Traficaron drogas, lavaron dinero, ejecutaron y armaron al crimen organizado en México, pero hoy varios de ellos caminan libres en Estados Unidos. Son al menos 23 criminales confesos que, a cambio de colaborar con la justicia estadounidense, han obtenido beneficios procesales que incluyen la libertad, pese a haber pertenecido a cárteles que Washington ha clasificado como organizaciones terroristas.
Entre ellos hay seis ex miembros del Cártel de Sinaloa, como Sergio Villarreal “El Grande”, Jesús Zambada “El Rey”, Vicente Zambada “El Vicentillo“, Pedro Flores, Tirso Martínez “El Futbolista” y Harold Poveda “El Conejo“, quienes han testificado en juicios clave contra Genaro García Luna y Joaquín “El Chapo ” Guzmán. Muchos de ellos ya están libres, con la condición de seguir disponibles como testigos.

Otros nombres son Óscar Nava Valencia “El Lobo” y su contador Elpidio Mojarro Pilo, testigos contra El Menchito, hijo del líder del CJNG. Ambos fueron líderes del Cártel del Milenio, parte de la Federación de Sinaloa, y lograron su libertad tras pactar con autoridades estadounidenses.
También hay colombianos en la lista, como Chupeta Ramírez y Jorge Cifuentes, socios directos del Chapo, así como operadores menos visibles, como Christian Rodríguez (exinformático del Chapo), Héctor Villarreal (extesorero de Coahuila), y El Jaguar, exjefe de sicarios del Cártel de Sinaloa en Chihuahua.
Algunos, como Pedro y Margarito Flores, construyeron redes de narcotráfico desde Chicago; uno de ellos incluso vive bajo nueva identidad como “consultor en seguridad”.
La lista cobra relevancia por estar integrada por miembros de cárteles señalados por la administración de Donald Trump como grupos terroristas: Sinaloa, CJNG y Los Zetas.
En contraste, otros personajes como Emma Coronel, Jessica Johanna Oseguera y Alfredo Beltrán Leyva “El Mochomo“, se declararon culpables pero no colaboraron. Sus sentencias fueron reducidas por evitar ir a juicio, pero sin beneficios adicionales.
Washington ha convertido la figura del testigo colaborador en una de sus herramientas más efectivas para desmantelar redes criminales, aunque eso implique dejar libres a quienes un día fueron piezas clave del narco mexicano.
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