Tras la declaración de culpabilidad de Ismael “El Mayo” Zambada en Estados Unidos, su escuela criminal permanece intacta. Su hijo, Ismael Zambada Sicairos, alias El Mayito Flaco, opera desde las sombras en Durango y sigue liderando la guerra contra facciones rivales en Culiacán.
De acuerdo con una investigación Óscar Balderas para Milenio, el 26 de agosto, cientos de volantes lanzados desde un avión sobre Victoria de Durango dejaron al descubierto la estrategia de La Mayiza, con fichas de políticos, militares y criminales locales, y la figura central de El Mayito Flaco, de apenas 43 años, heredero del poder de su padre. Discreto y de bajo perfil, aprendió a evitar cámaras y mantener el anonimato absoluto.

Formado en las filas de Alfonso Limón Sánchez, el joven capo fue introducido al negocio del narcotráfico desde los 18 años y se convirtió en fugitivo de la justicia estadounidense en 2013. A diferencia de otros herederos del narco, no acude a antros ni restaurantes; su base operativa está en la sierra y su método es la discreción y la paciencia, replicando las lecciones de su padre.
Bajo su mando, La Mayiza cuenta con entre 1,500 y 3,000 pistoleros organizados en células como Los Mayitos Flacos, Las Fuerzas Especiales Avendaño, Los Ántrax y Los Flechas MZ, todas obedeciendo al hijo predilecto de El Mayo. La facción mantiene su influencia mediante alianzas estratégicas, evitando la violencia excesiva que atraiga la intervención militar.
Aunque El Mayo no está en México, su legado criminal sigue vigente. El Mayito Flaco, invisible para la justicia y los medios, se ha consolidado como el continuador de la escuela que convirtió a Sinaloa en un imperio del narcotráfico y que, hasta hoy, se mueve entre sombras y estrategia, evitando repetir los errores de sus antecesores.
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