El puente del 15 al 17 de noviembre no sólo ofrece un descanso: recuerda el aniversario de la Revolución Mexicana, el movimiento que en 1910 puso fin al autoritarismo porfirista y dio origen a la Constitución de 1917, a los derechos laborales, a la reforma agraria y a las libertades que moldearon el México moderno.
México se prepara para un nuevo fin de semana largo, del 15 al 17 de noviembre, debido al día de descanso obligatorio que marca la Ley Federal del Trabajo y el calendario escolar de la SEP. Pero más allá del puente, esta fecha busca destacar uno de los acontecimientos más determinantes de la historia nacional: la Revolución Mexicana, cuyo aniversario se conmemora el 20 de noviembre.
El tercer lunes de noviembre se traslada como día de asueto para facilitar el descanso de trabajadores y estudiantes, pero su esencia permanece: recordar el levantamiento social que, en 1910, puso fin a más de tres décadas de autoritarismo porfirista y abrió paso a profundas transformaciones políticas, sociales y económicas. Quienes trabajen durante este día deberán recibir el doble de su salario diario, como marca la ley.
La Revolución estalló en un país marcado por la desigualdad y la concentración de la riqueza. Aunque el Porfiriato impulsó el crecimiento económico, los beneficios quedaron en manos de unas cuantas élites nacionales y extranjeras. Bajo ese régimen, campesinos fueron despojados de tierras, la prensa fue censurada y la ciudadanía carecía de la libertad para elegir a sus gobernantes. Este clima derivó en el llamado de Francisco I. Madero a levantarse contra Porfirio Díaz, detonando una guerra civil que transformaría al país.
Figuras como Emiliano Zapata, símbolo de la lucha agraria y defensor de la justicia social, también marcaron el rumbo del movimiento. Su asesinato en 1919, al igual que el de Madero en 1913, evidenció lo complejo del camino hacia una verdadera democracia. Sin embargo, el legado de la Revolución quedó plasmado en la Constitución de 1917, que estableció derechos laborales, reformas agrarias, libertades políticas y bases para la educación pública.
Hoy, cada puente de noviembre no es sólo un descanso: es un recordatorio del proceso histórico que redefinió el México moderno y de la lucha de millones por un país más justo.

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