Etiqueta: José García Sánchez

  • Jueces golpistas

    Jueces golpistas

    A estas alturas nadie puede creer que a los integrantes del Poder Judicial les interese la imparcialidad en la administración de justicia, menos aún en la democracia, la legalidad. Las acciones de los inconformes, empezando por la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, están más cerca de la impunidad, la extorsión, el chantaje, la complicidad que de la justicia.

    Sus excesos, reconocidos por ellos mismos, como los de todos que integraban los otros dos poderes en años pasados, son lo de menos. Se han desintegrado las aristas del triángulo que impulsa los golpes de Estado.

    La reforma al poder judicial no sólo erradica la corrupción en ese espacio, sino que impide, por el momento, el golpe de estado blando, pero también debilita a la política injerencista de estados unidos, la cual era alimentada por la derecha en México, principalmente por el PAN.

    Es evidente que hay muchos intereses en que nada cambie en el Poder Judicial, a pesar de la mala fama que tiene, pero también que hay mucho dinero para evitar cualquier cambio. Ya la Constitución fue reformada pero continúan tratando de evitar que en las acciones se lleven a cabo una reforma. Culpan al Poder Ejecutivo de cambiar una ley cuando fue el Poder Legislativo el que desvirtuó su labor social, mostrando poco o nulo conocimiento de las leyes, sí como sensibilidad social.

    Hay en las oficinas del Poder Judicial, movimientos radicales contra la reforma que llegan a la violencia, que son pagados por una mano desconocida para continuar saboteando, además de garantizarles seguir cobrando su salario. Estas personas ya no pueden trabajar en una instancia encargada de administrar la ley, son mercenarios.

    En el colmo de la ignorancia de las leyes intentan ampararse ante una reforma Constitucional, contra la cual no hay procedimiento que pueda echarla abajo. La mayoría que aprobó la reforma al poder Judicial tiene su origen en las urnas, la oposición apática y perezosa nunca se preocupó por tener los votos de la población mayoritaria, trabajo para una parte de la clase media que se politiza y toma conciencia a través del celular, y os resultados fueron catastróficos.

    Dichos movimientos no han logrado sumar a la población en su lucha a pesar de las convocatorias de la toga que por la gran mayoría de los medios se realizan. De hecho, quienes quieren información al respecto son una minoría, los problemas de los trabajadores del poder Judicial no es asunto que le llame la atención a más del 70 por ciento dela población. Tampoco el Poder Judicial, y, menos aún que la oposición, atendieron al grueso de la población; al contrario, mientras más alejados estuvieran de la chusma, para ellos mejor, porque reafirmaría su supremacía y su calidad monárquica.

    Los jueces siempre actuaron en favor de quiénes más tenían en todos los aspectos. Las Juntas de Conciliación y Arbitraje eran una especie de subasta donde regateaban al trabajador sus derechos laborales. Esa era su función. Y todos lo sabían. En esos tribunales se convertían en el mercadeo de liquidaciones y los derechos laborales, con la anuencia delos jueces. Así, los jueces eran buenos ante los medios, porque éstos se veían beneficiados con sus fallos.

    Es así como los medios han creado un problema nacional de un conflicto gremial y en cada información sobre el tema argumentan que es la población que está a favor de los jueces y ministros que nunca han gozado de la simpatía de los ciudadanos.

    Ahora, son los medios los que quieren hacer del problema de la inconformidad de los trabajadores del Poder Judicial, un problema de magnitudes nacionales, cuando en realidad a nadie les importa.

    Debería darles vergüenza a ministros jueces y magistrados pelear, de manera tan descarada por sus privilegios personales. Con esas actitudes demuestran que no son sensibles a la vida de la mayoría de la población y creen tener un estatus de seres superiores, una especie de iluminados que siempre tienen la razón, cuando en realidad se trata de auténticos delincuentes.

    Pero su obsesión por impedir la reforma, a pesar de que no les afecta a quienes protestan, acusa que el golpe de Estado blando se frustró.

    El Poder Judicial actuó en la mayoría de los casos contra los intereses de los mexicanos, favoreció a quienes tenían más dinero y poder, de esa manera podría ellos escalar en relaciones que pudieran seguir cometiendo fechorías en nombre de la ley. En el contenido de esos archivos en los que quieren impedir la mirada de la población, porque son testimonios claros de la manera en que han trabajado por años dentro de la ilegalidad y la injusticia.

  • Eterna agonía del PAN

    Eterna agonía del PAN

    Si se trata de dejar sin registro al PAN realmente la acusación de complicidad con el narcotráfico es una apuesta a largo plazo. No basta tener a uno de sus funcionarios acusado de formar parte del crimen organizado. El actual Talón de Aquiles, es el número de militantes, que no les alcanza para mantener el registro.

    Si se le presionara un poco al INE para que realizara un padrón de militantes, seguramente ese partido estaría fuera del panorama político. La acusación requiere investigación y pruebas, lo cual lleva tiempo. Y señalaría sólo a los implicados, no todos los panistas fueron cómplices de García Luna o de Cabeza de Vaca, o de Calderón o Margarita Zavala, o Roberto Gil.

    Si tomamos en cuenta la disposición del PAN para facilitar, protagonizar e impulsar un golpe de estado en México, es necesario que ese grupo esté a la vista de todos. Porque como grupo de presión no desparecerá, ni sus siglas se irán al cesto de la basura; pero, sería más complejo saber sus planes, sobre todo leer de su discurso lo que proyecta y con quién se asocia, que no son precisamente unos demócratas.

    El PAN como partido dentro del esquema de sistema de partidos, en busca de votos, es inofensivo. Fuera de este panorama se convierte en puente dela ultraderecha. Ya en nuestro territorio hay grupos, incluso asociaciones en busca de convertirse en partidos políticos de ultraderecha. Están al acecho.

    Hay partidos locales como Vida en Nuevo León, o el Partido libertario en ese mismo estado; además, una agrupación de estudiantes radicales de ultraderecha en las universidades privadas como grupo de choque, el clero tiene una buena parte de sus apuestas metidas en el golpe de estado también, el grupo de Verástegui, Viva México, quiere tirar la puerta de la democracia, con subsidio estadounidense, el Frente Nacional por la familia, que encabeza por los panistas Rodrigo Iván Cortés, egresado de la Panamericana, acusado de violencia política de género, y Leonardo García Camarena. Imaginemos a estos grupos unidos, formar un partido de ultraderecha en el cual muchos de los panistas brincarían con gusto, pero sobre todo, con una mayor identificación en el las ideas y las acciones políticas.

    El peligro está en que esas agrupaciones ubican sus sedes en estados gobernados por la oposición, pero, como sucede en el caso de Nuevo León, con aspiraciones de independencia, que una vez que se den cuenta de la realidad desistirán, pero serían territorios liberados para la ultraderecha y muy cercanos a Estados Unidos.

    El PAN en la oposición es un mal necesario para la democracia mexicana, un quiste benigno que mientras esté a la vista no puede hacer nada trascendente. Mientras más gritan sus plañideras su desgaste se profundiza. Mientras más sospechosos haya, más desgaste a su ideología.

    Cuando un político entra a la cárcel se deja hablar de él y se convierte, muchas veces en víctima. Al gobierno le es más útil un panista sospechoso, cuya reputación será su sombra de por vida que uno en la cárcel que estaría purgando una condena que no extirpa la corrupción ni el narcotráfico.

    Para los panistas la tribuna es el diván del psicoanalista, donde ventila sus sueños, expresa con toda libertad sus lapsus, da a conocer su discurso en momentos de exaltación, señala a sus enemigos más odiados, confiesa sus resentimientos. Es decir, ofrece todos los insumos necesarios para saber quién es, qué quiere, hacia dónde va y cuál es su malestar.

    El PAN es el embudo de la ultraderecha en México, siempre y cuando mantenga su registro como partido político, desde dónde se muestra descarnado. En la clandestinidad, o sea sin registro, ese embudo puede convertirse en puente.

  • Maniqueismo de ultraderecha

    Maniqueismo de ultraderecha

    El maniqueísmo patológico en el que basan su vida los conservadores los vuelve aparentemente torpes políticamente y así lo demuestran quienes incursionan en la política desde ese lado de la historia. Dividir entre buenos y malos la historia, como si se tratara de una película de Hollywood del siglo pasado, es la única manera que conocen algunos de hacer política.

    Ni siquiera son capaces de explicar las causas de la bondad o de la maldad de quienes citan reiteradamente en sus debates parlamentarios su limitada visión que les impone una interpretación de la realidad que se aleja de la verdad.

    Hay lugares, personas, eventos que sólo son malos o buenos. Se quedan con la primera visión de lugares personas y eventos del pasado, único tiempo que reconocen como bueno el presente es malo y el futuro les da miedo.

    Los lugares que son malos por antonomasia sin explicación alguna son, por ejemplo, Venezuela, país malo, en cambio Estados Unidos es un país bueno. Rusia es malo, Canadá bueno; China es malo y España excelente, incluso tiene rey. Nicaragua es malo y Reino Unido es bueno, por eso tiene rey. Su noción de realidad que ubica a los países en el paraíso o en el infierno la difunden los medios convencionales manejados por los propios empresarios convencionales, conservadores y de derecha.

    Es decir, ni siquiera la simplicidad del maniqueismo que maneja la derecha en México está basada en la realidad. Los convencionales parecieran ser una secta que comparten una realidad que no es compatible con la que vive la mayoría de las personas. Si colocáramos números a esas dos partes tendrían cifras, más o menos exactas, en las urnas del 2 de junio.

    La apreciación pueril de la realidad a la que conduce el maniqueismo se manifiesta en la gran mayoría de los discursos de los conservadores dentro y fuera de la política. El debate parlamentario de la derecha está saturado de maniqueismos que arrojan insustanciales conceptos que no sirven más que para comprobar su inoperancia política.

    Así, los conservadores se refugian en la agobiante rutina del convencionalismo para reforzar su creencias sociales y policías, entretenidos en dividir buenos y malos, revolverlos, conjugarlos, dispersarlos. La condición de dividir buenos y malos es no dividirlos ni hacer que se noten sino que sorpresivamente expresen diferencias que pueden llevar al extremo del exterminio.

    El origen de esta manera de ver el mundo no sólo parece extraída de una película del siglo pasado sino que tiene sus orígenes en la religión. El pecado es lo malo y lo demás, como la caridad, la bondad, la decencia, la honestidad, etc. son buenos. No hay términos medios, el propio sacerdote, desde el púlpito reafirma valores más que religiosos propios de su antecedente, el maniqueismo.

    Al ser excluyente, el maniqueísmo crea diferencias, discrimina, margina, segrega. Por si la identificación con la derecha, los conservadores incorporan primero el lenguaje maniqueista y luego las acciones, son el insumo retórico principal de los partidos libertarios, como el que se gesta en Monterrey, Nuevo León, llamado así, sucursal del organismo político en el que milita gente como Javier Milei.

    Los personajes malos y los buenos son enfrentados en muchas de las alocuciones de personajes estridentes de la oposición en las cámaras. Estos personajes no debaten dan señales a través de sus palabras clave, basados en principios maniqueistas. Son los signos vitales de la ultraderecha.

    El maniqueismo es la pieza esencial en el discurso de la derecha que impulsa la polarización, como un proyecto sostenido, orquestado y estratégico diseñado para desatar la violencia. El Chile, la asociación Libertad y Desarrollo ha tomado la ofensiva contra el gobierno de Gabriel Boric, con una disidencia soterrada pero efectiva que se esconde en el discurso moralista con evidentes matices maniqueos.

    Lucía Santa Cruz, consejera de Libertad y desarrollo en una columna publicada en el diario El Mercurio de ese país, titulada “El maniqueismo hoy”, Señala: El sesgo más característico de nuestro tiempo ha pasado a ser el maniqueísmo, que solo permite percibir la realidad en dos perspectivas mutuamente excluyentes: por un lado, el reino de la luz, la verdad y la virtud, y, por el otro, las tinieblas, dominadas por Satanás, donde radican el mal, la mentira, el egoísmo y la perversión. Así, la sociedad, las ideas y las personas, infinitamente complejas, se dividen, sin matices, en dos bandos irreductiblemente irreconciliables, enfrentados en una guerra sin cuartel. El maniqueísmo, que en sus orígenes fue una herejía cristiana, hoy día, aplicado a la política, no abandona la lógica religiosa y, en consecuencia, puede prescindir de los datos empíricos, si ellos no calzan con su particular visión”.

    La ultraderecha anuncia su llegada a América Latina en una red de estrategias que tienen como hilo conductor el discurso maniqueista, el cual al apoyarse en una moralina conservadora atrae y a algunos cautiva.

    Sembrar las ideas del maniqueísmo es convencer a los mexicanos de la necesidad de un golpe de Estado, porque la ultraderecha nunca podrá obtener el poder por medio de las urnas.

  • La oposición se monta en la reforma

    La oposición se monta en la reforma

    La oposición alarga su agonía en la reforma al Poder Judicial, primero trató de evitarla, ahora, ya con reglas nuevas se aferrará a ella como a un clavo caliente para sobrevivir. Opositores en los partidos y la sociedad de clase media ahora podría concursar en los cargos dentro de ese poder para figurar y, desde ahí, tener influencia para definir el rumbo de la política del país.

    Los partidos de oposición fueron rechazados del Poder Ejecutivo, del Poder Legislativo, ahora lo único que les queda es pelear por un cargo dentro dela burocracia del Poder Judicial, una vez que sean expulsados de este poder tendrán que empezar a preocuparse por su sobrevivencia, situación en la que debieron pensar desde los días en que mandaban a elaborar encuestas engañosas que mostraban sus empates técnicos ilusorios.

    El innegable lazo entre Norma Piña y la oposición, principalmente panista, decidió levantar el paro en todo el país, aunque con casi la mitad de sus integrantes en desacuerdo, para montarse, puntualmente, a la carrera judicial desde el consevadurismo. Para el proyecto de la derecha de recuperar espacios para rescatar privilegios, no hay cargo pequeño, el problema que tiene la derecha es que cuenta con gente poco preparada para concursar en serio, por un cargo. Todo lo ha tenido regalado, desde la Presidencia de la República hasta las legislaturas plurinominales.

    La derecha tiene en sus principales miembros a personas con cargos importantes penales, desde lavado de dinero hasta fraudes, y desvíos de fondos, complicidad con el narcotráfico, así como peculado y hasta asesinatos. La propia candidata a la Presidencia de la República concursó por ese cargo cometiendo delitos graves, cuando ella, como senadora, influía en los contratos a favor de su empresa. Ninguno de ellos puede ser juez sin antes ser juzgado por la opinión pública y las leyes.

    Anteriormente, la derecha lo tenía todo, porque teniendo en el bolsillo, en el más amplio sentido de la palabra, al Presidente de la República, éste se encargaba de dominar al resto. La división de poderes de la que muchos anuncian fusión o un logro popular, es una novedad para una derecha acostumbrada a no pensar en la política, aunque no así en la economía familiar.

    Sería muy ingenuo pensar en que la lucha por la reforma al poder Judicial se convertiría en una secretaría del Ejecutivo, a estas alturas. El método de selección ha convocado hasta a panistas como Roberto Gil Zuarth, x secretario particular de Calderón, durante su usurpación, quien quiere ser ministro dela Suprema Corte de Justicia, a pesar de su pasado delictivo y su tendencia imparcial de ver la realidad y su estilo muy personal de interpretar la ley.

    Hay desconfianza en la reforma y sus resultados, pero no deja de ser, para los conservadores, la última oportunidad para tener espacios que puedan darle vida a la oposición en general, ante su agonizante existencia que quieren revivir con gritos en las cámaras y estridencias en los medios.

    Resulta tentador para los conservadores concursar, pueden ganar en un golpe de suerte o de Estado desde ese espacio, pero también en la derrota tendrían argumentos al decir que no fueron elegidos por lo fraudulento del proceso impuesto por la reforma al Poder Judicial.

    Sean cuales fueren los resultados para que los conservadores se mantengan con un par de juzgados, los días del PAN y del PRI, están contados. Tienen al enemigo en casa, la división interna los condena a morirá ante la negativa de renovarse.

    A pesar de que tradicionalmente en el Ejecutivo y el Legislativo se han descubierto corruptelas muy graves, dignas de varias cadenas perpetuas por robar al pueblo, el Poder Judicial resulta ser el más sucio de la historia de la administración pública de México.

    Apenas es posible ver una pequeña parte de los delitos cometidos por jueces, magistrados y ministros, habrá material, seguramente, para una enciclopedia, que registre las violaciones a la ley, a todas las leyes y todos los derechos.

  • La necrofilia como consigna panista

    La necrofilia como consigna panista

    La maestra Ifigenia Martínez murió con una gran lucidez mental, contrariamente a lo que afirma la oposición, cuyos miembros distinguidos aseguran que fue extraída de un hospital para entregar la banda presidencial a la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

    La oposición ha tomado desde hace varios años a los muertos como su estandarte ante la falta total de propuestas y verdaderas críticas al sistema y nada ha podido comprobar.

    Desde tiempos de la pandemia, cuando según los merolicos del sistema del pasado y ex presidentes aseguraban que México tardaría más de 20 años en terminar de vacunar a la población, y después asegurando que hubo más muertos que no se registraron, y responsabilizando a una estrategia reconocida mundialmente, como un error, culpando a este esquema de salud de haber podido evitar muertes.

    Arremetieron en nombre de los muertos tanto que su candidata solicitó preguntar a los difuntos algunos datos sobre la realidad del país.

    Así llegó también los daños causados por el huracán Otis en Guerrero, cuando afirmaban los medios tradicionales que no había atención a los damnificados, mientras se podía apreciar el paso de camiones del ejército a cuadro.

    Luego, en el huracán John, sucede exactamente lo mismo. Hasta un diario de circulación nacional inventa una marcha de protesta, con foto de otro lugar, para difundir que los guerrerenses protestan por la falta de atención.

    Porque ahora a los medios bien se les puede catalogar como partidos políticos y a sus “líderes de opinión” como activistas de derecha, porque definitivamente periodistas no son. Personajes como El Dóriga, Marín, Ciro, Loret, Cárdenas, Brozo, Mauleón, etc. no pueden llamarse comunicadores sino escribanos asueldo que intentan obligar a creer en una realidad que no existe.

    De ahí que se le llame a la política de oposición una especie de carroña ideológica como única corriente política puesta en práctica por ellos y el lamentable fallecimiento de la Maestra Ifigenia Martínez, muestra que la política que los llevó casi a perder el registro por la falta de votos, seguirá caminando hasta que desaparezcan.

    El PAN sostiene su registro de alfileres por su falta de militantes, cifra que seguramente podría quitarle el registro si en este momento el INE realiza el padrón de partidos políticos.

    El sostén tradicional del PAN es el clero, cuyos sermones políticos coinciden con la lía pragmática de ese partido, al a que no puede llamársele ideología sino una especie de encubrimiento de delitos que tiene a la impunidad como sacramento.

    Hasta el momento no ha habido nadie quien le ponga un alto a los sacerdotes que hacen política desde el púlpito. El antecedente de Nicaragua que envió a curas al Vaticano, y la connotación de ese país como sucursal del infierno por una oposición que nunca ha visitado ese país, es una de las causas por las que no se les toca a los sacerdotes, si ocurriera los medios convencionales utilizarían sus espacios destacados para argumentar falta de libertad religiosa, cuando en realidad lo que se consigna es la violación de la Constitución por parte de los sacerdotes, de más de una religión, principalmente los católicos.

    Existe el antecedente de repetir una votación en San pedro Tlaquepaque, Jalisco, por la evidente intromisión del cardenal Juan Sandoval Íñiguez en las elecciones durante la campaña, a finales de septiembre de 2021.

    Iba a suceder lo mismo en Zapopan, este año, pero el Tribunal electoral de Jalisco, en manos de Enrique Alfaro, fue benévolo y dejó el triunfo al partido derechista Movimiento Ciudadano, cuyo militante Gibrán Ramírez, afirmó, dentro d esa política necrófila, que la maestra Ifigenia Martínez había sido utilizada como escenografía.

    La oposición basa en la muerte de los mexicanos su principal plataforma política, debería cambiar sus estatutos para darle lugar a esta especie de política de terror porque en realidad lo que necesita la oposición son muertos para seguir sobreviviendo en la política, viviendo del erario, en cargos desde donde pueda fortalecer sus intereses, rescatar sus privilegios y asociarse con empresarios evasores y delincuentes comunes y como el pueblo es el que pone los muertos, por lo que dicen rezar luego de colocarlos en la línea de fuego, propicia en esas sociedades un golpe de Estado.

    Las historias que la oposición creó alrededor de la muerte de la maestra Martínez y Hernández, los muestra en su verdadera dimensión, mientras la derecha opositora destruye, en la verdadera política se construye.

  • Las armas las carga la ultraderecha

    Las armas las carga la ultraderecha

    Ahora que la agonía de PAN, PRI y MC es evidente, la ultraderecha empieza a mostrar diferentes rostros, buscar espacios y robar posiciones.

    Por un lado, la muerte inminente de los partidos tradicionales y, por el otro, el inicio de un sexenio inédito en la historia de México. Escenario propicio para surgir como fuerza social que nutra al mito de la inseguridad como principal problema del país.

    Momento en el que la Asociación Mexicana de Usuarios de Armas de Fuego AC, encabezada por Luis Antonio Merino, toma las calles en una marcha que no llega a 30 integrantes y se expresa frente al Senado donde entregaron una carta dirigida a Ifigenia Martínez para impulsar la práctica del artículo 10 de la Constitución que permita que la población esté armada, sin acreditación.

    Reclama la selección de la sedeña que crea filtros para definir a las personas que pueden usar las armas de fuego, a lo que llaman decisión arbitraria, ya que, según ellos, es un derecho de todos los mexicanos. Según Antonio Merino “Portar un arma de fuego para nuestra seguridad, con sus respectivos permisos o licencia, no te hace un asesino ni un delincuente, es para defender el bien jurídico tutelado más preciado, el cual es la vida y la de nuestra familia, un ciudadano legalmente armado es el complemento, no el sustituto de la seguridad pública”.

    Esta propuesta fe apoyada en 2016, en vísperas del sexenio de Morena, por el entonces senador del PAN; Jorge Luis Preciado, quien propuso la modificación del artículo 10 de la Constitución para extender el derecho a poseer armas a negocios y automóviles del usuario.

    Es decir, anula cualquier organismo de seguridad, pública o privada que pudiera reducir la inseguridad relativa a la delincuencia común. A la petición de esa minoría hicieron eco algunos medios convencionales a pesar de que saben que detrás de esa agrupación está un partido político de ultraderecha llamado Partido Libertario, encabezado por Víctor Hugo Becerra, Rubén A. Flores y Guy Verdi, con sede en el Barrio Antiguo de la Ciudad de Monterrey. Una sucursal a ritmo de acordeón y bajo sexto del partido argentino de Milei.

    En su declaración de principios, que recuerda cualquier discurso al azar de Javier Milei, señala: “Nuestra visión es clara: construir un país próspero y pacífico, donde los habitantes gocen de la libertad de generar riqueza, progreso y bienestar, respaldados por el respeto a los derechos fundamentales, la salvaguarda de la vida, la seguridad y paz social, la protección de la propiedad privada, y la promoción del estado de derecho, igualdad jurídica, libertad económica y social de cada individuo. Abogamos por limitar las funciones del Estado a seguridad, justicia, telecomunicaciones, salud, relaciones internacionales, buen gobierno y defensa de la soberanía nacional”.

    Añade: “Se debe promover una participación amplia de la iniciativa privada en salud, educación, energía, agua, telecomunicaciones, transporte, ciencia y tecnología, sin descuidar a los sectores más vulnerables. Promovemos el federalismo, otorgando mayor autonomía a los gobiernos municipales para su desarrollo con recursos propios, atrayendo inversión privada y mejorando las condiciones de vida de los mexicanos”.

    Además, exigen: “el libre mercado de mercancías y capitales para el desarrollo individual y empresarial de México. Defendemos la propiedad privada, la libre competencia y activamente evitaremos la creación de monopolios u oligopolios que perturben el ciclo económico”.

    Entre los “anhelos” de los milites está: “Un país donde puedas portar un arma para tu legítima defensa…”

    Mientras el gobierno reclama las ventas de armas que según la Corte Suprema del vecino país, deben investigarse, como empresas como Smith & Wesson Barret, Glock, entre otras, que venden armas a los narcotraficantes, la AUAF, insiste en que los mexicanos que puedan adquirir un arma de fuego, deben tenerla y usarla, contra quienes ellos consideren que son delincuentes.

    En la tienda que se ubica en el centro de esa ciudad norteña, pueden encontrarse playeras con la imagen de Pinochet. Milei, Porfirio Díaz, y otras con caricaturas ofensivas contra el Che Guevara, y otros personajes progresistas.

    No desperdician espacios para demostrar que existe una íntima relación entre la Asociación de Usuario de Armas de Fuego y ese partido que seguramente tiene muy pocos militares y carece de registro, pero seguramente buscará a personajes como Eduardo Verástegui y la ultraderecha española para fortalecerse en México y qué mejor que la sultana del Norte para arrancar el largo viaje al pasado.

    La ultraderecha sabe que por la vía de las urnas nunca podrá tener un espacio político en México, pero por la fuerza de un golpe de Estado podría encontrar en el intento aliados importantes que hasta pueda cederles el mando de un gobierno espurio.

  • A pagar impuestos

    A pagar impuestos

    Seis años no fueron suficientes para que los mexicanos tuviéramos conciencia de la cantidad de evasores fiscales que existe en el país. Era esencial, vital incluso para la buena salud de las finanzas públicas la llegada de la reforma al Poder Judicial para que saliera toda la podredumbre de los delincuentes.

    En estas operaciones están implicados no sólo los comerciantes, empresarios, consultores, renteros, que discretamente, pero de manera constante evitaron mermar sus ganancias evitando pagar impuestos o pagar menos, incluso forzando, con triquiñuelas que Hacienda les regrese dinero.

    En esas acciones están implicados los evasores, sus contadores, abogados, jueces, ministros y magistrados. Nadie puede negarlo. La evidencia es tal que pueden escribirse enciclopedias con acciones ilícitas de quienes no pagan impuestos y sus cómplices.

    Para un grupo de empresarios un buen contador no es aquel profesional preciso en las cuentas sino aquel que puede pagar menos impuestos, evadirlos o hacer que Hacienda regrese dinero al evasor. Lo mismo sucede con abogados y el resto de esa fauna que es evidente perpetra un delito, es decir son delincuentes.

    En México la impunidad ha sido una constante entre quienes tienen dinero. La justicia castigaba a los pobres y las leyes se aplicaban con severidad sólo a ellos. La discreción ala que obliga todo delito, creí una cadena de complicidad que formó no sólo grupos, bufetes, barras, consultorías, fundaciones, etc., sino que se infiltró en la política con la anuencia de partidos como PAN y PRI, cuyos líderes otorgaron espacios incluso en el Poder Legislativo y en el Ejecutivo.

    El hecho es que la evasión es un delito que afecta a todos los mexicanos, un delito grave que involucra afectaciones a salud, educación, bienestar, vivienda, cultura, etc. sin embargo, nunca hasta ahora se ha convocado, desde ningún espacio, público privado, denunciar esa transgresión.

    En México se pide denunciar hasta a quienes tiran basura en la calle, pero no se invita a denunciar a los evasores fiscales, delincuentes que actúan con premeditación, alevosía y ventaja contra una multitud de afectados. En nuestro país el evasor convive con sus víctimas y no lo sabemos.

    En los últimos años más de un consuetudinario evasor fiscal, reclamaba al gobierno carecer de medicamentos para los niños con cáncer, o vacunas y camas de hospitales durante la pandemia, cuando el origen de esas carencias era su deshonestidad en el pago de impuestos, que, en estos casos llega al homicidio de esos niños, cuya vida decían proteger.

    La discreción que los envuelve en un manto de honradez que compran también con dinero y es gracias a la red de complicidades que mantienen secretos que por generaciones se han beneficiado de estos ardides que terminan por crearle una grave crisis económica a México y a los mexicanos.

    Puede ser el que le renta la casa donde vive el ciudadano, el restaurante al que le dice que no a la factura al pagar al gasolinero, el carnicero, el mecánico, etc. No se trata de hacer una sociedad de chivatos, pero sí con compromiso social, que pueda denunciar los delitos puntualmente. Uno de los problemas por los que el narcotráfico es condenado por los gobiernos es que no paga impuestos, pero el delito en el fondo es el mismo. Algunos vender mercancías lícitas y otros ilícitas pero ninguno paga impuestos.

    Durante el nazismo y entre las acusaciones que se le adjudican a los cubanos de los años 60, se habla de una sociedad que, para salvarse de castigos o congraciarse con el gobierno, denunciaban a sus vecinos, amigos y hasta familiares de no estar de acuerdo con la ideología imperante. Ahora no es el caso, sino que habrá que ayudar a poner al corriente la justicia violentada por quienes deben investigar, sentenciar y sancionar a los delincuentes.

    Ahora sólo se trata de denunciar, incluso de manera anónima, un delito que por mucho tiempo simuló no ser ninguna infracción y que estuvo a punto de convertirse en una actividad normal, permitida y que cuando era descubierta, tenía todo el derecho de alcanzar la impunidad.

    Existen verdaderas fortunas creadas con la evasión fiscal, acumulación de dinero que no siempre tiene fines comunes, ni siquiera nobles. Son el insumo principal de discriminación y el clasismo. Nadie está en contra de la riqueza, pero limpia de evasiones y delitos, que no es muy común en México.

    Ahora no es el caso, sino que habrá que ayudar a poner al corriente los desequilibrios que produjo la justicia violentada por los que deben investigar, sentenciar y sancionar a los delincuentes.

    Es un delito clasista, elitista, que fortalece la discriminación e impulsa la desigualdad. Es decir, es un delito que lacera a todos los ciudadanos todo el tiempo.

  • Militarización, según la derecha

    Militarización, según la derecha

    Quienes combatan la inseguridad debe contar con un alto grado de legitimidad en la sociedad para ser efectivos, de tanto nivel que los delincuentes sepan que detrás de las armas y el uniforme hay un pueblo apoyando las batallas y dejen de infiltrarse en la sociedad para convertirla en su cómplice.

    Así, se garantiza la seguridad de las personas con la certeza de que las personas apoyan a quienes los protegen. Si en algún momento las fuerzas armadas fueron enemigos del pueblo, de los estudiantes, de los jóvenes, de los maestros, del pueblo, es hora de convencerlos que somos el escudo que consolida su fuerza en la guerra contra la delincuencia.

    Es verdad que los militares se ganaron su lugar en el desprecio de los mexicanos, principalmente en los años 60 y 70. De Díaz Ordaz a Peña Nieto los militares obedecieron órdenes equivocadas de comandantes supremos equivocados y espurios. El error no es de quien obedece sino de quien ordena.

    Las dictaduras militares de América Latina contribuyeron de manera importante, en el desprestigio de los uniformados, la represión, tortura, desaparición como medidas de orden en esta parte del continente alejaron a los militares de la población.

    Quienes fueron utilizados para combatir al pueblo en México tuvieron tiempo para rectificar su propia historia. Ahora, los herederos de esos represores quieren impedir el olvido y la reestructuración que realizan todas las fuerzas armadas en el mundo. Para los conservadores mexicanos las luchas del pasado son presentes y las actitudes de la historia deben ser inamovibles para poder entenderlas. No entienden la permanente evolución lógica de las sociedades de nuestro país y el mundo.

    Esos mismos conservadores que impulsaban y justificaban la represión ahora exigen que los militares reduzcan sus atribuciones frente a la violencia y sea la violencia la que impere para magnificar un problema que desde el inicio del sexenio se ha inflado mediáticamente como parte del nado sincronizado que mostraba un enemigo común desde trincheras diferentes.

    Definitivamente no es el mismo Ejército bajo el mando de Calderón que bajo el mando de Claudia Sheinbaum. La cantidad de votos, la legitimidad, la inteligencia, la ideología, la trayectoria, los estudios, la visión de país, etc. Los muestra en puntos antagónicos de la historia. Así también las estrategias de los militares.

    La necesidad de los conservadores por mantener todo estancado para así poder entender la realidad y situarse en el presente tiene una constante que en este sentido les da elementos válidos para el debate y que tiene que ver que México padece como vecino al consumidor de drogas más grande del mundo. Esta condición no ha cambiado en más de un siglo e impone violencia en México obligadamente.

    La inseguridad para los conservadores es un cheque en blanco, lo mismo la usan para desgastar a un gobierno, que para comprar y vender armas con el pretexto de las batallas por la tranquilidad social. La inseguridad ha sido parte reiterada y esencial del discurso de la oposición, la exageran o la reducen según sus necesidades políticas. Saben que, al incorporarse a la Guardia Nacional, su utilización política se reducirá considerablemente.

    Es decir, la intensidad de la inseguridad nada tiene que ver con los niveles de guerra que tratan de someterla. Los factores políticos de la inseguridad se reducirán considerablemente y podrá medirse con mayor precisión y atacarse con eficiencia.

    La derecha retoma la mala reputación del pasado de los militares y las expresiones de violencia a causa del narcotráfico. Por mucho que se eleve el consumo de drogas en México nunca será igual o similar al que existe en Estados Unidos. La violencia es a causa de la droga sus rutas, precios, clientes, socios, etc.

    El panorama que combina mala fama de los militares y marinos y la violencia, sin patrimonio de la derecha. Su complicidad que mantuvo por tres sexenios Genaro García Luna, y personajes anteriores, incluyendo generales y presidentes de la República, requieren libre juego para el crimen organizado como el que se desarrolla desde hace años en Guanajuato.

    La llegada de la Guardia Nacional a la Sedena complica la complicidad de la derecha con el narcotráfico, sobre todo en una fusión realizada por la izquierda en el gobierno. En remembranza de los golpes militares que reprimieron al pueblo escogen la palabra militarización que tiene que ver con el control del Ejército de la política y en su nombre rescatan en el discurso y el debate hechos que nada tienen que ver con el Ejército ni con la seguridad, como fue el caso de introducir, con calzador, la matanza de Tlatelolco del 2 de octubre en el debate del Senado como una continuidad de la opresión.

    Militarización es un proceso de represión y control sobre la sociedad y la política. La presencia de militares en las calles y caminos es la consolidación de un nuevo pacto nacional, incluso fraternal, entre uniformados y mexicanos.

    En todo caso se policializa el Ejército pero no se militariza la policía. En los congresos locales ya se aprobó y nada hay que hacer más que vigilar que el objetivo de erradicar la inseguridad se cumpla. El manejo mediático de los términos que sólo surgió al discurso de la oposición para desgastar.

  • La ultraderecha se reinventa

    La ultraderecha se reinventa

    Las palabras de la senadora panista María de Jesús Díaz Marmolejo, La Chuya, fueron una profecía para la vida política de México. A partir de la amenaza de linchar a quienes votaran por la aprobación de la reforma al Poder Judicial, se desataron los demonios conservadores que una andanada de violencia organizada y extendida sin precedente en el país.

    Paralelamente las derrotas de la derecha intensifican la violencia en el país. Los desastres continuarán y la violencia podría crecer si no se le detiene.

    Nadie se sorprende al ver que los medios convencionales no sólo justifican las agresiones sino que las niegan en algunos casos y en otros las integran como parte de las libertades civiles de los mexicanos.

    El desmoronamiento de la oposición y la urgencia por rescatar privilegios muestran el desdén por la mayoría de la población y hace evidente el choque con la historia contemporánea de tal suerte que cada día es más difícil ganarle a Morena en las elecciones. Sería más factible que un nuevo partido de oposición surja de las propias bases morenistas que esperar a que algunos de los tres partidos de oposición actuales puedan ser competitivos en las elecciones de los próximos años.

    Pero la aristocracia mexicana no puede espera ni la escisión de Morena ni la reconstrucción de la oposición y su único camino es el golpe de Estado y para lograr. lo debe crear grupos de derecha que puedan atraer reflectores, al mismo tiempo que desgasta la imagen del gobierno por iniciar.

    El ensayo general del golpe llevado a cabo en la toma del Senado el día que se votaría para aprobar la reforma al Poder Judicial, donde además de los hijos de políticos del PRI y del PAN, de primer nivel, se mostró un grupo al que debe ponerse mucha atención, los jóvenes coordinados por José Mario de la Garza, quien se presenta como líder estudiantil, desenmascarado como hijo de José Mario de la Garza Marroquín, como aglutinador de estudiantes de universidades privadas, como el ITAM y el Tec de Monterrey, y entrenador de grupos de choque.

    La embestida de universidades privadas es cada vez más intensa, por ejemplo, veremos qué pasa con esa lamentable agresión, si el Tec de Monterrey no despide al agresor de Gerardo Fernández Noroña, de su cátedra es que está de acuerdo con esa política violenta y golpista, formando parte de estas acciones violentas con los representantes populares.

    José Mario de la Garza es un litigante permanente contra el gobierno, igual que el bufete Basham, donde trabaja el agresor de Gerardo Fernández Noroña. De la Garza forma parte del Consejo Nacional de Litigio Estratégico, bisagra del PRI, PAN y PRD en las pasadas elecciones, bajo el mando de Claudio X. González.

    José Mario de la Garza Marroquí no es un líder; es una pieza más en el proyecto de golpe de Estado. Convoca a través de las redes a estudiantes de universidades privadas para que se unan a su organización a través de los correos de fundaciones como las de Claudio X. González, entre otras del mismo dueño.

    La conformación de grupos de estudiantes de derecha recuerda a agrupaciones de triste historia e intensa violencia como fue el MURO, Movimiento Universitario de Renovadora Orientación, entre cuyos objetivos estaba “combatir la intromisión comunista en la UNAM, coadyuvar a la dignificación del ambiente universitario y defender los valores trascendentales de nuestra máxima casa de estudios”. El FUA, Frente Universitario Anticomunista de Puebla, fundado en 1955, que llegaron al asesinato y agresiones que llevaron a muchos estudiantes al hospital.

    La agrupación de Garza Marroquín tiene similitudes a grupos fascistas por su corte conservador, que recuerdan las acciones de los Osos Grises, por su esquema de operación, creada en Turquía en 1968, que opera en varios países contra el comunismo y en defensa de la ultraderecha, impulsores de golpes de Estado, homicidios, sabotajes. A esta organización pertenecía Ali Agca, quien intentara asesinar al Papa Juan Pablo II, en 1981.

    A diferencia del MURO o el FUA, que combatía actividades, movimientos líderes o grupos progresistas, la de De la Garza Marroquín, crea los conflictos, los magnifica, mantiene buenas relaciones con los medios convencionales y convierte sus actividades en parte de la oposición

  • Montajes o rompecabezas golpistas

    Montajes o rompecabezas golpistas

    La estrategia de la derecha mexicana de armar montajes para luego colocarlos como pruebas de inestabilidad política ya es un juego muy manido. Crean ambientes ficticios que han formado parte de denuncias de todo tipo para desgastar al gobierno cuando en realidad sólo es un pequeño grupo de supuestos inconformes actuando según el pago que les darán por realizar ese circo.

    Sucede lo mismo con las fake news que surgen sin ningún recato en los medios convencionales y días después esa fantasía se convierte en tema de conferencias y hasta de libros escritos al vapor, como complemento de mentiras, situaciones que nunca sucedieron.

    Un ejemplo claro fue la carta que supuestamente había firmado Genaro García Luna, a la cual sólo dieron espacio los medios convencionales, dando por un hecho que se trataba de un documento auténtico, cuando en realidad ni siquiera el inculpado estaba enterado de su existencia. A partir de esa carta se le acusó a las más altas autoridades de México de tener nexos con el narco, como si fuera real una carta que por órdenes superiores difundió al esposa del criminal sentenciado a cadena perpetua.

    La agresión al Senado donde participaron los hijos de algunos militantes del PAN y del PRI como guías de boy scouts de parvulitos para hacer y deshacer en el recinto, ahora es pretexto para tratar de echar abajo la aprobación de la reforma al Poder Judicial. Recurrir a una imaginaria ingenuidad de la población para allanar el camino de lo que la oposición considera es política debería ser sancionada severamente.

    Desde luego que de inmediato unos denunciarían represión y los medios gritarían a los cuatro vientos que su libertad de expresión estaba coartada, como si la mentira fuera la realidad y lo demás sólo anécdotas aislados.

    Las trampas informativas de la oposición no solo son repetitivas sino previsibles. De un acto aparentemente espontáneo surgirán otros como si se tratara de un evento nodriza que dará frutos al por mayor en beneficio de la falsedad.

    La política de la derecha carente de ideas y propuestas, debe basar su andar por el panorama mediático a partir de montajes, exigiendo perfección en toda acción del gobierno y cuestionado cualquier declaración, proyecto o programa que emane de las oficinas de gobierno en sus tres niveles.

    La oposición dejó de hacer política para dedicarse a ser la fe de erratas del gobierno. Como sucedía con los conquistadores españoles que destruían los ídolos de los ancestros para imponer una religión únicamente con la divulgación de dogmas de fe. Sin más arraigo ni evidencias que las palabras de los sacerdotes que llegaban al nuevo mundo.

    Los conservadores tienen esas raíces creen que la población carece de memoria, insisten en que quienes votaron por el actual gobierno son ignorantes y que son fáciles de manipular o comprar. No les queda otra, porque de no ser así ellos quedarían precisamente como avaros que quiere recuperar los viejos privilegios, así como los curas lloraban por perder sus lujos con las Leyes de Reforma.

    Los montajes son la herramienta favorita de una derecha que sólo tiene el teatro y el circo como única forma de hacer política. Habrá quienes les creen que, afortunadamente, cada día son menos.

    Mientras haya alguien que crea en las mentiras, voluntaria o involuntariamente, son una abstracción que se aproxima peligrosamente a la verdad.