Categoría: Emmanuel Soriano Flores

  • Resultados, no palabras

    Resultados, no palabras

    El entorno político en México está muy polarizado, y contrario a lo que se pudiera pensar, esto es algo bueno porque finalmente se han desenmascarado aquellos analistas y opinadores “apartidistas, neutrales, ciudadanos y objetivos”, y también es el caso de otros actores políticos como presentadores de noticias, intelectuales, artistas, influencers, deportistas, empresarios y en general toda la opinión pública.

    Quien no está polarizado, pero sí muy politizado, es el pueblo, que cada vez más tiene conciencia de quién los representa y qué acciones de política pública realmente los beneficia o perjudica. Entonces, más allá de ideología y favoritismos, hay que hablar de resultados, porque estos son los que dictan, de manera objetiva, qué tan bien o mal lo está haciendo un gobierno respecto a las expectativas que se tenía de este y a las mismas promesas de campaña
    A diciembre de 2023, los principales resultados son los siguientes:

    • 22, 409, 267 puestos registrados en el IMSS, récord absoluto histórico.
    • 16.268 pesos es la remuneración mensual promedio de trabajadores asegurados, récord absoluto histórico.
    • 2.6% de desempleo. Este porcentaje es de los más bajos del mundo y la OCDE.
    • 15.2% por ciento de apreciación del peso frente al dólar, la mayor apreciación de cualquier moneda en el mundo considerando el periodo de 2018 a la fecha. Desde Miguel de la Madrid, que tuvo una depreciación del 3426.4%, este es el único sexenio donde se ha apreciado la moneda mexicana, el resto tuvo depreciaciones.
    • 63 mil millones de dólares en remesas que, contrario a lo que se pudiera pensar, ayudan a sus familias e invierten en México. Es la principal fuente de ingresos.
    • 32 mil 926 millones de pesos de inversión extranjera en 2023, récord absoluto histórico.
    • México se convirtió en 2023 en el principal socio comercial de Estados Unidos, la mayor potencia económica del mundo. El monto total de las transacciones entre los dos países asciende a 72.8 billones de dólares, récord absoluto histórico.
    • A pesar del cierre de la economía por el COVID y un entorno geopolítico tan adverso por la guerra entre Rusia y Ucrania, pero, sobre todo, contrario a cualquier proyección económica (se prospectaba entre 0.7 y 1.3 en los organismos internacionales y las agencias evaluadoras de Estados Unidos), el crecimiento del PIB este año es de 4.1%
    • Inflación controlada del 4.32%, considerada como moderada en comparación contra otros países con inflación descontrolada por arriba del 100%, como Argentina y Turquía. En energéticos la inflación es de apenas 0.5% lo que pone de relieve la importancia de tener soberanía energética.
    • 249.9 pesos es el salario mínimo diario, récord absoluto histórico y factor principal del por qué las cifras de pobreza han disminuido, desmintiendo la máxima neoliberal de que si aumentaba el salario lo hacía de igual manera la inflación.
    • Deuda del 37.5% del PIB, la más baja de los últimos 20 años y considerada como moderada de acuerdo a parámetros macroeconómicos. Japón, por ejemplo, tiene más de 140% de deuda como porcentaje del PIB
    • 54,000 valor del IPC en la Bolsa de Valores, que se traduce como su mejor desempeño desde que se tiene registro.
    • 207 mil millones de dólares de Reservas Internacionales en el Banco de México, récord absoluto histórico.
    • Disminución del 80% en secuestros desde el inicio de la administración del presidente AMLO, un delito especialmente doloroso y preocupante para los mexicanos.
    • Todos los delitos del fuero federal han disminuido, incluido el homicidio doloso.
      Dato mata relato
  • ¿Qué significa estar politizado y por qué es importante?

    ¿Qué significa estar politizado y por qué es importante?

    A menudo, los críticos del presidente López Obrador lo critican por “polarizar desde la mañanera”, y este es un argumento de descalificación fácil por parte de quienes hacen análisis desde el prejuicio y el encargo de sus patrones: la plutocracia oligárquica que históricamente ha cooptado a la mayoría de medios hegemónicos. Lejos de polarizar, AMLO politiza todos los días al menos dos horas, pero, ¿en qué consiste exactamente este ejercicio de comunicación circular todos los días?

    Con tono pausado, sin prisa, con respuestas de hasta dos horas, con análisis históricos, con crítica a la política neoliberal, con énfasis en la no corrupción, con “pecho descubierto” para recibir los comentarios y preguntas incómodas, y con la repetición una y otra vez de los mismos mantras de lo que ya se conoce el obradorismo; las mañaneras serán recordadas como el mayor ejercicio de politización que haya existido en gobiernos democráticos modernos.

    Dicho ejercicio, inédito en la política mexicana, le dan a AMLO casi el 80% de aprobación en su último año de gobierno, además de, obviamente, políticas públicas adecuadas que se reflejan en buenos resultados.

    México podría convertirse en el segundo país de América Latina que repite gobierno de un total de 17, y todo apunta que así será según las encuestas de opinión y el escenario nacional actual.

    Pero, además de las mañaneras, ¿de qué otra forma una persona se politiza? Y, ¿cómo es que el mexicano es uno de los pueblos más politizados del mundo?

    Una persona se politiza más cuando incorpora es su marco mental y de análisis elementos tan importantes como: amor al prójimo y a los desposeídos, humanismo y valores, sensibilidad y empatía por los demás, visión de comunidad y país, preocupación por los problemas de México y amor y cuidado por su familia. También implica rechazo del individualismo, al egoísmo, al aspiracionismo sin escrúpulos morales, a la indiferencia, al clasismo, al racismo, a toda forma de discriminación y violencia, a imposiciones, a invasiones y conquistas, a engaños y medias verdades, a mentiras, a la corrupción y a todo aquello que atente contra los intereses nacionales.

    Politización implica apagar la televisión convencional para informarse en fuentes alternativas más analíticas, más críticas, más reflexivas, más objetivas, pero que, al mismo tiempo, estén del lado de las causas justas. Desde las redes sociales, politizarse implica seguir a las cuentas que dan información veraz, que no tergiversan por tener más seguidores, y que apoyan proyectos de respaldo a las grandes mayorías, que es el fundamento de la democracia.

    Politizarse implica interesarse por los problemas a nivel nacional, estatal y local, y alejar el discurso de “todos son iguales” que solo vuelve indiferente a la sociedad y la deja a merced de los peores gobernantes.

    Desde una ideología marxista, politizarse implica tener conciencia de clase y estar siempre a favor de los trabajadores, y, por supuesto, en contra de quien concentra la riqueza o se aprovecha de esta para explotar a los que menos tienen.

    Politizarse es estar en contra de cualquier imperialismo, pero sobre todo del estadounidense, que ha cobrado la vida de millones de personas a través de guerras e invasiones encubiertas; y también comprender, en tiempos modernos; que Zelenzky es un títere, Netanyahu un criminal de guerra.

    Politizarse es estar del lado correcto de la historia, y en el caso de México, es estar a favor de la 4T, del obradorismo como ideología y práctica humana, y de principios tan importantes como la soberanía energética y alimentaria.

  • El riesgo de un posicionamiento político: alerta terrorista

    El riesgo de un posicionamiento político: alerta terrorista

    Cuando las personas, instituciones o gobiernos apoyan una posición u otra, se aceptan los riesgos que ello implica. El apoyo es un posicionamiento político en favor de algo y en contra de otra cosa. En temas controversiales, el posicionamiento debe hacerse con cuidado y matices necesarios, pero a cierto nivel esto es irrelevante, porque sólo se observa qué o a quién se apoya.

    Cuando una persona apoya una causa y se posiciona en favor de ello en redes sociales, trabajo, grupos de amigos, familia, etc., asume que puede tener detractores y debe tener argumentos para contrarrestarlo; también asume que puede perder oportunidades, relaciones, dinero, etc., pero su convicción lo vale, porque cree en ello. La congruencia ante la defensa de las causas (especialmente las justas) produce un alto nivel de satisfacción, y es un factor que el dinero no puede comprar ni reemplazar: aquí es cuando los ideales cobran importancia y la vida tiene mayor sentido.

    En el caso de instituciones y gobiernos, el posicionamiento tiene otra magnitud, cobra otro nivel de envergadura. Un posicionamiento institucional o gubernamental implica solidaridad con algo, pero condena o desprecio con la contraparte.

    Cuando son causas justas y fundamentales, las instituciones y los gobiernos aumentan su prestigio, su credibilidad, su aceptación, su popularidad y aumenta su fuerza. Cuando son causas controversiales, el posicionamiento debe hacerse no a favor de la ley o de los poderosos, sino de la justicia, de los débiles, de los pobres, de los marginados, de los indefensos, de las víctimas. Y lo más importante de un posicionamiento político: debe haber congruencia. No se puede apoyar una causa y, acto seguido, apoyar lo contrario, porque esa contradicción mina los elementos benéficos antes mencionados: prestigio, credibilidad, aceptación, popularidad y fuerza.

    ¿Cuáles son los riesgos y contradicciones en que está cayendo el mundo occidental con las guerras de Rusia y Ucrania, y la de Israel y Palestina?

    La sociedad está cada vez más politizada y consciente. En México, tenemos el beneplácito de tener una diversidad de voces de todos los espectros político, pero especialmente la mañanera del presidente: información de primera mano; pero también a través de medios alternativos la gente demuestra cada vez más que el monopolio de la información que solía existir, no lo hace más, porque hay tantos y tan variadas fuentes, que cualquiera puede elegir la que mejor le convenza, y en este sentido, la sociedad politizada se da cuenta cada vez más de las grandes contradicciones que existen en los relatos que intentan ser hegemónicos.

    Por un lado, Rusia no debe bombardear ciudades ucranianas donde se sabe que hay terroristas y nazis, porque también puede haber civiles entre ellos; y los esbirros de Occidente justifican y defiende a capa y espada esta posición; pero, por otro lado, Israel puede bombardear hospitales, escuelas y zonas civiles donde se sabe que morirán muchos inocentes, porque puede haber terroristas entre ellos. El costo en credibilidad es alto y largo plazo puede ser irreparable, pero Occidente puede pagar un costo más caro aún: el terrorismo en ciudades europeas y norteamericanas.

    Si Hamás fue capaz de superar en su propio territorio a la otrora mejor agencia de inteligencia del mundo -El Mosad- y matar en un par de horas a casi mil personas, ¿qué nos hace pensar que el mundo islámico y anti occidental no se vengará y hará daño como lo han hecho antes?, pero, tal vez, de forma más dolorosa y sofisticada que antes. No importa que Europa y Norteamérica conviertan sus ciudades y lugares claves en fortalezas militarizadas: siempre hay y habrá riesgo de causar atentar contra inocentes, y Occidente acaba de comprar boletos para ello, todo por defender el sionismo beligerante, aquel que, por cierto, solo beneficia a Estados Unidos para seguir siendo la potencia hegemónica, porque Europa se ha convertido más en un subordinado obediente y no tanto en un socio igualitario, lo que tal vez no le vale el riesgo de seguir diciendo “we stand with Israel”.

  • Salinas Pliego o lo peor del poder económico

    Salinas Pliego o lo peor del poder económico

    Salinas Pliego representa lo peor del poder económico: explotador, narcisista, evasor de impuestos, agresor impune, fanfarrón, prepotente, hipócrita, manipulador y chantajista. Él es la cara visible de un puñado de empresarios que tienen como amo el dinero y que, sin escrúpulos morales de ninguna índole, harán lo que sea para mantener sus privilegios y acrecentar su riqueza. Son el resultado de un modelo económico y social injusto por diseño, pero que se agravó durante el periodo neoliberal porque fueron los beneficiarios del remate de bienes públicos, como el caso de TV Azteca. Su caso se ha vuelto paradigmático porque utiliza su cuenta de Twitter para despotricar contra el gobierno e insultar sin ningún recato a simpatizantes de la 4T.

    Normalmente, usureros como Salinas Pliego solían poner contra las cuerdas al poder político: tenían la suficiente influencia a través de los medios de comunicación para chantajear e impedir que se legislara favor de las grandes mayorías, pero con el presidente López Obrador ha sido diferente. El ejercicio de politización que se hace en las mañaneras (y que muchos consideramos el mejor y más grande legado de AMLO) así como la apertura de redes sociales y otros canales de comunicación, han impedido que el monopolio de la información se concentre en las grandes televisoras y radio difusoras. ¿Qué representa esto? Pues que Salinas Pliego ya no les dice qué pensar a los mexicanos, como él mismo declaró que lo hacía.

    Salinas Pliego ha puesto a prueba su poder a través de campañas tan ridículas como el virus del comunismo en libros de texto, mandando a desobedecer recomendaciones del gobierno para el manejo de la pandemia y, más recientemente, manipulando y atacando la respuesta del gobierno en el huracán de Acapulco, ¿por qué? Porque tiene pendiente un pago de 25 mil millones de pesos con la Hacienda Pública que, sumado a la deuda que tiene en Estados Unidos con proveedores de ese país, representaría la quiebra técnica de su grupo empresarial. Su objetivo es que las campañas tengan efecto para doblegar al gobierno; y segundo, espera volverse algo así como un perseguido político evidenciando cómo el Estado “abusa” de su poder para someter a los otros poderes. El detalle es que no le ha funcionado nada: las campañas han fracasado (básicamente por ridículas y tendenciosas), y no ha logrado provocar una respuesta del gobierno menos represor de la historia.

    La tercera salida ante el inminente hundimiento económico de Salinas Pliego (todo parece apuntar a que sí pagará su multimillonaria deuda con la Hacienda Pública y lo obligarán a hacer lo propio en Estados Unidos) es la creación de un movimiento político de ultraderecha, o lo que es lo mismo, ultraliberal. Él mismo ya ha intentado ser candidato a la presidencia con, obviamente, pésimos resultados, pero es una de las esperanzas que guarda para seguir medrando a costa de la necesidad de otros y de la Hacienda Pública. Xóchitl Gálvez era la candidata natural para representarlo a él y las minorías que formaban parte de lo que AMLO llamaba “la mafia del poder”, pero ante la baja popularidad de esta y los pésimos resultados que muestran las encuestas, intentará, buscar en otro lado la opción libertaria-anarquista.

    No debemos descartar que Salinas Pliego y otros oligarcas que ya no pueden someter al poder político como antes, o que han perdido privilegios, pondrán recursos económicos para la creación de un engendro similar a Milei en Argentina. Al día de hoy eso parece imposible de hacer en México, pero lo peor que podría hacer la 4T es confiarse y no darle importancia al asunto. Es necesario seguir politizando y haciendo conciencia de clase para evitar que monstruos como Salinas Pliego tengan más poder que el de su chequera.

  • La propaganda de guerra ya no funciona como antes

    La propaganda de guerra ya no funciona como antes

    La humanidad ha sido testigo de la respuesta desproporcionada de Israel ante los ataques de Hamás. Las escenas de víctimas gazatíes son aterradoras, especialmente las de los niños y mujeres inocentes. Incluso los analistas más moderados hablan ya, técnicamente, de un Genocidio; una palabra que no debe ser usada a la ligera y que tiene connotaciones muy relevantes a nivel histórico y político.

    El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, responsable de esta catástrofe humanitaria, se sabe impune mientras tenga el respaldo de Estados Unidos, y Biden ya se encargó de ello. Antes, hubiera importado también el respaldo espurio de Úrsula Von Der Layen, la presidenta de la Comisión Europea, pero hace tiempo que Europa dejó de ser un actor geopolítico relevante para pasar a ser un obediente siervo del imperio estadounidense, no importando que ello atente contra sus propios intereses.

    La propaganda de guerra para justificar los crímenes que históricamente ha cometido Estados Unidos contra los países que ha invadido y destruido, y que ha servido para apropiarse de recursos energéticos y reactivar su economía a través del sector armamentístico, se puso al servicio del sionismo beligerante, pero no ha tenido el efecto esperado en la opinión pública y ello preocupa a los líderes occidentales porque su legitimidad “democrática” está en riesgo.

    Los grandes medios corporativistas y los pseudo analistas cada vez tienen menos credibilidad cuando tratan de defender y justificar las atrocidades que comete Israel contra el pueblo de Palestina y, aunque las derechas conservadoras y los gobiernos títeres han manifestado su apoyo a Israel, es inevitable ver el contraste con las innumerables marchas de apoyo al pueblo de Palestina en las ciudades más importantes del mundo, donde raudales de gente colmaron las principales capitales y se cuentan no por miles, sino por millones. También, es notable el apoyo al pueblo palestino por parte de grandes personajes de la política, como el presidente Petro, de Colombia; la Ministra Belarra, de España; o el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres. Incluso en redes sociales es evidente que la causa palestina tiene respaldo mayoritario abrumador, más allá de manipulación que se pueda hacer de estas.

    Ya había cierta evidencia de que en la guerra de Rusia y Ucrania la propaganda no era tan efectiva como se pensaba y el apoyo de la población no es el que se esperaba en Occidente. Debido al efecto patriota, Putín se convirtió en el mandatario más popular del mundo con niveles que rondan el 80% (Netanyahu quiso emularlo, pero el efecto ha sido el contrario) por encima de Narendra Modi, de la India; y López Obrador, de México, quienes se han disputado el primerísimo lugar de aceptación y respaldo democrático en los últimos años en todo el mundo.

    De repente, la gente se da cuenta que la situación es más compleja que el maniqueísmo ramplón que proponen los medios de desinformación: Occidente y los esbirros de Estados Unidos (incluida Europa) son el eje del bien, según ellos; y Rusia, China y los países no alineados de Medio Oriente y Latinoamérica, son el eje del mal.

    Ungieron a Zelensky como un libertador antimperialista apoteósico; y quedó evidenciado como lo que es: un payaso (de hecho, era su profesión antes de convertirse en primer ministro de Ucrania) que convirtió a su país en un laboratorio de desestabilización a costa de la vida de millones de ucranianos. Lo hizo a cambio de asilo, resguardo político y la construcción de una falsa leyenda que no tendrá que ser desenmascarada a través del tiempo como otros tiranos, sino que está siendo evidenciado en tiempo real y está al borde del colapso por no cumplir los objetivos que le encomendó Washington.

    Todo apunta a que Netanyahu se convertirá en una suerte de Zelensky 2.0: un político títere que, mientras sirva a los intereses de Estados Unidos en Medio Oriente, tendrá protección y resguardo, pero que tan pronto cambie esta situación, será juzgado como criminal de guerra en la corte penal internacional, y más importante: ya tiene asegurado un lugar en el basurero de la historia como aquel que, paradójicamente en el caso de los judíos víctimas de los nazis, practicó un apartheid genocida contra una población históricamente pisoteada como lo es la palestina.

  • El político y el científico: la doble personalidad de Hugo López-Gatell

    El político y el científico: la doble personalidad de Hugo López-Gatell

    Weber, filósofo alemán de finales del siglo XIX y con basta obra intelectual, analiza en uno de sus libros más prominentes “El político y el científico” lo relacionado a la dialéctica que existe entre estas dos profesiones indispensables en el ámbito social.

    Algunas ideas que se pueden sustraer de dicho texto y que suenan en el ideario político de la 4T porque son repetidas constantemente por el presidente López Obrador, son que hacer ciencia y política en una sociedad es algo muy importante porque ambas profesiones son ápices para el desarrollo y bienestar de una sociedad, por lo tanto, debe haber una cuestión vocacional natural intrínseca al ser humano para desarrollar ambas, además de una formación profesional. No basta con encontrar la oportunidad, heredar el cargo, aprovechar el favor o utilizar todo el capital social y económico para ello: ser político y ser científico son profesiones muy dignas que se complementan y que requieren alto compromiso ético y servir a la sociedad.

    No es lo mismo servir a los demás que servirse de los demás. En la primera idea se trabaja para el bien común; en la segunda, para sí mismo, y se nota la diferencia en la acumulación de la riqueza. Si al finalizar la vida de un político este ha acumulado gran riqueza o ha traficado influencias, quiere decir que se sirvió más de lo que sirvió y su legado será infame; por otro lado, si un científico pone su conocimiento no al servicio de las grandes causas o de los grandes problemas, sino por el contrario, para el corporativismo y la acumulación de riqueza, luego entonces, su legado será infame también.

    Desafortunadamente, los mecanismos sociales, las estructuras burocráticas y de poder a través de los cuales se aspira a servir a la sociedad no siempre son los más honestos y transparentes, es decir, no siempre llega al puesto más alto el mejor científico o el mejor político. El caso del presidente López Obrador es una excepción, y por ello tiene asegurado su lugar en la historia como uno de los mejores -y para una gran mayoría, el mejor- presidentes de la historia de México.

    En la visión de Weber, el político y el científico son profesiones complementarias y la una apoya a la otra para tomar la mejor decisión para el bien común, sin embargo, hay pocos casos en donde un gran científico haya sido un gran político y viceversa, ello porque normalmente hay que dedicarse por entero a una u otra, pero en México existen dos casos que llaman la atención: Claudia Sheinbaum, posible primera presidenta y de la cual se ha hablado mucho por su trayectoria como académica de la UNAM y como jefa de Gobierno; y Hugo López-Gatell, que es un prominente científico sin carrera política todavía, pero que su liderazgo durante la pandemia de Covid lo ha llevado a ser considerado una de las cartas fuertes para gobernar la ciudad de México, lo que podría ser la inauguración de una gran carrera política por la gran capacidad de comunicación que tiene, y sobre todo, porque ideológicamente se encuentra en el espectro correcto: a favor de las grandes mayorías, de los más desposeídos y del fortalecimiento de las instituciones del Estado.

    El Dr. López-Gatell tiene un conocimiento de nombre y opiniones positivas muy por encima de lo que se cree, y no es casual que sea tan vilipendiado en los medios corporativos: las políticas públicas que ha promovido como Subsecretario han impactado en favor de la vida y la salud de los mexicanos, pero en contra del imperio de la comida chatarra, las tabacaleras y las farmacéuticas; todos ellos lobbies muy poderosos que financian sicarios mediáticos que escupen odio en sus mesas de “análisis” donde solo tergiversan y dicen verdades a medias; sin embargo, “Gatell” como se le conoce popularmente, tiene un trato parecido al presidente López Obrador a ras de tierra: recibido con aplausos, abrazos, sonrisas, agradecimiento y con gran cariño del pueblo.

    Llama la atención de Gatell la maestría y la precisión con la que se maneja en las entrevistas de medios corporativos que han tenido la consigna de golpearlo desde el inicio de su gestión en el gobierno federal. Tiene un alto nivel de asertividad en sus repuestas y ha logrado evidenciar el poco entendimiento y la mala fe de quienes quieren cuestionarlo.

    En los momentos más álgidos, ríspidos e incómodos siempre tiene argumentos incontestables que expresa de una forma clara, precisa y concisa. Ni leyendo un guion preparado, un político promedio podría tener el desempeño público que ha tenido Gatell al frente de una cámara y con los ojos de la opinión pública esperando un resbalón para hacer escándalo de ello. Encarna a la perfección el mantra de las máximas virtudes: paciencia, prudencia, verbal continencia, dominio de ciencia, ausencia o presencia, según conveniencia.

    Gatell, puede convertirse en lo que Weber pensaba que era muy difícil de concebir a lo largo de una sola vida: ser un gran científico, y al mismo tiempo, ser un gran político.

  • Microfísica del poder: cuestionar al poder real en México

    Microfísica del poder: cuestionar al poder real en México

    Para Michel Foucault, filósofo francés del siglo XX, un buen análisis de las relaciones de poder contempla aspectos intrínsecos más allá de la cuestión contractual (que era la lectura de Hobbes sobre el poder), de la dominación (la idea de Weber en sus tres esferas de dominación: carismática, tradicional y legal), e incluso trasciende a las instituciones del Estado (que era la visión revolucionaria de Marx).

    Para Foucault, el poder es una cuestión más profunda y compleja a la cual llama “microfísica del poder”, y se asemeja al análisis de algo que ocurre en otros niveles que no son los que tradicionalmente se observan y cuestionan a nivel social en todos los medios, todos los días, todo el tiempo -dígase el presidente López Obrador y la 4T-; y en esos poderes menos observables es donde se sustenta el aparato social grande de dominación.

    Un análisis exhaustivo de la microfísica del poder, es decir, de las relaciones de los poderes reales en México llevado a la conversación pública, implicaría cuestionar, en primer lugar, al poder más importante de todos, y al mismo tiempo, el más intocado y opaco: el económico. ¿Por qué se concentra tanta riqueza en tan pocas manos?, ¿por qué pagan menos impuestos proporcionalmente hablando a comparación del resto?, ¿por qué pueden pagar sueldos de miseria y nadie hace nada?, ¿por qué se les permite tener un ejército de abogados y contadores para no pagar impuestos o para demorar el proceso?, ¿por qué existe la percepción de que siempre se salen con la suya y de que pueden comprar lo que sea con dinero?, ¿por qué financian medios de información golpistas de forma obvia y descarada?, ¿por qué pueden llevar su dinero a paraísos fiscales?, ¿por qué las estructuras legales e institucionales actuales les favorecen de forma explícita?, ¿por qué la sociedad permite sus abusos y algunos hasta les agradecen por ello?, ¿por qué pueden heredar la riqueza sin ningún costo o mecanismo que promueva una mejor distribución?, ¿por qué suelen ser sujetos arrogantes, prepotentes e indiferentes?, ¿por qué creen que pueden someter al poder político?, ¿por qué, durante los momentos difíciles, piden que el Estado los ayude y rescate, pero se enojan si eso hacen con los pobres?, ¿por qué no son escándalos los abusos que cometen?, ¿por qué los políticos suelen tenerle miedo?, ¿por qué se ha creado un modelo de pensamiento aspiracionista y hueco en torno a su figura?

    De igual manera, se debe cuestionar al que podría considerarse el cuarto poder (ejecutivo, legislativo y judicial son los tres primeros), uno sin contrapoder y que probadamente ha destruido democracias y llevado a países a la ruina, porque son capaces de imponer la verdad que les interese: el poder mediático. ¿por qué no se democratizan más los medios?, ¿por qué la mayoría de ellos miente, tergiversa y desinforma faltando a su compromiso con la verdad y la ética?, ¿por qué se venden al mejor postor y no sirven a la sociedad realmente?, ¿por qué los grandes sicarios mediáticos (Loret, Ciro, Dresser y demás fauna mediática) ganan millones a diferencia del resto?, ¿por qué dicen verdades a medias para decir que no mienten?, ¿por qué ellos mismo dicen que no se les puede cuestionar?, ¿por qué abusan de su libertad de expresión para golpear?, ¿por qué tienen tantos cautivos ignorantes y hasta leales?, ¿por qué creen que el poder político no debe defenderse de sus ataques?, ¿por qué siguen teniendo tanto apoyo económico a pesar de su poca credibilidad?, ¿por qué no se les obliga a actuar con mayor rectitud como en otros países?, ¿por qué cada vez se les asocia más a la Derecha y no a las luchas de Izquierda?, ¿por qué parece empeorar todo en el ámbito mediático en vez de mejorar?

    Un buen análisis de la vida pública en México evita caer en los lugares comunes y repetitivos, y va más allá a través de la microfísica del poder.

  • Nietzsche, la voluntad de poder y la geopolítica de México

    Nietzsche, la voluntad de poder y la geopolítica de México

    Nietzsche, filósofo alemán del siglo XIX y de pensamiento radical, en su ensayo “Voluntad de Poder”, entiende este como el eje dinámico de la vida, un instinto natural que parte de la motivación no sólo de sobrevivir, sino de ejercerlo sobre los demás e incluso someter otras voluntades. Llega a criticar a la teoría darwinista por considerarla pobre, en el sentido de que las especies débiles son aquellas que solamente se adaptan para vivir porque es un objetivo secundario que está supeditado al principal que es el de someter a otros.

    Existe siempre una competencia universal en la naturaleza que va más allá de querer sólo alimentarse y no extinguirse, se trata de ser más que los demás, el ser humano con su racionalidad lo ha llevado a otro nivel y el móvil a través del cual lo ha hecho es la ambición. En términos geopolíticos, los países se comportan como personas: traicionan, quieren, olvidan, superan, ambicionan, envidian, ayudan y tienen comportamientos según sus propios intereses.

    Algunos países, como las grandes potencias mundiales, tienen el impulso de dominar a otros países para beneficiarse de ellos o perjudicar a otros -tal cual lo hacen las personas- y lo hacen por dos motivos: tienen fortaleza interna y entienden que si ellos no intentan dominar primero a otros, alguien más lo intentará, lo que, de facto, implica pérdida de influencia y poder para otras potencias. Estados Unidos es el mayor ejemplo de un país que intenta dominar y someter a otros siempre para mantener su supremacía, y para lograrlo y ha invadido, matado, maltratado, humillado, chantajeado y castigado a países que han intentado no someterse a su voluntad de dominación.

    Por otro lado, los países más débiles tienen dos papeles fundamentales: impedir que los países dominantes los avasallen completamente dado que es imposible no someterse del todo a una fuerza extranjera; y segundo, tratar de mantener fortaleza interna para mantener cierta dignidad y fortaleza que le permita mantener un grado de soberanía relativo y vivir con dignidad, sin grandes temores de que su población pueda ser aniquilada, esclavizada o aislada. México pertenece a este segundo grupo -el de los débiles- y hasta antes del gobierno del presidente López Obrador, se practicaba un entreguismo y sometimiento por la falta de astucia y de un liderazgo fuerte.

    Entonces, ¿cuál es el justo medio y qué se debe hacer?, ¿hay algún modelo a seguir? Con la 4T, México volvió a ser un país digno y respetado en el concierto de las naciones, y aunque siempre habrá una voluntad de poder por parte de las grandes potencias -especialmente por parte de Estados Unidos- que aceche a países como el nuestro, lo cierto es que, dadas las condiciones geopolíticas actuales, México debe propugnar por una política exterior que mantenga los equilibrios: se debe evitar algo muy radical hacia la anti dominación porque ello implicaría castigos y bloqueos como el venezolano o el cubano (inimaginable en el contexto actual e indeseable a todas luces); pero tampoco optar por el entreguismo y la humillación como en tiempos del PRIANATO.

    El reto para el siguiente presidente es mantener la misma línea que el presidente López Obrador y que se resume en los siguientes puntos:

    • Mantener unidad y evitar movimientos independentistas internos o balcanizadores promovidos por los globalistas y otros golpistas. La máxima de dividir para vencer es la estrategia “más sencilla” que tienen las grandes potencias para ejercer su voluntad de poder. Fue lo que hizo Estados Unidos con la extinta ex U.R.S.S. y lo que pretende hacer ahora con Rusia. Controlar a México sería más fácil si está dividido en el norte y el sur, por ejemplo.
    • Cooperar siempre que sea necesario con Estados Unidos, Europa y otros países occidentales en todas las áreas posibles, pero reconocer las líneas rojas y límites impasables, por ejemplo, la DEA y la cuestión de seguridad en México. A Estados Unidos le encantaría bombardear estados donde hay narcotráfico, y México debe impedir cualquier injerencia que dañe su soberanía.
    • Recordar siempre la historia que conformó a México y crear un sentimiento de orgullo para consolidar una identidad nacional y valores propios. Las conquistas culturales, contrario a lo que se pudiera pensar, tienen más trascendencia e impacto que las estrictamente materiales, y para muestra la Alemania perdedora de la segunda guerra mundial, hoy erigida como gran potencia mundial.
    • Seguir practicando la Doctrina Estrada y Juarista: entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz, nunca mejor dicho para un país como México, y la no intervención y derecho de autodeterminación de los pueblos, lo cual es una traducción para “no me meto contigo, por lo tanto, no te metas conmigo”.

    Nietzsche en “Zarathustra”, sostiene que cada acción, cada desempeño, cada acto humano (o de países) está envuelto y tiene como objetivo adscrito la voluntad de poder. Incluso quienes luchan por la independencia o la justicia, lo hacen por una voluntad de poder intrínseca. No necesariamente expresa algo correcto, pero sí interesante para el análisis de todos los espectros y colores políticos.

  • Maquiavelo y la virtud

    Maquiavelo y la virtud

    Para Maquiavelo, filósofo perteneciente al periodo renacentista italiano del siglo XV, el poder no tiene que ver con un sentimiento noble como el amor a alguien o algo, o con el significado de bien para las grandes masas, sino con la fuerza, la convicción y la coacción; su enfoque es totalmente pragmático. 

    En su obra cumbre “El príncipe” (1983) menciona que el hombre es perverso y egoísta por naturaleza, sólo preocupado por su seguridad y por aumentar su poder sobre los demás y que sólo un estado fuerte gobernado por un príncipe audaz, astuto y sin escrúpulos morales es capaz de proveer un orden social justo que frene la violencia humana. A él se le atribuye la noción de “dictador” por su visión realista. Esta visión encaja con los oligarcas mexicanos y sus pretensiones de acumular riqueza, aunque estos, a través de sus sicarios mediáticos e intelectuales, han intentado encasillar en ese imaginario político al presidente López Obrador, que, más bien, representa lo contrario.

    En esta idea de poder, no cualquiera posee lo que Maquiavelo llama “la virtud”, que es una característica inherente a los grandes conquistadores y que puede significar el lograr objetivos impensables en circunstancias muy adversas, y en el ámbito político mexicano, López Obrador parece encarnar esta idea de liderazgo con su victoria en 2018 y su desempeño hasta la actualidad. 

    Alguien que, a pesar de tener todo el aparato mediático, intelectual y plutocracia oligárquica en contra, logra que su proyecto político sea el más importante del país. La pregunta es, ¿el sucesor o sucesora poseerán/desarrollarán/mostrarán “la virtud” tal como la concibe Maquiavelo?

    Pareciera ser que no basta con ser buen político con resultados evidentes -dígase Claudia Sheinbaum-, servidor político muy eficiente y de desempeño excepcional -Marcelo Ebrard-, el mejor orador, imbatible en los debates y con carisma inigualable – como Gerardo Fernández Noroña-, o un operador político y mediador de primer nivel y con gran experiencia -tal es el caso de Adán Augusto o el mismo Ricardo Monreal-; y no es que los aspirantes presidenciales mencionados no tengan “La virtud”, es que, en caso de que alguno de ellos llegue a la silla presidencial, deberá mostrar un desempeño superior al que ha mostrado y, al mismo tiempo, deberán contar con una dosis de fortuna que lo acompañe siempre, manteniendo el delicado equilibro de fuerzas que requiere tomar grandes decisiones para la transformación del país, y al mismo tiempo, cumplir la agenda política.

    La “virtud” en términos de Maquiavelo, en política mexicana, equivale a cometer ninguno o pocos errores de no tanta trascendencia, decir lo correcto en el momento correcto y en la magnitud precisa, no tener deslealtades o detectarlas a tiempo, “apagar incendios” y resolver crisis al menor costo y de forma rápida, tener un liderazgo fuerte a nivel internacional y propugnar siempre por una visión soberana y autosuficiente, abatir pobreza y violencia con indicadores objetivos y creíbles, todo bajo un manto democrático y con Estado de Derecho.

    Como colofón, actualmente la palabra “maquiavélico” tiene una connotación peyorativa con cierto sentido perverso. La historia no le ha devuelto el lugar que le corresponde de gran pensador por, tal vez, considerar que su percepción de poder es algo descarada, al igual que la de Nietzsche

  • ¿Por qué ciertas nacionalizaciones son buenas?

    ¿Por qué ciertas nacionalizaciones son buenas?

    El gobierno encabezado por el presidente López Obrador llegó a un acuerdo para recuperar a Mexicana de Aviación por una inversión inicial 815 millones de pesos, más una inyección de 4 mil millones para volverla operativa en unos meses. La aerolínea del Estado Mexicano comenzará a volar en diciembre con rutas hacia 20 destinos y pretende tener precios más bajos que las aerolíneas privadas hasta en un 20%. A pesar de que a priori esto es una buena noticia, pueden surgir ciertos cuestionamientos, como, por ejemplo, ¿realmente conviene que el Estado Mexicano adquiera empresas a pesar de su historial de ineficiencia?, ¿será sostenible en el tiempo aquello de los precios bajos?

    Primero, conviene decir que el periodo neoliberal se caracterizó por la venta de empresas (a valor de remate muchas de ellas) a oligarcas que ensancharon su fortuna, y el fundamento era que una empresa privada es más eficiente y eficaz que una pública por antonomasia. En el dogma neoliberal, la incompetencia del gobierno entorpece y ralentiza el desarrollo de sectores estratégicos, y esa fue la mejor excusa para intentar privatizar casi todo, incluyendo la energía, la banca, minas, etc.

    Sin embargo, unas décadas más tarde, la evidencia empírica muestra que no solo no se ofrecieron mejores servicios (más baratos y de mejor calidad) sino que dejaron de llegar a los usuarios más pobres y de zonas más marginadas, acrecentando brechas de desigualdad y aumentando exponencialmente la pobreza y los males que se derivan de esta. El presidente López Obrador basa su proyecto de nación en el rescate de los sectores más importantes para el país (energía y electricidad), avanza con otros como Mexicana de Aviación, y seguramente guarda la esperanza de que el sucesor de la 4T continúe con la recuperación de otros sectores igual de importantes para el desarrollo del país.

    En el caso de Mexicana de Aviación, la premisa es que el Estado Mexicano pueda intervenir en los precios de forma indirecta, es decir, ofertar vuelos por debajo del precio del mercado para obligar al resto a bajar sus precios. ¿Es esto injusto? En un mercado de competencia perfecta, sí, pero en el caso de un sector como la aviación (como otros tantos) que es controlado por un grupo de mafiosos y traficantes de influencias que incurren en prácticas oligopólicas, la actuación del Estado Mexicano representa un mero acto de justicia, y es que es impensable que un transporte tan importante como el avión sea accesible, hoy por hoy, sólo para los deciles más altos de ingresos. Por supuesto, la prensa corporativa y anti 4T replica que las aerolíneas (y todas las empresas estatales) están condenadas al fracaso y a la inoperancia, pero su discurso, aunque falso, es entendible porque ellos aspiran a que los bienes y servicios del país se rematen al mejor postor para poder hacer negocio con ellos, y gran parte de la lucha ideológica radica en posicionar la idea correcta en el imaginario colectivo: las empresas estatales, sin bien deben basarse en principios de eficiencia y eficacia, su objetivo final no es la rentabilidad, sino el bien común y la prestación de un producto o servicio gratuitos o a un precio accesible incluso para los que tienen menos. 

    Además de las nacionalizaciones, otras intervenciones exitosas durante este gobierno fueron el gas del Bienestar en la Ciudad de México, que provocó una bajada de precios radical de este bien en detrimento de la gran mafia que controlaba el mercado y los precios; y también el Banco de Bienestar, que eventualmente obligará a ofertar productos y servicios bancarios más accesibles en los segmentos medios y bajos.

    Los mexicanos no son conscientes que en países de mayor desarrollo (dígase Europa y algunos asiáticos) el precio de un boleto de avión, de un litro de gasolina, de un kilovatio de energía eléctrica, de una cuenta bancaria de ahorro, etc., son proporcionalmente más económicos respecto al nivel de ingreso, porque si lo fueran, iniciarían un boicot para que ello cambie y las empresas seguramente se ajustarían a ello, sin embargo, la 4T ha intervenido en su representación para que esto ocurra de forma “menos violenta” y legal, como en cualquier país de Estado de Derecho donde el gobierno cuida a sus ciudadanos. 

    Como conclusión, la recuperación de Mexicana de Aviación representa una intervención del Estado Mexicano como acto de justicia para bajar los precios en un mercado cooptado por oligarcas y traficantes de influencias que se dejarán la piel por defender sus intereses y sus fortunas; e intervenciones similares deben ocurrir en otros sectores para hacer de México un país más justo.