Trump busca ser salvador de Netanyahu: exige su indulto total pese a sus crímenes

Un examen de la ONU destapa denuncias de tortura sistemática contra prisioneros palestinos mientras Donald Trump exige a Israel el indulto total para Benjamin Netanyahu, prófugo de la CPI. El gesto aviva tensiones internacionales y exhibe la impunidad política que rodea al primer ministro israelí.

El examen del Comité contra la Tortura de la ONU volvió a colocar bajo los reflectores las acusaciones de malos tratos, tortura y condiciones inhumanas contra prisioneros palestinos desde 2023. Las descripciones enviadas por organismos internacionales e independientes dibujan un escenario de abusos sistemáticos, con prácticas que incluyen palizas severas, descargas eléctricas, privación de alimento y amenazas de violación. Al mismo tiempo, Hamas también enfrenta señalamientos por el trato brindado a rehenes en Gaza, lo que subraya un contexto de vulneraciones generalizadas y una región atrapada entre violencias cruzadas.

En medio de este panorama crítico, Donald Trump irrumpió en la escena diplomática con una carta dirigida al presidente israelí Isaac Herzog para solicitar el indulto total de Benjamin Netanyahu, quien enfrenta un juicio por corrupción y es considerado prófugo por la Corte Penal Internacional. Para Trump, el proceso judicial contra Netanyahu constituye una “persecución política”, narrativa que utiliza para blindar políticamente a un aliado clave y relativizar las acusaciones que pesan sobre el mandatario israelí. La petición no solo desafía la independencia judicial en Israel, sino que manda un mensaje evidente: la lealtad política, para Trump, justifica la absolución automática.

El respaldo de Netanyahu no se hizo esperar. Desde X, agradeció el “increíble apoyo” de Trump y celebró la posibilidad de reforzar su colaboración. El gesto revela la convergencia entre dos proyectos políticos que desprecian los contrapesos institucionales, al tiempo que instrumentalizan la retórica de “tiempos de guerra” para justificar medidas excepcionales y garantizar impunidad para sus dirigentes. El tono celebratorio contrasta con las investigaciones por tortura, las denuncias humanitarias y el clima de emergencia que atraviesa Gaza.

Mientras tanto, la Casa Blanca intentó desmarcarse de tensiones al desmentir versiones sobre una posible base militar en la frontera con Gaza. Sin embargo, el movimiento de Trump ensombrece la posición diplomática de EUA al exhibir la fractura interna en torno al conflicto. La combinación de violaciones documentadas, presiones políticas y llamados al indulto deja al descubierto una dura realidad: los derechos humanos siguen siendo moneda de cambio en la geopolítica regional, donde la justicia queda subordinada a intereses y alianzas personales.

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