El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos amplió su infraestructura de vigilancia con nuevas tecnologías de reconocimiento facial, rastreo telefónico y monitoreo masivo de redes sociales. El plan, valorado en 1,400 millones de dólares, ha generado preocupación entre legisladores y defensores de derechos civiles, quienes advierten sobre el riesgo de un uso político e ideológico del espionaje.
El ICE ha reforzado su capacidad de vigilancia con la adquisición de sistemas de reconocimiento facial, escaneo de iris, software espía y programas de rastreo digital capaces de monitorear casi todas las redes sociales. De acuerdo con el portal USASpending.gov, la agencia comprometió en septiembre más de 1,400 millones de dólares en contratos tecnológicos, el mayor gasto en este rubro en casi dos décadas. El objetivo, señalaron fuentes oficiales, es “proteger la seguridad nacional”, aunque críticos temen una expansión sin precedentes del espionaje interno.
El plan contempla la creación de centros de monitoreo en Vermont y California para rastrear plataformas como Facebook, X, TikTok, Instagram, LinkedIn, Reddit y WhatsApp. La agencia sostiene que los inmigrantes indocumentados con antecedentes criminales son su principal objetivo, pero el contrato permite modificar las prioridades “según las necesidades del Gobierno”. Esto ha despertado sospechas de que las herramientas podrían usarse también contra activistas, sindicatos y opositores políticos.
Tres de los sindicatos más grandes del país —Trabajadores del Automóvil Unidos, Trabajadores de Comunicaciones de América y la Federación Americana de Profesores— interpusieron una demanda contra el Departamento de Estado y el de Seguridad Nacional, acusándolos de ejercer una “vigilancia ideológica” basada en inteligencia artificial. En respuesta, la portavoz de la Casa Blanca, Abigail Jackson, defendió las medidas alegando que “grupos de izquierda han promovido disturbios y ataques contra agentes federales”.
Entre las compras más polémicas figuran el reconocimiento facial de Clearview AI, el software espía Graphite —capaz de hackear teléfonos sin consentimiento— y la plataforma ImmigrationOS, desarrollada por Palantir, que rastrea los movimientos de inmigrantes dentro del país. Aún no se conocen los protocolos que regularán el uso de estas tecnologías, lo que ha encendido las alarmas sobre una posible deriva autoritaria en la política migratoria de Washington.

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