Continuidad con cambio: Sheinbaum mantiene el legado y marca su propio rumbo

Claudia Sheinbaum marca un ritmo de gobierno metódico y cercano. Usa la ciencia y la disciplina para tomar decisiones y mantiene contacto directo con la gente.

Los días de Claudia Sheinbaum empiezan antes del amanecer. A las seis se presenta ante su guardia y sigue una rutina puntual. Ese ritmo marca su manera de gobernar.

Comienza con la reunión matutina de seguridad. Después da su rueda de prensa y atiende reuniones del gabinete. En un día puede sumar más de diez encuentros.

Revisa datos con detenimiento y pregunta constantemente: ¿cómo va?, ¿para cuándo? Pasa horas con proyecciones del PIB y con el secretario de Hacienda. Esa meticulosidad refleja su formación científica.

Su estilo combina calma y firmeza. No busca el protagonismo agresivo, sino resultados concretos. Por eso mide cada paso, sobre todo en seguridad y en las relaciones con Estados Unidos.

Su popularidad roza el 80 por ciento. Ese apoyo le da margen para actuar, pero también crea expectativas altas. La gente espera ver cambios rápidos en la vida diaria.

En el interior del gobierno enfrenta tensiones con líderes del partido. Debe negociar con figuras como Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y Adán Augusto. Por tanto, su habilidad para pactar resulta clave.

La lucha contra la corrupción y el crimen exige respuestas claras. Actúa con prudencia y anuncia medidas para reforzar fiscalías y la inteligencia. Al mismo tiempo persigue golpes directos a bandas y redes de huachicol.

La llegada de una mujer a la presidencia tiene peso simbólico. Su lema “no llego sola, llegamos todas” conecta con miles de mujeres. Esa conexión inspira políticas a favor de la igualdad y la seguridad.

Sheinbaum mantiene cercanía con la ciudadanía. Recibe mensajes, visita comunidades y escucha reclamos de viva voz. Esa cercanía alimenta su capital político y le recuerda su objetivo: mejorar la vida de la gente.

El primer año fijó un tono: orden, medida y trabajo diario. Ahora debe transformar ese ritmo en resultados visibles en educación, salud y empleo. Su reto será sostener la disciplina y dar pruebas concretas de cambio. (Con información de El País).

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