ALITO MORENO DESAFOTADO YA

Alito Moreno es un delincuente, es una de esas situaciones donde la realidad supera a la ficción. Tal vez por eso Dalí siempre se resistió a vivir en México, porque en ningún otro lugar del mundo alguien que debería estar portando uniforme carcelario portaría el fuero como lo pasea hoy Alejandro Moreno Cárdenas. No entraré en detalles de lo que todos vimos: una vergonzosa y criminal escena en el Senado de la República, protagonizada por los priistas. Recuerde usted bien los siguientes nombres, pues se trata de golpeadores y asaltantes que usted podría encontrarse en la calle: Alejandro Moreno Cárdenas, presidente nacional del PRI; Eduardo Gutiérrez Mancilla, diputado federal del PRI plurinominal de Chiapas; Alonso Erubiel Lorenzo, diputado federal del PRI plurinominal de Tabasco. Ah, por cierto, por si a alguien se le olvidaba, Alito también es plurinominal.

Es decir, los porros y criminales que asaltaron en el Senado ni siquiera tienen un escaño o curul ahí por decisión de la gente, son la herencia maldita del sistema electoral con la herramienta grotesca de los plurinominales. Si la reforma electoral de AMLO hubiera pasado cuando se propuso, ni siquiera hubieran tenido oportunidad de hacer lo que hicieron hoy. Pero todavía mejor: si se hubiera aplicado la ley sin miedo, tampoco hubiera sucedido.

Pocas veces se ha podido acreditar y documentar una conducta criminal y pusilánime de manera constante y pública como la de Alejandro Moreno Cárdenas. No es posible que Morena y las fiscalías ignoren hechos ineludibles como su mansión valuada en 300 millones de pesos en Campeche, en una de las zonas más exclusivas de todo el estado. Simplemente su salario de servidor público no coincide con sus lujos, ni con los autos deportivos McLaren con los que se paseaba. ¿Ya se nos olvidó cómo sobornaba a diputados locales por 300 mil pesos? ¿Alguien recuerda el desvío de más de 83 millones de pesos del erario de Campeche? ¿O qué me dicen de su relación con la prensa, dejándonos joyas como aquella de: “A los periodistas no hay que matarlos a balazos, a los periodistas hay que matarlos de hambre, papá”? ¿Tal vez se acuerden de cómo confesó que Cinépolis le dio 35 millones de pesos para financiar al PRI? Y así podría seguir por horas, porque no hay un solo elemento en la biografía política de Alejandro Moreno que sea honorable. Este hombre es tan corrupto que hasta los priistas lo ven como una abominación. Ya ni hablar de la patética narrativa política que ha querido insertar en el debate público: habla de dictaduras cuando es el único dirigente a nivel nacional que hizo chicanadas con la ley para reelegirse hasta 2032; habla de narco-gobierno o de corrupción cuando en este momento hay más gobernadores del PRI en prisión que en activo. Este no es un hombre roto, es un mafioso, líder de una pandilla que toda la sociedad conoce: la Presidencia lo conoce, sus aliados lo conocen, las fiscalías lo conocen. Entonces, ¿por qué? ¿Por qué en nombre de Dios sigue en libertad?

Un hecho es que una de las varias víctimas del asalto de Alito Moreno, Gerardo Fernández Noroña, presentará una denuncia penal contra el líder del PRI por atacarlo frente a los ojos de millones de mexicanos. Esta denuncia la llevará la Fiscalía General de la República y, si la FGR lo considera pertinente en sus investigaciones, entonces solicitarán el desafuero del campechano para procesarlo por violento. ¿Por qué se tuvo que llegar a este punto? Con tantas evidencias y pruebas es un insulto que este hombre no esté en prisión, pero más aún, Morena y sus aliados no pueden cuadrar un proceso de juicio político, aun teniendo mayoría calificada.

Y este problema no es nuevo. Lo dijimos aquí: no desaforar a Lilly Téllez solo enviará el mensaje al resto de opositores de que el cielo es el límite. En México, tú como oposición puedes pedir la invasión de un gobierno extranjero y no te pasará nada. Ahora sabemos que también puedes golpear y asaltar al senador presidente, y el destino es el mismo. A Morena le sigue preocupando que, de aplicar la ley, sus opositores se victimicen, y de seguir con ese camino lo único que sucederá será que escenas como las que vimos hoy no solo se repitan, sino también se recrudezcan.

El priista ya prometió seguir siendo inflexible. Es decir, la amenaza ya está dada. Ser Alejandro Moreno es un crimen, pero tener el poder y la responsabilidad de castigar a quienes rompen la ley y no hacerlo, también los hace criminales, o por lo menos cómplices. Hoy Alito se irá a dormir tranquilo, pues ese blindaje jurídico del fuero, que solo sirve a los corruptos como él, lo protege. Cada día en libertad de Moreno Cárdenas es un día perdido para Morena y, francamente, para México también. Mi solidaridad con Fernández Noroña y con Emiliano, camarógrafo herido, a quien le deseo una pronta recuperación.

PD: Solo basta la voluntad de un presidente o presidenta para que las cosas sucedan. Iremos a Palacio a buscar respuestas. Nos leemos mañana.

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