Mafalda mira el globo terráqueo y dice que los argentinos viven de cabeza, y sí… Eduardo Galeano describía hace años que “el mundo al revés está a la vista: es un mundo tal cual es, con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies”. También María Elena Walsh hablaba, o más bien cantaba, que en el reino del revés “un ladrón es vigilante y otro es juez, y que dos y dos son tres”. Cuánta razón tenían.
Vivimos en un planeta que gira hacia la catástrofe global, pues estamos a 89 segundos de la medianoche, según el reloj del Juicio Final. Un mundo donde los presidentes de las naciones poderosas son enfermos mentales alimentados por el odio, el supremacismo, el racismo, el fascismo, la degradación. Ahí están Trump y Netanyahu asesinando sin pudor a palestinos; ahí están varios dirigentes europeos, asiáticos o latinoamericanos siguiéndoles la corriente.
En el mundo del revés la guerra es el dios de los idiotas. Los nazis usan gorrito en la cabeza, van a la sinagoga y asesinan, no con cámaras de gas, sino con bombas y misiles, y han construido en Gaza un enorme campo de concentración.
En el mundo del revés, la Global Sumud Flotilla, con más de 50 barcos y 2 000 valientes de 44 países, que cruzaron el Mediterráneo con toneladas de ayuda para romper el bloqueo israelí a la Franja de Gaza, son atacados, arrestados y declarados terroristas.
Le dan el Nobel de la Paz a una mujer que pide que Estados Unidos e Israel invadan su país y maten a los venezolanos “por el bien de la democracia”. La paz es la guerra en el mundo del revés. Y queda impune el genocidio, pues un insano, ignorante y abusador sexual pone las armas, y otro tan loco como él las utiliza en nombre del sionismo.
En el mundo de cabeza los pozos de petróleo son los veneros del diablo, como decía el poeta. Pobre Venezuela, pobres poetas. Es este un mundo donde a los trabajadores migrantes se les llama criminales, el verdadero criminal es presidente, pero a los buenos mandatarios se les acusa de narcotraficantes. ¡Dios!
Es un mundo enloquecido donde los extremistas asesinan a otros extremistas; donde los pescadores no pueden regresar a sus casas, porque los matan con bombas. En el mundo de ahora, patas arriba, en el que la guerra es la paz, las reglas se rompen como papel de china, y ahora los chinos nomás se quedan viendo los destrozos de Occidente.
En el mundo de hoy el pobre es pobre porque quiere, los periodistas que salen en la televisión son multimillonarios y practican el juego de las fake news, ya que “la verdad es irrelevante”.
Ahora mismo, la guerra mundial se asoma en la esquina de la cuadra, porque los que lanzan los misiles junto con los que autorizan lanzarlos son locos e ignorantes y se sienten actores de películas de guerra. Bien que saben jalar el maldito gatillo de la rabia y la iniquidad. No respetan la vida y son capaces de matar de hambre a los palestinos; no respetan la Tierra, nunca la han respetado, pues no aprendieron que no es de ellos, sino que a ella pertenecen, como se los dijeron los nativos americanos a quienes quisieron exterminar junto con los bisontes.
En el mundo del revés no queda consuelo, porque no estar de acuerdo es pena de muerte, los violadores son jefes, los extremistas están en el poder y todos los crímenes quedan impunes. ¿A quién se le ocurrió que un criminal demente fuera presidente? ¿A quién se le ocurrió votar por él?
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Ahora más que nunca, nos queda amar a nuestro México, a pesar de los ruines y su amargo aliento.

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