Operativo de papel: DEA presume capturas del Cártel de Sinaloa que nunca ocurrieron

Una investigación del Boston Globe, retomada por El País, desnudó un escándalo: la DEA fabricó la narrativa de haber detenido a 171 “miembros de alto rango” del Cártel de Sinaloa en Nueva Inglaterra. En realidad, la mayoría eran personas adictas, sin nexos con el crimen organizado. La maniobra sirvió para inflar los supuestos logros de la “guerra contra los cárteles” de Donald Trump y justificar acciones violentas dentro y fuera de EUA.


La redada que la DEA presentó como un golpe histórico al Cártel de Sinaloa terminó siendo una farsa. De acuerdo con la investigación del equipo Spotlight del Boston Globe, muchos de los detenidos eran consumidores o pequeños traficantes locales, y no “miembros de alto rango” como aseguró el gobierno de Trump. Las redadas en Nueva Inglaterra —que incluyeron despliegues militares, granadas aturdidoras y conferencias triunfalistas— se usaron como pieza propagandística para sostener el discurso de mano dura contra los cárteles latinoamericanos.

Los documentos revisados muestran que no existía evidencia que vinculara a los acusados con el Cártel de Sinaloa. Varios abogados confirmaron que jamás se mencionó al cartel en los tribunales. Exfuncionarios de la propia DEA calificaron la operación como “teatro político”. “Si hubieran capturado a alguien de nivel medio, lo habrían nombrado. No lo hicieron”, afirmó uno de ellos.

Mientras la agencia antidrogas presumía el operativo en redes sociales bajo la etiqueta #SinaloaCrackdown2025, la realidad en Franklin, New Hampshire, era otra: arrestos de personas sin hogar, consumidores en rehabilitación y vecinos de clase trabajadora. En algunos casos, las únicas “pruebas” eran bolsas de droga con la etiqueta “Cártel de Sinaloa”, una marca callejera usada por narcomenudistas locales.

El reportaje también evidencia cómo la Casa Blanca busca fundir la “guerra contra las drogas” con la “guerra contra el terrorismo”, utilizando la designación del Cártel de Sinaloa como organización terrorista para justificar ataques extrajudiciales en el Caribe y el Pacífico. “Todo es una amenaza terrorista, todos son enemigos”, dijo un experto entrevistado. “Es alarmismo por las peores razones”.

La historia revela el verdadero rostro de la política antidrogas de Trump: una estrategia de miedo, mentira y espectáculo, donde los pobres terminan siendo los “enemigos” que más fácil se pueden capturar.

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