Etiqueta: Luis Tovar

  • Lo que está parejo no está chipotudo

    Lo que está parejo no está chipotudo

    Menos cuando se trata de esclarecer si alguien es víctima de persecución política y menos si hay de por medio algún tipo de violencia de cualquier tipo contra cualquiera, especialmente cuando se trata de las mujeres.

    Pero todo esto viene a colación del suceso en la Cámara de Diputados donde el actor del desaguisado vuelve a ser Cuauhtémoc Blanco. Para empezar, vayamos un poco atrás: el gobierno de Morelos durante el sexenio del ex jugador pasó con más pena que gloria; desde su nada atinado ejercicio de gobierno, hasta las diversas acusaciones tanto de corrupción como el abandono del estado dejándolo a merced de sus operadores.

    Esto por supuesto que no pasó desapercibido por la entonces candidata a la presidencia de la república quien, en un acto a puerta cerrada, señaló el entorpecimiento de las acciones de Cuauhtémoc al proyecto de la entonces candidata a gobernadora. No obstante lo anterior y fiel a la dinámica de MORENA de tapar el sol con un dedo, se premió al ahora ex gobernador con una diputación federal que más pareciera servirle por aquello del fuero que por el aporte legislativo que pudiera ofrecer.

    Ahora el problema está en esta serie de acusaciones que se vienen encima para el morenista; por supuesto que en este país (se supone) existe la presunción de la inocencia, pero la cuestión acá radica en el impacto negativo que se genera hacia la ciudadanía. Digamos que más allá de adoptar una posición firme y clara en la que se someta el señalado al marco de la legalidad y la legitimidad, se opta por operar para que la maquinaria aplastante de la mayoría, no permita que se investigue si existe o no alguna falta, más allá de la gravedad del supuesto o probable delito.

    Eso es lo que hoy en día lastima al movimiento, que lejos de que MORENA se auto obligue a demostrar la probidad de todas y todos sus principales liderazgos, se prefiera dejar trozos enormes de dudas que comienzan a fracturar la vida interna del movimiento en general. Esto no significa que se ponga a Cuauhtémoc como culpable en automático, sino que pareciera o se da la impresión de que lo verdaderamente importante es cobijar al señalado que demostrar su inocencia por los causes adecuados o como resultado de las investigaciones.

    Nuevamente mal, muy mal queda MORENA en la Cámara de Diputados de frente a la nación, se sigue con la lógica de evidenciar las diferencias al interior, de establecer la ley del más fuerte o el que más adeptos tiene para continuar con el control de las voluntades a manera de demostrar un músculo que se va haciendo más flácido para la ciudadanía que sigue creyendo en un proyecto encabezado por Sheinbaum.

    A como están las cosas, todo parece indicar que el proceso de descomposición irá en aumento sin que se vea posibilidad de detenerlo, en una de esas y teniendo el contexto de la aparición de nuevas fuerzas políticas, no se dudaría ni tantito que los de enfrente se organicen y les den un buen susto para el 2027.

  • Disculpa no pedida, culpa aceptada

    Disculpa no pedida, culpa aceptada

    Y si no se acepta la culpa (que es lo más probable) cuando menos vergüenza si les generó a los protagonistas de ese bochornoso momento durante el pasado domingo cuando Monreal, Velasco, Adán Augusto y compañía, no se percataron de la presencia de la presidenta. Puede que la distracción sea una nimiedad como dice Sheinbaum, pero puede que no. Puede que sea cualquier cosa (muy lejana a un desaire), o bien, puede que el suceso sea algo así como un reflejo de que no todos andan en el mismo canal. 

    Claro que el acontecimiento ha sido motivo de diversos señalamientos, empezando por los “opinólogos” del mundo opositor que hasta lo que no come le hace daño, pero también, en honor a la verdad, ha alcanzado la voz crítica de algunos personajes con simpatía o identidad con el movimiento “cuatroteísta” por la desatención. Solo que aquí hay que ser claros: ni muy, muy ni tan, tan; ni es tan poca cosa como para pasar inadvertido ni tampoco es como para desgarrarse las vestiduras y colocarlo en el estatus de “desaire”. Es penoso porque la convocante es nada más y nada menos la líder indiscutible del movimiento social y político más importante de este siglo y, por si fuera poco, se trata de la presidenta de este país. Así que, en un evento de esa naturaleza, la atención se centra en el liderazgo y el mensaje de quien convoca, especialmente por el espíritu de la concentración, lo demás sencillamente es lo de menos.

    Ahora bien, de los protagonistas del hecho habría que decirlo con toda claridad, de manera obligada debían estar pendientes de los movimientos de la presidenta, no por la pleitesía o los protocolos acostumbrados por la vieja práctica política, sino por respeto a la investidura presidencial que un día sí y otro también, deja en claro que la prudencia es una marca que trata de afianzar desde el ejercicio de gobierno. Así lo ha demostrado en diferentes ocasiones cuando ciertos temas de trascendencia como la ley contra el nepotismo o la iniciativa contra la cobranza delegada han generado una serie de polémicas innecesarias. Más que desaire, si se coloca en su justa dimensión, digamos que el suceso se trató simplemente de un descuido.

    Pero el problema aquí no es en sí el descuido, sino todo el contexto en general, ya que si se revisa a detalle, pareciera no tratarse de un hecho aislado, sino de toda una lógica de prestar poca atención a los detalles. Imagínense si una desatención de este tamaño se presenta con la presidenta de la nación, ¿qué no ha de pasar abajo con la militancia morenista o con los simpatizantes del movimiento que no se ven ni se escuchan por ningún lado? Por esa razón creo que el problema es más allá del acontecimiento y que sí es un reflejo fiel de que no todos los liderazgos están conscientes del momento que se vive. Pareciera que todo mundo está más preocupado por la agenda propia que por la situación del país, al fin y al cabo, el espacio les permite trazar una ruta hacia futuro olvidándose penosamente del momento que vive el país y de la necesidad que se tiene de fortalecer al movimiento.

    Estas líneas no pretenden ser una crítica sin ton ni son, no se pretende justificar lo injustificable pero tampoco abonar a la exageración como han pretendido otros medios. Pongamos un claro ejemplo: en el periódico “El Universal” bajo un texto de autoría de Guillermo Sheridan se deja entrever a López Beltrán como artífice de un partido de Estado que ningunea a Claudia Sheinbaum. Ni una cosa ni otra, a estas alturas, la presidenta del país ha demostrado que al pan, pan y al vino, vino; las decisiones de gobierno no se van a someter a capricho de unos cuantos y tampoco se avalarán decisiones que vayan en contra de la voluntad popular. Si alguien está desatento o va contracorriente, lo más seguro es que termine por perderse en el camino. Allá ellos.

  • El cinismo de Salgado Macedonio

    El cinismo de Salgado Macedonio

    ¿Qué necesidad tiene Claudia Sheinbaum de opinar sobre las declaraciones de Félix Salgado Macedonio cuando el país atraviesa un periodo interesante con eso de los aranceles? Claramente ninguna, pero el hecho de que no haya necesidad no significa que se deje pasar la oportunidad para avisarle al patriarca guerrerense que, si no hay pleito abierto, cuando menos lo traen entre ceja y ceja en la presidencia. ¿Por qué? Sencillamente porque ese cacicazgo de Guerrero es de lo más incómodo que hay en MORENA y cada vez cuesta más trabajo negar su influencia negativa para el movimiento. Y eso que, ni siquiera hay que escarbarle a fondo, así nomás por encimita queda claro cómo este caso, al igual que muchos otros en el mundo guinda, se la pasan cometiendo atrocidades en sus estados gracias al descarado nepotismo que, dicho sea de paso, se permitió desde la dirigencia de ese partido. Ah, eso en cuanto a la dirigencia y hay que ser críticos en verdad, pero, ¿y las voces al interior de MORENA que prefirieron callar cuando designaron a Evelin Salgado como candidata dónde quedaron? Pues nada más y nada menos que en el silencio cómplice que de frente acusa y por la espalda convalida para no arriesgarse a perder los privilegios.

    En ese sentido, hay aquí dos cosas que observar: una dirigencia complaciente a los chantajes de los caciques estatales y una serie de dirigentes que pierden hasta el sentido común cuando se trata de perpetuarse en el poder. Imagínense, si de por si esto es por demás cuestionable y y que estamos hablando de Guerrero, agreguemos el cinismo que caracteriza la actividad política del senador guerrerense, pues dicho cinismo alcanza niveles jamás antes vistos, y si no, pongamos como ejemplo ese discursito mamón de que una eventual candidatura (hablando de sí mismo), no sería producto de la herencia, sino de la voluntad del pueblo guerrerense ¡hágame usted el favor! O sea que, para el legislador, tanto el cacicazgo como el control de la actividad política en su Estado, emanan de la voluntad popular y no del capricho y contubernio de unos cuantos. ¡Ver para creer!

    Caray, que vergüenza es que exista un movimiento tan amplio y plural en el país con liderazgos tan pobres, porque eso entonces deja ver que no hay diferencia alguna entre lo que denunciamos y lo que hacemos… Peor aún, ni siquiera se busca guardar las formas o cuando menos disimular, el descaro es tal, que abiertamente se expresa la podredumbre, aunque se pretenda hacerse el chistoso como si con eso se limpiara la mancha. Estando así la cosa, quienes nos identificamos con el movimiento parece que nos vamos enfrentando a un dilema, ¿se construye una nueva era desechando de manera valiente a personajes como Salgado Macedonio o callamos cobardemente (como hasta ahora) y dejamos que se joda el movimiento? Ahí sí que cada quien decida y se haga responsable, total, para algunos el rechazo de la militancia, bien vale ser Secretario de Educación ¿verdad Mario?

    Pero bueno, dicho lo anterior en esta referencia a Guerrero en particular, habrá que recalcar: ¡no, no y no! No hay toro, lo que hay es un wey que cree que el futuro político del Estado le pertenece por gracia divina, se llama Félix Salgado Macedonio y ponerlo en su lugar, no debería ser cosa de Sheinbaum, sino de aquellos que aun cuentan con cierta solvencia moral en MORENA, y que por cierto, cada vez son menos.

  • MORENA y los caballos de Troya

    MORENA y los caballos de Troya

    Entre la clase política que fue perdiendo presencia e injerencia en la vida pública, quizá fueron los ligados al poder económico los que más resintieron el repudio de los millones de electores que otorgaron su confianza a la Cuarta Transformación. Algunos de ellos optaron por atrincherarse en los negocios turbios con un bajo perfil que les permitiera beneficiarse de los contratos de gobierno sin hacer tanto ruido. Otros prefirieron apostarle abiertamente a la confrontación pensando que podrían abonar a un imposible triunfo de la oposición y los otros, no pocos habría que decirlo, optaron por tatuarse la camiseta del morenismo para adentrarse lo más profundo posible a la vida interna de ese partido incluyendo la administración pública.

    De estos tres casos, los primeros siguen nadando de a pechito en los pasillos del poder legislativo y del ejecutivo con operadores que dedican el tiempo completo a obtener las mejores oportunidades para sus principales jefes, ya sea comprando voluntades o cobrando favores. Aquí el cabildeo no sería en sí un problema si la participación de las empresas fuera justa, pero como se ha visto en muchos casos, la corrupción desde dentro sigue permeando, sobre todo cuando se ha permitido que espacios de decisión queden en manos de alguno que otro que sirve al interés de quien lo colocó y no al proyecto como tal. Aquí la fórmula para erradicarlo es sencilla, baste con poner orden y revisar con lupa la actuación de cada quien, y si no, para muestra el botón del sistema nacional anticorrupción. El segundo caso pudiera ser el menos malo, que en un sistema democrático, un grupo de cualquier naturaleza política, dedicara sus energías (y recursos) a cuestionar u oponerse al proyecto de la 4T es normal, al final de cuentas de eso se trata la participación y para eso sirven los distintos foros de expresión.

    Sin embargo, el tercer caso es el más temible de todos, ya que el chapulineo se hace presente por todos lados sin que se vea por donde se cierre la puerta morenista a esta nueva clase política que viene emergiendo con mucha fuerza desde comienzos del mandato de López Obrador. Lo temible es que algunos de ellos inciden directamente en el acontecer partidista desde dentro, pero será aún peor, pues ahora comenzarán una etapa de desdoblamiento que les permitirá tener mayor alcance ahora que está en puerta este proceso para la constitución de nuevos partidos políticos como lo prevé la ley.

    Entre todos los grupos que buscan hacerse de un partido político a partir del próximo año, los más cuestionables serán sin duda los que manifiestan cierta identidad con la 4T. Paradójicamente, aquellos que provienen de fuerzas contrarias u opositoras, tienen perfectamente definida la estrategia a seguir, se sabe cual es su ideología a la perfección y no se duda en lo más mínimo que su principal bandera es oponerse a todo lo que signifique el obradorismo o su continuidad con Sheinbaum a la cabeza del movimiento. Pero los que se dicen estar de lado de ese espectro de la Cuarta Transformación, son en algunos casos, los que siembran la duda acerca de las verdaderas motivaciones. Por eso resulta incomprensible que morenistas con afiliación busquen crear un nuevo partido, no porque se cuestione su derecho a hacerlo, mucho menos si su postura frente al actuar partidista queda de manifiesto, lo cuestionable es que forman parte de las estructuras que fortalecen la burocracia partidista por encima de programas y principios, eso es lo que se cuestiona. 

    La crítica una vez más es a la dirigencia, no basta con emitir comunicados de la comisión de honor y justicia amagando con iniciar procesos de expulsión, hace falta fajarse por completo y comenzar a realizar una purga antes de que el caballo de Troya se les adentre aun más.

  • ¡Venceremos!

    ¡Venceremos!

    El pasado martes durante la conferencia del pueblo, tuve la oportunidad de apreciar una imagen que me pareció impactante y que me generó una sensación de triunfo y satisfacción como militante de un colectivo con orientación ideológica firme. Esa imagen era nada más y nada menos que la nueva versión de aquel emblema de antaño llamado “Hecho en México” acompañado al pie de la contundente frase ¡Venceremos! 

    No puede generar en mi persona mayor beneplácito el ver como el proceso de transformación política en nuestro país entra en una nueva etapa en la que resurge la necesidad de mirar hacía dentro reconociendo la fortaleza que posee la capacidad constructora y creativa nacional, dándole la importancia que merece y colocándola donde siempre tuvo que estar, es decir, en las prioridades de la política pública en aras de abarcar todos los campos productivos de la sociedad. A eso hay que agregar lo que significa la palabra ¡Venceremos!, el aliento que deja en claro que puede que tengamos la adversidad enfrente, sobre todo en este clima internacional, pero que, teniendo una postura firme, como se ha demostrado hasta hoy, representa la clave para salir victoriosos. Venceremos es en sí un grito de guerra que hoy acompaña las acciones de gobierno de la mano de la unidad popular, de un sentido más justo y equitativo que incluso colocará a este país en el liderazgo definitivo de los pueblos del centro y sur del continente y eso es de reconocerse. 

    Venceremos no es un grito de desesperación, sino un canto de libertad definitiva cuyo camino se ha trazado desde nuestro nacionalismo sí, pero también de nuestro internacionalismo como pueblo hermandado con las naciones del mundo, especialmente con nuestra América Latina que ve en este país al hermano que apuesta por generar naciones más prósperas y justas para hacer frente al modelo neoliberal alejándose de toda sumisión. Venceremos es un llamado poderoso cuyo eco llegará a retumbar en otros continentes y que dará paso a una nueva manera de relacionarnos con la comunidad internacional.

    Venceremos no es demagogia, es unidad e identidad nacional, es una sentencia de que este país dio un gran salto hacia la igualdad y la equidad para acabar con la pobreza y la marginación; para que el poderoso comprenda al fin que toda postura imperialista, dentro y fuera de nuestras fronteras, solo quedará como un penoso accidente de la historia que nos dejará una sola enseñanza: el predominio de las fuerzas decimonónicas no es eterno, puede llegar a su fin cuando se involucra a todas y a todos y cuando se suman fuerzas de distintas naturalezas para hacerles frente.

    Venceremos es un sueño común que exige nuestra participación sincera pero también organizada para que las nuevas generaciones gocen del fruto de la lucha democrática por la que dieron su vida miles de personas en México y en otros países. Venceremos es hoy una realidad que alberga la esperanza que quisieron robarnos pero que jamás pudieron, por más que se amenazaran las ideas.

    El plan está ahí bien definido con esta campaña y habrá que reconocer el invaluable aporte de todos los que han participado: sociedad civil, empresarios, estudiantes, campesinos, comunicadores, maestros, todas y todos merecen un reconocimiento como también lo merece la presidenta de este país a la que seguiremos respaldando desde el lugar donde nos toque estar. Venga como venga la adversidad, ¡VENCEREMOS!

  • ¿Qué Haces Pedro?

    ¿Qué Haces Pedro?

    Ha de ser muy difícil para muchos militantes de MORENA comprender por qué existen personajes como Pedro Haces en las filas de ese partido, ya sea ocupando cargos importantes, coordinando actividades o conduciendo proyectos. Ha de ser difícil ver cómo lo suntuoso se convierte en el sello principal de algunos correligionarios del morenismo cuyas fortunas probablemente seas de origen lícito, aunque, cuando se proviene precisamente de movimientos diametralmente opuestos como en este caso, la duda salte por doquier; ha de ser difícil cuando la austeridad y el humanismo son valores que se pregonan como símbolos diferenciadores del movimiento y terminar aceptando que son bastantes los que distan de eso que se le conoce como austeridad. Ha de ser difícil porque atreverse a señalar o cuestionar la presencia de estos personajes en el movimiento, puede significar el veto o la condena a la descalificación.

    Ha de ser difícil mantenerse en las siglas de MORENA tragando hiel a menudo cuando lo primero que se cuestiona la militancia es ¿quién cuida la delgada línea que existe entre lo legal y lo legítimo de las fortunas de algunos personajes? O preguntarse ¿Qué herramientas posee MORENA para constatar la honorabilidad que deben tener los dirigentes si se ha priorizado la rentabilidad electoral por encima de la congruencia desde la dirigencia pasada? En ese sentido, hasta hoy algo queda claro: nadie se ocupa de verificar ni lo legal ni lo legítimo y menos de examinar a detalle si un personaje es o no apto para realizar tareas como coordinar la operación política de la bancada más numerosa e importante del Congreso de la Unión. Cosa por demás grave si se toma en cuenta que dichos personajes, en nada reflejan lo que se supone es en sí el espíritu del movimiento: “no mentir, no robar, no traicionar”. ¡Dejémonos de rodeos!, ha de ser difícil tragar la hiel que provocan las acciones de algunos dirigentes con nombre y apellido sin poder siquiera hacer gestos, no vaya a ser que se molesten las cúpulas que definen el rumbo del quehacer partidista.

    Así, sin rodeos, hay que expresarlo de manera clara: MORENA no debe permitir que la legitimidad del movimiento se ponga en entredicho colocando en manos de estos personajes responsabilidades significativas por más que hayan sido elegidos bajo las siglas de ese partido. Mucho menos se debe permitir que el poder concentrado en apenas unos cuantos, logre enquistarse a tal grado que definan las decisiones a futuro, muchas de ellas tendientes a afectar la credibilidad del movimiento en el corto plazo. Y no es necesario ir tan lejos, si se quiere tener una muestra de lo escrito aquí, pongamos el siguiente ejemplo: el atentado de Pedro Haces a la clase trabajadora al presentar la iniciativa del descuento obligatorio a trabajadores por el cobro de créditos de nómina, propuesta que inmediatamente exigió una declaración de veto por parte de Claudia Sheinbaum. “Yo espero que no la apruebe el senado de la república y si la llegara a aprobar, la vamos a vetar”.  Por donde se vea y por más que se desviva el Diputado dueño de la CATEM por justificar la propuesta antipopular, lo cierto es que deja en claro que va en contra de los ideales del movimiento que lo llevó a la representación popular (aunque sea pluri) y lo que es peor: va en contra del sector al que supuestamente representa desde el espectro sindical.

    Por eso la advertencia de Claudia Sheinbaum era más que obligada y, como en otras ocasiones, categóricamente rechaza toda posibilidad de permitir bajezas de este tamaño. Sin embargo, aquí algo podría tomar mayor relevancia, incluso más que cuestionarle a la presidenta su postura frente a la iniciativa (pues la respuesta es congruente con su compromiso expresado hacia la clase trabajadora), sería más relevante cuestionarle su opinión respecto al personaje y las motivaciones reales de su iniciativa puesto que sería ingenuo pensar que detrás de dicha iniciativa no se vea la mano de otros personajes y sus compromisos adquiridos de cara a los siguientes procesos electorales. Por supuesto que la firmeza de Sheinbaum, aun y con lo categórico de su sentencia guarda en sí cierta prudencia, para algunos oficiosos del quehacer político parecerá suficiente dejar clara la postura hacia él o los destinatarios, para otros, más radicales, puede que se quede corto el señalamiento, pero eso ya el tiempo lo dirá. Cuando menos hoy se debe reconocer la respuesta inmediata de Sheinbaum en el sentido correcto. 

    Entre que son peras o son manzanas, habrá que preguntar ¿Qué Haces Pedro? Este movimiento exige rectitud, compromiso, congruencia y lealtad, más no colocar a los trabajadores a merced del interés del poderoso, para eso están los de enfrente, contra los que seguiremos combatiendo hasta que alcancemos completa libertad sindical, hasta que logremos la justicia social.

  • El inédito respaldo a Sheinbaum

    El inédito respaldo a Sheinbaum

    “Cuenta usted en estos momentos y siempre con el decidido apoyo del sector empresarial” dijo Francisco Cervantes a Claudia Sheinbaum apenas hace un par de días en Palacio Nacional durante la reunión con empresarios convocada por la mandataria para analizar el tema arancelario y los resultados de su llamada con el mandatario de la Unión Americana. El presidente del Consejo Coordinador Empresarial, o sea, la cúpula del sector privado reafirmó con esa frase el respaldo que había externado a la presidencia de la república tras las declaraciones de Mr. Trump y todo parece indicar que se trata de una postura sincera y no de una simple declaración. De hecho, el propio encuentro refleja que se ha generado un pacto de unidad de este sector con el gobierno de nuestro país dejando entrever que las posiciones partirán del interés general sin descuidar los propios, algo así como equilibrar la balanza en aquello de la legalidad.

    Esta relación que va consolidando al gobierno federal con los empresarios frente a la política de Trump merece todo un análisis porque no es cosa menor, en mi opinión marcará un hito en la historia de nuestro país para bien. Como antecedente, hace un par de semanas decíamos en este espacio que con la llegada de Trump había más cosas de qué ocuparse que de las cuáles preocuparse, o bien que serían más las oportunidades para México sobre las cosas a las que se pudiera temer. ¿Por qué? Pues sencillamente porque el sector empresarial como principal afectado de las medidas arancelarias terminaría por estrechar de alguna forma su relación con el gobierno de Sheinbaum y eso a la postre, no solo permitiría hacer frente común, sino que adicionalmente podría sentar las bases para que se priorizara un modelo de crecimiento y desarrollo que priorizara lo local mejorando las condiciones laborales. Aunado a lo anterior, este nuevo modelo capaz de blindarse apoyado en la protección social ya enraizada por el gobierno federal a modo de tener una relación con Estados Unidos más justa en el terreno económico también fortalecería (como sucedió el martes) al principal liderazgo político de este país, que no solo conduce sus destinos, sino que además carga a cuestas con un movimiento plural que se configura como principal fuerza política. Dicha fortaleza, habrá que expresar con claridad, no es que sugiera la desaparición de otras fuerzas con ideologías completamente distintas, sino que desafía las existentes que prefieren regresar a los tiempos en que la sumisión se convertía en la principal característica frente a Estados Unidos.

    También como dijimos hace un par de semanas, no hay que restar importancia a las maniobras de Mr. Trump, solo hay que ponerlas en su justa dimensión, hay que ocuparse; pero también hay que reconocer que esta pausa arancelaria no es cualquier cosa, por más que acá en México inunden las redes diciendo lo contrario, se trata de establecer nuevas reglas que tengas puntos clave en las negociaciones de ambos lados pues a Estados Unidos le conviene más el amigo cercano que el enemigo más cercano. Quizá leyendo entre líneas se pueda comprender por qué señala Claudia Sheinbaum que la relación comercial (digna, agregaría yo) fortalece a América del Norte frente a otras regiones del Mundo.

    En fin, está por verse un mes interesante donde el avance del plan México puede dar muchas sorpresas positivas sin que nos libremos de los discursos simpáticos del presidente Trump pues seguirán siendo el pan de cada día. Pero, si a cada declaración responderemos con una acción como hasta ahora y mantenemos la unidad, la evidencia arrojará que frente a Estados Unidos hay más oportunidades en esta etapa que cosas por preocuparse.

  • Sheinbaum frente a Trump: más oportunidades que algo que temer

    Sheinbaum frente a Trump: más oportunidades que algo que temer

    El recién juramentado presidente 47° de los Estados Unidos de Norteamérica no anuncia en esta etapa nada nuevo en realidad, mantiene el mismo discurso y emprende las mismas acciones del pasado que lejos están de sorprender a propios y extraños; éstas apenas sirven para alentar los deseos de desestabilización de los mexicanos que se oponen a la consolidación de la Cuarta Transformación en nuestro país y qué, conforme pasan los días, no encuentran manera alguna de mantenerse en el escenario político mexicano. 

    Por supuesto que la preocupación existe en varios sectores, especialmente en el mundo empresarial que sabe perfectamente lo que representa para sus intereses una posible expulsión de connacionales, pero al mismo tiempo, esa preocupación se ajusta a la dimensión del amago con alertas encendidas claro está, pero hasta ahí. Pareciera que hay más elementos para ocuparse que para preocuparse. Por eso, entre esa diferencia entre preocuparse y ocuparse, el arribo de Trump como presidente puede traer consigo una amplísima oportunidad para el gobierno de Claudia Sheinbaum de crear nuevas y mejores condiciones para la población mexicana; cuando menos así queda demostrado con la estrategia de atención que tiene preparada desde hace meses nuestro gobierno.

    En eso de ocuparse la cuestión es bastante sencilla: Los empresarios mexicanos cuentan con la certeza de que la presidenta del país es de carácter firme y no se doblegará ante ningún amago, ostenta el principal liderazgo del país, no está sometida a ningún grupo de interés y, sobre todo, tiene el respaldo de la población envidiable para cualquier mandatario del orbe. Esto provoca que el poder económico o una buena parte de éste, busque adaptarse a una nueva realidad que obliga a caminar de la mano con el gobierno actual y eso significa hacer un frente común que beneficie a las mayorías. Una alianza de esta naturaleza como hasta ahora se ha configurado, por supuesto que augura estabilidad y allana el camino hacia la prosperidad por más utópico que pudiera parecer. Al mismo tiempo, queda claro que la economía mexicana puede fortalecerse si se prioriza lo local y se garantiza la protección social como viene sucediendo en el gobierno. Entonces, si se analiza desde esta perspectiva, observamos una relación gobierno-IP más sólida que nunca con un trato respetuoso y con objetivos en común que deja en el olvido la supeditación muy característica de los gobiernos del periodo neoliberal.

    Expresado lo anterior y sin dejar de insistir en la “preocupación” en su justa dimensión, con optimismo creo que esta nueva etapa del presidente Trump al frente de la Unión Americana traerá consigo más y mejores oportunidades para nuestro país, incluso que lo que hay que temer es poco frente a los beneficios que arrojará consolidar la alianza descrita en el párrafo anterior pues encaminar los preceptos de la Cuarta Transformación no excluye a los empresarios, sino todo lo contario, los asume como motor de desarrollo y parte fundamental de nuestro país.

    Conforme transcurran las semanas se irá constatando que el país se encamina hacia el liderazgo definitivo que incluso hoy lo coloca con mejores expectativas que las de la nación canadiense frente al señor Donald Trump; a ese liderazgo vendrá la adhesión no muy lejana de los países latinoamericanos que ven en la Cuarta Transformación un modelo digno de adoptar para transformar su realidad. Por eso, la actitud firme de la presidenta Claudia Sheinbaum, incluso sus propias declaraciones, dejan muy en claro que, por donde se mire, es más lo que se logrará para el país en la relación bilateral con el gobierno de los Estados Unidos que el riesgo que se corre. Perdón por la ironía, pero ¿imagínense si hubiera ganado la oposición?

  • Claudia Sheinbaum no se doblará frente a Washington

    Claudia Sheinbaum no se doblará frente a Washington

    Parece que, en este país en su contexto político, por fin el bloque opositor encontró al líder que necesitaba para hacer frente a la Dra. Claudia Sheinbaum. No, para nada hay que pensar en la desaparecida Xóchitl Gálvez, menos en Alito, Marko, Jorge Romero o Máynez. Desde el país vecino del norte aparece Donald Trump para encabezar (sin saberlo) las andanadas de ese sector de la clase política que busca a toda costa mantenerse en el escenario. Así que se respiran aires de internacionalización de los hoy pequeñísimos partidos PRI y Acción Nacional, mismos que, al desgastar la verborrea esa de que en este país se avanza hacia la dictadura, no les quedó de otra que tomar como bandera al bastante divertido presidente electo de la Unión Americana.

    La cosa es muy sencilla: a 100 días del gobierno actual la ruta está bien definida hacia la prosperidad, sin que eso signifique que no habrá algún traspiés. Los cimientos están firmes, el proyecto claro y la ejecución pareciera ir por el camino correcto, sobre todo con las grandes reformas constitucionales que seguramente allanarán el camino. Esto deja atrás los señalamientos de que Sheinbaum es centralista y autoritaria con una cerrazón al diálogo y ni modo, les toca echar porras al presidente Trump para que haga realidad las amenazas que profiere un día sí y al siguiente también.

    Aquí algo es bastante curioso, durante la sesión pasada de la Comisión Permanente del Senado, Guadalupe Murguía, coordinadora de la bancada del PAN, señaló que “ha quedado claro una absoluta continuidad con el gobierno anterior, y se ha consolidado un gobierno de la 4T”. Es curiosa la declaración de la senadora, pues pareciera seguir sin comprender que precisamente eso dispuso el electorado en las urnas, es decir, tanto la continuidad como la consolidación de la Cuarta Transformación. Pero no sólo eso, acusa de que la base de este gobierno (el de Sheinbaum) se centra en los programas sociales. Habría que aclararle a la senadora que la justicia social es un precepto que hoy se coloca al frente del ejercicio de gobierno para acabar con la barrera de desigualdad que se heredó durante décadas. Y ya para rematar: dice la senadora panista que, respecto al arribo de Trump, la postura del gobierno mexicano ha sido la de minimizar y banalizar las amenazas contra el pueblo. No pues con razón anda la oposición por la calle de la amargura, ¿Qué postura habría que asumir frente a una serie de declaraciones del presidente electo estadounidense? Ni modo de entrar en un debate estéril carente de sentido cuando ni siquiera se ha hecho el cambio de gobierno; se deben tomar providencias como se ha hecho hasta el momento, pero de ahí a encender las alarmas pareciera gastar pólvora en infiernitos.

    Sin embargo, no es precisamente tirar de a loco al señor Trump, sino colocar el discurso en la justa dimensión, evidentemente presionará nuestra política exterior, pero por fortuna, tanto la presidencia como quien hoy está al frente de las relaciones exteriores y, especialmente de la economía, poseen los elementos suficientes para contrarrestar cualquier embate del próximo presidente de Estados Unidos.

    En fin, la porra opositora se alista para celebrar toda acción de Trump contra México, pero nuestra presidenta ha dado muestras de que no se doblará frente a Washington en ningún momento, ni que estuviéramos hablando de Vicente Fox. Atrás quedó la supeditación de nuestro país al país vecino, atrás quedó el “comes y te vas” Hoy vivimos una postura de iguales y mientras se siga apostando por el fortalecimiento interno, poco hay que temer.

  • Las organizaciones campesinas, última llamada

    Las organizaciones campesinas, última llamada

    A 100 días de estar al frente de la presidencia de la república, Claudia Sheinbaum consolida un gobierno que destina sus esfuerzos al cumplimiento de todos los planteamientos hechos en campaña, especialmente los relacionados con las reformas constitucionales que crisparon el ambiente político, dada la resistencia de la cada vez más desdibujada oposición de este país. 100 días han bastado para dejar en claro que el proceso de transformación tiene liderazgo firme de la mano de la presidenta, al mismo tiempo de que cuenta con el respaldo popular como se demuestra en los recientes ejercicios demoscópicos. 

    Por supuesto que, en el ejercicio de gobierno, todas las acciones deben medirse periódicamente para constatar los alcances de las políticas públicas implementadas, y si bien es cierto que 100 días podrían considerarse para algunos como una golondrina que no hace verano, también hay que recordar que este gobierno es la continuidad del anterior y que aspira a establecer el famoso segundo piso de la Cuarta Transformación. Así que 100 días de logros tangibles son un buen comienzo que exige de la Dra. Sheinbaum mantener el paso hasta su consolidación definitiva.

    Ahora bien, lo más destacable es que el nivel de aprobación se encuentre en ese margen (algunos lo sitúan entre el 78 y el 80%) porque refiere la identidad de una buena parte de la sociedad con su presidenta alejando la narrativa falsa de la polarización, pues esto refleja que las campañas de desinformación y calumnias orquestadas desde las esferas de las redes sociales no rebasan en lo absoluto ese ámbito. Quizá sea hora de que la clase política amorfa pero aglutinada en el bloque opositor, se ponga a trabajar realmente en propuestas que beneficien a las mayorías si no quieren desaparecer.

    Pero no todo es miel sobre hojuelas, la herencia desastrosa que nos dejó el periodo neoliberal requiere de mucho más que un sexenio y 100 días para revertirse. Dos rubros requieren especial atención: la inseguridad y el campo. En el primer caso, propios y extraños deben reconocer que en el sexenio anterior se priorizaron las causas y eso no puede estar mal, todo lo contario; a partir de este periodo de 100 días se transita a una nueva fase en la que se siguen atendiendo las causas, pero también se implementan acciones frontales y contundentes encabezadas por la presidencia y su gabinete de seguridad, pero ejecutadas por García Harfuch que, en el balance, parece tener un saldo positivo. Ojo aquí: acabar con los vínculos corrupción-narcotráfico-violencia en el orden que quieran someterse, va más allá de 100 días, pero insisto, para muchos pareciera que se va por el camino correcto.

    El segundo caso es de suma relevancia: la crisis en el campo no es tema menor cuando ésta se ahonda cada vez más y pareciera que, en el caso mexicano, puede empeorar con el arribo de un Trump recargado a la presidencia del país vecino en el norte. Apenas hace dos días, Luis Hernández Navarro publica un artículo imperdible en el periódico “La jornada” (https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/01/07/opinion/campo-mexicano-nadar-con-los-tiburones-2445) que deja dos sentencias de miedo para una obligada reflexión. Uno: que nuestra autosuficiencia alimentaria se ve cada vez más lejos y dos: El riesgo que corremos de quedarnos con un campo sin campesinos.

    Ambas posibilidades no pueden achacarse a otra cosa que no sea el modelo neoliberal porque las evidencias de sus efectos están latentes en las parcelas de cada pequeño y mediano productor. Digamos entonces que la crisis no puede someterse a la responsabilidad de este gobierno y el anterior que buscaron atender las causas primeramente, pero lo que si se puede someter a escrutinio es el qué hacer de aquí en adelante para revertir el abandono. 

    Con responsabilidad y con la sensibilidad que caracteriza a Claudia Sheinbaum en temas como este, pareciera haber llegado la hora para que el gobierno dé un giro entorno a la interacción con las organizaciones campesinas sin que eso signifique regresar al viejo esquema clientelar que caracterizó a muchas de ellas y que dejó plena evidencia de un manejo nada transparente de los programas destinados para el campo. Parece que ha llegado la hora de que se dé paso a nuevos colectivos con una visión más progresista y con verdadera vocación campesina y ambiental que dejen atrás el viejo estilo corporativista que vio nacer cientos de cacicazgos, algunos grandes y otros pequeños, pero caciques al final de cuentas.

    Este gobierno ha planteado una serie de políticas públicas para el campo desde la Firma del Acuerdo por la Soberanía Alimentaria en Chinameca y quienes confiamos y respaldamos dicho acuerdo suscribiéndolo en su totalidad, tenemos claro que para poder materializarlo, debemos entenderlo como el último llamado a las verdaderas organizaciones campesinas con tradición de lucha y otras nuevas que habrán de emerger para participar en un diálogo abierto, respetuoso y fraterno para ser partícipes de la política pública. Sólo así estaremos en condiciones de hacer frente al apocalíptico futuro que se le puede presentar al campo. Mientras tanto, todos al zócalo el próximo domingo.