El exfiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, podría quedarse sin maletas y sin embajada; Congreso termina sesiones y no aprueba su cargo
Por Ricardo Sevilla
Hoy pocos saben dónde se encuentra el exfiscal Alejandro Gertz Manero.
Tras su salida de la Fiscalía General de la República (FGR), su paradero se ha convertido en un auténtico enigma.
Gertz tuvo a la FGR secuestrada, y no es un exceso decirlo así. Realmente la tenía siguiendo sus caprichos. Y esto ocurre cuando las reglas burocráticas son reemplazadas por la voluntad del individuo.
Le ofrezco un puñado de datos duros: De acuerdo con organismos como Impunidad Cero, en México la probabilidad de que un delito sea esclarecido es apenas del 1.3%. Y la gestión de Gertz no logró mover significativamente esta cifra.
La administración de Gertz, para decirlo en una palabra, fue nefasta.

Aún con todo, se le ofreció una embajada.
Hay voces, dentro de los mismos simpatizantes de la 4T, que afirman que se utilizó el Servicio Exterior Mexicano como una “salida digna” para evitar un proceso de rendición de cuentas.
¿Gertz tendría que rendir cuentas? ¡Por supuesto! Como todo funcionario público (antes, durante o después de gestión).
Lo que llama la atención es que ya terminaron las sesiones del Congreso y aún no llegó la solicitud para aprobar la embajada en “un país amigo” que encabezaría Alejandro Gertz.
Ahora bien, el hecho de que el Congreso cerrara sin recibir me arrancan un par de preguntas: ¿sí mandarán a Gertz a Alemania? ¿O el costo político de otorgarle inmunidad diplomática en Alemania resultó demasiado alto?

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