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  • Reporteros de nota roja en Chilpancingo, Guerrero, denuncian que han sido intimidados por un individuo durante sus coberturas; exigen a las autoridades garantías para ejercer su labor periodística

    Reporteros de nota roja en Chilpancingo, Guerrero, denuncian que han sido intimidados por un individuo durante sus coberturas; exigen a las autoridades garantías para ejercer su labor periodística

    El gremio periodístico de Chilpancingo, Guerrero, denunciaron que han recibido actos intimidatorios de un sujeto, cuando realizan sus actividades de cobertura informativa, así como exigieron a las autoridades garantizar su seguridad en el ejercicio de su labor.

    La Asociación de Reporteros de Información Policíaca en Guerrero, hicieron un llamado a las autoridades municipales, estatales y federales, para que les sea garantizado el libre ejercicio periodístico y atender situaciones que podrían implicar un alto riesgo, para los periodistas que diariamente cubren los sucesos de la nota policiaca.

    En ese sentido, los reporteros denunciaron que, desde hace algunas semanas, un individuo cuya identidad es desconocida, ha llegado a los lugares de los hechos y ha interrumpido las labores de cobertura de “nota roja” en Chilpancingo. 

    “Mientras nosotros hacemos nuestro trabajo, intimidatoriamente y sin presentarse ni mayor explicación, se nos acerca y advierte que está prohibido grabar en la zona”, señala el posicionamiento de los periodistas.

    Además, explicaron que en todo momento el sujeto ha estado acompañado de otras personas, así como declararon que desconocen si pertenece a algún grupo delictivo que opera en Chilpancingo.

    Asimismo, exigieron a las autoridades garantías para seguir ejerciendo nuestro trabajo periodístico, como lo han venido ejerciendo durante varios años sin meterse en problemas con nadie, ya que su trabajo es meramente profesional e imparcial. 

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    El país en llamas de la tele II

    La nota roja apareció en México durante el Porfiriato, donde algunos diarios empezaban a documentar las muertes y asesinatos ocurridos. Ese régimen contrario a los intereses del pueblo y genocida, relacionaba la nota roja con las clases bajas, ya que de acuerdo a una aseveración del periódico porfirista “El Imparcial”, los pobres eran los responsables de la gran mayoría de los crímenes que ocurrían en el país. Esos conceptos clasistas fueron los que en los hechos comenzaron a polarizar a la sociedad mexicana.

    La mayoría de las notas eran escritas con algunas ilustraciones, pero la narración era la encargada de recrear el ambiente con lujo de detalle, explicando la posición de los cuerpos, las manchas de sangre, armas utilizadas y entre más inusual mejor, por ejemplo, se leían historias de mujeres que clavaban palos en los ojos de sus maridos, suicidios con cuerdas para colgar ropa, trabajadores que mataban a su empleador con artículos caseros, como tijeras para cortar carne, entre otras cosas.

    Estas narraciones eran y siguen siendo, una manera perversa de mantener a la población aterrorizada y a la vez entretenida, alimentando el morbo. Desde entonces y hoy aún más, asesinatos, homofobia, misoginia, secuestros, violaciones y ejecuciones a sangre fría, entre otros hechos violentos se difunden a raudales y sin censura.

    Según la investigación de Daniel C. Hallin titulada “La nota roja: periodismo popular y transición a la democracia en México” al paso del tiempo, la narración ya no era suficiente, se necesitaba constancia de que en realidad habían sucedido esos crímenes. Por ello empezaron a surgir periódicos como ‘La Prensa’ (agosto 1928), que fue el primero en meter fotografías de verdaderas carnicerías humanas, por lo que fue considerado por muchos años como un periódico sensacionalista y amarillista, algo que a sus editores no les importó, puesto que era el más vendido del país.

    Más adelante, en 1963, este formato saltó a los tabloides y encontró a su mayor exponente en la revista Alarma!, quien sólo se dedicó a satisfacer el morbo a niveles enfermizos, ya que mostraba sin ningún tipo de censura fotografías de cadáveres, trataba temas tabú del país, como la homosexualidad, el adulterio, entre otros. Su éxito se debió sobre todo al tratamiento de los temas, ya que lo hacían con un humor negro que jugaba con los titulares, al presentarlos en doble sentido bajo un lenguaje coloquial y sin ningún tipo de respeto hacia las víctimas. Mientras tanto las ventas aumentaban año con año, llegando a tener tirajes de un promedio de 500.000 ejemplares semanales.

    Esos empresarios decidieron aprovechar el éxito y hacer negocios alternos que le sacaran jugo a esas historias pero con toques de humor, sexo y ficción. De aquí surgió la revista “Casos Reales”, donde se abordaban muchas de las historias que aparecían en el Alarma!, pero adaptadas en formato de foto novela, donde el tema recurrente eran los desnudos bajo temáticas de violencia gráfica. Así se dio entrada a que surgieran otras revistas sexuales en foto novela, vinculándose así violencia con sexo. Desde mi punto de vista, una combinación que puede llevar en un momento obnubilado a un feminicidio.

    Años después la nota roja se concentró en los telespectadores.  En  TV Azteca ha habido programas de corte amarillista como Ciudad Desnuda, Visión Urbana y Fuera de la Ley, en Televisa emisiones como Primer Impacto y Duro y Directo. Se trata de producciones sensacionalistas que se centran en crímenes callejeros, robos de bancos, atracos a taxistas o niños robados. Todo ello envuelto de manera impactante con ritmos rápidos, tonos sofocantes, imágenes dramáticas y altos niveles emotivos, impresionantes titulares, efectos sonoros, dramáticas narraciones, reconstrucciones, planos a cámara lenta y demás.

    Hoy en el colmo de la saturación, lectores de Teleprompter pagados para crear desestabilización política a través de noticias falsas y sensacionalismo, adoptan una actitud de enojo, indignación o burla y diario suministran noticias de “espantosos crímenes”, “ríos de sangre”,  “bajas pasiones”, “ejecutados”,  “acribillados”, etc. Además con sorna y desdén han utilizado términos como “Mochaorejas”, “el Pozolero”, “el Chupa Cabras”, “el Mata Viejitas”, etc. Todo para inculcar miedo o como en nuestros días, desaprobación del gobierno actual en su público.

    Estos medios de manipulación se han encargado no sólo de deformar la realidad a tal grado que ciertos sectores de la población no pequeños, piensan hipnotizados, que vivimos en una dictadura y en un país en llamas. No se dan cuenta de los intereses económicos que hay detrás de toda esta estratagema. ¿Qué hacer? Ahora que en septiembre se determinarán los nuevos presupuestos para el próximo año, el fortalecimiento financiero de los medios públicos debe ser estratégicamente prioritario. Es urgente.

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    El país en llamas de la Tele I

    Cuando la gente se dirige a sus trabajos en transporte público, en su camino se encuentran con publicaciones que muestran portadas de personas descabezadas, desolladas o víctimas de un severo accidente o asesinato.  Junto a estas fotografías a todo color también se ve usualmente a una mujer semidesnuda con actitudes explícitamente sexuales. 

    Es así que sin ningún tipo de censura, chicos y grandes están expuestos a una violencia gráfica impresa que remata luego con la televisiva. En México, los niños y cualquier persona han sido insensibilizados y pueden enfrentarse a estas imágenes sin ningún tipo de sobresaltos, porque esto ya se ha vuelto parte habitual del paisaje. En los debates de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, cuando yo era estudiante ya nos preguntábamos: ¿La gente es morbosa por naturaleza y por eso consume la nota roja con avidez ó los medios han creado una especie de apología de la violencia y por eso la gente es morbosa?

    Mientras usted querido lector resuelve el enigma, las noticias de sangre, inseguridad, violencia  y tragedia se presentan cotidianamente como si esto definiera la realidad del país. Las secciones policiacas de los noticieros  hablan de muertos, desorden y agresiones en su apariencia más grotesca e inmediata, sobre todo ha sido una consigna de los medios de manipulación desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia en el 2018.

    A finales del 2006, el usurpador de la presidencia Felipe Calderón le declaró la guerra al narcotráfico, lo que llevó al país a una escalada de violencia y actos con sellos de crueldad nunca antes vistos. Esto provocó que muchos medios necesitarán contratar fotógrafos y reporteros especialistas en nota roja y las publicaciones o noticieros televisivos que mostraban esta realidad eran los más vistos. Sin embargo, después se firmó un pacto donde los medios y ese gobierno se comprometieron a no hablar del horror en el que se sumió al país por culpa de un genocida caprichoso.

    Empero, la realidad no se podía tapar con un dedo y se dispararon las ventas de “El Gráfico”, “El Metro” y “Extra”, periódicos con un mismo formato: una portada a todo color con una fotografía sumamente violenta, un titular “bromista” que juega con la imagen, el humor negro y la crueldad (sello característico de ese tipo de ediciones desde la tristemente célebre ¡Alarma!) y de cajón  la chica en ropa interior.

    Hoy por hoy, estas publicaciones denigrantes y mezquinas,  son las más vendidas del país, con precios realmente ridículos, ya que en promedio tienen un precio de tres o cinco pesos, lo que las hace accesibles para la gran mayoría. El  tiraje de estos pasquines llega casi a los 700.000 ejemplares. Muchos más que cualquier otro diario.

    Las notas policiacas explícitas y sensacionalistas pasaron en una especie de contagio fatal, de los medios impresos a la televisión y hoy en día todos los noticieros de los medios de manipulación comerciales tienen una sección (usualmente muy amplia y repetitiva) dedicada a explotar el morbo de los televidentes. Pero desde hace cinco años, han utilizado la exacerbación de la violencia para crear una sensación en la ciudadanía de un Estado fallido, un país en llamas y sin ley.

    En pleno siglo XXI con tantas alternativas de información, en algunos sectores de la población todavía lo que digan en la tele, es la puritita verdad. Así sin cuestionamientos, ni una racionalización mediana, sin reflexiones de ningún tipo, los extremos sociales se unen en su flojera o ignorancia mental y terminan repitiendo, sintiendo y tal vez padeciendo, el caos con el que se nos bombardea todo el día los 365 días del año. Así que sectores ricos, medianos y pobres se polarizan y exacerban su odio y su miedo.

    Los noticieros de adn40, Azteca Noticias; Formula TV; ImagenTV; Noticieros Televisa con los programas de En Punto con Denise Maerker, Despierta, Tercer Grado, Al aire con Paola, Las noticias con Carlos Hurtado, Hora 21, Es La Hora de Opinar con Leo Zukerman; La barra de noticias cada hora de Foro TV en especial el de “Son las 3” con Mariana Hernández; Milenio TV y sus noticias todo el día; los noticieros de Telediario canal 6; además de los noticieros de canales locales y hasta noticieros estadounidenses en español como CNN,  están diseñados con especial atención hacia un solo mensaje: que el país se está cayendo a pedazos, es ingobernable, está sumergido en el caos y en la violencia total. Implicando que el gobierno de la 4T es igual o peor que los demás, que es incapaz, inexistente, y que sólo se guía por ocurrencias.

    Para cumplir con esta misión deleznable, mentirosa y mercenaria esos medios se valen del dolor, de la tragedia explicita, del sensacionalismo, amarillismo y morbo de la nota roja. Sin recato ni vergüenza algunas veces utilizan imágenes viejas, o del extranjero; en otras ocasiones repiten y repiten notas extensas de asesinatos, secuestros, tragedias, incendios y todo lo que pueda decirle o sugerirle al televidente que el país no tiene solución, que las cosas andan peor que nunca y que mejor no salga de su casa ni vuelva a votar por el cambio.

    Algunos psiquiatras aseveran que hemos hecho al cerebro humano flojo y simple y creo que tienen razón. Mucha gente no quiere pensar, investigar, aprender, leer, preguntarse. Quieren las cosas digeridas, explicadas y si se puede en imágenes (nada de letras). Como dice el dicho quieren todo peladito y en la boca, sin hacer el menor esfuerzo. Quizá por ello estos locutores mercenarios vendidos al capital que dicen las cosas con tal seguridad y desparpajo, como si tuvieran la verdad absoluta, terminan por ser quienes dictan lo que está bien o está mal, en una suerte de sacerdocio televisivo que hipnotiza y ataranta a mucha gente. Pero a la gran mayoría de mexicanos ya no nos engañan y en un acto de heroicidad cotidiana nos rehusamos a creerles a estos mentirosos y saboteadores profesionales.