En México, la traición a la patria no es un chiste, la Constitución lo deja bien clarito, quien invite a una potencia extranjera a intervenir en nuestros asuntos, quien abra la puerta a que otra nación meta la nariz en lo que no le compete, se coloca directamente en la línea de fuego de uno de los delitos más graves: traición a la patria.
¿Cómo se atreven a pedir la intervención de Estados Unidos en México, con toda la historia que llevamos en la piel, con cada cicatriz que nos recuerda que el vecino del norte nunca ha venido a salvarnos, sino a despojarnos, humillarnos y dictarnos cómo vivir?
La senadora Lilly Téllez, en su eterna cruzada por ganarse un aplauso de Washington, volvió a pedir la intervención de Estados Unidos en México. Sí, leyó bien, intervención, como si no tuviéramos suficiente con la larga lista de países destrozados por la “ayuda” estadounidense, ahora quiere abrirles la puerta de par en par, mientras México carga siglos de historia resistiendo saqueos y abusos, ella sueña con alfombrarles la entrada, si claro, al Pentágono.
Y ahí está la senadora Téllez muy orgullosa ella de pedir “ayuditas”, del extranjero para arreglar lo que aquí, los mexicanos y mexicanas lo decidimos con votos, con leyes y con soberanía.
¿De verdad hay mexicanos tan miopes, tan colonizados mentalmente, que hoy en pleno siglo XXI se arrodillan y piden que la Casa Blanca meta sus botas en nuestra tierra? Y sí, los hay, y no se confundan, no es paranoia ni nacionalismo vacío, la historia mundial lo demuestra. Cuando Estados Unidos “interviene”, no trae paz, trae sangre y destrucción.
La lista es larga… Irak, Siria, Irán, Afganistán, Libia, Chile, Panamá, Guatemala, Filipinas, Cuba, El Salvador, Honduras, Sudán, Somalia, Nigeria, Vietnam, Granada, Haití, Honduras, Nicaragua, Palestina.
Hay que recordarle a la senadora que la traición a la patria no es un insulto que se lanza a la ligera, es uno de los delitos más graves que existen en la vida de un país.
Les mando un abrazo fraterno.

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