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  • EL SUPREMO PODER CONSERVADOR

    EL SUPREMO PODER CONSERVADOR

    La semana pasada, mientras escribía la columna de opinión anterior ocurrió algo inédito, Norma Piña Hernández, Ministra Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), admitió un recurso del Partido Acción Nacional (PAN) para revertir la mayoría calificada de Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados y para ello asignó al Ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, el anfitrión de la escandalosa cena de la Ministra Presidenta con los magistrados electorales y Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”, presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Sin embargo, el Ministro González Alcántara Carrancá aclaró que se tomará el “tiempo debido” para proponer un proyecto en el pleno de la corte y reconoció que “este no podrá tener efecto reemplazar las decisiones de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en lo que a su competencia corresponda”. 

    Por otro lado, cuatro jueces de Distrito con residencia en Chiapas, Ismael Arróniz Palacios, Jorge Alberto Orantes López, Mario Felipe Mata Ríos y Mario Alberto Rivera Rivera; y Martha Eugenia Magaña López, jueza Quinta de Distrito en Morelos, solicitaron un amparo para impedir que el Poder Legislativo no discuta la Reforma al Poder Judicial de la Federación a un día del último Informe de Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador llevado a cabo en el Zócalo de la Ciudad de México. Cito lo siguiente:

    “Los quejosos solicitan la medida cautelar para efecto que el acto que se reclama: Dictamen de reforma Constitucional en materia judicial aprobado por la Comisión de Puntos Constitucionales no sea sujeto a discusión ni votación por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, ni mucho menos, de ser el caso, se turne al ejecutivo para ser sancionado (momento en que se podrá hacer uso del derecho de veto) y promulgado…Es legalmente factible conceder la suspensión de oficio solicitada por los quejosos y previo a establecer los efectos, es preciso los motivos de procedencia”.

    A través de su cuenta de X (antes Twitter), el Diputado federal de Morena Hamlet García Almaguer, denunció que el Poder Judicial pretende rescatar una idea de hace más de 188 años para usurpar facultades y así suspender las sesiones en el Congreso, el Supremo Poder Conservador. 

    ¿En qué consiste esta idea? Recordemos que México nació como una nación independiente con gran extensión territorial tras una costosa y sangrienta guerra de independencia, aunque era una nación económicamente exhausta. La construcción de la nación enfrentaba grandes problemas, así como la necesidad de definiciones sobre la organización política del país, sus instituciones y sus leyes. Conservadores y liberales se enfrentaron durante más de 50 años por la República o la monarquía o el estado laico la monarquía española.  

    Los conservadores tomaron el poder y establecieron el centralismo, restituyendo sus derechos y bienes que fueron afectados por las reformas liberales de 1833-1834. Con la declaración de las Siete Leyes Constitucionales, existieron cuatro poderes: Ejecutivo, Legislativo, Judicial y un Supremo Poder Conservador. Éste último, era un órgano-jurídico-político colegiado impulsado por Mariano Bustamante y Francisco Manuel Sánchez Tagle, era compuesto por cinco personas, con el fin de ejercer un control de constitucionalidad dentro del régimen centralista y mantenerse como una institución independiente que conserva el equilibrio y las competencias del Ejecutivo, Legislativo y Judicial. No obstante, sólo duró de 1837 hasta 1841 y fue eliminado por la Constitución de 1843.

    Si bien creían que el nuevo orden acabaría los problemas atribuidos al sistema federal, no lograron alcanzar la tan deseada estabilidad política, pues ocurrieron desgracias como el intento de separación de Yucatán y la pérdida de Texas, en la que Antonio López de Santa Anna encabezó una expedición militar para someter a los rebeldes que rechazaban la Constitución de 1824, con la sangrienta batalla del Álamo. Posteriormente, fue derrotado en San Jacinto y obligado a firmar los Tratados de Velasco con las que finalizó la guerra con Texas. 

    Actualmente, el Poder Judicial de la Federación enfrenta numerosas críticas serias por prácticas que han minado la confianza de su imparcialidad y eficacia. Problemas como una rampante corrupción y decisiones cuestionables que han generado la necesidad de una profunda reforma para así garantizar un sistema de justicia más equitativo. Más aún, se han exhibido la complicidad de ministros, magistrados y jueces con corporaciones extranjeras y el crimen organizado. 

    Durante estas últimas semanas, personajes deleznables de la derecha, trabajadores del Poder Judicial y estudiantes de las escuelas privadas y de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), han realizado paros y manifestaciones en contra de las propuestas de reformas o recortes presupuestales en diferentes partes del país, con el temor de que socaven la independencia del Poder Judicial al “reducir su autonomía, su presupuesto y autonomía financiera”. Por el contrario, lo que defienden son los privilegios de los ministros y que prevalezcan “las redes familiares en tribunales”, juzgados federales, según información del Padrón Electrónico de Relaciones Familiares del Plan Integral de Combate al Nepotismo del Consejo de la Judicatura Federal (CJF).

    No quieren discutir los juzgadores, ni sus patrocinadores del PRIAN, porque ellos apuestan a viejas ideas rancias para conservar todo tal como está a la medida de los intereses políticos, económicos y criminales que la defienden. Es condenable las pretensiones arbitrarias de los jueces y de la débil oposición, porque según el artículo 135 constitucional, establece un procedimiento para las modificaciones o adiciones a la Constitución, en el que además de la aprobación del Congreso de la Unión se debe contar con la aprobación de la mayoría absoluta (la mitad más uno) de los congresos de los Estados de la República. Además, el artículo 61 de la Ley de Amparo y la Jurisprudencia del Poder Judicial impiden que esta instancia pueda involucrarse para detener los procesos legislativos para aprobar reformas constitucionales. No enfrentamos la misma situación que el siglo XIX, porque se está construyendo una nación con organización política, instituciones y leyes que sean capaces de enfrentar problemas. 

  • Larga vida querido Presidente

    Larga vida querido Presidente

    “… El lugar de López Obrador ya está en la historia. Una historia donde va a seguir orientando el futuro. Cuánta esperanza en un presidente que se marcha con más del 60% de aprobación y se divierte con su pueblo riéndose de los jueces corruptos y (de) los EE. UU.”.

    Juan Carlos Monedero. Mensaje en redes sociales. Septiembre 2 del 2024. 

    Eran las 8 de la mañana del 1 de septiembre y las personas comenzaban a reunirse en la mayor plaza pública del país. La Plaza Roja mexicana la han calificado. Un espacio que la izquierda ha llenado incontables veces a lo largo de décadas siempre con simpatizantes, militantes, luchadores sociales, opositores a los regímenes represores, en fin, mexicanos convencidos de las expresiones de lucha por las cuales son convocados y/o convocan. 

    Este domingo pasado, no fue la excepción. Asistir al último mensaje a la nación, con formato de informe, de Andrés Manuel López Obrador era imposible de perderse, fue otra ocasión histórica. Y es que los tiempos que nos ha tocado vivir en los últimos años son efectivamente inéditos. Millones de compatriotas no han querido perderse de cualquier ocasión no vista antes en la vida política, social y económica nacional, en los años transcurridos de este sexenio.  

    La derecha intentó posesionarse de esta gran plaza, sin conseguirlo más que un par de ocasiones y no siempre contando con participantes convencidos o al menos que tuvieran disponible la información suficiente para hacer presencia en pro “de su causa”. Esa causa a la cual solo tenía acceso un pequeño grupo de dirigentes políticos, empresariales o de intelectuales orgánicos favorables a los privilegios de la oligarquía, intereses por supuesto nunca confesados a los asistentes. 

    En esta ocasión la presidencia tuvo la atención de poner a disposición de los asistentes más de 25 mil sillas, ahora ya no solamente para los invitados especiales, sino para el ciudadano sencillo que quiso despedirse de su presidente. Qué mejor manera de hacerlo escuchándolo, durante poco más de dos horas, en el recorrido, por momentos detallado de acciones, obras, beneficios, decisiones trascendentes, en fin, de una amplia diversidad de cambios y transformaciones las cuales llegaron hasta las poblaciones más apartadas de nuestro México. Hasta donde, por décadas, ningún personaje de la política se había hecho presente, tal vez desde el presidente Lázaro Cárdenas. 

    López Obrador expuso los resultados y cambios consolidados con el apoyo del pueblo durante la primera etapa de la Cuarta Transformación. Datos, cifras, avances no solamente relacionados con los cien compromisos asumidos aquel 1 de diciembre del 2018, sino otros más vinculados, o no, con aquellos. Todos esos logros se alcanzaron con el apoyo del pueblo. Pero también con el enfático reconocimiento presidencial de lo que aún falta por hacer y el atraso que aún mantenemos por el largo periodo neoliberal.

    En ese contexto reiteró constantemente su reconocimiento a la presidenta electa, Claudia Sheinbaum. Insistió en la confianza hacia la primera mujer que ocupará la titularidad de la República. Por lo menos, en tres ocasiones, inició el coro seguido por los miles de participantes: ¡Presidenta! ¡Presidenta! 

    Uno de los momentos destacados del sexto informe fue cuando el presidente preguntó quién debería elegir a jueces, magistrados y ministros del poder judicial. En respuesta, fue notable el grito de la multitud: ¡El pueblo! Para reafirmar lo anterior, el mandatario convocó a todos los asistentes al Zócalo a una votación a mano alzada sobre la reforma al Poder Judicial, planteándoles: … A ver, que levanten la mano los que piensan que es mejor que a los ministros los elija —y a los jueces— el presidente y los senadores. Que levanten la mano… Pues no veo a nadie.

    Continuó con la encuesta: Que levanten la mano los que consideren que es mejor que los elija el pueblo, a jueces y magistrados. De inmediato, miles de manos se levantaron para expresar su acuerdo. Bueno, esto ayuda a entender cuál es el sentimiento del pueblo. Apuntó. 

    En seguida, el presidente López Obrador dirigió un breve mensaje al gobierno estadounidense, a propósito de las actitudes injerencistas de los últimos días. Lo digo con todo respeto y que no olviden que la democracia en América, en Estados Unidos, comenzó eligiendo a los jueces, que no olviden eso, que en Estados Unidos así comenzó la democracia, eligiendo el pueblo a los jueces. Y si quieren bibliografía, que busquen ‘La democracia en América’, de (Alexis) de Tocqueville. Ahí está cómo se fundó esa gran nación a partir de la democracia”, remarcó. Comparto el enlace del Sistema de Universidades Estatales de Oaxaca en el cual se puede encontrar el texto citado. 

    https://www.suneo.mx/literatura/subidas/Alexis%20de%20Tocqueville%20La%20Democracia%20en%20America.pdf 

    Videos y audios grabados entre los asistentes mostraron el amor, la identificación, el agradecimiento y también la tristeza manifiesta por el inminente fin de su gobierno teniendo como foro este último evento público dedicado al pueblo. Asimismo, la expresión del sincero arrepentimiento de quien reconoció, entre sollozos, haberles creído a las televisoras que él (López Obrador) “era un peligro para México”.

    Una vez más quedó patente, en la realidad, la frase Amor con amor se paga. El contenido de esa frase cobró fuerza y se posicionó en primer plano la identificación del pueblo con el dirigente social, el político, el estratega, el visionario que devolvió la esperanza a quienes ya hasta la habían perdido. 

    En una de sus expresiones finales, López Obrador fue enfático señalando que, si los oligarcas no quieren al pueblo, por lo menos deberán aprender a respetarlo. Se despidió con un emotivo: ¡Gracias, Gracias de corazón al pueblo de México!

  • En México no hay oposición y eso es bueno

    En México no hay oposición y eso es bueno

    En México, durante los próximos tres años, no habrá una oposición significativa. Morena podrá aprobar cualquier iniciativa que desee. En casi cualquier parte del mundo, esto sería preocupante, pues atentaría contra la pluralidad de voces y podría ir en contra de los principios democráticos. Sin embargo, en el caso particular de México, la situación es distinta.

    Es importante mencionar que los partidos de la alianza opositora (PAN-PRI) han gobernado el país con una mayoría calificada, o casi alcanzándola, durante los últimos cien años. Han tenido la oportunidad de implementar reformas a su antojo durante todo ese tiempo. Ante esto, le pregunto al lector: ¿Para qué se utilizó esa aplastante mayoría? ¿El pueblo se benefició en realidad de los gobiernos actualmente opositores cuando tuvieron semejante poder? ¿Por qué el PRI (y el PAN en los últimos 20 años) no se habían quejado de la “sobrerrepresentación” antes?

    Mi posición en la primera pregunta sería que se ocupó el poder en un comienzo (a principios del PRI) en beneficio del pueblo mexicano, algunos de los gobiernos emanados de la revolución si vieron por el beneficio de las mayorías; sin embargo, conforme el PRI se acercaba a las posiciones del PAN, a comienzos del periodo neoliberal, se comenzó a ocupar el gobierno únicamente para beneficio de los empresarios y la cúpula del poder, en esa lógica también se ejercieron las mayorías en las cámaras. Del PAN hablaré más adelante

    Mi respuesta para la segunda va conectada con la primera. Nadie podría dudar que Lázaro Cárdenas (cuando el PRI aun se llamaba PNR) ayudo a la nación y al pueblo en concreto; sin embargo, las políticas y acciones que ejercieron las administraciones de Gortari, Zedillo y Peña, iban en total perjuicio del pueblo, en completa sintonía de los intereses del sector empresarial y capital extranjero. Fueron ellos los que convirtieron a México en una maquila y a los mexicanos en prácticamente esclavos.

    La ultima pregunta se responde sola, únicamente porque les beneficiaba, podían moverse a su antojo sin peligrar. No tenían que hacer consensos con los partidos opositores para poder emprender acciones que le convinieran. 

    En cuanto al PAN, debemos tomar en cuenta que sus dos gobiernos fueron con un PRIAN ya bien establecido (el PRIAN nació con el fraude de 1988), por ello es por lo cual gobernaron con mucha movilidad en el congreso, sus periodos se ejercieron en contra del beneficio del pueblo de México, ningún periodo del PAN es salvable, siempre han sido enemigos de los intereses nacionales.

    Según mis respuestas a las preguntas (invito al lector a darles respuesta también), podría decirse que el PRI, en un comienzo, ocupó su poder en beneficio de las mayorías; sin embargo, el PAN, siempre ha estado en favor de los empresarios, los corruptos y valores sumamente conservadores. El caso del PAN es sumamente digno de un análisis completo, debido a que para estudiarlos no solo nos debemos quedar en sus espantosos gobiernos, sino que, si hacemos un viaje al pasado, podríamos encontrar pasajes como que fueron pro-totalitarismos durante los años treinta. 

    Algo que comparten ambos, sin importar como llegaron ahí, es que han sido un lastre para la nación en los últimos treinta años, juntos aprobaron el FOBAPROA, juntos hicieron el fraude de 1988 y 2012, juntos llevaron a cabo la reforma energética durante el sexenio del Lic. Peña Nieto, juntos modificaron el articulo 27, juntos entregaron el territorio nacional a la minería extranjera, juntos autorizaron el incremento al IVA, juntos estancaron el salario mínimo y juntos  repartieron el país y a su pueblo a intereses particulares. 

    El pueblo se dio cuenta de todo ello, por eso buscó otra alternativa y votó por López Obrador. Tras el triunfo del actual presidente, todo su sistema se puso en Jaque, cayeron en una crisis tan profunda que hicieron de sus principales figuras a Xóchitl Gálvez, Lilly Téllez, Kenia López Rabadán, Miguel de la Madrid y un número limitado de políticos que son burlescos o no representan nada; su crisis fue tal, que como no podían parar las iniciativas del oficialismo en el legislativo, lo hicieron desde el judicial. El tamaño de su desesperación llegó a tal grado de declararse en moratoria para votar todo en contra en las cámaras. Ese es el nivel que tiene la oposición hasta la actualidad.

    El actual régimen esta tratando de hacer un cambio en las formas de hacer política, tiene el discurso de acabar con el neoliberalismo, ha sacado cinco millones de personas de la pobreza, está intentando hacer las cosas para mejor. Incluso la persona que mas esté en desacuerdo con este régimen, sería necia si dijera que lo ha hecho peor que el PRIAN. Sería aceptable que una persona no simpatizante de la cuarta transformación dijera que este es un muy mal gobierno, siempre y cuando tenga en su panorama histórico lo que hicieron los predecesores del actual presidente de la república.

    Dicho esto, teniendo en mente lo que gobiernos del PRIAN hicieron en sus últimos mandatos y su actuar como opositores en el gobierno del Lic. López Obrador, le pregunto al lector si acaso es menos sano tener a una oposición apátrida   con poder de decisión o, la concentración de poder en un movimiento que al menos trata de beneficiar al pueblo que ha sido olvidado durante los últimos 40 años.

    ¿Mí respuesta? Yo prefiero tener una concentración de poder en un movimiento que trata de transformar la forma de hacer política en México, en contraposición de una oposición apátrida que traicionó la confianza del pueblo de mí país durante sus gobiernos y, además, cuando les toca ser oposición, se manifiestan en moratoria negándose así a hacer su trabajo para lo cual les pagamos los mexicanos. Sin olvidar, claro, que la posición en la que están las actuales fuerzas políticas es derivado de un proceso democrático, la ciudadanía ejerció su soberanía para darle forma a los siguientes tres años de la vida publica de nuestra nación.   

  • La hora llegó, es tiempo de que el pueblo tome al Poder judicial

    La hora llegó, es tiempo de que el pueblo tome al Poder judicial

    A unos días de que trabajadores del Poder Judicial de la Federación iniciaran un paro de labores, el Poder Legislativo comenzó la discusión de la reforma judicial, la cual propone que el pueblo sea quien decida a los jueces, magistrados y ministros encargados de hacer valer la ley.

    Mucho se ha hablado de dicha reforma; incluso algunos estudiantes de derecho se han sumado a la lucha contra ella. El problema radica en la desinformación que existe en torno a esta reforma.

    Uno de los puntos más cuestionados es la elección popular del Poder Judicial, la cual, según afirman los trabajadores, atenta contra la carrera judicial. Sin embargo, esta afirmación es errónea, pues en la actualidad no existe una carrera judicial verdaderamente honesta.

    Se estima que el 75% de quienes trabajan en el Poder Judicial tienen o han tenido familiares ahí. De hecho, muchos de los que laboran en este ámbito han comenzado a trabajar desde los 17 años, mucho antes de estar en la carrera de derecho.

    Si hablamos de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), muchos de ellos ni siquiera fueron jueces antes de su nombramiento como ministros.

    Otro argumento utilizado por quienes se oponen a la reforma y a la votación popular de jueces, ministros y magistrados, es que con la reforma se perdería la autonomía del Poder Judicial. Este argumento también es cuestionable.

    Actualmente, los ministros de la Corte son propuestos por el Presidente de la República y ratificados por el Senado. Es decir, por más meritocrática que sea la carrera de un juez, jamás llegará a la más alta tribuna del Poder Judicial si no tiene contactos o relaciones con el Poder Ejecutivo.

    El tercer argumento, que en mi opinión merece ser considerado, es el temor de que el crimen organizado tome el control de la Corte. Este es un argumento más sólido; no obstante, en la actualidad, las resoluciones de varios ministros, magistrados y jueces han favorecido al crimen organizado. Un ejemplo de ello es la reciente resolución de una jueza federal que ordenó devolver propiedades y autos de lujo al “Mencho”, uno de los líderes narcotraficantes más peligrosos, que la Fiscalía General de la República había confiscado durante su detención.

    Otro ejemplo es la liberación del exgobernador de Puebla, Mario Marín, quien torturó y encarceló a la periodista Lydia Cacho por revelar la red de tráfico de menores del empresario Kamel Nacif Borge.

    Para evitar estos abusos, la reforma judicial propone la figura de jueces sin rostro, quienes permanecerían anónimos en casos de extrema peligrosidad, como los relacionados con el narcotráfico. Además, se sugiere que el Consejo de la Judicatura Federal, órgano encargado de la vigilancia del Poder Judicial, no sea presidido por el presidente de la SCJN.

    Es cierto que mucho está en juego con esta reforma, pero su aprobación representaría un beneficio para la justicia mexicana. Esta reforma empoderaría al pueblo de México, dándole la facultad de decidir quiénes impartirán justicia de manera equitativa y sin sesgo político o comercial.

    La discusión sobre la reforma judicial es esencial para el futuro de nuestro país. El proceso de selección de jueces debe reflejar los valores democráticos y la transparencia que tanto se necesitan en México. Solo así se podrá avanzar hacia un sistema judicial más justo, donde la justicia no esté al servicio de intereses particulares, sino al servicio del pueblo.

  • UN LEGADO TRANSFORMADOR

    UN LEGADO TRANSFORMADOR

    A seis años del inicio de la llamada “Cuarta Transformación”, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presentó su sexto y último informe de gobierno, marcando el cierre de una administración que ha dejado una huella indeleble en la historia de México. Este informe no solo es un recuento de logros, sino un testimonio del cambio profundo que ha experimentado el país bajo su liderazgo.

    Desde el inicio de su mandato, López Obrador hizo del combate a la corrupción su bandera principal. Los resultados son tangibles: la implementación de políticas de austeridad, la persecución de casos de alto perfil y la creación de una cultura de integridad en el servicio público han generado ahorros significativos para el erario y han restaurado la confianza ciudadana en las instituciones.

    Los programas sociales emblemáticos de esta administración, como “Jóvenes Construyendo el Futuro” y la pensión universal para adultos mayores, han tenido un impacto directo en la reducción de la desigualdad. Millones de mexicanos antes marginados ahora cuentan con un apoyo que les permite vivir con dignidad.

    Proyectos como el Tren Maya, el Aeropuerto Felipe Ángeles y el Corredor Interoceánico no solo son obras de infraestructura, sino catalizadores del desarrollo regional. Estas inversiones estratégicas prometen generar empleos y dinamizar la economía en regiones históricamente rezagadas.

    En el ámbito internacional, México tiene voz y autoridad moral para hacer frente a los enormes retos que representa la convivencia con otros países; bajo el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador la nación ha recuperado su dignidad. La doctrina de no intervención y respeto mutuo ha fortalecido las relaciones con América Latina y ha permitido una negociación más equitativa con socios comerciales como Estados Unidos.

    Si bien los logros son innegables, es importante reconocer que quedan desafíos por abordar. La seguridad pública sigue siendo una preocupación primordial, y la recuperación económica post-pandemia requiere atención continua. No obstante, las bases sentadas por esta administración ofrecen un camino claro para el progreso futuro de México.

    El sexto informe de gobierno de AMLO no solo cierra un capítulo en la historia de México, sino que abre las puertas a un futuro donde la justicia social, la integridad gubernamental y el desarrollo inclusivo sean la norma y no la excepción. Es un legado que, sin duda, será recordado como un punto de inflexión en la construcción de un México más justo y próspero para todos.

    UN LIDERAZGO QUE TRASCIENDE LA POLÍTICA CONVENCIONAL

    En el ocaso de su sexenio, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sigue siendo un fenómeno político sin precedentes en la historia reciente de México. Su popularidad, lejos de menguar con el paso del tiempo y los desafíos inherentes al gobierno, parece consolidarse y, en muchos aspectos, intensificarse.

    Lo que distingue a AMLO de sus predecesores no es solo su agenda política, sino la conexión emocional que ha forjado con amplios sectores de la población mexicana. En sus giras por el país, no es inusual ver a ciudadanos acercarse a él con lágrimas en los ojos, expresando un afecto que trasciende lo político y roza lo personal. “No se vaya”, le suplican algunos, en una muestra de dependencia emocional poco común en la política.

    Esta devoción popular tiene sus raíces en varios factores, uno de ellos, la autenticidad, AMLO ha cultivado una imagen de hombre del pueblo, sencillo y directo, que contrasta con la percepción de políticos anteriores, que se mostraban lejanos a la gente e incluso insensibles a la problemática social. 

    Por otro lado, la retórica constante sobre la lucha contra la corrupción y en favor de los más necesitados resuena profundamente en un país marcado por la desigualdad.

    Además, la presencia constante a través de las “Mañaneras”, conferencias diarias desde donde AMLO se mantiene en constante comunicación con el pueblo, para algunos convertido en un ritual diario. 

    Es importante notar que este apoyo fervoroso a menudo trasciende el análisis objetivo de las políticas implementadas. Para muchos, AMLO representa una figura paternal, un defensor contra las injusticias percibidas del sistema. Sin embargo, esta devoción casi religiosa no está exenta de riesgos. La personalización extrema de la política puede debilitar las instituciones y crear expectativas imposibles de cumplir. 

    Mientras México se prepara para el fin del sexenio de López Obrador, surge la pregunta de cómo este fenómeno de popularidad y conexión emocional impactará el futuro político del país. ¿Podrá su movimiento trascender su liderazgo personal? ¿Cómo gestionará su sucesión política?

    Lo que es innegable es que AMLO ha redefinido la relación entre el líder y el pueblo en México. Su legado no solo será medido por sus políticas, sino por cómo ha transformado las expectativas y emociones de los ciudadanos hacia sus líderes. Para bien o para mal, el “fenómeno AMLO” seguirá siendo objeto de estudio y debate mucho después de que concluya su mandato.

    ENGRANE #1.- Se le hizo justicia a Gerardo Fernández Noroña, y aunque muchos podemos estar o no de acuerdo en su manera de hacer política, no podemos negar que es una pieza fundamental para la consolidación de la “4T”.

    ENGRANE #2.- Se suman dos senadores del PRD a la bancada de Morena, por lo que la mayoría calificada para alcanzar las reformas necesarias se visualiza cada vez más cerca. No obstante, el tiempo puede ser testigo también de algunas traiciones contra la 4T.

  • La disidencia de WhatsApp

    La disidencia de WhatsApp

    La manera más cómoda de participar en política desde el sillón de la sala es a través del WhatsApp. Sin duda una de las formas más pasivas de la actividad social que ha dejado a parte de la clase media sin muchas ganas de salir a la calle, porque considera que con enviar un meme su posición está definida y su postura política precisada.

    La costumbre de tener todo con sólo oprimir un botón lleva a jugar a la participación política a adultos poco informados y peor capacitados académicamente. Todas las consignas de la disidencia por celular son anónimas, nadie firma, nadie muestra metodología, nadie se atreve a dar nombres de quienes lo elaboran de tal manera que en resumidas cuentas esos mensajes y anda es lo mismo, pero es la púnica manera de algunos de sentirse informados, es decir, mejor informados que la mayoría con anónimos que no tienen origen pero su destino está muy bien definido.

    El hecho de informarse cómodamente dentro de la comodidad que bien puede convertirse en prisión, habla de una postura no confortable sino temerosa. El mensaje e invasivo, porque llega directamente, sin escalas ni permiso a la vista de alguien. Ya en ese momento se trata de un acto intrusivo y, por lo tanto, agresivo, perturbador, intimidante. Un atentado a la privacidad que no siempre suele ser agradable ni forzosamente causa risa.

    En los mensajes de la disidencia de celular se toma por asalto la credibilidad de quien lo envía y abusa de la confianza de quien lo recibe. En un juego de poder que marca la superioridad de quien lo manda como ser superior ante la ventaja social y política de estar mejor informado, como parte esencial de la superioridad.

    La disidencia de WhatsApp no es un intercambio amable de información, con más imaginación que evidencias, se trata de una práctica llena de miedo. El sólo hecho de pensar que se está equivocado, producto de una inconsciente noción de ignorancia profunda, le impulsa a limitar su participación social a un par de botones. Es una lucha social aislada, que se anula a sí misma, pro llena de miedo, de inseguridad de definición y de valentía.

    Cuando se intercambia “información” por el celular se evade la participación, si hay mentira o desvío de la realidad no es su responsabilidad sino de quien lo creó, pero si gusta el mensaje agrada a la persona o la agrede según el caso. Es decir, es una agresión o el inicio de una coincidencia, al fin y al cabo, es la necesidad de ser tomado en cuenta.

    Mantener un constante intercambio de mensajes políticos anónimos resulta una enorme irresponsabilidad social, que denota inmadurez como ser humano, así como lo es la indefinición personal. Una falta de precisión de la personalidad, porque quien envía se convierte en ariete violento que termina siendo un autoengaño.

    El anonimato es la manera más cobarde de la acción política y social, se encuentra en cada mensaje que el teléfono envía como si se tratara de dar un puñetazo en el rostro de quien no piensa como nosotros. Ese tipo de mensaje denota la incapacidad de mantener un debate real, una discusión de altura, una exposición de motivos basados en el conocimiento y la información, simplemente porque no hay detrás ni información ni preparación.

  • ¿SON PERIODISTAS? ¿SON INDEPENDIENTES?

    ¿SON PERIODISTAS? ¿SON INDEPENDIENTES?

    La semana pasada, un acto hizo enfurecer a los medios de comunicación hegemónicos. Las puertas de Palacio Nacional se abrieron para recibir a periodistas, reporteros, analistas y comunicadores independientes de todo el Continente. Este encuentro refleja la relación gobierno-periodistas del sexenio del Presidente López Obrador, y a su vez, el espacio que han ido ganando las redes sociales en el campo de la información y la importancia de reivindicar esta labor que se ejerce desde la independencia.

    Todo comenzó como una madrugada normal para acceder a la mañanera, pues ahí daría inicio el Primer Encuentro Continental de Periodistas Independientes. Los aplausos no se hicieron esperar cuando el Presidente hizo su aparición, a los segundos comenzó la consigna “Es un honor, estar con Obrador”. Lo que desató una especie de bomba para los “periodistas” que se autonombran como imparciales, objetivos y profesionales. Su indignación desencadenó en una critica ofensiva y burlesca sobre el desayuno que se nos dio a quienes acudimos al encuentro, al parecer desconocen lo que millones de familias mexicanas desayunan en su día a día. 

    Comienzo por describir de manera somera el evento: Desde luego, la ideología de izquierda fue marcada entre los asistentes, aunque con diversas ideas y luchas (ambientalistas, feminista, derechos entre otros), pero dentro de esta mayoría, no se cerro el espacio a periodistas reconocidos por estar en contra del gobierno de AMLO, como Reyna Haydee. Pero quizá, las mesas de trabajo describan mayor lo que se vivió dentro de Palacio Nacional en aquel encuentro. 

    Al terminar el <<famoso>> desayuno, abordamos los distintos temas que enfrentamos como periodistas independientes. La última actividad, fueron justamente las mesas de trabajo en las que se discutieron sobre temas diversos relacionados con el periodismo y el periodismo alternativo con el fin de formular resoluciones. Fue un espacio de análisis y critica, incluso a la actual administración, ¿te imaginas que en otros sexenios periodistas independientes criticaran al gobierno en uno de los patios de Palacio Nacional ¿o en este caso de Los Pinos? Exacto, hubiera sido imposible, tanto como lo es ahora en Estados Unidos, el país de la “democracia”. 

    A este punto te preguntarás ¿Por qué el Gobierno invitó a 300 periodistas independientes? La respuesta corta es: La mañanera; y con contexto, durante los 6 años de la administración obradorista, una de las cosas que ha cambiado en la forma de gobernar es la comunicación. No solo por ser directa y sin intermediarios, sino que también por democratizar la información en el sentido de hablar para todo el mundo y que te entiendan, en otras palabras, dejar atrás el lenguaje de los tecnócratas que solo lo podían entender los abogados y economistas. 

    Sin embargo, llega el fin de su sexenio y muchos comunicadores hemos adoptado esta forma de comunicar, pero no es reconocida. Los medios alternativos representamos un contraste a la oligarquía en información, es importante señalar que los medios alternativos no solo, aunque en mayoría, se encuentran en las redes sociales; es decir, también lo son las radios comunitarias, o en los trabajos de periodistas que, de manera independiente, entiéndase por esta palabra que no hay nadie que nos “tire línea”, hace trabajo de investigación. 

    Por otra parte, algunos de las y los compañeros que acudieron al encuentro contaban con una larga y tupida experiencia como periodistas o reporteros, y muchos otros, no lo éramos con titulo de profesión, en su lugar éramos estudiantes, activistas, abogados, nutriólogos, comerciantes etc. Importantísimo aclarar que para ser periodista no es necesario estudiar periodismo, pero si se requiere una profesionalización. 

    Seguramente, a pesar de todo lo que ya escribí continua el bullicio: ¿Son periodistas? ¿son independientes? Otra vez, la respuesta corta es sí, En realidad no todos nos definimos bajo la palabra periodistas, muchos nos identificamos más como analistas, otros como reporteros, otros cuantos más como comunicadores etc. Claro que somos independientes, pero muchos militamos en la izquierda. Si algo es característico de la mayoría que acudimos al encuentro es que no nos escondemos bajo una neutralidad falsa, ni mucho menos asumimos que el periodismo es objetivo (porque en realidad es subjetivo). Si en países de Europa los medios definen sus posturas ¿Por qué nosotros no lo íbamos a hacer? 

    Por último, hay muchos temas que tocar sobre el periodismo independiente y alternativo, mientras tanto solo dejaré este articulo por aquí como forma de concientizar acerca de reivindicar esta labor de informar que no deja de necesitar de seguridad, de financiamiento y una larga lista de cosas que se ignoran de esta. 

  • Ayer

    Ayer

    Qué importancia tuvo el día de ayer y qué fuerte escenario presentó el Zócalo de la capital mexicana. El presidente López Obrador y un gran número de compañeros de la Cuarta Transformación al igual que una plaza pletórica de adherentes que también se oponen a la terrible ilegitimidad y antidemocracia del poder judicial, se volvieron una sola voz, La Voz del Pueblo.

    Sobresalió un grupo de algo más de 500 compañeros trabajadores de medios. Aclaro que se trata de algunos de esos que son súper explotados y a los que la Secretaría del Trabajo se ha negado a proteger desde la gestión de la actual Secretaria de Gobernación, Luisa Alcalde, en la ST y PS hasta la de su sucesor Marath Baruch Bolaños López.

    El grupo sobresalió porque que no se identificaba con la porra en favor de la 4T pero que tampoco es solidario con el poder judicial y menos con la derecha y fue detectado por un varón con uniforme de policía, quien los fotografió sin el menor respeto y sin la autorización de los retratados. Es una colectividad en la que participan compañeros que han denunciado los abusos patronales de muchísimos medios; son trabajadores y trabajadoras comprometidos con su conciencia de clase y su postura frente al estado y frente al capitalismo, posicionamiento que es mucho más radical a la izquierda que la de cualquiera en la Cuarta Transformación hasta hoy.

    Esos compañeros se concentraron en la plancha del Zócalo exigiendo la semana de 40 horas, el respeto a la Ley Federal del Trabajo y a los derechos de cada asalariado y asalariada en México. 

    De ahí marcharon hacia la sede del poder legislativo para exigir lo mismo a la nueva legislatura con mayoría calificada de lo que se supone es la izquierda mexicana, pero pero que a veces más parece servir a los intereses de la patronal y del capital que explota a los trabajadores y trabajadoras de todos los países en todos los continentes, pero en este caso, de este país.

    Pingües resultan las demandas de #YoPorLas40Horas frente a la tremenda necesidad de seguridad laboral, de salarios verdaderamente dignos, de trabajo en condiciones correctas, de salud, de cuidado y de seguridad e higiene que en pleno Siglo XXI que todavía no son realidad en México, y son también una demanda que subyace en la marcha de estos poco más de 500 compañeros.

    La solidaridad del resto de los trabajadores mexicanos y del mundo sigue ausente. La unidad de los trabajadores es una de las metas a conseguir por estos poquitos compañeros trabajadores, que bajo el riesgo de persecución y de represión patronal, salieron a la calle hoy, precisamente el día del último informe presidencial de Andrés Manuel López Obrador y justo a plantarle cara a él y a sus seguidores en el Zócalo capitalino y decirles #YoPorLas40Horas como primera demanda, aunque detrás hay otro montón de demandas.

    El sexenio de Andrés Manuel López Obrador termina con grandes logros con importantes conquistas de las clases populares. Sin embargo, sigue habiendo una gran deuda con los trabajadores y trabajadoras de este país, todavía  existe la explotación de los trabajadores por el capital de manera salvaje y continúa  viva la carencia de justicia, que en manos del Poder Ejecutivo de cada Entidad Federativa y del Gobierno Federal está completamente desligada de los trabajadores y trabajadoras y camina de la mano de la patronal, a quien ayudan y apoyan cuando una demanda individual o colectiva no es notificada en tiempo y forma a la patronal y está no se presenta a ninguna audiencia y no hay manera de que los trabajadores tengan y consigan la justicia que merecen de acuerdo con las leyes que ha dictado la propia patronal y por tanto, esta autoridad actúa como neoliberal descaradamente.

    La pregunta es ¿Hasta cuándo? Los trabajadores y trabajadoras de México somos quienes movemos a este país somos la energía que impulsó a Andrés Manuel López Obrador y a Claudia Sheinbaum Pardo a la presidencia, somos la fuerza popular de vanguardia que evita que los recursos de nuestro país caigan en manos extranjeras y o privadas, que solo responden y buscan su propio interés de lucro sin importarles, en ninguna forma, las verdaderas y profundas necesidades de cada uno de quienes habitamos este territorio para contagiar al resto de los territorios de Nuestra América y del mundo.

    No hemos perdido la esperanza ni las ganas de luchar; Claudia Sheinbaum Pardo tiene un compromiso enorme que cumplir con los trabajadores, porque de ella se espera mucho más que lo que logró el presidente Andrés Manuel López Obrador. 

  • El Último Eco del inicio del Cambio: Gracias AMLO

    El Último Eco del inicio del Cambio: Gracias AMLO

    Al cierre de esta columna, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, rindió de manera legal su sexto y último informe presidencial, el cual lo hizo ante millones de mexicanos que acudieron a escucharlo en la explanada del zócalo capitalino, un hecho histórico, algo que jamás había pasado.

    Desde que fue obligatorio el informe de gobierno para los Presidentes de México, estos lo presentaban ante la cámara de diputados, pero no fue hasta 2007 que luego del robo de la presidencia por el espurio de Felipe Calderón Hinojosa, el informe dejó de ser presencial y los titulares del ejecutivo se encerraban en un pequeño salón para hablar de sus mentiras, de como el país mejoraba pero solo para unos cuantos. En realidad, les informaban a sus jefes inmediatos, los empresarios y embajadores de otros países.

    Corría el año 2004 y comenzaba a escucharse algo llamado “desafuero”, que me explicaron era para evitar que AMLO fuera Presidente de México. Veía a mis padres y a mi abuelo molestos por dicha situación, y yo seguía sin entender por qué tanta admiración por ese político que la televisión mostraba como una persona algo retrasada, con un gallo en la cabeza e incluso mal vestida.

    El día llegó y lo conocí en esa inauguración. Lo escuché hablar de los planes que tenía, no solo para el deporte, sino también para los jóvenes y la educación. En ese momento, sus palabras de “primero los pobres” retumbaron en mi cabeza, y no me podía imaginar cómo ese personaje podría cambiar mi vida.

    En 2006 salí de la secundaria y cursé mi preparatoria en el Instituto de Educación Media Superior, una institución formada por ese personaje, Andrés Manuel López Obrador. Escuchaba muchas cosas negativas sobre las “Pejeprepas”, lo que afectaba mis prejuicios. Pero una vez dentro, me di cuenta de la importancia de una educación científica, humanista y de calidad, y entendí por qué había tanto desprestigio en su contra.

    Concluí mi preparatoria y continué mis estudios en la carrera de Comunicación en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, otro programa educativo impulsado por Andrés Manuel López Obrador. En ese entonces, conocí a muchas personas que jamás habrían podido cursar una carrera universitaria sin este proyecto.

    Como Jefe de Gobierno, influyó en mi vida deportiva, remodeló el lugar donde entrenaba, nos apoyó para desarrollarnos deportivamente y me brindó las herramientas para estudiar en la preparatoria y la universidad. ¿Cómo no iba a apoyarlo como Presidente de México?

    Como titular del Ejecutivo, he sido testigo de cómo ha cambiado la vida de millones de mexicanos. Aquellos que, con el neoliberalismo, no tenían ni una sola comida, ahora tienen acceso a recursos básicos. He observado cómo la inseguridad ha disminuido y cómo conseguir empleo es ahora más sencillo.

    El último informe presidencial de Andrés Manuel López Obrador no solo marca el fin de un ciclo, sino también el inicio de una reflexión sobre el impacto tangible de su mandato en la vida de muchos ciudadanos. La cercanía con la gente, el enfoque en los más vulnerables y el compromiso con la justicia social son elementos que han dejado una huella profunda en quienes hemos sido testigos de su gestión.

    A medida que avanzamos hacia el futuro, es importante reconocer el legado de este gobierno y considerar cómo sus políticas han moldeado el presente y pueden influir en el porvenir. Como durante su desafuero AMLO lo dijo frente a los legisladores “aún falta que la historia nos juzgue”, y así es, la historia juzgará el impacto total de su administración, pero para muchos, el Presidente López Obrador ha sido un catalizador de cambio que ha transformado vidas y ofrecido nuevas oportunidades a sectores de la población que anteriormente eran invisibles para el poder.

  • Siguiendo los pasos de “López” hasta la victoria

    Siguiendo los pasos de “López” hasta la victoria

    Hoy sabemos que aquellos cientos de indígenas que en 1991-92 caminaron desde la Chontalpa tabasqueña junto con Andrés Manuel López Obrador para exigir justicia y democracia en su estado, jamás imaginaron que aquellos pasos cansinos y curtidos por el asfalto y la terracería de los caminos recorridos, marcarían años más tarde: la bella época del renacimiento de México. Fue la larga marcha de los mil kilómetros un hito fundacional del obradorismo. Dormían en petates y sarapes, al lado de un cuadro de la Virgen de Guadalupe y soñaban una Patria para el humillado.

    El origen humilde y popular del más grande dirigente del México reciente ha significado una fuente inagotable de legitimidad por la congruencia de establecer desde el punto de partida de este proyecto transformador: el amor al prójimo, el amor a la comunidad, y el amor al Pueblo como las premisas y praxis del pensamiento obradodorista. Una nueva cultura política para terminar con el egoísta individualismo de la ideología neoliberal.

    Así como nadie imaginamos que aquel punto de partida derribaría mitos y derrumbaría esquemas ungidos tras décadas de falacias del régimen gatopardista del PRIAN, como el hecho de que era imposible el llevar a un hombre del pueblo profundo, un Morelos, un Felipe Ángeles, un Heberto del siglo XXI a la silla del palacio nacional -cuando más enraizada estaba la podredumbre de la oligarquía-; mucho menos alguien imaginó que lo lograríamos juntos y que además llegaríamos a un punto y aparte, exitoso y brillante, a una costa, a un puerto de luces, a la otra orilla de la esperanza, en un ciclo histórico que en esta etapa desafiante y deslumbrante acaba el 30 de septiembre, pero renace para dar paso al esplendor que simboliza el hecho incontrovertible que ahora una mujer emanada de la voluntad popular estará en esa silla de presidencial, donde nunca en la historia de México se había sentado mujer alguna.

    Vayan estás líneas para aquel señor que vendía videos Beta y VHS del Canal 6 de Julio afuera de Monterrey 50 reseñando el “Éxodo por la democracia de 1991”; también para aquel señor que siempre compartía el periódico que salía de vez en cuando llamado “Corre la Voz…” y que alumbraba de palabras entintadas las marchas de los años 90’s, o el recién finado Mario Renato Menéndez, director de “Por Esto” y de un gran grupo de periodistas independientes que llevaron los ecos de la resistencia de boca en boca; para preservar la lucha democrática del bloqueo mediático, en aquellas jornadas en que la izquierda casi nos conocíamos todos los que íbamos a marchar como una familia.

    Lo que si estoy seguro es que aquellos que caminaron más de mil kilómetros con AMLO en aquellos actos fundacionales como el éxodo de 1991 o la gran marcha silenciosa contra el desafuero de 2005 no lo hicieron empujados por un interés personal o alguna vulgar ganancia individual, sino por el más grande y radical afán colectivo: para todos todo, nada para nosotros.

    Cuando era jefe de Gobierno del DF, los miopes productores de Televisa lo llamaban Manuel López, luego empezaron con que “el señor López”, irónicamente el cineasta Luis Mandoki título así su documental, luego siguieron con “el mesías tropical”, “el dictador de Macuspana”, “tirano” y otros lamentables calificativos desde su errada lógica de intentar desvirtuarlo del cariño del pueblo; pero hoy con un 80 por ciento de aprobación del pueblo de México y aplastados en las urnas, los brillantes intelectuales orgánicos que cilindraban al PRIAN, le tienen que llamar con todas sus letras: Andrés Manuel López Obrador, el mejor presidente constitucional del México reciente.

    El 11 de enero de 1992 en el Zócalo de la capital, Andrés Manuel López Obrador ante la solidaridad del pueblo con el gran Éxodo expresó: “Hemos sido los depositarios de la generosidad de los vecinos que se han manifestado, en el pleno sentido de la palabra, como nuestros hermanos. Creemos saber con exactitud el sentido y el contenido de esta ayuda. Quienes contribuyen se sienten de algún modo representados, no tanto por un partido sino por algo que trasciende las banderas: la causa más general, más amplia, más profunda de la democracia”.

    El 1° de septiembre de 2024, 32 años después de aquel discurso, el Zócalo se vuelve a cimbrar de esperanza, se respira democracia y reina la libertad de expresión, se respeta la voluntad popular, y México ha dicho: por el bien de todos, primero los pobres. Gracias a aquellos que caminando descalzos soñaron la utopía.