Etiqueta: Sergio Macías

  • SANDRA CUEVAS O LA CAMALEONA INCOMPETENTE

    SANDRA CUEVAS O LA CAMALEONA INCOMPETENTE

    Una invitación a desayunar con Carlos Alazraki –ese publicista de ideas fascistas que se lleva, pero no se aguanta– es casi un pasaporte a la ignominia. Solo que eso no lo saben quienes, orondos, van ahí a deglutir, porque los ciega su clasismo, su racismo, así como su odio y desconocimiento de todo lo que tiene que ver con la Cuarta Transformación… Son ciegos selectivos y no pueden ver la grandeza de la Refinería Olmeca (dicen que es una fachada), ni la del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (lo confunden con una terminal de camiones), ni la importancia que para la gente mayor y sobre todo la de escasos recursos tienen las becas y los demás apoyos. No pueden aceptar que este gobierno, lejos de destruir, construye obras pequeñas como los Bancos del Bienestar y obras insignia sin endeudarse. No ven, porque no quieren ver, los logros de la administración que tutela Andrés Manuel López Obrador.

    Sandra Cuevas ve como una victoria que la hayan invitado a desayunar con Alazraki. Cree que es un premio a su “trabajo político”. Sandra Cuevas piensa eso porque ella piensa poco. Y aunque en su perfil de Twitter dice ser doctorante es más bien ignorante de la manera de gobernar, lo cual no tendría nada de malo si no fuera porque –al parecer con la ayuda de Ricardo “el Rapero” Monreal, coordinador de Morena en el Senado– esta personita es la alcaldesa por el PRIANRD en Cuauhtémoc y lamentablemente tiene iniciativa, pues no para de decir y hacer tonterías. 

    Sandra, el Tribunal de Justicia Administrativa de la Ciudad de México ha ordenado tu destitución durante un año, en un juicio que ahora has impugnado. 

    He emprendido una defensa legal y continuaré trabajando; existe una persecución en mi contra y este gobierno usa una fabricación de delitos para atacar a los servidores públicos destacados, como una servidora.

    ¿Para qué tanta parafernalia en tu toma de protesta?

    No hubo tal parafernalia. A mí me gusta hacer las cosas bien.

    ¿Alfombra roja? ¿Mariposas quemadas con juegos pirotécnicos?

    Me desmarco de tales acciones.

    En esa ocasión, dijiste: “Yo no voy a gobernar para pobres, porque sé lo que significa ser eso… fui como ustedes y voy a gobernar para que, como yo, se vayan para arriba y nadie los manipule”. ¿Qué significa?

    Significa que a López Obrador “le gusta un país con pobreza, un país con gente pobre porque es a la que puede manipular”. Yo haré que los ricos, los empresarios, sean aún más ricos. Y animaré a la gente pobre para que se supere.

    Me es difícil contener la risa al pensar en el que podría ser su eslogan: “Anímate a ser rico: deja ya tu pobreza”.

    Pero el presidente siempre ha luchado contra la pobreza. Hace más de 20 años, cuando era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, puso en marcha la pensión para los adultos mayores, y ha privilegiado al sureste del país, que es donde habita el mayor número de pobres. 

    No sé cuál Sandra Cuevas me responderá: la que dice hablar con Dios para que le brinde sabiduría, la que golpea policías, la que echa a los pobres que afean las calles, la que cierra deportivos, la que desaparece el arte popular, la que se enloquece por el orden y la disciplina o la de los discursos torpes anti Andrés Manuel. 

    Queda claro: hay muchas Sandras Cuevas. Porque si Sandrita va al parque, se disfraza de deportista; si se sube a una excavadora, se convierte en conductora calificada; si se pone a barrer (aunque no sabe barrer), cree que es una empleada de limpia del gobierno; si Sandy está en una feria, es la vendedora de algodones de azúcar; si se sube a una moto de policía, se convierte en el Amorcito Corazón de Pedro Infante; si le toca decir unas palabras, imita (y muy mal) a cualquier viejo político priista (en una inundación: “No se ahogaaroon los que no quisieeroon: agua hubo en abundaanciaa”), y a veces hasta llora, y al ritmo de su demagogia pone los brazos así y asá y mueve las manos como si tuviera artritis reumatoide, con todo respeto.

    El presidente –nos dice la alcaldesa– deja entrar por cielo, mar y tierra caravanas de gente que viene de otro país, como si aquí no hubiera gente con necesidad (sic), vienen para empezarlos a empadronar y afiliarlos a su partido y es otro coto de poder. No es que esté mal vivir en la pobreza. Lo que pasa es que él no quiere que seamos una potencia, quiere que se retroceda. Debemos de trabajar todos en equipo para que Morena no continúe.

    ¿Oí bien? ¿No está mal que el neoliberalismo haya dejado un país con 50 millones de pobres?

    Es lo que nos ha dejado López. Cada vez que salgo a la calle veo muchos pobres. Algunos hasta duermen en la calle. Ya los estoy quitando de ahí, porque se ve muy sucia nuestra demarcación.

    ¿Qué opinión tienes de la cultura popular?

    La cultura es la alta cultura; lo popular es lo del populacho. Nosotros estamos arreglándolo todo, todo, aunque a algunos no les guste.

    Para no desmayarme le hago una última pregunta a esta especie de Zelig –pero sin la gracia de Woody Allen–, a esa mujer menuda que cuando arroja pelotas con billetes de 500 pesos a sus pseudosimpatizanes se transforma en #LadyPelotas. Me responde con acento priista, pero solo me chorea. 

    ¿Cómo va tu trabajo psicológico?

    Me han dicho que es muy útil y muchos han dicho que ellos serán los beneficiados, pero yo no entiendo por qué si nunca he robado, abusado de mi autoridad ni discriminado a nadie. Además, ya me disculpé con esos desgraciados. Nomás deja que me ponga de acuerdo con mi nuevo amigo Javier Lozano, a quien los cretinos le dicen Saco de Pus, para ver cómo me desquito.

    Mientras huyo del centro de la Ciudad de México, pienso que es absurdo que exista ese tipo de políticos en nuestro país. Recuerdo asimismo aquel tuitazo en el que Germán Castro (@gcastroibarra) se refiere a las palabras de la alcaldesa: “Todo va quedando claro: los migrantes centroamericanos llegan a México para afiliarse a Morena y luego ser adoctrinados por los doctores cubanos que no son doctores y entonces sumarse a los grupos de venezolanos que están llegando al AIFA para, desde aquí, conquistar el mundo”. Y en mi respuesta: “…para luego tomar cursos con Alazraki, subirse a los platillos voladores y una vez conquistado el mundo continuar con la conquista del universo”

  • DIEGO FERNÁNDEZ DE CEVALLOS O LA AUTOPROYECCIÓN

    DIEGO FERNÁNDEZ DE CEVALLOS O LA AUTOPROYECCIÓN

    No es para nada un hombre alto, pero llega a la cita con un dejo de altivez y un paso cansino. Resaltan en él su tupida barba blanca, su cabello ralo y su gesto áspero, quizá aún más duro debido a su edad avanzada. Todo en él es impuro, salvo su puro, cuyo olor definitivo se mezcla en el ambiente. Cansino o no, durante años el paso de este sujeto por la vida pública de nuestro país ha sido, por decir lo menos, una pesadilla.

    A Diego Fernández de Cevallos le gusta el dinero, así se lo hizo ver hace 22 años quien ahora es nuestro presidente en un debate en el que a punta de argumentos venció al labioso panista; tanto le gusta que es dueño de buena parte de la lujosa y exclusiva Punta Diamante en Acapulco, Guerrero, entre otras propiedades. Conocido como el Jefe –quizá por no decirle el Padrino–, a Diego hay algo que también le gusta, aunque menos que el dinero, y es el poder. Por eso se dice que ha traficado influencias para obtener beneficios y ganar litigios. A este político con ínfulas de conquistador no le importa a quién le arranca el dinero. Por eso le ha “ganado” millones en litigios al gobierno, carretadas que hemos tenido que pagar usted y yo con nuestros impuestos. Por eso junto con Salinas de Gortari inventó el PRIAN hace más de 30 años, mediante las llamadas concertasesiones. Por eso entregó la presidencia. Por eso, porque le gusta el dinero, porque le gusta el poder.

    Diego, en su página de Twitter usted presume el debate de 1994, cuando contendió por la Presidencia de la República, pero no el que le ganó Andrés Manuel López Obrador en el 2000.

    —Eso piensa usted, yo pienso otra cosa. Esa es la democracia, por la que he luchado toda mi vida y que ahora un Tartufo, un cobarde, un sinvergüenza quiere destruir por medio de la mentira y la degradación… Bla-bla-bla.

    Labia es lo que escurre de su boca, junto con un poco de baba salpicada por el resoplido que produce su voz engolada. Si bien el diccionario define a la labia como una “verbosidad persuasiva y gracia en el hablar”, esa gracia de quien fuera candidato a la presidencia en 1994 es perversa: su discurso y sus actos se enmarcan aún en el centro de la mafia del poder.

    Diego, ¿cómo ve al país de la Cuarta Transformación?

    —Es un país sumido en la tristeza pues se hacen las cosas como quiere un presidente voluntarioso, un tirano, y eso es muy grave. Bla-bla-bla. El presidente no reconoce que aquí y en el mundo entero en gran medida manda el dine… que diga el mercado. Bla-bla-bla.

    ¿Cómo hizo usted su fortuna? Algunos dicen que ha sido por traficar influencias en lo más alto del poder, desde la época de Carlos Salinas de Gortari.

    —Lo hice con trabajo, como todos los empresarios que ahora son atacados por un gobierno mentecato, por un gobierno compuesto por una camarilla de delincuentes. Bla-bla-bla.

    ¿Ganándole jugosos casos al Servicio de Administración Tributaria, defendiendo una empresa que envenenó a once mil niños, destruyendo los documentos que podían demostrar que Carlos Salinas no ganó la presidencia, haciendo “negocios” multimillonarios con Pemex?

    —¡Cállese! ¡No diga sandeces! Lo que hice y hago en mi despacho ha sido trabajando duro y luchando, como muchos mexicanos, en favor de la justicia. Bla-bla-bla.

    Diego, hace un año se subió al tren de las redes sociales y señaló que lo hacía para convencer a los jóvenes que tienen en sus manos el destino de México, pero un joven estudiante, Manuel Pedrero, le contestó que los jóvenes ya lo conocían como el hombre que vendió su prestigio en la elección de 1994. “Los viejos ya te conocen; nosotros también”, le dijo.

    —¿Me invitó a una entrevista o a cuestionarme con sus irrisorios puntos de vista? Entré a las redes sociales para sacudir a los jóvenes, para luchar por un México sin mentiras, para participar limpiamente en las cuestiones públicas. ¡Cómo estará el pobre México para que volteen hacia mí! Bla-bla-bla.

    Labioso y mentiroso, Diego Fernández de Cevallos, cada vez que puede, intenta denostar a AMLO llamándolo Tartufo, y se refiere al personaje de Molière, un hombre mentiroso, simulador y corrupto. Ha desarrollado otros adjetivos: sinvergüenza, bribón, bravucón, pendenciero de barrio, pandillero, patán, embaucador, estafador. Diego Fernández de Cevallos no sabe que, de acuerdo con la teoría psicoanalítica, está proyectándose a sí mismo, es decir que lo que brota de su parlanchina boca es el pensamiento que él tiene de sí mismo y dentro de sí mismo y, como un mecanismo de defensa, se lo dice a otro. El Tartufo es él, y así lo describe el gran Fisgón llamándolo Tartufernández.

    Mientras veo alejarse a esa mala copia de Pitufo Gruñón, a ese déspota clasista que se expresa de las mujeres como “el viejerío”, me quedo pensando en aquella breve entrevista en la que Alejandro Páez Varela le propina una última estocada verbal: “Oiga, pero él [López Obrador] llegó a presidente y usted no”. ¡Touché!

  • MARKO CORTÉS O UN ROBOT PERDIDO EN EL ESPACIO

    MARKO CORTÉS O UN ROBOT PERDIDO EN EL ESPACIO

    Las elecciones en seis entidades federativas están a la vuelta de la esquina y todos los indicadores apuntan a que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) es el virtual ganador. Eso se sabe, como se sabe que las lluvias han tardado en llegar con su nostalgia a la Ciudad de México. La derrota inminente hace más viscerales a los opositores, trátese de políticos, periodistas, intelectuales, consejeros electorales o empresarios conservadores que atacan un día sí y otro también al gobierno actual. Para muestra, basta el botón de esta entrevista con Marko Cortés, presidente nacional del PAN.

    Marko, hace unos días, nuestro colega Manuel Pedrero te preguntó si les darías un apercibimiento a Lilly Téllez, Xóchitl Gálvez y Kenia López Rabadán por haber propiciado el ataque a un grupo de periodistas del sitio digital Sin Censura y le diste la vuelta a la pregunta. Sólo dijiste que te solidarizabas con todos los profesionales de la información. ¿Podrías ahondar respecto a estos ataques por parte de las senadoras panistas?

    —Toda mi solidaridad con todos los profesionales de la información que ejercen una profesión que en México es muy peligrosa. “Y todos son todos”.

    ¿No vas a hacer otra vez ningún pronunciamiento contra estas insidiosas políticas panistas?

    —Toda mi solidaridad con todos los profesionales de la información que ejercen una profesión que en México es muy peligrosa. “Y todos son todos”.

    Este pequeño diálogo, esa ridícula respuesta, me confirma lo que ya sabía: que Marko Cortés no sólo es el líder del PAN, sino que también es un perico (con perdón de esas aves estupendas que, a diferencia del político, sí son simpáticas); o quizá también sea una grabación viciada, un disco rayado, decíamos antes; pero me inclino a pensar que más bien es un autómata, una especie de robot con largas piernas para correr y manos y brazos metálicos que sólo sirven para enfatizar su falso discurso.

    Tal vez el asunto es más moderno y lo que soflama Marko Cortés es un mensaje grabado en la nube que por un azar de la tecnología llega directo a su cerebro para de inmediato escupirlo, y de veras no sé por qué esa persona tan limitada, que no razona sus pensamientos, es presidente del PAN. O sí lo sé: es justamente por eso.

    ¿Cómo ves a México, Marko?

    —México agoniza. Tenemos los peores índices en inseguridad, violencia, pobreza. No hay una sola cosa con la que se pueda decir que en este gobierno estamos mejor. Estamos en verdadero peligro… 

    ¿Ni una sola cosa, Marko?

    —Ni una sola. Estamos peor en corrupción, empleo, economía, salud. Se atacan las libertades, a los científicos, a los periodistas… Estamos en verdadero peligro… El presidente dijo que iba a ayudar a los pobres y ahora hay más pobres que nunca.

    Si tus datos fueran correctos, ¿no crees que la pandemia ha influido para que no se alcance lo planeado?

    —Pretextos. Este ha sido el peor gobierno de la historia mundial.

    Me contengo para no detener ese choro aprendido, memorizado y me pregunto si realmente este michoacano de estirpe conservadora se creerá todo lo que dice, a la luz de los resultados de este gobierno en muchos ramos, si bien hay aún asignaturas pendientes. Me contengo para no decirle que abra los ojos, que ahora se aumentó como nunca el salario mínimo, que se está eliminando el outsourcing; que se brindan apoyos y becas… Que se construye… Sé lo que me va a decir: que los panistas no creen en regalar el pescado sino en enseñar a pescar, que todo mundo tiene la oportunidad de triunfar, que muchas personas solo quieren que papá gobierno les resuelva todo (cuando en realidad los que desean eso son los empresarios).

    Su voz desquicia aún más cuando toma aire y prosigue despotricando con las falacias de los niños con cáncer, de los ataques gubernamentales a periodistas, del desempleo…

    Pero Andrés Manuel López Obrador es el segundo presidente mejor evaluado del mundo, Marko.

    —Eso pasa con los gobiernos cuando son populistas, clientelares, pero estamos ante la amenaza de una destrucción y un retroceso, y por eso nos hemos aliado con nuestros otros enemigos.

    ¿Por qué aliarse con los enemigos?

    —No tenemos otra alternativa. Solos no podemos, pero el país es primero, sobre todo cuando estamos en peligro… peligro, y quieren desaparecer el INE y las instituciones y la democracia… ¡Peligro… peligro!

    Y nosotros tenemos los valores y podemos enfrentar el peligro. ¡Peligro… peligro! ¡Peligro… peligro! Will Robinson: ¡Peligro… peligro! ¡Peligro… peligro!

    Lo dicho: un robot.

  • LILLY-LEDY TÉLLEZ O EL JUGUETE DE LA OPOSICIÓN

    LILLY-LEDY TÉLLEZ O EL JUGUETE DE LA OPOSICIÓN

    No se presenta a la entrevista sola. Viene acompañada de otras dos senadoras, una tal Kenia López Rabadán, que ha armado una supuesta contramañanera para desmentir con mentiras al presidente y otra tal Xóchitl Gálvez, que ha llegado al absurdo de tirarse al piso y patalear emberrinchada o rociar a las mujeres policía con desinfectante, por decir lo menos. Juegan a crear o divulgar fake news y le siguen el juego a quienes inventan que el hijo del presidente de la República es un corrupto que rentó una casa indebidamente, por ejemplo, y, aunque se compruebe que no fue así, continúan con su cantaleta comprando legos que llevan al Senado. Pero su juego favorito es demostrar cuál de las tres es peor persona, para lo cual se la viven gritando incoherencias. Las tres siempre andan juntas. Las tres son la viva imagen de la mentira. Las tres son un mal chiste. Las tres son una farsa… pero Lilly-Ledy Téllez, el juguete de la oposición, se cuece aparte.

    Llegó al Senado engañando a más de medio millón de electores que votaron por ella, pues sabe actuar –aunque mal, al nivel de TV Azteca–. Primero se disfrazó de morenista y cinco minutos después, ya con la curul que obtuvo gracias al tsunami de votos de la 4T, decidió unirse al PRIAN y con ello traicionar a quienes esperaban que se sumara al proyecto de nación de AMLO. No conforme con eso, esta torpe imitación de Annabelle no pasa un día sin que haga aberraciones, si bien falta al Senado con frecuencia. Desde que vivimos la ignominia de tener un presidente llamado Vicente Fox, no habíamos sentido una pena ajena tan grande como cuando la mujer en cuestión sube a la palestra.

    Lilly, usted acaba de felicitar al Pelón Gomiz, hijo de Héctor Suárez, luego de que agredió a un periodista multipremiado y no alineado con el poder económico, a quien llama lépero. ¿Qué nos puede decir al respecto?

    – Felicité al actor porque trató a un lépero como se le debe tratar, como un lépero. Punto.

    Luego de que durante el programa de un publicista de horrible voz usted y sus dos amigas senadoras (quienes por cierto nos acompañan) atacaron y difamaron a Vicente Serrano, y usted –a pesar de sus siete hernias– lo retó porque dice tener “más pantalones”, él y su grupo de colaboradores comenzaron a recibir amenazas de muerte. ¿No se arrepiente de las repercusiones que traen consigo algunas de sus temerarias actitudes? ¿No es un delito azuzar a la población en contra de un periodista desde su posición en el Senado de la República?

    – No me venga con que la ley es la ley, no me venga con ese cuento. Nosotras estamos en contra de este gobierno. ¿Qué es eso que hizo el presidente al saludar a la mamá del Chapo?

    La trató como a una ciudadana que le quería hacer una petición.

    – Pero, ¿liberar Ovidio, el hijo del narcotraficante?

    Evitó muchas muertes innecesarias.

    No sé en qué momento se invirtió la entrevista y ahora ella hacía las preguntas. Corregí.

    Usted llegó al Senado gracias al presidente y ahora no sólo le da la espalda, sino que dice que lo meterá a la cárcel cuando sea titular del Ejecutivo. ¿Por qué?

    – El presidente entregó la plaza al crimen organizado y pagará por eso.

    Dicen que López Obrador polariza. ¿No serán ustedes las que lo hacen?

    – Los pandilleros de Morena polarizan y destruyen: las líderes, unimos. ¿Cómo no estar en contra de un gobierno neocomunista encaminado a la expropiación?

    ¿En serio cree que puede llegar a la presidencia, que será el “caballo (o la yegua) que alcanza y gana”?

    – Ya me temen su presidente y todo el gabinete de Seguridad completo.

    ¿Y López Gatell?

    – Aghrrrrr.

    Logré ver cómo su rostro se descomponía. No soy psiquiatra, pero a leguas se ve que esta senadora que “amadrina porros, sicarios informativos, zopilotes, carroñeros de ocasión” (@andreitav92) necesita medicamentos antipsicóticos. Recordé lo que Juan Becerra Acosta señaló: que en Lilly Téllez “vemos rasgos evidentes del trastorno antisocial de la personalidad, también llamado sociopatía; el sujeto no discierne entre bien y mal e ignora los derechos de las personas, los sentimientos de los otros…”.

    Volteé a ver a sus acompañantes. También estaban enojadas, una con la cara aún más larga, la otra a punto de tirarse al piso. Decidí hacer la última pregunta.

    ¿Podría aclararnos qué quiso decir con que Morena aprobó un monopolio estatal para robar el litio de México y lo privatizaron para ganancia exclusiva de López Obrador y sus cómplices?

    – Así es: estatización y privatización son lo mismo (sic), pero el presidente, ese al que le rinden mil veces honores, que vive en un palacio y engaña a la pobre gente, se quiere robar el litio como se robó el corazón de millones.

    Juro que, luego de esta perorata, su rostro se transformó aún más. Quise llamar a Seguridad, pero mejor di las gracias y huí. No sé si hice bien. Quizá debí haber llamado a los paramédicos, pero no lo hice. Pobres, ¿ellos qué culpa tienen?

  • CLAUDIO X GONZÁLEZ O EL POBRECITO SEÑOR

    CLAUDIO X GONZÁLEZ O EL POBRECITO SEÑOR

    El sujeto se presenta como siempre, desorientado, sin brillo, gris, justamente como su melena, que de seguro es parte de una imagen impostada, como la que le hacen llevar a todo personaje nefasto que quieren hacer grande. Esa apariencia me hace recordar el título de aquel libro emblemático que el poeta Ricardo Castillo publicó en los años setenta: El pobrecito señor X, porque el sujeto de esta entrevista es solamente eso: un pobre tipo que sólo tiene dinero, mucho dinero, pues es un junior que heredó de su padre, además del nombre y la plata, una particularidad que no empieza con X sino con V: la vileza.

    Dicen que Claudio X González Guajardo es el líder de la oposición, y es que en el país de ciegos el tuerto es rey. ¿Verdad, Alito, Marko y tú que no mereces ni que se te llame por tu nombre y que dizque presides un partido del que no está quedando nada?

    El pobrecito señor X tiene títulos académicos, pero extrañamente no se le ve articular más de dos frases coherentes; ha sido cofundador de Mexicanos Primero y Mexicanos contra la Corrupción (o “a favor”, diría el presidente AMLO), además de otras pseudo organizaciones de la sociedad civil que con el disfraz de la filantropía sólo lo han beneficiado a él, a las empresas de su padre y a las de los amigos de su padre, Claudio X González Laporte, colaborador y asesor de Carlos Salinas (quien pronto también será entrevistado). Dichos organismos tienen un objetivo cantado, además del de seguirlos enriqueciendo: intentar desprestigiar a este gobierno que parece que entre más le pegan más se fortalece.

    Como Fox, como Calderón, como Peña Nieto, este abogadillo que intenta dejar en brasas al país que lamentablemente lo vio nacer, no es sino un títere manejado por otros personajes menos vacíos y más ruines, entre ellos su padre.

    Claudio, sabemos que no está de acuerdo con este gobierno, pero ¿nos podría decir por qué?

    Este México me duele por su pobreza, desigualdad, falta de oportunidades, corrupción…

    Pero, ¿no cree que el gobierno que preside López Obrador ha luchado justamente para combatir todo eso? Ahí está el pago de impuestos de los empresarios (ah caray, pienso que eso es lo que de veras le duele), el combate a la corrupción (ah caray: si las empresas de su padre recibían dinero hasta del Conacyt); ahí está el aumento a los salarios mínimos y el apoyo a los jóvenes y a los adultos mayores (ah caray, pero si ellos tienen miles de empleados que explotan y a los que ahora les tienen que pagar más).

    Claro que no, en este país no hay inversión, no se combate la inflación, hay improvisación, polarización, destrucción y todo lo que termina en “on”.

    ¿No escuchó que México es el noveno país del mundo que más atrae inversión extranjera directa? ¿No sabe que la inflación es mundial, pero que en nuestro país se ha garantizado la canasta básica y que se subsidia la gasolina al ciento por ciento?

    Mentiras de la Mañanera. Para conocer la verdad hay que ver Twitter, hay que documentarse con López Dóriga, con el perseguido político de Loret de Mola, con Adela, con Azucena, con Riva Palacio, con Sarmiento. ¡Vamos!, hasta con Aristegui, cuyo oficio periodístico ha mejorado mucho.

    Usted dijo que habría que tomar nota de todos aquellos que estuvieron del lado del gobierno de Morena, y que éste acabaría mal, muy mal. La lista es larga, muy larga. ¿Qué pasará con esos más de 30 millones de mexicanos cuando usted y sus amigos tomen el poder?

    No, bueno… pues… este… lo que queremos es defender la democracia, yo defiendo al INE… porque… populismo, devaluación, Venezuela, casa gris, línea 12 fue Morena, mamá del Chapo, Pío…

    Y así, el Doctor X se fue convirtiendo en Mr. Clau y, enloquecido, aún más despeinado y diciendo cosas cada vez más sin sentido, se fue gritando: ¡papá, papá papá…!