Por Ricardo Sevilla
Ayer le dijimos que hoy estaría Leonardo Lomelí en Madrid España. Y que estaría acompañado por Enrique Krauze y Ciro Murayama. ¿Y qué cree? No nos equivocamos. Leonardo Lomelí Vanegas, que pensaba viajar a España, decidió no ir para no levantar más críticas a su alrededor.

Sobre todo ahora que la UNAM está atravesando por una de las crisis más graves de su historia.
Lomelí tiene a la máxima casa de estudios en llamas y a múltiples planteles en paro. Y eso se debe, como se lo hemos informado, a la urgente crisis de seguridad que existe dentro y fuera de las instalaciones universitarias.
Pero ¿sabe usted quién sí estuvo en España, invitado por la UNAM? El dueño y director de la revista Letras libres: Enrique Krauze.
Y es que, mientras el rector Lomelí, al final, decidió que mejor daría su conferencia de manera virtual, Enrique Krauze sí viajó al viejo continente.
Y allá fue recibido con bombo y platillo por el exconsejero del INE, Ciro Murayama.
Y no solo eso. Lomelí, Krauze y Murayama estuvieron acompañados por León de la Torre Krais, quien de 2016 a 2020 fue Jefe de la Delegación de la Unión Europea en Bolivia. El invitado de la derechizada UNAM, en 2021, fue exhibido por activistas, intelectuales y organizaciones de izquierda en Italia por su presunta injerencia en asuntos internos en ese país.
¿Y sabe qué? Que en la dirección de Comunicación Social de la UNAM están que se los carga pifas. Y están enardecidos, porque no les gusta que los exhibamos.
Y déjeme decirle que quien no se aguantó las ganas de salir a insultar fue Néstor Martínez Cristo, el coordinador de Proyectos Especiales (y sin importancia) de la Rectoría.
Y es que, hace algunos ayeres, Martínez Cristo ordenó que me sacaran de la Cámara de Diputados cuando fui a cuestionar al falso doctor Enrique Graue.
Este señor, que forma parte de las huestes de Juan Ramón de la Fuente, se dio gusto llamándome mentiroso y “miserable”.
La respuesta airada y personal Martínez Cristo al ser expuesto demuestra que la rectoría percibe la fiscalización periodística como una agresión y no como un mecanismo de rendición de cuentas. La descalificación ad hominem (“mentiroso”, “miserable”) sustituye la obligación de responder con datos o argumentos.
Infelizmente, ese es el comportamiento habitual, el lenguaje y los arrebatos de la casta dorada, al verse exhibida.
Y aquí me parece pertinente hacer un apunte sociológico: la presentación en Madrid, de Enrique Krauze y Leonardo Lomelí es un acto de acumulación de capital simbólico por parte de una élite, que se realiza en un espacio de consagración internacional avalado por la UNAM. Este capital simbólico, no nos hagamos tontos, sirve para legitimar su posición y distinguirse de las preocupaciones mundanas y urgentes de la masa universitaria. Y, de esa manera, la universidad se convierte en un medio para seguir apuntalando a una casta dorada, en lugar de un fin para servir a la comunidad.
Y le dejo una pregunta a usted, querido lector-lectora: ¿Quién paga los viajes de esta élite Intelectual?
Cualquiera que sea la respuesta, una cosa es cierta: el viaje de Krauze a España, pagado –o facilitado– por la UNAM, es la metáfora del despilfarro y la desconexión de la rectoría frente a la comunidad universitaria.
