Más de 100 personas han muerto desde septiembre en operativos militares que organizaciones civiles califican como ejecuciones extrajudiciales, mientras Washington ofrece escasas pruebas públicas.
Estados Unidos ejecutó un nuevo ataque armado en aguas internacionales del Pacífico oriental contra una embarcación de bajo perfil que, según el Comando Sur, era utilizada para el narcotráfico. El operativo dejó una persona muerta, a quien las autoridades estadounidenses calificaron como “narcoterrorista”, sin presentar evidencia pública que respalde esa acusación.
En un comunicado difundido en redes sociales, el Comando Sur detalló que la acción fue realizada por la Fuerza de Tarea Conjunta Southern Spear, “bajo la dirección del secretario de Defensa, Pete Hegseth”, y aseguró que la embarcación transitaba por rutas conocidas de tráfico de drogas. El Pentágono afirmó que ningún militar estadounidense resultó herido.

Videos oficiales muestran el momento del ataque: proyectiles impactan la lancha, se produce una explosión y el fuego consume la parte trasera de la embarcación, que finalmente queda a la deriva. Imágenes similares en operativos previos sugieren el uso de misiles o cohetes, aunque Washington evita detallar el armamento empleado.
Este ataque se suma a una campaña militar sostenida que, de acuerdo con recuentos de medios y organizaciones civiles, ha dejado al menos 105 personas muertas en 29 ataques conocidos desde septiembre. Legisladores estadounidenses y defensores de derechos humanos han cuestionado estas operaciones, al advertir que no existe transparencia sobre la identidad de las víctimas ni pruebas concluyentes de su vínculo con el narcotráfico.
El gobierno del presidente Donald Trump sostiene que los ataques buscan frenar el flujo de drogas hacia Estados Unidos y aumentar la presión contra el gobierno venezolano de Nicolás Maduro. En paralelo, la Guardia Costera ha intensificado la intercepción de embarcaciones petroleras en el Caribe, como parte de la misma estrategia regional.

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