La liberación de Kilmar Ábrego García, migrante salvadoreño y residente estadounidense, reavivó el debate sobre las deportaciones masivas en EUA tras determinarse que estuvo detenido sin base legal. El caso volvió a tensar la relación entre la administración Trump y el poder judicial.
EUA liberó este jueves a Kilmar Ábrego García, migrante salvadoreño que residía legalmente en el país bajo un estatus protegido, después de meses de batalla en tribunales. La jueza federal de Maryland Paula Xinis determinó que su detención carecía de justificación legal, lo que convirtió el expediente en un símbolo de la resistencia contra las deportaciones masivas impulsadas por Washington.
Ábrego, quien llegó a EUA a los 16 años, tenía protección desde 2019, cuando un juez resolvió que corría riesgo en El Salvador. Pese a ello, fue enviado a una megacárcel salvadoreña a inicios de 2025 y posteriormente devuelto al territorio estadounidense, donde enfrentó acusaciones federales derivadas de un operativo de 2022.
Tras su regreso, la administración del presidente Donald Trump intentó expulsarlo a distintos países africanos con los cuales mantiene convenios de deportación. Sin embargo, la resolución de la jueza frenó esa ruta, provocando la molestia del Departamento de Seguridad Nacional. Tricia McLaughlin, subsecretaria de esa dependencia, calificó el fallo como un acto de “activismo judicial”, y afirmó que continuarán la disputa en tribunales.
La liberación de Ábrego deja al descubierto las fisuras entre el Ejecutivo y el sistema judicial, además de la tensión constante en torno a la política migratoria de EUA, marcada por controversias, desafíos legales y casos que se vuelven emblemáticos de un escenario político cada vez más polarizado.
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