Etiqueta: Emmanuel Soriano Flores

  • A propósito de la violencia generada por el Narcotráfico

    A propósito de la violencia generada por el Narcotráfico

    La captura de Ovidio Guzmán, hijo del el Chapo Guzmán, en Culiacán, Sinaloa, fue noticia internacional. Medios tan importantes y tan lejanos como Al- Jazeera, Deutsche Welle, Euronews y otros internacionales han hecho eco del suceso, no tanto resaltando el mérito del gobierno mexicano en la recaptura del capo, sino en la violencia que generó la detención, la cual y según las imágenes y videos, puede catalogarse perfectamente como actos de terrorismo. Entonces, ¿qué hacer al respecto de ello?, ¿puede evitarse de alguna forma la violencia generada por capturas de grandes capos?, ¿realmente los Cárteles son tan fuertes y violentos como se presume?, ¿con esto se acaba el tráfico y violencia en esa zona del país?

    Existe gran cantidad de análisis al respecto que intentan responder esas y otras preguntas en torno al fenómeno del Narcotráfico, y aunque muchos de ellos pueden parecer diferentes y distantes, la mayoría coincide en algo: aunque se avanza en la lucha y esta captura fue un importante logro del gobierno, esto no significa, de lejos, una solución al problema de la violencia o del tráfico ilegal de drogas, más bien se habla de un reacomodo que favorece a algunos grupos y perjudica a otros.

    ¿Qué queda para México?, ¿resignarse por compartir frontera con el mercado de compra y consumo de drogas más grande del mundo? Si bien es cierto que por primera vez en mucho tiempo se intenta una estrategia diferente a la represión, y que la perspectiva del presidente López Obrador es abatir los problemas sociales a través de políticas públicas que promuevan la justicia redistributiva y la igualdad, ello puede no ser suficiente para abordar problemas tan complejos como la violencia que genera el narcotráfico, que parece tener casuísticas diferentes y cuya solución se vislumbra más compleja. Es algo así como deshacerse de un gran cáncer para el cuerpo humano que, una vez instalado en él, parece no resignarse hasta acabar con la vida del depositario. 

    Entonces, ¿cuál es la perspectiva y qué se puede hacer? Solo hay un caso en la historia donde un gobierno que había prohibido una droga en un principio, dio marcha atrás y permitió su producción y comercialización debido a la gran violencia que generó la competencia entre bandas que se dedicaban a ello al margen de la ley : el alcohol en Estados Unidos en los años 20, lo cual es un caso paradigmático pero que no se replica en países latinoamericanos porque la venta y comercialización no se encuentra en ellos, sino en el mismo Estados Unidos, es decir, la situación está fuera de sus manos hasta cierto punto. En México se producen drogas y se venden y consumen en Estados Unidos, y mientras ello no cambie por medio de una regulación inteligente o porque desde Washington no haya una real lucha contra la venta y distribución de drogas (aunado al caso de las armas donde los Cárteles pueden comprar tantas como poder quieran tener), entonces el rompecabezas seguirá incompleto y países como México y otros productores de droga seguirán condenados a padecer la violencia generada por el Narcotráfico a pesar de los esfuerzos coercitivos y preventivos que hagan.  

    En síntesis, no interesa a Estados Unidos emprender una lucha real contra el millonario negocio de las drogas, como tampoco interesa limitar y regular la venta de armas porque, afortunadamente para ellos, la violencia solo se genera en países como México; de otra forma, ya hubieran tomado cartas en el asunto como lo hicieron con la regulación del alcohol en los años 20.

  • Objetivo: politización

    Objetivo: politización

    Nunca la sociedad mexicana había estado tan consciente, informada e interesada por la política y la vida pública del país. Nunca había habido tantas y tan variadas fuentes de información tanto de derecha como de izquierda. De hecho, antes no había una clara distinción de ambas como ahora. 

    Nunca había sido tan evidente que la historia tiene un peso relevante para comprender muchas cosas que acontecen en el presente, y que se puede aprender de esta para no repetir errores en el futuro o para emular las buenas acciones del pasado. Nunca los intelectuales orgánicos y el llamado círculo rojo habían sido tan vilipendiados y exhibidos por las mentiras y manipulación que habían promovido a partir de los intereses que representaban. 

    Nunca el ciudadano común había estado tan empoderado en democracia para ejercer un voto pensado, reflexivo y con sentido de ciudadanía. Nunca se había hablado con tanta claridad desde el poder y desde la oposición, donde ambos bandos, sin reparo, hablan de sus intenciones y de lo opuestos que son sus proyectos. 

    Nunca había habido mensajes de ida y vuelta que corrieran tan rápido a través de la opinión pública y que tuvieran eco en instituciones y acciones. Nunca había habido tanta pasión sin violencia en la vida pública del país, como desafortunadamente pasa en otros países. Nunca se había exhibido tanto los errores y aciertos de ambos bandos, ni había habido tantas interpretaciones de los datos económicos, políticos y sociales que expresan el desempeño de México en comparación con otros.

    Nunca el ciudadano común había podido expresar su opinión con tanta claridad y sin miedo a represión como ahora, en donde, en todo caso, es cuestionado desde las mismas redes sociales y foros de política. Nunca se había confrontado e insultado tanto al presidente de forma directa (en las mañaneras) o indirecta por parte de sus detractores a través de las redes sociales o los medios convencionales. Nunca los partidos políticos que antes fingían posiciones opuestas y que, en el fondo, representaban los intereses de las élites habían actuado en bloque contra el proyecto que representa a las mayorías.

    Nunca los proyectos estratégicos de inversión pública del país habían sido tan criticados o admirados por los analistas y, en general, por la sociedad. Nunca se había tenido una posición tan firme y definida en términos geopolíticos; en primer lugar, con Estados Unidos en temas tan sensibles como migración, economía y alianzas estratégicas; en segundo lugar, nunca se había estado tan hermanado con América Latina, especialmente con gobiernos progresistas; y finalmente, nunca se había tenido una posición tan digna frente al intervencionismo europeo solapado por gobiernos neoliberales. 

    Nunca se habían impulsado políticas públicas tan poco ortodoxas desde la perspectiva de los grandes teóricos que cuestionan el intervencionismo del Estado y que defienden el libre mercado, y al mismo tiempo, nunca se había demostrado tan claramente que en tiempos de adversidad como una pandemia o una guerra, el Estado (y no el mercado) juega un papel fundamental para salvaguardar el bienestar de los más pobres y vulnerables. 

    Nunca el poder mediático había sido tan obvio en sus expresiones, pero también, nunca había sido tan exhibido como ahora. Los medios de derecha nunca habían pasado por una crisis de credibilidad y confianza tan grave como ahora, pero al mismo tiempo, nunca habían sido tan fuertes económica y políticamente para defender sus intereses.

    Y es que se pueden discutir los logros y alcances del proyecto de la Cuarta Transformación, pero, lo que es innegable, es que uno de sus mejores legados es la politización de la sociedad, lo que sin duda representa un avance para la democracia.

  • ¿Es hora de regular los medios?

    ¿Es hora de regular los medios?

    Aunque el presidente López Obrador ha sido enfático en decir que la prensa se regula con la prensa y que no hace falta una legislación a los medios tradicionales, las cifras indican otra cosa. Según datos de la CELAG (2022), los medios de comunicación en América Latina atraviesan una grave crisis de credibilidad.

    En México, 66.5% desconfía de los medios tradicionales; en Ecuador, 54.8%; en Chile, 66.7%; en Colombia, 64%; en Bolivia 69,1% y en Argentina 81.3%, por citar algunos ejemplos.

    El derecho a la información es fundamental en cualquier democracia, y si bien todos tienen una postura política e ideología según el origen de su financiamiento o su pertenencia, lo cierto es que ninguno de ellos debería mentir, decir verdades a medias o tergiversar datos para beneplácito de nadie, por ello se vuelve necesario algún control o vigilancia para exigir mínimos de ética informativa y periodística.

    En el caso mexicano se observa un fenómeno interesante: las posturas políticas a favor o en contra del gobierno cada vez son más evidentes y menos disimuladas en el ámbito periodístico y comunicativo. El llamado círculo rojo -medios convencionales, maquinaria periodística e intelectuales orgánicos al servicio de oligarcas- pasó de ser un grupo selecto, conocido y respetable a uno cada vez más irrelevante y falto de credibilidad para la mayoría de la población, llegando al absurdo de caer en contradicciones burdas, radicalismos insultantes y maniqueísmo superficial, todo en detrimento de la calidad informativa y de análisis político que necesita la sociedad mexicana, y cuyos miembros han encontrado refugio en medios alternativos, redes sociales, o que directamente recurren a la fuente original en la “Conferencia Mañanera” del presidente López Obrador.

    En Ecuador se propuso una regulación a los medios durante el gobierno del presidente Rafael Correa, y si bien la intención fue buena, el planteamiento y resultado final no lo fueron tanto, porque fue tomado como ataques a la libertad de expresión, pero al menos sentó un precedente importante en la región.

    En Argentina hay una especial preocupación por la gran inestabilidad política y económica que atraviesa ese país, y cuyos medios de comunicación como el Clarín y otros aliados con la derecha más neoliberal se han dedicado a justificar decisiones del gobierno Macrista que convirtió a ese país en el más endeudado del mundo como proporción de su PIB, y que al mismo tiempo apoyan el lawfare ejercido contra Cristina Kirchner, ello mientras utilizan al Peronismo de manera hipócrita para captar votantes.

    En Bolivia, los medios de comunicación se dedicaron a justificar el golpe de Estado en contra de Evo Morales y del MAS, todo con el auspicio de Washington y en complicidad con las élites económicas que se vieron afectadas por las políticas públicas de un gobierno que utilizó sus vastos recursos naturales para ayudar a la población en vez de favorecer el entreguismo y negocios para unos cuantos. Afortunadamente, el gobierno golpista de Añez cayó por la reivindicación en elecciones democráticas del MAS, a pesar de la desinformación de los medios de derecha.

    En América Latina, la mayoría de medios de comunicación son propiedad de grandes oligarcas que buscan proteger sus intereses económicos y tener influencia política, y mientras esta estructura no cambie y no exista una regulación orientada a tener información veraz, real y objetiva; la democracia estará en riesgo, la inestabilidad política estará a la orden del día y los gobiernos progresistas no lograrán su objetivo fundamental de ayudar a quien más lo necesita, todo en perjuicio de las grandes mayorías.

  • El mito de la meritocracia y el “echaleganismo”

    El mito de la meritocracia y el “echaleganismo”

    Desde la derecha más liberal, el esfuerzo individual representa la razón y motivo del porqué los ricos son ricos, y porqué los pobres son pobres, es decir, tú tienes lo que trabajes y te esfuerces, pero, ¿es así realmente?

    La evidencia empírica muestra que esto es tajantemente falso en diferentes niveles. El campesino indígena que trabaja 16 horas al día para recibir unos pesos en las condiciones más precarias, definitivamente no se esfuerza menos que el junior del Tec de Monterrey que heredó la subgerencia de su papá, y cuyo primer sueldo es de 50 mil pesos mensuales (2500 dólares), colmado de privilegios y atenciones por las que no trabajó, simplemente las heredó.

    Pero eso es solo a nivel económico, porque a nivel social el campesino indígena jamás tendrá el capital cultural y social del junior, y tampoco tendrá acceso a sus oportunidades, a sus servicios de salud, a sus instituciones educativas y laborales, y de facto, su expectativa de vida es mucho menor y estará condicionada por una serie de adversidades que nada tiene que ver con “echarle ganas” o con esforzarse mucho.

    En este ejemplo es más o menos clara y obvia la comparación y evidencia, sin embargo, hay un segmento de la población que vive engañado por el discurso de la meritocracia y que no se da cuenta que es víctima de un sistema con condiciones estructurales injustas y desiguales, y que la posibilidad de movilidad social es casi nula. Dicho segmento de la población está representado por un tipo de clase media aspiracionista que, bajo el engaño del “echaleganismo”, apoyan y justifican proyectos de derecha como el neoliberalismo, y que en el fondo, favorecen más a la oligarquía y perjudican a las grandes mayorías, de la cual ellos mismos forman parte.

    La meritocracia viene acompañada de individualismo, un pseudo valor neoliberal que prima y enfatiza el ganar y triunfar a toda costa, sin escrúpulos morales. Este pseudo valor ha mermado la visión comunitaria y social tan importante para el desarrollo de los pueblos que deberían estar siempre en unidad y comunión para defender lo suyo. Individualismo y meritocracia son la mezcla perfecta para el desastre, y la única forma de revertirlo es a través de gobiernos que promuevan políticas públicas en favor de igualdad de oportunidades y ayuda asistencial para los que menos tienen, por un lado; y generar conciencia social para que haya un despertar ciudadano que implique progreso y desarrollo igualitarios basados en valores, por el otro.

    México debe deshacerse de una vez por todas del falso discurso individualista meritocrático y entender que la situación de su gente no es producto de su esfuerzo individual solamente, sino de condiciones que han sido dadas por proyectos políticos que no pretendían ayudar a las grandes mayorías, sino favorecer a una minoría rapaz.

    Como apéndice y según datos de la OCDE, México es el país en donde se trabajan más horas por año; y Dinamarca, Noruega y Alemania (países con el índice de Desarrollo Humano más alto), donde menos, lo que evidencia la falsedad del discurso meritocrático con una correlación inversa casi perfecta. Entonces, no se trata de trabajar más, se trata de seguir promoviendo el despertar ciudadano para exigir cada día mejores gobiernos, entendiendo que, a largo plazo, esto es más determinante que el esfuerzo individual de cada uno.

  • La izquierda en la frontera de la moral

    La izquierda en la frontera de la moral

    La izquierda tiene múltiples causas y objetivos, los más importantes tienen que ver con la lucha por la justicia, la igualdad de oportunidades y la reivindicación de derechos como la salud, la educación de calidad, un trabajo digno y, sobre todo, a ser feliz y libre, todo bajo la conducción de un Estado fuerte, pero acotado.

    Sin embargo, desde el progresismo más reciente, han cobrado fuerza luchas que son perfectamente legítimas y que están alineadas, de alguna manera, con el ideario de los valores con los que comulga la izquierda, sumándose con gran vigor y haciéndose presente en el campo de batalla político; sobre todo porque están representadas por los más jóvenes, los más libertarios y los que tienen una vida política más activa, y me refiero a causas como los derechos de la comunidad LGTB y el aborto, por mencionar a los más representativos.

    Dichas causas han servido para, por un lado, reencausar las causas de la izquierda en la vida pública de México, pero, paradójicamente, también para dividirla, y es que hay gente que cree en los principios de la izquierda cuando se combate frontalmente la corrupción y al neoliberalismo, por ejemplo; pero que no comparte -o no del todo- lo que propone la progresía izquierdista, y ello no significa que su lucha sea menos válida, solo quiere decir que no comparten ese ideal, y es perfectamente aceptable, como también lo es quien, además del combate a la corrupción y al neoliberalismo, se suma a las causas más progresistas. 

    Lo importante es estar del lado correcto de la historia y compartir valores comunes en torno a lo que nos une, no intentar que el otro abrace el decálogo izquierdista y castigar o excluir a quien no lo haga, porque ello ya implicaría una práctica derechista con tendencia al fascismo. 

    Tenemos que aceptar que hay causas que se encuentran en la frontera de la moral y que no serán compartidas por todos, pero al mismo tiempo, debemos ser lo suficientemente inteligentes para saber qué nos une y luchar por ello.  

    La forma de resolver las diferencias siempre es por el método democrático, y quienes compartimos todas las causas de la izquierda, nos alegramos que se conquisten derechos día a día, congreso a congreso, región a región, y cuando ello no se logra, no queda más que retomar el trabajo de convencimiento y sensibilización con un discurso basado en valores de izquierda, no uno excluyente que pretenda exhibir, o peor, insultar a quienes piensan diferente, porque ello sería el caldo de cultivo perfecto para que resurja el neoliberalismo en su forma más sectaria.

    Es evidente que, afortunadamente, se vive un proceso de politización de la Sociedad como nunca se había visto, y dicha politización debe darse a partir de la tolerancia para el que piensa diferente en temas controversiales, o incluso para el que piensa diferente en temas fundamentales. Como decía Juárez: nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho.

  • La irrelevancia de la ONU a nivel geopolítico

    La irrelevancia de la ONU a nivel geopolítico

    La Organización de las Naciones Unidas es un organismo que se creó en 1945 para mantener la paz y la seguridad internacionales. Su sede central está en Nueva York, y eso tal vez ya dice mucho. 

    Aunque en el papel la ONU tiene un lugar protagónico en el concierto de las naciones, la realidad es muy distinta, y muestra de ello es su irrelevancia en eventos tan importantes como guerras o la pandemia del COVID, donde al final se hace lo que diga Estados Unidos y sus socios occidentales, lo que intimide su poderío militar, lo que castigue económicamente su dólar, lo que exprese la opinión pública de sus medios y lo que sus empresas penetren en todos los mercados.

    La “comunidad internacional” (también conocida como Occidente, el eje del bien, los enemigos del terrorismo, la liga de la justicia, los defensores de las causas justas o el adjetivo ridículo que se le ocurra al lector) ejerce su poder al margen de la ONU. Son, en realidad, un puñado de países armados hasta los dientes y que controlan los recursos y finanzas de la mayor parte del planeta a través del sometimiento y la intimidación, demostrando en cada ocasión la irrelevancia de la ONU cuando hay diferencias y conflictos internacionales.

    En México, el presidente López Obrador ha criticado en reiteradas ocasiones el papel de este organismo, y con razón. Su mecanismo Covax creado para la repartición justa de vacunas durante la pandemia de COVID fue un rotundo fracaso, condenando a muchas personas de países pobres a su suerte y a la buena voluntad de otros. Al final, cada país tuvo que comprar y negociar por propia cuenta. Incluso México amenazó con denunciar por incumplimiento y demora en la entrega de vacunas.

    El caso más paradigmático sobre el gran fracaso de la ONU lo protagoniza Rusia, a partir de la invasión a Ucrania. El 12 de octubre la Asamblea General de la ONU rechazó los referéndums por los que el Donbass y las regiones de Jersón y Zaporozhie pasaron a formar parte de Rusia, ya que fueron calificadas como ilegales las votaciones que promovió el presidente ruso Vladimir Putin. El resultado fue abrumador: 143 a favor, 35 abstenciones y 5 naciones en contra, lo cual era más o menos de esperarse, ya que, aunque Moscú pidió votación secreta para evitar las clásicas tácticas intimidatorias de Washington, los resultados se hicieron públicos, como es costumbre. 

    Desde los medios occidentales se celebró este resultado como una acción más en pro del aislamiento y debilitamiento del Kremlin, sin embargo, la realidad es muy distinta. Por ejemplo, Turquía votó en contra del referéndum, pero el 14 de octubre el presidente Erdogan confirmó que Moscú y Ankara trabajarán juntos en la creación de un Hub gasístico en Turquía; Brasil también fue parte del grupo de los 143 países a favor del rechazo, pero el 15 de octubre se anunciaba la importación de diésel desde Rusia y países árabes; por su parte, Arabia Saudita se sumó al rechazo del referéndum, pero al mismo tiempo lideraba en la OPEP el mayor recorte petrolero en años, el cual afectaba los intereses geopolíticos de Estados Unidos; y así cualquier cantidad de ejemplos de países en el mundo que, en la ONU y para “no hacer enojar a Estados Unidos”, votan a favor de lo que dicta la Casa Blanca, pero en la realidad operan y se acercan a Moscú tanto como necesitan y les conviene, y México no es la excepción. Muestra de ello es el acuerdo de cooperación espacial que se firmó antes de la guerra, y que, en defensa de su soberanía, el gobierno de la 4T mantiene por así convenir a los intereses de la nación.

    La ONU tiene actualmente un papel más subordinado a los intereses geopolíticos de Occidente que en favor de la paz y la seguridad internacionales, y su credibilidad y utilidad va a la baja, indudablemente.

  • ¿El posible fin del petrodólar afectaría a México?

    ¿El posible fin del petrodólar afectaría a México?

    Más allá de que la narrativa en medios occidentales utiliza de forma maniquea y reduccionista lo relacionado al conflicto bélico en Europa del este, e incluso lo han interpretado como una trama propia de Hollywood donde hay buenos, malos y salvadores -Ucrania, Rusia y Estados Unidos junto con sus aliados europeos, respectivamente-; el verdadero tema de fondo es la posible pérdida de la supremacía de Estados Unidos en el ámbito financiero, en particular lo relacionado al uso del dólar como moneda de cambio para todas las transacciones internacionales de compra y venta de petróleo.

    El primer paso hacia una desdolarización mundial fue, simbólicamente, lo ocurrido con las sanciones económicas del G7 y sus aliados hacia la economía Rusia, porque en ese momento grandes potencias energéticas, entre ellas China, Rusia, India e Irán; empezaron a hacer transacciones comerciales para la compra y venta de petróleo en divisas propias, lo que ponía más tierra de por medio entre las ya de por sí distantes potencias energéticas y Estados Unidos, quien convenientemente levantó el veto a Venezuela y ello le permitía asegurar el suministro energético para mantener a flote su industria, y así había ocurrido, pero no contaba con que su otro gran suministro energético “le fallaría” para velar por sus propios intereses, concretamente su mejor aliado de los últimos años en el medio Oriente: Arabia Saudita .

    Hace unos días, la OPEP+  (el club de los grandes exportadores de petróleo) decidió recortar a partir de noviembre la producción de crudo para estabilizar los precios, lo que no fue bien recibido en la Casa Blanca y el grupo antagónico a Rusia, ello porque esta reducción aumenta el precio del petróleo por ley de oferta y demanda, lo que implica mayores ingresos para Rusia, y Estados Unidos cree que esto es un favor de Arabia Saudita al gobierno de Vladimir Putin, pero, ¿qué hay de cierto en ello y qué implicaciones podría tener hacia el resto del mundo, incluido México?

    Históricamente, Estados Unidos y Arabia Saudita han hecho un pacto que les ha traído beneficios a ambos. Por un lado, Estados Unidos aseguraba su suministro energético, y por el otro, Arabia Saudita podía mantener sus prácticas antidemocráticas y autoritarias bajo el cobijo de Washington. El equilibrio de fuerzas permitió a ambos regímenes beneficiarse, siempre bajo la amenaza bélica de Estados Unidos, pero el juego geopolítico ha cambiado, los árabes mantienen buenas relaciones con Rusia, quien nunca se ha metido en sus asuntos internos, y en contraparte, cuando Biden llegó a la presidencia, dio el visto bueno para la publicación de una investigación que incriminaba al príncipe heredero Mohamed Bin Salmán de ordenar el asesinato de un periodista, y emprendió otras acciones que afectaban los intereses políticos regionales de Arabia Saudita. 

    En síntesis, si el día de mañana la OPEP+, bajo el liderazgo de Arabia Saudita, Rusia e Irán se siguen plantando a Estados Unidos y aumentan y reducen la oferta de crudo a conveniencia sin considerar los intereses geopolíticos de Estados Unidos, además de usar otras monedas como ya se hace actualmente sin grandes consecuencias, se podría hablar del fin del petrodólar como moneda hegemónica para hacer transacciones de compra y venta de energéticos. Aunque Estados Unidos sancionara a todos los países en cuestión, podría pasarles lo mismo que los europeos con Rusia: mayor afectación para las economías propias que para la que pretendían dañar, y por ello Estados Unido será cauto y prudente en su respuesta, pero hay un riesgo latente de que el petrodólar pueda llegar a su fin.

    México, como principal socio comercial de Estados Unidos, debe prestar atención a la cuestión energética mundial, porque indirectamente se podría ver afectada la economía con una mayor inflación y desajustes de precios, pero lo más importante, debe seguir apostando por autonomía y soberanía energética, para que, en caso de que se dé el peor escenario internacional, las consecuencias sean residuales.

  • ¿Dónde están las policías municipales y estatales?

    ¿Dónde están las policías municipales y estatales?

    La discusión sobre el tipo de mando que debería tener la Guardia Nacional ha generado mucha controversia. Están aquellos que piensan que debería haber un mando civil desde el deber ser teórico-constitucional, y el contraargumento del presidente López Obrador propone conservar un mando militar para mantener e imponer la disciplina necesaria en un cuerpo de seguridad tan grande y de reciente creación, con la intención de que no se corrompa como su más reciente antecesora: la policía federal.

    Dicha conversación se enmarca en un debate más amplio sobre la supuesta militarización del país. Por un lado, está la sociedad civil que, de forma acertada, señala que el ejército y la marina no deberían desempeñar funciones de seguridad como lo hacen actualmente; y por otro lado, está la evidente realidad,  que tiene que ver con un país con tasas de violencia similar a la de zonas en guerra, y que cualquier análisis medianamente serio admite que, al día de hoy, no es posible prescindir de la ayuda de las fuerzas armadas, porque ello sería suicida ante la incapacidad y mala gestión de policías municipales y estatales para hacerse cargo del problema.

    A este respecto , surge otro debate que tiene pocos reflectores en los medios de comunicación convencional, pero que es importante en la discusión nacional sobre seguridad, y tiene que ver con el señalamiento constante al gobierno federal, y en particular a la figura del presidente López Obrador como responsable único de la seguridad en México, ignorando o no queriendo ver el papel omiso y fracasado que han tenido muchos gobiernos estatales y municipales, quienes han utilizado al Obradorcentrismo como la herramienta de comunicación política para deslindarse de su responsabilidad en este delicado tema. Los casos más evidentes son los gobiernos de Guanajuato, Estado de México y Jalisco (gobernados por el PAN, PRI y Movimiento Ciudadano, respectivamente), y cuyas tasas de homicidio contribuyen a casi la mitad del total nacional en los últimos meses. 

    Entonces, ¿dónde están las policías municipales y estatales de estos Estados y cómo contribuyen a mantener la paz? Intelectuales orgánicos de derecha han señalado constantemente la falta de recursos y un desinterés del presidente López Obrador para fortalecer el nivel local, pero, si el tema fuera solo de recursos, ¿cómo se explica que con el actual pacto fiscal hay policías exitosas en Coahuila, Yucatán, y Ciudad de México? (por citar algunos ejemplos). El caso de la Ciudad de México es paradigmático con el liderazgo de Claudia Sheinbaum y la gestión de Omar García Harfuch. No es casualidad que ahora ella lidere la mayoría de encuestas con miras a 2024.

    El gobierno federal no puede y no debe asumir las responsabilidades de gobiernos locales, y sin un engranaje perfecto entre los diferentes niveles de gobierno, es imposible que funcione cualquier estrategia de seguridad, incluso la diseñada por los mejores expertos y aprobada por todos los poderes del Estado, pero no solo eso, ya que si hubiera una vigilancia y exigencia desde los medios y la sociedad civil hacia los estados y municipios como la hay hacia lo que ocurre en Palacio Nacional, los resultados serían tal vez otros, o al menos, habría mejores intentos que los actuales.

    Es evidente que el tema de la Seguridad Pública es complejo e incluye muchas y diversas variables, y también es cierto que la vigilancia y exigencia ciudadana no trascenderá en tanto no exista un verdadero Estado de Derecho e Impartición de Justicia a través de instituciones sólidas, sin embargo, la opinión pública debería enfocar mejor su crítica si lo que se busca es coadyuvar a tener un mejor país.

  • La nueva perspectiva en la educación básica de México ante el modelo globalizador

    La nueva perspectiva en la educación básica de México ante el modelo globalizador

    En medios de comunicación se ha hablado mucho del nuevo plan de estudios propuesto en 2022 para la educación básica en México, sobre todo de la supuesta carga ideológica que conlleva, sin embargo, no se han reconocido, en contraparte, los aportes que podrían ser pertinentes para el momento actual y su valía para la perspectiva de futuro.

    Por ello, vale la pena analizar los aspectos rescatables de todo el documento, con énfasis en dos de ellos que, si se enfocan y aplican correctamente, podrían ser muy útiles en aras de conseguir progresos y avances significativos como sociedad; reconociendo las debilidades, carencias, vicios, contradicciones y grandes desigualdades que históricamente guarda la educación básica en México. También es importante reconocer que, independientemente de lo valioso o pernicioso del nuevo modelo educativo, conseguir su puesta en marcha es una tarea titánica que ahora mismo se ve lejana, y que requerirá de un gran ejercicio de coordinación y voluntad política.

    Dentro de los fundamentos del plan de estudios, el primer aspecto a resaltar es el reconocimiento de la comunidad como núcleo de los procesos educativos. La escuela no es un espacio aislado, sino que su razón de ser está en relación con la vida de las personas que acuden a ella. La escuela debe ser un punto de encuentro, socialización y construcción de relaciones afectivas que potencie el desarrollo de la comunidad, y la gran diferencia con el modelo globalizador es que este último hace énfasis, mayormente, en el desarrollo del individuo para “el mundo”, ignorando que cada comunidad tiene características que la diferencian de otras. Es fundamental referirse a la comunidad como el ente básico muy bien delimitado sobre el cual tienen que recaer los beneficios del proceso educativo, por lo que los proyectos y productos de las carpetas de evidencias deberían ir enfocados hacia el bienestar de la comunidad como entorno inmediato, no como ideas buenas aplicadas en abstracto para el mundo. 

    Con relación a la estructura curricular, el segundo aspecto a resaltar es la inclusión del pensamiento crítico, el cual, por definición, es antidogmático, deconstructor, cuestionador, reflexivo, y que con la base de valores sociales y humanos adecuada, debería llevar a la búsqueda de la justicia y la igualdad como ejes rectores para la construcción de una mejor sociedad. Mientras el modelo globalizador -y ni qué decir del modelo memorístico de antaño- ofrece explicaciones y respuestas para comprender los fenómenos que acontecen en el entorno, el pensamiento crítico cuestiona, desde diferentes ópticas, esas respuestas y explicaciones que se enseñaban como verdades dadas, pero sobre todo, comprende cómo, quién y para qué se construyeron.

    En una primera fase, el pensamiento crítico implica dejar de trasmitir conocimiento para tratar de llegar a él a través del diálogo, de la investigación, del cuestionamiento; y en una segunda fase, para generar pensamiento revolucionario en beneficio de los más desprotegidos, de la clase trabajadora, y en contra de la opresión, la dominación y el imperialismo.

    Si solo estos dos elementos fueran llevados a cabo exitosamente en la implantación del nuevo plan de estudios de educación básica, ello implicaría una ruptura paradigmática de grandes dimensiones en el imaginario colectivo de la sociedad mexicana, y de impactos tangibles muy benéficos para las generaciones venideras.

  • El gas ruso es más importante de lo que pensamos, incluso para México

    El gas ruso es más importante de lo que pensamos, incluso para México

    Hace unos días, el portal de noticias estadounidense Bloomberg publicó que, aunque Europa no comprara gas a Rusia durante un año, ello no afectaría de manera significativa a la economía de ese país, en tanto que la mayoría de países del mundo no han puesto sanciones y vetos como sí lo hicieron Estados Unidos y sus socios europeos (con la aclaración de que la mayoría sí condenó la invasión a Ucrania en el consejo de Naciones Unidas, incluido México).

    La apuesta estratégica del bloque USA-EUROPA era asfixiar a la economía rusa con las sanciones, sin embargo, no contaban con la no colaboración de la mayoría de países del mundo, entre ellos China e India, los dos grandes motores económicos de la región de Asia.

    A pesar del relato triunfalista de medios occidentales y del veto a medios rusos y pro rusos, la consultora Capital Economics – de origen estadounidense e ideológicamente alineada al establishment occidental-, publicó que el aumento en el precio del gas provocó que Rusia ingresara más de 50 mil millones de dólares por concepto de ventas de este energético durante el primer semestre de 2022, lo que representa el doble o triple de lo que ingresaron por el mismo concepto en años anteriores.

    En el ajedrez geopolítico de la guerra, los primeros perdedores son los europeos en tanto fieles vasallos de la política bélica de Washington, pero, al ser esta la zona del Euro (la segunda divisa más importante del mundo), los impactos y connotaciones se reflejan a nivel internacional, afectando incluso a países como México, que ya registró niveles superiores al 8% a pesar de la política de subsidio a la gasolina promovida por el presidente López Obrador, la cual, de no haberse empleado, habría impactado todavía más, viéndose reflejada en una probable inflación de dos dígitos, como la que ya experimentan la mayoría de países europeos y que es devastadora para las clases populares. 

    La escasez de energía en Europa provoca un fenómeno inflacionario que afecta a todas las cadenas de suministro del mundo, y mientras la diplomacia no predomine, la burbuja puede seguir creciendo hasta estallar en una recesión de larga duración que retrasará, todavía más, la recuperación económica, como si el Covid no hubiera sido suficiente lastre durante los últimos 2 años.

    Estados Unidos parece estar dispuesto a sacrificar a sus socios europeos para seguir exportando armas, mantener la guerra en Ucrania, reafirmarse por encima de China como la potencia hegemónica dominante y desarrollar su industria armamentista para protegerse a sí mismo de la inflación galopante, por un lado; y por el otro, para asegurar su matriz energética, donde, por cierto, México y sus recursos son pieza clave.

    México debe seguir propugnando por una política de soberanía energética para, en la medida de lo posible, no depender de otros países y fenómenos externos como la guerra, seguir controlando el precio de la luz y la gasolina hasta donde las finanzas públicas lo permitan, y disminuir los impactos de la hostil e impredecible situación internacional. De hecho, la presidenta de la comisión europea Ursula von der Leyen ha propuesto una intervención con ese propósito al mercado eléctrico de la eurozona, algo que Emmanuel Macron en Francia ya vislumbraba y por ello nacionalizó la mayor eléctrica de ese país en julio de 2022; ambas, políticas similares a las que López Obrador impulsó en la Reforma Energética para México.