del triunfo en las urnas, los gobiernos deben fortalecer los vínculos con la movilización popular. 

    La cercanía con el pueblo, como el poder al que se deben los gobernantes, debe mantenerse. La identidad entre población y liderazgo debe continuarse cada día como una labor basada en el trabajo en territorio más que en el escritorio. La comunicación personal, sin mediaciones, puede ser una estrategia que limite los efectos sociales de la derecha mediática, como lo representan las conferencias matutinas y las visitas del presidente a las entidades. 

    En estos mismos momentos el valiente pueblo peruano se enfrenta a las fuerzas armadas golpistas exigiendo la libertad de su presidente, la disolución del congreso, la conformación de un constituyente y la salida del gobierno golpista encabezado por la otrora vicepresidenta, Dina Boluarte, para restituir en el cargo para el que fue electo Pedro Castillo, apenas hace año y medio.

    Estamos ciertos que las movilizaciones populares son, por ahora, el principal recurso con el que cuentan los gobiernos democráticos para mantenerse o regresar en caso de ser removidos a través de un golpe blando. Afortunadamente para la causa de la izquierda hay ejemplos: Bolivia 2019 y México 2004-2005 cuando el desafuero de Andrés Manuel López Obrador, por cierto primer lawfare de características antes descritas.

    • 1Marmolejo, Daniel. Guerra Híbrida. Seriedocumental de cuatro capítulos. YouTube. 2019-2021.Recomiendo la entrevista que, en el programa de YouTube de Los Periodistas, se hizo a Arantxa Tirado el 9 de diciembre de 2022. Pueden verla en el siguiente enlace:  https://www.youtube.com/watch?v=W2WX0cBy7x8
  • LA DERECHA CONTRAATACA EN AMÉRICA LATINA

    LA DERECHA CONTRAATACA EN AMÉRICA LATINA

    El 6 de diciembre del 2022, Cristina Fernández de Kirchner, vicepresidenta de Argentina, fue acusada por los delitos de administración fraudulenta con perjuicio a la administración pública, por lo que fue condenada a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, sin ningún tipo de prueba contundente que respalde dichas acusaciones. Un día después de la acusación a la vicepresidenta de Argentina, Pedro Castillo Terrones, el ex presidente de Perú, fue detenido y acusado de “incapacidad moral”, después de anunciar de cerrar el Congreso de la República, instaurar un estado de excepción, el establecimiento de un toque de queda nocturno y convocar a elecciones para establecer un nuevo congreso con facultades constituyentes. En su lugar la presidencia fue ocupada por su vicepresidenta Dina Boluarte, llevando a Perú en uno de los episodios más oscuros en su historia. Ambos acontecimientos están relacionados, ambos son ataques bien coordinados de la derecha oligarca por medio del lawfare, para tumbar la ola de gobiernos progresistas en América Latina comenzadas con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en julio del 2018. ¿Qué ocurre en Argentina y Perú? ¿Qué es el lawfare? ¿Qué pueden hacer los gobiernos progresistas ante estos golpes de la derecha global? 

    Para muchos de los lectores que no estén familiarizados con el término lawfare, será explicado. Lawfare es una palabra acuñada por el diccionario de lengua inglesa de la Universidad de Oxford, formada de dos palabras inglesas law y warfare. Es decir, ley y guerra. Esto es la utilización ilegal de las instancias judiciales nacionales e internacionales, bajo la apariencia de legalidad, para inhabilitar o provocar el repudio popular contra un oponente político. Con la ayuda de los medios de comunicación montan golpes blandos para imponer una realidad, cambiando el paradigma. No es lo mismo que un golpe de estado tradicional, porque este último cuenta con el respaldo de las fuerzas armadas. Aunque en el caso de Perú, los golpistas contaron con el respaldo de las fuerzas armadas y la policía peruana. De modo que se puede considerar lo ocurrido en Perú como un golpe de Estado. 

    A través del tiempo, se ha visto como príncipes, reyes, emperadores y políticos han sido blancos de ataques, intentos de asesinato y lawfare porque han sido un obstáculo a los intereses de sus opositores. Como el atentado que sufrió el general y presidente francés Charles de Gaulle el 22 de agosto de 1962, porque la ultraderecha francesa veía con malos ojos la independencia de Argelia; el magnicidio de la pareja real austrohúngara, Francisco Fernando y su esposa en Sofía Chotek fueron asesinados en Sarajevo por la Mano Negra o Unión o Muerte, una organización paneslavista serbia, que buscaba unificar a los países de los Balcanes en una sola Serbia y veía la anexión de Bosnia y Herzegovina al imperio austrohúngaro como una amenaza a los planes de unificación, asesinato que detonó el inicio de la Primera Guerra Mundial; y en el 2018 Lula da Silva pasó 580 días en prisión por una condena de corrupción que lastraba su carrera política y permitió el ascenso de Jair Bolsonaro, pero detrás de este juicio estaba la ultraderecha que veía a Lula como una amenaza y buscaba la forma de mermar su poder político. 

    Como resultado de estos recientes golpes en América Latina, manifestantes llenaron las calles de muchas ciudades de Argentina y Perú en defensa de Kirchner y Castillo. Sin embargo, es en Perú donde  la situación es muy crítica y problemática. La policía peruana ha reprimido las manifestaciones con el uso de la violencia ocasionando heridos y muertos.  Mientras que la derecha está ocupada en golpetear mediáticamente al ex presidente Castillo, los países de América Latina, encabezados por los gobiernos de la República de Colombia del Gustavo Petro, la Republica de Argentina de Alberto Fernández de Argentina, el Estado Plurinominal de Bolivia de Luis Arce y los Estados Unidos Mexicanos de Andrés Manuel López Obrador  en un comunicado expresaron su profunda  preocupación ante los recientes acontecimientos que llevaron a la destitución de Castillo Terrones. Este es parte del comunicado:

    “Nuestros gobiernos hacen un llamado a todos los actores involucrados en el anterior proceso para que prioricen la voluntad ciudadana que se pronunció en las urnas”, dijeron en el comunicado publicado después de que muchos de ellos ya hayan expresado su preocupación por la crisis desencadenada en Perú desde que Castillo decidiera disolver el Congreso, en lo que muchos vieron como un golpe de Estado, y fuera arrestado por ello…”

    Antes de ser despojado de su cargo, Castillo solicitó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador asilo político. Por lo que el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) mexicano Marcelo Ebrard respondió ante la situación que son las autoridades peruanas las que deben de determinar el estado legal del ex mandatario y que la oferta sigue vigente. Ahora solo queda por determinar lo que sucederá con la cumbre de la Alianza del Pacífico, que se iba a llevar a cabo en Perú y AMLO tenía la intención de viajar para entregar la presidencia pro tempore.

    En resumen, la derecha global busca contraatacar por cualquier medio necesario para detener el avance de los gobiernos progresistas en América Latina, ya sea por lawfare, usar los medios de comunicación para poner al público en contra de un mandatario o por medio del asesinato. Los hombres débiles usan la ley a su conveniencia, y cuando no, solo la quebrantan. Esto que quiere decir, que la derecha no son personas fuertes, fuertes de voluntad, porque siempre están sujetos a las leyes del libre, cuando quieren usan las leyes o las rompen para realizar algún negocio al amparo del poder público o entregar un recurso público a una empresa privada.