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  • México brilla en el Informe Mundial de la Felicidad 2024: Escala 21 posiciones en dos años

    México brilla en el Informe Mundial de la Felicidad 2024: Escala 21 posiciones en dos años

    México ha experimentado un aumento en su felicidad, alcanzando el 25º lugar entre las naciones más felices del mundo, según el Informe Mundial de la Felicidad 2024, en el que se incluyen 125 países. Este avance de 11 posiciones desde 2023, y un total de 21 posiciones en dos años, evidencia una tendencia positiva. Para los menores de 30 años, México se sitúa en el 22º lugar y es el tercer país más feliz de América Latina, solo superado por El Salvador y Costa Rica.

    Con una calificación de 6.678 para el período 2021-2023, México se destaca tanto a nivel global como regional, superando a países como Uruguay, Francia, Arabia Saudita, Singapur, España e Italia. Este estudio proporciona un indicador objetivo del bienestar percibido de los ciudadanos mexicanos y muestra que la felicidad va más allá del PIB y la riqueza, resaltando la importancia de otros factores en la percepción de bienestar.

    A nivel mundial, Finlandia lidera la lista por séptimo año consecutivo, mientras que países como Serbia y Bulgaria han mostrado aumentos notables en su clasificación desde 2013. La publicación, que es el resultado de una colaboración entre varias organizaciones prestigiosas, se basa en encuestas que evalúan la vida de las personas en una escala de 0 a 10. Los resultados son analizados considerando aspectos como la esperanza de vida, la libertad, la generosidad, y la percepción de corrupción, entre otros.

    Este informe también destaca las variaciones en la percepción de la felicidad entre diferentes generaciones y muestra cómo ha cambiado la felicidad entre los jóvenes desde el inicio de la pandemia de coronavirus. La investigación subraya la utilidad de estos datos para que los líderes políticos puedan formular políticas efectivas basadas en una comprensión profunda de lo que contribuye al bienestar de la población.

    Lista de países más felices del mundo

    1. Finlandia (7.741)
    2. Dinamarca (7.583)
    3. Islandia (7.525)
    4. Suecia (7.344)
    5. Israel (7.341)
    6. Países Bajos (7.319)
    7. Noruega (7.302)
    8. Luxemburgo (7.122)
    9. Suiza (7.060)
    10. Australia (6.905)
    11. Nueva Zelanda (7.029)
    12. Costa Rica (6.955)
    13. Kuwait (6.951)
    14. Austria (6.905)
    15. Canadá (6.900)
    16. Bélgica (6.894)
    17. Irlanda (6.838)
    18. República de Checa (6.822)
    19. Lituania (6.818)
    20. Reino Unido (6.749)
    21. Eslovenia (6.743)
    22. Emiratos Árabes Unidos (6.733)
    23. Estados Unidos (6.725)
    24. Alemania (6.719)
    25. México (6.678

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  • La sociedad silente como abono para la corrupción

    La sociedad silente como abono para la corrupción

    Alguna vez hice una entrevista a un magistrado sobre una ley que estaba por aprobarse, y que era muy injusta para la población. Era el cobro de intereses sobre intereses o Ley del Anatocismo que afortunadamente fue derogada y que permitía el cobro agiotista para cualquiera que tuviera un crédito con cualquier sociedad mercantil. Recuerdo con nitidez su comentario sobre lo importante de  manifestarse por todos los medios para evitar que se aprobara. Y se refirió a la “sociedad silente”. Durante esa época 95/99 se organizaron comités de un grupo que se llamó el Barzón y que dio la pelea en todo México.

    Recuerdo que el magistrado me dijo que nuestro silencio como ciudadanos contribuía a que los que ostentan el poder en el ámbito que sea, sigan promulgando leyes contra el mismo pueblo; haciendo cobros excesivos y no atendiendo las demandas de la gente.

    Parafraseando a Jhon Steinbeck autor de Viñas de Ira, en el cual el autor nos plantea la lucha sin cuartel de los grandes acreedores (bancos, empresarios y gobierno) que solaparon en contra de una gran masa de desposeídos que vieron con desolación como la lucha de una vida se fue por el caño, cuando se desarrolló la famosa crisis de 1929 en los Estados Unidos y una de las peores recesiones económicas en el mundo.“Lo lamentamos. No somos nosotros. Es el monstruo. El banco no es como un hombre” “El banco es algo más que los hombres” “Es el monstruo. Los hombres lo hacen pero no pueden controlarlo” “Bien contestaron los agentes. Primero vendrá el sheriff, luego la tropa. Si pretenden quedarse serán asesinos. El monstruo no es como los hombres, pero puede obligar a los hombres a hacer lo que quiere.” 

    Voy a pensar en eso – dijo el colono – todos tenemos que pensar. Debe haber un modo de detener eso. No es como el polvo o los temblores de tierra. Es peor; es cosa hecha por los hombres y, ¡por Cristo! Nosotros podemos cambiarla”

    En ese sentido hoy quiero hablar, sobre nuestro silencio como ciudadanos y la participación social. Y reflexionar sobre cuál es nuestra reacción en todos los órdenes cuando nos enfrentamos ante la indolencia de cualquier servicio que devengamos: ¿qué hacemos, cuando nos cobran de más, o no atienden nuestras demandas? 

    Seguramente te ha pasado que escuchas muchas quejas en lo privado, algunas veces airadas, cuchicheos lastimeros en filas y charlas de sobre mesa, que no se concretan en denuncias formales ante las instancias adecuadas. 

    A la mayoría nos molestan las manifestaciones y reclamos, cuando se congregan muchas personas; se cierran calles, y tenemos que pasar por ahí. La paradoja es que se han tenido que regular las manifestaciones y expresiones ciudadanas a fin de beneficiar la movilidad de todos los ciudadanos. Sin embargo siguen siendo necesarias, cuando ya no se escuchan las denuncias, y los reportes y oficios son ignorados.

    Está vez quiero invitarlos a pensar en la necesidad de no claudicar cuando nuestras demandas son justas, y usar todos los medios a nuestro alcance para ser escuchados no solo por las autoridades y representantes de nuestra colonia, barrio, pueblo, de los que quisieron representarnos y trabajar para nosotros pagados con los impuestos de todos. También las empresas que nos ofrecen un servicio, nos quieren de clientes. Pero parecen olvidarlo una vez que se contrata el servicio, pasa lo mismo con muchos de nuestros gobernantes. Entonces la participación social es para siempre. Es un derecho que debemos ejercer, si no, ¿cómo se van enterar los que otorgan el servicio? A veces presuponemos que lo saben y que se hacen. Entonces con mayor razón. ¿No creen?

    Hace 5  años vimos como cristalizaba un sueño. Triunfaba una oposición progresista. ¿Qué entendimos con ello? Cada quién entendió lo que pudo de acuerdo a sus capacidades y contextos. Lo que es seguro, es que cada uno de los que votamos por el cambio queríamos que nuestro entorno mejorara. Teníamos expectativas; quizá unas más realistas y otras más idealistas y complicadas.

    Seguramente estamos de acuerdo en algo, ha sido una transición, nada sencilla. La gran cantidad de inercias: gran corrupción en todas las instituciones (sin una sola que se salve) ha hecho una gran mella en los sueños de varios. Mientras más idealistas, seguro más decepcionados. Porque no es posible cambiar en 5 años 80/100 años de un Aparato de Estado corrupto hasta la médula. 

    Lo más difícil, si somos realistas, ha sido cambiar la burocracia en cada una de las instituciones, que de acuerdo a nuestra constitución (una de las mejores del mundo) fueron concebidas para protegernos a los mexicanos. Pero, ¿Cómo cambiar la mentalidad de los servidores públicos, acostumbrados a la transa como a una segunda piel?.  

    De ahí las frases que todos hemos escuchado: “El que no transa no avanza”  “A mí que me pongan dónde hay” “De que lloren en mi casa, mejor en la tuya” “Un político pobre, es un pobre político” Cada una  de estás; refleja una sola cosa. Cada una de ellas. Absolutamente mediocre y miserable: falta de ética y de compromiso de servicio. Quienes las acuñaron por supuesto han sido los mismos burócratas o servidores públicos. Desde Presidentes y hacia abajo, atrás, a los lados. Los  que no son más que psicópatas integrados que encontramos también en la política, y que están en ella con el único fin de tener poder, acercarse a licitaciones amañadas y enriquecerse.  

    ¿Qué podemos hacer los ciudadanos? ¿De qué manera podemos hacer valer nuestros derechos?

    Podemos unirnos, formar una comunidad, recuperar espacios. Apelar a la consciencia cívica. Observar a cabalidad el lugar donde vivimos. Reunirnos con nuestros vecinos, hacer consensos y trabajar junto con la autoridad. Suena a una utopía todavía en México. Porque no han sido amigables las autoridades en muchos de los gobierno, ni nuestros representantes. Una vez electos parecen volverse amnésicos. Y se les olvida que están trabajando para nosotros,  y tuviéramos que suplicarles …

    A veces creo que el papel de los idealistas es el de creer que sí es posible vivir mejor, que no hay manera de que no suceda, que los bien intencionados somos más en el mundo,  y que efectivamente México está en un proceso de deconstrucción para construirlo sobre bases más firmes.

    Sé que no es posible cambiar de un plumazo, pero cuánta falta nos hace creer que son posibles los pequeños grandes cambios y verlos reflejados con ejemplos cercanos y cotidianos en nuestras colonias. Por eso votamos por el cambio, sabemos que es posible. Por lo mismo es necesario que los ciudadanos de a pie, opinemos, y señalemos lo que todavía falta por hacer. Las democracias se construyen proactivamente con la participación de los ciudadanos. 

    Sin duda han existido aciertos, pero es necesario decir  lo que falta por hacer y confiar que los que nos representan cumplirán su deber. Y que nosotros tenemos siempre la posibilidad de también trabajar en conjunto con nuestras autoridades. De eso se trata, de ir construyendo gobiernos que trabajen del lado del pueblo. 

    Tenemos que romper inercias y dejar de normalizar la corrupción, y dejar de ser un pueblo silente que solo se queja en lo oscurito. Así como participar apegados a la legalidad (de ahí la importancia de conocer nuestros derechos) y sobre hechos comprobables, no chismes, ni verdades a medias, de esas que abundan actualmente en internet, y que el ciudadano para saber si es verdad, necesita contrastar no solo porque parezcan “aparentes verdades furibundas” gritadas a voz en cuello por los oligarcas de los medios de comunicación, furiosos porque se les exige pagar impuestos acordes a sus cuantiosas ganancias, se les quita la concesión sobre los libros de texto y estos se hacen más acordes a una sociedad que  necesita avanzar sobre los temas de diversidad, género, racismo, clasismo. Así como mirar la historia de su país de manera crítica. No solo acumular conocimientos y repetirlos como merolico. Eso solo es memorizar. También es fundamental atender a un tema pilar en la formación de cada niño y joven, aprender a vivir en comunidad. Tema crucial en la participación social y de los nuevos libros de texto.

  • Aunque se vistan de seda, son sociedad enferma

    Aunque se vistan de seda, son sociedad enferma

    Seguro han escuchado que no hay peor sordo que aquél que se niega a escuchar, ni peor ciego a quien ninguna evidencia le convence por contundente y clara que sea. El problema es cuando la ceguera y la sordera se multiplican de forma alarmante y trae consecuencias negativas y desastrosas para un país. 

    Erich Fromm dice que una sociedad donde lo material se convierte en una obsesión desmedida, donde tener se convierte en un pensamiento alienante, donde el tener vale más que el ser, el pensar que tanto tienes, tanto vales, y donde el egoísmo, la envidia, la discriminación, la competencia hacia otros destruyen los sentimientos de solidaridad humana, y se convierten en una “sociedad enferma”.

    Leía el ensayo de Saramago sobre la ceguera y dice… “Es que los que realmente están ciegos son los gobernantes que no supieron, pudieron y ni tan siguiera quisieron solucionar el problema social”. 

    Por desgracia un porcentaje de la sociedad mexicana tienen esa “ceguera humana frente a la situación del otro, la que finalmente nos sume en un mundo de miseria donde esa sociedad se rige por principios monetarios y no humanizantes”.

    En México ha habido partidos políticos como el PAN, y el PRI que se han encargado de sembrar en sus seguidores la semilla del odio, y del clasismo, se han convertido en una sociedad permisiva, conservadora, que acepta y no ofrece resistencia a lo que se considera perjudicial al resto del país, han sido una sociedad aliada, cómplice de la corrupción, de la impunidad y del saqueo neoliberal que por cierto perduró durante décadas. 

    Esa sociedad de la que hablo no ha entendido que el gobierno y los cargos públicos no están hechos para robar. Esa sociedad permisiva escoge sus batallas, es selectiva, por ejemplo, marchan por mantener los ingresos altos y los privilegios de los asesores del INE, si, de la famosa elite dorada, han avalado fraudes electorales, por citar algo, pero fueron incapaces de marchar para pedir justicia por la muerte de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, por los niños y niñas quemados de la guardería ABC, se olvidaron de Atenco, de la matanza de Tlatlaya, creo que no se enteraron de la masacre de Villas de Salvárcar, no movieron un dedo para pedir justicia para Jorge y Javier, estudiantes del Tec de Monterrey, que según Calderón eran sicarios armados hasta los dientes, avalaron que los monopolios farmacéuticos como PISA escondieran medicamentos para los enfermos de cáncer, pero si aplauden a jueces y magistradxs corruptos, fueron tolerantes, serviles con gobiernos anteriores, callaron cuando saquearon al país empleados públicos que tenían acceso a recursos estatales, y que robaron para mantener estándares de vida muy superiores a los de la mayor parte de los mexicanos, en época de pandemia cuando el mundo estaba de rodillas, esa sociedad de la que hablo le rogaban a Dios para que los que murieran fueran tan sólo chairos, para que aprendieran la lección. Sean convertido en espectadores indiferentes.

    Si supieran que en las sociedades donde sólo existen ricos y pobres son la base para una revolución. Si supieran, pero no lo ven. Ya no hay argumento que puedan entender, ni debatir, están cerrados. Yo sí le reclamo a esa sociedad el bloqueo al avance, les reclamo el ser piedra en nuestro andar, les reclamo ser ancla y no ser faro, les reclamo la falta de empatía hacia los más necesitados. 

    A pesar de todo lo que han hecho, estoy segura que saben muy bien que su lucha no tiene gloria, no es algo de lo cual deban sentirse orgullosos. Pues concluyo con esta frase… 

    “NO ES SALUDABLE ESTAR ADAPTADO A UNA SOCIEDAD PROFUNDAMENTE ENFERMA “

    Jiddu Krishnamurti

    Les mando un abrazo fraterno.

  • El Mejor Cartón del Día

    El Mejor Cartón del Día

    Este viernes 29 de julio, El Universal, publica el cartón de Waldo Matus, el cual es una dura y mordaz critica al machismo que se vive en México, en donde hombres lamentan pintas de protesta en muros, pero ignoran mensajes de odio potencialmente peligrosos en contra de las mujeres.

    Recientes casos de feminicidios han cimbrado al país, y mientras fiscalías locales piden ayuda a la 4T, en medios de comunicación y redes sociales se revictimiza y criminaliza a las agredidas y asesinadas.

    No te pierdas este perro tuitazo:

  • Eso que llamamos sentido común

    Eso que llamamos sentido común

    Cuando nos referimos al sentido común hacemos énfasis en la noción relativa a la capacidad que tenemos los humanos para juzgar razonablemente las situaciones de la vida cotidiana y decidir con acierto y de forma adecuada lo procedente. Más o menos esta podría ser una definición de lo que a simple vista resulta ser el sentido común.

    Sin embargo, podemos también relacionar el sentido común con la narrativa que un sistema dominante crea, genera, produce y reproduce socialmente para explicar y/o justificar la hegemonía de una minoría privilegiada. Esa reproducción ideológica forma parte de la lucha de la oligarquía por el control, por el dominio pleno sobre la mayoría de la población. Esta concepción nos ayuda a entender lo que el sentido común imperante en el neoliberalismo produce como la visión del mundo.

    Es decir, a partir de esa visión del mundo es que un sistema económico-político conforma el conocimiento y la perspectiva que de sí mismo y de la sociedad se tiene. Es en este marco en el que el sentido común adquiere un tipo y un modo de producir memoria histórica, es decir, de ordenar los hechos sociales e históricos de acuerdo con una estructura ideológicamente armada en el proceso de constitución de una cultura política como hegemónica.

    Recomiendo ampliamente la lectura del texto de Luis Tapia 1 en el que explica, a partir de la perspectiva teórico-política propuesta por Antonio Gramsci, al sentido común como parte de la lucha por la hegemonía y cómo se establece la dominación neoliberal, pero también cómo es posible construir bloques históricos antagónicos a la hegemonía de una minoría privilegiada. Es decir, es posible confrontar el predominio neoliberal a partir de alternativas como el régimen que la Cuarta Transformación se encuentra conformando.

    A lo largo de los sexenios bajo el predominio neoliberal se produjo un tipo de sentido común, podría decirse ad hoc, al que la estructura económica requería para su reproducción. Podríamos afirmar que la estrategia neoliberal para consolidarse a nivel ideológico requiere desarrollar una narrativa que, paralelamente a la privatización económica y social, destruya los ámbitos de nacionalización de los recursos naturales y los procesos de transformación institucional y empresarial de servicios públicos.

    El dominio de la privatización por sobre la nacionalización, a nivel económico, implicó también la articulación de una concepción del mundo y del conocimiento. En ese sentido, el neoliberalismo emprendió procesos de sustitución de creencias en ambos aspectos creando un discurso para explicar los hechos contemporáneos en favor de una perspectiva capitalista.

    Es interesante hacer notar la ofensiva que lanza el neoliberalismo, sobre todo durante las décadas de los años ochenta y noventa (sexenios De la Madrid, Salinas y Zedillo) y que en nuestro país tuvo diversas expresiones con el objetivo de sustituir las “creencias” predominantemente nacionalistas, por medio de las cuales la mayoría del pueblo organizaba su comprensión del país, la región y el mundo político y económico. Por ejemplo, cuando se suprimieron de los libros de texto gratuito las referencias especialmente las relacionadas con la guerra entre México y Estados Unidos, el Tratado Guadalupe-Hidalgo y la pérdida de más de la mitad del territorio nacional.

    Este proceso, inducido a la fuerza sin consulta alguna, desplegó una nueva discursividad que se canalizó a través de los medios de comunicación corporativos, que siempre han estado al servicio de las élites gobernantes; de los organismos internacionales (FMI, BM, BID), las consultoras financieras con sede en Wall Street, los líderes de opinión especialistas en economía y finanzas e intelectuales “orgánicos” afines al libre mercado.

    En México surgieron espacios en medios electrónicos, diarios y revistas especializadas en economía; columnistas, intelectuales y hasta académicos que se dieron a la tarea de “enseñar” a la población “neófita” la modernidad del consumo y la cultura del esfuerzo individual para legitimar esta estrategia de dominación, con lenguajes aparentemente técnicos de las ciencias sociales, sobre cómo debería organizar la realidad, sin alternativas, con el imperativo enarbolado por Margaret Thatcher del “no hay opción”.

    En la organización en la que el sentido común, antes descrito, responde a la hegemonía, la población ocupa lugares de subordinación, de recepción de mando, exclusivamente “dispuesto” a recibir órdenes de una autoridad con jerarquía. Frente a esto, Tapia propone la autoorganización de la población, ya que produce poder y libertad y genera un proceso de reforma moral e intelectual.

    Y así lo confirma: “… La autoorganización nos constituye y reconstituye como sujetos en fluidez. La autoorganización no nos estabiliza en las relaciones de poder, sino que es una apertura a nosotros mismos y en relación con el conjunto de relaciones sociales que nos condicionan y que afectamos a partir de la propia iniciativa”.

    La organización de los trabajadores es condición histórica y política de la nacionalización de los recursos naturales y del carácter público de la educación, la salud, el agua, etc., sin embargo, la desarticulación de la clase obrera era la condición de la privatización de todos los sectores públicos. En la inmovilidad y cooptación de algunos de los principales sindicatos, la práctica del outsourcing contribuyó de manera importante, aunque no todos los grandes sindicatos sufrieron esa desarticulación, sobre todo nos referimos a los sindicatos de las empresas que conservaron su carácter público, como las del sector energético, en estos casos mantuvieron cierto nivel de combatividad y lucha en pos de reivindicaciones salariales y, cuando se requirió, también de carácter político y social.

    Para el neoliberalismo la organización social se orienta exclusivamente a la funcionalidad en la esfera mercantil y si el mercado exige aceptar una sola opción, pues el “librito de la ortodoxia” marca la pauta para que funcione el capitalismo. Por ello, en su análisis está desprovista de una perspectiva política o ideológica, de ahí que no se cuestionen estructuras de dominación. El neoliberalismo tuvo que sustituir de la memoria popular la creencia en el derecho a cogestionar lo público y a cogobernar el país, la política se convirtió en asunto de los políticos.

    La coyuntura histórica que representó, para millones de mexicanos, el triunfo de Andrés Manuel López Obrador constituye una oportunidad para que el sentido común predominante durante los gobiernos de corte neoliberal se reconstruya con una narrativa que confronte la dominación de una élite.

    Al respecto, López Obrador se ha referido a algunos rasgos, que nosotros consideramos, podrían ser las premisas de un sentido común que confronte al predominante durante el neoliberalismo. Lo plantea así: “… fue la revolución de las conciencias, lo que permitió derrotar al régimen oligárquico en los comicios del 1 de julio de 2018”. Y agrega, “… hoy la mayoría de la población está informada de las realidades políticas y mantiene una vigilancia constante sobre el quehacer gubernamental e institucional. Este cambio trascendente está siendo conducido a una forma superior del ejercicio del poder: la democracia participativa”. 2

    Continua el presidente subrayando “… tenemos la certeza de que los principios éticos y vanguardistas de nuestro pueblo son las claves del nuevo pacto social y del modelo de desarrollo para el México que está renaciendo tras la larga y oscura noche del neoliberalismo. Sin embargo, no es suficiente con que la sociedad esté informada debe, además, participar e involucrarse en las decisiones relevantes de quienes la representan en la función pública”.

    Creemos que los medios alternativos y las redes sociales pueden servir como instrumentos útiles, frente a los medios corporativos o tradicionales, a una ciudadanía cada vez más interesada en informarse, y lo que es más para establecer diálogos e interconexiones con quienes protagonizan y difunden acontecimientos a los que ya no son ajenos o de los que ya no son simples y “mudos testigos”.

    Esas premisas, en el marco del ejercicio de la participación del pueblo, podrían coadyuvar en el re-conocimiento que de sí misma haga la población y en la recuperación de la capacidad para la autoorganización.

    1Tapia, Luis. La reforma del sentido común en la dominación neoliberal y en la constitución de nuevos bloques históricos nacional-populares. CLACSO. Buenos Aires 2008. Pp. 101-112 El texto puede obtenerse gratuitamente en este enlace: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20160224042016/07tapia.pdf
    2López Obrador, Andrés Manuel. Hacia una economía moral. Prólogo de Enrique Galván Ochoa. 2019 editorial Planeta. P. 91.