Etiqueta: José García Sánchez

  • Golpistas o terroristas

    Golpistas o terroristas

    Cuando algunos gobernadores de Estados Unidos, como Gregg Abbott, insisten en que debe calificarse a los narcotraficantes mexicanos como terroristas, para que la CIA absorba un mayor presupuesto y la DEA y el FBI rindan pleitesía a esta agencia que no depende directamente del gobierno de la Casa Blanca, los banqueros del otro lado de la frontera rezan para que no suceda porque se quedarían sin ingresos importantes por lavado de dinero.

    La propuesta hecha a Joe Biden tenía como objetivo final preparar una andanada militar contra México, con el pretexto de combatir el narcotráfico y así asustar a los migrantes que intentaran llegar por Texas a la pesadilla norteamericana.

    En México, los cambios no sólo hacen historia sino que sirven e inspiración a otras naciones para realizar transformaciones similares, por lo que en el contexto de América Latina la les sería más justa si se considerara a los golpistas terroristas, quienes en esta parte del continente tienen complicidades en varios países que van desde Estados Unidos hasta España, como sucede exactamente con los terroristas. Varios países han nutrido financieramente a asociaciones mexicanas evidentemente golpistas.

    La comunidad internacional suele imponer criterios políticos desde fuera sin conocer a fondo la problemática de algunos países, principalmente si no mantienen un ritmo ascendente en su desarrollo económico basado en la dependencia y la corrupción, por eso los estadounidenses no quieren el orden que implica la reforma al Poder Judicial. Pero lo fuerte de América Latina y su historia no es la economía sino la política, de al cual han aprendido hasta los países desarrollados. Un ejemplo es la transformación del Poder Judicial en Estados Unidos.

    El daño que han hecho a los derechos humanos de los hombres y mujeres latinoamericanos es superior a las agresiones violentas de los territorios en el mundo entero. No habría razón para que quienes intervengan en los golpes de Estado, enemigos confesos de las leyes y los gobiernos democráticos sean investigados, perseguidos y sancionados como terroristas, con penas ejemplares.

    En las leyes del mundo, no hay lugar para los castigos a los golpistas; el contrario, hay estímulos para que se multipliquen y México no está exento de este grave problema, ahora más que nunca, con Poder Judicial añejo, herido de muerte; medios aullando por un subsidio inmerecidos, analistas políticos exigiendo “apapacho”, una derecha agonizante y un empresariado resentido porque debe pagar impuestos.

    La impunidad campea en México desde los segmentos de la población ansiosos por recuperar sus privilegios y juegan tanto dentro de la ley como fuera de ella sin que haya justicia que los sancione, los jueces se dicen perseguidos políticos, los medios y sus escribanos se dicen víctimas de la libertad de expresión coartada, los empresarios lloran al decir que se atenta contra la libertad privada.

    Todos ellos juegan un doble papel para que, ante cualquier intento de sancionarlos, acudan a las instancias del extranjero para que den vuelo a la información de represión. En este caso las instancias fuera del país, que deben procurar la paz y fortalecer la democracia, impulsan las intervenciones militares y subsidian la caída de presidentes elegidos mayoritariamente en las urnas por la población.

    Quienes ahora denuncian represión en foros internacionales, desde Norma Pina hasta legisladores panistas, en su momento fueron parte de la represión contra el pueblo mexicano. Lo sabe la ONU, la OEA, USAID, NED, desde el vecino del norte, y en el país, la fundación de Alejandro martí, Valentín Díaz Morodo y Antonio del Valle.

    Más de un golpista en américa Latina ha ordenado asesinatos. Los inconformes con los resultados electorales han orquestado homicidios contra su propia gente para culpar a los que quiere destituir por la mala. Esto es terrorismo.

  • El guión fallido de la derecha

    El guión fallido de la derecha

    La derecha acomoda la realidad a su narrativa. La narrativa sobre la realidad antecede a la realidad misma. Se trata de un guión que elaboran y le van colocando piezas de realidad para que ajuste en su discurso.

    Por ejemplo, los cambios de ruta del Tren Maya no se debieron al hallazgo de piezas arqueológicas sino al hecho de que eran del nuevo camino eran propiedad del Presidente y los vendió a un sobre previo al gobierno; este es solo un ejemplo de la fantasía creada alrededor de hechos reales que tienen su epicentro en los medios.

    Así, los conservadores conscientes de que su información es segada y tiene elementos de fantasía sigue con público. Para los noticiarios es más fácil reproducir una realidad que se acomoda al discurso conservador, que darle a discurso elementos de la realidad.

    Este cambio cotidiano no sólo es evidente sino que permite hacer más comprensiva la realidad actual porque guarda en forma y fondo la continuidad simplona con la información del pasado, donde todo estaba bien, quienes tenían la razón eran los poderosos y el pueblo era simplemente un espectador de la historia.

    Al cobrar el pueblo conciencia de la responsabilidad la realidad de vuelve completa, tango que los medios tradicionales no saben cómo reflejarla. No les interesa darle espacios a los integrantes de la población, sobre todo porque implicaba restarles espacios en los medios a los poderosos cuya palabra era una especie de decreto monárquico que dictaba la conducta de los mexicanos y la agenda de la información.

    De esta manera hay medio que continúan con los contenidos viejos, con formatos añejos con contenidos tradicionales y muy fáciles de reproducir pero también de entender. Porque la realidad de los últimos seis años no es fácil entender, sobre todo porque hay poca información de leyes e historia que son los marcos que rigen toda percepción de la realidad concreta, y deben regir, la información en todo el mundo.

    Desde luego que estas adaptaciones de la realidad a la narrativa conservadora llegan al absurdo y es donde precisamente la gente empieza a marcar el punto exacto dónde termina el pasado y empieza el presente. El maniqueísmo inmortal, donde el mundo se divide sólo entre dos partes, bueno y malos y blanco y negro, domina el discurso de la derecha.

    Para el panorama conservador el hecho de que el hijo del Presidente compita por la secretaría general de Morena forma parte del proyecto de reelección de Andrés Manuel López Obrador. Hijos de ex presidentes tuvieron cargos en el gobierno, no sólo en el partido y nunca hubo un mínimo signo de alarma en los medios, ahora éstos consideran un acto de nepotismo y de falta de democracia, a pesar de que Andrés Manuel López Beltrán haya sido fundador de ese partido.

    Pero en las noticias de la derecha hay esperanzas con sus hijos, quienes en los últimos meses han mostrado y demostrado su personalidad, empezando por Juan Pablo, hijo de la candidata Xóchitl Gálvez, quien insulta, golpea, empuja amenaza a un trabajador de restaurante en Polanco.

    Pero no es el único Juan Pablo, junior y delincuente, hay otro Juan Pablo Beltrán, hijo de Carolina Viggiano secretaria general del PRI, quien formó parte de las pandillas que forzaron las puertas del Senado el día de la aprobación de la Reforma Judicial, vandalizando el recinto y robando objetos de valor.

    Hay otro Juan Pablo no menos violento y peligroso, Juan Pablo Calderón Zavala, hijo del ex presidente y la actual diputada panista, quien también formó parte de las hordas que violentaron la entrada al Senado ese día, causando en daños pérdidas por más de tres millones de pesos.

    Para no por más lejos Mariana Moguel Robles, hija de Rosario Robles, es grabada golpeando una puerta del Senado, luego negaría que es ella, sabiendo que ese recinto nunca volverá a ser de la familia ni de su partido.

    El último de la lista de juniors infractores, es Alejandro Moreno Arceo, hijo de Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, quien trató de dar portazo en el Congreso de Campeche para evitar que fuera aprobada la Reforma al Poder Judicial.

    Entre las depredadoras del senado estuvo presente una integrante de la campaña de Xóchitl Gálvez, Jimena Villicaña; no podemos dejar atrás a Carlos Mori, ahijado político de Santiago Creel y vocero de las Marchas en favor del INE.

    También podemos nombrar a quien condujo a algunos estudiantes de la Ibero, ITAM, Anáhuac, cuyo grupo de choque encabeza José Mario de la Garza Marroquín, quien trabajara, hasta hace algunos meses, en Mexicanos Contra la Corrupción, propiedad de Claudio X. González.

    No se sabe si asistieron por falta de seguidores de sus respectivos partidos, por entrenamiento golpista o por simple diversión para darle rienda suelta al resentimiento que les causa las continuas derrotas. El hecho es que esos “inocentes manifestantes pacíficos” se restregaban los vidrios de las puertas en la cara para señalar represión de los policías y decir que fueron reprimidos.

    Hay factores de la realidad que se salen del guión, que no están considerados en la narrativa conservadora y sus contenidos no llegan a los medios tradicionales, eso que todavía favorecen con su consumo, quienes quieren pensar poco al informarse y ver la realidad como un espectáculo al que no deben acercarse nunca.

  • Medios o partidos políticos

    Medios o partidos políticos

    La visión de los integrantes de Radio Fórmula ratifica la cohesión de pensamiento conservador impuesto por los propietarios de esta radiodifusora y los vínculos de sus comunicadores con la crema y nata de la nobleza mexicana.

    Es famosa la presión que ejerció dicho medio contra el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, quien fue presionado para darle publicidad y al negarse, echaron a andar la maquinaria de mentiras en su contra para desgastarlo como una venganza por no firmar contratos con ese nido de ratas en el que se ha convertido Radio Fórmula.

    Para quienes todavía no entienden la política, la visión de la realidad no sólo está conformada por buenos y malos sino por victorias y derrotas, propias de quienes sólo hacen cuentas alegres con números de fantasía y realidades elaboradas en laboratorios de la oposición.

    Esta es la visión de un encuestador que debe ser imparcial si quiere mantener la credibilidad en su empresa, pero el odio es superior a su ética profesional y a su profesionalismo como encuestador y se atrevió a decir que, si la reforma al poder Judicial no era aprobada, sería una gran derrota para el presidente.

    Ansiosos de que el Presidente tenga una derrota importante los medios se quedaron con las ganas de descarrilar el proyecto y sólo pudieron servir de comparsa a la violencia golpista haciendo invisibles las movilizaciones de apoyo a la reforma al Poder Judicial.

    El maniqueísmo, propio de los analfabetas políticos que quieren ver todo como en una película entre buenos y malos, impide ir más allá de cálculos mecánicos en su trabajo, incluso en las encuestas adquiridas en preventa.

    Cuando la consigna rebasa el profesionalismo de los medios y la ética de sus trabajadores es que la desesperación es tan grande que nada les queda por hacer. Muestra de que han perdido todo, y sólo les queda un resquicio de credibilidad para un grupo de necios que quieren seguir escuchando las mismas voces con las mismas mentiras para no sucumbir ante una realidad que los avasalla.

    La postura de un encuestador cuyas metodologías no eran ni buenas ni malas, con tambaleante certidumbre, ni precisa ni imprecisa, exhiben una parcialidad que deben colocarse en el grupo de Massive Caller y México Elige, bastaría comparar sus pronósticos con la realidad. Los términos medios en los resultados de los sondeos no requieren metodología sino manipulación que es la manera en la que trabaja la encuestadora Mitofsky, cuya credibilidad acaba de asesinar su propietario con calificaciones como la de considerar una gran derrota la desaprobación de la Reforma Judicial, donde hay juezas que provienen de table dance, como la que intentó, desde Morelos, sus pender la discusión sobre la reforma al Poder Judicial.

    Es decir, los conservadores apostaron su resto a una consigna que ni siquiera puede llamarse entelequia. Pareciera la última batalla de los corruptos antes de rendirse. La lucha por la Reforma al Poder Judicial, fue la última esperanza de una derecha que no le quedaba otra alternativa que unirse a los corruptos para evitar la pérdida de identidad opositora.

  • Los jueces de chayote

    Los jueces de chayote

    Los integrantes de la cúpula del Poder Judicial consideran sus privilegios un derecho, así como algunos periodistas creen que es una prestación laboral el chayote. No conciben la vida sin estar dentro de un círculo donde nunca debieron estar y ese círculo se llama corrupción.

    Se sataniza a jueces y columnistas, reporteros y ministros como si fueran el principio y el fin de la maldad, pero en ambos casos sólo son instrumentos, herramientas de un poder mayor. Incluso los medios son un poder medio, precisamente dentro del juego político que concentra en los agentes visibles la atención de la población, como si se tratara de pararrayos que reciben la descarga, al mismo tiempo que protegen el edificio en el que están instalados.

    Lo que está detrás de ministros y medios, columnistas y jueces es lo que afecta al país directamente, es la fuerza que los utiliza como carne de cañón para proteger sus intereses; sin embargo, se consideran parte de esa riqueza desproporcionada que defienden, así como algunos empleados de la iniciativa priva, incluso del gobierno que se consideran parte del empresariado siendo asalariados, explotados, manipulados y desconocen las razones de esa intuitiva manera de adoptar una posición social o política.

    En su aspiración de ser como ellos, confunden las distancias y desconocen las diferencias hasta que son despedidos cobran conciencia de su verdadero lugar en la sociedad. Lo que hay detrás de esa manera de considerar que la aspiración es una actitud más cercana a la fantasía que a la realidad mueve a buena parte de una clase media individualista donde el trabajo en equipo es una utopía, y sólo la competencia entre iguales puede lograr los sueños anhelados.

    Detrás de grupos, posturas, movilizaciones, hay grupos poderosos que esos aspiracionistas que se consideran parte de una clase a al que no pertenecen y consideran tener un poder que no poseen impiden su visualización. Esa es la verdadera tarea de estos sicarios de la justicia y la información, por sólo citar dos actividades que encajan perfectamente en los poderes fácticos más despreciables en México, Latinoamérica incluso en buena parte del planeta.

    La carne de cañón es la infantería que dice tener, en sí misma, razones para una guerra donde la victoria nunca les permanecerá aunque ganan todas las batallas. Su estridencia no hace más que ocultar los verdaderos rostros del combate.

    Antes de las elecciones de 2018 empezaron a salir de sus madrigueras algunos de ellos, empezando por Claudio X. González, quien al salir primero a dar la cara no quiere decir que sea el más valiente sino el menos importante, es decir, el más necesitado en todos los sentidos, pero principalmente urgido por rescatar los privilegios. Mientras más rápido salen de su madriguera denotan el grado de urgencia y el nivel que ocupan en esa secreta cofradía de los poderosos.

    Estar ocultos, forma parte del poder, no conocer el rostro es propio de quienes envuelven en un misterio, como una especie de deidad que debe ser ocultada y visible sólo para iniciados. En un rango muy similar al dela mafia, que posteriormente adoptarían los narcotraficantes, donde sólo los elegidos pueden tener contacto con quienes explotan y discriminan, marginan, engañan, manipulan a la población, pero como fueron considerados héroes en el pasado, mantienen ese rango de paladines aunque en realidad ocultan su modo de vida de bebés consentidos del sistema.

    Es precisamente en esa inmadurez social y política en la que se desarrollan algunos de los más poderosos empresarios que no permiten, más por capricho que por conveniencia, que se les mueva el tablero del juego, por eso impiden reformas o retan las leyes o manipulan las noticias. Cuando las cosas cambian y no se tiene la capacidad de adaptación se lucha por el pasado pero también se teme al futuro en las grandes esferas de quienes están acostumbrados a ganar.

  • Propuestas atraen votos

    Propuestas atraen votos

    Algunos medios están acostumbrados a que se vote en las urnas por las simpatías, como si todo fuera un espectáculo televisivo, casi un circo, pero la cara bonita o el alarde de comicidades obligan a desdeñar las propuestas. Las propuestas no son parte del triunfo electoral sino la esencia del mismo.

    Así, entre los medios poco honestos se ventila la idea de que los mexicanos votaron por Claudia Sheinbaum sólo por seguir los lineamientos de Andrés Manuel López Obrador y no por los programas que anunció hasta el cansancio durante su campaña, entre las que se destacaba la reforma al poder Judicial y l desaparición de organismos parasitarios que trabajan en nombre de la democracia y la transparencia, sin lograrlo.

    Las promesas de campaña fueron consignas que dejaron de respetarse por los presidentes en el pasado hasta perder trascendencia. Ahora las propuestas son un asunto adicional en campañas y más aún cuando se ganan las elecciones. Parte sustancial de los programas que movieron a los mexicanos para votar por Morena fue la reforma al Poder Judicial, que es una urgente necesidad para que los mexicanos sean en realidad libres, porque mientras haya corruptos entre quienes deben administrar la justicia nadie está fuera de peligro.

    Las propuestas de los candidatos deben recobrar el valor que originalmente tenían, antes de su devaluación y pérdida. Se vota por las propuestas sin importar si el candidato o la candidata viste ropa de marca, o es guapo o bonita. Incluso muchas veces no importaría el partido cuando hay propuestas en realidad sólidas y en beneficio de la población, sin propuestas no hay candidato que valga, pero se ponderó al candidato como producto y al partido como marca, en un intento por fusionar el marketing con la política y arrojó un híbrido que sólo condujo a la derrota en las urnas.

    Es dentro de ese marketing donde todavía están instalados de los conservadores, al fin y al cabo, nostálgicos del pasado, de ahí que afirmen, a veces convencidos, que nadie votó por la reforma al Poder Judicial, cuan do fue uno de los móviles de la votación a favor de Morena.

    La oposición acostumbrada a este tipo de novedosas formas de ver la vida pública como si se tratara de jabones o perfumes, se dedicó a cuestionar a más de un candidato de Morena por su forma de vestir, por su aspecto físico, por el automóvil que poseía y por el lugar de residencia. Esas fueron sus argumentaciones de campaña para desgastar al contrincante, en lugar de tener propuestas válidas para crear cuadros políticos sólidos, en busca de algo concreto y de beneficio común.

    La oposición en el Congreso se dedicó a hacer gala de su costumbre discriminadora, clasista y autoritaria en nombre de las apariencias de las personas. La gente no quiere apariencias en los políticos, ya sufrió las consecuencias de votar por el más guapo, que también era el más imbécil. Podemos recordar las intervenciones en tribuna en ambas cámaras, donde se ventilaba agresividad en lugar de razones e insultos en lugar de proyectos y denuestos en lugar de iniciativas.

    La adopción de una manera de hacer política dentro de la mercadotecnia fue sólo un experimento que no funcionó. Se acabó. De ahí que algunos de los que viven en el pasado, consideran que las propuestas se olvidan para no cuestionar al funcionario en turno.

    Una de las características de los conservadores es poder deshacerse con facilidad y rapidez las viejas costumbres que, aunque hayan mostrado y demostrado su inutilidad, siguen utilizándolas hasta que se vuelven vicios. Como ejemplo está la persistencia de seguir formando parte del público de los medios que han mentido, pruebas fehacientes y evidencias tangibles lo demuestra, pero siguen por una costumbre que todavía no pueden desechar.

    Los programas son la sustancia del candidato, a veces superiores a algunos de esos abanderados, lo que importa es cumplirlo y rebasar expectativas, para demostrar que el candidato puede ser superior a sus propuestas, para convertirse, así, en líder.

    La política ya no podrá concebirse sin propuestas realmente sociales que le dan solidez al discurso y contenido a los políticos, sean candidatos o funcionarios públicos. Sin propuestas la dirección del voto estría sin brújula. Pensar que se votó por Morena sin tomar en cuenta sus propuestas expuestas en campaña hace evidente la intención de los medios para confundir a la población y detener el proceso de toma de conciencia.

  • La disidencia de WhatsApp

    La disidencia de WhatsApp

    La manera más cómoda de participar en política desde el sillón de la sala es a través del WhatsApp. Sin duda una de las formas más pasivas de la actividad social que ha dejado a parte de la clase media sin muchas ganas de salir a la calle, porque considera que con enviar un meme su posición está definida y su postura política precisada.

    La costumbre de tener todo con sólo oprimir un botón lleva a jugar a la participación política a adultos poco informados y peor capacitados académicamente. Todas las consignas de la disidencia por celular son anónimas, nadie firma, nadie muestra metodología, nadie se atreve a dar nombres de quienes lo elaboran de tal manera que en resumidas cuentas esos mensajes y anda es lo mismo, pero es la púnica manera de algunos de sentirse informados, es decir, mejor informados que la mayoría con anónimos que no tienen origen pero su destino está muy bien definido.

    El hecho de informarse cómodamente dentro de la comodidad que bien puede convertirse en prisión, habla de una postura no confortable sino temerosa. El mensaje e invasivo, porque llega directamente, sin escalas ni permiso a la vista de alguien. Ya en ese momento se trata de un acto intrusivo y, por lo tanto, agresivo, perturbador, intimidante. Un atentado a la privacidad que no siempre suele ser agradable ni forzosamente causa risa.

    En los mensajes de la disidencia de celular se toma por asalto la credibilidad de quien lo envía y abusa de la confianza de quien lo recibe. En un juego de poder que marca la superioridad de quien lo manda como ser superior ante la ventaja social y política de estar mejor informado, como parte esencial de la superioridad.

    La disidencia de WhatsApp no es un intercambio amable de información, con más imaginación que evidencias, se trata de una práctica llena de miedo. El sólo hecho de pensar que se está equivocado, producto de una inconsciente noción de ignorancia profunda, le impulsa a limitar su participación social a un par de botones. Es una lucha social aislada, que se anula a sí misma, pro llena de miedo, de inseguridad de definición y de valentía.

    Cuando se intercambia “información” por el celular se evade la participación, si hay mentira o desvío de la realidad no es su responsabilidad sino de quien lo creó, pero si gusta el mensaje agrada a la persona o la agrede según el caso. Es decir, es una agresión o el inicio de una coincidencia, al fin y al cabo, es la necesidad de ser tomado en cuenta.

    Mantener un constante intercambio de mensajes políticos anónimos resulta una enorme irresponsabilidad social, que denota inmadurez como ser humano, así como lo es la indefinición personal. Una falta de precisión de la personalidad, porque quien envía se convierte en ariete violento que termina siendo un autoengaño.

    El anonimato es la manera más cobarde de la acción política y social, se encuentra en cada mensaje que el teléfono envía como si se tratara de dar un puñetazo en el rostro de quien no piensa como nosotros. Ese tipo de mensaje denota la incapacidad de mantener un debate real, una discusión de altura, una exposición de motivos basados en el conocimiento y la información, simplemente porque no hay detrás ni información ni preparación.

  • Dependencia periodística

    Dependencia periodística

    En la mayoría de los medios en el mundo se aclara, en algún rincón de sus espacios, que la opinión de quienes firman sus artículos o columnas son responsabilidad de ellos mismos. Tan libres como su capacidad de análisis les dicte estos comentaristas tienen todo el derecho a ver la realidad a través del color que quieran.

    Sin embargo, en México, hay medios que siguen pensando que el mejor periodismo se realiza en el vecino país del norte. Lo cierto es que la variedad de información política no puede limitarse a dos partidos. La propaganda sobre la ética de los medios estadounidenses llena las carteleras cinematográficas desde hace muchos años.

    Aquella aventura de Bob Woodward y Carl Bernstein, periodistas que descubrieron el Watergate de Richard Nixon obligándolo a renunciar a la Presidencia de ese país, se convirtió en un ícono que sirvió para calificar un periodismo parcial mentiroso y sesgado, creando un mito.

    Así, en México algunos despistados todavía consideran que el vecino país hay periodismo. La admiración es tan intensa como injustificada y en ese plan malinchista de ver lo mejor en otros países confunden, desde hace muchos años, lo que dice una persona con la posición propia del periódico estadounidense donde escribe.

    Es el caso de personajes nefastos del periodismo convencional mexicano como Pascal Beltrán, Ricardo Alemán, Loret, entre otros, quienes aseguran que The Wall Street Journal señala que la reforma judicial quiere arrebatarle la independencia al Poder Judicial e incorporar a los jueces bajo el mando del Ejecutivo.

    Se trata de un artículo de opinión firmado por Mary Anastasia O’Grady, editora del periódico pero no diseña la línea política del periódico, identificada como una creadora de fake news, con trayectoria en la manipulación como cuando dijo desde su espacio que Fidel Castro había creado un virus para compartirlo con los aliados islámicos, o que Hugo Chávez y Daniel Ortega daban refugio a terroristas. Hace un par de años vinculó al presidente López Obrador con la política iraní, entre otros muchos rumores dónde muestra más odio que investigación.

    Su enemistad contra los gobiernos progresistas es tan obsesiva como injustificada. Incluso en su país ha sido severamente cuestionada por Jimmy Carter.

    Ante esta situación, que no es desconocida por nadie en México, ya que en algún momento habló de su trayectoria el presidente en una de sus conferencias matutinas, periodistas de la fachiza aseguran que no lo dijo Anastasia sino el diario estadounidense, tergiversando totalmente la trascendencia de lo comentado.

    Los manipuladores de los medios mexicanos intentan confundir a los lectores mexicanos haciendo creer que se trata de una postura del periódico y no una opinión personal con el objetivo de desgastar de esta manera al gobierno. La fuerza de una opinión o de un diario proveniente de Estados Unidos siempre deberá analizarse hasta encontrar las causas de esas mentiras que intentan ser agresión es; sin embargo, opinión personal y política del periódico tienen dimensiones diferentes.

    Todo lo que viene del extranjero es, para algunos, verdad absoluta, una orden divina, a los periodistas de otros países los consideran perfectos, inamovible, genios. Que ellos se reconozcan mediocres no quiere decir que puede generalizarse esa condición.

    La dependencia a lo extranjero por parte de una clase media poco ilustrada y peor informada se convierte en un peligro para la verdad dentro del periodismo en particular y para México en general.

    El periodismo mexicano tradicional parece estar en busca de su identidad, se ve rechazado por un gobierno que ya no le subsidia sus versiones personales de la realidad, una realidad que les es adversa a todo lo que escribió y comentó en sexenios anteriores.

    Confundir el árbol con el bosque ha sido una tradición entre algunos medios convencionales que al momento de necesitar elementos para fortalecer sus imaginarias noticias recurren a la manipulación tratando de extraviar al público que está más ubicado en la realidad que muchos columnistas del pasado.

  • Injerencia de Canadá y Estados Unidos

    Injerencia de Canadá y Estados Unidos

    Resulta sintomático el hecho de que sean precisamente los socios comerciales de México los que estén en contra de la Reforma Judicial. En Estados Unidos 43 de los 50 estados los miembros del poder judicial son electos por la población y el embajador viene a unir fuerza con Norma Piña contra dicha transformación.

    Los inversionistas del norte están acostumbrados a tener en el resto del continente su patio trasero, empezando por el más próximo que es México, mientras en el resto del mundo lo que quieren es certeza jurídica que aquí todavía no la hay si no se aprueba la reforma al Poder Judicial.

    Los capitalistas de Canadá y Estados Unidos se acostumbraron a tratar con presidentes sumisos a sus órdenes, los hubo hasta agentes de su agencia de espionaje. Es por ello que las leyes de comercio internacional les estorban. Una vez instalados con sus empresas, el desarrollo legal de su producción es tarea de los jueces corruptos para explotar más y pagar menos. Incluyendo evasión fiscal y acoso laboral.

    Los empresarios de los países socios, integrantes del TLC, no han dejado de invertir en México, primero por las facilidades fiscales, de mano de obra barata, de carencia de derechos laborales, de sumisión de los sindicatos y sumisión de los jueces, con la anuencia de los funcionarios públicos de los tres niveles de gobierno.

    Ahora, no sólo incrementan el monto de sus inversiones sino que llegan más empresas de esos países. De hecho, puede hablarse en este momento de repatriación de capitales, que salieron desde la campaña de López Obrador y ahora regresan ante la certeza jurídica a nivel de comercio internacional. Esto nada tiene que ver con la Reforma Judicial que se discute, pero ya dentro del contexto de la producción, hay un sinnúmero de temas que tienen que ver con esos jueces que no se identifican por su honestidad sino por aquellos que más dinero pueden aportarles.

    Es decir, la reforma Judicial, en el caso de los inversionistas extranjeros de Canadá y Estados unidos también contribuye a fortalecer los derechos laborales de los mexicanos en su propio país.

    Aunque los embajadores de esos países, Ken Salazar, de Estados Unidos y Graeme Clark, de Canadá afirmen que la aprobación de la reforma tendría impactos en el acuerdo comercial, en realidad lo que se busca deteniendo esa reforma es la impunidad. Independientemente de la injerencia que estas opiniones implican.

    México nunca ha opinado sobre las leyes internas de sus socios comerciales, a pesar de que algunas de ellas afectan directamente a los mexicanos. Sorprenden las atribuciones que ambos diplomáticos se toman para servir de muñecos de ventrílocuos de sus gobiernos al advertir peligros que no existen.

    Canadá no sólo es el socio más lejano en cuanto a ubicación geográfica, también en cuanto a cordialidad y amistad. Las minas canadienses en México carecen de condiciones laborales favorables, un ejemplo de ello es la Mina San Rafael, en Cosalá, Sinaloa que estuvo en huelga más de un año por las condiciones infrahumanas de los mineros mexicanos.

    Esa mina propiedad de Américas Gold and Silver, que encabeza el canadiense Darren Blasutti, ocupaba hombres y mujeres en una mina insegura que debió mantenerse cerrada ante el peligro y la contaminación que representa.

    Además de esta mina, Canadá tiene empresas como Torex Gold, concesionada la mina El Limón en Guaje, Guerrero; Agnico Eagle Mines, tiene la mina Pinos Altos, en Chihuahua; la Equinox Gold, con la mina Los Filos, en Guerrero; Alamos Gold, con la mina Mulatos, en Sonora; Panamerican Silver, con La Colorada, en Zacatecas, entre otras.

    A los dueños de las minas no les conviene una reforma judicial en México porque teniendo certeza jurídica ellos no pueden abusar de los trabajadores mexicanos y se verán, además, obligado a reportar con precisión la cantidad de minerales que sacan del país, de los cuales no hay un control estricto.

    No se van del país, ni traspasan sus negocios, porque aún con la reforma judicial, tienen contratos por decenios que los gobiernos anteriores les otorgaron a cambio de dádivas a los respectivos presidentes que subastaron el país.

    Al opinar sobre las reformas legislativas de México, los empresarios de los países socios consideran que las concesiones son propiedades y que en cualquier momento pueden ser canceladas, como sucedió en Calica (Calizas Industriales del Carmen) con empresarios estadounidenses por la depredación que implicaba su operación.

  • El pueblo antigolpe

    El pueblo antigolpe

    Luego de seis años de ser oposición, como nunca antes lo había sido, el PRI y el PAN, todavía no muestran sus objetivos políticos, los cuales, de existir, se hubieran frustrado a lo largo de este lapso pero hubieran sucumbido igualmente ante los resultados electorales del pasado 2 de junio.

    Buena parte de los votos negados a la oposición se debieron a la falta de propuestas, las cuales nunca fueron más allá de la intención de derrocar a la Cuarta transformación a golpe de insultos y gritos en el Congreso.

    La oposición está tan débil en México que debió echar manos de entes auxiliares, no sólo en lo político sino en lo económico y ejemplo más claro es la agrupación mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad que encabeza el mismo Mecenas que unificó a la oposición, cuyos intentos eran similares a los partidos que comanda, es decir, sin más proyecto que derrocar a la 4T.

    La tarea aparentemente altruista de Mexicanos contra la Corrupción tenía significados políticos aunque aparentaba ser una especie de agencia noticiosa que realizaba periodismo de investigación, nunca desprovisto de consignas y blancos preciso, más similar a una célula terrorista o golpísta que una asociación civil.

    Por si fuera poco, sus ingresos no sólo provenían de socios y amigos de la generosidad a favor de los grupos vulnerables, sino de empresarios “afectados” por las disposiciones del gobierno de la 4T, como la obligatoriedad de pagar impuestos.

    Los grupos de apoyo a la oposición no se limitaban a fundaciones bajo el mando de Claudio X. González, a cuyos integrantes llamarían a la mitad del sexenio “la sociedad civil” por necesidades de quórum en las marchas, también pueden contarse en esta embestida los medios d comunicación convencionales como Televisa, TV Azteca y diarios de viejo cuño. A éstos se sumarían otros más radicales y con propuestas “informativas” muy definidas como Atýpical y Latinus.

    Esto sin contar una constante y millonaria ayuda de Estados Unidos, que creció considerablemente en los últimos años de mandato del presidente López Obrador.

    Luego de todos esos esfuerzos empresariales, riesgos financieros, pagos de salarios millonarios deberían peguntarse por lo que lograron y la respuesta es la misma que la de los partidos opositores: nada.

    El clero en general y en especial la CEM mantuvo un ritmo constante de trabajo político a pesar de que se los prohíbe la Constitución en su artículo 130, pero con los mismos resultados, y gozando de la misma impunidad que el resto de estos grupos que se cobijaron en la libertad de empresa, en la libertad de expresión, de culto religioso, etc.

    Seis años de esfuerzos infructuosos exigen un cambio de estrategia en la que ninguno de ellos ha pensado, sólo toman en cuenta la radicalización de posturas y la intensidad de las acciones, incluyendo la violencia. En México la oposición conservadora se divide entre quienes quieren transformación dentro de la derecha, incluyendo a toda esta pléyade de personajes y los que sólo piden radicalizar posturas.

    La derecha internacional, fusionada en estos casos con la ultraderecha, está atenta a prestar ayuda, de todo tipo para desestabilizar al gobierno de México que está por comenzar. El apoyo internacional tiene que ver desde una guerra sucia de declaraciones hasta una guerra real que irrumpa a sangre y fuego en la estabilidad actual.

    El gran enemigo de estos propósitos es, como debe suponerse, el pueblo. Si algo ha detenido o aplazado una escalada más violenta al estilo de María Corina en Venezuela, es la cantidad de mexicanos que apoya al actual gobierno. Barrera que contiene no sólo a la oposición sino a la influencia de la derecha.

    Si se permite una sola concesión a la oposición, por mínima que sea, se está dando permiso para que tienda puentes a la invasión, desestabilización, intromisión, de la derecha golpista que desdeña la democracia.

    Si es el pueblo el que mantiene la estabilidad política, debe ser el pueblo el que en realidad tenga el mando, de otra manera el número de votos a favor de la 4T, suficientes para evitar un golpe de Estado, podría disminuir en lugar de crecer, en orden y en las urnas.

  • El México de los medios

    El México de los medios

    En México no se vive la violencia, se padece una información exacerbada sobre la violencia. Esa información infunde miedo por una situación que nadie ve ni toca, se convierte en un dogma de fe como si se tratara de un misterio religioso que sólo debe existir dentro de la religiosidad de los medios convencionales. Si no se cree en los medios convencionales no hay contacto con la divinidad aunque se aleje de la realidad, situación paralela que sostiene a la derecha. Si no hay fe se le condena al ateísmo de la desinformación que, en resumidas cuentas, es el mejor camino para conocer la realidad.

    Mucho de lo que se cree que existe solo puede encontrarse en los medios. La realidad que percibe directamente el ciudadano sólo existe en su recuerdo que tiende a transformarse en imaginación ante las apabullantes noticias falsas de la televisión. Bien dicen que el momento es importante cuando se convierte en recuerdo, pero la suma de momentos importantes resulta un sueño vivido, que dejó de pertenecer a la realidad porque ahora sólo son datos lo que en su momento fueron emociones.

    Anteriormente se temía por la violencia, ahora se dice que, en tal región, en dicha zona, en tal colonia, o barrio el promedio de asaltos es de uno cada hora. Un dato duro producto de la imposición de un criterio que empezó como emoción y terminó siendo un número, que imponen como dato duro y real.

    Los medios han dejado de informar para ofrecer experiencias, sensaciones, emociones que pueden acercar a sus consumidores o alejarlos de la realidad según su estrategia y ubicación ideológica. El poder de la información, más allá de su aparente acceso a todos y cada uno de los habitantes del mundo crea una monarquía de información. El reino de mostrar lo que cada quien dice que sucede. Pueden desaparecerse cosas, hechos, personas, con el simple hecho de dejar hablar de ellos en los medios.

    Si la historia se escribiera recopilando la información de los medios convencionales encontraríamos un país inexistente, inconexo con la población, una realidad no sólo paralela sino distante, cada vez más distante.

    El reino de la información crea sus propios lacayos. Dime a quién le crees y te diré cómo piensas. Los habitantes del mundo se envían su ubicación en un segundo, aunque todos vivan en los suburbios del celular y su información. Es decir, son vecinos cercanos, las distancias no importan, sólo la comunicación que empieza aparentando emociones, recuerdos, sueños extraviados y degeneran en datos.

    El que posee más datos es el líder, el mejor, el más admirado. El que sorprende con más impactos noticiosos, sea su contenido verdad o mentira. En esta suma de cifras, fechas y nombres radica el conocimiento pero no el pensamiento que ahora se aleja de su práctica cotidiana hasta abandonarlo a su suerte. El reino de la información no requiere de la verdad, sólo la coloca como zanahoria al caballo de los medios para que camine a lo largo y ancho del planeta engañando. Mostrando la realidad a de quienes colocaron la zanahoria al frente del caballo quieren convertir en verdad.

    Ya lo dijo Byung-Chul Han, “El orden digital pone fin a la era de la verdad”. Si antes debíamos cuestionar a los medios que todavía no eran desenmascarados, ahora es necesario darse cuenta de la intención de la información, viendo a través de los anteojos de la conciencia, sin ellos nada es cierto, aunque lo demás digan lo contrario.

    La revolución de las conciencias no es un eslogan ni una consigna, es la huella que el actual régimen deja en la historia, es más profundo que un proyecto político y más complejo que la trayectoria misma de Morena.