Etiqueta: Diana Espejel

  • Oficios dignos y necesarios

    Oficios dignos y necesarios

    Hace algunos meses me incorporé a la compleja tarea de la enseñanza en una universidad privada de la Ciudad de México. La actividad me gusta mucho y me llena de júbilo, me motiva guiar la actividad de mis estudiantes. Notan mi entusiasmo, el compromiso que tengo con ellos y lo mucho que preparo cada sesión para que ellos puedan formar su propio proceso de aprendizaje. 

    El periodo lectivo comenzó y en la primera clase me intereso por conocerlos un poco y saber sobre sus logros, expectativas y lo que quieran compartir. Una chica me dijo “soy niñera y me importa estudiar esta licenciatura para realizar mejor mi trabajo”. Me pareció un objetivo loable y necesario; que una persona que cuida niños aprenda sobre psicología para poder tener herramientas para desempeñar mejor su trabajo, es una joya. Al terminar esa clase me quedé reflexionando sobre el tema y me preguntaba ¿qué necesitamos para dedicarnos a una actividad tan indispensable y poder vivir de ella? 

    Los tiempos que vivimos requieren hacer más eficiente los trayectos que hacemos, los alimentos que preparamos, todo tiene que ser rápido, sin mucha complicación. Además, los horarios de trabajo son largos. Familias que tienen que sustentarse sobre el trabajo de ambos padres o familias uniparentales, son vicisitudes que hacen necesario contratar a una persona para cuidar a los niños en las horas en que los padres realizan otras actividades. 

    Cuidar a un niño no es tarea sencilla, no sólo por la responsabilidad que carga la persona que se hace responsable, sino porque tiene que ser una actividad que involucre una fuerte implicación afectiva. Los seres humanos requieren de esa forma de interacción y se hace más necesario en los menores. Una niñera tiene que desempeñarse bien en las labores de cuidado y además vincularse con sus niños, en muchas ocasiones la actividad se sustenta sobre la experiencia de las personas, se van “profesionalizando” en el proceso de cuidar a los niños, sería deseable que fueran personas profesionales y con cierta validez para tal actividad. Hay una serie de servicios que tendríamos que repensar, primero para que sean una buena opción de sostén económico, y segundo, que permitan tener reconocimiento social. 

    Al igual que las personas que apoyan con la limpieza de las casas que, ahora tienen derecho a ser inscritas en el IMSS, las niñeras y otros oficios podrían ser beneficiados por los mismos derechos. Una sociedad digna regularizaría todos esos servicios que le son necesarios y pondría énfasis en que, tanto los profesionistas, como los oficios puedan ser una opción de vivir de forma digna y proveer a las personas de las condiciones indispensables para poder dedicarse a esa actividad que permita tener una vida plena. 

    El incremento al salario mínimo es una oportunidad de que las actividades laborales permitan tener un mejor futuro, quizá también pueda representar que el gasto en servicios de todo tipo sea mejor remunerado y que esto represente un aporte a la justicia social que paulatinamente reajuste la brecha salarial que se ha abierto con el tiempo. Junto a los oficios como estos, es necesario pensar en aquellos que representan la resistencia en contra de la sociedad del consumo. Pienso en los zapateros, boleros, las personas que saben arreglar bicicletas, los sastres, todos aquellos que son necesarios para una sociedad más sustentable. Nos venden autos eléctricos con ventajas tributarias por la participación en el cuidado del medio ambiente, pues también este tipo de servicios que tengan este objetivo podrían tener un incentivo tributario ya que aportan al mismo objetivo. 

    Tenemos que imaginar la forma de brindar a cada joven una posibilidad de decidir qué hacer con su vida y permitir que la elección no implique profundizar la pobreza, sino una vía factible para tener un sustento necesario y suficiente en el lugar en que se desempeñe. No sólo en las grandes ciudades hay que priorizar este tipo de servicios, es necesario lograr que las condiciones se den, además que los oficios se ajusten a los espacios sociales en donde son requeridos. Nosotros no tenemos idea de la gran cantidad de oficios que son necesarios y que necesitan capacitación para que se profesionalicen. 

    Espero que los lectores compartan conmigo la idea y que pronto este escenario pueda ser una realidad en cada contexto del país. Por lo pronto, me encanta tener estudiantes que ven en una carrera la oportunidad de hacer mejor su trabajo, lo celebro y me siento comprometida a hacerlo posible. Por ella y todos mis estudiantes me preparo con ahínco, aprecio y respeto. 

    Xunu’: 

    Acabo de ir a una tienda de esas donde adquieres una membresía para poder comprar y en la zona de salida tienen un letrero grande que dice “revisamos tu ticket para asegurarte que tu compra está completa”. Cuánto cinismo, ya se había aclarado que esa práctica era ilegal, mejor que nos digan que lo revisan para asegurarse de que no te llevas un producto extra. 

  • Temporada de rituales

    Temporada de rituales

    Bienvenido 2024, un nuevo año siempre es motivo de expectativa, esperanza y promesas. Los rituales abundan y las creencias se suman a ellos. ¿Cuáles conocen? ¿Cuáles hicieron en víspera del primero de enero? Les quiero hablar de las reuniones de fin de año, escolares, en las oficinas y aquellas que realizan actividades en diferentes lugares. Quizá se verán reflejados en este relato que pretende ser una reflexión crítica de la sociedad que vivimos cada día. 

    Para fin del 2023 el club de natación organizó una reunión para festejar el año. El convivio pretendía nutrirse de las contribuciones voluntarias de cada participante. Este tipo de tertulias son un ritual casi tradicional en los círculos sociales o familiares. He participado en varias y jamás me había tocado que me robaran un pastel. Una amiga y yo nos organizamos para llevar ese postre a la reunión. Entramos al salón y no había casi nadie de nuestro horario, no ubicamos a ninguna persona, pero había señoras, principalmente, de otros grupos y ubicaron visualmente lo que traíamos. Tan pronto llegamos el comentario fue “no te preocupes, ya trajeron otro pastel”. 

    Ciertamente era un poco tarde. Después de salir de la alberca tuvimos que ir a casa a dejar algunas cosas, pasar a comprar el pastel y regresar al lugar. El asunto es que la mesa ya tenía muchos trastes que estaban vacíos, pero enseguida varias personas nos hicieron un espacio para colocar el pastel. Mi amiga y yo fuimos a tomar un asiento, para regresar con la palita y los platos para repartirlo. No debimos haber tardado ni cinco minutos. Cuando regresamos encontramos un espectáculo grotesco; una legión de marabuntas rodeaba el cuerpo inerte de la presa y desgarraban con una cuchara el rectángulo suave que parecía deshacerse con cada embestida metálica. Un par de minutos después llegaron con un cuchillo con el que acabó todo el espectáculo. 

    Fue tan impactante que no pudimos compartir un pedazo a nuestros profesores, a las compañeras de nuestro horario, tampoco al personal administrativo como símbolo del agradecimiento por todo el tiempo que nos acompañaron en el año. Nos quedó una sensación de haber sido robadas, ya no quisimos comer, un poco de náusea al ver que ninguno de nuestros comentarios hizo desistir a las mujeres que terminaron con nuestra ilusión de poder vivir el ritual de agradecimiento. Nos retiramos del lugar una vez que nuestro impacto nos dejó reaccionar, no pasamos más de quince minutos ahí. 

    Nuestros profesores se dieron cuenta de lo ocurrido, también un par de nuestras compañeras de horario. El sentido de la convivencia era pasar un momento grato, pero no logramos el cometido. Después nos fuimos a tomar un café, desayunar bien y comentar la experiencia donde dedujimos que fue similar a los documentales de las hormigas que no dejan a su paso rastro del cadáver consumido. La imagen del pastel desapareciendo en nuestras narices  nos impactó mucho. 

    Los lectores dirán que esa situación es característica de algunos espacios donde no hay valores que correspondan a la cordialidad, solidaridad, compañerismo, propio de círculos sociales marginales. Nada más alejado de la realidad. En la UAM Xochimilco, he vivido varias experiencias similares. Los estudiantes que en plena práctica en algunas comunidades no son acomedidos y se colocan como los espectadores que merecen servirse del trabajo o la comida de la gente que visitan y a las cuales les van a prestar un servicio. 

    También en las salas de juntas donde se realizan estos mismos eventos sociales de fin de año o los brindis en las presentaciones de libros donde los asistentes son profesores, doctores o estudiantes de la universidad. Es frecuente que las servilletas o platos estén llenas de dos o tres bocadillos que van consumiendo poco a poco. Y las copas se llenan varias veces, una tras otra hasta no ver fin a las botellas. Como si fuera una tarea terminar con todo sin importar si alguien llega tarde porque sale de clase. En esas reuniones, he escuchado a mis colegas estudiantes de posgrados decir “voy a venir a comer, porque es lo único bueno de esta temporada”.

    Es una especie de ritual equiparable a la temporada de carnavales, donde la regla es el exceso. ¿A ustedes les ha pasado en algún otro espacio social? Si esto le suena conocido hay que cuestionar qué valores hemos cultivado en nuestra sociedad, la cultura del agandalle permanece aún después de las generaciones de familias en donde compartir los recursos en la casa, eran una norma. Es imprescindible cambiar las actitudes que individualizan para tener mejores condiciones de socialización. 

    Xunu’

    Que la fiesta de Reyes sea un momento para compartir con su familia y seres queridos, con esta fecha terminan las reuniones decembrinas y nos preparamos para entrar de lleno a las actividades que desempeñamos. Que siga siendo un momento de convivencia amena para todos y todas. 

  • Republicano o prefacista

    Republicano o prefacista

    Hay una broma que pulula en el argot académico universitario que se deriva del trabajo cotidiano de los profesores. Se dice que se dividen en dos grupos: republicanos o prefacistas. El primer sector se refiere a esos personajes que realizan una investigación y la publican una y otra vez, organizada de forma diferente con un título distinto para que en las revisiones pasen como trabajos únicos. El segundo concepto incluye a las personas que publican el mismo trabajo, pero elaboran un prefacio nuevo para que pase como una obra “actualizada” de la anterior. Es común encontrar estas actuaciones. Por ejemplo, yo entrego una propuesta para un congreso y esa misma, con los comentarios recibidos en la presentación, la modifico para derivar de ese proyecto un artículo. 

    Las publicaciones se catalogan en un rubro llamado “difusión de la cultura”, una actividad fundamental para las Instituciones de Educación Superior. Desde el artículo 3° en la fracción VII constitucional se establece como una función sustantiva investigar y difundir la cultura. Los libros y las revistas universitarias son un elemento que debe de ser promovido, pero es importante preguntarnos ¿qué sucede con todas las publicaciones que hace la universidad? De acuerdo con el informe anual de la UAM, para 2022 “se publicaron 4 183 artículos especializados de investigación, 134 libros y se presentaron 5 148 trabajos en eventos especializados” https://transparencia.uam.mx/inforganos/rg/2022/Informe-RG-2022.pdf. Los recursos de libre acceso han generado el 67% de todas las referencias que se realizan. Esto significa que las versiones digitales son mas leídas, incluso más citadas que los textos en papel. 

    Aquí la universidad tiene un problema porque para los profesores el publicar un libro en papel no les representa la misma cantidad de puntos que un texto de libre acceso en versión digital. Me explico. Hay un sistema de recompensas monetarias que se usa para que los académicos puedan tener estímulos que apoyen a sus actividades. Tanto la universidad como el transformado Conacyt, agrega cierta cantidad de puntos a cada actividad que se realiza. La acumulación de puntos les permite postular a las becas. Esto hace que requieran realizar trabajo de forma constante, por eso surgen las categorías con las que inicie este escrito. 

    No es lo mismo que publiques un libro o una revista en versión digital que en papel, porque se asigna un puntaje mayor al texto en físico. Pero tiene la desventaja de que es posible que no se lea, la misma UAM nos lo menciona en su informe. Uno podría recomendar que bajen de precio los libros como lo hicieron en el Fondo de Cultura Económica, pero quizá no sería rentable para la universidad. Pero es preferible cobrar poco que gastar en almacenamiento. Aún recuerdo que hay bodegas completas llenas de aquello que nunca se vendió. En el Departamento de Educación y Comunicación de Xochimilco había por lo menos dos llenas y cada año tenían que buscar dónde colocar las publicaciones nuevas. Al final todo eso sólo quita espacio y no se llega al objetivo que persigue la difusión de la cultura.  

    La sección de publicaciones de la División de Ciencias Sociales también tiene sus bodegas, ahí puedes encontrar una cantidad inmensa de textos. Pero eso no es todo, me acabo de enterar que hay un espacio más grande dedicado a guardar publicaciones, no sé si sea de una unidad o de todas, pero es un espacio grande. Se encuentra en la antigua tienda de la institución, cerca del Cinvestav sede sur. ¿Qué trabajo de difusión de la cultura se puede hacer cuando buena parte de las publicaciones se guardan en tantos sitios de la universidad? ¿Cuántas piezas sumarán todos los almacenes? ¿Ocurre esto con otras universidades? 

    El informe que cito antes no nos dice cuánto dinero se destina para la publicación de textos, sólo nos da cuenta de la valiosa actividad derivada del trabajo académico universitario que se enfoca en la divulgación de las investigaciones.  También sería bueno saber en qué condiciones están los textos, sobre todo esos que salen a las ferias de libros y regresan a resguardado. No creo que sigan como nuevos después de tiempo ahí. Es un sinsentido que los tirajes sean de mil ejemplares, por lo menos, para que pasen años guardados sólo porque son mejor puntuados por la cantidad de libros publicados que por el contenido. Además, los datos nos indican que los materiales más leídos están en versión digital y son de libre acceso, porque así tendría que ser el conocimiento, correr sin que se detenga para llegar a los lugares más alejados. Tenemos que cuestionarles a las Instituciones de Educación Superior estas actividades que son fundamentales y acercarnos más a ellas para encontrar cosas interesantes por conocer. 

    Xunu’: 

    Este es mi último artículo del año así que les deseo buenas fiestas decembrinas y que el 2024 nos sonría. Que por fin Palestina pueda ser libre, mucha fuerza para Argentina y que lleguemos a ver el fin de los conflictos bélicos en el mundo. Y que no nos desgaste tanto el año de elecciones. 

  • Comprar las constancias

    Comprar las constancias

    Esta semana se está celebrando el XVII Congreso Nacional de Investigación Educativa (CNIE) organizado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE), en la Ciudad de Villahermosa, Tabasco. Se reúnen muchos académicos de todo el país para compartir tanto su sapiencia, como estudiantes de posgrado que presentan sus avances de investigación en materia educativa. Las convocatorias comenzaron desde el primer trimestre del año y se inicia el proceso con la postulación de los trabajos. El evento se organiza cada dos años y desde el año 2017 había participado en todos. 

    En esta ocasión mi propuesta fue aceptada, pero al ver el costo de la inscripción al evento, la verdad preferí no asistir. Durante los últimos tres congresos mi participación fue bajo la condición de estudiante y el costo por asistencia fue de $1,000 pesos con acceso a las conferencias magistrales, a las ponencias sin restricción y la constancia de participación. Como ya no cuento con la venia de ser parte de un posgrado, ahora me pidieron $2,500 pesos por mi inscripción anticipada, con descuento hasta el mes de septiembre y de $2,800 pesos hasta principios de noviembre. Realmente era complicado pagar tal cantidad más el transporte y todo lo que implica estar en Villahermosa del 4 al 8 de diciembre. 

    La verdad soy una persona que disfruta ese tipo de eventos, asisto todos los días al congreso, desde las ocho de la mañana y algunas veces hasta las ocho de la noche. Me encanta ver los trabajos de los profesores y estudiantes, las conferencias magistrales y seleccionar por anticipado las ponencias de interés para mis investigaciones. Son pocas las ocasiones que tengo para disfrutar de los lugares en donde se organiza el evento. Porque el objetivo es escuchar a colegas de toda la república y los avances en materia educativa, política educativa, procesos pedagógicos y todo lo relacionado con esto. 

    Lamento no haber ido, pero pasar por tanto y el desgaste de dinero, estrés para ir y regresar, trabajar en la preparación de otros pendientes mientras estás fuera, la presentación de tu trabajo, tratar de participar en los eventos es muy fuerte. El criterio que definió el no asistir fue el económico, principalmente. Una colega de la Universidad de Burgos, España me comentaba que tiene la misma idea sobre los eventos académicos. La última vez que hablamos compartimos la idea de evitar gastar tanto ya no para estar a la vanguardia del conocimiento, sino para tratar de asimilar un poco de la amplia cantidad de propuestas que hay concentrada en una semana de desgastante trabajo. Uno sale con dolor de cabeza cada día y el retorno es agotador. Ella es Doctora en Educación por la Universidad de Salamanca y trabaja como profesora en la Universidad de Burgos. Debido a los vínculos que he hecho con ella, también me invitan a eventos académicos en España. 

    Lo que discutimos sobre el tema de los congresos, en concreto, fue que las constancias de participación a estos eventos se cobran muy caras. La última convocatoria para participar en España me cobraba 150 euros por inscripción, más de $2,700 pesos mexicanos al día de hoy. La producción científica y publicaciones de esos eventos son patrocinadas prácticamente por los participantes. Lo cual no implica que haga falta revisión o los trabajos tengan mala calidad, ya que tienen grupos de personas que revisan las propuestas, sino que los ponentes invertimos bastante en cultivar nuestro currículum. 

    Lo que me decía mi colega española es que ella tampoco asiste a todos los congresos que la invitan. Selecciona máximo uno al año, para evitar el desfalco económico, que para todos es una cuestión primordial. Pero uno se pregunta si las organizaciones como el COMIE, una asociación civil tan consolidada, tenga que solicitar tanto dinero, sobre todo cuando cobra una membresía anual a sus miembros ordinarios. Claro, a ellos también se les hace un descuento en la inscripción al congreso. Lo mismo sucede con universidades españolas o chilenas, de donde he tenido invitaciones académicas que rondan el costo equivalente. Instituciones públicas o privadas nos obligan a comprar caras las constancias que, además, tienen detrás procesos largos de investigación, lecturas, organización de información, en muchas ocasiones trabajo de campo, participación de actores múltiples. Cada papel juega en nuestro currículum como experiencia académica y es muy importante, pero han costado más de dos mil quinientos pesos. 

    Este año, es la primera vez que falto al congreso del COMIE, pero eso no me quita la posibilidad de reflexionar alrededor del suceso; al contrario, me hace cuestionar la calidad de los trabajos que presentamos, la pena o no, que vale presenciar un evento tan masivo y concordar con otros colegas sobre el grado de banalidad que podemos vivir en estos procesos. Quizá suene sólo a queja, pero el asunto es más complejo y serio que negarse a entrar al juego de las instituciones que obtienen una ganancia organizando estas congregaciones. 

  • De tres a cinco opciones

    De tres a cinco opciones

    En los últimos días ha trascendido que la cuenta de Twitter del expresidente Vicente Fox ha sido eliminada debido a los comentarios que realizó a la señora Mariana Rodríguez. Estoy de acuerdo con el hecho de que el señor hace comentarios que detallan la violencia que, de manera constante ha consumado. Lo relevante es la forma en que sucede en contextos en los cuales la red social, ahora llamada “X” ha permitido a muchos, hombres principalmente, o eso queremos creer.

    Lo cierto es que las mujeres también han realizado agresiones a través de estas plataformas virtuales, tan sólo hace una semana la nota era la sanción que le han impuesto a la señora Dresser por violencia política de género, no es la única. Personajes públicos han hecho evidente la violencia que se normaliza y se hace cada vez más evidente. 

    Estos sucesos son relevantes no sólo por el hecho de que sean personas públicas y con reflectores sobre sí. Lo que me parece execrable es que refleje a nuestra sociedad. Es cierto que no es una generalidad, pero en la medida en la que el respeto y el diálogo sea una actividad en extinción, seguiremos teniendo casos lamentables de violencia desmedida. El Bullying no es una actitud aislada, sino un síntoma de las relaciones sociales que entablamos en el día a día. La violencia comienza por cuestiones muy sutiles, por lo que hemos visto, sobre todo en el contexto del proceso político de las precampañas presidenciales. No podemos pedir valores que no estamos dispuestos a aplicar. 

    Hablemos de la desvinculación que pretende tener la precandidata Xóchitl Gálvez con Fox, ¿quién no querría dejar de ser relacionada con él? Primero porque siempre ha sido un personaje que denigra e insulta a quien se le para enfrente https://www.youtube.com/watch?v=qpQK6Hgs9tk. Pero la señora no se queda atrás y de nuevo se hace presente su esencia agresiva e irrespetuosa, ayer en la Universidad Anáhuac https://www.youtube.com/watch?v=qpQK6Hgs9tk. Y recalco que esa sí es su esencia, no la capacidad de dirigirse a sus seguidores; pues si no trae el iPad o se le va el discurso, ya no sabe qué hacer. Tampoco es buena para recordar el título del libro que habla de ti, pero no lo pudo recordar, supongo que no lo leyó.  No es algo que realice de forma cotidiana. 

    Los números tampoco son el fuerte de la ingeniera, bueno, quizá lo sean las fórmulas complejas, lo que vimos ayer (minuto 51:10) es una precandidata que dice “tenemos tres opciones”, pero con su mano enseña al auditorio cinco dedos. ¿Cuáles serán los otros dos candidatos que su inconsciente le indica? No podemos saber lo que pasa por su cabeza. Al parecer la señora sigue haciendo alusiones personales, pues lleva imágenes de un zapato deportivo que representa a Mariana Rodríguez. Lo cual me parece muy llamativo, la pareja regiomontana se reduce a la mujer, ella está siendo la fuente de los ataques y no Samuel García. 

    Enseguida presenta una caricatura maquillada como si fuera una mujer junto al comentario “la vieja política, que es esta”. Que hace alusión a Claudia Sheinbaum, de nuevo una actitud de violencia y sin argumento, sólo con una insinuación directa a la persona. Y para concluir dice “a una vieja shingona”, acompañada de una fotografía suya. ¿No se da cuenta que su adjetivo “vieja” sigue siendo denigrante para su condición de mujer? Peor aún, ¿tenemos que admitir la violencia velada que se coloca en ese discurso sólo porque se está poniendo con su igual? Es denigrante que en espacios públicos se hagan estas representaciones, pero lo peor es que los estudiantes universitarios avalen dichas expresiones. Estamos ante una señora Fox 2.0. 

    Lo que más me llama la atención incluso del cierre que da en dicha conferencia es que ni en esos momentos en los que está presentando las imágenes puede dejar de seguir con la vista el texto que aparece en la pantalla del iPad. Es impresionante que la señora no tenga ni la capacidad de recordar las groserías que llevaba preparadas. Pienso peor, si ella no tiene la capacidad de seguir un discurso, que supondríamos preparado para un mitin en el Monumento a la Revolución, menos para uno que dará a jóvenes universitarios, pero es un exceso que su memoria no recuerde elementos básicos. 

    Hay que ver cómo se tornan las campañas presidenciales, al parecer este es el principio de una constante. Es lamentable que estas cosas sigan teniendo impacto social y ojalá que esto nos sirva como sociedad para tener un cambio en la forma en la que nos relacionamos con nosotros y con el mundo. La violencia no es aislada, se muestra en cada parte de la sociedad, todos y todas formamos parte de esta construcción y es nuestra responsabilidad erradicarla para que nunca más seamos indiferentes al dolor y sufrimiento ajenos, donde sea que se produzca. 

  • Corrupción y privilegios

    Corrupción y privilegios

    El pasado jueves 26 de octubre, en este mismo espacio https://losreporteros.mx/opacidad-institucional/, comentaba que los trabajadores de la Suprema Corte de Justicia podrían tener una visión distorsionada sobre el recorte por la desaparición de los fideicomisos y la forma en que se ejercía el presupuesto. Realicé un símil con otras instituciones donde, a pesar de que hay informes periódicos sobre el ejercicio presupuestal, era poco transparente y los trabajadores no tienen acceso a los detalles. Hablé en concreto de la UAM y mi responsabilidad ejerciendo el gasto anual de un área de investigación. 

    De forma concreta no gastaba el dinero sin aprobación colegiada de los profesores que formaban parte del beneficio presupuestal. Se repartía la mayor parte del dinero asignado anualmente a cada profesor miembro y además se dejaba una parte mínima a los gastos de operación del área. Pero esto sólo es una muestra de organizaciones diversas en cada uno de los sectores que componen la institución. Los lectores del artículo me comentaban que la opacidad propiciaba o servía para ocultar acciones corruptas, estoy de acuerdo. 

    Hoy quiero retomar a los beneficiarios de los fideicomisos del Poder Judicial que cuestionaron tanto su desaparición. En el primer trimestre de este 2023 conocí a un juez del interior de la república, amigos en común nos presentaron y convivimos algunas horas. Hace una semana acabo de saber de nuevo sobre la persona en cuestión, pues estábamos interesados en conocer su perspectiva al respecto y fue interesante lo que comentó. 

    Toda la información los ha tomado por sorpresa, carecían del conocimiento de que existían los beneficios de los fideicomisos para los jueces. No sabían que ellos podían tener una prestación de arreglo para sus casas, ellos han pagado por sus remodelaciones. Les ha sorprendido que la gente esté molesta por los grandes beneficios que tienen los jueces, lo que no sabemos es qué jueces, pues al parecer ellos no son los privilegiados. 

    La persona habla en plural porque ha comenzado a socializar con sus compañeros de trabajo sobre esa información dada a conocer a la opinión pública, no como una comunicación interna. Ahora hay elementos que se han cuestionado, por ejemplo, se acaban de dar cuenta que, a pesar de tener un buen sueldo, lo que por ley les van a otorgar como monto de jubilación es mucho menor al ingreso que tienen de forma regular. Así vemos que hay cosas que aún no se dan a conocer porque los mismos trabajadores están alejados de los espacios donde se toman las decisiones. 

    La manipulación de la Suprema Corte de Justicia se sostiene sobre un gran velo de ignorancia porque a nadie –de los altos mandos– le conviene que los involucrados sepa de sus decisiones. Por el momento, este artículo queda como una especie de especulación, lo que necesitamos es esperar, quizá en poco tiempo las circunstancias se darán a conocer y sabremos más detalles sobre la forma de brindar la prioridad de ese recurso que se queda muy arriba en una institución con grandes opacidades. 

    Hay que colocar especial atención en las instituciones de gobierno y continuar con el combate a la corrupción, que es uno de los elementos que más dañan a un país. Necesitamos generar procesos más eficientes para la rendición de cuentas no sólo ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, sino a los usuarios y beneficiarios. También es necesario comenzar una actividad pedagógica para exigir mejores tratos, convertirnos en ciudadanos más participativos donde las instituciones dejen de sentirse intocables. Por ello tenemos personajes como las ladies o lores que han protagonizado videos virales, su frase favorita suele ser “no sabes con quien te metes”. Ese es el punto, nadie tendría que estar por encima de la ley. 

    Xunu’:

    Los resultados de las elecciones del domingo pasado en Argentina plantean un panorama complejo y es de sorprender la decisión de los argentinos. Un país lastimado por cuestiones económicas y la corrupción, difícilmente podrá tomar buenas decisiones. Es lamentable que los comentarios sobre ese país giren en torno a convertirlo en el nuevo laboratorio sudamericano, tal como lo fue en su tiempo Chile. Ojalá que no tengamos que ver su padecimiento y que se hagan cargo de la decisión que acaban de tomar. 

  • Límites geográficos

    Límites geográficos

    Ya no sé de qué forma denominar a los tiempos que vivimos, veo situaciones que vuelven a estar vigentes, que toman fuerza y necesitamos buscar soluciones. Lamento profundamente acontecimientos que están en curso. Por un lado, el asesinato de la gente, sobre todo niños en Palestina, las múltiples concentraciones masivas en el mundo no han podido disminuir tal aberración. Por otro, la devastación de las costas de Guerrero tras el paso de Otis, un huracán que dejó a nuestros paisanos en el desamparo. Finalmente, la migración constante de personas que cruzan el territorio mexicano soportados sobre la idea de que el país vecino los admitirá. Una crisis humana tras otra. 

    El fin de semana pasado visité la Ciudad de Oaxaca, al sureste de México. Desde niña he ido de forma esporádica ya que parte de mi familia radica en los valles centrales del estado. Conozco el camino en temporada de frío, de calor, el camino con lluvia; los paisajes han cambiado con el tiempo, pero casi siempre éstos son mínimos. Ahora se ve una zona reforestada con pinos, muy pequeños todavía para las dimensiones que llegan a alcanzar, pero grandes en términos de lo mucho que tardan en crecer. Algunas vías con más señales viales, otras zonas con signos de renovación de la carretera, en cada ocasión hay algo. 

    Este fin de semana hubo un cambio que me produce una sensación devastadora, angustiante. Ya en territorio oaxaqueño, personas caminando a la orilla de la carretera con dirección al centro del país. Hay que decir que no es algo atípico, en ocasiones he visto gente que camina al lado de la autopista que van con sus burros de carga, algunos con sombreros para cubrirse del sol, otros con bolsas o morrales, pues tienen como objetivo entregar o vender algo. Lo que hace diferentes a las personas que vimos ahora fueron las condiciones que las mujeres, hombres y niños muestran. Es evidente que son migrantes, no portan nada más que su fuerza para continuar con el paso. No hay ropa suficiente que los cubra si llueve o algo que mitigue el calor abrazador del día. 

    Las pieles son diferentes a las nuestras, por la evidente fuerza que se muestra a la vista. Cargan con niños de brazos y parecen no prestar más atención que al ritmo del paso lánguido que se mueve por inercia. La delgadez de sus cuerpos hace más evidente la masa muscular que brilla bajo los rayos de sol. Son grupos pequeños, no más de diez personas por vez. Vimos pasar unos treinta o cuarenta, no grandes cantidades. Son migrantes, personas que vienen de otros países, quizá Sudamérica o de algún otro lugar, que tratan de manera incansable de llegar a un destino que les repare una vida mejor. Que triste debe ser tener que salir de tu casa para llegar a lugares desconocidos sin nada más que la fuerza de tu ser y un par de prendas que cubren el cuerpo. La migración debería ser por gusto y no porque las circunstancias te obliguen. 

    Los hermanos sudamericanos no son los únicos, ya millones de estadounidenses han tenido que venir a nuestro país porque las condiciones de su lugar de origen no les permite vivir. Se habla mucho de la violencia de México, como si fuera un semillero que concentra tal situación, pero no vemos que en otros lugares se viven situaciones propias. Me dice una amiga que en Estados Unidos todos los días ocurren balaceras en las escuelas o en las calles, esto porque cualquiera tiene acceso a un arma. Las noticias que llegan a nosotros son los casos más mediáticos por la frialdad del suceso o porque llegaron pronto a los medios, pero eso no elimina su frecuencia. 

    La crisis de vivienda se ha extendido alrededor del mundo. En Europa los servicios básicos de agua, gas, luz, son cada vez más elevados como consecuencia de la guerra en Ucrania y las empresas privadas que controlan el abasto de los recursos. Esto afecta también a los estadounidenses, quienes comienzan a vivir la crisis inmobiliaria, ahora ya no les alcanza para tener una vida digna en su país y tienen que migrar. La diferencia entre su cambio de país y la de los sudamericanos es la posibilidad de conservar sus trabajos y realizarlos a la distancia. 

    Dice Perre Bourdieu que hay ocasiones en las que el capital cultural podría permitirte acceder a un capital económico, pero en la mayoría de las ocasiones, la movilidad social no acompaña a la acumulación de alguno de esos capitales. Es necesario también tener un capital social que te permita avanzar en ese desplazamiento. Este es un elemento que no debemos perder de vista, los extranjeros que quieran formar parte de un espacio geográfico diferente tendrán que echar mano de sus habilidades sociales ya que en varios casos ha habido desavenencias con mexicanos a los que no les parecen sus actitudes déspotas o colonialistas. Tenemos que comenzar a hablar el idioma de la solidaridad y la empatía para poder convivir de la mejor forma, además de regularizar sus situaciones migratorias porque quizá estamos ante un fenómeno que se mantendrá por mucho tiempo. 

  • Opacidad institucional

    Opacidad institucional

    En los últimos días ha tomado relevancia el conflicto entre el poder legislativo y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, del cual entiendo cada vez menos. Por un lado, está la información que la comisión de la cámara de diputados ha dado a la opinión pública, una serie de gastos desmedidos para cosas que parecen inconsistentes dentro de las funciones de los magistrados. En el otro, está lo que han dicho los trabajadores del poder judicial, en rueda de prensa afirman que ellos son quienes nutren los fideicomisos y que serían afectados porque en algunos pueden tener un ahorro. 

    También en la rueda de prensa organizada por el Frente Amplio, los trabajadores dijeron que los fideicomisos para alimentos se nutrían de sus cuotas. Lo que hace pensar en un manejo muy extraño del presupuesto, más bien que es opaco, pues los mismos trabajadores no conocen los detalles sobre los detalles presupuestales de la institución en la que laboran. ¿Les parece absurdo? Voy a realizar una comparación que tiene que tomarse con precaución, pero que nos ayudará a comprender que el conflicto tiene muchos recovecos que no alcanzamos a observar. 

    Hablemos de la UAM Xochimilco, un espacio que conozco como estudiante, trabajadora, colega de algunos y desde la comparación de su quehacer con otras instituciones de educación superior. Como trabajador o estudiante, uno nunca sabe cuál es el presupuesto de la lo que te afecta ¿dónde nos podemos informar de ello?, hay informes generales que se entregan por año. Tuve que hacerme cargo de varias diligencias, entre ellas del presupuesto de un área de investigación, nunca supe cuánto era lo que recibía el departamento al que estaba adscrita el área donde yo trabajaba. Menos del presupuesto de la División de Ciencias Sociales o el de la Rectoría de Unidad. 

    Durante ese periodo, organicé un coloquio anual en el que participaban, por lo menos 20 profesores del departamento y tuve que solicitar apoyo económico a la división. Ahí me enteré que para la segunda mitad del año presupuestal, el monto de la División de Ciencias Sociales se nutría de Educación continua, una sección donde se dedican a ofrecer cursos al público general a costos accesibles. Las áreas de investigación se dedican a dotar a los profesores de equipos de trabajo para que puedan conseguir becas o estímulos, por ejemplo, de Conacyt, sin “h”, para llevar a cabo trabajos que aportaran al conocimiento en diversos temas. 

    Es una actividad relevante para las funciones sustantivas de la universidad y requiere de dotar a los profesores de los recursos necesarios. El problema es que nada de eso impacta de forma directa en los estudiantes, el gasto para éstos se toma de otra partida presupuestal que, al menos yo, nunca conocí; ni como estudiante, ni como trabajadora. Cuando comencé mis estudios recuerdo las quejas constantes de mis compañeros más avanzados en la carrera que pedían que se continuara con el apoyo presupuestal para los estudiantes. A ellos les estaban negando apoyo para asistencia a congresos o becas para cursos en Educación continua. 

    El gasto de ese dinero se acabó poco a poco en licenciatura y no sé si en estos momentos se realice. Sería una mentira decir que ya no se da. Lo que sí conozco es la experiencia que tuve en los posgrados. Sé que el presupuesto de posgrado de la División de Ciencias Sociales está separado de las licenciaturas, éste puede apoyar a los estudiantes para algunos gastos que se enfocan en su formación. Uno siendo estudiante lectivo puede solicitar apoyo para gastos de congreso, ya sea que solicites el pago de la inscripción o viáticos, dependiendo del presupuesto que haya. Es más difícil que te aprueben apoyo en la segunda mitad del año, que en la primera. Para 2019 solicité apoyo para inscripción a un congreso de investigación, eran $1,000 pesos que me fue negado porque en agosto ya no había presupuesto. 

    ¿Qué habrán hecho con el dinero? Supongo que lo gastaron, ¿en qué?, no lo sé; ¿cuánto era?, no tengo idea. Lo cierto es que nadie tiene la responsabilidad de rendir cuentas ante la comunidad universitaria. En el área de investigación llegaba el presupuesto, uno pedía los recursos que calculaba que se iban a necesitar, los justificaba y se asignaba una cantidad. Casi siempre el mismo presupuesto del año anterior, algunas veces un poco más, pero el cálculo se hacía a partir de la argumentación de la importancia de tus proyectos. Los economistas siempre recibían más dinero que los otros departamentos de la División de Ciencias Sociales. 

    ¿En serio pensamos que los trabajadores de la corte conocen el uso del presupuesto? El problema con las instituciones autónomas es que no “están obligadas” a rendir cuentas a nadie. Entregan su ejercicio presupuestal a hacienda, pero eso no implica que brinden todos los detalles y menos que se analice la información. Su opacidad está sustentada sobre el argumento de la autonomía de gestión, cosa que tendríamos que cambiar. 

  • Trabajo, deseabilidad social y esclavitud

    Trabajo, deseabilidad social y esclavitud

    En fechas recientes hemos visto una proliferación de denuncias, a través de las redes sociales, de extrabajadores de La Casa de Toño. Su inconformidad se centra en condiciones inhumanas bajo las cuales tienen que laborar, trabajar largos turnos, no poder tomar un descanso para ir al sanitario, coser los bolsillos de los pantalones para evitar que se “roben” las propinas. Y la empresa no se pronuncia al respecto. Lo que no veo son denuncias ante las instancias correspondientes. Bueno, si no los dejan ni hacer una pausa para el sanitario, menos para pensar en la bestialidad de la marca que los contrata. 

    Ese no es el único caso, quizá suena como si fueran situaciones extremas, pero nos tendría que poner a pensar en condiciones que se vuelven cotidianas y afectan en extremo a los trabajadores. Primero hablemos de la parte patronal. También un caso muy sonado en los últimos días ha sido el comediante Eugenio Derbez, que se indigna porque los jóvenes están interesados en saber cuánto les van a pagar. Bonita cosa, ¿qué no saben que las ganancias de los jefes están en la explotación de su mano de obra? Sólo hay que mirar a Salinas Pliego. 

    Grupo Salinas es especialista en explotación y se pinta sólo en esa materia. Uno de mis conocidos trabaja hace tiempo en el área ejecutiva de Banco Azteca, ese edificio que está sobre Insurgentes Sur, a un costado de Villa Olímpica. Ahí entre 2020 y 2021 los trabajadores no tuvieron descanso, no importó que su trabajo no fuera considerado prioritario. Hubo varios decesos y se generó un ambiente de mucha tensión por el contexto de pandemia. Mi informante era padre de una niña de siete años, no importó, tampoco tuvieron consideración por los trabajadores que convivían con adultos mayores. Lo importante era no dejar de trabajar y sigue siendo, pregunten a quienes laboran en sucursales. Claro, no tiene el mismo estatus el que trabaja en sucursales del banco a los ejecutivos, hay niveles. 

    Esta situación no sólo sucede en empresas grandes o medianas, también en sectores más pequeños. ¿Alguien tiene idea de cuánto trabajo implica realizar una prenda de vestir? Quizá no, hay que mejorar la pregunta ¿saben cuánto se paga por hacer cada pieza? Bueno, lo que sé es que dependiendo del tipo de trabajo varía el costo, digamos una playera de algodón para adulto la pagan entre $10 y $12, la producción masiva de la hechura tiene que realizarse lo más rápido posible para poder mantener un taller mediano (alrededor de 12 a 15 máquinas laborando). Otro esquema de esclavitud. 

    Hace tres días me llegó el caso de una persona que trabaja como personal de confianza en la Universidad Autónoma Metropolitana, la cual se enfermó y la semana pasada no asistió al trabajo. Lo peor del caso es que el no asistir de manera presencial no significó que dejara sus labores de lado. Un efecto de la pandemia por Covid-19 fue el teletrabajo. Muchas secciones de la universidad sostienen el trabajo con personal de confianza porque a ellos sí los pueden explotar, los jefes se quejan con frecuencia de los trabajadores sindicalizados. 

    Los jefes de confianza padecen de lo mismo que sostiene Derbez, los sindicalizados no quieren trabajar. Yo misma me negué a hacer cosas en el área donde laboré 3 años, debo aclarar que mi jefe me respaldó en aquella ocasión. Un profesor quería que le tradujera un artículo para que pudiera leerlo, le dije que ese no era mi trabajo, porque además yo no requería saber francés para esa plaza, entonces, si ella quería una traducción se cobraría aparte. Dado que las traducciones son caras, para la profesora era mejor ahorrar ese gasto y obtener beneficios gratis de personas capacitadas. 

    Y lo mismo se repite en los pequeños “changarros”, ya comentaba en trabajos anteriores sobre los jefes que son “buena onda” porque además de que te voy a enseñar todos los trucos de la colorimetría estética, te voy a pagar, muy poco, pero ¡te voy a enseñar! Una maña más para embaucar a jóvenes que tienen ilusiones y anhelos. Sin duda este fenómeno sigue formando parte del abrumador neoliberalismo que Laval y Dardot en La nueva razón del mundo nos describe como ese elemento que se instauró en la cultura, el tomarse a uno mismo como empresa. 

    Por eso los chavos que quieran trabajar con Derbez deben sentirse muy bien sin cobrar porque van a “aprender” de un grande, será de edad, porque el señor no da una y sus hijos tampoco tienen mucho talento que digamos. Los ejecutivos de Salinas Pliego sienten que ya lograron llegar al éxito de sus carreras por tener un puesto en las oficinas de la empresa, los trabajadores de la universidad sienten que ese espacio les brinda la posibilidad de contribuir al desarrollo del estudiantado. Los que trabajan en la maquila sienten que si su prenda se vende en un centro comercial muy visitado será importante lo que hacen, aunque les paguen bajo lo que hacen y la ropa se venda cara. 

    La explotación ahora está anclada al deseo que nos han impuesto para formar parte de algo grande y saber que eso lo hiciste tú. A todas luces, una mentira. 

  • Educación vial y cultura cívica

    Educación vial y cultura cívica

    Hace un par de años discutía con una profesora que se había dedicado por muchos años a la investigación de estructuras de poder y política, su trabajo como consejera del extinto IFE le brindaba una visión que combinaba lo académico con la experiencia en ese trabajo. Ella cuestionaba con regularidad quién era el responsable de llevar a cabo la educación en materia de ciudadanía. 

    Lo ciudadano entendido como ese cúmulo de derechos y obligaciones de los que son responsables las personas que habitan un espacio determinado. Todo lo cívico está relacionado con el respeto a estos derechos y brindar garantía de las obligaciones, hacerse responsable de ambas cosas por formar parte de un estado. 

    Digamos que, a los 18 años, edad en que se hacen aplicables todas las responsabilidades en México, para formar parte activa de la civilidad, es el momento en que nos convertimos en copartícipes de la formación de ciudadanía. El pasado martes 26 de septiembre, tuve oportunidad de presenciar un suceso que merece la pena tomar como ejemplo de que nuestros actos demuestran nuestra cultura cívica y a su vez, lo que enseñamos a las generaciones jóvenes. 

    Cerca de casa existe un cruce vial un tanto complicado, no porque pase mucha gente, porque haya muchos automóviles, sino porque las personas que transitan a diario esa vialidad no muestran el mayor respeto por las reglas que rigen el reglamento de tránsito. Y no es necesario colocar la ubicación, considero que muchos sitios a lo largo y ancho del país se identificarán con este hecho. Ese crucero es complicado para el peatón porque los vehículos no respetan el semáforo y los pasos de cebra brillas por su ausencia. Dicho crucero no es un peligro sólo para los peatones, también para los conductores. 

    Estaba a punto de cruzar la avenida cuando vi que estaba la luz verde, me detuve porque tocaba el turno de paso a los autos. Los carros comenzaron a avanzar para circular sobre la calle que no pude cruzar. Pero en un acto de “agandalle”, una señora piso el acelerador para pasarse la luz roja del semáforo; como era de esperarse, golpeó a la motocicleta que tenía enfrente. El conductor de la moto voló y cayó sobre el cofre del auto que conducía la señora, el ruido del impacto fue estruendoso. Todo sucedió en cuestión de segundos, pero presencié todos los detalles. Enseguida llamé a los servicios de emergencia, quienes tomaron nota de todo lo que había sucedido y una patrulla llegó al lugar en no más de diez minutos. 

    Cuando les dije a los policías que ya venía la ambulancia en camino y las indicaciones que me dieron, me preguntaron si había sido testigo del suceso. Les respondí que sí y que lo que había pasado es que la señora se había pasado el alto. Enseguida la responsable del suceso me dijo que no, que ella no había cruzado el rojo, pretendía hacer pasar al motociclista como el que había tenido la osadía de aventarse frente a ella. Le debatí que eso no era cierto, además había otras dos personas que habían visto que el auto de la señora era el infractor. Lo que me llamó la atención es que la conductora responsable del accidente traía a algunos pasajeros, una chica joven, adolescente y otra persona, una mujer de edad madura. Asumo que eran parte de su familia, por la forma en que se hablaban. 

    Más allá del accidente, lo que me pareció impensable era que los autos que quedaban detrás del que había impactado a la motocicleta seguían pasándose el alto. Rodeaban los vehículos que estaban obstruyendo el paso: al conductor de la moto, que nunca pudo ponerse de pie, el auto que provocó el accidente y la patrulla. Todos felices aprovechando que los partícipes del accidente cerraban de alguna forma el paso de los demás para ellos lograr pasar. Sin importar que los peatones tenían derecho de cruzar las avenidas, lo importante era cruzar.

    ¿Nadie conoce el reglamento de tránsito? Considero que, sobre todo en las grandes ciudades es necesaria una serie de sanciones claras y que se apliquen de forma puntual. De lo contrario va a ser insostenible la convivencia de los vehículos. Necesitamos recordar que los peatones tienen prioridad, que las bicicletas o motos son vehículos que tienen derecho a circular sobre la calle, que las banquetas son exclusivas para peatones, no atajos para ciclistas o motos. Los semáforos se respetan, al igual que los pasos de cebra. Es necesario retirar autos estacionados sobre las banquetas o en doble y hasta triple fila, sobre todo afuera de las escuelas cuando los niños entran o salen. 

    Esto no tiene que ver sólo con los gobiernos de cada estado o de las ciudades, está más relacionado con hacer valer las reglas y normas que rigen a una sociedad. Es corresponsabilidad de las personas el respetar las reglas, aunque también es necesario que éstas se apliquen. Tenemos que hacernos responsables de generar ciudades llenas de tránsito seguro para todos y dejar de vaciar de sentido la civilidad que nos compete cuidar.